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Agua & Vida: Capítulo IV

erseguir al Conde Rotena era un poco más complicado de lo que aparentaba. Los caballos eran iguales, pero claramente, pese su edad, Riuben tenía un don para la monta. Así que los demás debían galopar entre el terreno escarpado, mientras aquel quebraba entre piedras ocultas por la pesada niebla.

Exter, uno de los primos, externó su preocupación sobre lo cerca que se escuchaban las olas, pero aunque era una amenaza valedera, Roger no se podía dar el lujo de quedarse atrás de un anciano. Su padre le había encomendado esta tarea por el bien de la familia, y aunque por momentos pensaba que esta misión era un camino que hacía posible acercarlo a la Espada de Concordia, antes que su codicia, estaba su orgullo, así que era imperdonable perder una carrera contra un quincuagenario estirado.

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Riuben por sus parte, tenía problemas en seguir las instrucciones precisas que escuchaba en aquel susurro que imitaba al de una ave. Debía descifrarlas, y seguirlas a baja velocidad para que sus compañeros no se perdieran, así que cuando el caballo comenzó a galopar en unas piedras con suficiente corriente de agua sobre ellas, sin pensarlo dos veces, se bajó de la bestia sin soltarla y pisó el agua por unos momentos, revelando la posición exacta de sus compañeros tras de él, por lo que por nombre, comenzó a gritar las instrucciones.

Gaul pégate a Gelat. Laurec cierra hacia la derecha. Mizlai y Exter recórranse al centro. Azur toma velocidad, no hay piedras los siguientes 100 metros. Dreg dale espacio.

Increíble. Si quieres puedo guiarlos yo dijo el último silbido de un pájaro

¿Realmente es necesario todo esto?

Me hiere tu escepticismo.

No es escepticismo; es ignorancia.

Me encantas. Tomen velocidad.

Riuben no se dejó distraer.

Comienza una bajada larga, lancen el peso para atrás.

Conde, estamos cerca de las piedras. No te preocupes por nimiedades, llámame Riuben.

¡Riuben, estamos cerca de las piedras!

Las piedras son las nimiedades de las que les hablo. Solo sigan adelante al terminar de gritar habló en voz baja no contestaste

Todo importa. El lugar, la velocidad, la hora... El sacrificio... Riuben estuvo por hablar cuando la voz ordenó A todo galope. La bajada se torna muy empinada. Les convendría tener las armas listas, pero también necesitarán aferrarse a las riendas.

Dijiste sobre un sacri Riuben sintió el cambio de la inclinación de la bajada y lanzó su cuerpo para atrás.

¡La bajada se va a empinar. Lancen su cuerpo para atrás y cabalguen!

Los primos querían que Roger confirmara la acción, pero aquel, simplemente golpeó a su caballo y avanzó antes de sentir el cambio de inclinación, el cual le levantó el estómago pero no lo hizo titubear al respecto.

Riuben comenzó a sentir la colina absurdamente empinada. El pobre animal no se detenía por el instinto, pero en realidad ya estaba en el umbral entre seguir bajando y estar cayendo.

No saquen las armas, pero prepárense para usarlas gritó.

Fue Gaul que vio a una víbora pasar serpenteando entre las patas de su caballo, y luego el de Gelat, pero no pudo gritar porque un momento después la compañía estaba cayendo.

Exter ni siquiera se recriminó. Supo que el borde que tanto temía debió haber quedado cientos de metros atrás. Ahora solo caía por mucho más tiempo que el risco más alto que conociera, escuchando los gritos de sus "primos" hasta que sintió el agua en su cuerpo y un momento después, como si la caída se hubiera cortado totalmente, rodó sobre el musgo y entre la lluvia vio a Gelat ser atravesado por una especie de enorme navaja negra con anaranjado que lo lanzó hacia un costado sin el menor esfuerzo, pues se trataba del brazo de una monstruosidad con dos enormes tenazas a manera de boca y cuatro patas que le permitían usar sus navajas al mismo tiempo, y por ello, no vio cuando las tenazas de otra abominación, igual de terribles pero sigilosas, descendieron sobre él.

Roger si lo vio, y en un movimiento encomiable alcanzó a derribarlo evitando su decapitación. Aunque solo por un momento, porque después una de las patas trató de pisarlos y los primos se tuvieron que separar rodándose.

