15 minute read

Agua & Vida: Capítulo V

orrieron hasta que Azur no pudo más. Llevaban casi cuatro días sin dormir ni descansar porque el valle al que bajaban estaba sorprendentemente lejos, y ahí los recibieron los "saltadores", que si bien no causaron daño pese que un impacto directo sin duda sería mortal, demostraron la facilidad con la que podían ser sorprendidos desde cualquier ángulo. Así que prefirieron continuar hasta que al llegar a la laguna, completamente desbordada por la intensa lluvia, incapaces de evitarla, fueron sorpresivamente acatados por lampreas gigantes. Apenas el grupo pudo tomar la ofensiva, Dreg recibió una herida que casi le costó medio rostro, y justo cuando Gaul lo revisó, asegurándole que la herida no era tan grave como se veía, un tentáculo salido del agua lo arrastró inmediatamente hacia unas fauces que lo mataron con un pavoroso crack. En realidad, todos pudieron morir ahí de no ser por la habilidad de Riuben para desplazarse en la lluvia y atraer los ataques de esta enorme bestia cuya piel asemejaba la piedra y que jamás los hubiera dejado escapar, si no le hubiera caído encima otra bestia enorme con guadañas por brazos para combatir entre ellas.

El grupo aprovechó la distracción para correr hasta que estuvieron lejos de la laguna, y entonces, Azur no pudo más. La densa vegetación les daba un breve respiro de la lluvia, y ya que todos parecían exhaustos excepto por el shaman, precisamente por las bendiciones que la Diosa del agua le concedían, se detuvieron un momento.

Advertisement

¿Dónde está la compañera? preguntó Exter. No lo sé contestó Riuben sin enfado.

¡Fantástico! reclamó Roger así que podría estar muerta...

Sinceramente espero que no.

¿Será por qué fue una estupidez traer por guía a alguien que ni siquiera podemos ver? El tono del mal encarado Fortelo denotaba que estaba a punto de llegar a su límite.

Primo, ya dijo que es una amiga explicó Exter. Me interesa un carajo como considere a sus gol

Ahí te detengo la voz del Duque era de mando, por lo que frenó a Roger instantáneamente, relajándola inmediatamente como hasta ese momento Ella es uno de los más afilados y fieros colmillos de Alma, así que en realidad mi primera preocupación es que si hay algo que pueda matarla, eso mismo puede matarnos a todos. Pero sí, además es una amiga.

Tan amiga que te abandonó Roger era incapaz de ceder la última palabra.

La conozco desde la escuela. Ella no nos abandona, debe habernos dejado alguna seña.

¡Una escolar admiradora del anciano maestro!

Más bien ella era la maestra contestó sin desenfado el anciano.

No había terminado de decirlo cuando una liana bajó sigilosa y enrollándose en el cuello de Azur, lo levantó para ahorcarlo. Exter y Laurec reaccionaron rápido sujetándolo de las piernas a pesar de que notaron que contribuían a su asfixia, por lo que siendo la única forma de que evitar que el árbol se lo llevara, lo asfixiaron hasta que Roger logró escalar arriba de su primo, y cortó la liana que sangró verde. Riuben notó que el camino estaba demasiado despejado, así que concluyó que las lianas eran las responsables, por lo que tras mover un poco de maleza, encontró una docena de lianas que moviéndose como tentáculos sobre el cadáver de algunas criaturas armadas pero no humanas, supo que seguramente era el camino que Edrissa le dejó. Quizá lo más interesante, era qué las lianas no lo atacaron, pero tampoco se movieron cuando las descubrió, así que con esa información compartió a sus compañeros el secreto.

Son oportunistas. No den seña de debilidad y se mantendrán lejos de En toda honestidad, Riuben lo entendió antes de preguntar, pero igual, cuando buscó a Dreg para que se cubriera el rostro herido; ya era demasiado tarde. Lo encontraron estrangulado, y la ferocidad con la que las lianas protegían su presa, era tal que decidieron dejarlo, pues sumado al cansancio y al peligro; la fuerza que los perseguía, estaba perturbadoramente cerca.

