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Botas de vino, cuando se transportaba en cuero y pellejos En el taller de varias generaciones de artesanos boteros Durante siglos han remojado gargantas de fiestas, caminos y arrieros. Fueron ya vinculadas en la Antigua Grecia, aunque la referencia más directa que liga piel y vino, acude al imaginario colectivo cuando también se recuerda aquel famoso pasaje (capítulo XXXV de la Primera parte del Quijote) de los cueros de vino, donde el Hidalgo Caballero ensartara su acero con aquellos corpulentos gigantes. Demencia de duelo y espada que terminaría por disgustar al ventero, y que hoy son todavía el adorno en bodegas y restaurantes. Cosido de la bota supone un proceso importante.
Pedro Alhambra representa más de cuatro generaciones de artesanos boteros.
CONSEJOABIERTO · Octubre 2017
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