
4 minute read
Lo que nos dejo el descubrimiento de América Bartolo Castro, ADIDA
from Lazos de Unidad #128
by Yamid López
Lo que nos dejo el descubrimiento de America
Autor: Bartolo Castro
Advertisement
Docente Ciencias Sociales - ADIDA.
La historia de Colombia y Latinoamérica en general después de quinientos veintiocho años a partir del aquel hecho nefasto para nuestros aborígenes y estas paradisiacas tierras, nos dice que, como una abominación, que no se ha podido parar, ha existido la muestra de poder de unos y el sufrimiento y las luchas de otros que son la mayoría. Es que estos fragmentos de América, de México para abajo, enjuicia un lastre del que no nos hemos podido sacudir y ha llevado a todos estos pueblos a lo largo de sus fundaciones post descubrimiento, a una pesadumbre calmada con contentillos por parte de los causantes de tal sentimiento. En el principio, fueron los fundadores que irrumpieron a la fuerza; repartieron y se repartieron tierras a sus antojos y hasta dijeron cómo se debía llamar el caserío que a la postre es el nombre que aún conservan “ con orgullo ” muchos pueblos y ciudades. Estos ilustres personajes que nuestros nativos verían como dioses pero que no temieron enfrentarlos, dictaban leyes y sentencias en casa ajena. Trajeron consigo instrumentos musicales que terminaron con el tiempo mezclándose con los sonidos autóctonos, y con eso embriagaban a los propios nacidos en estas tierras que ya no eran libres y a los que con el tiempo trajeron a la fuerza, y que eran cazados en sus propias aldeas para venir a morir con unos yugos pesados de los que fue difícil liberarse para aquella época; y hoy aún persisten y de manera generalizada.
Luego del exterminio y la mezcolanza racial, los que sobrevivieron adoptaron nuevas costumbres que fueron apartando casi que denitivamente la tradicional. Como si fuera poco, con el tiempo aparece más arriba de México una potencia que le arrebata muchas tierras a los mexicanos y luego se convierte en un perspicaz colonizador de lo que había quedado del Centro y del Sur. Pero éste no fundó pueblos, sino que su política expansionista la dirigió con los poderes que emplean las potencias: amarró la economía latinoamericana, ofreció ayuda militar e intervino directa e indirectamente en la política de la cada vez más empobrecida y caótica América Latina. Dejando de lado por ahora un accidente llamado descubrimiento, una conquista sangrienta y genocida, la imposición de costumbres y formas de gobernar, la aparición del gigante del Norte, los atropellos y barbaries en general de los que se podían llamar forasteros; damos un salto a la historia más cercana a nuestros días y nos encontramos con unos episodios de grandeza, amor, pasión y entrega, que se convirtieron en unas gestas que pasaron a buenos recuerdos para algunas generaciones: Las luchas de independencias. Pero antes, es preciso agregar a todo lo anterior, que, a pesar de las llamadas independencias, Latinoamérica no fue abandonada del todo por la madre patria…es que una madre nunca olvida. Porque en la actualidad se hace presente en la banca, en inversiones, en compañías de diferentes tipos, y en una relaciones históricoculturales. Donde todavía parece que se le estuviera debiendo, pero una deuda como una vía en un solo sentido. Cuando parecía que ahora sí venían los mejores tiempos, que se iban a disfrutar las mieles de la libertad y los triunfos, que se viviría en una hermandad que nunca se había tenido, aparece el fantasma del poder y de gobernar, de mostrar quien tiene mayor fuerza ideológica, militar, económica y para rodearse de adeptos. Para no ser extensos, cada país latinoamericano tiene su propia historia, donde naturalmente existen semejanzas en muchos aspectos, pero también muchas particularidades. Aterricemos en Colombia, que entre otras cosas con el nombre hace honor al reconocido descubridor que nunca
Cuadro de la llegada de los españoles a América
supo qué descubrió. Pues bien, en vez de tomar en la copa de la victoria y como para agravar más ese anatema que se ha venido analizando, asoman las primeras discordias modernas que junto con las cadenas pesadas que arrastra Latinoamérica, recrudecen el accionar político social de nuestro país. Aquel primer brote de pugna e enemistad política orece entre Bolívar y Santander. Dos grandes héroes que lucharon mancomunadamente terminan odiándose y cuidándose por temor a que uno asesinase al otro. Desde entonces esa execración se ha venido alimentando con sangre, con amenazas, con difamaciones, con acusaciones y esa es la forma de hacer política en Colombia y parece ser que tristemente a eso nos hemos acostumbrado donde nunca hemos visto marchar este país en paz porque hay unos que quieren el poder para alimentar el egocentrismo y engrandecer sus arcas y los que lo han logrado conseguir, ahora no lo quieren dejar porque saben lo que eso da y por temor a que tengan que devolver o por lo menos compartir con los que les ha tocado nacer y vivir en unas tierras que empezaron a ser violentadas hacen quinientos veintiocho años.