No fue sencillo, pero el Pastor de Corrientes pudo descifrar la escena mientras se movían Maantis armadas enfrentaron a Edrissa, y tras matarlas, las lianas limpiaron el lugar, por lo que ella debió internarse en la selva.

Sabiendo que el camino trazado solo empeoraría, tomó una enorme hoja y con habilidad la convirtió en un cuenco con el que captó el agua de lluvia y la dedicó a Aluria, cuya bendición la convirtió en una ambrosia que restauró de todos los que la bebieron, el vigor tanto como alejó el hambre, así; Gelat, Laurec, Exter, Azur y Roger, se adentraron a una región que en perturbador silencio, escondía que tan peligrosa era.

Una larga caminata después, descubrieron que se trataba de un campo de batalla, pues en el suelo, habían no pocos abejidos muertos por armas, al menos dos docenas. No es que Riuben pudiera distinguir las heridas como tal. Pero aseguró que la fiereza de los habitantes demostraba que si los hubiera matado un local, los hubiera consumido, pues tal era el modo del lugar.

¿Nos acercamos a la Legión? preguntó Laurec.

Imposible. La Legión ha tenido nulo avance hacia el este, estamos del lado contrario a su progreso contestó Roger.

Riuben no dejó que se notara su sorpresa. Los hermanos Fortelo, tenían excelente comunicación entre sus miembros, pues incluso habiendo estudiado los mapas de Ducase, salvo por lo que el agua le revelaba, Riuben se sentía desorientado, mientras que los Fortelo en la legión, lograban mantener informados a los “primos” en Toscana sobre las particularidades de la región.

Los de atrás eran como mantis humanoides, y estos son como abejas. No hay otros cadáveres, ¿quizá se mataron entre ellos? Agregó Gelat.

Imposible agregó Laurec, señalando que uno de los abejidos, uno particularmente llamativo por sus colores y vestigios de armadura, quedó casi de pie, con un tiro de pistola justamente en la cabeza.

¿Quizá obra de su maestra, pastor de corrientes? preguntó Exter.

¿No escuchaste que ya es una anciana? Regañó Roger.

No lo es afirmó Riuben.

Dijiste que fue tu maestra, y tú eres un anciano se explicó Roger.

Le contestaba a Exter. Ella no se deshonraría a si misma usando un arma de pólvora. En cualquier caso, el follaje es denso. Los abejidos vuelan, eso quiere decir que la pelea descendió por lo que lo que siguieron, estuvo arriba.

Sin mayor problema, Riuben pataleó entre la lluvia, como ni nadara en la agua y ascendió por encima de las copas, donde encontró la señal que esperaba. Así que al regresar, avanzaron hasta encontrar un enorme escarabajo muerto, al que cientos de hormigas del tamaño de un perro, escalaban para desmembrarlo parte por parte, llevando sus restos a su guarida.

A pesar de las afiladas tenazas que cada una de las cientos de hormigas tenía, el grupo no sintió hostilidad, siendo mayormente ignorados mientras reconocían el lugar, que por cierto estaba hecho pedazos. Habían charcos de un líquido amarillo en el que se veían los restos desechos de hormigas que fueron atacadas. Algunas, aún pese el daño en sus cuerpos, dejaban ver su figura humanoide.

Riuben se aseguró de que ninguno de ellos se acercara al escarabajo. Manteniendo un lenguaje corporal que no resultara competitivo, pues según lo veían, sí estas hormigas eran capaces de organizarse, eran capaces de evaluar amenazas. Por su parte, las hormigas los ignoraron, pero tampoco los querían cerca, así que para deshacerse de ellos, estas cambiaron su fila de trabajo de forma que los humanos pudieran reconocer un camino escondido entre las raíces de unos árboles enormes.

