Colaboradora
C
uando en Colombia se habla de la lucha por los derechos de la mujer aparece un claro referente con rostro, voz, ideas y fuerza: Florence Thomas. Francesa, psicóloga, magíster en Psicología Social de la Universidad de París, escritora, columnista, docente… Esta feminista estuvo en EAFIT el pasado 22 de marzo, durante el ciclo El autor y su obra para hablar de su libro Había que decirlo. Las suyas son posiciones polémicas que sustenta con argumentos. A propósito de los 100 años del movimiento por los derechos de la mujer, que se conmemoraron en marzo de este año, Florence Thomas habló con EL EAFITENSE acerca de este tema y de lo que significa, para ella, ser feminista. E.E.: Florence, desde principios de los 30, más o menos, se origina el movimiento de mujeres en Colombia, entendido como la búsqueda de las mujeres por sus derechos, ¿cuáles son esas reivindicaciones fundamentales de las mujeres colombianas? F.T.: Hay varios momentos. Si empezamos con los 30 años yo diría que en ese momento fue la lucha de las sufragistas, lo que ahora se llama la primera ola del feminismo, y que buscaban el voto femenino. Las mujeres de esa época, prácticamente, no tenían derecho a nada, ni siquiera a administrar sus bienes. No había mujeres en la universidad y muy pocas en la educación formal primaria. En ese sentido el país estaba totalmente atrasado y creo que la primera conquista de las mujeres fue el voto femenino. Ese voto se obtuvo en 1954 y las mujeres lo ejercieron por primera vez en 1957.
Creo que la segunda cosa más importante en ese camino fue la revolución educativa que permitió que las mujeres empezaran a educarse. La primera mujer que entró a la universidad fue en 1936, a la de Antioquia, y después hubo un grupito que entró a la Nacional en 1940. Esto nos demuestra que hace muy poco tenemos derecho al saber en Colombia. Y efectivamente el saber para nosotras es fundamental, el saber es ser, el saber es existir, saber es poder y, por eso, algunos hombres o la cultura patriarcal trataron de alejarnos del saber durante mucho tiempo. Una mujer que sabía era una mujer peligrosa. El tercer momento importante fue en los años 60 y 70 y fue, evidentemente, la planificación familiar y la anticoncepción. Esto se hizo gracias a Profamilia y no al Estado, porque hay que aclarar que Profamilia es una entidad privada. En este momento, 1950, la tasa de fecundidad era de un 7.5 o algo así y según las últimas encuestas de Profamilia estamos en 2.1. Entonces, ese sería otro momento importante porque fue la primera vez en la historia de la humanidad que las mujeres pudieron separar sexualidad de reproducción. Habría que hablar también del tema de la participación en política. Nunca se ha podido sobrepasar el 12 por ciento de mujeres en espacios de política y hoy estamos en un 14 por ciento desde las últimas elecciones del Congreso, es decir, estamos muy lejos del 30 que dice la Ley de Cuotas, y ese porcentaje representa una pequeña masa crítica suficiente para empezar a transformar las dinámicas del país. Sin embargo, yo siempre digo que no hablemos más de cuotas, hablemos de paridad como lo está haciendo España o como lo están haciendo otros países que tienen ya un 47 por ciento de mujeres en espacios de toma política. Después de los años 70 u 80 las mujeres se educan, están en la Universidad, hay matrículas iguales de hombres y mujeres. En la actualidad hay más mujeres que hombres estudiando posgrados, o sea que las mujeres son más educadas que los hombres y, sin embargo, tienen más desempleo. Y es que la breUNIVERSIDAD EAFIT
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Entrevista
Carmen Elisa Chaves Soto