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“DE LA CASA AL HOGAR”

“DE LA CASA AL HOGAR”

Licenciada Linda Paz Quezada

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¿Qué hace que el espacio en el que vivimos se convierta de un espacio arquitectónico en un hogar? ¿Por qué la arquitectura del hogar es tan importante?

El “hogar” es el lugar al que todos queremos volver al final del día: por la mañana los que salimos a trabajar lo hacemos con la ilusión de volver a ese lugar físicamente lejano o cercano, pequeño o grande, lujoso o humilde, pero cercano siempre en el sentido en que allí se encuentra el centro de las operaciones que nos hacen más felices. Los que se quedan en casa, aguardan con entusiasmo el momento en que regresamos los que hemos salido y ambos esperamos volver con la ilusión de contar lo que paso en nuestro viaje al exterior o en la estancia en el hogar, o simplemente de “estar”, compartir un momento juntos.

¿Por qué trabajamos, ahorramos, consumimos o tomamos decisiones? Si somos personas equilibradas, el eje de las decisiones las tomamos como padres o madres que buscan el bien común de la familia completa a corto y largo plazo. El individualismo lleva no a pocos a decidir sin tomar este baremo como eje y a destrozar sus vidas y las de sus familias. La familia es el camino para construir un buen futuro. La Universidad tiene la responsabilidad de apoyar a la institución más importante de la sociedad -la familia-, verdadero termómetro de la salud social, y es una obligación de la academia el custodiar este baluarte.

Desde que tenemos historia escrita, la literatura relata grandes vueltas a casa: Ulises es reclamado para salir a luchar a Troya, diez años le lleva el viaje y la batalla hasta que se le ocurre el caballo con el que vencen la batalla, y diez años la vuelta a Ítaca. Desde que sale lo único que quiere es volver a casa, donde lo espera Penélope y su hijo Telémaco. Otro ejemplo muy sonado es el caso de Víctor Frankl, psiquiatra vienés que

sobrevivió varios campos de concentración, antes de separarse de su esposa, hizo con ella la promesa de permanecer vivos durante la guerra, porque al terminar esa pesadilla, estaría cada uno esperando al otro: Tilly, la esposa, muere pocos días antes de que termine la guerra, pero Víctor sobrevive pensando en estar vivo para ella. Rafael Alvira escribe un ensayo fruto de su experiencia familiar que tituló “La familia, el lugar al que se vuelve”. Por otro lado muchos cantamos una canción que ahora se cataloga dentro del género “easy listening” escrita por John Lennon y cantada por Paul McCartney: “A hard day´s Night”, incluida en un álbum de gran éxito en USA- UK agosto 1964. La canción relata el día de un trabajador que después una extenuante labor, termina el día agotado, cuando va camino a casa sólo piensa en dormir como un leño, pero cuando llega al hogar, se encuentra con su esposa y le renueva la energía, porque todo lo que hace su esposa le hace sentir muy bien. Otro ejemplo puesto en escena por Walt Disney es Blanca Nieves y los siete enanos, que salen a trabajar todos los días muy felices, pero cada vez quieren regresar antes a casa, porque la bella Blanca los espera con cariño, con una cena deliciosa y una casa muy limpia y arreglada. Los ejemplos pueden no tener fin, porque es la historia de la humanidad: la familia, un hogar en donde te acogen es el mejor lugar para estar.

Carlos Llano afirmaba que «En las escuelas pueden aprenderse oficios, mientras que en la familia se aprende, cuando se aprende, el más alto y fundamental: el ser del hombre»1 .

La “casa” es el lugar más especial para el ser humano, por eso es tan importante dar una buena forma al edificio que se convierte en nuestro hogar, porque esos edificios al final también nos moldean a nosotros. El trabajo de los arquitectos y diseñadores de interiores es muy importante para crear ambientes físicos adecuados para las personas que habitan en ellos, ya que pueden nutrir u obstaculizar la autonomía y la privacidad de la persona por un lado y por otro facilitar el encuentro y la buena relación entre los miembros de la familia. Donde vivimos -nuestro hogar- juega un papel importante en el desarrollo de nuestras vidas. Es un lugar donde compartimos con los que más queremos, descansamos, recuperamos fuerzas, nos refugiamos y nos relajamos. Es el lugar donde moldeamos el futuro, donde aprendemos a vivir con los demás, donde se definen nuestros valores, y donde nos cuidan. El hogar trasciende el espacio físico que ocupa y el material con el que está construido.