Es una trampa dijo Roger.

Yo pienso que no. Son honestos. No nos quieren aquí, así que nos dan lo que creen que nos interesa.

¿Qué es?

El camino que siguió el que mató a la bestia. Nos dan la información, ellos se quedan con la bestia. Es un buen trato.

Yo prefiero los tratos donde me quedo con todo. Cualquiera que no entiende que ese tipo de tratos cuestan todo, los prefiere esperando que le cuesten al otro, sin saber que para que alguien gane todo, alguien tiene que perder todo. Un mal negocio. Especialmente si es posible negociar afirmó el anciano.

Hablas como mi padre Espetó Roger. Gracias.

No es un cumplido. Él se conforma con favores, amistad y buena voluntad. Todo suena muy bonito, pero al final no da nada que importe.

Y supongo que las cosas van a cambiar cuando estés al mando inquirió Riuben casualmente.

No me urge la muerte de mi padre.

Claro que no, pero la muerte sucede. Te lo dijo el Lyonesse. Un hombre que lega a través de sus hijos, es un nombre que sabe que la vida es más que el presente.

Laurec interrumpió sorprendido:

¿Enserio conociste al Lyonesse?

Sí resopló viendo lo mucho que significaba para sus primos aquel hecho.

¿Cómo es? hablaron al mismo tiempo ¿Es cierto que casi no se puede mover de tanto oro que trae encima?

Es solo un anciano ridículo.

Casi todos desaprobaron. No se habla así de los ancianos, y no se habla así del Lyonesse. Riuben resintió que aquel haya fallado la obvia oportunidad de ensalzar al poder del que todos creen todos, aunque fuera porque hacerlo hubiera acrecentado su propia influencia y estatura, pero no fue así. Sin lugar a dudas, esta era la razón que más daño le había hecho a su entrevista hasta ahora, acercándolo peligrosamente al plan B. Afortunadamente, mientras todos dudaban de comenzar el viaje por el cansancio y el oscuro camino bajo las raíces, Roger dio muestra de su cualidad más redentora, el valor que lo hizo tomar la punta de lanza.

Los primos traían antorchas cortas de combustible, por lo que demostraron cierta preparación y agradecieron que por primera vez en cuatro días no les estuviera lloviendo. La caverna era profunda, pero el camino transitable por humanos era obvio, así que tras avanzar unas doce horas consecutivas pidieron un descanso o más ambrosia. Riuben concedió lo primero, porque sabía que lo otro no va sin sus riesgos. Descansaron y comieron entrañas de escarabajo que Exter preparó con cierta habilidad. Con el estómago lleno los primos demostraron lo hábiles que eran para olvidar los peligros inmediatos y relajarse, charlando y bromeando solo los mejores momentos de Gaul, Mizlai y Dreg que eran mucho más que las muertes que tuvieron.

No dejaron fuera a Riuben, que a diferencia de cualquier otro anciano que conocieran, era afable y sabía llevarse, tanto, que ninguno parecía recordar que le hablaban a un Conde con acceso directo al Lyonesse. Pero el arreglo le funcionaba a Riuben, porque sabía que en el interior, todo eso del poder, era mucho más importante por la emoción que por el poder.

¿Cree que lo hallemos con vida? preguntó Azur, aún afónico por el estrangulamiento.

Si estuviera muerto, ya lo sabríamos.

Pero, pastor de corrientes, si ella lo encontró, y está vivo, ¿porque no lo trae hacia nosotros?

Eso mismo he estado pensando y creo que la respuesta, estriba en el mismo dilema que el nuestro comentó mirando las sombras tras ellos.

Roger se había rehusado a dormir porque sabía que algo continuaba acechándolos. Tomándose su espacio, y cuando todos miraron la oscuridad que los perseguía, sabiendo que ninguno lograría conciliar el sueño, se levantaron y continuaron por las raíces de esta tierra donde los insectos mandaban.