Dreg gritó aterrado mientras la pata de uno de ellos lo lanzaba contra un árbol, y Azur apareció casi en el mismo lugar, gritando en vez de desenfundar, por lo que tras otra patada, quedó a unos metros de su primo. En cambio, Laurec si desenfundó su espada para golpear, desafortunadamente esta rebotó en el exosqueleto del primer monstruo. Roger se volvió hacia Laurec y jalando del brazo a Gaul, les ordenó flanquear al enorme insecto que amenazando con sus navajas recibió el filo de Roger por debajo, y cuando quiso matarlo en respuesta, Laurec golpeó casi en el mismo lugar. La bestia se dolió girando mientras abría la boca y en vez de un horrido sonido salieron burbujas de ella.

La otra bestia, a pesar de la pésima visibilidad por la lluvia y la sombra de los árboles. Al solo tener burbujas en la boca, avanzó contra Exter cuyos esfuerzos se centraban en levantar a Azur y llevarlo tras los árboles donde dejó a Dreg. La bestia cayó al frente y Exter claramente tuvo miedo, pero no se movió de su posición, así que pudo atestiguar cuando la bestia se retorció tras recibir a Riuben en un costado, solo para perder la oportunidad de matarlo, porque el anciano "corrió hacia arriba" dando un giro parecido al del delfín, para volver a caer por la parte de arriba de la bestia hundiéndolo en el fango. Nuevamente, Riuben giró en el aire, o para ser preciso, en la lluvia, y "nadó" velozmente contra el otro monstruo que tratando de prensarlo, expuso su vientre, y los tres primos lo acribillaron tantas veces como pudieron en el descuido.

Riuben ordenó a Roger que contara a su gente mientras se acercaba a Gelat. Y en ese instante, mientras encontraba que el joven podría vivir, la primera monstruosidad en el fango comenzó a hacer un ruido que el viejo shaman no pudo ahogar con burbujas, así que incapaz de cambiar lo sucedido por descuido, captó agua de lluvia entre las palmas y orando a Aluria por su bendición, se la dio de beber a Gelat, quien sintió una calidez que le devolvió la vida. Los primos cercanos vieron la herida en el pecho cerrarse, mas en el mismo instante en que quisieron celebrar, vieron aparecer a seis de aquellos monstruos al tiempo que Exter informó que faltaba Mizlai.

Los insectoides, como se les conoce a aquellas bestias, avanzaron desperdigándose a los costados, mientras dos más llegaban por la espalda. Los ocho hombres estaban rodeados, y con heridos, por lo que cuando Riuben vio correr un caballo aterrado a su costado, entendiendo las horrendas implicaciones, latigueó con un hilo de agua al animal para que galopara hacia la zona menos guardada, atrayendo la atención de las bestias por un breve momento. Así, entre la breve persecución y la espantosa muerte del caballo, cuando los insectoides regresaron su atención, ya no encontraron a ninguno de los hombres, pues estos permanecían bajo un espejo de agua que aparentaba ser el desahogo del agua acumulada entre las hojas de esta jungla

Un par de insectoides destrozaron los restos del caballo, mientras otros destazaban al herido que los llamó, y luego cuando hubieron consumido todo lo que había nutritivo en los tres cadáveres, a pesar de que uno seguía en posición de alerta frente a la cascada de agua, eventualmente se fueron. Tan pronto pasó la amenaza, un segundo después Roger tomó a Riuben del cuello para reclamarle:

¿¡Qué diablos sucedió!?

Aparentemente Mizlai se soltó del caballo y el animal por instinto no dejo de galopar así que tomó su lugar, lo lame

¡Eso no me interesa! ¡Me interesa saber por qué nos llevaste a un barranco!

La frialdad de Rogerbar hijo al tomar como nada la muerte de un tipo al que llamaba primo, no pasó desapercibida por Riuben, pero sus órdenes eran claras, así que prefirió continuar.

Lamento la pérdida... pero tenemos una misión.

¡¿Y como supones que vamos a llegar a cualquier lado sin las monturas?! la lluvia no impedía sentir todo lo que Roger escupía en sus reclamos.

Rog… estamos en las colmenas Laurec no necesitó ninguna prueba para aceptar que por el motivo que fuera, estaban justo a donde iban.

¿Puedo preguntar cómo? inquirió Gelat atónito mientras miraba su armadura perforada, Te aferraste a la vida y Aluria te concedió pasos para tu camino.

¿Aluria nos trajo, shaman? Preguntó Gaul. Aluria conoce todos los caminos. Pero tenemos una acompañante más, ella lo hizo posible. Por favor, no me pregunten como, yo mismo no estoy seguro de entenderlo.

Al no ver a nadie más, todos los primos miraron a su alrededor, temiendo cualquier poder capaz de convertir una carrera a caballo en un viaje larguísimo hecho en un tiempo imposible.

¿Dónde está la bruja? preguntó Roger, apenas refrenándose de amenazar con la espada.

