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Prevención del cáncer y hábitos saludables

Verónica Alume

Médica Radioncóloga y Health Coach

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El cáncer es una enfermedad que representa una de las causas principales de muerte en el mundo. En el año 2020, según estadísticas de la OMS, se presentaron más de 20 millones de nuevos casos de cáncer, y 10 millones de personas fallecieron por esta enfermedad a nivel mundial. Si no se toman medidas adecuadas, se espera que para el año 2040 el número de personas que serán diagnosticadas de cáncer aumentará en un 55%. En República Dominicana, según cifras del Observatorio Global del Cáncer, en el año 2020 se diagnosticaron alrededor de 19,000 nuevos casos de cáncer, y alrededor de 12,000 muertes por esta causa. Pero ¿por qué se produce el cáncer? Pues, por cambios en el ADN de nuestras células. Estos cambios se generan en los genes que controlan la manera en la que funcionan nuestras células, sobre todo la forma como crecen y se dividen. Una de cada dos personas desarrollará cáncer a lo largo de su vida y, aunque hay muchas cosas que no podemos controlar, aproximadamente el 40% de los casos de cáncer pueden ser prevenidos con cambios en nuestro estilo de vida. La Sociedad Americana del Cáncer (ACS) realizó recientemente una actualización sobre sus guías en relación con la influencia de la dieta y la actividad física en el riesgo de desarrollar cáncer. Al menos el 18% de todos los cánceres en Estados Unidos están relacionados con una combinación de factores asociados al estilo de vida. Mantener un peso saludable, estar físicamente activo y seguir un patrón de alimentación sana puede reducir significativamente el riesgo de una persona de desarrollar o morir de cáncer.

En medicina, el término prevención, está orientado a las acciones que podemos tomar para disminuir el riesgo de que se produzca un determinado evento. En cáncer, se refiere a identificar ciertas conductas o factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar algún tipo de cáncer y poder realizar las medidas necesarias para disminuir ese riesgo, evitando algunos casos que, de otra manera, podrían haber ocurrido.

La realidad es que no podemos frenar todos los casos de cáncer, pero mediante la prevención podemos disminuir su riesgo. Cuando hablamos de prevención, en el contexto del cáncer, no nos enfocamos en una persona en particular, sino que tomamos decisiones que pueden afectar a una comunidad o ayudar a disminuir las probabilidades de ocurrencia de la enfermedad. Hoy hay evidencia suficiente que nos permite generar recomendaciones con el objetivo de disminuir el riesgo de ciertos tipos de cáncer: - No fumar - Ejercitarse - Disminuir el consumo de alcohol - Protegerse del sol - Comer más frutas y verduras - Mantener un peso saludable - Disminuir el consumo de carnes rojas y procesadas En relación con la dieta, se promueve una alimentación natural, más que focalizarse en nutrientes individuales, la evidencia continúa demostrando que los patrones alimentarios saludables (una alimentación a base de plantas, con alimentos reales, no hiperprocesados) están asociados a un riesgo reducido de cáncer, especialmente cáncer de mama y colorrectal. Llevar una alimentación basada en plantas, o mayormente compuesta por estas, nos brinda los nutrientes necesarios para fortalecer nuestro sistema inmunológico y luchar contra las enfermedades. Incluir más frutas, verduras, cereales integrales y legumbres en nuestro día a día, nos garantiza la incorporación de las vitaminas, minerales, fibra y

antioxidantes que nuestro cuerpo necesita para estar saludable. La evidencia confirma que un consumo excesivo de carnes rojas y procesadas está asociado a un mayor riesgo de cáncer colorrectal, por eso la recomendación es consumir menos de 500 g de carnes rojas a la semana y evitar el consumo de carnes procesadas. Mientras que lo ideal es que ¾ de nuestro plato sean verduras, frutas, cereales y legumbres. Además, la evidencia sugiere que un exceso de grasa corporal aumenta el riesgo de cáncer de mama en la posmenopausia, cáncer de endometrio, esófago, páncreas, colon y recto, ovario y tiroides, así como también cáncer de próstata de alto riesgo. ¿Por qué es importante mantener un peso saludable? Sin duda, el peso corporal es una de las cosas más relevantes que puedes hacer para protegerte del cáncer. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para diferentes enfermedades como hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer. Los mecanismos por los cuales se promueve el desarrollo del cáncer están relacionados con un estado de inflamación crónica silenciosa, mayor concentración de hormonas sexuales en tejido graso, niveles altos de insulina y producción de adipoquinas, proteinas pro-inflamatorias que estimulan el crecimiento celular. La actividad física regular y una alimentación saludable nos ayudarán a mantener un peso adecuado.

Por otro lado, otro de los factores de riesgo más conocido y estudiado que influye en el riesgo de desarrollar cáncer es el hábito de fumar. Cuando uno piensa en el cigarrillo, la asociación con cáncer de pulmón se nos viene a la cabeza casi inmediatamente. Más del 90% de los diagnósticos de cáncer de pulmón se hacen en personas fumadoras, sin embargo, fumar es la principal causa de cáncer y de muerte por cáncer, ya que los productos del tabaco y el humo contienen compuestos químicos que dañan el ADN. El hábito de fumar no solo es causante de cáncer de pulmón, también aumenta el riesgo de cáncer de boca, laringe, cuello uterino, vejiga y esófago. No hay un límite mínimo en el que el cigarrillo no produzca daño, por lo tanto, la recomendación es evitar este hábito.

El alcohol es otro de los factores de riesgo conocidos: el etanol es un gran irritante de la porción superior de nuestro tracto digestivo y hay evidencia suficiente que sugiere que beber alcohol aumenta el riesgo de padecer cáncer de boca, faringe, laringe y esófago. La recomendación ideal sería que no consumas alcohol, pero si decides hacerlo, que lo limites a menos de 1 copa al día. Entonces, ya sabes, las 3 patas básicas en la prevención del cáncer son: mantener un peso saludable, comer más frutas y verduras, y ¡moverte! Y, por supuesto, realizar tus controles médicos en tiempo y forma.

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