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Pandemia y ética de la responsabilidad
opinión
Pandemia y ética de la responsabilidad
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Dr. Miguel A. Suazo
Médico bioeticista
Con mucha frecuencia se ha señalado que la pandemia ha puesto al descubierto carencias de todo tipo y actores de toda índole. La covid-19 evidenció debilidades estructurales del sistema de salud, ausencias graves en atención primaria y de manera especial las consecuencias epidemiológicas de las distintas irresponsabilidades. En la ética de la responsabilidad prevalece la perspectiva de las consecuencias antes de actuar, apoyados en principios orientados hacia el bien hacer. El problema moral se confronta cuando los actores tienen distintas apreciaciones del bien y de las consecuencias. Un caso parecido sucede cuando algunas personas y/o grupos se refugian en argumentos propios para rechazar, por ejemplo, la acción de vacunarse contra el virus, comprendiendo el bien de una manera opuesta a los que la promueven como mecanismo de protección contra las terribles consecuencias clínicas de su padecimiento, es decir como forma de atenuar sus consecuencias y a la vez aumentar estadísticamente el número de inmunizados y brindar una respuesta colectiva. Al respetarse los derechos de los primeros y no imponer la vacunación por vía coercitiva, como se ha llegado decisiones de los segundos en cuanto se acorta la brecha de vacunados y en algunos casos o países se avanza a la meta de inmunidad de rebaño. En otro caso, dañan al no permitir avanzar de manera global con esos números y los países más pobres, por un problema de injusticia global, no tienen acceso a las mismas y agravan el cuadro. La ética de la responsabilidad se ha colocado como una responsabilidad colectiva basada en la protección del otro, sin embargo las evidencias modernas nos demuestran que vamos pasando de una ética del cuidado, donde el Estado está llamado a ser responsable de la vida, en este caso de que se compren y se supla de vacunas y planes adecuados de servicios para brindar una cobertura oportuna, vemos como la exigencia y protección de los derechos de terceros les protege de no hacerlo y de no ser sometidos de manera coactiva, exponiendo con ello a lograda por los que sí lo hicieron. Alain Tourain, sociólogo francés, plantea que estamos viviendo una etapa de individualidad, lo cual ya es un hecho y hay que trabajar a partir

de ello. Según su planteo, el paso destruyó todas las formaciones sociales conocidas como medios de colectivización, léase la familia, la religión, el barrio, los partidos y ahora todo pasa por el individuo como centro. La pandemia nos hace cuestionarnos y mirar ese espejo que ojalá esté equivocado, pues sería muy penoso que en los momentos en que el uno realidad. Esta es una pandemia que nos enfrenta a las consecuencias de no haber sabido vivir de manera armónica con la naturaleza y ahora nos demuestra que parece que tampoco sabemos hacerlo entre los seres humanos. El ejercicio matemático es sencillo: si todos nos vacunamos hay poco espacio para el virus circular y si hay riesgos individualizados cada uno los asume de manera responsable, pero si muchos nos vacunamos y otros irresponsablemente no lo hacen se por los vacunados. Dice el profesor Gracia (2021,p200 ) : Vivir en sociedad es imperativo en la sociedad humana. Al que pretendía y costes de la vida social, los griegos les llamaban “idiótes”. Hoy recibimos mucho de la sociedad y tenemos obligación de dar mucho. Lo demás es ser profundamente insolidario. En estas situaciones de crisis social es cuando se pone a prueba la solidaridad de los individuos. Vacunarse debería ser una obligación social. Pero si por lo que sea no lo es, al menos debe quedar claro que, salvo excepciones, se trata de un deber moral. (*) Medico bioeticista drmsuazo@gmail.com
Referencias
Gracia D (2021) El problema moral de las vacunas. ANALES RANM

