Adela Cortina
Catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universitat de València y Directora de la Fundación ÉTNOR
El Premio Nobel de Economía de 1998 Amartya Sen asegura que una buena empresa es un bien público, porque no sólo se benefician de ella quienes contribuyen activamente a llevarla adelante, sino también todas las personas que de algún modo están afectadas por ella. Qué duda cabe de que las sociedades para prosperar necesitan buenas empresas, como también las necesita el contexto global. Así lo entendió el ex Secretario General de Naciones Unidas Kofi Annan cuando en 1999 propuso un Pacto Global por el que invitaba a las empresas a respetar los derechos humanos, laborales y medioambientales, amén de eludir la corrupción, y así lo entienden los Objetivos de Desarrollo Sostenible, propuestos por las Naciones Unidas en 2015. Justamente esos célebres ODS se especifican por incluir expresamente a las empresas en la tarea de alcanzarlos. Sin ellas será imposible erradicar la pobreza y el hambre, reducir las desigualdades, aumentar el trabajo decente, proteger el medio ambiente, y podemos continuar hasta llegar a los 17 objetivos. EL MODELO BALEÀRIA 13