Pronto encontraron un punto donde no era posible avanzar salvo por un lago aparentemente estancado, pero el Shaman solo tuvo que tocarlo para saber a donde llevaba.

Vamos a nadar ¿Alguno necesita ayuda?

Nadie. Azur, quédate cerca mío Vociferó Roger.

Riuben se desplazó sin problema en aquella agua cristalina, saboreando la calidez y dulzura del agua que contenía un mundo de vida y amenazas que serían un problema si no fuera porque obedecían a una ley antigua; hazte a un lado del depredador más fuerte. Ellos no lo eran, pero dicho depredador pasó por aquí, y si ellos estaban tras algo así, era mejor no molestarlos.

Bajo ese entendido, al salir del agua Riuben usó la gracia de Aluria para estirar un charco de agua y usarlo como látigo, golpeando la oscuridad de forma que los chasquidos hicieron eco en toda la caverna, y eso provocó que por el tiempo que los primos salieron, se escurrieron y prendieron las antorchas, ninguno de los habitantes de la oscuridad los molestó. Todo lo contrario, les abrieron el paso hacia un lugar donde obviamente los esperaba algo que sí quería medirse con los candidatos.

Riuben fue claro, y el hecho de que les haya dado a beber ambrosía, hablaba fuerte de que tan peligroso consideraba que sería la siguiente parte. Así que avanzaron hasta que tras retirar raíces muertas emergieron al calor de la jungla, donde la muerte los recibió con una cornada.

La piedra se deshizo tras Roger, que se tiró al suelo y rodó para evitar esta figura que parecía un caballero armado, pero que de hecho era un insecto grande y humanoide de color morado con una especie de cuerno deforme en su frente.

Laurec y Gelat se lanzaron tras de él, pero el primero no logró hacer daño y el segundo no lo encontró, pues pesado como se veía, aquel voló solo para atacar a Azur que evitó el golpe gracias a que Riuben lo jaló y Exter salió atacando. La creatura era tan hábil que podía bloquear a dos de ellos con sus manos, y con sus alas golpear a Roger y Laurec evitando atacarle. El shaman no dejó que el predicamento lo distrajera de su perspicacia, y justo eso le permitió notar que no era el único, que habían otros humanoides parecidos sobre las ramas de los árboles. Fiel a sus formas, Riuben saludó y trató de mostrar que no temía al ser que combatían. Era importante demostrar que había un malentendido, porque si los otros cinco intervenían, los primos serían aniquilados, pero uno de ellos, voló cerca de él y a un lado, entregó una gota de agua que gracias a los micro vellos de su mano, se mantenía como una gota redonda. El shaman puso mucha atención al lenguaje de su interlocutor y al de los demás. Además, atrás de él, las cosas no marchaban bien, pues el insecto acorazado podía capturar un arma y destrozarla con las tenazas de su boca, por lo que ágil y fuerte, tenía en jaque a todos, mas no atacaba al único que le daba la espalda, el mismo Riuben. Cuando Laurec, Gelat y Exter se le colgaron al monstruo para que Roger lo atravesara con su lanza, aquel bloqueó el golpe con el cuerno y luego lanzó a los tres mientras capturaba a Azur, a quien con una sola mano lanzó de vuelta a la cueva de donde salieron. El hecho de que otro insecto acorazado estuviera abriendo y cerrando las alas en preparación, dejaba claro el predicamento.

Alto Vociferó el Conde Rotena, y como el guerrero insecto dio un salto hacia atrás, todos se pararon según parece son ellos seis contra nosotros seis. O ellos dos contra ustedes cinco las matemáticas implicaban, que los insectos acorazados reconocían al Shaman como tal, y lo valuaba por cuatro de ellos.

Los primos se horrorizaron ante el prospecto de enfrentar a dos de esos enemigos al mismo tiempo. En contraste, los acorazados dieron muestra de favorecer ese acuerdo, y Riuben aprovechó, gritando o...

