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Lo que necesitas saber sobre la ansiedad

Perla Navarro

Psicóloga Especialista en Intervenciones en Crisis y Trauma

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Los trastornos de ansiedad son las enfermedades mentales de mayor prevalencia. De acuerdo con estudios de amplia escala, hasta un 33.7% de la población general es afectada por un trastorno de ansiedad a lo largo de sus vidas. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, para el 2017 más de 200 millones de personas en el mundo vivían con un trastorno de ansiedad.

Estos datos nos indican la importancia y la urgencia que tenemos de tener estrategias de prevención y afrontamiento a nivel individual y colectivo. Aprender a identificar la ansiedad y saber qué hacer es una herramienta valiosa; un factor protector ante una realidad en la que la vulnerabilidad y el riesgo parecen ser tan altos para enfermarse.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una respuesta emocional compleja, provocada por el miedo, y que genera síntomas a nivel fisiológico, psicológico y conductual. La ansiedad es una respuesta normal ante ciertas situaciones cotidianas estresantes o amenazantes. Así, cierto grado de ansiedad es, incluso, deseable para el manejo normal de las exigencias del día a día; esta respuesta está diseñada para que podamos sobrevivir a las amenazas. Tan sólo cuando el malestar sobrepasa cierta intensidad o afecta el funcionamiento de la persona en distintas áreas de su vida, es cuando la ansiedad se convierte en patológica.

Principales síntomas de la ansiedad

Para cada persona la ansiedad puede manifestarse de forma diferente, pero hay un conjunto de síntomas más frecuentes, como son: - A nivel corporal: palpitaciones, dolor en el pecho, tensión muscular, dolores de cabeza, Insomnio, agotamiento constante, nudo en el estómago, sensación de asfixia, nausea y temblores. - A nivel psicológico (pensamientos y emociones): dificultad para concentrarse, confusión, miedo a perder el control, dificultades de memoria, estado de hipervigilancia (estar muy pendiente a posibles peligros), impaciencia, frustración, miedo e irritabilidad. - A nivel conductual: evitación de lugares o actividades que generan la sensación de miedo o inquietud, dificultad para hablar, aislamiento, paralización.

Factores de vulnerabilidad y riesgo

Hay algunos factores personales y externos que aumentan la vulnerabilidad y el riesgo a desarrollar problemas asociados a la ansiedad. Entre los factores internos encontramos la dificultad para manejar la incertidumbre, un estilo de pensamiento pesimista, la tendencia a tener expectativas irreales, el perfeccionismo, la autocrítica extrema y el aislamiento. En cuanto a circunstancias externas riesgosas podemos nombrar la sobrecarga laboral o de responsabilidades, dinámicas de violencia, dificultades financieras, situaciones traumáticas o críticas, entre otros.

¿Qué ayuda a prevenir un trastorno de ansiedad?

Aprender a establecer límites y tener un equilibrio entre las distintas áreas o roles de la vida, así como tener hábitos saludables y de autocuidado, son herramientas preventivas para la ansiedad.

Asimismo, es importante poder desarrollar estrategias de afrontamiento activas como la resolución de problemas, la búsqueda de apoyo y la expresión emocional.

¿Qué hacer cuando tenemos ansiedad?

- Primero es importante aceptar la emoción del miedo/ansiedad como algo natural. Evitar decirle a la persona (o decirse uno mismo) que está

exagerando, que no debe sentirse así o que tiene “problemas”. - Validar su preocupación y utilizar alguna estrategia de autorregulación que permita a la persona volver a entrar en un estado de tranquilidad o llevar la ansiedad a un nivel manejable. Algunas de las principales estrategias son: respiraciones profundas, “mindfulness”, meditaciones, estrategias de anclaje, apoyo social. Hay aplicaciones móviles, talleres y servicios profesionales enfocados en el entrenamiento de estas habilidades. - Luego de haber regulado la ansiedad, analizar qué le está preocupando. Buscar soluciones y alternativas. Esto solo es posible hacerlo si nos sentimos relativamente tranquilos. Mientras la ansiedad está en su pico más alto, no es posible hacer este análisis. - Si la ansiedad persiste a pesar de los esfuerzos y empieza a afectar la calidad de vida y el funcionamiento, hay que buscar ayuda profesional. Asistir a consulta psicológica para recibir asistencia y llevar a cabo una evaluación que permita determinar cuál es el abordaje más apropiado. Un profesional entrenado acompaña a la persona no solo a desarrollar técnicas de afrontamiento o manejo de síntomas, sino a descubrir las raíces de la problemática para lograr cambios sostenibles a largo plazo.

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