No lo sé, pero te aseguro que aunque no es una bruja, es la persona más capacitada para guiarnos en nuestra empresa.

¡Nuestra empresa era llegar a Las Colmenas y solicitar a los "primos" en la Legión que nos ayudaran a buscar el cadáver del muchacho!

No Roger. En unas horas, la Gobernadora Ducase informará a tus primos bajo su mando de su nueva misión. Nosotros ya estamos aquí, y tenemos que encontrar vivo a Nerum Alajar.

Roger estaba por reclamar cuando el anciano levantó la mano para escuchar el canto de un ave al fondo, e inmediatamente el shaman aclaró mientras negaba con la cabeza:

Es ella. Dice que debemos movernos el shaman mostró liderazgo y los puso en marcha, completamente absorto, escuchando aquellos silbidos que solo él podía descifrar.

¿Qué sucede Riuben, acaso hablé muy rápido? Te pregunté si querías que lo matara . Silbó el ave.

Eres una servidora de Alma, la vida para ti es sagrada contestó con voz baja, confiando en el potente oído de su aliada.

Pero la vida es así; quien no conoce su lugar en el ciclo, está destinado a ser alimento de quien sí.

Igual, la idea es hacer esto con las menos bajas posibles ¿Para dónde vamos?

¿Es todo? ¿No me ves en años y es todo lo que recibo? reclamó herida.

Aún no la veo colmillo de Alma, pero la escucho bien.

Estoy mejor que nunca, ¿Quisieras confirmarlo?

No es necesario, Aluria sabe que jamás he dudado tu palabra.

¿Cómo esta Néstor?, ¿Dónde está?, ¿Qué hace?

Riuben no mostró emoción alguna, solo la etiqueta que lo caracterizaba.

Está bien, gracias. Ella-Edrissa lo maldijo con amor, pero se recuperó, y ahora sirve a la Alianza de Reyes en la frontera este.

Las arenas... no es sorpresa que no haya escuchado de él... pero pienso mucho en él ¿sabes?

Agradezco sus oraciones, como lo haría él. Por demás está decir que me declaro agradecido y sorprendido de que participe en esto.

La invasión a las Colmenas es una ofrenda de vida a Alma, ¿cómo negarme?

Entonces estoy doblemente sorprendido de que acepte este rescate por los viejos tiempos.

Siempre he dejado claro que me gusta como Aval ruega sin hacerlo.

No lo sabría, jamás lo he escuchado hacerlo había algo aterrador en la chabacanería con la que se refería al Lyonesse, así que Riuben agradeció que la lluvia cubriera el sudor que lo empapaba, pues Edrissa era antes que nada uno de los más grandes y peligrosos depredadores que conociera. Capaz de doblegar voluntades tan grandes como la del Lyonesse, y de acercar al peligro a alguien tan cauto como su hijo.

El grupo estaba listo, y se quedaron en silencio cuando el Shaman metió la mano a un arroyo para guiarse.

¿Nos guiara Defensora de la Vida? La lluvia preciada como es, impide ubicar algo tan preciso entre todo esta sinfonía de movimiento.

Cualquier escenario de esta tierra es bueno para lo que pretende Aval… los silbidos no hacían menos aterrador su tono.

Lo llamaremos plan B. Por el momento me interesa encontrarlo primero.

¿Seguro? Tú y yo podríamos salir en instantes de aquí. Tener unas lindas vacaciones lejos de todas las cadenas de la Alianza de Reyes, y la mejor parte es que no hay plazos ni promesas, solo disfrutar lo merecido. Tentador como suena, tendré que pasar, realmente necesito encontrar al joven Alajar.

Riuben decidió arbitrariamente un camino. Y antes de que pudiera ser adoptado por los demás ella dijo... Los insectoides son un enemigo peligroso que aprovecha sus números. Pero hay cosas aquí que no dependen de nada. No le queda tanto tiempo como para que tú no aproveches las op ella calló abruptamente e inmediatamente continuó Bajen la ladera hasta llegar al valle, de ahí por el sendero de la derecha hasta la laguna. No entren en ella. Pero asegúrense de rodearla Luego solo hubo silencio.

Riuben se alarmó. Aquella mujer carecía de toda forma de sutileza social como para orquestar un chantaje, así que lo que haya sucedido no era para tomarse a la ligera.

Vamos a bajar la ladera. A partir de ahí es por la derecha.

Los primos obedecieron, no tanto porque les interesara la misión, o porque creyeran que Riuben ya se mostró de confianza, sino porque atrás de ellos se sentía una presencia que los observaba, medía y esperaba. Y en cierta manera, ese sentimiento era tan malo como el zumbido de lo que quiera que esperaba emboscarlos.

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