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Conclusiones
La población sénior en España tiene capacidad para aportar al mercado laboral y la economía y así lo ha puesto de manifiesto este Mapa de talento sénior. Más de cuatro millones de séniores forman parte de la población activa; casi un millón de séniores son autónomos y por lo menos 100.000 séniores son emprendedores. Los activos mayores crecieron desde 2008 en 1.600.000 efectivos. No solo hay más séniores ocupados en nuestro mercado laboral, sino que se mantienen empleados más años.
El talento sénior, por tanto, está muy presente en la economía española y no solo en términos absolutos, como acabamos de ver, sino también relativamente. Uno de cada cinco ocupados en España son séniores y uno de cada tres autónomos españoles tienen más de 55 años. Y su tasa de participación en la población activa total pasó del 11 al 18,3 %.
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Pero que los adultos mayores sigan aportando a la economía española no es motivo de satisfacción plena, ya que este informe ha demostrado que más de medio millón de séniores, a pesar de que quieren trabajar, no pueden hacerlo. A su vez, la mitad de los desempleados sénior llevan más de dos años sin trabajar. Las cifras de parados sénior casi se han triplicado desde 2008. También las tasas de emprendimiento sénior están por debajo de las de otras cohortes de edad y lejos de nuestros pares europeos. Emprender o trabajar por cuenta propia ha quedado de manifiesto en este informe que en muchas ocasiones es la única vía para seguir activo siendo sénior en España. Por último, se ha detectado una consolidada tendencia de los séniores a abandonar prematuramente el mercado laboral, en algunos casos puede llegar a producirse a una edad tan anticipada como los cincuenta y pocos años, lo cual alarga el periodo de ociosidad poslaboral a más de 30 años, un tiempo equivalente o incluso más largo al de la actividad. Además, conforme más mayores son los españoles, más probabilidad tienen de estar en regímenes de trabajadores por cuenta propia, ya que es la única forma de seguir trabajando.
Lo anterior supone para la economía española una pérdida de oportunidades en términos de riqueza que diferentes estudios internacionales han tasado en varios puntos del PIB. Además, las ventajas de la conocida como economía plateada o economía sénior, debido a lo que se ha comentado anteriormente, no son aprovechadas suficientemente por las empresas españolas. En este momento conviene recordar que España tiene las mejores circunstancias para ser el país de referencia en la silver economy por su liderazgo en longevidad, sistema sanitario y de dependencia y apertura al exterior. No obstante, esta oportunidad se alejará si los séniores no están presentes en el mercado laboral, además de aportar una nueva perspectiva de diversidad en las compañías.
No hay excusas para no tomar decisiones urgentes que permitan que el talento sénior aporte más y mejor a la economía española. Pero esta llamada de atención no afecta solamente al sector público que establece el marco del mercado laboral sino también a las empresas,
a los representantes de los trabajadores y a los propios séniores.
En este informe se han recomendado una serie de reformas a la Administración que pasan por hacer viables “segundas carreras” como autónomos de muchos séniores, después de recibir un salario durante la mayoría o la totalidad de la vida laboral. Pero también han de desincentivarse las prejubilaciones y la jubilación anticipada y promover la jubilación activa para que sea compatible el trabajo y la pensión. Debemos, además, fomentar que quienes lo deseen puedan trabajar más allá de la edad legal y sancionar a las empresas que abusen del despido de estos trabajadores.
La experiencia de exitosas corporaciones del mundo en promover programas de talento sénior ha de ser un incentivo para el tejido empresarial ya que estas grandes empresas han demostrado que puede hacerse, pero también que es una oportunidad económica. Los representantes de los trabajadores han de entender, con la nueva pirámide poblacional, que alargar la vida laboral de los séniores no lesiona a los más jóvenes. No hay suficientes efectivos jóvenes para el relevo generacional y disponer de más séniores trabajando es garantía de mayores ingresos para el estado del bienestar.
Por último, urge concienciar a los propios séniores de que, a pesar de lo atractivo que parece un futuro sin trabajo, la realidad indica que una de las mejores formas de envejecer con salud es seguir siendo útil trabajando. Asimismo, la disrupción demográfica hace inviable abandonar el mercado de trabajo cuando quedan por delante más de 30 años de esperanza de vida, por mucha confianza que nos dé el sistema de pensiones que nos hemos dotado.
En Madrid, a 5 de julio de 2021