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Hacia dónde va mi empresa?

Jorge Arbaje

Licenciado en Contabilidad y Auditoría, Maestría en Gerencia Financiera; Coach de Negocios de ActionCOACH.

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Ninguna empresa, no importa el rubro, no importa el tamaño, debería tomar decisiones sin tener previamente establecida su estrategia, particularmente su visión. De lo contrario, cada decisión involucra tanto riesgo como el de manejar a ciegas en una noche de tormenta. La tormenta y la oscuridad en el escenario actual empeoran a cada minuto, y las probabilidades de éxito sin un rumbo claro, son casi nulas.

El concepto de estrategia ha cambiado mucho desde que fuera esbozado por primera vez por Igor Ansoff. Desde un concepto relacionado básicamente con el planeamiento, y el análisis del futuro en sus diversas formas, se ha avanzado hacia conceptos que, en la actualidad tienen más que ver con la creación de paradigmas, con elegir el rumbo que la empresa va a tomar. La estrategia hoy es entendida como un proceso de formación, de desarrollo progresivo que se lleva a cabo en la mente de las diferentes personas involucradas. Es por ello que, para su mejor comprensión, necesitamos partir del estudio de los diversos modelos mentales involucrados en su generación. No podemos hablar de formulación de la estrategia como un proceso que se lleva a cabo una vez al año, donde los miembros del directorio se reúnen para tomar las "grandes decisiones".

La estrategia necesita ser abierta en su creación, para enriquecerse con la participación y el compromiso de todos los miembros de la empresa. Pero, además, necesita ser abierta hacia sus consumidores, para realizar esta estrategia en sintonía con los mismos. Aun cuando la estrategia signifique "crear el futuro", este futuro debe ser diseñado pensando en quienes son o serán nuestros clientes y qué es lo que ellos esperan de nosotros. La estrategia es el estandarte que identifica a la empresa en el campo de competencia industrial. La visión brinda la imaginación, la creatividad, el rumbo. Es y debe ser el elemento aglutinante, el horizonte al que toda la empresa aspira. Una visión es una imagen del futuro que deseamos crear, descripta en el tiempo presente, tal como si estuviese sucediendo. Qué quiere ser la empresa, dónde queremos ir, y cómo seremos cuando lleguemos allí. Una visión infunde forma y rumbo al futuro de la organización y ayuda a los miembros de esta a fijar metas que sirvan de impulso. Visión no es lo mismo que misión, la misión es una declaración de los valores y filosofía de la organización, no forma parte de la estrategia. De alguna manera, podría decirse que la misión marca los límites dentro de los cuales la empresa se mueve para llevar a cabo su misión. El otro elemento que tenemos que tomar en cuenta cuando definimos o analizamos la visión es el propósito estratégico. El concepto de propósito estratégico implica cuantificar una visión para 5 ó 10 años. ¿Dónde quiero llegar? ¿Cuál es mi meta principal en un futuro cercano? El propósito estratégico señala un determinado punto de vista sobre la posición de mercado o posición competitiva a largo plazo que una empresa espera conseguir en 5 a 10 años. Por lo tanto, transmite un sentido de orientación, un sentido de descubrimiento y un sentido de destino; estos son los elementos que demuestran la existencia de un propósito estratégico. Para convertir un propósito estratégico en realidad es necesario que contenga y transmita un aspecto emocional. Que todas las personas que trabajan en la organización comprendan cuál tiene que ser su contribución y se esfuercen por cumplirla, a la manera de un barco de remos, que necesita del esfuerzo conjunto para llegar a la meta.

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