La pausa permitió que el que había peleado. Señalara a Roger, por lo que Rotena continuó:

O solo Roger contra, el campeón de ellos…

Los insectos no entendían el lenguaje humano pero leían el rastro químico de todo lo que los humanos pensaban, y consideraban la noción de campeón; "honrosa".

Nadie dijo nada, pero Roger, resopló, levantó una espada que enfundó en su cinturón mientras recogía el hacha de un primo e iba por la lanza de otro. La realidad es que con todos sus defectos, Roger no era ningún cobarde. Así que armado, escupió y se puso frente al insecto acorazado, por lo que los demás descendieron en un semi circulo que los primos cerraron.

Sin aviso, la lanza fue hacia el rostro y encontró el cuerno, pero Roger aprovechó eso para golpear el cuello, excepto que el ala, lo golpeó unas siete veces antes de bajar el brazo, y luego el puño del insecto lo atrapó. Roger se escurrió entre sus ropas y se liberó, saltando para atrás mientras lanzaba el hacha, que el cuerno bloqueó pero permitió que la punta de la lanza entrara en el ojo. No hubo celebración, el escarabajo sujetó la lanza antes de que el heredero Fortelo la empujara y avanzó derribándolo. Riuben estaba la pendiente, pero notó que Azur no regresó de la cueva y cuando se acercó para revisar, el primer vistazo de su dividida atención le mostró la pierna mutilada del primo que murió a manos de los insectoides que los han estado persiguiendo por días. Varios de ellos trataron de alcanzar a Riuben, pero este se lanzó para atrás y cuando una docena de aquellos horrores emergieron de la cueva, mientras los primos se replegaban, los escarabajos acorazados les dieron cara, plantándose mientras se comunicaban con tronidos y chasquidos.

Sin embargo, el escarabajo que combatía no se inmutó y continuó tratando de matar a Roger, que daba la pelea necesaria para no morir. Sin entenderlo, era claro para Riuben que los insectoides reclamaban su oportunidad sobre sus presas, mientras que los escarabajos acorazados argüían la santidad de su ceremonia.

Cuando los insectoides decidieron avanzar, los acorazados se trenzaron en combate, pero pese todo lo que sucedía, Roger no pudo huir de su enemigo, que incluso, en un momento corneó al insectoide que se atrevió a meterse en su camino. En cambio, Riuben aprovechó la confusión de la batalla campal para acercarse a Roger y extenderle un trago directo de un poción que ya traía, pero sabiendo que eso era trampa, Rogerbar, en vez de la poción tomó el brazo del Conde y lo jaló hacia la derecha girándolo para al darle la vuelta completa, lanzarlo contra su poderoso oponente que lo recibió con una cornada veloz.

El cuerno entró por el pecho de Riuben, y por el dolor, perdió fuerza en las piernas, obligando al escarabajo a lanzarlo con un movimiento de la cabeza, y justo ahí, con el cuello expuesto, Roger sacó la espada en su costado y lo degolló. La primera pasada hizo mucho daño, pero sin perder el tiempo, con las siguientes tres le desprendió la cabeza.

En ese momento, de los doce insectoides solo quedaban tres y de los seis escarabajos acorazados, solo quedaban dos que al ver muerto a su campeón, volaron fuera de ahí.

En el suelo Riuben tosió sangre. Ya que eran sus últimos momentos, se recriminó por dedicarlos en cumplir la misión de Avallach, así que herido, mientras los insectoides avanzaban contra los tres primos restantes, el moribundo Rotena buscó al traidor Fortelo, y antes de encontrarlo para matarlo con un solo pensamiento, sintió el sabor del potente elixir restaurador que le ofreció a Roger descender por su garganta, aliviando el dolor y salvando su vida.