Sin familia, sin hogar, no hay sociedad viable, gracias a la familia es posible que la persona trascienda hacia los demás. La sociabilidad o apertura a los demás, supone esfuerzo, una relación de cercanía que a través del diálogo prepara una confianza mutua en la que se desarrolla una educación recíproca. Si la persona no se apropia de la sociabilidad en la familia, tampoco tendrá la capacidad de hacerlo en la sociedad para que se construya una sociedad más humana.

La familia se destaca por la individualidad y la sociabilidad al mismo tiempo. En ella, cada uno es reconocido por lo que es, con nombre propio y querido con sus características individuales. A la vez es allí en donde se adquiere el carácter relacional: se es hijo, padre, primo, sobrino, y es donde se da el amor que es relacional por excelencia. Se entiende perfectamente porque se le llama a la familia “célula social” o “genoma de la sociedad”, porque las células son las que hacen posible que haya tejido viviente y la familia es un ser vivo, no es la simple suma de individuos con relaciones externas, sino que posee unidad funcional en la diversidad, cada parte diversa tiene su función hacia la unidad.

Rafael Alvira sostiene que, como todo ser vivo, la familia tiene un alma, que constituye el amor familiar, y un cuerpo que es la economía, que junto con la educación e intimidad la se constituyen en las tres funciones principales de la familia a los que asigna un elemento a cada uno. Todo arquitecto o diseñador de ambientes debe tener en cuenta estas funciones principales de la familia a la hora de diseñar una casa, para facilitar que una familia funcione mejor.

La primera función es la económica, que viene a ser el cuerpo de la familia: sin lo material no se puede hacer nada humano. Se necesita de una economía para que haya familia, que requiere de una propiedad privada que se da inicialmente en la familia. En la familia, los bienes propios son amados y compartidos con los demás. Unas cosas son de todos: la mesa del comedor, otras son individuales: la pijama de cada uno. Por otro lado los niños son la propiedad más sublime para los padres, es el proyecto común que más une; la sabiduría de los mayores, de los abuelos es un activo valiosísimo. Si hay crisis de propiedad se afecta la seguridad y por lo mismo la igualdad, que solo es posible en donde se respeta en profundidad la propiedad propia y la ajena. Una familia busca tener en propiedad su propia casa, eso da mucha seguridad a su patrimonio. El mismo edificio distribuye las funciones de cada actividad y funciones de cada miembro de la familia: la habitación más importante estará dedicada al comedor y la sala familiar, en la que pueden compartir todos, luego a los padres, los hijos mayores y así sucesivamente.

La segunda función básica de la familia es la educación, que necesita un diálogo afectuoso e inteligente y por lo tanto moral. Toda vida comunica y toda comunicación es educativa. Los medios de comunicación no pueden sustituir la vida familiar, el dialogo directo y la educación moral. Por eso, la televisión no es lo más importante en una casa, sino los espacios para el dialogo, si no se da, se pierde la fiabilidad, la confianza y con ello disminuye la libertad, porque el miedo coarta y quita libertad. El hogar es el lugar en donde se genera la confianza, y por lo tanto es el lugar para la educación y la libertad. El amor lleva a respetar la libertad y esto se aprende en la familia. En la familia, por ser una comunidad, la educación se da continuamente, allí la persona aprende a darse a los demás: tiempo, servicios y auto dominarse para dar sitio a la escucha atenta, a la comprensión, a la paciencia que es la virtud propia de la fortaleza.

La última de las funciones es la intimidad necesaria en toda persona humana para que no se disperse y pueda vivir con intensidad. La intimidad supone interioridad, que es necesaria para que la sociedad funcione externamente. Sólo donde hay intimidad es posible externar lo que se piensa. Sin mundo interior no se puede conocer la persona a sí misma, ni puede externarse apropiadamente, el sentido del pudor ayuda a mantener una honestidad y una buena relación con los demás. Donde se cultiva la intimidad florece la fraternidad que surge cuando la paternidad fomenta la unidad y la intimidad: unos padres que unen a los hijos, y esa intimidad familiar hace posible la fraternidad. “La ventaja formidable de la familia (hablo de una auténtica familia, no de esas familias que más bien parecen

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