Roger terminó de darle el brebaje, y se levantó para guiar a sus primos en esta batalla perdida. El primero de los tres insectoides cargó, y antes de llegar, le cayó una enorme serpiente que se enredó alrededor de su torso hasta hondo el músculo que controlaba las tenazas de la boca, mientras la cola y la boca de la serpiente se enrollaron a lo largo de sus peligrosas navajas. Pese la confusión, el segundo insectoide avanzó, pero la serpiente, haciendo uso de su fuerza, obligó a su presa a actuar como marioneta, y acribillar a su compañero con las tenazas. El tercero, trató de acercarse, pero con el mismo truco, puso a girar al insectoide bajo su control mientras el otro le arrancaba las patas con sus navajas. Cuando no aquel no pudo moverse, la serpiente lo mordió y aprovechó el ataque del otro para escalarlo y prensarlo, de manera que el largo y escamado cuerpo de la serpiente pudiera lentamente cerrarse, comprimiendo al insectoide hasta su muerte, casi al tiempo que su veneno derretía por dentro al que no podía caminar.

A pesar de que los insectoides no tenían facciones o sonidos compatibles con el humano, los primos pudieron ver de primera mano, las dolorosas muertes que tuvieron ambos. Así, viendo a la muerte actuar, Riuben salió del letargo, cuando la serpiente se paró frente de ellos.

Edrissa, druida de Alma, gracias por la asistencia saludó con la voz aún temblando.

Ninguno de los primos se atrevió a comentar algo. Mientras la larga serpiente parecía retorcerse sobre sí misma.

Una voz rasposa emergió de ella.

Pre...pa..rense.

¿Para qué maestra? preguntó Exter. Si... los... insectoides... avanzaron... una docena... contra acoradesistos... las escamas perdían su dureza y aligeraban su color, mientras la serpiente desaparecía en una masa rosada en movimiento es porque… tienen seis docenas listas para atacar terminó de decir esta mujer joven de cabellos negros y semidesnuda que emergió de donde estuvo la serpiente.

Salvo por Riuben, ninguno fue capaz de evitar perderse en los pechos perfectos que no requerían ayuda alguna para tomar su mejor pose, él en cambio, veía esa sonrisa peligrosa y ansiosa por una nueva emoción que era su marca, y con la que había enloquecido a su hijo de forma que desafió al Lyonesse. Así, frente a la única mujer que pudo enloquecer al hombre más poderoso del mundo; no pudo culparlos, porque en verdad era toda una visión.

Lamentablemente, ninguna de sus bellas virtudes pudieron evitar que todos vieran las seis docenas de insectoides que emergieron fuera de la cueva buscando a sus largamente perseguidas presas.

Edrissa silbó como un pájaro hermoso, el idioma que hablaba para que buscando un ave, al encontrarse a la serpiente fuera el doble de traumático. El mensaje era claro. Tú decides; peleamos hasta la muerte, o aplicamos la opción Avallach y este este es el lugar donde la Gobernadora encuentra los restos de los criminales que trataron de matar al joven Alajar por descubrir la conspiración que tejen en el bajo mundo.

Riuben lo pensó bien.

Sabía bien a que lo mandó Avallach. Pero cumplir la voluntad del Lyonesse no es motivo de congratulación, es deber, así que pare recibir la recompensa que quería, debía hacer mucho más, llevando sus órdenes al máximo, y ofrecerle algo que solo Riuben pudiera ver, porque por eso lo puso ahí.

Peleamos dijo, mientras juntaba las manos e iniciaba la lluvia a su voluntad.

Gelat, Laurec y Exter se prepararon a diferencia de Roger que ya estaba preparado, y en ese momento. Edrissa tomó tierra con su mano, y tras un grito de guerra produjo un bastón con el que se lanzó a la ofensiva, en una tormenta de violencia como solo la vida puede producir. Como culpar a Néstor por estar perdida y locamente obsesionado con ella.

This article is from: