Suplemento Antropológico "Homenaje a Branislava Susnik"

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Branislava Susnik, eslovena y paraguaya.

Branislava Susnik y su contr ibución a la El mestizaje en Paraguay como categor ía analítica en la obra de Branislava Susnik

Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia

Federico Bossert

Revista del Centro de Estudios Antropológicos Asunción del Paraguay



REVISTA REVISTA SUPLEMENTO SUPLEMENTO ANTROPOLÓGICO ANTROPOLÓGICO SuplementoAntropológico, Antropológico,vol. vol.LV, LIII,núm. núm.1,2,junio diciembre 2018, una publi- seSuplemento 2020, es unaespublicación cación semestral editada y distribuida por el Centro de Estudios Antropolómestral editada y distribuida por el Centro de Estudios Antropológicos de la Unigicos de la Universidad Católica de Asunción (CEADUC). versidad Católica de Asunción (CEADUC). Las opiniones de los artículos firmados firmados son son de de responsabilidad responsabilidad de de los los autores. autores. Los Los documendocumentos publicados constituyen constituyen un un servicio servicio de deinformación informaciónpara paralos loslectores lectoresyysolamente solamentelalapágipágina editorial es opinión de de la la revista. revista.

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Marilín Rehnfeldt mrehnfel@rieder.net.py

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Consejo Editorial Deisy Amarilla (Universidad Católica, Paraguay) Miguel Alberto Bartolomé (Instituto Nacional de Antropología e Historia, México) Beatriz González de Bosio (Universidad Católica, Paraguay) Luc Capdevila (Universidad Rennes 2, Francia) Isabelle Combès (Instituto Francés de Estudios Andinos, Bolivia) Graciela Chamorro (Unversidad Federal de Grande Dourados, MS, Brasil) Jorge Eremites (Universidad Federal de Grande Dourados, MS, Brasil) Ebelio Espínola (Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela) Henryk Gaska (Universidad Nacional de Itapúa, Paraguay) Ana María Gorosito (Universidad Nacional de Misiones, Argentina) René Harder Horst (Appalachian State University, EEUU) Slobodan Pajovic (Megatrend University, Serbia) Efthimia Pavlakis (Universidad Nacional Kapodistríaco, Grecia) Mario Ramos Reyes (Universidad de Kansas, EEUU) Marilín Rehnfeldt (Universidad Católica, Paraguay) Gianpaolo Romanato (Universidad de Padova, Italia) Ignacio Telesca (Universidad de Formosa, Argentina) Rodrigo Villagra (Universidad Católica de Itapúa, Paraguay) Nilo Zárate (Instituto Superior Salesiano de Estudios Filosóficos - ISSEF, Paraguay)


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Lista de Evaluadores • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

Abente Brun, Diego (Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya. Paraguay Amarilla, Deisy (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Arditi, Benjamín (Universidad Nacional Autónoma de México, México) Caballero Mejías, Ester (Universidad Carlos III de Madrid, España) Caballero Merlo, Javier (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Caballeros Ocampos, Herib (Universidad Nacional de Canindeyú,Paraguay) Cerna Villagra, Sarah (Universidad Nacional Autónoma de México, México) Céspedes Darmany, Lorena (Universidad Complutense de Madrid, España) Céspedes Ruffinelli, Roberto Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Demelenne, Dominique (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Filártiga Callizo, Camilo (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Fretes Carreras, Luis (Universidad de Lisboa, Portugal) Fuentes Armadans, Claudio (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Gaska, Henryk (Universidad Nacional de Itapúa, Paraguay) Gephart, Malte (Universidad de Hamburgo, Alemania) Gómez Rommero, Celeste (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Paraguay) López, Magdalena (Universidad de Buenos Aires, Argentina) Martínez Escobar, Fernando (Universidad de Buenos Aires, Argentina) Ortiz Sandoval, Luis (Instituto de Ciencias Sociales de Paraguay, Paraguay) Peris Castiglioni, Carlos (Universidad Nacional de Asunción, Paraguay) Rehnfeldt, Marilín (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Rivarola Franco, Magdalena (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Paraguay) Saracho,Víctor (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Sarah, Darío (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay Silvero, José Manuel (Universidad Nacional de Asunción, Paraguay) Solís, Juan Mario (Universidad Nacional de San Luis de Potosí, México) Taboada Gómez,Victoria (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asuncion”, Paraguay) Telesca, Ignacio (Universidad Nacional de Formosa, Argentina) Zanardini, José (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Zárate López, Nilo (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay)


Vol. LV, Nº 1

Junio, 2020

ISSN 0378-9896

HOMENAJE A BRANISLAVA SUSNIK Antropóloga, lingüista e historiadora social Hugo Oddone

La mirada de Susnik

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Pastor Arenas

Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX

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Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges

Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya

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Ignacio Telesca

El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik

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Adelina Pusineri y Raquel Zalazar

Los viajes de campo de la Dra. Branislava Susnik a los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y a los Aché-Guayakí (Aché) de la Región Oriental del Paraguay (1958-1960) 107

John Renshaw

Reflexiones sobre el cambio cultural 123

Isabelle Combès

Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano) 139

Marilín Rehnfeldt

Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya 169

Gabriela Zuccolillo

Continuará 211

Federico Bossert y Diego Villar

Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay 237

Revista del Centro de Estudios Antropológicos Asunción del Paraguay



Editorial El presente número del Suplemento Antropológico es un Homenaje a la Dra. Branislava Susnik, en el Centenario de su natalicio, gran antropóloga y directora del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero de la Fundacion La Piedad. El Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero agradece al Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica y a la directora de la revista Marilín Rehnfeldt por dedicar este número para destacar la figura de la Dra. Susnik. La compilación y edición de los artículos del presente número estuvo a cargo de Raquel Zalazar, vicedirectora del Museo. Algunos de estos fueron publicados anteriormente en otras revistas, las cuales están consignadas al principio de cada uno. Dichos artículos y el orden en que fueron presentados, exponen distintos aspectos de la vida, la persona, la científica, la maestra y la obra de Susnik. Los dos primeros artículos están escritos a base de los recuerdos de dos de sus discípulos Hugo Oddone y Pastor Arenas, los siguientes cinco tratan sobre algún aspecto de la obra Susnik: arqueología, mestizaje, historia social, trabajo de campo, cambio social o etnohistoria. Los tres últimos son análisis detallados de su obra. El artículo de Hugo Oddone “La mirada de Susnik” es un artículo sobre las vivencias del autor como alumno de la Dra. Susnik en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción y como ella, con su mirada, marcó su vida personal y profesional. Pastor Arenas, es, tal vez, el único discípulo de Susnik que aunque no fue alumno suyo, fue el único que siguió los pasos de las ciencias tal como Susnik le había sugerido. En su artículo “Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX”, nos muestra las distintas ocasiones que le tocó encontrarse con Susnik hasta que finalmente se convirtió en una gran influencia para él. Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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El siguiente artículo “Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya” de Guillermo Lamenza y Mirtha Alfonso trata justamente de los aportes de Susnik a la arqueología paraguaya que no solo se limitaron a las excavaciones arqueológicas que realizó, sino a los materiales que publicó a partir de investigaciones arqueológicas, documentales y de campo, además de su rol como docente en la cátedra de Arqueología Americana impartida en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción. Ignacio Telesca, en su artículo titulado “El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik”, esboza una pequeña biografía de nuestra autora para terminar en el uso del concepto de mestizaje, al cual Susnik le otorgó un nuevo significado para la historia social paraguaya. En el artículo de Adelina Pusineri y Raquel Zalazar “Los viajes de campo de la Dra. Branislava Susnik a los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y a los AchéGuayakí (Aché) de la Región Oriental del Paraguay (1958-1960)”, el punto central es el trabajo de campo y la preparación para ambas expediciones. John Renshaw, en su artículo “Reflexiones sobre el cambio cultural” examina la obra Chamacocos I. Cambio Cultural de Susnik, resultante de sus viajes entre los Chamacocos en 1956/1957 y 1968/1969, comparando el cambio cultural sufrido por ese grupo indígena, incluyendo además sus propias percepciones de su trabajo de campo años más tarde. “Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente boliviano)” se denomina el artículo de Isabelle Combès, donde realiza un análisis cabal del uso de los denominativos de los grupos indígenas de la época colonial en el oriente boliviano y como Susnik pudo haber arrojado luz para entender mejor esta clasificación. El artículo de Marilín Rehnfeldt titulado “Branka Susnik y los cimientos de la antropología paraguaya” expone un recuento biográfico muy importante para entender cómo una mujer extranjera llegó al Paraguay, realizó trabajos de campo en lugares inhóspitos y transformó la forma en como se hacía ciencia. 6

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Gabriela Zuccolillo nos presenta en su artículo “Continuará”, un exhaustivo e interesante análisis de la obra y vida de Susnik, a partir de las publicaciones de Susnik, de la documentación del archivo del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero y de las entrevistas realizadas a sus antiguos colaboradores. Finalmente el artículo de Federico Bossert y Diego Villar, “Branislava Susnik en su laberinto: la lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay”, analiza de forma profunda la obra de Susnik en sus aspectos más importantes, la lingüística, la etnología y la historia social del Paraguay. Agradecemos a todos los autores, quienes cordialmente se sumaron a este número del Suplemento Antropológico como un homenaje a la Dra. Branislava Susnik, una antropóloga en mayúsculas para las ciencias en Paraguay. Adelina Pusineri y Raquel Zalazar

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HOMENAJE A LA DRA. BRANISLAVA SUSNIK EN EL CENTENARIO DE SU NATALICIO (1920-2020)

Antropóloga, lingüista, historiadora social y Directora del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero de la Fundación La Piedad



BIBLIB: 0378-9896 (2020), 11-14

La mirada de Susnik

Hugo Oddone1 Cuando conocí a la Dra. Susnik, lo primero que llamó mi atención fue su mirada. Naturalmente, todo en ella terminaba por despertar admiración. Su discurso erudito, la profundidad de sus argumentos, la contundencia de sus lecciones. Pero su mirada era el portal a una vida llena de luces encendidas, sobre muchos dolores acallados en la penumbra. Fui a verla al llegar de la Argentina donde había cursado la carrera de Ciencias Antropológicas en la Universidad de Buenos Aires, clausurada en 1966 por la dictadura de Onganía por tratarse de una de las ciencias “peligrosas”. Tenía aprobada la asignatura Arqueología y Etnografía Americana y solicitaba su reconocimiento para complementar mis estudios en la rama de Historia de la Universidad Nacional de Asunción, de donde pensaba egresar y partir a Francia en busca de un doctorado en Antropología. Susnik escribió en mi hoja de solicitud un dictamen que, en gran medida, cambió mi rumbo: Estimo que el Programa de Arqueología y Etnografía Americana aprobado por el solicitante llena con suficiencia la parte general americana. Pero para dar por aprobada y revalidada dicha materia, considero indispensable que el solicitante haga un examen complementario de Etnografía Paraguaya.

A partir de allí, su magisterio fue tan intenso y la amistad que me obsequió tan enriquecedora, que no fui a Francia ni me doctoré en Antropología, pero incursioné con pasión en los estudios del hombre y las comunidades desde la demografía social en la que, finalmente, culminé mi posgrado. Puedo decir que ella, desde su cátedra, me enseñó que la Antropología no es solo una posición académica determinada. Es, sobre 1

Ex alumno

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todo, una forma de vivir las ciencias sociales y la propia existencia. Por eso no olvido ni olvidaré sus lecciones de Etnografía del Paraguay y las extensas y amenas charlas con ella en el Andrés Barbero. Y recordaré siempre, especialmente, su mirada. Era una mirada extraña que parecía, erróneamente, provenir de ojos pequeños. Quizás era solo que sus párpados los entornaban como para enfocar mejor a sus interlocutores, dando esa impresión de ojos encogidos. Era sin duda por eso, pienso ahora. Porque no era parte natural de su semblante. Se debía sin duda a sus muchas horas de trabajo, lecturas y escrituras a lo largo de los años. Ella trabajaba mucho de noche. Lo sé porque, pasando frente al Museo donde ella vivía, o yo o mis conocidos podíamos ver a altas horas de la noche o la madrugada la luz de su despacho. Siempre encendida. Pero, además, esos ojos, de apariencia hosca, se entrecerraban mucho para ocultar un largo itinerario de sufrimientos padecidos en su adolescencia y juventud en esa Europa convulsa que la vio nacer, donde las corrientes ideológicas en salvaje pugna dejaban tierra arrasada y holocaustos por doquier. Lo cierto es que sus ojos, aun pareciendo pequeños, tenían una mirada peculiar, horadante, pero sin odio y sin pizca de imágenes que la retrotrajeran a ese pasado y, mucho menos, que nublaran la sabiduría que nos transmitía. Era sí una mirada invasora, escrutadora, inquisidora…etnográfica. Una mirada que investigaba y llegaba, sin duda, a un parecer conclusivo sobre lo que miraba. Por eso era un tanto atemorizante. Como si esa mirada pudiese percibir claramente nuestras debilidades intelectuales, nuestra haraganería para la reflexión profunda, nuestro temor hacia su exigente rigor pedagógico. Porque la dueña de esa mirada, no se distraía en tonterías, era estrictamente seria y exigente. No jugaba con el saber ni transigía con la ignorancia o la mediocridad. Y al mismo tiempo, sabía ser cálida, comprensiva y generosa. Es así que, en muchas ocasiones, vi reír a esa mirada. Con una risa a veces perspicaz, socarrona y cómplice, otras burlona, acusadora, amedrentadora. Penalizadora. A veces, incluso, me pareció sentirla reír a carcajadas, siempre con esa mirada tan capaz de transmitir sensaciones. Y sé que 12

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todo esto que escribo ahora no expresará cabalmente lo que pretendo. Si la Doctora me escuchara (o me leyese, en este caso), me dedicaría una de esas miradas fulminantes por mi atrevimiento, aunque cariñosamente amigable, que podía dedicarnos cuando pretendíamos, osadamente, intimar con sus sentimientos y emociones tan celosamente resguardadas. Quizás solamente puedo ser incontrovertible si doy dos ejemplos dispares de esa mirada que reía o amonestaba por sí misma. Lo hago porque aprendí de ella una lección fundamental para el desarrollo de mi intelecto. En un trabajo de fichado que me encomendó, luego de leer el apretujado montón de fichas que le entregué, escribió en una de ellas: “Muy buen trabajo. Pero exceso de iteración.Y no se quede en describir el hecho: relacione los hechos”… Eso haré a continuación. Se iniciaban las clases de Etnografía Paraguaya, a la que yo asistía por decisión suya durante la licenciatura en Historia en Ita Pytã Punta, cuando en la primera jornada su Ayudante de Cátedra nos informó que, por unos días, ella dictaría las clases porque la Doctora se encontraba haciendo trabajo de campo. Se la notaba vacilante, acaso por principiante, y temerosa por la responsabilidad que asumía: suplir nada menos que “a la Susnik”, como algunos la llamaban en ese mundillo heterogéneo de “estudiantes” y turistas que se paseaban por los pasillos de la Facultad de Filosofía. Recomendó obtener el Manual mimeografiado que, a falta del libro ya agotado, nos serviría de bibliografía básica y señaló que se encontraba disponible en la Secretaría. Allá fuimos durante un receso los pocos alumnos del curso.Y al regreso, mientras la Ayudante comenzaba a dictar su clase, hojeaba yo curioso el Manual, más que nada asombrado por el lenguaje críptico de Susnik, tan peculiar en su estilo sintético que recién comenzaba yo a conocer, cuando la joven Ayudante interrumpió su charla y, nerviosa y molesta, me preguntó “¿le parece que estoy desarrollando bien la clase de acuerdo al manual Sr. Oddone?”. Azorado, pedí disculpas y siguió la clase. Al regresar la Doctora Susnik, la visité en el Museo por una cuestión administrativa relacionada con mi inscripción. Apenas saludarla, miránSuplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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dome con ojos sonrientes y divertidos, como comentando de manera cómplice un gracioso chascarrillo, me preguntó: “¿Qué le pareció la clase Sr. Oddone, se ajustaba al Manual?”… Fue un gesto indulgente para con su Ayudante zaherida y con el indiscreto discípulo. Pero lo que era mirada jocosa, podía ser todo lo contrario. Ya mucho después de los años de Itá Pytã Punta, dictaba ella un ciclo de charlas en un seminario sobre el Rol de los Indígenas en la Formación y en la Vivencia del Paraguay, al que me tocó asistir y, disfrutando de su confianza, transcribir sus clases grabadas y editarlas luego para su publicación. Participaban del mismo algunos parlamentarios del partido de la Asociación Nacional Republicana. Creo que lo hacían más por cumplir algún compromiso partidario que por verdadero interés en la materia. Una de esas noches, el Seminario se dictaba de tarde y noche, luego de habernos hablado de los Cario-guaraní, en un breve receso nos acercamos a conversar con ella en un corrillo, cuando se acerca uno de esos curiosos personajes del Parlamento paraguayo de la época, cuya afiliación partidaria llevaban estampada en el sonrosado rostro y en su vestimenta ornada siempre con una corbata rojo escarlata, para asestarle muy suelto de cuerpo un comentario contundente: “Doctora, yo no sabía que en esa época había arios en el Paraguay”. Sentí cómo subía por el pecho de la Dra. Susnik una especie de lava volcánica, tan roja y ardiente como la corbata del parlamentario, que llegó a sus ojos convertido en un chisporroteo de burla furiosa, para convertirse en una sonrisa visual que, como si no hubiese sido suficiente castigo para fulminar al ignaro parlamentario, vino acompañada de un ligero zapateo de sus pies sobre las baldosas del local donde estábamos.Y esa fue toda su respuesta. Ahora ya no me cabe duda, correlacionando hechos: la mirada de Susnik desbordaba todo el amor y todo el rigor de su sabiduría.

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BIBLIB: 0378-9896 (2020), 15-41

Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX Branislava Susnik, Slovenian and Paraguayan. A humanist at the crossroads of worlds, the 20th century

Enviado: 02/12/2019 Aceptado: 22/04/2020 Pastor Arenas1

Resumen Se presenta una semblanza de la antropóloga Branislava Susnik (19201996) en la que se intenta mostrar aspectos de su personalidad, su trabajo cotidiano, sus rasgos humanos manifiestos y su labor como responsable y conductora del Museo Etnográfico “Andrés Barbero” de Asunción (Paraguay). El aporte tiene el formato de un ensayo evocativo en el que se toman en cuenta los métodos habituales aplicados en la concepción de una historia de vida y la autobiografía. El texto recuerda y repasa su labor y cualidades como docente, los trabajos de campo y académico realizados, sus principales líneas de investigación, los avatares de su vida, así como datos diversos vertidos en el transcurso de encuentros mantenidos durante más de una veintena de años. Se agregan relatos y escenas personalísimas en las que el autor fue testigo presencial. 1

Investigador Principal Ad Honorem del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina. Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos, CEFyBO-CONICET, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Paraguay 2155, Piso 16 (1121), Buenos Aires, Argentina. E-mail: pastorarenas@ yahoo.com.ar

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|Pastor Arenas|

Palabras clave Historia de la Antropología, Etnografía del Paraguay, Etnohistoria del Paraguay, Historia de Vida, Museos del Paraguay, Branislava Susnik.

Abstract A semblance of the anthropologist Branislava Susnik (1920-1996), with an attempt to show certain aspects of her personality, her daily job, her evident human features and her work as responsible and leader of the Ethnographic Museum “Andrés Barbero” of Asunción (Paraguay), is presented. This contribution is in the form of an evocative essay, in which usual methods for conceiving a life history and an autobiography are taken into account. The text is a reminder and a compilation of her work and qualities as a teacher, her fieldwork and academic production, her main lines of research, the vicissitudes of her life and diverse data that come from meetings which took place for more than twenty years. Stories and very personal scenes of which the author was an eyewitness are added.

Key words History of Anthropology, Paraguayan ethnography, Paraguayan ethnohistory, Life history, Paraguayan museums, Branislava Susnik.

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| El centenario del nacimiento de la ilustre antropóloga e historiadora eslovena y paraguaya por adopción Branislava Susnik constituye un acontecimiento que se celebra con homenajes de recordación desde diferentes ángulos. Mi aporte trata de acercar una visión de su persona, situándola más en el trajín cotidiano de su interacción social y en su desempeño laboral que en lo que transmiten sus contribuciones científicas, que son motivo de estudio por relevantes personalidades. En este ensayo me basaré en experiencias personales y directas, producto del trato -si bien espaciado y fragmentario, aunque sostenido- que tuve con ella. A partir de este acotado propósito y del ámbito de acción donde me tocó intervenir, surgen aspectos de su personalidad y pueden rescatarse sentimientos suyos que pueden servir para conocerla en su dimensión humana. Ella fue una mujer de su tiempo, a quien le tocó vivir en su tierra (Europa y Eslovenia) y luego prácticamente renacer en la que vino y donde se afincó (Paraguay) hasta el fin de sus días. Tenemos que situarla idealmente en su juventud en la preguerra y durante la Segunda Guerra Mundial, por cuya consecuencia llegó al Paraguay como refugiada en 1951. Huía de una situación desastrosa y llegaba a un país pobre y con enormes limitaciones en todos los órdenes. Encontró un terreno poco explorado y a veces virgen en sus temáticas de interés. En este contexto, se volcó con la pasión propia del exiliado a empezar una nueva vida. Así, intuyo, trató de superar la separación de su mundo de afectos, de su tierra y sobrellevar la carga de ser siempre extranjera. Esto logró mediante su enorme dedicación y esfuerzo. Estas dos palabras son la clave para entender su historia de vida. Este escrito está redactado en tono coloquial y es inevitablemente autorreferencial desde el momento que me remito a mis recuerdos. Aunque nunca tomé notas durante mis encuentros con Susnik, tengo recuerdos nítidos, a veces nebulosos y otros, producto de extensos diálogos, ya los tengo parcialmente olvidados. También acudo a deducciones o presunciones que son resultado de observaciones provenientes de aquellos encuentros. Para encarar este escrito no recurro a bibliografía alguna, la que cito es sólo para documentar o situar determinados datos. En algunos puntos me extiendo en la descripción del escenario, las circunstancias del momento Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Pastor Arenas| o el contexto que me concierne y en algunas ocasiones menciono a otras personas; esto es así para situar la acción, sobre todo en los momentos iniciales. De alguna manera este aporte de homenaje y evocación se puede situar en el género de la “historia de vida”, un tipo de referencia documental frecuentada y apreciada por su valor testimonial en antropología. También remite a la autobiografía, ya que uno de los protagonistas cuenta su historia, en este caso la mía, vinculada con la persona que recordamos. Primer encuentro: El programa del sexto y último año del bachillerato paraguayo contenía en su currículo la materia “Historia de la cultura del Paraguay”, una excelente asignatura que servía para mostrarnos los vaivenes del país en el campo de la educación, la cultura y la creación en el transcurso de su historia. En 1967 cursaba ese nivel en el Colegio Nacional de la Capital junto con mi hermano Victorino. El profesor de dicha materia era el docente y abogado L. Mendieta; era una persona concisa, un tanto inexpresiva y tenía una manera infrecuente en cuanto al desarrollo de sus clases. No tenía el estilo de los profesores que habitualmente recitaban partes de los textos o apuntes; tampoco se esmeraba en darle a las clases un tono campechano o seductor. Si bien era un profesor serio y respetado, no todos lo valoraban porque no desarrollaba el programa al pie de la letra. La segunda lección trataba sobre las culturas indígenas. Se hablaba muy poco de ellas en aquellos años y esperábamos, con tantos conocimientos acumulados por las muy de moda películas del oeste norteamericano, que se refiriera a los nuestros contándonos similares ferocidades y sus coloridos costumbrismos. Fue una gran decepción porque Mendieta no habló de nada pintoresco ni entretenido, sino, resaltó todo lo que se estaba dando a conocer por esos días para valorar a nuestros indígenas; mencionó su religiosidad, sus mitos, su narrativa, y en definitiva, su pensamiento. Citó a los precursores como Moisés Bertoni, Rosicrán, entre otros, pero se detuvo en dos nombres desconocidos que -nos explicó- estaban destacándose en estos temas: León Cadogan y Branislava Susnik. Agregó que estos interesantes trabajos sobre nuestros nativos se estaban publicando

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| en la Revista del Ateneo Paraguayo2. Con el tiempo, este dato me permitió ver cuán conocedor e ilustrado era Mendieta, que estaba informado o leía material completamente novedoso para la época. Para este relato, quiero señalar que era la primera vez que escuchábamos el nombre de Susnik. Aunque no resultó raro que se mencionara un apellido eslavo en el campo de la ciencia, la docencia o el arte, ya que por entonces había en Paraguay numerosas personalidades y educadores de aquellos países. Poco después de aquella lección, nuestra vecina y amiga Esperanza Giménez fue a visitar a mi hermana y mi madre, y por añadidura a toda la familia, como era costumbre en la Asunción de aquellos años. Era una estudiante avanzada de historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Asunción. Nos preguntó a mi hermano y a mí sobre la asignatura “Historia” que cursábamos, le comentamos ciertos detalles, a raíz de lo cual nos puso al tanto que estaba trabajando en el Museo Etnográfico “Andrés Barbero” con la doctora Susnik, su profesora, y nos invitó a una visita guiada, sugiriéndonos que incluyamos a algunos compañeros. Otra vez escuchamos el nombre de Branislava Susnik. Organizamos la visita, incorporando la participación de algunos compañeros del barrio o cercanías. Llegó el día y Esperanza nos esperaba y sin duda Susnik estaba prevenida. Hay que describir brevemente cómo era el museo por aquellos años. La planta alta de exhibición es la misma. Pero en la parte baja, el museo sólo contaba con lo que hoy es la sala de lectura; el resto ocupaban otras dependencias de la Fundación La Piedad. En ese único salón estaba toda la biblioteca, ya nutrida por cierto, con todas las estanterías en doble fila y muy calculada disposición. En la entrada había mapas explicativos, bustos, algunas piezas de cerámica, armas indígenas, entre otros elementos, todo ello organizado como para iniciar la visita. Antes de llegar a las estanterías de libros había sólo una mesa de lectura con sillas; al costado que da a la calle, entre dos ventanas, una pizarra, y al fondo, estratégicamente escondido, se ubicaba el escritorio donde trabajaba Susnik. 2

El Suplemento Antropológico de la Revista del Ateneo Paraguayo se editó desde 1965 a 1969, desde el volumen 1 al 4. A partir del volumen 5 (1970) pasó a llamarse Suplemento Antropológico, Revista del Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, que al presente lleva más de 50 volúmenes.

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|Pastor Arenas| Esperanza empezó su charla y a darnos las explicaciones; al rato emergió desde el fondo la profesora Susnik. Esperanza nos la presentó, ella nos dio unas palabras de bienvenida y se retiró. Pese a esa fugaz presencia, en lo personal, la imagen de Susnik se me fijó para siempre. Estaba extremadamente delgada, con el cabello muy corto, vestida con un conjunto de camisa y pantalón de trabajo azul que parecía demasiado holgado; este conjunto correspondía a aquella vestimenta de obrero que se vendía por entonces en las tiendas asuncenas de la calle Colón. Iba sin ningún adorno o maquillaje. Su figura contrastaba por completo con lo que conocíamos por esos años de las profesoras, de las profesionales y las señoras capitalinas en general, que siempre llevaban vestidos, zapatos con tacones y carteras, peinados llamativos y a veces aparatosos, maquillaje, alhajas y otros elementos coquetos. Susnik se mostró completamente distinta, extremadamente modesta y despojada, como se la puede ver en fotos suyas pertenecientes a ese tiempo. La visita estudiantil nos resultó fructífera por todo cuanto nos trasmitió y mostró Esperanza, por las atractivas piezas en exhibición y por la experiencia de conocer un lugar por fuera del colegio que, en aquellos años, era ciertamente infrecuente. El segundo encuentro: Este encuentro fue también producto del azar, pero se dio de una forma más personalizada y extensa, y constituyó el antecedente que facilitó las posteriores etapas del vínculo. Contaré brevemente aquellas peripecias estudiantiles que nuevamente nos llevó a Susnik. Ocurrió en 1972; aquello se dio como consecuencia del reordenamiento en la estructura edilicia universitaria. Ese año se trasladaron de sus instalaciones del centro de Asunción el Instituto de Ciencias Básicas (ICB) y la Facultad de Química y Farmacia (FQyF), tales los nombres de entonces de aquellas instituciones, al campus universitario en San Lorenzo, que a la sazón era considerado como una “apartada periferia”. Ese año fue crítico porque para los profesores esta nueva locación “era muy lejos” y les significaba trastornos de todo tipo. Nuestro programa de la carrera de biología para ese año contemplaba la materia Antropología, que en realidad era una antropología física o biológica, que no tenía un profesor regular. Ese año 20

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| los dos docentes que habitualmente se contrataban no la podían dar, y creo que nunca más la dieron a raíz de la mencionada distancia, que a ellos les complicaba en sus otros desempeños. Los docentes que dictaban como contratados eran los doctores Ramón Juste o Egidio Piccioni, ambos antropólogos, y ocasionalmente se recurría al doctor Ricardo Moreno Azorero, profesor de planta. Ninguno de los tres estuvo disponible pero Moreno Azorero pudo ayudar a resolver la situación logrando que asistiéramos a cursos en la Universidad Católica, y para el examen formal se fijó la redacción de una monografía individual a los tres postulantes. A cada uno se nos dio un tema etnográfico o antropológico y se nos indicó que nos acercáramos al Museo Etnográfico “Andrés Barbero” para llevarlo a cabo; en suma, la solución fue recurrir a la siempre muy ocupada Susnik, a quien Moreno Azorero solicitó que nos atendiera. A mí me tocó una monografía sobre las artesanías folklóricas de cuero, madera y fibras del Paraguay. Un curioso presagio de lo que sería mi destino. Cada uno concurrió de forma particular al museo, donde Susnik fue muy atenta, servicial y nos ayudó a todos; los temas eran de completa trivialidad, imposible de ahondar nada y en ningún sentido, pero sin duda entendió que el plan tenía por fin resolver un problema coyuntural, y evitó cualquier comentario molesto o que pudiera herirnos. Cuando nos enfocamos en el trabajo escrito, en las sucesivas visitas de consulta bibliográfica en el museo, la profesora nos daba material de lectura, algunos consejos u orientaciones y -al menos conmigo- entabló algunos diálogos, cuyo contenido no recuerdo, pero empecé a sentirme a gusto y a raíz de este antecedente cuando volví a la institución era conocido y sirvió para que en mis posteriores visitas fuera bien acogido. Su fama de estricta, complicada y otros rumores que se escuchaban en el ambiente estudiantil fueron perdiendo sustento para nosotros. Completamos todos los cursos y concluimos la carrera, tal como nos habíamos propuesto, y luego, cada uno de nosotros empezó a construir su futuro. El tercer encuentro: Concluido el verano de 1973 concurrí al ICB para ver cómo organizaba mi futuro, tratando de incorporarme en alguno de los laboratorios, Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Pastor Arenas| y sobre todo, con la intención de conseguir trabajo, una posibilidad difícil por entonces. Ese día, por casualidad, coincidí con Moreno Azorero, que fue profesor mío en dos materias. Entusiasta como siempre, me mencionó que estaba iniciando un proyecto de investigación y me invitó a participar del mismo: ocuparme de la parte etnobotánica. Desconocía por completo esa disciplina, de la que nunca nos hablaron durante la carrera y ni la vimos citada en la bibliografía. Las explicaciones, la lectura del proyecto y el entusiasmo del profesor hizo que sin tanto esfuerzo me embarcara en aquel estudio sobre plantas reguladoras de la fecundidad en poblaciones indígenas y rurales del Paraguay, que estaba auspiciado por Instituto para el Estudio de la Reproducción Humana (IERH), de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Asunción. Como vemos, nuevamente mi camino me conduciría al Museo Etnográfico y a Susnik. Ella estaba relacionada con Moreno Azorero, y estaba al tanto del proyecto, y así fue que nuevamente concurrí a la biblioteca a buscar bibliografía y a hacer consultas. Susnik me recibió con toda familiaridad, éramos ya conocidos, y a partir de allí me convertí en asiduo visitante. Durante ese lapso tuve que hacer numerosos viajes, trabajos de campo, ocuparme del herbario, hacer consultas sobre plantas y búsquedas bibliográficas en Corrientes y en Buenos Aires; luego de cada viaje o etapa ella se interesaba por lo que hacía y tenía siempre comentarios positivos y sugerencias valiosas. Así fueron los inicios de mi relación de cercanía con Susnik, desde principios de 1973 a mediados del 75, cuando me fui a Buenos Aires y me instalé para desarrollar allí mi vida académica, hasta el presente. Pero siempre mantuve comunicación con ella, cada vez que vine a Asunción la visité, prácticamente hasta sus horas finales. El cuarto encuentro y la relación consolidada: En el segundo semestre de 1974 concluí el trabajo sobre plantas reguladoras de la fecundidad con R. Moreno Azorero, y hasta ese fin de año me desempeñé como ayudante de cátedra en el ICB. La experiencia de investigación transitada me entusiasmó por la etnobotánica, pero no acertaba cómo encararla de manera eficiente. Aquí me acerqué nuevamente a Susnik, a raíz de lo cual asumió una suerte de tutelaje informal. 22

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| Conversamos sobre mis intereses, surgidos a partir de los viajes realizados para cubrir el proyecto anterior. Entre todos ellos me atrajeron los lengua-maskoy, por la hospitalidad, simpatía y la buena disposición que me mostraron. Cercana la primavera-verano de 1974 era ideal para un viaje de simple visita o quizá de “prospección”, como se decía por entonces a los viajes de investigación inicial, y así avanzar en un estudio etnobotánico particular dedicado a este grupo. A partir de mis inquietudes, Susnik empezó a sugerirme pautas; su primera indicación fue que era indispensable organizar una guía, una hoja de ruta y un esquema básico de temas por recabar. Puso en mis manos las conocidas encuestas o guías usadas por entonces, como la de Murdock et al. (1960), la de Carvalho Neto (1956) y me obsequió el preparado por ella y Unger (Susnik y Unger, s./f. ); una lectura obligada indicada fue el Manual de etnografía de Marcel Mauss (2006). Preparé mi modesta primera guía ad hoc, que estaba lista antes del viaje y se la mostré. Hizo una serie de sugerencias y algunos pocos agregados para encarar aquel estimulante trabajo germinal, que me dio gran provecho y me proyectó hacia un futuro. Aprendí de Susnik el valor de la encuesta, que aplicada en el campo, mediante la práctica in situ, abría un cúmulo de nuevos tópicos por abordar y ahondar, y al mismo tiempo incita a aventurarse -con tacto y osadía- en una búsqueda de maneras para resolver cada situación que surja, en razón de que estos datos o recomendaciones no se encuentran en ningún libro. Mis visitas al museo se hicieron más frecuentes a raíz de los títulos que me sugería la profesora y por aquellos que encontraba en las citas de los trabajos leídos. Como había mucho para leer permitió que me llevara libros por el fin de semana a condición de que el lunes a primera hora los devolviera. Fue un avance en la relación, basado en la formalidad y en el cumplimiento de las reglas, en la modalidad que entendí era valorada por ella. No tuve la oportunidad de asistir como alumno de la materia que dictaba en la carrera de historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Sus clases habrán sido de alto nivel por el conocimiento y solvencia que tenía en la materia, cualidad que no era tan frecuente entre los docentes universitarios de aquellos años en nuestro medio. No obstante, sin haber sido su alumno, gracias a su predisposición para la enseñanza pude aprenSuplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Pastor Arenas| der con ella en virtud de su habilidad para transmitir conceptos e ideas aún en una simple conversación. Sabía cómo simplificar un dato, teoría o referencia, de una manera asequible. Al plantearle consultas o preguntas, donde se delataba mi ignorancia al respecto, se tomaba todo el tiempo para explicar, sugerir lecturas, orientar o bien ocuparse de revisar materiales que le pedía que leyera y opinara. A pesar de las lecturas y el esfuerzo puesto, por mi formación en ciencias biológicas, había temas básicos que cualquier estudiante de antropología o lenguas conocía muy bien, pero en mi caso, no captaba o temía no interpretar correctamente los contenidos. Así fue como Susnik, con absoluto desinterés pecuniario ni de otra índole, empezó a explicarme de manera sencilla mis consultas sobre organización social y política, sobre el ciclo de vida, chamanismo, procesos de cambio cultural, pero sobre todo, me ayudó en el intento de lograr una notación correcta de los nombres vernáculos, crucial en etnobotánica. Para esto último era necesario comprender la jerga lingüística, tan ininteligible para el ajeno a la especialidad. Palabras tan complejas como “oclusiva posvelar”, “lateral sorda”, “africada dento-alveolar”, o “vocal posterior media cerrada sonora oral”, eran expresiones que me desorientaban por completo3. Estas cuestiones me explicó de pie y recurriendo a la pizarra con tiza en mano, como dándome clases particulares. Ciertamente era una maestra, con gran vocación, porque no producía en el estudiante la sensación de que se la estaba molestando. Como maestra también la recuerda Miguel Chase Sardi en muchos de sus trabajos ya que él asistió a alguno de estos cursos. También fue alumno y habitué del museo el antropólogo José Antonio Gómez Perasso, en cuya obra es visible la influencia de Susnik. Lo mío no fue un plan programático sino ocurrió a partir de mis necesidades. Pero, puedo rescatar -con el paso del tiempo- que fue su conversación general de donde más aprendí. Finalmente, a partir de julio de 1975 conseguí ubicarme en un instituto de botánica de reciente formación en Buenos Aires.Ya en la capital argentina mi director me alentó a que siguiera con lo iniciado en el Chaco paraguayo y esto permitió que no perdiera mis 3

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Con la notación lingüística sólo pude avanzar posteriormente asistiendo a los seminarios del profesor de lingüística Salvador Bucca en la Universidad de Buenos Aires.

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| vínculos con el país y sus temáticas. Volvía cada tanto, cada año, a hacer mis trabajos en el Chaco, y de paso, absolutamente siempre pasé a ver a Susnik y logré mantener aquellos enriquecedores encuentros. Aquel primer trabajo de campo con los lengua-maskoy finalmente avanzó mediante la inmensa ayuda y el entusiasmo puesto por mis informantes y llegaría a publicarse como libro Mis visitas y consultas en el Museo: El mejor momento para interactuar con Susnik era ir muy temprano, había que llegar allí a las 7 de la mañana; siempre la encontraba leyendo el diario, bebiendo te o con el cigarrillo eternamente en mano. Estaba con estupendo humor casi siempre, se mostraba conversadora, creativa y comunicativa. Estaba completamente informada de lo que pasaba en el país y en el mundo, era un placer escuchar sus análisis enmarcados en observaciones históricas y sociológicas. La radio era su gran fuente informativa. Pasado un tiempo, media hora, una hora y no mucho más, parecía que se percataba que estaba traicionando su tiempo u obligaciones y se ponía nerviosa; sin que dijera nada se le notaba por unos movimientos especiales. Era el momento de saludar e irse, o bien, decir a qué iba uno o qué buscaba. Hoy me pregunto de qué hablábamos? Si se tratara de visita social, por consultas o fines de trabajo, ese momento previo de grata conversación tempranera era obligado. No dejaré de mencionar su lenguaje. El modo de hablar de Susnik era único, extraño e inolvidable: perfectamente comprensible, con sintaxis correcta, pero absolutamente extranjero, con su cadencia y sus notables énfasis, de palabras aparentemente inventadas pero previsiblemente prestadas de otros idiomas. Esto lucía como una suerte de jerigonza, producto del entrecruzamiento de tantos idiomas conocidos por ella. En su comunicación en el castellano paraguayo, Susnik no evadía los giros propios y entonaciones locales y hasta incorporaba palabras en guaraní para dar el lustre nacional a su comunicación oral. A lo anterior hay que añadir el lenguaje gestual, el de sus manos, las expresiones del rostro y sobre todo sus miradas, que en su conjunto daban densidad a su discurso.

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|Pastor Arenas| El museo como sitio de trabajo: El movimiento y la gestión institucional del museo se concentraban en ella. Luego del fallecimiento del doctor Max Schmidt, fue quien lo acondicionó en su nueva sede, que es la actual. Esto le permitió un detallado conocimiento de las colecciones, los documentos, y particularmente la biblioteca, que era la sección más consultada por los visitantes. Era secretaria, guía, bibliotecaria, y seguramente cuando carecía de personal era portera y limpiadora, es decir que ante la necesidad, en esos años, hacía de todo. Pero en situaciones normales contaba con un personal acotado: una persona de limpieza, un joven ayudante para los mandados y una asistente técnica, que en esta etapa era otra ex-alumna de la carrera de historia, Elke Unger, que cumplió un rol destacado en la institución, secundándola en las cuestiones administrativas. Pero Susnik cargaba sobre sí una variada responsabilidad, sobre todo, en cuanto a las consultas de colegas o público general; era quien respondía sobre los más diversos tópicos, en la medida de sus posibilidades. En este sentido, es admirable su paciencia ante la constante interrupción de su trabajo con demandas o consultas por temas o motivos que a cualquier persona colmada de obligaciones resultarían exasperantes. Contaré una anécdota para hacer gráfico mi comentario, que seguramente ocurrió en el año 1974. Me encontraba en la mesa de lectura cuando entraron al salón dos chiquillas, seguramente de 11-12 años, muy tímidas y modestas como eran los niños por entonces. Vino a atenderlas Susnik. Se dio el diálogo más o menos de esta forma: Una de las chicas contó que la maestra les pidió un trabajo práctico sobre indígenas para exponer en clase. Susnik les preguntó qué indígenas y sobre qué tema. Ellas no sabían nada, sólo atinaron a responderle desconcertadas que les pidió sobre indígenas. Pensé entre mí, las saca a escobazos… Contenida, pero con voz airada, Susnik les explicó y protestó que eso era muy vago y que alguna orientación tenía que darles la maestra, e hizo otras consideraciones parecidas. Las chicas escucharon el sermón impasibles y quedó evidente su determinación de buscar y llevar esos datos. Ante la silenciosa persistencia, Susnik aceptó la situación, las hizo sentar y fue a buscar algunos materiales. Qué les trajo? Evidentemente algo tenía preparado para estas situaciones, algún 26

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| “Billiken” o algún número del “Farolito”, la revista infantil paraguaya de aquellos años. Las chicas cuchicheaban, copiaban e hicieron su trabajo. Partieron contentas y agradecidas. Así era Susnik, áspera pero atenta, servicial y comprensiva. Pero su paciencia tenía sus límites y su carácter era explosivo ante la arbitrariedad o la incomprensión. En dos o tres de mis visitas matinales, como fui la primera persona con quien se cruzó, me tocó, de alguna manera, ser con quien desahogarse. Era muy joven por entonces, no comprendía ni conocía las personas implicadas ni las razones que estaban en juego; me limité a escucharla y pedirle algunas aclaraciones cuando me interesó algún punto. De alguna manera, estas situaciones fueron un anticipo de lo que me esperaba en mi quehacer futuro. Con el tiempo comprendí, cuando me tocó vivir situaciones similares, que su enfrentamiento era con los grupos de poder institucionales, que cuando se juntan, se regodean y atacan con crueldad. Ella sería un blanco fácil, debía defender en forma solitaria su posición, su actividad y sus intereses, en un ámbito donde siempre las ciencias humanas quedan desguarnecidas ante las disciplinas duras. Se sumaba a esto, la dificultad de gestionar un museo que no produce recursos y no se traduce en una agencia remuneradora, que no vende, y que al contrario implica sólo gasto y mala inversión, se la vería como un ente altamente deficitario. A lo largo de mi carrera pude corroborar que las ciencias duras y los gestores institucionales pragmáticos siempre vituperan en estos casos. Me hubiera gustado verla en la escena directa y escuchar su defensa y sus argumentos. En su día después verbalizaba su enojo mediante su potente voz, caminando iracunda, trémula y gesticulando alrededor de la mesada, era como ver a una gran actriz dramática en una escena de bravura. Pero al mismo tiempo se advertía su desgaste emocional y físico en estas circunstancias, lo cual al testigo y espectador no puede sino producirle desazón. En una ocasión la vi en situación parecida con una persona con quien mantuvo una discusión acalorada y la expulsó sin contemplaciones. Ella tenía un carácter contenido pero ante situaciones adversas emergía su genio y debía mostrarlo para hacerse sentir y defenderse. Es comprensible que se plantara porque era una persona sola, que no formaba parte de camarillas Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Pastor Arenas| que la apuntalaran; probablemente tampoco querría involucrar ni involucrarse con nadie en componendas. Sin embargo, no estaba sola y tenía gente que la quería, que -sin duda- le servía de sostén. Por lo conversado al respecto, noté que tenía un pequeño círculo de personas muy queridas, distinguidos profesionales y de la cultura, por quienes se sentía apoyada, y por quienes sentía afecto y respeto entrañables; recuerdo dos de estos nombres: los doctores Juan Boggino y Gustavo González. La consulta bibliográfica: La biblioteca del museo es diversa en su contenido, pero como ya apuntamos, Susnik la conocía muy bien, y en tal sentido, respondía u orientaba rápidamente las consultas externas. En el caso mío, en un principio, la principal motivación fue la consulta de la colección de obras naturalistas, vinculadas con la botánica o la etnobotánica. Estas obras provenían principalmente de la Biblioteca de Moisés S. Bertoni, que fue adquirida por la Fundación La Piedad. A estos fondos se agregó el legado del doctor Andrés Barbero así como lo que fue incorporándose por el canje y las donaciones. La sección naturalista estaba situada en un sector aparte, bien ordenado. Conocía las obras cual bibliotecaria, y al comienzo me buscaba lo que solicitaba, pero de a poco fue delegando en mí esa tarea y me permitió ver personalmente en los muebles con la sola condición de no desordenarlos y que si algo retiraba que los devolviera en su sitio. La biblioteca, el acervo y su enriquecimiento: En aquellos años una institución científica no era descollante si no contaba con una biblioteca excelente. La riqueza de sus colecciones era un rasgo que definía su prestigio. En consonancia con estos ideales, fue constante la preocupación de Susnik por el enriquecimiento bibliográfico mediante la adquisición de obras nuevas y antiguas. Para cumplir con esta finalidad, por un lado contaba con sus publicaciones que servían para el canje pero también disponía de recursos institucionales para adquirirlas. En sus viajes al exterior se ocupó de acrecentar las colecciones, para lo que también contó con el apoyo de sus amistades y contactos 28

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| profesionales de otros países. Cuando me instalé en Buenos Aires, en numerosas ocasiones compré libros y pedí fotocopias que ella necesitaba, sobre todo en el Museo Mitre, el Museo Etnográfico “Juan Bautista Ambrosetti” o en el Archivo General de la Nación de Argentina, instituciones donde la conocían muy bien, e invocando su nombre se ocupaban con diligencia para cumplir su pedido. Por mi parte, en las charlas que manteníamos en Asunción hablábamos de libros y títulos; algo sabía de lo que le interesaba y estaba atento en la aparición de esos títulos. Tomaba en cuenta esos datos durante mis recorridas por los libreros y anticuarios de Buenos Aires, donde me fijaba en lo que podía interesar “al Barbero”. En varias oportunidades encontré obras valiosas que avisé de inmediato; a veces se adquirieron pero en otras ocasiones, con sufrimiento me decía que era imposible disponer de los costos dispuestos en los catálogos, muchas veces exorbitantes. Conservo el epistolario mantenido con Susnik, que consta de 16 cartas; en todas ellas se trata específicamente de consultas sobre obras, listas, pedidos, precios de fotocopias y hotel diario, compras, envíos de giros; información sobre funcionamiento de instituciones (cierres, mudanzas, horarios de atención, etcétera). En una de sus cartas, ante una próxima visita de consulta a Buenos Aires da una muestra de su “genio y figura” y cuanto significaba su tiempo y el uso racional de sus recursos para viajar: “cuál es el ambiente para “trabajar” y no “charlar”?”, averigua sobre el clima laboral en una institución. En aquellos años, en tiempos sin fax, teléfono directo o internet, conseguir cualquier información eficiente era siempre engorroso y con demora, y una ayuda directa facilitaba los trámites. La cantidad de obras e intereses de Susnik eran inagotables y se advierte claramente su afán de darle una dimensión jerárquica a su institución a la luz de los títulos buscados; es notorio que buscaba afianzar un centro de investigación y de consulta plausible, no para ella, sino pensando a futuro. Sus intereses se concentraban en la literatura concerniente al país y la región, tan escasa e inhallable por entonces. Con el correr de los años, en nuestros días, muchas de esas obras van digitalizándose y son accesibles; pero en aquellos años, a raíz de estas limitaciones era difícil el trabajo de investigación en Paraguay, pero Susnik con su determinación de siempre y en la medida de sus posibilidades procuraba conseguir el material que necesitaba y los incorporaba Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Pastor Arenas| en los fondos institucionales. Como hice notar, probablemente su ideal era convertir el museo en un centro de referencia, con la mirada puesta en el futuro, incluyendo además la idea de dar pluralidad de intereses a las colecciones bibliográficas y a las temáticas a desarrollar en Paraguay. Prueba de ello es el párrafo que me escribe en su carta fechada el 30 de septiembre de 1980:

Sus trabajos: Cuando la empecé a tratar, a principios de los 70, ya había publicado sus primeros trabajos de etnohistoria, pero esta orientación estaba consolidándose y haciéndose más profunda en función de su interés creciente por la historia de las distintas sociedades que habitan en Paraguay. Su afán por los estudios etnohistóricos y etnosociales podemos datar desde los inicios de la década del 60, para lo cual investigó en aquellos años en los archivos históricos de Asunción, Buenos Aires, Santa Cruz de la Sierra, Sucre y Tarija. El último trabajo de campo realizado fue con los lenguamaskoy en 1976, que sirvió para cotejo y ampliación de datos previos reunidos en 1954 y 1963; esta campaña dio como resultado una nueva monografía sobre este grupo indígena (Susnik, 1977). Cuando conversábamos y recordaba sus coloridos trabajos de campo, sus experiencias durante sus campañas, le pregunté en varias oportunidades por qué no trabajaba de nuevo directamente con los nativos como había hecho antes. Por esos días su entusiasmo por proseguir la investigación etnográfica sobre los indígenas del país había declinado, a mi parecer, casi por completo. En sus comentarios adjudicaba a la situación de cambio en la que ya por entonces estaban sumidos estos pueblos; veía que desde la historia podía aportar más elementos para comprender mejor la sociedad paraguaya de nuestros días. No obstante, considero que lo que la desanimaba era el creciente clima de tensión entre el Estado y los investigadores sociales de entonces (años 60-80), así como por la marcada postura ideológica, a ve30

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| ces radicalizada en sus críticas entre los actores de uno y otro sector, que en no pocos casos significó lamentables rupturas y desentendimientos. Mi percepción fue que prefirió mantenerse al margen de esos eventos del momento, o de resistir la asunción de una postura ideológica comprometida con uno u otro sector, considerando que de hacerlo quizá afectaría a la institución de bien público a la que pertenecía. No obstante, nada de lo que acontecía en la sociedad, entre los nativos, las organizaciones indigenistas, ONGs y la acción del estado le resultaban ajenos. Creer que Susnik vivía en una cerrazón y aislada al mundo circundante es un error. Avala mi parecer la forma como se conformó el trabajo conjunto con su ex alumno Miguel Chase-Sardi, Los indios del Paraguay (Susnik y Chase-Sardi, 1995.), donde Susnik asume los capítulos históricos y Chase-Sardi aquellos comprometidos con las políticas que datan desde el período constitucional, centrados particularmente en el indigenismo y en las acciones del estado. Sin duda, ambos autores hicieron aportes compartidos unificando criterios que redundaron para fundamentar, dar ilación y coherencia a la obra. Entiendo que su producción académica es -de alguna manera- una proyección de su forma de vida y de su temperamento: despojado, sin detalles, escueto, con párrafos concisos. Sus frases suelen ser breves y sin alardes de lucimiento literario. Entiendo que tenía en claro que era una persona de ciencia y no una literata, no hay veleidades de escritora en sus trabajos. Éstos tienen la documentación suficiente para fundamentar y dar las necesarias referencias para el cotejo y la verificación, y nada más. En ningún caso describe el marco teórico, la metodología, consideraciones generales de índole ideológica, opiniones contrapuestas de autores, ni se debate en discusiones intrincadas ni pomposas. Las personas que no la conocieron pueden imaginar su desconocimiento de las obras, autores, teorías y corrientes que fueron surgiendo en el mundo académico en esos años. Estaba completamente al tanto, siendo una voraz lectora; pero evitaba adherirse a las modas y detestaba al esnobismo. En sus obras tampoco da detalles de los lugares de trabajo, del paisaje, las peripecias vividas y omite todas aquellas anécdotas que solía contar a su audiencia. Sus primeros trabajos se publicaron mimeografiados, lo cual hizo que Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Pastor Arenas| tuvieran ostensibles limitaciones editoriales; esto afectó sobre todo a sus primeros trabajos lingüísticos, donde la notación de las palabras se vio seriamente afectada. A pesar de estos rasgos editoriales, por la escasez de la producción antropológica regional y local, sus aportes fueron siempre buscados, consultados y se agotaron. Su compromiso personal, su dedicación y constancia para el trabajo eran admirables. Aunque no compartía con ella el espacio laboral, intuyo que las horas que le dedicaba eran extensísimas. Siempre se la veía absorta en lo suyo, si no pasaba textos o escritos tecleando en su máquina, tomaba los apuntes y redactaba en hojas o cuadernos donde escribía a mano con bolígrafos de distintos colores. Cuando me instalé en Argentina y la visitaba le preguntaba sobre sus planes y trabajos y le comentaba los míos. Susnik me exponía sus metas para el año y los siguientes, que cumplía con una diligencia cronométrica. Prácticamente cada año tenía alguna producción relevante para mostrar. Cuando la visitaba nuevamente, y luego de los saludos de rigor, se retiraba un rato a su lugar y volvía radiante con su nueva obra, que siempre me obsequió desde que la traté. La expresión de su rostro era de completa satisfacción; seguramente de alivio y -por qué no- de tranquilidad por cumplir con lo propuesto. Se notaba que el programa y su línea de ejecución era algo central que organizaba su vida.Y al mismo tiempo, era evidente que disfrutaba de obsequiar un libro, y más aun sabiendo que sería leído y apreciado. Mencioné las numerosas cartas que conservo. En las escasas ocasiones donde figura algo personal e íntimo en su epistolario, hay uno donde en su habitual forma concisa declara su ideario:

Las lenguas y los estudios lingüísticos: Su interés por las lenguas parece que nace muy tempranamente; ade32

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| más de su lengua materna, aprendió los idiomas europeos propios de la academia en aquellos años (inglés, alemán, francés e italiano) que los conocía con fluidez y que al parecer los mantuvo con el correr de los años; a estos idiomas se suma el español, que es el que empleó en su hablar diario y en el que publicó casi la totalidad de su obra. Hablamos en varias oportunidades sobre su pasión por las lenguas; no obstante, no recuerdo cuales fueron las lenguas históricas que había estudiado en Europa, no para hablarlas, sino como parte de su formación académica4. A su llegada a Paraguay se encontró con un terreno también inexplorado en esta temática e incursionó, mediante trabajos de campo, en el estudio de varias de ellas; entre las lenguas chaqueñas produjo contribuciones sobre el chulupí (nivaclé), maká, lengua-maskoy, toba, ayoreo y chamacoco. De aquellas del grupo guaraní se ocupó del aché-guayakí, y en el plano histórico, de la lengua de los mbayá, basada en documentos del siglo XVIII. En sus trabajos etnográficos generales le dio suficiente espacio y hasta capítulos a la sección lingüística. Hacia fines de 1982 recibí una carta donde me cuenta: “me estoy preparando para un viaje al Japón y debo antes -por mi capricho-, aprender algo del japonés elemental”. Este viaje realizó, en efecto, a dicho país en 1983 por invitación de la Fundación Japón para desarrollar un programa como conferencista en instituciones académicas japonesas5. Pese a estos antecedentes ineludibles mencionados, los lingüistas que investigaron varias de estas lenguas nativas han ignorado, soslayado o considerado negativamente estos trabajos. Como no soy especialista en la disciplina no opino sobre la cuestión en particular, pero debo destacar que me sorprende la escasa curiosidad que les despertaron. De mi parte, rescato de manera especial la información que contienen sus “frasearios”, como los nombra, que son de gran valor etnográfico por el aporte genuino de datos y porque, al menos en el plano de la etnobiología, traen informaciones inhallables en otras fuentes, como son los nombres de dolencias, partes del cuerpo, usos y rol de plantas o 4 5

En la primera mitad del siglo XX todavía era común que los programas de las escuelas secundarias de todo el mundo incluyeran en su currículo lenguas clásicas, especialmente el latín, y aún nociones del griego. En mi posterior visita a Susnik este viaje pasó completamente inadvertido y ni lo conversamos, al punto que creí que no lo realizó: Sus sucesoras, Adelina Pusineri y Raquel Zalazar, me cuentan que sí lo hizo, y en lo que concierne al uso de la lengua, su aprendizaje -pese a elemental- le sirvió en su visita a los Ainus de Piratori, para comunicarse con ellos.

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|Pastor Arenas| animales, nomenclatura del espacio, léxico del ciclo vital, personajes de su espiritualidad, prohibiciones y restricciones en el comportamiento, así como un sinfín de sorprendentes datos que surgen de una lectura atenta e interesada. Sería enriquecedor que entre la generación venidera o futura de lingüistas tomen en cuenta el esfuerzo puesto por Susnik en estos trabajos, que por otro lado son idiomas vigentes. Vemos estudios lingüísticos dedicados a lenguas desaparecidas, o de las que quedan apenas fragmentos, o que se basan en apuntes de viajeros o bien de ocasionales interesados, las más de las veces no profesionales, pero que son abordados con entusiasmo por estudiosos que tratan de dilucidar cómo eran aquellas lenguas. Generosidad y hospitalidad: En los párrafos precedentes hice ciertas alusiones sobre sus rasgos generosos. Era obsequiosa de sus publicaciones, de las colecciones duplicadas de revistas en archivo y seguramente de otros materiales innecesarios, que los compartía y los obsequiaba con placer a quien creía merecedor o interesado. Parte de mi anecdotario incluye algo que nunca me ocurrió en los innúmeros lugares visitados (museos, bibliotecas, institutos, etc.) en diversos países; puedo afirmar que esto es propio del patrimonio de Susnik. Una vez que empecé a frecuentar el museo, solía pasar varias horas hasta cerca de mediodía. Un día, a media mañana, se acercó y me ofreció inesperadamente compota de durazno. La educación hogareña mandaba: no gracias, no se moleste, sobre todo por el inusual agasajo para un ocasional visitante. Al rato Susnik apareció resueltamente con la compota y me la puso al lado; hubo que disfrutarla, confieso que sin mucho esfuerzo. Esto se repitió en otras oportunidades, y pese a que siempre le agradecía según la fórmula habitual, hacía lo mismo. Ella solía tener tortas, masitas y otras delicias de repostería, que presumo le obsequiaban sus alumnas o amigas, o quizá las comprara. Cuando le devolvía el platillo y agradecía, aparecía esa cara de satisfacción que le producía el halago hecho. Una guía en la enseñanza: Ya instalado en Buenos Aires, pese a una situación si se quiere privile34

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| giada en lo institucional y el acceso a numerosos recursos, tenía muchas dudas sobre cómo iba mi trabajo ya que en el instituto donde trabajaba eran todos botánicos. Ante esto y como conocedora de los lengua-maskoy e indígenas del Chaco le pedí a Susnik que me revisara la penúltima versión de mi trabajo sobre los lengua, antes de realizar una nueva campaña. Leyó las partes etnográficas y pasó por alto las partes netamente botánicas. Fijada la fecha de reunión, concurrí con lápiz y papel en mano y tomé nota de sus comentarios y sugerencias. Ella tenía preparada una pequeña hoja como ayuda memoria, de cuyos puntos me habló largamente. Al terminar me entregó la hoja para que la tenga conmigo y para no olvidar los puntos mencionados; esta hoja -que guardo como recuerdo- reproduzco en este escrito (véase Apéndice). El libro sobre los lengua se publicó hacia fines de 1981 en Buenos Aires, y una de las primeras remesas fue enviada para Susnik y el Museo; muy brevemente, como siempre, acusó recibo y me respondió “le felicito cordialmente y me complace conocerlo como un joven investigador con toda la responsabilidad” (19/11/1981). Cerca de un mes después, con motivo de mi visita familiar para las fiestas, ya personalmente, estuvo como siempre, en la forma presencial, sumamente expresiva, optimista y contenta por la culminación de la obra. Su vida en sociedad Mi relación con Susnik fue completamente asimétrica; me llevaba casi 30 años y por su educación, su trayectoria, así como por su posición la distancia era completa; no era un par ni un amigo para intimar. Cuando me relacioné con ella era la de un principiante con una persona completamente establecida y prestigiosa. No obstante, pese a la distancia, pude percibir aunque fuera someramente, su modo de ser. Cualquiera diría que era solitaria y que tenía una vida ermitaña. Si bien se hospedó gran parte del tiempo en su habitación en el recinto del museo, era una persona amigable y bien dispuesta, a la que siempre se acercaban para saludar o visitar las personas que fueron allegadas. En numerosas oportunidades observé que recibía con mucha simpatía y amabilidad a las personas que conocía y se mostraba como entusiasta Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Pastor Arenas| conversadora, una cualidad que reitero a lo largo de este escrito, porque si nos basamos en sus escritos y en su epistolario se podría concluir que se trataba de una persona imposible de dialogar o conversar, seca o monosilábica, no fue así. Pero entiendo que su vida social pública era acotada. Nunca la vi en cines, teatros u otro tipo de eventos; quizá fuera a alguna función pero nunca coincidimos ni nos cruzamos. Supe por otras personas mayores que yo que en los años 50/60 hacía una vida social algo más activa, visitaba algunas casas y personas, y también salía a pasear con algunas personas amigas de esos años. Pero un rasgo que hay que señalar es su discreción, mesura, tacto, pudor y completo respeto por la privacidad ajena y suya; su estilo era el de las personas respetuosas y que a la vez inducía al respeto. En sus conversaciones conmigo faltaron las alusiones familiares o anécdotas referidas a su país; nunca mencionó sus años de estudiante, sus actividades sociales o de otro tipo. Pero como sugerí más arriba, tampoco por entonces se estilaba compartir tales intimidades con un visitante o alumno. Quizá hubo relaciones cercanas con quienes pudo compartir sus vivencias personales. El ocaso de la vida Nuestros intercambios y visitas continuaron por más de veinte años, y un momento nuevamente singular ocurrió en su último viaje a Buenos Aires en 1994, que lo hizo en compañía de su fiel asistente Adelina Pusineri. Fueron febriles días de consulta y búsqueda de documentación, lo cual no impidió que hiciera alguna vida social. Fijamos una tarde para merendar en conjunto, los tres. Nos encontramos puntuales en un simpático café céntrico y una vez instalados ordenamos al mozo nuestras preferencias. Susnik pidió sus infaltables medialunas, para ella las mejores eran las de Buenos Aires, eran su debilidad. Coincido, he probado en algunos otros países y ciertamente las medialunas porteñas son únicas. A mi turno, pedí el café y del otro lado de la mesa ella ordenaba que pida una torta; me fijé para elegir alguna liviana, quizá de manzana. Pero ella ya tenía vista una de chocolate, con varias capas de relleno distinto, que incluía trozos de cerezas y decoración con las mismas frutas. La más opulenta, aparatosa, deliciosa…y costosa de la carta. Indicó al mozo que 36

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|Branislava Susnik, eslovena y paraguaya. Una humanista en la encrucijada de mundos, sociedades y hechos históricos en el siglo XX| traiga esa, aclarándonos que ella invitaba. Cuando todo estuvo en la mesa, nuevamente su sonrisa apacible y su cara de amistosa satisfacción. En la sobremesa, conversando de los más variados temas, me preguntó si tenía algún concierto en agenda, me conocía como melómano. Le comenté que esa misma semana había un atractivo programa de música eslava en los conciertos de abono de la Filarmónica de Buenos Aires en el Teatro Colón. Allí recordó cuánto le hubiera gustado ir a las funciones del teatro cuando vivió en Buenos Aires en su primer año en Sudamérica. Recordó que ni tenía ropa adecuada para ir a ese tipo de funciones en aquellos años. Ella estaba elegantemente vestida esa tarde y le aseguré que con esa misma indumentaria estaba perfecta para una función en el Colón. Le conté que los lujos y exigencias se habían abandonado a partir de 1984, cuando gobernó el presidente Raúl Alfonsín, que a partir de entonces se podía concurrir vestido normalmente, sin saco y corbata los varones y vestidos las damas, salvo las funciones de Gran Abono, para las que se exigían trajes de etiqueta. Creí convencerla, aceptó la propuesta de mi invitación, y compré las entradas. La noche antes Adelina me informó que no podía ir, pero en realidad no quería ir. Suspendimos el programa, de mi parte con mucha tristeza, y sólo nos juntamos un rato con Adelina mientras Susnik se recluyó en el hotel revisando aún material bibliográfico en préstamo que debía devolver el otro día. Con el paso de los años, este hecho tan inexplicable y frustrante para mí, de lamentar que no se permitiera esa oportunidad o reivindicación, puedo decir que por fin la he comprendido. Transitar el otoño de la vida también me hace entender situaciones antes inexplicables. La música tiene el lenguaje exacto y el potente poder para movilizar las cuerdas más sensibles del ser. Los sones eslavos la conducirían exactamente a su tierra, a sus recuerdos más hermosos y tiernos; también a aquellos dramáticos y dolorosos. Por otro lado, estar en ese recinto musical, en un sitio anhelado en su pasado en Buenos Aires, aquel imposible de sus iniciales años difíciles del exilio, a aquello que décadas atrás no pudo realizar por sus circunstancias. Ciertamente, de haber concurrido, en medio del teatro, en ese ámbito grandioso y musical, rodeado de gente, cómo dominar las emociones; sería una situación insostenible y más que un placer hubiera Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Pastor Arenas| sido una tortura. Así, la querida maestra se privó de algo hermoso pero optó por evitarse un posible exceso doloroso. Cuando comencé mi historia conté la impresión que me causó su frágil figura, y al concluir con este episodio vinculado con la música, muestro, en general, cómo el sinuoso camino de la vida nos conduce a una situación de fragilidad: cómo después de tantas luchas nos vuelve vulnerables. En todas las circunstancias Susnik supo cómo resolver, anticiparse o sobreponerse con valentía a las dificultades. Y entiendo que buscó y encontró el ardid para defenderse de las situaciones extremas y así poder salvar su integridad: el silencio, la mesura, la distancia. La solución para el convite al teatro fue esa. En oposición a las contingencias adversas, que las tuvo, supo dejarnos un legado que no habla de ninguna de estas eventualidades vividas; nada altisonante encontraremos en sus escritos ni en sus expresiones públicas, porque decidió por el silencio y por mostrarnos y contarnos siempre lo mejor.

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Referencias Bibliográficas ARENAS, Pastor. 1981. Etnobotánica lengua-maskoy. Buenos Aires, Edición de la Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura (FECIC), 358 p. DE CARVALHO NETTO, Paulo. 1956. “Técnica de investigación folklórica (Experiencias del Paraguay)”. Comunicaciones Antropológicas del Museo de Historia Natural de Montevideo.Vol. 1, pp. 1-26. MAUSS, Marcel. 2006. Manual de etnografía. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 320 p. [Se conocen numerosas ediciones, en diferentes idiomas, a partir de la 1ª en francés de 1947]. MURDOCK, George P., Clellan S. Ford, Alfred E. Hudson, Raymond Kennedy, Leo W. Simmons y John W. M.Whiting. 1960. Guía para la clasificación de los datos culturales. Washington, D.C., Unión Panamericana, Secretaría General de la O.E.A., 248 p. SUSNIK, Branislava. 1977. “Lengua-maskoy. Su hablar, su pensar, su vivencia”. Lenguas Chaqueñas VI. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, 271 p. SUSNIK, Branislava y Elke Unger. s/f. Índice clasificador con especial referencia a la Etnografía Paraguaya. Cátedra de Arqueología y Etnología Americana, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Asunción. Mimeografiado, 20 p. SUSNIK, Branislava y Miguel Chase-Sardi. 1995. Los indios del Paraguay. Madrid, Editorial Mapfre, 452 p.

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Apéndice

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BIBLIB: 0378-9896 (2020), 43-76

Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya

Branislava Susnik and her contribution to Paraguayan archeology Enviado: 26/02/2020 Aceptado: 19/06/2020

Guillermo Nicolás Lamenza1 y Mirtha Alfonso Monges2

Resumen Las investigaciones arqueológicas desarrolladas en Sudamérica presentan un desarrollo diferencial en estrecha vinculación con la historia de la disciplina de cada uno de los países que la componen. En particular, destaca la escasa o dispersa información referente al Paraguay prehispánico. Las primeras comunicaciones dan a conocer hallazgos fortuitos, observaciones de campo, prospecciones y, en menor medida, excavaciones sistemáticas. Entre ellas, se destaca la figura de la Dra. Susnik, reconocida principalmente por sus aportes a la lingüística, etnohistoria e historia social paraguaya. En el marco de las actividades conmemorativas del centenario de su nacimiento, el objetivo de este artículo es analizar y poner en valor sus aportes en el ámbito de la arqueología. Como conclusión proponemos que su obra sienta las bases para pensar una arqueología paraguaya y la necesidad de su formalización institucionalizada a fin de asegurar su continuidad y desarrollo.

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División Antropología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP. CONICET. Paseo del Bosque s/n. La Plata, Buenos Aires, (Argentina), guillermolamenza@gmail.com MUSEO de ITAIPU Tierra Guaraní. Supercarretera ITAIPU. Centro Ambiental. Hernandarias, Paraguay, alfonsomirtha@gmail.com

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges|

Palabras clave Susnik, Arqueología, Paraguay.

Abstract The archaeological investigations carried out in South America present a differential development closely linked to the history of the discipline of each of the countries that compose it. In particular, the scant or scattered information regarding pre-Hispanic Paraguay stands out. The first communications reveal fortuitous finds, field observations, surveys and, to a lesser extent, systematic excavations. Among them, the figure of Dr. Susnik is highlighted, recognized mainly for her contributions to Paraguayan linguistics, ethnohistory and social history. As part of the commemorative activities of the centenary of her birth, the objective of this article is to analyze and value her contributions in the field of archaeology. In conclusion, we propose that her work lays the foundations for Paraguayan archeology and the need for its institutionalization and formalization to ensure its continuity and development.

Key words Susnik, Archaeology, Paraguay.

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| Introducción El año 2020 trajo consigo el centenario del nacimiento de Branislava Susnik. Homenajes, exposiciones y publicaciones estaban listos para ser realizados, hasta que la pandemia de COVID-19 produjo un cambio significativo en los planes. Esto, sin embargo, no implicó que su centenario haya pasado desapercibido, ya que la mayoría de las conmemoraciones fueron volcadas al plano virtual, tanto en Paraguay como en Eslovenia. Para aquellos que estudian su trabajo, ha significado también una oportunidad para volver sobre sus aportes, revisar sus textos y analizar el impacto que estos han tenido para las ciencias sociales y humanas en la región. En este sentido, la arqueología no es la excepción. Para situarse en el trabajo arqueológico de Susnik, es importante volver mentalmente al Paraguay con el que ella se encontró en 1951 y con la información existente hasta el momento en la materia. Sin embargo, no es posible aislar sus interpretaciones en el campo de la arqueología, de la etnología o la antropología, pues sin duda consideró que en el desarrollo de todo este grupo de ciencias estaba la clave para comprender principalmente el pasado prehispánico del Paraguay. Jorge Eremites de Oliveira (2007), en su análisis sobre el aporte de Susnik a la arqueología del Pantanal específicamente, da un puntapié inicial a la necesidad de realizar un análisis exhaustivo de su obra y los aspectos que tendrían que ser tomados en cuenta al hacerlo: Finalmente, quero dizer novamente e repetidas vezes que uma análise exaustiva sobre a obra completa de Branka Susnik ainda está por ser feita. De todo modo, suas idéias precisam ser avaliadas dentro de uma perspectiva histórica e historiográfica, sempre às percebendo no contexto de sua época e no âmbito do desenvolvimento das ciências sociais no Paraguai (Oliveira, 2007: 103).

La arqueología de Paraguay presenta un desarrollo diferencial en desventaja en relación con otros países sudamericanos. Las primeras referencias sobre hallazgos arqueológicos en Paraguay se remontan a relatos de viajeros y cronistas de los siglos XVII al XIX. A partir del siglo XX Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| se encuentran esporádicas comunicaciones sobre hallazgos fortuitos y/o excavaciones sistemáticas excepcionales. Estos son los antecedentes que conocía y tenía presente Susnik al iniciar sus investigaciones en estas tierras (para una síntesis de los antecedentes arqueológicos de Paraguay ver Alfonso Monges y Lamenza, 2021). Un factor común que tienen la mayoría de estas comunicaciones es que gran parte de los referentes empíricos están a resguardo en el Museo Etnográfico Andrés Barbero. El trabajo de formar y organizar dichas colecciones fue iniciado por el Dr. Max Schmidt desde la creación del museo, y fue acrecentado y ampliado por Branislava Susnik, principalmente como resultado de sus investigaciones de campo. A Susnik también se debe la actual organización de las colecciones, mediante la elaboración de catálogos y fichas, organizando los datos y los materiales registrados por Schmidt. La variedad del material y el hecho de que las colecciones provienen de casi todo el territorio paraguayo, reflejando así la diversidad cultural pasada y presente, pone al museo en situación de ser el principal repositorio del patrimonio arqueológico del país. ¿Podríamos decir hoy, a la luz de los conocimientos actuales y al grado de desarrollo de la arqueología en Paraguay y en la región, que el trabajo de Susnik ha sentado bases conceptuales fundamentales para pensar en una arqueología paraguaya? Para contestar esa pregunta, es necesario analizar su línea de pensamiento y reflexión, tarea no siempre fácil, debido no solo a su estilo de escritura, sino a que además muchas veces es necesario leer entre líneas, analizando los datos que aporta, la redes que va creando a través de lo que “descubre” en sus investigaciones y que vierte en sus escritos para explicar patrones de movilidad, adaptabilidad, relacionamiento, procesos de etnogénesis y estrategias económicas de los pueblos del pasado. Jorge Eremites de Oliveira (2007), en el trabajo citado anteriormente, destaca su intuición de investigadora, al igual que su amplio conocimiento de las fuentes históricas. Sin embargo, también hace hincapié en otros aspectos relacionados a su interpretación, los cuales debatiremos y analizaremos en este artículo. 46

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| É preciso reconhecer que as interpretações de Susnik demonstram uma extraordinária capacidade de erudição teórica, marcada por um raciocínio dedutivo e por um profundo conhecimento das fontes textuais. Entretanto, muitas de suas idéias difusionistas, inclusive as interpretações psicoculturais, carecem de dados arqueológicos; elas podem ser consideradas modelos hipotéticos que, na mais pessimista das avaliações, comprovam a existência de uma rica e complexa diversidade sociocultural no Chaco, no Pantanal e em áreas adjacentes, cujas origens recuam ao passado pré-histórico, quer dizer, que não se trata de mero saldo da Conquista Ibérica (Oliveira, 2007: 101).

Sus aportes de primera mano en materia arqueológica tienen en cuenta a casi todo el Paraguay, desde Puerto 14 de Mayo, en el Chaco paraguayo, Paraguarí o Alto Paraná en la región oriental, combinando investigaciones de campo sistemáticas con análisis de antecedentes empíricos y estudio del material obrante en el Museo Etnográfico Andrés Barbero. Asumió un rol multifacético de investigadora, autora, directora de museo y hasta docente, por lo cual hoy en día, para contestar la pregunta planteada anteriormente debemos analizar todos estos aspectos en su individualidad y en su conjunto. Partimos de la hipótesis que existe una clave fundamental para comprender mejor a Susnik, la arqueóloga, y ese lugar es el Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero, depositario de sus aportes bibliográficos, documentos personales y de la colección arqueológica que formó, clasificó y organizó; por ahí empezamos el camino para ensayar una mirada a través de sus ojos. La piedra Rosetta de Susnik: el Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero El Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero (MEAB) fue fundado bajo la denominación de Museo de Historia y Etnografía en el año 1929 por el Dr. Andrés Barbero (presidente de la Sociedad Científica del Paraguay). Actualmente pertenece y es administrado por la Fundación La Piedad. La primera sede del museo fue el local de la Cruz Roja Paraguaya y desde el año 1956 se localiza en su ubicación actual, edificio Museum Dr. Andrés Barbero. A lo largo de su historia ha contado con la dirección de los más notables investigadores de la región. Entre los años 1933 y 1946, a cargo Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| del Dr. Max Schmidt, el MEAB ha gestionado exploraciones en el Mato Grosso y los primeros estudios arqueológicos en el Paraguay. A la muerte del Dr. Schmidt (1950) y del Dr. Barbero (1951), ya bajo la administración de la Fundación La Piedad, asume la dirección la Dra. Branislava Susnik, cargo que ocupó entre los años 1951 y 1996. En este periodo se incrementan notablemente las colecciones, se organizan campañas arqueológicas y etnográficas, exposiciones permanentes y una biblioteca especializada de consulta obligada para todos los estudios regionales. Desde la muerte de la Dra. Susnik hasta la actualidad, el MEAB se encuentra bajo la dirección de la Lic. Adelina Pusineri y la codirección de la Mgtr. Raquel Zalazar (desde el año 2011), profundizando la sistematización de las colecciones, exposiciones, eventos y estimulando la visita de investigadores del país y extranjeros. Desde sus comienzos el MEAB ha estado vinculado con la producción de contenidos. De esta manera se encuentra la serie etnográfica de la Revista de la Sociedad Científica del Paraguay, el Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico y las Guías del Museo, a cargo de la Dra. Susnik desde el año 1968-1969 y la Guía Ilustrada del Museo por Adelina Pusineri desde el año 1989. Estas guías cuentan con el valor agregado de interesante material inédito producto de sus trabajos de campo. La producción del MEAB continúa con la reedición de obras de Susnik así como también producciones como el Catálogo de Textiles del Chaco, realizado por Alfonsina Elías y Ariel Mencia en el año 2012 o el libro Cantando a la Madre de Wilma Mancuello González del año 2013. En las guías del museo mencionadas anteriormente (Susnik 19681969; Pusineri, 1989) se organiza una introducción donde se realiza una síntesis de la historia del museo y enumeran las colecciones. Las arqueológicas están diferenciadas en dos apartados, paleolítico y etno-arqueología guaraní, mbayá, caduveo y payaguá. Las etnográficas se refieren a las culturas guaraní, guayakí y chaqueñas (guaycurú, maskoy, mataco, zamuco y tapieté). Asimismo, se describen las colecciones de fotografías, grabaciones, diapositivas, de motivos decorativos en tejidos, cestería, pirograbados, folklore tradicional del Paraguay y la biblioteca del Museo. En otro capítulo se cuenta con una caracterización biológica y cultural 48

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| de los pueblos indígenas del Paraguay, ordenado según criterio tipológico racial, donde además se hace una síntesis de la etnohistoria guaraní y chaqueña. En otro capítulo se aborda el tema de la manufactura indígena a través de la descripción de algunos objetos de las colecciones del museo. En particular la guía en la edición de Pusineri (1989) está acompañada con láminas que muestran el acervo material del museo. De las 31 láminas que acompañan la guía, una sola lámina presenta materiales arqueológicos, líticos de la región del Alto Paraná, hachas, puntas de flecha y los denominados “bastones de mando”.También se describen los materiales líticos recuperados en el sitio Puerto 14 de Mayo. Aunque no sean estrictamente arqueológicas, son importantes las piezas de cerámica que aparecen ilustradas en este material que son de utilidad para conocer el repertorio ergológico de los distintos pueblos del Paraguay. Por ejemplo, las primeras cuatro láminas muestran piezas enteras guaraní y chiriguano-chané. La lámina 5 muestra los típicos botijos chaqueños. La lámina 6 dos piezas enteras payaguá. La lámina 7 piezas mbayá. Las láminas 8 a 11 muestran cestos guaranís (mbyá, chiripa y pa´tavyterá) y guayakí. Las láminas 12 y 13 bolsas tejidas chaqueñas. También se muestran hamacas, mantas tejidas, esteras, fajas, tembetás, máscaras de madera, recipientes, figurinas, pipas, calabazas grabadas, instrumentos musicales y adornos corporales. Sin embargo, podemos afirmar que no todas las conclusiones de Susnik se encuentran publicadas y disponibles al público. Adelina Pusineri, quien fuera su secretaria en sus últimos años de vida, relata el recelo que demostraba la doctora en cuanto a sus apuntes y documentos: …un año antes de su fallecimiento me decía lo que debía hacer con sus manuscritos: tenía que romper, tirar o quemar, porque sus investigaciones jamás serán interpretadas por otro como ella las había tomado…creo que ella, los fines de semana, cuando limpiaba su habitación, iba tirando lo que no quería que se encuentre… (Pusineri, 2015:135).

Si bien Pusineri no accedió a ello, indica que es muy posible que la propia Susnik se haya deshecho de muchos documentos. Ante esta posiSuplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| bilidad, las colecciones y la organización general del MEAB, adquieren aún mayor relevancia, por ser las “pistas” que nos quedan para comprender su obra. Un aspecto que nos interesa destacar es que la Dra. Susnik tenía un programa, un abordaje antropológico sistemático e integral donde la arqueología formaba parte. Es notable la participación de Susnik en la “Primera Mesa Redonda” de museos del Paraguay, desarrollada bajo el patrocinio de la UNESCO en 1958. Junto con otros notables gestores culturales, historiadores e investigadores, Susnik participó en representación del Museo Etnológico y Antropológico del Paraguay, hoy MEAB, presentando los trabajos de investigación y difusión realizados por el museo hasta ese entonces. Estas reuniones, que se realizaron de noviembre de 1957 a febrero de 1958, y cuya memoria se registra en el Boletín de Educación Paraguaya de los años 1958 y 1959, relata las decisiones tomadas por los integrantes y un dato no menor, la creación de cuatro comisiones especializadas de estudios, entre ellas una dedicada a temas de etnología y arqueología, integrada por Branka Susnik, José Boggino y Guillermo Tell Bertoni (Ministerio de Educación y Culto, 1958) En esta memoria no se recogen las impresiones o las opiniones individuales de los participantes, fuera de las presentaciones específicas realizadas por cada uno de ellos sobre su área de trabajo, pero siendo esta mesa redonda un hito histórico para la museología paraguaya, se destaca la participación de la Dra. Susnik y del MEAB como referencia científica en el tema. Las colecciones del MEAB nos permiten acceder a sus datos de primera mano, muchos inéditos. A través de su archivo y material fotográfico podemos aproximarnos al proceso de excavación y las técnicas empleadas. Asimismo, pueden revisarse los referentes empíricos revisados por ella y comprender mejor la base material de sus interpretaciones. La primera arqueóloga de Paraguay En el año 1952 cuando asume la Dirección del Museo Etnográfico, lo hace con un concepto claro: investigar el pasado prehispánico era clave para entender la conformación socioantropológica del Paraguay y la región, además de complementar e incrementar el acervo del Museo. 50

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| Cuatro años después de iniciar su trabajo como directora, en 1956, viaja al Chaco Boreal para el que sería su primer viaje de investigación, con el auspicio de la Sociedad Científica de Paraguay y el apoyo financiero de la Fundación La Piedad. La logística previa y durante la campaña incluyó gestiones con el Ministerio de Defensa; Ministerio de Agricultura y Ganadería; Armada Nacional; Nuncio Apostólico a fin de contar con el apoyo de las Misiones del norte; Relaciones exteriores, Embajada de Bolivia, no siempre con las mejores respuestas y acompañamiento a las gestiones. Una descripción del contexto general de esta primera expedición al Chaco boreal fue realizada por la Dra. Rehnfeldt (2020). En función de los objetivos de este trabajo y de nuestra consulta a los archivos de la expedición destacamos problemas logísticos en relación con la disposición de animales de transporte y la idoneidad de los acompañantes, como lo expresa Guillermo Tell Bertoni a la Fundación La Piedad mientras la Dra. Susnik se encontraba en Puerto Guaraní. Los animales de transporte son la “conditio sine qua non” de la expedición. Ruego trámites inmediatos en este sentido para poder en el mes de Octubre algo resolver al respecto, ya que en Noviembre tenemos que internarnos… (Archivo MEAB: Nota N°66/56).

Se reproducen aquí algunos puntos que resalta el Dr. Bertoni en torno a los requerimientos de la campaña. Para entender esto, tenemos que imaginarnos la hazaña que implicaba llegar al Chaco, en ese entonces una expedición peligrosa en donde contar con ciertos recursos podía significar la diferencia entre la vida o la muerte, lo cual queda patente en los puntos detallados en la nota: II Acompañamiento Militar: -También este problema no es muy fácil, ya que los acompañantes determinan nuestra trayectoria. a) En Bahía Negra son marinos que desconocen completamente el Chaco. De manera que los acompañantes deberían ser destinados de algún destacamento de Mcal. Estigarribia.Y si es posible algún idóneo del lugar. b) Al respecto doy la copia de la carta del Gral. Samaniego para el Gral. Britos Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| de Mcal. Estigarribia y oficialmente debería pedirse allá que nos envíen por lo menos 3 soldados a Bahía Negra para los primeros días de Noviembre/ Si Uds. en Asunción no hacen este trámite, la expedición fracasará porque el conocimiento de aguadas es vital para nuestra vida. Pero hay que inculcar a esta gente que nosotros debemos penetrar por Bahía Negra adentro hasta Fortín Madrejón: Fortín Madrejoncito a Ingavi. Y que no podemos seguir otro camino. Resulta que los militares siempre buscan caminos más fáciles ya que no entienden porque nosotros queremos seguir una ruta determinada (Archivo MEAB; Nota N°66/56).

Lamentablemente no obtuvo la totalidad del apoyo necesario, debió enfrentarse a varias dificultades y no pudo realizar la segunda etapa de la expedición que consistía en atravesar el Chaco a través de territorio ayoreo. De todos modos, el viaje hasta Bahía Negra produjo pioneros y significativos resultados para la antropología paraguaya en general. En función de los objetivos planteados nos vamos a detener en la excavación realizada en Puerto 14 de Mayo cuya importancia es apreciada desde comienzos de las investigaciones, tal como lo expresa el presidente de la Sociedad Científica de Paraguay, Guillermo Tell Bertoni al Ministro de Defensa Nacional una vez finalizada la expedición, “...parecemos de extraordinaria conveniencia que la Dra. Susnik vuelva a hacer excavaciones en los ricos yacimientos arqueológicos que ha descubierto y con una simple exploración que pudo efectuar recogió piezas de altísimo valor científico” (Archivo MEAB: Nota N°76/56). Este sitio es el primero en ser excavado de manera sistemática y es la clave para integrar los registros del Pantanal brasilero con el Chaco argentino a lo largo del Río Paraguay y sus afluentes en el denominado agrupamiento Pantanal - Chaco (Lamenza et al. 2019 y bibliografía allí citada). Durante ese mismo viaje realiza colectas superficiales y algunos sondeos en las localidades de Puerto Guaraní, Punta Valinotti y en Isla Victoria, encontrado bastante material mbayá-caduveo. En el año 1957 comunica un avance preliminar de los resultados de la expedición en la revista Runa de la Universidad de Buenos Aires y en el año 1959 publica los resultados del viaje anteriormente mencio52

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| nado y presenta con mucho más detalle los materiales arqueológicos del área altoparaguayense. Describe unos fragmentos de cerámica caduveo encontrados en Punta Valinotti y Puerto Guaraní y los analiza en comparación con otros mencionados por Boggiani a fin de siglo XIX. Relata, además, que los chamacoco residentes en ese momento en el área, informan el hallazgo de material idéntico esparcido por la margen derecha del Río Paraguay desde Bahía Negra hasta Corumbá. Menciona una posible influencia tereno-arawak en la técnica de manufactura de esta cerámica, que compartiría algunos rasgos con la cerámica layana (arawak) de Belén y están generalizados por el área mbayá y sarigué (payaguá septentrionales). En la decoración de las piezas caduveo, remarca la diferencia entre el patrón escalonado (caduveo mbayá arawakizado) y el romboide por simple incisión lineal (wettiadau-mbayá). Otro dato interesante es que recupera la información de que los caduveo utilizan hueso quemado como antiplástico. Este dato no es menor, dado que, por el momento, cuando en los sitios arqueológicos de la región chaqueña encontramos cerámica con inclusiones intencionales de hueso, nos permite aproximarnos a una cronología tardía, incluso histórica y contemporánea. También cabe mencionar que en la mayoría de los sitios arqueológicos del Chaco las inclusiones preferenciales, desde las primeras ocupaciones, han sido de tiesto molido. Asimismo, menciona una figura de barro cocido (ídolo) hallada junto con una vasija funeraria. Este tipo de figuras presentan alta significación entre los caduveo y consideramos que han prestado a confusión en algunas descripciones posteriores donde los interpretan como apéndices modelados. Las figuras representan al lobo de agua y la Dra. Susnik da una interpretación simbólica que los vincula con el poder shamánico y agrega “…un vestigio del complejo mitológico acuático bastante difusionado en el área alto paraguayense” (Susnik, 1959). Finalmente, reconoce que los patrones decorativos de la cerámica de Punta Valinotti manifiestan elementos heterogéneos, principalmente, vinculados con el Mato Grosso, la región andina (arawak) y chaqueña (guaycurú). En cuanto a las características del sitio Puerto 14 de Mayo, lo divide Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| en dos sectores diferenciados: el primero con características de una elevación conchífera y el segundo como un alto térreo. Para los chamacoco, este sería el sitio identificado como el lugar de la matanza de los Anabsoro, quizás interpretado de esta manera debido a la presencia de ceniza y restos óseos humanos fragmentados que se encuentran en una parte del sitio. Susnik menciona una correlación estrecha del módulo subsistencial con los ocupantes del conchal de Nabileque, destacando diferencias en la decoración de la cerámica. Otro aspecto interesante por destacar para comprender que la Dra. Susnik tenía en cuenta la multiplicidad de sentidos de la cultura material y no se guiaba por el pensamiento tipológico tradicional de la época. En sus palabras, la cerámica más evolucionada tenía una interpretación sistémico-funcional dentro del conjunto y la adscribe al carácter ceremonial del mismo. De esta primera campaña menciona un total de 367 fragmentos cerámicos y 7 hachas líticas posiblemente chamacoco. Su descripción además está atravesada por referencias etnohistóricas y, desde el punto de vista del análisis de los restos, sus interpretaciones incorporan la visión tradicional indígena así como también perspectivas funcionales, estilísticas y simbólicas. En el informe del año 1959, publicado en el Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico también menciona que en Puerto Guaraní se recuperaron gran cantidad de piezas que fueron sacadas del país. Asimismo, menciona fragmentos cerámicos en la confluencia del Río Ypané y Paraguay en la zona de la antigua misión de Belén. Posiblemente estos últimos materiales pueden asociarse con mezcla de alfarería payaguá, mbayá y guaraní. En Paraguarí, entre los años 1965 a 1968, realizó exploraciones arqueológicas, para las que contó eventualmente con la colaboración de dos alumnos y auxiliares del museo, Tito Rojas Cardozo y Stella Maris Macchi. Mediante esta campaña, se agregaron varias vasijas guaraníes, entre ellas algunas urnas funerarias, al acervo del Museo. Susnik vuelve al Chaco paraguayo en el año 1966 como resultado de 54

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| un hallazgo fortuito de fragmentos de cerámica en la Estancia Riacho Alegre, alertada por el propietario de dicho lugar. La acompañó el Lic. Tito Rojas Cardozo. En esta oportunidad recupera restos óseos humanos y 118 fragmentos cerámicos. En 1990 retorna al sitio Puerto 14 de Mayo en donde, con la ayuda de la Lic. Adelina Pusineri, actual directora del Museo Etnográfico Andrés Barbero, excava otro sector, esta vez utilizando el método de trincheras según la información que obra en los archivos del Museo. Recupera 1282 fragmentos de cerámica, 303 cuentas de valvas y restos óseos humanos. Estos materiales inéditos, forman parte de la colección arqueológica del Museo, y al redescubrirlos aportan un caudal importante de información sobre los primeros pueblos ceramistas de Paraguay. Análisis preliminares de estos materiales fueron realizados por Eremites de Oliveira (2002) y Lamenza et al. (2009). Posteriormente, se establecieron correlaciones regionales a través de la aplicación de técnicas numéricas multivariadas sobre el material cerámico (Lamenza, 2015); se realizaron dataciones radiocarbónicas para conocer la antigüedad de los restos (Lamenza et al., 2015), se pudo conocer un poco más sobre estos pobladores a través de estudios bioantropológicos de los restos humanos (Lamenza y Plischuk, 2015) y, actualmente se encuentran en proceso análisis de ADN que auguran interesantes resultados sobre la filiación y ancestría de los individuos exhumados. Otro texto inédito es el de la colecta de materiales arqueológicos en el Sitio San Pedro durante una visita al Río Jejuí en 1992. Al analizar material procedente de la zona de Alto Paraná, Susnik elabora una interpretación de lo que denomina complejos culturales, entre ellos lo que llama el paleolítico altoparanaense. Para ello, utiliza material lítico proveniente de los sitios de Yaguarazapá, Kuñapiru, Tacurú Pucú y otras localidades ribereñas del Paraná (Susnik, 1968-1969). La principal materia prima utilizada para la fabricación de estos artefactos sería el itá pororó, del cual se obtenían una diversidad de útiles líticos de tamaños y tipología diversa como raspadores, raederas, hachas, puntas de proyectil y unos pilones pulidos que ella identificaba como bastones de mando. Siguiendo los modelos de la época, Susnik diferencia los materiales y los adscribe por lo menos a tres horizontes cronológicos: el primero, Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| fabricantes de útiles líticos de gran tamaño como hachas, raspadores y pilones, corresponden a grupos pre-guaraníes tales como los guayanákaingangue; el segundo, que utilizaba herramientas pequeñas tales como las puntas de proyectil, vinculado al complejo lítico sur-brasileño; y el tercero, en el que predomina la presencia de alfarería guaraní y que ella identifica en Tacurú Pucú. Estos tres horizontes darían cuenta de ocupaciones superpuestas y consecutivas, representando el material lítico a la fase de ocupación más temprana, y la cerámica guaraní a la más tardía. Si bien esta interpretación se encuentra con algunos problemas ante los datos aportados por los estudios sistemáticos de este tipo de sitios en la región, este trabajo de Susnik es el primero de su tipo en cuanto a la caracterización de la ocupación humana con relación al río Paraná. Para entender su forma de pensar la arqueología seguramente no solo debemos conocer su contexto de formación sino también la complejidad del nuevo objeto de estudio al que se enfrentaba. En las próximas líneas intentaremos recuperar algunos aspectos teórico-metodológicos y cómo la realidad antropológica de Paraguay la llevó a tener que diseñar nuevos conceptos. Algunos aspectos conceptuales y teórico-metodológicos en la arqueología de la Dra. Susnik Personalmente me denomino “científica neopositivista” ya que rechazo todo lo que no pueda ser documentado; mis libros contienen sólo datos concentrados. (Susnik, 2016), cita del prólogo de Federico Bossert y Diego Villar de Una visión socioantropológica del Paraguay.

Susnik realizó sus estudios universitarios en Eslovenia, en la Universidad de Ljubljana, donde se formó en Arqueología de Emona, Etnografía Bosniaco Turca y en Prehistoria de Europa y Asia, finalmente realizando el Doctorado en Prehistoria e Historia, entre 1937 a 1941. Entre los años 1942 y 1943, esta vez en la Universidad de Roma, se graduó en Historia y Arqueología Sumerio Babilonesa, además de realizar cursos de arqueología romana y cristiana antigua (Peris, 2014) Su formación en la escuela europea y en una rama de la arqueología orientada hacia lo clásico y con 56

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| base en la historia, puede notarse en sus textos y en el uso de terminología y conceptos europeos para la descripción de contextos americanos, especialmente en sus textos tempranos, lo cual también es común en sus contemporáneos. Por supuesto que su formación académica engloba otras ciencias como la etnografía y la antropología, pero para los propósitos de este artículo nos enfocaremos en la parte arqueológica, aunque sin duda sus estudios en el amplio espectro de las ciencias antropológicas influenciaron su forma de pensar y hacer arqueología. En relación con la vasta producción lingüística, etnográfica y etnohistórica, es poca la producción estrictamente arqueológica de la Dra. Susnik. Sin embargo, su visión sobre el pasado prehispánico, sus trabajos de campo y las colecciones del MEAB siempre están presentes en sus obras. La arqueología siempre fue parte de su antropología. En gran parte de sus trabajos, las interpretaciones del campo arqueológico aparecen de forma intrusiva en el desarrollo de ideas no necesariamente enfocadas a la arqueología. Susnik no se para a explicar conceptos o en la mayoría de los casos a citar bibliografía; da por sentado que el lector ya las conoce. Su estilo de escritura parece combinar la divulgación de nuevas informaciones, la comparación de la evidencia y la elaboración de hipótesis propias, todo al mismo tiempo. Estos factores representan un desafío para aquellos que estudian su obra, como lo manifiesta Isabelle Combès: Hay que reconocerlo: de difícil lectura o francamente incomprensible, el peculiar estilo de Susnik desespera a veces aún más que la profusión de los etnónimos coloniales. Su obra es, sin embargo, la que más y mejor logró acercarse a la complejidad del paisaje étnico de la Chiquitania. Abstrusos o poco afortunados, sus inimitables neologismos -“dependencia socio-periférica”, “ramal de proto-pobladores” y demás “chiquitización”- ponen el dedo en la llaga y se forjaron precisamente porque las herramientas de la antropología que tenía mano servían de poco o nada para entender un panorama siempre cambiante y rebelde a los afanes de clasificación sociolingüística (Combès, 2012: 202).

La Dra. Combès manifiesta aquí una realidad palpable en el trabajo de Susnik; su preparación académica, al igual que su amplio conocimiento Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| de las fuentes históricas y de los antecedentes etnográficos que dominaba, no eran suficientes para armar el rompecabezas que se encontraba frente a ella. Su experiencia en el campo le iba mostrando que necesitaba adaptar metodología y también abrir su mente a nuevas posibilidades que su formación teórica no incluía. Esta libertad que se le presentaba de crear, por llamarlo de alguna manera, en una mente menos intuitiva y análitica que Susnik, hubiera sido quizás una fórmula para el caos. Sin embargo, en medio de esta dualidad y de las dificultades en el análisis de su obra, ya mencionados anteriormente, es imposible descartar los datos que aporta. Por ejemplo, para el caso de la chiquitanía boliviana, es ilustradora la reflexión de Combès, “Definitivamente, a la desesperación o a la simplificación son preferibles los neologismos de Susnik: por más oscuros que parezcan, son los que más luces arrojan sobre el paisaje étnico de la Babilonia chiquitana” (Combès, 2012:216). En Apuntes de Etnografía Paraguaya. Parte 1ra (1961), un texto utilizado para la enseñanza universitaria de la cátedra de Arqueología y Etnología Americana, de la que Susnik fue docente, puede notarse un lenguaje un poco diferente al menos al inicio, quizás pensando en el público estudiantil. El libro inicia con una descripción de los pueblos del Chaco, explicando que la presentación de los mismos en el material se daría de acuerdo a las familias lingüísticas: La clasificación de las poblaciones del área chaqueña se basa en el término lingüístico, índice más fácil para identificar la multitud de las tribus componentes. Una familia lingüística, generalmente representa también el elemento étnico predominante y una cierta homogeneidad de patrón cultural fundamental, aunque los diferentes contactos culturales, precolombinos -arawak, subandinos, mattogrossenses- y postcolombinos, circunstanciaron algunas manifestaciones peculiares de varios grupos tribales, permitiendo estas hablar de un complejo cultural chaqueño (Susnik, 1961: 1).

Más adelante, en el mismo material y en una sección refiriéndose específicamente a los guaraníes, describe los procesos de contacto entre los grupos humanos durante las sucesivas oleadas migratorias en la región, de la cual los guaraníes son también protagonistas. La utilización de la 58

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| terminología europea aquí nuevamente es una adaptación del vocabulario conocido y manejado por ella gracias a su formación académica y en un intento de aplicarlo al escenario local. Si analizamos los modelos de dispersión guaraní actuales, podemos entrever varias similitudes en sus interpretaciones y los datos aportados por la evidencia arqueológica actualmente, que para el momento en el que ella pone en el papel estas ideas, eran escasos o simplemente inexistentes: Los proto-neolíticos sudamericanos tenían muchos elementos culturales en común, al dispersarse por el área continental, varios factores diferenciales intervenían: el movimiento se realizaba en olas migratorias pequeñas y múltiples, con asentamientos frecuentemente discontinuos; el acondicionamiento del nuevo conjunto culturo-ambiental era diversificado, y el mismo cultivo incipiente manifestaba dos formas (monticular y por roza); los contactos con los proto-pobladores eran diferentes por intensidad de absorción, grado de integración y potencialidad productiva, aunque siempre son patentes algunos elementos propios de la “aculturación neolítica”, acompañada generalmente por una difusión lingüística; varios y diferentes grupos de las olas migratorias venían en contacto por vecindad o por fusión, plasmándose nuevos conjuntos culturales (Susnik, 1961: 97).

En el artículo Dimensiones migratorias y pautas culturales de los pueblos del Gran Chaco y su periférica del año 1972 presenta una visión compleja, dinámica, de síntesis de gran caudal de información atravesados con propuestas novedosas. Habla de tres núcleos periféricos (subandino, chiquitano y altoparaguayense) que presionaban a las poblaciones del Gran Chaco. El núcleo subandino presenta dos grandes eventos históricos, la expansión incaica y la chiriguana. Según este modelo, los pueblos chaqueños occidentales quedaron definitivamente arrinconados hacia el interior del Chaco y estos presionando sobre otras tribus como los lule-vilela dando una de las efervescencias migratorias occidentales al momento de la conquista española. El núcleo chiquitano, de influencia arawak y guaraní, presionando a los pueblos maskoy. El núcleo del Alto Paraguay al litoral del Río Paraná lo entendía en tres fases. El altoparaguayense propiamente dicho, se caracterizó por la presión de los paressis arawak y los itatines guaraníes sobre los Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| cultivadores xarayes y monticulares mataráes. Estos últimos, parte de un movimiento migratorio del Río Guaporé emparentados con poblaciones del Río Madeira. También se agregan tribus canoero-pescadoras quienes serían la “rama más norteña de los antiguos pámpidos” (Susnik, 1972: 87). De todas estas consideraciones sólo establece relaciones con materiales arqueológicos concretos para los que ella denomina monticulares matará cuya cerámica sería simple, incisa, surcada y corrugada, fácilmente diferenciable de la guaraní. El curso del Río Paraguay y el Paraná medio dominaban canoeros pescadores guaycurú que hostigaban a los guaraníes que se encontraban en la ribera oriental. El núcleo cultural litoralense recibía influencia pampeana, guaraní, matará y desde el Río Salado mediada, tal vez, por los sanavirones (Susnik, 1972). Desde el punto de vista del lector, muchos puntos oscuros, confusos y por momentos contradictorios comienzan a iluminarse y tomar forma recién en el año 1978 cuando publica Los aborígenes del Paraguay I. Etnología del Chaco Boreal y su periferia (siglos XVI y XVII) donde es mucho más explícita sobre sus materiales de referencia. Comienza con un breve resumen de los hallazgos arqueológicos en el Alto Paraguay. Describe los materiales cerámicos y líticos analizados por Max Schmidt y establece vinculaciones étnicas en función de las crónicas. En esta oportunidad continúa y amplía algunos aspectos de las oleadas migratorias altoparaguayenses. Respecto a una de ellas resume: …el área del Alto Paraguay fue poblada por los protoneolíticos con tendencia al cultivo monticular y asientos alrededor de las lagunas, viviendo aún en los comienzos de la conquista hispana algunas poblaciones del tipo “Matsubehe” 3 ó “Matará”; es indudable su influencia cultural sobre los paleolíticos canoeros-pescadores, incluyendo a los mismos Guató, desarrollando 3

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Esta referencia remite a Schmidt (1905) quien escribe que los ancianos guató reconocen que en esa área antiguamente vivía otra tribu llamada Matšubehe, que fueron expulsados y posiblemente fueran los constructores de los concheros artificiales donde había plantaciones de bananas que hoy día usan los guató (Schmidt, 1905: 174). Susnik en varias oportunidades retoma esta idea refiriéndose a los monticulares Matsubehe y vinculándolos con los matará. Jorge Eremites de Oliveira (1995) aporta datos etnográficos de primera mano y propone que este grupo se corresponde con los Tchubé o Matchubé que son mencionados en los mitos guató. Este grupo mítico es el responsable de enseñarle a los guató la técnica de construcción de montículos.

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| éstos un cultivo primitivo, transitorio, sin necesidad de construir montículos o recurrir a la práctica del rozado. (Susnik, 1978: 13-14).

También desarrolla con más detalle sobre la alfarería con improntas de cordelería que vincula con los cementerios mbayá y atribuye su origen a los chané-arawak. Esto merece una aclaración. Ella atribuye la decoración por impronta de cordelería como un rasgo neolítico haciendo referencia al origen subandino chané-arawak. A su vez, reconoce que esta decoración se encuentra presente en la zona del Bermejo y Pilcomayo chaqueño (Pozo de Maza, Laguna Brava4, El Naranjo y Lomas de Olmedo) y lo relaciona con una influencia arawak subandina meridional. Según su interpretación, esta cerámica es tardía, de momentos muy cercanos a la conquista. Hoy en día sabemos que los materiales de Pozo de Maza tienen una antigüedad mínima de ca. 1100 años AP, sitios similares a Laguna Brava ca. 900 años AP y otros sitios chaqueños del agrupamiento Pantanal-Chaco con antigüedades desde ca. 1700 años AP (Lamenza et al. 2019). En este sentido vale volver brevemente a Dimensiones migratorias y pautas culturales de los pueblos del Gran Chaco y su periférica (1972) ya que ahí atribuye el protohábitat mbayá al ámbito del Pilcomayo medio cuando en términos históricos todavía no habían entrado en contacto con los chané-arawak. Al mismo tiempo reconoce una influencia subandina arawak en esta región refiriéndose a los materiales con impronta de cordelería mencionados. Esto que podría verse como una contradicción en realidad es un notable esfuerzo por integrar los pocos datos arqueológicos disponibles en un marco regional y dinámico que contempla la continuidad arqueológica etnográfica, los procesos de etnogénesis y las complejas relaciones de interacción desde tiempos prehispánicos. También es interesante cuando habla de la migración por la presión enimagá quienes mantenían una amistad periférica con los cultivadores guentusé. Del mismo modo establece una ruta de migración prehispánica de los maskoy con influencia de los neolíticos campá-arawak estableciéndose en la región 4

Laguna Brava se encuentra en el ámbito de la llanura aluvial del río Paraná. Sobre este sitio ver Lamenza et al., 2018 y bibliografía allí citada. También puede ser que se esté refiriendo al sitio Pozo Bravo que, como Naranjo y Lomas de Olmedo, se encuentran vinculados con el antiguo cauce del río Bermejo (Fock, 1962).

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| de San Miguel y Parapetí y de allí al Chaco. En la misma línea plantea un origen subandino de los wichí con rumbo al Pilcomayo presionados por la migración chiriguana, lo que ocasionó la lucha con los protopobladores huárpidos haciendo referencia a los lules, caracterizados como antiguos inmigrantes y destructores de la cultura arqueológica de La Candelaria (Susnik, 1972) cuyo origen atribuye a una migración subandina de pueblos probablemente proto-arawak (Susnik, 1994). Hoy en día, más allá del interés por encontrar centros de origen, nucleamientos o protohábitats y su relación con los hallazgos arqueológicos podemos pensar estos conceptos de amistad y dependencia periféricas como disparadores para formular un modelo de interacción que complementa recursos en poblaciones con distintas estrategias. Las evidencias arqueológicas actuales discuten la historicidad de estas relaciones, pero la dinámica de complementariedad podría resultar de mucha utilidad para futuros marcos interpretativos. Este modelo puede profundizarse gracias a los análisis de Combès (2008), Richard (2008), Richard y Combés (2015) quienes en relación con esta idea de dependencia socioperiférica proponen, para los arawak, un sistema de colonias a través de las cuales ejercían su influencia sobre el interior del Chaco. El análisis de las fuentes que realizan los autores rompe con la visión tradicional de la dominación mbayá sobre las parcialidades chané, enriquece la visión de Susnik y su aplicación para tiempos prehispánicos. Siguiendo en esta línea, este sistema por establecimientos de colonias y tributación tal vez pueda tener antecedentes prehispánicos no sólo para entender las relaciones Chaco-periferia sino también al interior del Chaco. Vale mencionar que las últimas investigaciones arqueológicas proponen que grupos prehispánicos que hoy podrían vincularse con los chané, u otros de filiación arawak, ocuparon efectivamente el interior del Chaco a mediados del primer milenio de la Era cristiana (Alfonso Monges y Lamenza, 2021). A nuestro criterio, otra ventana para acercarnos al pensamiento arqueológico de Susnik es el seminario que fuera editado como el libro El 62

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| Rol del Indígena en la formación y en la vivencia del Paraguay (1981) donde a primera vista presenta una lectura evolucionista clásica de la arqueología de las tierras bajas sudamericanas. La terminología europea a la que estábamos acostumbrados es anecdótica en este caso, responde a su formación y tienen funcionalidad expositiva. El modelo que presenta es de cazadores recolectores (paleolíticos) al oeste del Río Paraguay y agricultores (neolíticos) en el Paraguay oriental. Curiosamente puede entreverse una comprensión atemporal de la diversidad cultural como estática e inmanente a lo largo del tiempo. Por un lado, habla de los tipos raciales del Paraguay prehistórico y por otro incorpora una perspectiva ecológica que nunca había utilizado de manera tan explícita en sus escritos anteriores ni aplicada en las interpretaciones arqueológicas del país. Cuando no hay ningún contacto periférico, las culturas quedan estáticas, así como hemos descripto hasta ahora a las culturas paleolíticas y neolíticas. En esas condiciones ya existían en el Paraguay los paleolíticos unos 6.000 años a. de C. y los neolíticos 3.000 años a. de C.Y así los encontraron los españoles al llegar, con el mismo tipo cultural, sin ninguna evolución. Al no existir contactos periféricos, al hallarse presentes siempre las mismas tendencias culturales, las culturas se estancan, no hay progreso ni evolución; por ende, la conquista española encontró a los guaraníes en las mismas condiciones a como ellos se habían desarrollado en su tipo cultural de 3.000 años a. de C. (Susnik, 1981: 3).

Sin embargo, pueden vislumbrarse otras ideas en torno al cambio cultural, más adelante dice: ...a través del río Paraguay, llegó una primera corriente de arawak que llamamos paleoamazónides aproximadamente hacia los 500 años a. de C.; estos grupos se desplazaban por el río Paraguay y también por sus afluentes, llegando incluso hasta el río Paraná, hasta el río Uruguay y hasta la propia costa atlántica. Este fue el primer contingente de los paleo-amazónides y también los primeros neolíticos que llegaron al Paraguay oriental (Susnik, 1981: 6).

Este pasaje no es más que uno de los tantos esfuerzos para integrar y sintetizar los pocos datos arqueológicos que se tenían hasta el momento. Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| El desplazamiento arawak por el Río Paraguay hacia el sur y afluentes es lo que en otras oportunidades correlaciona con los monticulares matará. En esta oportunidad, en cambio, no establece esta relación entre los paleoamazonides-arawak-matará y los chané que encuentran los chiriguanos cuando llegan al Chaco sudandino en el siglo XVI. Además, utiliza esta última dinámica de interacción para explicar por analogía como fue la primera expansión guaraní por sobre los pueblos preexistentes del Paraguay Oriental (Susnik, 1981). Entre la simplificación y la síntesis, puede reconocerse el carácter de divulgación que toma este escrito y que no representa cabalmente como ella entendía la dinámica del proceso cultural.Tal vez por ello pueden encontrarse posturas encontradas entre apartados dentro del mismo seminario y, a su vez, con sus propios datos de primera mano de sus campañas arqueológicas y las colecciones del MEAB. Cobran especial significación las palabras de Adelina Pusineri cuando explica que la Dra. Susnik consideraba la información de este seminario como de “simple difusión” y “no científico” y no era valorada por ella (Pusineri, 2015). En el extremo opuesto nos encontramos con la rigurosidad analítica de los tres tomos de Una visión socio-antropológica del Paraguay (19911993), los cuales son el aporte fundamental a la historia social paraguaya y considerada su obra cumbre en esta rama. En el primer tomo, que abarca del Siglo XVI hasta mediados del XVII, Susnik inicia sentando las bases del escenario social y geopolítico imperante en la primera época de la conquista, motivada por la búsqueda del mítico “El Dorado” por parte de los españoles. Una vez más establece la importancia de las migraciones y el dinamismo de los pueblos, rechazando la idea de un territorio y una población estática. Presenta la idea del contacto con los pueblos andinos y la importancia de los relatos de los resultados de estas interacciones, a la hora de marcar las rutas de los españoles en su ingreso al territorio. Los conquistadores españoles no fueron los primeros que remontaban el río Paraguay y cruzaban las tierras del Chaco y de los Chiquitos en busca de la Sierra de la Plata; los precedían los guaraníes, los migrantes guerreros Itatines y los agresivos y dominantes Mbyá-Chiriguanos. Estos últimos ocuparon ya 64

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| en la época pre-colonial el área cordillerana entre los ríos Guapay y Alto Pilcomayo, no solo posesionándose de ella como migrantes-cultivadores, sino “conquistándola”: subyugaron a los protopobladores Chanés, reduciéndoles al status discriminatorio de “tapií-siervos étnicos”, e impusieron violentamente su victoria como dominadores “iyára’y-hombres sin dueño”. Los españoles se atenían a la tradición guaraní de la Sierra del Plata; tomaban numerosas declaraciones de los testigos guaraníes de las anteriores migraciones y seguían el rumbo de poniente según se hallaban dispersas algunas comunidades rezagadas de las “entradas” antiguas (Susnik, 2016; 17-18).

En Interpretación etnocultural de la complejidad sudamericana antigua I - Formación y dispersión étnica (1994) incorpora consideraciones metodológicas, describe y analiza lo que ella denomina tendencias psicosociales de los grupos étnicos haciendo referencia al proceso de socialización y reproducción social, la organización social y aspectos socio religiosos. También define según su criterio lo que hoy entenderíamos como etnogénesis, “paulatinamente iban formándose por segmentaciones del gentío o integraciones interétnicas, nuevos grupos tribales, cada uno con la conciencia de su propia unidad definida por lengua-vivenciacreencia” (Susnik, 1994: 6). También es la primera vez que explicita su criterio ordenador de la exposición, Para clasificar las heterogéneas culturas sudamericanas recurrióse al método de áreas culturales, lo que implica cierto concepto de “culturas geográficas”, con un enfoque esencialmente horizontal; Bennet (1, p. 54) critica la falta de la visión histórico-cultural y considera estático también el patrón sociocultural empleado por Julian Steward en su clasificación de los pueblos sudamericanos (Steward, 1). El análisis distributivo de elementos culturales -según Nordenskiöld- puede esclarecer la difusión de elementos culturales individuales, por préstamo directo o periférico, pero fuera del conjunto cultural (Susnik, 1994: 33).

y continúa,

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| Para correlacionar las tendencias poblacionales “arqueológicas”, las poblaciones prehistóricamente dependiendo por largo tiempo de una tecnología lítica simple, las poblaciones cultivadoras-ceramistas que manifestaron un ethos migratorio, expansivo y ocupacional, y la formación sociopolítica de los subandinos, se dispone solamente del método deductivo y de la comparación de los elementos culturales, sociales y lingüísticos (Susnik, 1994: 34).

En el tomo II de Interpretación etnocultural de la complejidad sudamericana antigua, El hombre, persona y agente ergológico (1995)5 y su obra póstuma Poblados, viviendas, manufactura utilitaria (ámbito sudamericano) (1996) presenta una excelente sistematización de la cultura material. En todos los descriptores es recurrente la diferenciación entre cazadores recolectores y agricultores, referencias a los orígenes migratorios y las transformaciones postconquista. Para ello integra numerosa bibliografía arqueológica y etnohistórica, colecciones de museos e información de primera mano de sus trabajos de campo. Este libro es de consulta fundamental para todos los interesados en la cultura material general de los pueblos de las tierras bajas sudamericanas. Susnik y la enseñanza de la arqueología Otro aspecto importante de la carrera de Susnik en la arqueología, tiene que ver con su rol de profesora de la cátedra de Arqueología y Etnología americana en la Universidad Nacional de Asunción. La cátedra fue creada en 1948, siendo el primer profesor, el Dr. Max Schmidt, asumiendo ella la docencia en 1961. Para poder entender sus apuntes de clase y el contenido de la malla curricular, es importante resaltar que esta materia forma parte del currículum de la carrera de Historia, por lo que podríamos pensar en una “arqueología para historiadores”. Al analizar los contenidos de los apuntes de clase que obran en los archivos del MEAB (Susnik, 1964), un temario del año 1984 del segundo curso de la carrera, del archivo personal de los autores, y los cambios en el plan de estudios de la carrera de historia durante las décadas en las que Susnik fue profesora, puede notarse claramente el enfoque etnográfico predominante. Si bien en la época en la que Susnik fue docente, la cátedra tenía 5

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Manuscrito original del año 1990 (prólogo de Adelina Pusineri a la obra del año 1996).

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| la denominación de Arqueología y Etnología americana, en el plan de estudios del año 1995, ya aparecen como materias separadas (Monte de López Moreira, 2012). Consultando los temarios y los apuntes de clase, sorprende que en ninguna parte del programa se haga referencia a cuestiones metodológicas o teóricas propias de la arqueología, especialmente considerando que en la década de 1980 la arqueología procesual se encontraba en pleno desarrollo. Los cuatro textos de referencia mencionados en el temario de 1984, Apuntes de Arqueología y Etnografía Americana, Los Aborígenes del Paraguay Tomo IV, Manual de Etnografía Paraguaya y la Guía del Museo Etnográfico, son materiales escritos por ella y editados por el MEAB, en los cuales se abordan aspectos generales en torno al poblamiento americano, una descripción de los pueblos del continente, hasta finalmente enfocarse en el territorio paraguayo. Este involucramiento de Susnik en la academia, si bien nunca llegó a ser nombrada profesora titular de la cátedra, según relata la antropóloga Marilín Rehnfeldt (2019), sumado a sus trabajos arqueológicos tanto en campo como en el análisis y la organización de las colecciones del museo, llevan a hacerse la pregunta de por qué no fue impulsada o apoyada la creación de carreras de grado de arqueología y antropología. Quizás parte de la razón pueda deberse al mismo motivo por el cual recién en 1984 fue reconocida como miembro de la Academia Paraguaya de la Historia, luego de 33 años de intensa labor en el campo de la etnohistoria (Rehnfeldt, 2019). Mi nombramiento fue un poco imprevisto y mucha gente me ha preguntado cómo es que habiendo trabajado tantos años en etnohistoria esto no haya interesado a la Academia. En realidad, habría que preguntárselo a ellos, pero mi opinión es que hasta ahora la historia en este país ha tenido un matiz político...y la visión etnohistórica quedaba un poco desintegrada en este contexto. Ahora pareciera que los miembros de la Academia han pensado que la historia es más amplia y entonces pueden integrarse mis trabajos (Rehnfeldt, 2019:60).

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| Quizás podría hacerse un paralelismo entre esta opinión suya, de la etnohistoria como desintegrada de los intereses históricos tradicionales en esas décadas, marcadas por el nacionalismo, y las posibilidades de la creación de carreras universitarias de antropología o arqueología. Si pensamos que una de las líneas históricas imperantes era la Guerra de la Triple Alianza y sus participantes, vemos que sí hubo tareas que requerían un enfoque arqueológico, como por ejemplo la búsqueda de los restos del Mcal. Francisco Solano López en la década de 1930 durante el gobierno de Rafael Franco, o la extracción de buques de guerra hundidos en el río Yhaguy en la década de 1970 y que hoy forman parte del acervo del parque Vapor Cué; ninguno de estos dos proyectos contó con acompañamiento arqueológico. Esto podría llevar a plantear la hipótesis de que no se veía la necesidad de incluir a la arqueología porque tanto esta ciencia, al igual que la etnografía y la antropología estaban vistas como ciencias “para estudiar a los indígenas”, y por consiguiente no tenían lugar en la labor histórica oficial, porque los pueblos indígenas propiamente no eran vistos como sujetos históricos relevantes. La inclusión de Susnik a la Academia Paraguaya de la Historia en 1984, podría interpretarse como un cambio en esta visión, como ella misma lo manifiesta. Sin embargo, pensando en este periodo de 1980 e inicios de la década de 1990, como períodos sumamente productivos para la arqueología paraguaya, tal como se ve también en los trabajos de José Antonio Perasso entre los años 1977 a 1989, es llamativo que estos avances en el ámbito de la investigación no hayan sido acompañados por procesos institucionales en materia legislativa y formativos a nivel académico. En el caso de la antropología, la situación es similar, con la diferencia de que sí se han creado postgrados con distintos enfoques. Por lo demás, ambas disciplinas continúan siendo abordadas dentro de la malla curricular de la carrera de Historia (Rehnfeldt, 2019). Discusión y consideraciones finales Entre la producción bibliográfica de su autoría, se destacan aquellas que son estrictamente arqueológicas, como el informe del año 1959, 68

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| Material arqueológico del área alto-paraguayense, publicado en el Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico y el libro Dispersión Tupí-Guaraní prehistórica. Ensayo analítico del año 1975. Es notable, sin embargo, que en los demás escritos de carácter etnográfico, histórico y socioantropológico, siempre menciona datos sobre el periodo prehispánico. Esto nos da la pauta que ella consideraba a este periodo como fundamental para visualizar y entender la continuidad arqueológica-etnográfica de la región. La comparación del material chaqueño con el procedente de la región oriental del Paraguay, las similitudes y diferencias entre ellos, la llevó a crear la primera sistematización de la arqueología de Paraguay a través de dos “complejos culturales” de referencia: el altoparaguayense y el altoparanaense. Como arqueóloga, su principal motivación era reconstruir las trayectorias históricas de los pueblos de Paraguay. Su arqueología era parte integral y necesaria de su antropología. A nivel metodológico hay que reconocer que no se encuentra en su agenda estudiar los procesos de formación de sitios, tafonomía ni desarrollar análisis específicos sobre los materiales. Seguramente por su foco puesto en los procesos históricos, y en la región chaqueña en especial, encontraba mejores interlocutores en las fuentes documentales y etnográficas antes que con otros arqueólogos, aunque pocos, del país. Recordemos que durante la década del 80 se desarrollaron las investigaciones de José Antonio Perasso y Luciana Pallestrini en el marco del Proyecto Leroi-Gourhan, con notorias investigaciones sistemáticas especialmente en la región Oriental y en la producción de material de corte metodológico acotado al contexto paraguayo. Es curioso que entre investigadores no haya existido ningún trabajo en conjunto, pero esto puede deberse principalmente y como ya hemos mencionado anteriormente, a las diferentes visiones e intereses de estudio. En Estudios Arqueológicos en el Paraguay, Análisis Interpretativo, Perasso (1977) en lo que podemos denominar el primer compendio de arqueología paraguaya, cita a Susnik como una de sus fuentes principales, utilizando los términos acuñados por ella referente a los complejos altoparaguayense y altoparanaense para describir las diferencias regionales en la materialidad de los grupos humanos de estas regiones. Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| La excavación del sitio Puerto 14 de Mayo representó para Susnik una de las claves fundamentales para entender el poblamiento del Chaco paraguayo y el trabajo con el material de este sitio en comparación con los ya existentes en la colección del MEAB, posibilitó el inicio de una visión de lo que habría sido el Paraguay precolombino. Desde su primera interpretación del sitio, choca con el modelo tradicional de cazadores recolectores sin cerámica móviles vs. agricultores sedentarios con cerámica. Desde lo arqueológico ya empezaban los primeros conflictos entre su marco conceptual y la realidad que le imponía el registro chaqueño. Cuando recorremos la obra de Susnik en busca de sus bases conceptuales podemos ver que a primera vista aparecen opiniones encontradas o contradictorias. Sin embargo, consideramos que pueden entenderse como las pruebas mismas del conflicto entre su formación europea y la complejidad antropológica que buscaba comprender. En el camino fueron perdiendo funcionalidad las primeras herramientas conceptuales y la realidad ante sus ojos la obligó a romper algunos esquemas y encontrar nuevas maneras de formalización. Sus escritos intentaron escapar de los esencialismos y para ello tuvo que diseñar conceptos que le permitieran integrar de manera dinámica la continuidad arqueológica etnográfica y comprender la complejidad antropológica paraguaya. Sus propuestas pueden parecer intuiciones o conjeturas infundadas por no estar desarrolladas de manera explícita en algunos de sus escritos. Cuando se analiza la obra completa, sale a la luz que su pensamiento arqueológico está atravesado por aportes de primera mano y un análisis riguroso de los datos, revisados reiteradas veces a lo largo del tiempo. La evolución de su síntesis interpretativa así lo demuestra. Como sería esperable y saludable que suceda con el conocimiento científico en general, algunas de sus ideas hoy día son validadas, ampliadas o corregidas a la luz de las investigaciones actuales. Otras se configuran como líneas de investigación o hipótesis a explorar. Además, en su sistematización del conocimiento etnográfico, aportó las ideas fundamentales para desarrollar modelos interpretativos, que son sumamente inspiradores y guiarán futuras investigaciones arqueológicas. No puede pensarse la arqueología de Paraguay sin la obra de Susnik y 70

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|Branislava Susnik y su contribución a la arqueología paraguaya| ella es, sin duda, mejor entendida a través del prisma del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Sus colecciones arqueológicas no sólo tienen el valor en tanto bien patrimonial sino también que es de pocos repositorios formales empíricos para reconstruir la historia del Paraguay prehispánico. Para ella, además, era el camino para formalizar un abordaje antropológico integral donde la arqueología formaba parte de un plan mayor. Vale destacar que sus investigaciones arqueológicas fueron las primeras con un abordaje sistemático, realizadas por un investigador radicado en el país y que sus colecciones se conservan en él. Es fundamental tener presente, como lo hiciera saber entre sus pares, que la Dra. Susnik tenía un programa de investigación y la motivación para crear un centro de estudios antropológicos, “El Museo Etnográfico de la Sociedad Científica del Paraguay ocupó el año pasado su nuevo edificio Museum Dr. Andrés Barbero, reiniciando sus actividades con miras a un Centro de Estudios Antropológicos” (Susnik, 1956-1957: 310). En el marco del programa de investigaciones entre las poblaciones indígenas del Paraguay organizó la Misión de Estudios del Alto Paraguay, el cual incluyó la primera investigación arqueológica sistemática del país. A su vez, proyectaba continuar excavaciones sistemáticas en áreas altoparanaense e ypacaraiense (Susnik, 1956-1957). Sus planes también incluyeron realizar cursos y seminarios “a fin de encauzar los estudios antropológicos aislados hacia un método científico y darles por ende un ritmo más intensivo y organizado” (Susnik, 19561957: 311). Como mencionamos oportunamente, al cumplirse el centenario de su nacimiento se realizaron sentidos homenajes por parte de distintos actores sociales involucrados con ella y su obra. En esta oportunidad, y desde el campo que nos convoca, analizamos sus aportes a la arqueología de Paraguay, de la región chaqueña y de las tierras bajas sudamericanas en general. En este sentido y, respondiendo la pregunta introductoria que nos planteamos al inicio, podemos decir que los aportes de Susnik han servido de base teórica a la arqueología paraguaya y también a la región. Sobre esta base se han ido construyendo a lo largo de los años investigaciones sistemáticas que han corroborado o refutado las hipótesis planteaSuplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Guillermo Nicolás Lamenza y Mirtha Alfonso Monges| das por ella. Su trabajo muestra que el territorio actualmente conocido como Paraguay, no fue ni es un páramo aislado de los acontecimientos regionales. A su vez, consideramos que el mejor reconocimiento que podemos hacer es mantener vigente su motivación inicial. Para ello es necesario unir esfuerzos y concretar la formalización de grado en Arqueología y así dar continuidad y dinamismo a la investigación e iniciar la formación de recursos humanos en el país. Agradecimientos A Adelina Pusineri y Raquel Zalazar por la constante ayuda y la invitación a participar de este número especial. A todo el personal del Museo Etnográfico Andrés Barbero por la constante disposición y colaboración. A Alejandra Peña Gill por la información y el material sobre la primera mesa redonda de museos y a Herib Caballero por lo relacionado al plan de estudios de la carrera de Historia. A la Fundación La Piedad por posibilitar las investigaciones dentro del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Estas investigaciones son financiadas por la Universidad Nacional de La Plata y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina) a través de proyectos acreditados.

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BIBLIB: 0378-9896 (2020), 77-106

El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik1

Mestizaje in Paraguay as an analytical category in the work of Branislava Susnik Enviado: 15/12/2019 Aceptado: 13/03/2020 Ignacio Telesca2

Resumen Branislava Susnik -una antropóloga eslovena quien desde 1952 estuvo a cargo del Museo Etnográfico “Andrés Barbero”- acuñó un nuevo concepto de mestizaje en Paraguay. Hasta su investigación, los académicos habían asumido una concepción nacionalista del mestizaje. Sin embargo, siendo mujer, extranjera y antropóloga, su investigación no fue tenida en cuenta por la historiografía nacional. El presente artículo, después de describir los momentos clave de la vida de Susnik, se centra en cómo Susnik construyó y demostró sus ideas y en cómo el ámbito intelectual paraguayo ha ignorado sus conclusiones.

Palabras clave Susnik, Paraguay, mestizaje. 1

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Artículo original, publicado en Res Gesta 46, Instituto de Historia - Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, Argentina, 2008, pp. 219-247. Agradezco a Adelina Pusineri, directora del Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, por facilitarme todo lo referente a la vida de Branislava Susnik, sin su ayuda hubiese sido imposible este trabajo. El presente artículo fue corregido y aumentado. Investigador del CONICET y Profesor en la Universidad Nacional de Formosa. Al momento de escribir este artículo se desempeñaba como profesor en la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”, Asunción-Paraguay.

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|Ignacio Telesca|

Abstract Branislava Susnik -a Slovenian anthropologist who since 1952 was in charge of the Ethnographic Museum "Andrés Barbero"- raised a new concept of mestizaje in Paraguay. Until her research, scholars had assumed a nationalistic conception of mestizaje. However, being female, foreign and anthropologist, her research was not taken into account by the national historiography. This article, after describing the key moments of Susnik’s life, focus on how Susnik has constructed and showed her ideas and on how the Paraguayan intellectual environment has ignored her conclusions.

Key words Susnik, Paraguay, mestizaje.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| Es muy raro encontrar dentro de las disciplinas académicas una persona que pueda moverse tan fácilmente, y casi sin esfuerzo, de la historia a la lingüística y de ésta a la etnografía. Tal persona es Branislava Susnik, una intelectual paraguaya quien casi sin ayuda ha hecho suya la causa de la historia, la lengua y la cultura de los indígenas paraguayos. Los que trabajamos en estas áreas tenemos con ella una deuda de gratitud3.

La cita que introduce este trabajo, escrita en 1978, nos pone en alerta sobre lo complicado que puede resultar encasillar a Branislava Susnik dentro de una categoría académica. Si uno analiza su producción puede distinguir que se fue moviendo desde la lingüística y antropología, a la etnohistoria para concluir con la historia social del Paraguay, pero no en fases sucesivas sino acumulativas. Fueron cuarenta y cinco años de dedicación misionera a la comprensión del Paraguay. Reseña biográfica Branislava Susnik4 nació en Medvode, Eslovenia, el 28 de marzo de 1920. Realizó sus estudios secundarios en Ljubljana y en la universidad de la misma ciudad hizo sus estudios de historia y pre-historia. No es fácil ubicarse en la vivencia de esos años en un lugar que sufrió grandemente las consecuencias del Primera Guerra Mundial. En 1918, después de la disolución del imperio austro-húngaro Eslovenia pasa a formar parte del Reino de Serbios, Croatas y Eslovenos. Este reino cambia de nombre en 1929 por el de Reino de Yugoslavia, el cual a su vez se ve tremendamente afectado por la Segunda Guerra Mundial al punto que en 1945 cambia ahora de organización política, convirtiéndose en una república. Todo esto lo vivió Susnik en su adolescencia y juventud, incluido el asesinato de su padre, quien era jefe de gendarmería, a manos de tropas comunistas5. Una vez concluidos sus estudios, obteniendo el doctorado 3 4 5

KLEIN, Harriet E. Manelis. 1978. “A Susnik Mélange. Culture, History, Linguistics and Ethnography of Speaking”, International Journal of American Linguistics, Vol. 44, Nº 4, p. 345. En Paraguay ella adoptó el nombre de Branka Susnik, y utilizaba ambos nombres indistintamente; el apellido se escribe Sušnik, aunque en los textos siempre aparece Susnik. Según Tine Debeljak, lo asesinaron “delante de sus ojos en el patio de casa”. Cfr. DEBELJAK, Tine. 19731975. “Dra. Branislava Sušnik. Investigadora de las culturas indígenas”, Zbornik Svobodna Slovenija, Anuario del periódico Eslovenia Libre, traducido por Irene Mislej.

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|Ignacio Telesca| en Ljubljana y realizando cursos de posgrado en lenguas antiguas en Viena se trasladó a Roma, donde prosiguió con el estudio de lenguas orientales y cuneiformes obteniendo un segundo doctorado en Historia y Arqueología Sumero-Babilonesa6. En Roma Susnik se preparaba para partir como “misionera laica a investigar el patrimonio espiritual de los pueblos primitivos en Asia”7, sin embargo el 26 de marzo de 1947 se embarcará en Génova rumbo a Buenos Aires, donde desembarcará un mes más tarde, el 27 de abril. Su estadía en Roma no solo estaba dedicada al estudio, sino que por los datos que aporta Tine Debeljak, estaba comprometida con la causa eslovena. Trabajaba juntamente con Miha Krek, quien desde el exilio procuraba crear una Eslovenia democrática e independiente8. No tenemos más información sobre esta cuestión, pero no dejaría de ser interesante ver a Susnik dentro del colectivo esloveno que llegó a Buenos Aires. Sus primeros años en Buenos Aires aún quedan en la nebulosa, sabemos, siguiendo el trabajo de Adelina Pusineri, que José Imbelloni le había ofrecido a Susnik un puesto en el Museo de La Plata, pero que ella rechazó al no querer estar inserta en una institución estatal en el gobierno de Juan Domingo Perón. Es recién a fines de 1949 que a través de las Obras Misionales Pontificias consigue una recomendación para el obispo de Resistencia9, Monseñor Nicolás de Carlo. Éste la puso en contacto 6

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Para estos primeros años confrontar el anterior artículo, y también la entrevista de Tine Debeljak, 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323, traducido por Irene Mislej (esta revista era publicada en Buenos Aires por la comunidad eslovena). Además, PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana, inédita; MALINOWSKI, Maria Isabel. 2004. A antropologia no Paraguai: uma redução às avessas? Dissertação de Mestrado, Universidade Federal do Paraná. Curitiba. Agradezco a Adelina Pusineri quien me facilitó todos estos trabajos. CHASE-SARDI, Miguel. 1996. “Branislava Súsnik y sus obras”, Suplemento Antropológico, Vol. XXXI, Nº 1-2, pp. 443-468; OLIVEIRA, Jorge Eremites de. 2003. “Los primeros pasos en dirección de una arqueología pantanera: de Max Schmidt y Branka Susnik hacia otras interpretaciones sobre los pueblos indígenas en las tierras bajas del Pantanal”, Suplemento Antropológico, Vol. XXXVIII, Nº 2, pp. 9-72. DEBELJAK, Tine. 1973-1975. “Dra. Branislava Sušnik. Investigadora de las culturas indígenas”, Zbornik Svobodna Slovenija, Anuario del periódico Eslovenia Libre, traducido por Irene Mislej. Cfr. KLMENČIČ, Matjaž. 1998. “Immigrant Communities and the Establishment of New States in East Central Europe. The Case of the Slovenians in North America”, Društvena Istraživanja. Zagreb, pp. 43-73. La diócesis fue creada en 1940 e incluía dentro de su territorio a las actuales provincias del Chaco y Formosa. Monseñor de Carlo, el primer obispo, falleció el 19 de octubre de 1951.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| con los responsables de la Misión Laishi, franciscanos, quienes atendían a una población toba. Esta misión se encontraba en la actual provincia de Formosa y muy cercana (65 kilómetros) de la capital, Formosa, en donde existía una casa de las Hermanas Religiosas Educacionistas Franciscanas de Cristo Rey, quienes en su gran mayoría eran yugoslavas, algunas eslovenas. Según Pusineri “en la Misión Laishi comenzó su ‘revivir’ intelectual, estudiando la lengua de los Tobas, que como manuscrito lo conservó hasta usarlo en sus trabajos lingüísticos en Paraguay con los Emok-Tobas, citándolo en 1962 y 1972, como La lengua de los Toba de Laishi (Prov. Formosa)”. Este manuscrito fue el fruto de un año de trabajo en dicha misión. El que vuelva a vivir intelectualmente, nos alerta que sus casi tres años previos los pasó realizando actividades no intelectuales10. La congregación religiosa en donde se alojaba Branislava Susnik, poseía también casas en Asunción, trabajando entre otros lugares en la Cruz Roja del Paraguay. Es a través de estas religiosas que el Dr. Andrés Barbero, fundador de la Cruz Roja en Paraguay en 1919, se entera de las actividades de Branislava Susnik en Formosa. Andrés Barbero es una de esas personalidades paradigmáticas en la historia del Paraguay, sobre la cual poco aún se ha escrito. Hijo de un matrimonio de inmigrantes llegados al país después de la guerra de la triple alianza, nació en Asunción en 1877. En 1904 egresó de la facultad de medicina formando parte de la primera promoción de la misma. Cumplió un sinnúmero de funciones tanto en el ámbito público (desde decano de la facultad hasta ministro de economía pasando por el de intendente de Asunción, entre otros cargos) como intelectual. Entre estas últimas se ha de destacar su participación en la fundación de la Sociedad Científica del Paraguay, en 1921, la Academia Paraguaya de la Historia, en 1937, y el Museo de Historia Natural y Etnografía (hoy Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, www.museobarbero.org.py), en 1929. Lo importante de estas fundaciones, no sólo era su presencia, sino que las financiaba. De hecho, estas tres últimas obras funcionan bajo el amparo de la Fundación La Piedad, una entidad que es la administradora del patrimonio de la fa10

Pusineri me expresó en una comunicación personal que tiene informaciones, aún no plenamente confirmadas, que entre 1947 y 1949 Susnik se desempeñaba como ama de llaves en la provincia de Tucumán.

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|Ignacio Telesca| milia Barbero y continuadora de sus propósitos filantrópicos. Director del Museo había sido, entre 1933 y 1946, Max Schmidt. Este sabio alemán, quien fuera director de la sección sudamericana del Museo Etnográfico de Berlín, se había instalado en las proximidades de Cuiabá entre 1929 y 1930, sin mucha fortuna. Barbero lo invita a tomar posesión del museo, lo que acepta de forma inmediata. Mientras tanto se dedica a la arqueología y etnografía del Paraguay y en 1948 comienza a dictar la cátedra de Etnología, en la recientemente creada Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional. Fallece en octubre de 1950. Antes mismo del fallecimiento de Schmidt, Andrés Barbero tiene un derrame y es ahí cuando preocupado por la continuidad del Museo llama a Branislava Susnik. Sin embargo, él también fallece en febrero de 1951, un mes y medio antes que Susnik llegara al Paraguay. Fueron las hermanas de Andrés Barbero las que decidieron darle continuidad a los trabajos de su hermano, y con la creación de la Fundación La Piedad la doctora Susnik comienza los primeros trabajos de puesta en orden del museo. Mientras tanto, los primeros cinco años, hasta la inauguración del actual edificio del Museo, ella vivió con las hermanas de la Cruz Roja y por las mañanas trabaja en esa misma institución como recepcionista11. Esto no fue impedimento para que entre 1951 y 1952 realizara su primer viaje de campo a la comunidad de los maká, “Colonia Fray Bartolomé de las Casas”. Fruto de este viaje fue su obra Principios morfológicos de la Lengua Maká del año 1955. Finalmente, en 1956 se inaugura la actual sede del Museo, y Susnik termina de acomodar todas las piezas y el material recogido tanto por Barbero como, y fundamentalmente, por Schmidt, además de ir incorporando el fruto de su trabajo. Ciertamente ella estaba orgullosa de su trabajo. En una entrevista concedida en 1958 lo deja de manifiesto: 11

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“Los primeros tiempos en Paraguay tuve que aprender algunos ‘sustantivos amargos’, los de la vida cotidiana y no tuve el tiempo necesario para asimilar otros ‘adjetivos sociales’. Empecé con los verbos, es decir, con el trabajo mismo de relacionarme con los indígenas.” En DEBELJAK, Tine. 1973-1975. “Dra. Branislava Sušnik. Investigadora de las culturas indígenas”, Zbornik Svobodna Slovenija, Anuario del periódico Eslovenia Libre, traducido por Irene Mislej.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| Comencé con una reorganización que duró todo un año y así fue que el Museo Etnográfico se inauguró el 20 de marzo de 1956. En el Paraguay no hay especialistas museólogos, así que estuve sola para todo. En estos países americanos, pequeños, la labor depende siempre de una sola persona y es por ello que las instituciones llevan el sello individual de sus creadores. Si bien la organización no es perfecta aún, puedo citarle las opiniones de dos críticos internacionales en la materia, el profesor Metraux de París y el profesor Steward de Washington que coinciden en que el Museo Etnográfico de Asunción es, en virtud de su organización técnica y la documentación que posee, uno de los mejores en Sudamérica12.

Sin lugar a duda, las actividades del Museo eran múltiples, la recopilación no se restringía sólo a los elementos hallados, sino también al registro fotográfico y fonográfico de las comunidades indígenas. Todo esto se complementaba con las clases en la cátedra de Etnología que heredara de Schmidt. La década del 50 no presentaba el mejor ambiente para un trabajo de esta naturaleza. La guerra civil de 1947 había enviado al exilio a un buen número de intelectuales y a mediados del 54 se iniciaba la dictadura de Alfredo Stroessner. En la rica entrevista concedida en 1958 Susnik deja en claro que: …los comienzos fueron más bien de tipo privado, ya que ninguna institución oficial se interesaba realmente por el tema. La razón de mi perseverancia, a pesar del desinterés y hasta, a veces, la oposición del entorno paraguayo reside en mi rebeldía innata ante todo lo que ‘debemos’ y ‘no debemos’ hacer.

Necesitaríamos de una investigación más profunda en los medios escritos de la época para comprender cómo este ‘entorno paraguayo’ recibió a la Dra. Susnik. Lo que sí tenemos es su sensación de cómo fue acogida, como un “bicho raro”. En una conferencia que dictó en el Ateneo Paraguayo en donde planteaba que sus intereses eran: 12

DEBELJAK, Tine. 1973-1975. “Dra. Branislava Sušnik. Investigadora de las culturas indígenas”, Zbornik Svobodna Slovenija, Anuario del periódico Eslovenia Libre, traducido por Irene Mislej.

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|Ignacio Telesca| … a) si las tradiciones mitológicas esclavizaron a los indígenas por mil años, ¿por qué tenían tanto poder?, b) el hombre primitivo, ¿necesita la explicación mitológica y el orden de todo lo que hace y lo que hará? Y ¿por qué? ¿Por el miedo o bien el instinto, que le dice que todo lo ‘humano’ carece de fuerza vital y necesita del perro mitológico o del tapir? ...13

Susnik comenta, no sin ironía, que “los asistentes me entendieron tan bien, que me clasificaron enseguida como ‘bicho raro’ y este nuevo título fue la garantía de mi capacidad científica”14. Esta capacidad se vio mayormente respetada cuando emprendió la serie de viajes a las comunidades indígenas, “lo cual en el ambiente intelectual exclusivamente masculino que predomina en Paraguay valió tanto como un segundo diploma”. Tampoco le resultó sencillo el trabajo en la Universidad, en la cátedra Arqueología Americana y Etnografía Paraguaya. Ante un programa puesto al día (con temas como la “Historia del fuego y del agua entre las tribus americanas, uno de los contenidos culturales más vitales”) el rector le pidió a Susnik que tuviera en cuenta el nivel cultural del alumnado, a lo que ella acota “como a mí me interesan más las cumbres que las llanuras, no hubo ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo”15. Su situación de cara al ‘entorno paraguayo’ se afianzó cuando fue elegida como miembro de la Sociedad Científica del Paraguay (no olvidemos que tanto la Sociedad Científica como el Museo, hasta hoy, están subvencionados por la Fundación La Piedad). Esto fue importante para ella: …ya que solamente de esta manera se puede avanzar en estos pequeños países americanos, se necesita una ‘plataforma’. Desde entonces mi labor científica se hizo más fácil, si bien debo seguir imitando a San Juan Bautista y levantar la voz para que me escuchen…16 13

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Puede ser que esta conferencia sea la que dictó el 30 de enero de 1957 al regresar de la expedición al Alto Paraguay, compartiendo sus investigaciones sobre los Chamacocos. Cfr. PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana, inédita. Ídem. Desde 1956, el rector de la Universidad Nacional era Crispín Insaurralde. Las citas se encuentran en la entrevista de 1958, DEBELJAK, Tine. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323, traducido por Irene Mislej.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| La expedición a la que hace referencia en la entrevista se realizó en agosto de 195617 hacia el Alto Paraguay y estuvo acompañada por el naturalista italiano Lucio Tarsia. Fruto de estos viajes fueron sus tres tomos sobre el pueblo Chamacoco18. Sus actividades continuaron, y dos años más tarde realizó una misión al Alto Paraná planificada en dos etapas. En un principio estaba previsto realizarla juntamente con León Cadogan, pero al no poderse poner de acuerdo, la relación se cortó. Sin embargo, Susnik siguió adelante con lo establecido y de su expedición “recogió objetos de la cultura material, ceremoniales shamánicos, 600 fotos de los Chiripá - Guaraní y grabaciones de las principales leyendas y mitos en su grabadora a hilo de metal”19. A diferencia de lo ocurrido con los Chamacocos, acerca de los Chiripá no publicó ninguna obra. Mucho se especula sobre las razones de esta ausencia; puede ser el diferendo que tuvo con Cadogan, toda una autoridad en la materia, o quizá lo que Pusineri pudo entresacar de las pocas cartas que quedaron. Hablar de los chiripá era referirse también al hombre paraguayo, del cual “no quería opinar para ‘no herir susceptibilidades’” (citando a la propia Susnik)20. De la misma idea es Miguel Chase-Sardi, quien en su trabajo sobre Susnik afirma que: …su palabra escrita, requiere mucha erudición previa. Creo que, como sabe de la exagerada susceptibilidad paraguaya, no desea mentir; pero, tampoco herirla. Escribe, de propósito, para que solo la comprendan los doctos… Prueba de esta suposición es el hecho de que a medida que en nuestro país 17 18 19 20

Para poder realizar estos viajes tuvo que nacionalizarse paraguaya, lo que hizo en julio de 1956, con el nombre de Branka Susnik. Para una lista de las publicaciones de Branislava Susnik ver CHASE-SARDI, Miguel. 1996. “Branislava Súsnik y sus obras”, Suplemento Antropológico, Vol. XXXI, Nº 1-2, pp. 443-468 Cfr. PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana, inédita. Cfr. PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana, inédita. Igualmente sabemos por la bibliografía que Susnik publicó un artículo sobre el tema en esloveno, “Družbene organizacija med Chiripa - Guaranijci”, en Vrednote, Vol. XV, Buenos Aires, 1960, aunque dicho material no se ha encontrado hasta la fecha.

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|Ignacio Telesca| se va respetando el disenso, en estos días de cambio, sus libros se vuelven más amenos, más comprensibles, y su estilo se hace más legible.21

Sin lugar a duda el estilo escrito de Susnik no es el más sencillo para la lectura, pero no creo que se deba al no querer herir susceptibilidades sino al hecho que ella era una eslovena que escribía en castellano, y que nadie revisaba sus escritos antes de ser publicados, los cuales, al principio eran mimeografiados por ella misma. Ciertamente no disminuye la dificultad entre las obras escritas en 1960 y 1990, salvo los treinta años que pasaron de estadía en el país. Sin embargo, los trabajos que reproducen sus conferencias son muchos más claros, y obras como El rol de los indígenas22 de 1982-3 son perfectamente legibles por cualquier persona. Creo importante aclarar que, si bien es cierto que Susnik no escribe con la poesía de Bartomeu Melià, muchas veces se crea como un mito sobre lo poco legible de sus obras, lo cual no es cierto. Que no sea de lectura agradable no implica en absoluto que no se pueda leer ni mucho menos. Incluso se llega a dudar de la seriedad de su sistema de notas y lo confuso de sus citas. Sin lugar a duda no es un sistema estándar, como el que se utiliza en esta revista, por ejemplo, pero es muy lógico y claro. Es totalmente infundada la acusación, con mucha carga de ironía, que le hiciera María Cristina dos Santos. Creadora, probablemente involuntaria, de la Asociación Guaraní de Normas Técnicas de la Susnik - AGNTS, persiste a lo largo de sus publicaciones un texto en que las referencias bibliográficas y/o documentales son un mero apéndice, no habiendo ninguna necesidad de relación entre dato/información/nota/referencia documental o bibliográfica. Aquel más distraído que intente la peripecia de confrontar, tendrá la dimensión de lo que se afirma arriba.23 21 22

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CHASE-SARDI, Miguel. 1996. “Branislava Súsnik y sus obras”, Suplemento Antropológico, Vol. XXXI, Nº 1-2, pp. 443-444. SUSNIK, Branislava. 1982. El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay. Asunción, Instituto Paraguayo de Estudios Nacionales, Tomo I: SUSNIK, Branislava. 1983. El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay. Asunción, Instituto Paraguayo de Estudios Nacionales, Tomo II. DOS SANTOS, Maria Cristina. 1999. “Clastres e Susnik: uma tradução do ‘guarani de papel’”, en Regina A. F. Gadelha (ed.), Missões Guarani. Impacto na sociedade contemporânea. São Paulo. p. 209, traducción del autor.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| Lo interesante es que pone como ejemplo una referencia de la obra de Susnik Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XVIII24 de la página 108 en que dice “no faltaban las ventas de ‘puestos de estancias’ de más de 2.500 hectáreas de dimensión (488)”. Esta nota 488 se busca al final, en la sección ‘índice de citas’, y especifica: “488) H - 127, nº 2”. Si uno ve las referencias bibliográficas sabe que significa Archivo Nacional de Asunción, Sección Historia, volumen número 127, carpeta número 2. Sin embargo, dos Santos señala que “encontrar algún dato con estas referencias es mero golpe de suerte”. Ciertamente que quien lea el documento citado tendrá que leerlo todo para ubicar el dato preciso, pero no es culpa de Susnik que el Archivo no esté mejor organizado. No hay que hacer ningún curso para entender a Susnik, ni menos crear una Asociación particular; será cuestión, a veces, que los investigadores utilicemos más el sentido común. Retomando la vida de Susnik, los viajes de trabajo a las distintas comunidades indígenas se sucedieron. En 1960 trabajó con un grupo de indígenas aché que habían sido sacados de los montes y repartidos cual esclavos entre diversos pobladores. En el informe presentado a la Fundación La Piedad relata su modo de trabajo: …3 guayakíes cada uno con turno de cuatro horas..., mi trabajo fue desde 7 hs. de mañana hasta las 8 hs. de la noche… el material recogido es abundante, pero tiene un inconveniente...se basa en la información de unos cuantos individuos…, mi trabajo se publicará, no obstante del primitivo medio de mimeografiado acá en el Museo...”25.

Ciertamente su publicaron a principios de los ’60, tres obras con esta temática26. 24 25 26

SUSNIK, Branislava. 1990-1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XVIII. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. Citado por PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana, inédita. León Cadogan relata que este viaje de trabajo iría a ser realizado por Susnik, Shaden y él mismo. Sin embargo, no se pudo realizar mancomunadamente por “la imposibilidad de entenderme con la Dra. Susnik”. CADOGAN, León. 1998. León Cadogan. Extranjero, campesino y científico. Memorias. Asunción, Fundación León Cadogan, CEADUC, CEPAG, p. 26.

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|Ignacio Telesca| Es en esta misma década que la investigación de Branislava Susnik se mueve en dirección de la etnohistoria. De 1965 y 1966 son las dos primeras obras de la serie “El indio colonial del Paraguay”27. Complementa ya la investigación de campo con la de archivo, y el Archivo Nacional de Asunción se convierte en su principal repositorio. En El guaraní colonial, Susnik analiza por un lado el tema de la encomienda, tanto yanacona como mitaria, y por el otro hace hincapié y profundiza en el ‘pueblo de indios’ colonial. En Los trece pueblos ya estudia como se fueron desintegrando los pueblos jesuíticos después de la expulsión intentando comprender que pasó con los que se fueron y que ocurrió con los que se quedaron. Para este tomo también incorpora documentación proveniente del Archivo General de la Nación. Susnik hace propia la concepción que reinaba a fines del siglo XVIII que consideraba a las comunidades, a los pueblos de indios, como las culpables de la situación de discriminación del indígena, “el opresivo sistema de comunidad” en palabras de la autora. De hecho, las citas que introducen las dos obras, de Aguirre, Doblás, Amancio González y del corregidor guaraní de Atyra, reafirman esta concepción. La trilogía de El indio Colonial concluye con el referente a los pueblos chaqueños, que fue publicado recién en 197128. Durante estos años no dejó de realizar al mismo tiempo trabajos de campo e incluso en 1967 fue hasta Bolivia en donde además de revisar los archivos tomó contacto con el pueblo chiriguano. Se debe añadir diversos viajes al Chaco para estudiar y compartir con los pueblos Tobas y Sanapaná en 1962, con los Ayoreos en 1963, nuevamente con los Chamacocos en 1968 realizando una valiosa comparación con sus estudios de previos de 1956. Su última misión la realizó en 1976 entre los Enlhet de 27

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SUSNIK, Branislava. 1965. El indio colonial del Paraguay I. El guaraní colonial. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. SUSNIK, Branislava. 1966; El indio colonial del Paraguay II. Los trece Pueblos Guaraníes de las Misiones (1767 - 1803). Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. Un primer artículo sobre el tema apareció en el primer número de la Revista Paraguaya de Sociología, SUSNIK, Branislava. 1964. “El guaraní en la vida socio-económica colonial”, Revista Paraguaya de Sociología, Vol. I, pp. 30-48 SUSNIK, Branislava. 1971. El indio colonial del Paraguay III. El chaqueño: guaycurúes y chanés-arawak. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| la misión inglesa, tenía ya 56 años29. En los siguientes veinte años no dejará de investigar en los archivos históricos de la región y continuará con la publicación anual de al menos un libro. En 1978 inicia la serie Los aborígenes del Paraguay en la que aparecerán siete obras siendo la última de la serie publicada en 1987. Mientras tanto no dejarán de aparecer artículos científicos suyos en las revistas más importantes del medio; en las de la Universidad Católica, Suplemento Antropológico y Estudios Paraguayos, en el Anuario de la Academia Paraguaya de la Historia, de la cual fue nombrada miembro de número en 1984, y en la Revista Paraguaya de Sociología. Es importante notar que los artículos siempre están escritos en un lenguaje más sencillo y representan muchas veces una adaptación de lo ya trabajado en sus libros. Es decir, al contrario de lo que ocurre generalmente, sus investigaciones aparecían primeramente en forma de libro, luego se divulgaba a través de los artículos. Ocurría también, que los artículos eran previamente conferencias que Susnik dictaba. Fruto de un seminario que dictara entre mayo y julio de 1981 en el Instituto Paraguayo de Estudios Nacionales (IPEN) son los dos tomos de El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay. La obra es la transcripción de sus charlas y se mantiene el lenguaje claro y sencillo de la clase. Interesante es notar que la autora agrega a modo de anexo una lista de catorce temas a seguir investigando en orden de concretar una “aproximación histórico-antropológica al estudio de la población rural paraguaya” desde el siglo XVI hasta el 1900. A su vez, cada uno de los temas estaba subdividido en diversos ítems. Tomemos un ejemplo: 5.- Tendencias socioculturales: a) Orientación y pautas de conducta en la subcultura rural. b) El proceso de la homogeneización criollo-mestiza (colonial, francista y post ‘1870’). c) Las pautas de la auto-exaltación del campesinado. 29

Para un detalle de estos viajes cfr. PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana, inédita.

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|Ignacio Telesca| d) La conciencia del mestizaje biológico y la pauta de la discriminación de ‘indios’. e) Conceptos sobre el ‘gobierno-Paraguay’ y las pautas de conducta. f) Aptitudes e inclinaciones artesanales y artísticas. g) La formación de la conciencia de ‘paraguayidad’30.

Este esquema será el hilo conductor de lo que desarrolle en sus tres tomos de Una visión socio-antropológica del Paraguay. Si había comenzado con la lingüística y la antropología, pasando luego a la etnohistoria, con esta serie completa su ciclo con un abordaje de la historia social del Paraguay hasta la guerra contra la triple alianza. Sin lugar a dudas, es un punto de llegada en su búsqueda de comprender el proceso de formación social y cultural del Paraguay y de la formación del ser nacional, como ya se dejaba constancia en el epílogo de El rol31. Si las anteriores obras de Susnik partían siempre del pueblo indígena, comprendiendo su particularidad, en Una visión socio-antropológica,32 el sujeto es ya la sociedad que vivía en la provincia, luego república, del Paraguay. Por supuesto que no es una sociedad sin indígenas, sino que intenta incluir a todos los habitantes del lugar, incluso los pueblos indígenas aún no sometidos por el gobierno de turno. Al mismo tiempo, no es una sociedad compartimentada, sino que lo más importante de la obra es comprender la inter-relación de todos los miembros de esta sociedad. Podemos decir que es imposible comprender la historia del Paraguay, y de la sociedad paraguaya hoy, sin tener en cuenta esta obra de Branislava Susnik. Al mismo tiempo, si tenemos en cuenta que la historia social no ha sido la disciplina historiográfica más desarrollada en nuestro medio, Una visión socio-antropológica se convierte en puntal 30 31 32

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SUSNIK, Branislava. 1983. El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay. Asunción, Instituto Paraguayo de Estudios Nacionales, Tomo II, pp. 185-186. SUSNIK, Branislava. 1983. El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay. Asunción, Instituto Paraguayo de Estudios Nacionales, Tomo II, p. 179. SUSNIK, Branislava. 1990-1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XVIII. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”; SUSNIK, Branislava. 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XIX. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI- ½ XVII, Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| desde el cual levantarse33. Aunque situada su vida en el Museo Etnográfico Andrés Barbero, en donde no sólo investigaba y escribía, sino en donde también vivía, la obra de Branislava Susnik comenzaba a ser reconocida. En 1992 el Congreso Nacional le otorga el recién establecido Premio Nacional de Ciencias. Adelina Pusineri recoge en su artículo las palabras de agradecimiento que pronunció Susnik al recibir el premio: ...Señor Presidente, permítame agregar mi agradecimiento personal; vine al Paraguay hace 42 años, después de las violencias de la Segunda Guerra Mundial, gracias a la colaboración del Patrimonio familiar del filantrópico intelectual paraguayo, Dr. Andrés Barbero, fundador de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico, pude dedicarme íntegramente a las investigaciones antropológicas y con mis trabajos agradecer al Paraguay que me acogió tan generosamente34.

Sin embargo, su producción intelectual no se detuvo. En 1995 publica conjuntamente con Miguel Chase-Sardi Los indios del Paraguay, dentro de la colección “Indios de América” de la editorial MAPFRE. Finalmente, casi como para finalizar como se comenzó, publica dos tomos de una Interpretación etnocultural de la complejidad sudamericana antigua. Con una última obra que tenía ya finalizada, y que se publicó en 1998, volvía a cerrarse el círculo y regresaba a su primer amor de las lenguas35. Ella no la vio publicada, sino que falleció antes, el domingo 28 de abril de 199636. Los campos abordados por Susnik en los cuarenta y cinco años que vivió en Paraguay fueron muchos y a los de lingüística, antropología, 33

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“Pero es en la serie de Una visión socio-antropológica del Paraguay, que abarca desde la segunda mitad del siglo XVI hasta el XIX, donde acomete con ánimo la historia nunca antes escrita de las vicisitudes y transformaciones étnicas operadas en ese Paraguay que hoy se dice mestizo”, MELIÀ, Bartomeu. 2004. “La novedad guaraní (viejas cuestiones y nuevas preguntas) Revista bibliográfica (1987-2002)”, Revista de Indias, Vol. LXIV, Nº 230, p. 180. Citado por PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana, inédita. SUSNIK, Branislava. 1998. Tendencias Psicosociales y verbomentales Guaycurú-Maskoy-Zamuco. Ensayo Analítico. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. Dos semanas más tardes fue condecorada por el gobierno paraguayo, en forma póstuma, con la Orden Nacional al Mérito en el Grado de "Gran Oficial".

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|Ignacio Telesca| etnohistoria e historia social habría que agregar también el de la arqueología.Tomando en cuenta quienes hacen uso de su obra podemos afirmar que su legado fue más aprovechado por los antropólogos que por los historiadores. La concepción de la historia colonial según la versión de Efraím Cardozo goza de mayor prestigio y aceptación que la presentada por Branislava Susnik. Rafael Eladio Velázquez, de los pocos que citan la obra de Susnik, sólo se centra en lo referente a la cultura indígena37. En cierta medida esta situación representa el ambiente intelectual reinante durante la dictadura stronista (1954-1989). El debate académico estaba virtualmente vedado y el régimen dictatorial tenía su historiador oficial, Juan E. O’Leary y su historia oficial.Vemos que cada investigador seguía su propio derrotero y nunca se estableció en la historiografía paraguaya pos-1950 un debate académico. Para concluir con este apartado creo importante mencionar un aspecto poco tenido en cuenta en la biografía de Susnik, el religioso. En sus primeros tiempos siempre estuvo relacionada con miembros de la iglesia católica. De hecho, en un acontecimiento aún no del todo claro, Susnik estuvo presa en un campo de concentración en Eslovenia del cual pudo escapar con otras cuatro personas, de las cuales dos fallecieron en la huída y los tres restantes pudieron llegar a destino, seguramente Roma. Entre los que escaparon estaba también un sacerdote. En Roma también contó con la ayuda de los jesuitas de la Universidad Gregoriana, y la iglesia ocupaba un lugar central en la lucha por una Eslovenia libre. Sabemos que Susnik se estaba preparando para ir como misionera laica a oriente, antes de embarcarse para América.Ya en Argentina logró llegar al Chaco de la mano de las Misiones Pontificias y tanto en Formosa como en los primeros años de Paraguay vivió con las hermanas franciscanas. De la mano de Adelina Pusineri conocemos de la profunda devoción de Susnik a Friederig Baraga, un misionero esloveno de mediados del siglo XIX entre los indígenas Ottawa, primer obispo de Marquette. Pero fundamentalmente Baraga fue un lingüista y escribió gramáticas, diccionarios y catecismos en lenguas indígenas. Susnik solía escribir en su 37

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Ver VELÁZQUEZ, Rafael Eladio. 1999. Breve historia de la cultura en Paraguay. Asunción, edición del autor. Sólo cita a Susnik en el capítulo II, “Los guaraníes”.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| agenda y en sus escritos, entre otras invocaciones religiosas, “Hvala, ‘B’”, Gracias Baraga38. Esta devoción no implica tanto que se pueda descubrir una mirada religiosa, o católica, en la aproximación de Susnik a los pueblos indígenas sino más bien que uno puede intuir que su dedicación exclusiva a la comprensión de la sociedad paraguaya se ve fundamentada en una comprensión misionera de su labor intelectual. Concepto de mestizaje en la obra de Susnik En la historiografía paraguaya el concepto de mestizaje es un término clave a la hora de comprender la identidad del Paraguay. Sin embargo, es un concepto poco problematizado. Es parte de una visión casi idílica de las primeras relaciones interétnicas y se toma al nuevo fruto como una ‘raza nueva’ que después de ese primer contacto se mantuvo casi al margen de otro pasible relacionamiento, ya sea con grupos indígenas o afrodescendientes. Esta posición tradicional se ve reflejada en uno de los historiadores paraguayos más importantes del siglo veinte, Efraím Cardozo, cuando en su obra El Paraguay colonial enfatiza que: …el entrecruzamiento produjo un fruto distinto que en otras regiones de América, si no por las calidades de la ascendencia, por los factores culturales y ambientales que presidieron el mestizaje. La mezcla racial no se practicó en la clandestinidad, soslayando sanciones penales y aún morales, sino libre, generosa y aún honradamente39.

Branislava Susnik, por su lado, desde una primera aproximación con ojos etnográficos puede vislumbrar que la situación es más compleja. Ya en 1953, cuando realiza uno de sus primeros viajes al Chaco entre el pueblo ‘lengua’ percibe que todavía seguía viva la disyuntiva mestiza de 38 39

PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana, inédita. CARDOZO, Efraím. 1996. El Paraguay colonial. Asunción, El Lector. (original de 1959), pp. 74-75. ver también SÁNCHEZ QUELL, Hipólito. 1995. Estructura y función del Paraguay colonial. 7º ed. Asunción, Comuneros.

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|Ignacio Telesca| cómo mirar a sus dos raíces. En un artículo publicado en esloveno en la revista Misiones Católicas brinda sus primeras impresiones. Todos los viejos lengua ven en los paraguayos a sus enemigos, … Por supuesto que es verdad que todos los colonos explotaron a los indígenas, pero los paraguayos fueron los peores, ya que se trata de mestizos, que tratan de renegar de su sangre indígena. Los lengua jóvenes tienen opiniones diferentes. Ellos se acercaron a los paraguayos y comprobaron que las chozas, la suciedad, la pobreza, la superstición y la bebida de los mestizos paraguayos no se diferencian mucho del actual modo de vivir de los indígenas. En lugar del odio hay una especie de competición y hasta denigración de los paraguayos40.

Pocos años más tarde Susnik viajó a Buenos Aires para ofrecer una conferencia en la Acción Cultural Eslovena. Allí ya no va a señalar la repulsa entre los indígenas y los mestizos, sino en este caso hace hincapié en las similitudes entre ambos. En un inicio de la conferencia lleno de poesía, Susnik va directo al punto: El año pasado recorrí la selva del norte paraguayo, de vez en cuando se hallan zonas separadas entre sí, donde los paraguayos explotan la madera. Tanto los mestizos como los indígenas guaraníes usan el hacha, algunos trapos como vestido, el sudor y los mosquitos, una gran cantidad de insectos, la malaria, la leishmaniasis y la infaltable mandioca paraguaya y guaraní como pan cotidiano. Una naturaleza muerta moderna, los ojos inexpresivos de los mestizos paraguayos y los extraños triángulos oculares de los indígenas, el triángulo mágico de los guaraníes es la forma de la tierra vital, donde se oye la voz del pájaro que anuncia desgracia, el silbido de los demonios del bosque, la voz del zorro que busca las almas ‘débiles’ de los enfermos, el zumbido de los insectos que buscan su hogar en los huesos humanos. Pero una vez al mes, la vida de los trabajadores es diferente: los mestizos paraguayos se preparan el aguardiente, una hora más tarde se oye por todo el bosque: ‘che kuimba’e’, soy un hombre, y te voy a demostrar que soy mejor y más hombre que tú, y comienza el rito de los cuchillos, para demostrar su ‘humanidad’; la gran 40

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SUSNIK, Branislava. 1953. “Entre los indígenas lengua”, Misiones Católicas, pp. 143-152, traducción de Irene Mislej.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| rebeldía del hombre frente a la igualdad, que quiere demostrar su yo, si bien en forma cruel y dionisíaca41.

Sin embargo, será a partir de los años sesenta que Susnik comenzará a publicar sus investigaciones etnohistóricas. Como vimos, hay un proceso que se inició con El guaraní colonial en 1965, continúa con Etnohistoria de los guaraníes a fines de los setenta y que concluye con Una visión socio-antropológica del Paraguay en los primeros años de los noventa. A esta trilogía podemos añadir obras-resúmenes, como son el El rol de los indígenas en 1982 y Los indios del Paraguay en 1995, además de los artículos que fueron apareciendo en estas tres décadas42. Más que nuevos desarrollos en los conceptos podemos apreciar un uso más certero de los términos. Entre las ideas fuertes que utiliza Susnik se destaca el uso de la violencia en los primeros contactos entre europeos y americanos. Si bien hoy parece una idea aceptada en el ambiente académico internacional, no lo era en el Paraguay de los ’60 (y en cierta medida aún hoy es en parte resistido)43. De la mano de esta relación vio41 42

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SUSNIK, Branislava1959. “El primitivo como hombre”. Conferencia en SKA (Acción Cultural Eslovena), Buenos Aires. 10 de noviembre de 1959. Traducción de Irene Mislej. SUSNIK, Branislava 1964. “El guaraní en la vida socio-económica colonial”, Revista Paraguaya de Sociología, Vol. I, pp. 30-48; SUSNIK, Branislava. 1965. El indio colonial del Paraguay I. El guaraní colonial. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. SUSNIK, Branislava. 1966; El indio colonial del Paraguay II. Los trece Pueblos Guaraníes de las Misiones (1767-1803). Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”; SUSNIK, Branislava. 1971. El indio colonial del Paraguay III. El chaqueño: guaycurúes y chanésarawak. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”; SUSNIK, Branislava. 1975. “El rol de la Iglesia en la educación indígena colonial”, Estudios Paraguayos, Vol. III, Nº 2, pp. 147-156; SUSNIK, Branislava. 1975. “Aproximación a la realidad vivencial y al ethos existencial en el Paraguay colonial. Ambiente rural”, Estudios Paraguayos, Vol. III, Nº 2, pp. 157-175; SUSNIK, Branislava. 1979-1980. Los Aborígenes del Paraguay II. Etnohistoria de los guaraníes. Época colonial. Asunción. Museo Etnográfico “Andrés Barbero”; SUSNIK, Branislava. 1981. Los Aborígenes del Paraguay III. Etnohistoria de los chaqueños. 1650-1910. Asunción. Museo Etnográfico “Andrés Barbero” SUSNIK, Branislava 1981. “Las relaciones interétnicas en la época colonial (Paraguay)”, Suplemento Antropológico, Vol. XVI, Nº 2, pp. 19-27; SUSNIK, Branislava. 1982. El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay. Asunción, Instituto Paraguayo de Estudios Nacionales, Tomo I. SUSNIK, Branislava1983. El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay. Asunción, Instituto Paraguayo de Estudios; SUSNIK, Branislava. 1990-1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XVIII. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”; SUSNIK, Branislava. 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XIX. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”; SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI- ½ XVII, Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”; SUSNIK, Branislava y Miguel Chase-Sardi. 1995. Los indios del Paraguay. Madrid, MAPFRE. El caso de Rafael Eladio Velázquez es un término medio, si bien reconoce la existencia de conflictos y de

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|Ignacio Telesca| lenta se encuentra la resistencia de parte de los indígenas, una resistencia que ya se inicia en 1539, dos años después de la fundación de Asunción. De hecho, cuando Susnik utiliza la tan trillada idea de ‘amistad’ siempre pone el concepto entre comillas44. De la mano de la conquista se produce el mestizaje. Susnik deja en claro que el mancebo de la tierra, el mestizo, no hace una opción por su madre indígena sino por su padre español e introduce el concepto de lo psico-social. Es decir, optar por uno y no por otro implica un proceso particular que va a afectar no solo lo social sino también lo psicológico del nuevo vástago de la tierra. Para Susnik, entonces, el mestizaje no surge de la complementariedad sino de la violencia y la preeminencia mestiza que se dio en Asunción, no es fruto de una opción humanitaria de los conquistadores españoles, sino una necesidad ante la no llegada de nuevos peninsulares. Al inicio de la historia de la conquista no estaban ‘la cruz y la espada’, sino un soldado “con una abierta ideología del botín”, imbuido de una “religiosidad inmoral” que no respetaba ni la vida ni el honor de los vencidos. Incluso esta conquista no consistía sino en “violentas y desaforadas ‘rancheadas’ en el área de unas 50 leguas en torno a la ciudad, siempre en busca del ‘botín-servicio de indios e indias’”45. Susnik ya en su obra sobre el siglo XVI incluye dentro de esta “conquista interétnica” no solo a los españoles, sino también a los criollos y a los mestizos; estos últimos insertos en el grupo de los que dominaban. Nuestra autora no plantea una visión maniquea entre los malos españoles y los buenos indígenas. No asume que este último grupo adquiera una posición homogénea sino por el contrario aclara que las respuestas

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resistencia indígena, da por supuesto que “el contacto inicial entre españoles y guaraníes es amistoso”. Cfr. VELÁZQUEZ, Rafael Eladio. 1981. “Indígenas y españoles en la formación social del pueblo paraguayo”, Suplemento Antropológico, Vol. XVI, Nº 2, p. 32. Cfr. el subtítulo “Conquista por ‘amistad’ y rancheadas; convivencia y situación conflictiva”, en SUSNIK, Branislava. 1979-1980. Los Aborígenes del Paraguay II. Etnohistoria de los guaraníes. Época colonial. Asunción. Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, p. 46. SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI- ½ XVII, Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, pp. 7 y 16.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| de los indígenas “fluctuaban entre aspiraciones, recelos e indiferencia”46. No ignora Susnik la tradicional versión de la alianza por parentesco, la cual el famoso escrito de un jesuita anónimo de 1620 hizo ya famosa. Sin embargo, también llama la atención que prontamente se dieron cuenta los carios que dicha relación significaba “su fracaso etnosocial”47. Este fracaso se tornó claro cuando los indígenas comprendieron que antes que las pautas tradicionales de parentesco, se imponían los intereses económicos: “para los españoles, la india nunca salió de su status de ‘kuñá’, ‘mujer-pieza de servicio’ y aún teniendo hijos mestizos, nunca fue aceptada como ‘hembirekó’”48. De hecho, un español pobre era aquel que no tenía el servicio de mujeres. Si la relación por parentesco pronto se vio resquebrajada, lo que se inició entonces fue lo que Susnik denomina ‘la fase botinera de la conquista’, caracterizada fundamentalmente por las numerosas rancheadas de españoles y mestizos en las tierras de los guaraníes. En la lengua guaraní hay dos palabras para designar al ‘nosotros’: ore y ñande. El primero es un nosotros excluyente, nosotros que no incluye a ustedes, mientras que el segundo es incluyente. El mestizaje implicaba exactamente abandonar el oréva de la aldea, para incluir a todos en el ñandéva incluyente; el ñandéva español, claro está.

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SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI- ½ XVII, Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, p. 18. “La fundación de esta ciudad fue más por vía de cuñadazgo que de conquista… respondieron los indios que no pasasen adelante porque les parecían buena gente y así les darían sus hijas y serían parientes. Pareció bien este recaudo, quedaron aquí, recibieron las hijas de los indios y cada español tenía buena cantidad… llamáronme luego los indios y españoles de cuñados y como cada español tenía muchas mancebas, toda la parentela acudía a servir a su cuñado honrándose con el nuevo pariente”. Citado en VELÁZQUEZ, Rafael Eladio. 1981. “Indígenas y españoles en la formación social del pueblo paraguayo”, Suplemento Antropológico, Vol. XVI, Nº 2, pp. 30-31. Extraído de Manuscritos da Colecção de Angelis. 1951. Jesuítas e bandeirantes no Guairá (1549-1640). Tomo I. Ed. Jaime Cortesão. Rio de Janeiro, Biblioteca Nacional, “Informe de un jesuita anónimo sobre las ciudades del Paraguay y Guairá” diciembre de 1620. SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI- ½ XVII, Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, p. 19. Kuñá significa en guaraní mujer, pero en este caso implica una carga peyorativa; hembirekó significa esposa.

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|Ignacio Telesca| La rebelión guaraní generalizada que se dio a mediados del siglo XVI se produjo exactamente contra esta nueva realidad del “ñandéva sociobiológico”49. Los guaraníes eran conscientes que en los mestizos se definía su futuro. Si la descendencia se sumaba al mundo español, esto significaba no sólo su caída demográfica sino su inverso, el crecimiento de los que dominaban50. Con la institucionalización del sistema de encomiendas en 1556 y la consiguiente agrupación de las aldeas indígenas en ‘pueblos de indios’ la disputa ya quedaba zanjada. La originalidad de Susnik respecto a este tema se encuentra en que sienta las bases para comprender cómo va a surgir no solo el pueblo que dará continuidad a la colonia sino fundamentalmente la identidad provincial caracterizada específicamente en los primeros años por la “decepción socioeconómica y el desánimo psicosocial”51. El reemplazo de la primera generación de españoles conquistadores por la de los nuevos mancebos de la tierra no se dio sin dificultades. Sin embargo, al no llegar más contingentes de europeos a tierras paraguayas a partir de 1575, para los nuevos pobladores era solo cuestión de esperar su tiempo. Por estos años los nacidos en tierra americana representaban cuatro quintas partes del total de la población. La situación de la provincia estaba marcada por la pobreza de recursos, y cuya casi única fuente de riquezas era la mano de obra indígena, para aquellos que tuviesen encomiendas. Los mancebos que pudieron heredaron las encomiendas de su padre español, otros salieron en las expediciones fundadoras, en su afán de afianzarse un nuevo porvenir con nuevas tierras y más mano de obra indígena. El resto quedó en la ciudad 49 50

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SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI- ½ XVII, Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, p. 27. Los mestizos, señala Susnik, estaban “siempre hostilmente predispuestos contra sus ‘parientes avá’”, en SUSNIK, Branislava. 1981. “Las relaciones interétnicas en la época colonial (Paraguay)”, Suplemento Antropológico, Vol. XVI, Nº 2, p. 23. SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI- ½ XVII, Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, p. 35.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| y sus alrededores procurando desarrollar un nuevo ítem económico, la estancia ganadera, o dando origen al pobrerío ‘español’ sin tierra que se fue ubicando en las cercanías de los pueblos de indios. Susnik no deja de señalar también la situación de la mujer dentro de este nuevo grupo, quien “trabajando el campo para su sustento…se adaptaba a la vida de la primera ‘kuña guaraní’”52. Susnik va a seguir profundizando en la caracterización de la población mestiza, sin embargo, el utilizar esta terminología, esta categoría de ‘mestizo’ ya es una opción intelectual de ella para poder rendir cuenta de la realidad. En la documentación de la época, si bien aparece esta palabra -‘mestizo’- no es la más utilizada, salvo en casos puntuales53. De hecho, en el informe del jesuita de 1620 se especifica bien que “los españoles de esta tierra, como casi tocan en indio, salen en muchas cosas a sus abuelos y son así enemigos del trabajo, inconstantes…” y aclara a Susnik, “a los mestizos se atribuían ‘bajos pensamientos’”54. En otras palabras, donde Susnik ve mestizos los informes distinguen a ‘españoles de esta tierra’. La distinción no es gratuita ni inocente, utilizar uno u otro término va a modificar la comprensión del proceso, lo mismo que abrir las posibilidades para que este mismo mestizaje siga actuando y produciéndose en el seno de la sociedad paraguaya, especialmente con los afincados en los límites de los pueblos de indios. Para la mayoría de los historiadores nacionales, sin dejar de reconocer el mestizaje, éste se acaba en el siglo XVI dando origen a una nueva 52 53

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SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI- ½ XVII, Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, p. 59. Un caso paradigmático sobre el paso de indígena a mestizo para concluir por ser considerado español es el de Andrés Benítez, que fue analizado tanto por Juan Carlos Garavaglia como por Rafael Eladio Velázquez, sacando ambos investigadores distintas conclusiones, ya que cada uno abordaba una parte del proceso. Garavaglia el paso de indio a mestizo, Velázquez de mestizo a español. Ver, GARAVAGLIA, Juan Carlos.1984. “La demografía paraguaya: aspectos sociales y cuantitativos (siglos XVI-XVIII)”, Suplemento Antropológico, Vol. XIX, Nº 2, pp. 57-69 y VELÁZQUEZ, Rafael Eladio. 1966. El Paraguay en 1811, Asunción, edición del autor, pp. 30-34. Para un análisis y contextualización del caso ver TELESCA, Ignacio. 2008. “Estrategias opuestas, realidades comunes: pardos y españoles en Paraguay a fines de la colonia”, en Enrique Cruz y Carlos Paz (Comp.), Resistencia y rebelión: de la Puna Argentina al Atlántico, Jujuy, Purmamarka ediciones, pp. 253-279. La cita del informe como la de Susnik en SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI- ½ XVII, Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, p. 68.

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|Ignacio Telesca| “raza paraguaya”, al decir de Efraím Cardozo, que luego se desarrolla y permanece sin relación con los otros grupos étnicos, sean éstos indígenas o afrodescendientes. Branislava Susnik hará hincapié que, debido a esta situación de pobreza económica, de no entrada de otros europeos, no existían diferencias culturales entre los indígenas que vivían en los pueblos de indios y los ‘mestizos campestres’ que cada vez en mayor número se concentraban alrededor de dichos pueblos. Es decir, un indígena fugado del pueblo no se iba con los indígenas monteses, que vivían libres en la selva, aún no bajo el control español, sino que pasaban a engrosar el campesinado mestizo. La autora insiste en la figura que el censo de 1782, por ejemplo, utiliza, la de ‘indio libre’, sin embargo, estos no representaban sino el 2% de la población total y el 7% de la población considerada indígena. Es decir, el indígena fugado de los pueblos, en especial de los pueblos que habían estado bajo el control jesuítico, no eran considerados ya como indios libres sino bajo la categoría de español55. Igualmente, sean considerados de una manera u otra esta realidad reafirma la proposición de la autora respecto a la no diferenciación cultural, ni socio-económica, entre el campesino y el indio fugado. Sin embargo, Susnik continúa utilizando la categoría de mestizo para referirse al campesinado, categoría que no aparece en la mayoría de los censos. El único censo que utiliza la categoría de mestizo es el que se realizó en 1799, pero solo porque el modelo de la boleta censal vino de Buenos Aires. Sin embargo, el número de mestizos levantado por este censo no superó el 1%. En otras palabras, ni los censistas ni los mismos campesinos hacían suya dicha categoría. Es más, si uno analiza cuidadosamente los datos de los censos, en especial comparando el de 1761 con el de 1782, más que de un ‘mestizamiento’ se debería hablar de una ‘guaranización’. Sin embargo, lo que en los papeles se dio, y también en la conciencia de las personas, fue más bien una españolización. Es acá una vez más, cuando el uso que hace Susnik 55

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Para un análisis más profundo de esta problemática ver, TELESCA, Ignacio. 2008. “Estrategias opuestas, realidades comunes: pardos y españoles en Paraguay a fines de la colonia”, en Enrique Cruz y Carlos Paz (Comp.), Resistencia y rebelión: de la Puna Argentina al Atlántico, Jujuy, Purmamarka ediciones, pp. 253-279.

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|El mestizaje en Paraguay como categoría analítica en la obra de Branislava Susnik| de lo psicosocial se vuelve una categoría clave para interpretar la realidad paraguaya. De hecho, para nuestra autora, este nuevo segmento poblacional se caracterizaba por un “conservadurismo económico, tradicionalismo de costumbres y también una ‘identificación provincial’, la que, basada en la comunicación en la lengua guaraní, implicaba ya una ‘conciencia nacional’”56. Una conciencia que Susnik va identificar como distintivo respecto a las otras provincias criollas57. Branislava Susnik de esta manera va a distinguir dos procesos importantes de mestizamientos (o de españolización), el que se dio a fines del siglo XVI y el otro a fines del silgo XVIII. El primero producido en forma violenta, el segundo por la descomposición de los pueblos de indios y la ocupación de la tierra que se iba ganando. Ambos procesos sirvieron para conformar una identidad particular a la provincia del Paraguay de la cual los viajeros y demarcadores de la época como Félix de Azara y Francisco de Aguirre no dejaban de reconocer. Para concluir La producción historiográfica de Susnik no ha sido suficientemente aprovechada en el ámbito local. Se da por sentado y asumido que el mestizaje se produjo pero muy pocas veces se analiza cómo se produjo el proceso de mestización. Cada vez que se utiliza la obra de Susnik se lo hace para insertar lo trabajado por dicha autora respecto al mundo indígena. La afirmación de Melià sobre la importancia de Susnik para la redacción de una historia social del Paraguay es hasta ahora más una expresión de deseos que una realidad. El ambiente socio-político en el que le tocó vivir a Branislava Susnik, los 35 años de dictadura stronista, no permitieron el debate académico, 56 57

SUSNIK, Branislava. 1990-1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XVIII. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, p. 111. SUSNIK, Branislava. 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XIX. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”, p. 7.

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|Ignacio Telesca| como ningún otro tipo de debate. Nunca Susnik ni otro historiador dialogan entre sí, ni siquiera se hacen referencia más allá de las citas en las bibliografías. El campo historiográfico durante la dictadura es aún un tema pendiente de investigación, al igual que el uso de un historiador oficial por parte del régimen stronista. Los manuales escolares y textos de secundaria han formado a generaciones paraguayas, y lo siguen haciendo hasta hoy día por falta de actualización en esta área de estudio, en la comprensión de la raza paraguaya, fruto del noble español y del guerrero guaraní. Si bien en estos últimos treinta años pos dictatoriales poco se ha producido a nivel historiográfico en el ámbito local, se vislumbra que las nuevas investigaciones hacen un uso cada vez más importante del material socio-histórico producido por Susnik. Hasta el presente se hace una cita de autoridad, ‘Susnik dixit’; aún no se han discutido ni sus investigaciones ni sus categorías58. Una nueva historia social del Paraguay no se pude edificar sino es sobre la base de lo ya investigado por Branislava Susnik59. Es experiencia compartida por muchos investigadores el comprobar que muchos de los temas posibles sobre historia social del Paraguay fueron de una manera u otra ya abordados o intuidos por Susnik.

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Podemos citar el libro de PAVETTI, Ricardo.2008. La integración nacional del Paraguay (1780.1850). Asunción, CEADUC; en que utiliza más El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay que la trilogía de Una visión socio-antropológica del Paraguay. Ver también, entre otros TELESCA, Ignacio. 2008. “Estrategias opuestas, realidades comunes: pardos y españoles en Paraguay a fines de la colonia”, en Enrique Cruz y Carlos Paz (Comp.), Resistencia y rebelión: de la Puna Argentina al Atlántico, Jujuy, Purmamarka ediciones, pp. 253-279. Lo mismo ha de insistirse respecto a la redacción de los nuevos manuales escolares.

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________________ 1971. El indio colonial del Paraguay III. El chaqueño: guaycurúes y chanés-arawak. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. ________________ 1975. “El rol de la Iglesia en la educación indígena colonial”, Estudios Paraguayos,Vol. III, Nº 2, pp. 147-156. ________________ 1975. “Aproximación a la realidad vivencial y al ethos existencial en el Paraguay colonial. Ambiente rural”, Estudios Paraguayos,Vol. III, Nº 2, pp. 157-175. ________________ 1979-1980. Los Aborígenes del Paraguay II. Etnohistoria de los guaraníes. Época colonial. Asunción. Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. ________________ 1981. “Las relaciones interétnicas en la época colonial (Paraguay)”, Suplemento Antropológico,Vol. XVI, Nº 2, pp. 19-27. _________________ 1982. El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay. Asunción, Instituto Paraguayo de Estudios Nacionales, Tomo I. _________________ 1983. El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay. Asunción, Instituto Paraguayo de Estudios Nacionales, Tomo II. __________________ 1990-1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XVIII.Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. _________________ 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XIX. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. _________________ 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI- ½ XVII, Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. _________________ 1998. Tendencias Psicosociales y verbomentales Guaycurú-Maskoy-Zamuco. Ensayo Analítico. Asunción, Museo Etnográfico “Andrés Barbero”. Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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SUSNIK, Branislava y Miguel Chase-Sardi. 1995. Los indios del Paraguay. Madrid, MAPFRE. TELESCA, Ignacio. 2008. “Estrategias opuestas, realidades comunes: pardos y españoles en Paraguay a fines de la colonia”, en Enrique Cruz y Carlos Paz (Comp.), Resistencia y rebelión: de la Puna Argentina al Atlántico, Jujuy, Purmamarka ediciones, pp. 253-279. VELÁZQUEZ, Rafael Eladio. 1966. El Paraguay en 1811, Asunción, edición del autor. _________________________ 1981. “Indígenas y españoles en la formación social del pueblo paraguayo”, Suplemento Antropológico, Vol. XVI, Nº 2, pp. 29-67 _________________________ 1999. Breve historia de la cultura en Paraguay. Asunción, edición del autor.

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BIBLIB: 0378-9896 (2020), 107-122

Los viajes de campo de la Dra. Branislava Susnik a los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y a los Aché-Guayakí (Aché) de la Región Oriental del Paraguay (1958-1960)

The field trips of Dra. Branislava Susnik to the "Chiripá-Guaraní" (Avá-Guaraní) and the Aché-Guayakí (Aché) of the Eastern Región of Paraguay (1958-1960) Enviado: 23/11/2019 Aceptado: 18/02/2020

Adelina Pusineri1 y Raquel Zalazar2

Resumen Entre 1957 y 1960, la Dra Branislava Susnik, directora del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero de Asunción, organizó y realizó varios viajes de campo entre los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y los “Aché-Guayakí” (Aché). El primer viaje tuvo dos etapas durante el año 1958. En la expedición recogió objetos de la cultura material, chamánicos ceremoniales, 600 fotos de los Avá-Guaraní y grabaciones de los mitos. Los apuntes o trabajos de campo de esta investigación son pocos, no se encuentran entre sus múltiples papeles, y solo se ha publicado sobre los Ava-Guaraní una reseña del material recolectado en la “Guía del Museo”. En el año 1960, hizo un trabajo preliminar entre los Aché, recién salidos del monte, entre algunos hombres cautivos o trabajadores de establecimientos de la zona del Guairá. Luego realizó un estudio etnolingüístico de los mismos. En Noviembre de 1 2

Directora del Museo Etnográfico “Dr. Andrés Barbero”. Asunción-Paraguay. Lic. en Historia. Vicedirectora del Museo Etnográfico “Dr. Andrés Barbero”. Asunción-Paraguay. Magister en Antropología Social. Lic. en Historia.

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|Adelina Pusineri y Raquel Zalazar| 1960 detalló su último viaje a un campamento Aché en Arroyo Morotí, donde recogió gran cantidad de objetos, foto-documental, grabaciones y completó el vocabulario y análisis de la lengua Aché. Los trabajos de campo de una mujer entre los pueblos indígenas del Paraguay fueron pioneros, tanto en el Chaco como en la Región Oriental, en tiempos muy difíciles de la historia de la antropología en el Paraguay. Una revisión exhaustiva de sus planes y programas nos muestran sus dificultades y su organización y resultados, aunque quedan incógnitas en cuanto a lo publicado sobre los Avá-Guaraní. Este trabajo pretende mostrar la organización y realización de estos viajes de campo.

Palabras clave Antropología del Paraguay, Avá-Guaraní, Aché, Branislava Susnik.

Abstract Between 1957 and 1960 Dr. Branislava Susnik, the director of the Ethnographic Museum Dr. Andrés Barbero in Asunción, organized and conducted several field trips among the “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) and the “Aché-Guayakí” (Aché). The expedition to the first group was done in two phases during 1958. During that trip she collected material objects, shamanic ceremonial items, 600 pictures from the Avá-Guaraní and recordings of myths.The notes she left from this field research are few and they are not traceable among her multiple papers; only a short description of the material culture of the Ava Guarani was printed in the publication “Guía del Museo.” In the 1960s, she conducted preliminary research among the Aché who were recently contacted at the time, some were captive individuals, while others were already working in ranches in the region of Guairá. Later she did an ethnolinguistic study among them. In November 1960, she described her last trip to an Ache camp in Arroyo Morotí where she collected multiple objects, photo-documents and recordings. She also completed a vocabulary and linguistic analysis of the Ache language. As a woman, she was a pioneer conducting field research among the indigenous peoples of Paraguay in the eastern and western regions of the country during difficult times in the history of Paraguay’s anthropological endeavors. A comprehensive revision of her plans and programs reveal her challenges, organization and results; although questions remain about her unpublished work on the Ava Guarani.This article shows her organization and how her field trips were conducted. 108

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|Los viajes de campo de la Dra. Branislava Susnik a los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y a los Aché-Guayakí (Aché) de la Región Oriental del Paraguay (1958-1960)|

Key words Anthropology on Paraguay, Avá-Guaraní, Aché, Branislava Susnik. La Dra. Susnik en Paraguay La Dra. Branislava Susnik3, llegó al Paraguay en 1951, invitada por el doctor Andrés Barbero, fundador del Museo Etnográfico para ocupar la dirección del mismo. Los primeros años los dedicó a reordenar la colección del Museo pero al mismo tiempo realizó viajes de investigación entre los Maká, los Chupulí (Nivaclés) y los Eenlhit-Lengua del Chaco. En 1956 se embarcó en su primera gran expedición de estudios entre los Chamacoco de la zona del Alto Paraguay, le siguieron, más adelante, otras expediciones como las que tratamos en este artículo. Misión de Estudios entre los Avá-Guaraní (1957-1958) Debido al éxito de la Primera Misión de Estudios al Alto Paraguay entre los Chamacoco en 1956-1957; en diciembre de 1957, la Dra. Susnik elaboró un plan para una Segunda Misión de Estudios, esta vez a la zona del Alto Paraná, entre los Chiripá-Guaraní (Avá-Guaraní), solicitó apoyo a la Sociedad Científica del Paraguay, que a su vez pidió auspicios a la Fundación La Piedad, continuadora de la obra de la familia Barbero. Según su carta: “Esta Misión se propone asimismo iniciar el planteamiento científico de la cultura guaraní, lo que sin duda contribuirá a las posteriores investigaciones más detalladas”4. Una vez obtenida la aprobación correspondiente de la Fundación La Piedad, se iniciaron los preparativos para dicha expedición, la Sociedad Científica envió cartas a las instituciones públicas para solicitar apoyo. Se remitieron tanto al Ministro de Defensa Marcial Samaniego como 3

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La Dra. Branislava Susnik (Branka) nació en Medvode, Eslovenia, el 28 de marzo de 1920. Realizó sus estudios superiores en Europa, obteniendo el Doctorado en Prehistoria e Historia de la Facultad de Filosofía de Ljubljana y varios postgrados. Universidad de Viena, Austria: Doctorado en Etnohistoria y Lingüística Uralo-Altáica; Universidad de Roma: con lauros en Historia y Arqueología sumero-babilonesa y cursos de postgrado de Culturas y Lenguas de Asia Menor y Lenguas Altáicas y otras más. Archivo del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero (En adelante Archivo MEAB). Carpeta “Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero”. Carta al Presidente de la Sociedad Científica del Paraguay. Asunción, 9 de diciembre de 1957.

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|Adelina Pusineri y Raquel Zalazar| al Ministro de Educación Raúl Peña y al del Interior Edgar L. Ynsfrán. Al Ministro de Defensa se le solicitó el transporte para los expedicionarios y se adjuntó un mapa de la expedición; a los otros dos, credenciales: “Teniendo la Misión que recorrer regiones muy apartadas y carentes de recursos. Rogamos a V.E. quiera tener a bien facilitar a la Dra. Sušnik una credencial a fin de las autoridades locales faciliten el cumplimiento del cometido.”5, adjunto iba el plan de estudios de la expedición. El Ministro del Interior le expidió un certificado que le garantizaba la libre movilidad por los lugares donde debía realizar su expedición científica “hacia las apartadas regiones del Nordeste paraguayo, Departamentos de Alto Paraná y Amambay donde subsisten los restos de las parcialidades guaraníes autóctonas, más adelantadas (Chiripá, Mby’á etc.) así como también de las más atrasada como la guayakí”6. El “Plan de la Misión de Estudio al Alto Paraná (Área Guarani-Paranense)” redactado el 9 de diciembre de 1957 detallaba minuciosamente cada punto, desde los proponentes, fines, trayecto, participantes, fecha y duración hasta, y muy importante, el compromiso de la expedición: 1. Entregar las colecciones al Museo Etnográfico y Arqueológico que pasarían a formar parte de su acervo. 2. Publicar las primeras relaciones sobre el fruto de investigaciones en el Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Dr. Andrés Barbero7. En los “Fines” detallaba como punto principal la formación de colecciones del Museo que incluía la colección etnográfica, la de cerámica altoparanaense, las colecciones de grabaciones de mitos y leyendas, las colecciones fotográficas y fílmicas, entre otras8. Las grabaciones de las tradiciones antiguas, las que logró mediante la compra de una “MINIFON”, una pequeña grabadora -depositada en su “dormitorio-museo”que grababa en hilo de metal, hoy se conservan en el Museo9. Otros fines 5

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Archivo MEAB. Cartas de Guillermo Tell Bertoni, presidente de la Sociedad Científica del Paraguay al Ministro de Educación Raúl. Peña. Nº122/58 y al Ministro del Interior Edgar L. Insfrán. Nº121/58, Asunción, 21 de febrero de 1958. Ídem. Archivo MEAB. Archivo privado Dra. B. Susnik. Ídem. Las grabaciones en hilo de metal primeramente fueron recuperadas en casetes y luego en el año 2011 en

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|Los viajes de campo de la Dra. Branislava Susnik a los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y a los Aché-Guayakí (Aché) de la Región Oriental del Paraguay (1958-1960)| fueron las investigaciones etnográficas para detectar el “Estado actual de las parcialidades guaraní sobrevivientes en la zona al Norte del Río Mondaï (Chiripá, Pañ, Ñandéva); el grupo guaranizado de los Guayaná (cerca de Pírapïtá)”10, el reconocimiento arqueológico, la antropología social y el indigenismo. Estos dos últimos eran su inquietud pues proponía estudiar: “El hombre de los yerbales (Guaraní y Paraguayo)” y el “Estudio de la aculturación de los Guaraní desde el punto de vista de los problemas que atañen al indigenismo”11. Como participantes, primero iba la Dra. Susnik y el “Sr. León Cadogan tiene propósitos a participar en las investigaciones entre los Chiripá (en la 2da.zona), dentro de lo que le permitirá su precario estado de salud”12. Otros colaboradores para esta misión fueron el jefe de la Gendarmería Aquilino Servián, y los informantes guaraní el Capitán Juan Pablo Vera, conocido líder chiripá de la época, el chamán Zenón y Seberiano Benítez. Esta primera etapa de la segunda Misión de estudios inició a mediados del mes de marzo de 1958 hasta mediados de mayo del mismo año, se movió por los puntos que ella denominó los 3 centros: Curuguaty, Laurel e Itakyry. Desde Paso Cadena hasta Curuguaty, visitó Zanja Morotĩ, (Paso Cadena), Laguna Pytã (Pto. Roberti), Arroyo Palomares, Bella Vista, Curuguaty, Ñaumy, Paĩ’ũ,Tacuarí, Campo Agua’é13. La misión fue interrumpida en mayo, preparándose una nueva etapa para los meses posteriores. Llegó a Curuguaty por avión, su llegada impactó tanto a la comunidad chiripá, que la recuerdan en sus historias: “Ouva’ekue peteĩ kuñakarai ha’eño, ojekípo porã ha oguereko ejehe peteĩ pitóla. Che nan-

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Cd por los antropólogos Warren Thompson, University of New Mexico y Jan David Hauck. University of California Los Angeles, en el marco del Proyecto de Documentación Aché presentado al Museo y realizado por el Instituto Max Planc de la ciudad de Nijmegen, Reino de Holanda. Proyecto dirigido por su profesor el Dr. Jost Gippert. Los carretes de hilos de metal y la recuperación de las grabaciones en CD obran hoy en el archivo del Museo. Archivo MEAB. Archivo privado Dra. Susnik. Plan de la Misión de Estudio al Alto Paraná (Área GuaraniParanense). Ídem. Ídem. Archivo MEAB. Carpeta “Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero”. Informe general. 2da. Misión de Estudios (área chiripá-guaraní).

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|Adelina Pusineri y Raquel Zalazar| tendéi, akyhyje voi ichugui… Kuñakarai ha’eño ouva’ekue. Herava’ekue kuñataĩ Esúnika mba’enimbo”14, en otro pasaje la recuerdan: “Dra Esúnika oguahẽ ramo guare Lagúna Pytãme. Ha oipota oñemoĩ chupe héra ka’aguyrã”15 y otro “1954pe ouva’ekue doytóra Esúnika, Paraguaýgui ouva’ekue aviõme”16. Durante su estadía estuvo en comunidades Chiripá (Avá-Guaraní) y Apyteré (Mbya). Las anotaciones en sus cuadernos de campo son bastantes precisas e interesantes, abarcando todos los temas posibles que se había propuesto investigar en su plan de estudios, así observó sobre las luchas políticas internas y entre indígenas y paraguayos, las relaciones sociales, los mitos, la naturaleza, la tierra, la producción, la distribución territorial, la alimentación, la caza, el cultivo, los colores, el chamanismo, entre otros. Su labor no se detenía y muchas de sus anotaciones las hacía luego de escuchar las grabaciones de las entrevistas a sus informantes indígenas. Mientras estuvo de viaje se comunicaba por carta con sus amigos personales y con el presidente de la Sociedad Científica del Paraguay, Guillermo Tell Bertoni, quien se preocupaba por su bienestar y que no le faltasen provisiones ni medicamentos. En una de sus cartas Bertoni cuenta que había hablado con el ministro de Salud sobre los medicamentos a ser enviados para los indígenas: “En ellas le hablaba acerca de las gestiones realizadas en el Ministerio de Salud Pública por los remedios. El ministro se manifestó muy interesado por los estudios que Ud. está realizando, pero no quiere entregar los remedios así nomás pero tiene interés en hablar con Ud. si Ud. quiere venir aquí para el efecto la va a mandar un 14

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“Vino una señora sola, con equipo lindo y tenía con ella una pistola. Yo no entendía, le tenía miedo… vino la señora sola. Su nombre era Señorita Esúnika (Susnik) o algo a así”. Entrevista a Seberiano Benítez Fleitas. Noviembre 1993. Universidad Evangélica del Paraguay. 2000. Ava Guarani Ayvu. Narraciones de los Ava Guarani de los departamentos de Ka’aguasu y Alto Paraná. Tomo 1. Asunción, Proyecto kuatiañe’ẽ, Universidad Evangélica del Paraguay, p. 17. “La Dra. Esúnika llegó a Laguna Pytã. Quería que se le ponga un nombre del monte”. Entrevista a Estefana Martínez de Benítez. Agosto 1999. Universidad Evangélica del Paraguay. 2000. Ava Guarani Ayvu. Narraciones de los Ava Guarani de los departamentos de Ka’aguasu y Alto Paraná. Tomo 1. Asunción, Proyecto kuatiañe’ẽ, Universidad Evangélica del Paraguay, p. 33. “En 1954 vino la Doctora Esúnika, vino de Asunción en avión”. Entrevista a Gabino Vera. Sin fecha. Universidad Evangélica del Paraguay. 2000. Ava Guarani Ayvu. Narraciones de los Ava Guarani de los departamentos de Ka’aguasu y Alto Paraná. Tomo 1. Asunción, Proyecto kuatiañe’ẽ, Universidad Evangélica del Paraguay, p. 37. Posiblemente llegó en avión militar.

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|Los viajes de campo de la Dra. Branislava Susnik a los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y a los Aché-Guayakí (Aché) de la Región Oriental del Paraguay (1958-1960)| avión para traerle y llevarle otra vez17. Susnik dejó constancia que todos los informantes y ayudantes de la misión recibieron su pago en efectivo o en especias como lo señala en su informe: Constancia: a) fue de regla uniforme que cada informante indígena recibía el pago de Grs.100.-- por cada medio día que estaba a mi disposición, y además de vez en cuando cortes de tela nacional para él o su familia. b) se pagaban extra grabaciones de las leyendas. c) se pagaban extra todos los objetos, y en particular, de carácter shamánico que se destinara al Museo; el pago fue o en tela o en efectivo. d) Al baqueano indígena, Capitán Ceferino Vargas que me acompaño a Curuguaty, recibió para un mes Grs. 2.500.--, telas para vestir su familia y provisiones ocasionales. e) es notorio en toda la zona recorrida y reconocido por la población paraguaya que fue “la primera vez que uno no aprovecha del indígena” (expresión del lugar)18.

La segunda etapa de esta Misión de estudios se desarrolló desde el 30 de agosto hasta septiembre de 1958; la Dra. Susnik escribió al presidente de la Fundación La Piedad: “que el Museo proyecta reanudar la Misión de Estudio, interrumpida hace un mes; se proseguirá el itinerario preestablecido al iniciarse la Misión con la única diferencia de que se seguirá primeramente el área de la ribera del R. Paraná (desde Capt. Meza hasta Pto Eirene), con la tarea de exploración arqueológica”19. Sobre esta segunda etapa no tenemos mayor información. Sobre los resultados de esta misión de estudios se conserva en el Archivo del Museo el informe de la primera etapa, donde consta detalla17

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Archivo MEAB. Carpeta “Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero”. Carta de Guillermo Tell Bertoni, Presidente de la Sociedad Científica del Paraguay a la Dra. Susnik. Nº 118/58. Asunción, 11 de abril de 1958. Archivo MEAB. Carpeta “Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero”. Informe general. 2da. Misión de Estudios (área chiripá-guaraní). Archivo MEAB. Carta de la Dra. B. Susnik al Presidente de la Fundación la Piedad, Dr. Juan Boggino. Asunción, 8 de julio de 1958.

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|Adelina Pusineri y Raquel Zalazar| damente todo lo recogido por Susnik corroborado en sus cuadernos de campo. En el informe podemos encontrar: Colección etnográfica: Se recogió en total 427 objetos, entre los cuales se destacan 123 objetos de carácter shamánico a los que se dio la mayor importancia por ser la primera vez que se pudo obtener sobre cada objeto shamánico recogido su correspondiente leyenda; el “ïvïrape” [yvyrape] está hecho por los chiripá en forma de miniatura por la imposibilidad de transportarlo en su tamaño natural.- de esta colección de 427 objetos hay que separar 14 objetos que pertenecen a los Guayakí, destacándose la muestra de su tejido de fibras textiles”20.

Además trajo grabaciones, sobre las principales leyendas y mitos, 218 en total, unas 600 fotografías, dibujos de animales míticos y objetos sagrados hechos por los indígenas Chiripá, y estudios detallados, intensos y completos, según su propias palabras, de diferentes aspectos de la vida de los Chiripá. En cuanto a las publicaciones realizadas con los datos de esta misión, solo se conocen unas pocas como el Informe sobre las Actividades del Museo (1956-1958), en el Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico.Vol. III. Misc. 1. Asunción. 1959, pp. 1-11, donde constan los objetos recogidos en la segunda etapa de la misión: 38 objetos de la cultura material, 62 objetos de la cultura shamánica y ceremonial, 18 objetos de la cultura societaria y 20 objetos varios21. Otra publicación es el Catálogo de los objetos recogidos entre los Guayakíes y los Chiripas, en el Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico.Vol.VI. Misc. 3. Asunción. 1962, pp. 69-104. Con 18 láminas. En sus obras Etnografía Paraguaya. Parte 1ra. Manuales del Museo Andrés Barbero.Vol. II. 1961; en la Guía del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Etnografía Paraguaya; en sus libros de la colección Los Aborígenes del Paraguay: Cultura Material.T. IV. 1982.; Ciclo Vital y Estructura Social.T.V. 1983; Apro20 21

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Archivo MEAB. Carpeta “Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero”. Informe general. 2da. Misión de Estudios (área chiripá-guaraní). Susnik, B. 1959. “Informe sobre las Actividades del Museo (1956- 1958)”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. III, Misc. 1, Asunción, pp. 4-5.

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|Los viajes de campo de la Dra. Branislava Susnik a los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y a los Aché-Guayakí (Aché) de la Región Oriental del Paraguay (1958-1960)| ximación a las Creencias de los Indígenas. T. VI. 1984/85, utilizó también datos de su trabajo de campo entre los Chiripá. Sin embargo, Susnik tuvo que haber dejado escritos sobre estas investigaciones, pues por su documentación personal y en la entrevista de 1958 otorgada a su compatriota, Tine Debeljak, ella afirmó que preparó un “libro”(original) sobre los Chiripá-guaraní del Paraguay que debía ser publicado en la Argentina, pues una amiga le expresaba en una carta: “y salir triunfante con tu libro sobre los guaraníes y con tus amigos eslovenos”22, ya que en noviembre de 1959 dio una conferencia en la Acción Cultural Eslovena en Buenos Aires y se presume que habría llevado el original para que dicha institución lo publicase. Otro dato sobre tal obra fue encontrado en una lista de sus publicaciones, elaborada por ella misma, donde figura un artículo sobre los Chiripá en idioma esloveno: “Druzbena organizacija med Chiripá-Guaranijci”, en Vrednote, XV, 1960, pero dicho número nunca fue encontrado. Aún en el año 1960 en una carta, la Dra. Susnik le escribió al Dr. Debeljak referente a que el “libro sobre los Guaranies tenga más sello personal es comprensible. Pero me atrevo añadir que sería muy difícil describir con la fría claridad científica”23. Misión de Estudios entre los Aché Guayakí (1960) En 1960, la Dra. Susnik se embarcó en una nueva misión de estudios, esta vez entre los grupos Guayakí (Aché) como eran conocidos en ese entonces; ya en 1958, por sus planes e informes se pudo constatar que tenía intenciones de visitar a los grupos Guayakí que merodeaban la zona donde se encontraban los Chiripá. Realizó tres viajes ese año, el primero de febrero a marzo en Tavaí, el segundo durante el mes de abril en Villarrica y el tercero entre octubre y noviembre en Arroyo Morotĩ24. En los tres casos, en el Archivo del 22 23 24

Archivo MEAB. Carpeta del Archivo privado de la Dra. Susnik. Carta de la Srta. Elvira Montero a la Dra. Susnik, Asunción, 4 de noviembre de 1959. Archivo MEAB.Carta de la Dra. Susnik a Tine Debeljak, Asunción, 24 de abril de 1960. Traducción del esloveno por la Hna. Tadeja Mozetic. Archivo MEAB. Carpeta Planes de Trabajo y Memorias Anuales del Museo Etnográfico Andrés Barbero. 1956-1980. Informe sintético de las actividades desarrolladas por el Museo Etnográfico durante el año

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|Adelina Pusineri y Raquel Zalazar| Museo se encuentran los informes correspondientes, no se han encontrado sus planes pero si una referencia en la memoria del año 1959 de la Fundación la Piedad: “y preparó otra expedición a los Guayakíes o a los Moros que fue postergándose por circunstancias del dominio público”25 -en referencia a la gran huelga de 1959. Para el primer viaje, le acompañó hasta Avaí el joven Vicente González, auxiliar del Museo, quien le ayudó con el transporte del equipaje, de ahí partió hasta Tavaí, donde trabajó con tres informantes “varones, de 16 a 20 años apr., cautivos de hace recién 3 años, es decir pasando su adolescencia en el monte; 1 de ellos habla exclusivamente su propia lengua”26 para mediados de marzo llegó a Enramadita donde trabajó con “4 varones de 18 años apr., 1 hombre de 25 años, con 4 años de cautiverio; todos muy aislados del ambiente… Todos los citados Guayakíes pertenecen a la parcialidad Chiría, parientes de los Guayakíes aparecidos en Avaí, pero distintos de la parcialidad que merodea por Yvyturusú27. En el mismo informe detallaba minuciosamente el modo de trabajo28: a) 3 guayakíes diariamente, cada uno con un turno de 4 horas. b) Para tal efecto se abonaba al patrón del Guayakí la suma de Grs. 100.-- por cada turno de 4 horas, y al indígena Grs. 50.--, además de regalos en vestimenta. De las sumas abonadas para tal fin se posee comprobantes. c) En varias ocasiones tuve que recurrir al interprete, un Guayakí relativamente guaranizado, del mismo grupo que los informantes.

En esta ocasión no pudo entrevistar a ninguna mujer guayakí por lo que debió volver unas semanas después a Villarrica, pues el Sr. L. Cadogan le prometió que llevaría un grupo de 5 mujeres a esa ciudad para el día 10 de abril. Susnik consideraba “indispensable que me entreviste con estas mujeres a fin de completar el esbozo del pequeño diccionario con

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1960. 18 de febrero de 1960. Archivo MEAB. Fundación La Piedad. Memoria. Presidente Prof. Dr. Juan Boggino. Febrero de 1960. Archivo MEAB. Carpeta “Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero”. Informe sobre un breve estudio preliminar de los Guayakíes. 24/II/60 -22/III/60. Ídem. Ídem.

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|Los viajes de campo de la Dra. Branislava Susnik a los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y a los Aché-Guayakí (Aché) de la Región Oriental del Paraguay (1958-1960)| las frases propias de las actividades de la mujer guayakí”29. Como resultado de este viaje logró recoger un “pequeño diccionario etnolingüístico consistiendo de frases que se refieren a la vida de los Guayakíes”30 abarcando animales, árboles, recolección de la miel, fuego y agua, fenómenos naturales, alimentación, enfermedades, vida sexual, ciclo vital, parentesco, entre otros. Además de 69 fotografías, grabaciones de cantos, arcos y flechas y un “tembetá” (bodoque labial), hecho del hueso del mono. En el segundo viaje, el estudio etnolingüístico se “efectuó en Villarrica, donde se hallaban dos informantes Guayakíes, traídos de Enramadita por el Sr. León Cadogan por una orden de la Delegación del Gobierno de Villarrica”31, quien al final no trajo a ninguna mujer para ser entrevistada, justificándose Cadogan que “aquellas mujeres no servirían a mis propósitos científicos”32. Susnik trabajó con dichos informantes durante dos semanas; no obstante las dificultades, logró recoger abundante material, pero con un inconveniente: …todo se basa a la información de unos cuantos individuos; en tales circunstancias, según mi modesta opinión, sólo el aspecto etnolingüístico podrá tener un valor relativamente sólido, siendo otros datos puramente etnográficos o mitológicos simplemente “recuerdos” o “casos particulares” de los informantes, pués hasta la fecha nadie convivía con los Guayakíes en su hábitat montés, y los mismos Guayakíes, salidos del monte y asentados en la casa del Sr. Perrera (Pereira), disimulaban prudentemente su realidad montesina33.

En el informe también se destallan las horas de trabajo y la financiación: Los gastos de estas dos semanas corrieron íntegramente por cuenta del Mu29 30 31

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Ídem. Ídem. Archivo MEAB. Carpeta “Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero”. Carta/informe de la segunda etapa de la Dra. Susnik al Presidente de la Fundación La Piedad, Prof. Dr. Juan Boggino. 25 de abril de 1960. Ídem. Ídem.

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|Adelina Pusineri y Raquel Zalazar| seo; mi trabajo fue desde el 7 hrs de mañana hasta las 8 hrs de la noche… Se abonó como sueldo para los patrones de los Guayakíes y los indígenas mismos, incluyendo Grs. 1.000.- (UN MIL) para la comida, la suma de Grs. 5.000.- (CINCO MIL), recibo firmado por el Sr. Cadogan como representante de “los patrones y de los indígenas”. Los gastos en cinta magnética para las grabaciones, regalos para los indígenas y mi alojamiento (no incluyendo la comida), viajes, etc. suman 6.000.- (SEIS MIL) Guaraníes, de modo que del fondo total de Grs. 15.000.- recibido por mi, resta la suma de Grs. 4.000.- (GRS. CUATRO MIL) que van acá adjuntos34.

Para el tercer viaje solo se tiene la fecha de vuelta, 12 de noviembre, y una fecha en uno de sus cuadernos, 21 de octubre, no encontramos noticias del día de la partida por tanto no se sabe cuánto tiempo pudo estar de viaje. En esta ocasión logró investigar los grupos Aché-Guayakí salidos del monte un año atrás en el Campamento Arroyo Morotĩ (San Juan Nepomuceno), estuvo nuevamente acompañada por León Cadogan y el Sr. Manuel de Jesús Pereira35. En su informe de este viaje, elevado al Presidente de la Fundación La Piedad, Susnik detalló que recolectó objetos de la cultura material de los Aché-katú (Guayakí de la parcialidad de Yñaró), un amplio foto-documental de la vida diaria de los Guayakíes, algunas grabaciones de diferentes cantos según las circunstancias específicas del ciclo vital, además de los “datos etnográficos; formación de un bastante completo Vocabulario; elementos gramaticales y su función en 3 distintos estilos del hablar; estudio de la mentalidad primitiva a través de la lengua y, particularmente, a través de las charlas diarias en el toldo.”36 34 35

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Ídem. Manuel de Jesús Pereira fue un campesino de la zona de San Juan Nepomuceno, conocido por dar “refugio” a los Aché que huían de las persecuciones y matanzas. Fue nombrado suboficial por el Ministerio de Defensa y al asentamiento de los Aché le nombraron “Campamento Beato Roque González de Santacruz”; en realidad se trataba de un “viejo esclavista” que utilizaba a los Aché salidos para contactar con otros que todavía se encontraban en el monte. Cfr. Susnik, B. y Miguel Chase-Sardi. 1995. Los indios del Paraguay. Madrid, MAPFRE, pp 277-278; Melià, B, L. Miraglia, M y C. Münzel. 1973. La agonía de los Aché-Guayakís: historia y cantos. Asunción, CEADUC, pp. 42-44. Archivo MEAB. Carpeta “Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero”. Carta/informe de la gira al Campamento de Arroyo Morotĩ de la Dra. Susnik al Presidente de la Fundación La Piedad, Prof. Dr. Juan Boggino. 15 de noviembre de 1960.

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|Los viajes de campo de la Dra. Branislava Susnik a los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y a los Aché-Guayakí (Aché) de la Región Oriental del Paraguay (1958-1960)| Las distintas publicaciones, resultado de estos viajes son varias, la primera fue Estudios Guayaki. Parte 1ª. Fraseario. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. IV. El. 5. Asunción. 1960, pagada “de su propio peculio”37, en el cual hace una introducción general, donde explica la forma como trabajó con sus informantes Aché de Tavaí y Enramadita: …de este modo se compiló el presente Fraseario que tiene el simple carácter de un trabajo preliminar. Indudablemente tal Fraseario implica, en condiciones indicadas, ciertos factores negativos: es la retro-inspección de la realidad comunal, pues los informantes son desambientalizados, hecho este que circunstancia que el mismo “parlante guayakí” llegue a pasar por “intérprete” de su propia “vida de antes”, de la “vida de nosotros los Ače38.

Otras dos obras se publicaron como resultados de sus estudios entre los Aché de Arroyo Morotĩ. Estudios Guayaki. Parte 2ª. Gramática y Vocabulario "A-J". Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico.Vol.V. El. 6. Asunción. 1961, reimpreso como Estudios Guayakí. Sistema Fonético y Temático y como Vocabulario Aĉe en 1974, y Vocabulario Ače - Guayakí. Continuación. Parte 3ra. (Letras K - T). Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. VI. Misc. 3. Asunción. 1962, reimpreso también como Vocabulario Aĉe en 1974. En la introducción del primero afirmaba: Las ocasionales diferencias que se constatan al comparar el presente estudio con el simple Fraseario…, se deben a las causas y circunstancias ya indicadas en la Introducción en el mismo Fraseario (basado en el hablar de unos pocos Guayakíes adaptados); un grupo más compacto (35 Ačé-kàtú), viviendo en comunidad, y el escaso margen de la influencia nuevo-ambiental sobre los recién aparecidos facilitaban una investigación más homogénea y, por ende, más substancial39. 37 38 39

Archivo MEAB. Memorias y presupuesto anuales de la Fundación La Piedad. 1957 - 1981. Fundación La Piedad. Memoria de año 1961. Presidente Prof. Dr. Juan Boggino. Febrero de 1962. Susnik, B. 1960. “Estudios Guayaki. Parte 1ª. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. IV, El. 5, p. II. Susnik, B. 1961. “Estudios Guayaki. Parte 2ª. Gramática y Vocabulario ‘A-J’”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. V, El. 6, Asunción, p. I.

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|Adelina Pusineri y Raquel Zalazar| El Catálogo de los objetos recogidos entre los Guayakíes y los Chiripas. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico.Vol.VI. Misc. 3. Asunción. 1962. Es un detallado trabajo sobre todo lo recolectado en sus trabajos de campo entre los Aché; realiza una minuciosa descripción de los objetos etnográficos, con su descripción de usos, formas, etc. Están además, enumeradas las grabaciones y las fotografías recogidas en dicho viaje. En la Guía del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Etnografía Paraguaya. 1a Ed. 1968/69. Asunción. 11ª. ed. 1989, se describen los objetos recolectados de estos viajes de estudio. Así como en la Colección Los Aborígenes del Paraguay. Cultura Material. T. IV. Asunción. 1982, Ciclo Vital y Estructura Social. T. V. Asunción. 1983, y Aproximación a las Creencias de los Indígenas. T. VI. Asunción. 1984/85, utilizó los datos etnográficos recogidos en estos viajes entre los Aché. Conclusiones Ambas misiones de estudio manifiestan que la Dra. Susnik planeaba hasta el último detalle sus viajes y se proponía estudiar múltiples aspectos de la vida de los grupos indígenas, trabajos pioneros para la antropología en el Paraguay, sin desmerecer los trabajos que sirvieron de base para la realización de estas investigaciones. A 60 años de estas expediciones científicas a lugares inhóspitos, sin caminos ni comunicación, se aventuró una mujer sola que tenía como empeño y preocupación a la ciencia en primer lugar, para registrar lo que el Dr. Juan Boggino decía: “son los últimos tiempos para reunir información sobre el Paraguay indígena y esta oportunidad se conjuga felizmente con la presencia en nuestro medio de esta notable investigadora que es la Prof. Branka Susnik”40. Como corolario de esta síntesis de sus trabajos de campo entre los Chiripá y los Aché, tomamos sus palabras de la entrevista otorgada a su compatriota Dr. Tine Debeljak sobre su vivencia con los indígenas: 40

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Archivo MEAB. Memorias y presupuesto anuales de la Fundación La Piedad. 1957-1981. Fundación La Piedad. Memoria de año 1961. Presidente Prof. Dr. Juan Boggino. Febrero de 1962.

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|Los viajes de campo de la Dra. Branislava Susnik a los “Chiripá-Guaraní” (Avá-Guaraní) y a los Aché-Guayakí (Aché) de la Región Oriental del Paraguay (1958-1960)| Ganarse la confianza de los chamanes no es fácil, por ejemplo, durante mi último trabajo de campo tuve que unirme al ayuno del chaman y estuve dos días sin comida ni agua y probé luego su bebida narcótica. Se trataba de una prueba para constatar si tenía intenciones serias. Después, cuando los chamanes me explicaron la ceremonia del hombre-pájaro, me fue difícil seguirlos, ya que me zumbaba en la cabeza. Aún más extenuante fue el rito de nombramiento de los niños recién nacidos. El chaman debe, con la ayuda de un rito mágico, adivinar cuál de las almas de los antepasados muertos se ha instalado en el recién nacido. Pude asistir a esta ceremonia solo después de que me impusieran a mí también un nuevo nombre. El nombre que me dieron significa en guaraní Flor del dios Tupá. Sin tomar si creo o no en estas cosas, la ceremonia fue muy emotiva. Cuando uno conoce sus creencias, cuando vive por algún tiempo con ellos y siente cómo estos chamanes buscan seriamente “mi nueva alma entre los muertos guaraníes”, el investigador tiene la conciencia del lazo de sangre que lo une en amistad con la tribu, la cual llega a donar al extranjero el alma de uno de sus antepasados41.

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Debeljak, Tine. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”. Meddobje IV, Nº 4; pp. 319-323.

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Archivos consultados Archivo del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero (MEAB).

Referencias Bibliográficas DEBELJAK, Tine 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”. Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. MELIÀ, Bartomeu, L. Miraglia, M y C. Münzel. 1973. La agonía de los Aché -Guayakís: historia y cantos. Asunción, CEADUC. SUSNIK, Branislava. 1959. “Informe sobre las Actividades del Museo (1956- 1958)”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Asunción,Vol. III, Misc. 1, pp.1-11. _________________ 1960. “Estudios Guayaki. Parte 1ª. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Asunción,Vol. IV, El. 5, pp. 1-158. _________________ 1961. “Estudios Guayaki. Parte 2ª. Gramática y Vocabulario ‘A-J’”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Asunción,Vol.V, El. 6. pp. 1-217. SUSNIK, Branislava y Miguel Chase-Sardi. 1995. Los indios del Paraguay. Madrid, MAPFRE. UNIVERSIDAD EVANGÉLICA DEL PARAGUAY. 2000. Ava Guarani Ayvu. Narraciones de los Ava Guarani de los departamentos de Ka’aguasu y Alto Paraná. Tomo 1. Asunción, Proyecto kuatiañe’ẽ, Universidad Evangélica del Paraguay.

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BIBLIB: 0378-9896 (2020), 123-137

Reflexiones sobre el cambio cultural

Reflections on cultural change Enviado: 08/11/2019 Aceptado: 30/01/2020 John Renshaw1

Resumen El artículo presenta una breve reseña de Chamacocos I - Cambio Cultural, una de las obras etnográficas más importantes de la Dra. Branislava Susnik. Compara el enfoque conceptual del libro, que ofrece una descripción detallada de los cambios que ocurren en una sociedad indígena específica, con el enfoque de Darcy Ribeiro, que se orienta más al análisis de la economía política de los sectores de la sociedad nacional con los cuales los indígenas se enfrentan. Después compara la situación y las actitudes descritas por la Dra. Susnik con la situación que el autor encontró entre los Ayoreo y de los Yshyr (Ebitoso) en los años 1970s y propone que el cambio, aunque inevitable, no necesariamente implica un proceso de rechazo de los valores y de la cultura indígena.

Palabras clave Branislava Susnik, Chamacoco,Yshyr, Ebitoso, Ayoreo, Cambio Cultural, Relaciones Inter-Étnicas, Darcy Ribeiro, Puerto Diana, Fuerte Olimpo, Colonia María Auxiliador, Proyecto Marandú.

1

Antropólogo, con doctorado de la Universidad de Londres (London School of Economics 1986). Tiene varias publicaciones sobre los indígenas del Paraguay. Actualmente trabaja como miembro del Panel del Río Doce de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN).

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|John Renshaw|

Abstract The article presents a brief review of Chamacocos I - Cambio Cultural, one of Dr. Branislava Susnik’s most important ethnographic studies. It compares her conceptual approach, which offers a detailed description of the changes occurring within a specific indigenous society, with Darcy Ribeiro’s approach, focused on the political economy of the sectors of the national society that confront the indigenous peoples. Later, it compares the situation and attitudes that Dr. Susnik describes in her book with the situation of the Ayoreo and the Yshyr Ebitoso that the author encountered in the late 1970s, and suggests that although change is inevitable, it does not necessarily imply a rejection of indigenous values and culture.

Key words Branislava Susnik, Chamacoco, Yshyr, Ebitoso, Ayoreo, Cambio Cultural, Relaciones Inter-Étnicas, Darcy Ribeiro, Puerto Diana, Fuerte Olimpo, Colonia María Auxiliadora, Proyecto Marandú.

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|Reflexiones sobre el cambio cultural| Chamacocos I - Cambio Cultural, publicada en el 1969, es, para mí, una de las obras más importantes de la Dra. Branislava Susnik. Es un libro denso, impenetrable, que combina un conocimiento profundo del mundo mítico de los Yshyr (Chamacoco) y del panteón de los Anabsonro -los dioses o seres originarios- con los dichos y las expresiones verbales de sus informantes en el Yshyr Au´oso, castellano y jopará guaraní. Lo leí por primera vez en 1976 en Londres, antes de comenzar el trabajo de campo, y lo encontré casi ininteligible. Lo leí de nuevo en 1979 a la vuelta del Paraguay, cuando quería asimilar y entender mejor las experiencias que había pasado en el Alto Paraguay entre los Ayoreo de la Misión María Auxiliadora y los Ebitoso de Fuerte Olimpo, Puerto Diana y luego Buena Vista. Tomé notas copiosas, re-leyendo el libro al mismo tiempo que hacía la transcripción de los mitos, cuentos y otras narrativas que había recogido, sobre todo con mis informantes y amigos en Puerto Diana. Algunos de ellos fueron los mismos informantes que trabajaron con la Dra. Susnik en 1968. Aún después de haber trabajado entre los Yshyr, el libro me parecía difícil y el nivel de conocimiento que demostraba me desanimaba, ya que no había logrado un nivel de conocimiento del idioma ni de la cultura mínimamente comparable con los detalles que se presentan en la obra de la Dra. Susnik. Ahora, muchos años después, me doy cuenta que asimilé una buena parte del libro en forma casi inconsciente. Casi no lo usé como referencia en la tesis doctoral, simplemente porque no me sentía cómodo citando fuentes que no correspondía a los hechos y dichos que había observado en el campo. En la tesis, me sentía capaz de describir el día a día de las comunidades que conocía y logré delinear algunos conceptos que me parecían claves de la ontología de los pueblos chaqueños. Pero no quería ir mucho más allá de lo que había visto y lo que mis informantes y amigos me habían contado. En una de las pocas oportunidades que conversé con la Dra. Susnik, ella me comentó que sus profesores le habían dicho lo mismo, y que para ella el trabajo del etnógrafo era de representar, fielmente, lo que sus Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|John Renshaw| informantes le contaban. Chamacocos I es precisamente una recopilación de las observaciones y comentarios de los informantes, estructurada alrededor de cinco temas principales: i) las relaciones inter-étnicas históricas y los cambios en la estructura de poder interna; ii) la integración al mercado laboral; iii) la desestructuración de los clanes y grupos locales, y el creciente individualismo; iv) los cambios en el sistema de parentesco y de relaciones matrimoniales; y, v) los impactos de la evangelización y el rechazo de los mitos, las creencias y el ceremonial relacionado a la iniciación de los jóvenes. La obra se basa en dos períodos de trabajo de campo. El primero en 1956-1957, que resultó en la publicación de Estudios Chamacocos por el Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y el Museo Dr. Andrés Barbero, y el otro en 1968-1969.También cita las principales fuentes históricas disponibles sobre los Zamuco, sobre todo de Lussagnet (1961), así como las descripciones etnográficas sobre los Yshyr, de Guido Boggiani (1894) y de Herbert Baldus (1931). El trabajo de la Dra. Susnik ofrece una descripción etnográfica detallada del proceso de la desestructuración, o, en las palabras de Darcy Ribeiro, de la transfiguración étnica, de una sociedad indígena específica. Es una descripción del proceso interno, en el cual el marco teórico es implícito. En cambio, el trabajo de Ribeiro, publicado dos años después, con el título de Fronteras Indígenas de la Civilización, ofrece una visión macro del proceso, con un marco conceptual explícito para entender el choque entre las fronteras del mundo occidental y los pueblos indígenas (Ribeiro, 1971). El libro de Ribeiro está basado en un estudio a nivel nacional de los pueblos indígenas del Brasil realizado con el apoyo de la UNESCO, pero el análisis es igualmente válido, por lo menos para las zonas tropicales del resto de América Latina y hasta para otras regiones del mundo. Ofrece una especie de paradigma, el cual, en su época, tuvo mucho impacto, entre otros, a través de la Declaración de Barbados, en la cual un grupo de antropólogos que se dedicaban al análisis de cambio cultural definieron una visión y los principios que guiaron las futuras acciones y los proyectos a favor de los pueblos indígenas. Chamacocos I describe el proceso en detalle y con referencia a la et126

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|Reflexiones sobre el cambio cultural| nohistoria de los pueblos zamucos (la familia lingüística zamuco, hoy día representado por los Ayoreo, los Ebitoso y los Tomaraha). Los Zamucos -o por lo menos una parte de la población- fue reducida por los Jesuitas en los siglos XVII y XVIII, y luego tuvieron que enfrentar la expansión de los Mbayá (Caduveo). El primer capítulo del libro se enfoca en los procesos históricos, sobre todo la mudanza de los Ebitoso del “centro” -del interior del Chaco- a la ribera del Río Paraguay, la asimilación de los cautivos Tomaraha y Ayoreo, y, posteriormente el mestizaje con los no-indígenas, entre ellos los patrones paraguayos, dueños de algunas de las estancias donde los Yshyr tenían sus asentamientos. En Chamacocos I, la Dra. Susnik no nos ofrece una descripción sistemática del complejo sistema social de los Yshyr, pero si nos facilita referencias suficientes para saber que se trata de una sociedad con una organización compleja, basada en clanes patrilineales, semejantes a los cucharane de los Ayoreo, y con una incipiente estructura dualista, más parecida a los Bororo y los pueblos del Brasil Central, de habla Gê, que a los demás pueblos chaqueños. El sistema de autoridad estuvo dominado por los varones mayores, que pertenecían a un clan específico; el problema de los mestizos de padre no-Yshyr es que inicialmente no podían tener afiliación a ningún clan patrilineal. Posteriormente, parece ser que estos fueron integrados, asimilándose a los clanes de sus padrastros. Al tener la posibilidad de acercarse al mundo de los “blancos” fueron precisamente los grupos y sectores marginales -los cautivos, mestizos y otras personas que no detentaban el poder- quienes aprovecharon las oportunidades para integrarse al mundo del trabajo asalariado y a las creencias de los misioneros. Creo que el fenómeno es casi universal: típicamente son los grupos o sectores marginales quienes aprovechan las oportunidades que surgen de la crisis de enfrentarse con el mundo occidental y que impulsan los cambios dramáticos o revoluciones, desde adentro. En los capítulos siguientes, la Dra. Susnik analiza los cambios que surSuplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|John Renshaw| gen de la transformación de las relaciones de poder dentro de la sociedad Yshyr. Primero, los cambios en los modos de subsistencia. La caza y la recolección pierden importancia y se abandona el complejo sistema de reglas que determinan quienes pueden adquirir, preparar, repartir y consumir los distintos productos de la caza y recolección. A la vez se cambian las relaciones inter-personales basadas en la colaboración y la reciprocidad. La caza vuelve a ser una simple “búsqueda de comida” o, cuando se trata de la caza de especies de valor comercial, un trabajo asalariado más. En la época cuando trabajé en Puerto Diana (1977-1978), los hombres se dedicaban a la caza comercial de jacaré (Caiman yacaré y Melanosuchus niger), que fue organizada a través de un sistema de acopiadores, pequeños comerciantes no-indígenas. Los comerciantes locales dependían de los mayoristas y de los dueños de los barcos que visitaban Bahía Negra, quienes les ofrecían mercaderías a crédito. Los pequeños, a la vez, ofrecían crédito a los indígenas y compraban todos los cueros que los cazadores traían. Si los cazadores no entregaban los cueros al mismo comerciante, corrían el riesgo de ir a la cárcel o, como alternativa, tener que trabajar sin salario para el mismo comerciante. Luego, la Dra. Susnik analiza el conflicto de valores sociales y morales entre el individualismo -lo que ella denomina la moral utilitaria de la sociedad occidental- y los valores colectivos de la sociedad tradicional. Hasta hoy día, el conflicto de valores representa un desafío para todos los pueblos chaqueños. Entre los Ebitoso, había algunas familias que lograron un buen nivel de vida, típicamente por el trabajo en estancias como capataces, y que tenían hatos de hasta 200 o 300 cabezas de ganado. En vez de ofrecer un modelo para los demás -aunque sí representaban el modelo que la mayoría de los proyectos de desarrollo pretenden replicar- fueron objeto de crítica, por no querer compartir lo que tenían. Ellos, por su parte, se quejaban de las constantes demandas de sus compueblanos, que, de acuerdo a su visión, eran haraganes, que no querían dedicarse a otra cosa que la marisca y las changas temporales. De allí, el trabajo se enfoca en la creciente pérdida de las relaciones entre los clanes, los parientes y los grupos etarios, y el rechazo de la mitología y ceremonia que constituye “la religión” de los Yshyr. Con los cam128

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|Reflexiones sobre el cambio cultural| bios en la estructura de poder y la creciente influencia de los misioneros evangélicos, los hilos que mantenían e integraban la sociedad se desatan. En este sentido, es interesante recordar un artículo de Elmer Miller (1971), misionero menonita que se convirtió en antropólogo, en el cual argumenta que los misioneros evangélicos actúan, sin darse cuenta, como agentes de secularización. Por su actuar, inconsciente, creo que uno puede decir que los misioneros también actúan como agentes de la individualización. Ese es precisamente el argumento que recuerdo haber escuchado entre los Nivaclé que vivían en las colonias agrícolas del Chaco Central. “Como es”, dicen, “que los pastores menonitas nos hablan del amor al próximo, pero en vez de repartir, venden todo lo que producen”. De la lectura de Chamacocos I, creo que a la Dra. Susnik le impresionó el cambio en las prácticas y en las actitudes de los Yshyr entre el primer y el segundo período de trabajo de campo. Era el período que corresponde a la mudanza de los asentamientos de las estancias de Puerto 14 de Mayo, Esperanza y Puerto Leda a las misiones de Puerto Diana (Bahía Negra) y Fuerte Olimpo. Puerto Diana era una misión de evangelistas norteamericanos de la Misión a las Nuevas Tribus. Fuerte Olimpo era una misión católica, de los Salesianos. Las actitudes que la Dra. Susnik describe eran bastante diferentes a las que escuché en los años 1977-1978. En la introducción de Chamacocos I, ella cita a Alejandro Gaona y a Pedro Ozuna, informantes que ofrecen una visión bastante típica del indígena que recién ha aceptado el evangelio. Es una conversión que les obliga a aceptar la totalidad del nuevo cuerpo de creencias, a veces sin entenderlo muy bien, y al mismo tiempo exige el rechazo del mundo viejo. En 1977, no encontré un rechazo tan fuerte de las creencias y la cultura por parte de los Yshyr de Puerto Diana y Olimpo, pero sí, algo muy parecido entre los Ayoreo de la Colonia María Auxiliadora. En agosto del 1975, hice una visita rápida a María Auxiliadora con el Proyecto Marandú. Encontramos dos mundos diferentes: la misión, con su capilla, escuela, la casa del padre, la casa de las hermanas y el alojamiento para huéspedes, por un lado, y la aldea de los Ayoreo, situado a una Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|John Renshaw| distancia de casi un kilómetro, por el otro. A la noche, visitamos la aldea. Observamos al líder, el chamán, Eroi, en trance, su espíritu volando hacia las aldeas de los Ayoreo en Bolivia. Parecía una cultura viva, auténtica, vibrante. Allí decidí que quería volver para trabajar con los Ayoreo. En marzo del 1977, cuando regresé a la Colonia María Auxiliadora, los cambios me sorprendieron. Encontré algo que se parecía a un movimiento mesiánico. Unos meses atrás, Eroi había abandonado la misión por causa de un conflicto interno. Nunca supe los detalles, pero entendí -si mal recuerdo, de los misioneros- que el conflicto fue motivado por un matrimonio prohibido, entre miembros del mismo clan (cuchárai), no necesariamente parientes biológicos. En su lugar, se había elegido como líder a un hombre, joven y fuerte, que contó, con el apoyo de los misioneros. Hoy día, el concepto del “líder” de una comunidad como María Auxiliadora es algo que cuestionaría. Creo que el liderazgo autóctono no es un rol o cargo formal. No es como el rol del presidente, de un ministro o un intendente, un rol que cualquiera puede ocupar, donde el poder, en gran medida, está determinado por el cargo y no por las cualidades personales de la persona que ocupa el cargo. El liderazgo autóctono se refiere más a las habilidades, características y hazañas personales. Entre los Ayoreo, el asute o jnacasute era un guerrero, que había matado, y que atraía a sus seguidores por su capacidad de protegerlos contra sus enemigos, contra las enfermedades y por mantener las buenas relaciones entre las personas que conformaban el grupo. En su mayoría, pero no siempre, sus seguidores eran personas que se identificaban como sus parientes. Si el líder no cumplía el rol efectivamente, o si no satisfacía las demandas de sus seguidores, simplemente lo abandonaban y se unían al grupo de otro líder. En 1977, los Ayoreo de María Auxiliadora habían adoptado una nueva identidad como Pa´igosode -la Gente del Pa´i (padre)- o sea cristianos católicos. En su mayoría eran, o se identificaban, como Garaygosode -Gente de los Campos Abiertos. Las identidades no son necesariamente exclusivas, simplemente se refieren a momentos históricos diferentes. La 130

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|Reflexiones sobre el cambio cultural| auto-denominación de Pa´igosode los oponía a los Faro Morogosode -la Gente de Faro Moro (la misión evangélica a cargo de la Misión a las Nuevas Tribus)- en su mayoría los Ayoreo que, bajo el liderazgo del líderchamán, Uejai, anteriormente se llamaban Guidaigosode -La Gente del Pueblo- por ser un grupo grande. De noche, los Ayoreo de María Auxiliadora se reunían para hablar de la nueva religión en el afán de entender más sobre la religión cristianacatólica. Una de las grandes diferencias entre los misioneros evangélicos y los misioneros católicos, era que ninguno de los misioneros católicos hablaba el idioma.Yo había venido desde Bolivia y traje una copia de Los Hechos de los Apóstoles que el misionero Paul Wyma me había regalado cuando hice una visita a la misión de Puesto Paz. Se lo obsequié a Santiago Pucherai, mi profesor y traductor del idioma ayoreo. Santiago era maestro y uno de los pocos Ayoreo en María Auxiliadora que sabía leer y escribir en castellano y ayoreo. Él lo leía detenidamente y lo explicaba a las personas que participaban de las reuniones nocturnas. Un día vino y me mostró unos versos que había encontrado: Hechos 10. 25. Al momento en que entraba Pedro, Cornelio salió a su encuentro, cayó a sus pies y le rindió homenaje. 26. Pero Pedro le alzó, y dijo, “Levántate, yo mismo también soy hombre”.

“Viste”. Me dijo. “Qué lindo…Quiere decir que ahora nos deben recibir como hombres”. Creo que esta anécdota capta las inquietudes de los Ayoreo en aquel momento, unos 15 años después de la pacificación y del traslado a la misión. Ya comenzaron a entender su situación vis a vis al resto de la sociedad nacional y sentían el deseo de tener un trato en condiciones de igualdad. Los cambios no vienen paulatinamente. Son cambios abruptos. Cambios en la estructura de poder. Entre los Ayoreos, el año 1977 fue precisamente el momento de la revolución interna. Los Ayoreo de María Auxiliadora habían comenzado a conocer el mundo del mercado laboral. Fueron empleados por los misioneros en un proyecto ganadero y recibieron provistas, dos kilos de carne y un pequeño salario semanal, pagado al salir de la misa. Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|John Renshaw| Algunos también conocieron los campamentos de trabajo y el mercado laboral de las Colonias Menonitas y mantuvieron contactos con los Ayoreo de Faro Moro y de Campo Loro (la nueva misión establecida por la Misión a las Nuevas Tribus en 1978, con la idea de permanecer en la zona de influencia menonita). Desde el 1977 en adelante, la migración de los Ayoreo de María Auxiliadora al Chaco Central aumentó, y se estableció un campamento de trabajo cerca de la pista de aviación de Loma Plata. El abandono de la misión por parte de Eroi marcó un hito importante en la pérdida del control social. Las viejas reglas ya no valían, y se sentía una fuerte reacción contra elementos de la cultura, como los tabúes alimenticios, las prácticas de los chamanes y los juegos tradicionales, que fueron reemplazados por el fútbol y el vóley. Al mismo tiempo, parecía que la religión de los padres y de las hermanas no ofreció una alternativa atractiva, ya que los misioneros no hablaban el idioma y no les trataban a los Ayoreo en condiciones de igualdad. Se creó un vacío, que los líderes de las familias extensas trataban de llenar en las reuniones nocturnas. Lamento mucho no haber hecho el esfuerzo de entender mejor lo que predicaban. En mayo de 1977, tuve que abandonar la Colonia María Auxiliadora, y fui a Fuerte Olimpo. Allí encontré una situación distinta. En Fuerte Olimpo, la comunidad se había dividido. Un grupo, los “rebeldes”, había abandonado la misión para asentarse en Cerro Kupé, un terreno municipal, en la periferia de la ciudad, entre el Bar Mbigua -la pista de baile y el burdel- y el aeropuerto. El otro grupo se quedó dentro del terreno de la misión, sobre todo para tener la posibilidad de trabajar en la olería y con la promesa de tener casas nuevas hechas de ladrillo y tejas. En Fuerte Olimpo, no percibí ningún entusiasmo por la religión, pero tampoco mucho interés por la cosmovisión tradicional. Lo que siempre dominaba la conversación era la pobreza, la falta de oportunidades de trabajo y la falta de tierras para trabajar. Uno de los temas que me costó entender era la dieta. Tema que refleja exactamente las mismas actitudes hacia los alimentos que la Dra. Susnik describe. 132

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|Reflexiones sobre el cambio cultural| Levanté una especie de censo y cuestionario, con el objetivo de conocer a las familias que vivían en la misión y en Cerro Kupé. Incluía preguntas sobre las actividades laborales y la dieta. Era la época de creciente, y los hombres se dedicaban a pescar con arco y flecha en las áreas inundadas al borde de la pista de aviación. Traían una buena cantidad de carimbatá (sábalo - Prochilodus lineatus). Entré en varias casas donde se veían las ollas llenas de caldo de carimbatá. -“¿Cómo es la dieta? ¿Qué es lo más se come aquí?” les pregunté inocentemente. -“Señor Juan Rencho”, me decían. “Aquí tenemos hambre… Sufrimos”. -“No hay comida. No hay trabajo”. -“Nosotras, las mujeres, hacemos changas. Tenemos que lavar ropa ajena…”

Es importante insistir en la calidad humana y el buen humor de todas las personas que conocí en Fuerte Olimpo. Me aceptaron, a pesar de ser tan joven, inocente y de un mundo totalmente desconocido. No hubo reclamos, denuncias, amargura. Y, a diferencia de los Ayoreo de María Auxiliadora, que sí desconfiaban de los Abujade -porque los misioneros le decían que los antropólogos eran comunistas y que no creían en Dios- yo no sentía desconfianza por parte de los Ebitoso. De Fuerte Olimpo, fui hasta Puerto Diana, una comunidad más grande y más compleja. Puerto Diana, a menos de dos kilómetros de Bahía Negra, estaba dominada por la Marina. La Base Naval de Bahía Negra era una de las más importantes del país y contaba con una nave destructor de la época de la Segunda Guerra Mundial. Algunos indígenas prestaban el Servicio Militar obligatorio, el líder de la comunidad tenía el rango de suboficial de primera clase y recibía un pequeño salario de la marina en virtud de ser ex-combatiente de la Guerra del Chaco. En 1977, la misión evangélica ya no ejercía mucha influencia. Las dos misioneras de la Misión a las Nuevas Tribus los visitaban de vez en cuando, y el manejo de la iglesia y de la escuela estuvo en manos de los maestros y pastores. La prédica de los pastores era una mezcla sincrética Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|John Renshaw| de la mitología Yshyr y de la Biblia, con interpretaciones muy propias. En los viajes posteriores trabajé con el mismo Pedro Ozuna, con Bruno Barras y con Alejandro Gaona en la recopilación de mitos y narraciones. Pedro y Bruno habían estado fuera de la comunidad, con dos compañeros más, primero, en la misión de Faro Moro, y luego, con el misionero Rolf Fostervold en el Alto Paraná, cuando se tomó contacto con un pequeño grupo de Aché que eventualmente se asentó, y hasta hoy día se encuentra en la comunidad de Puerto Barra. Después de haber trabajado con los misioneros, ambos mostraron orgullo en ser Yshyr y tenían interés en rescatar la cultura. Bruno fue elegido como uno de los promotores indígenas de la API, y estuvo varios años en Asunción. Lamentablemente Pedro falleció poco tiempo después, en medio de la creciente de 1979 que inundó la comunidad de Puerto Diana. En 1981 Bruno Barras y Guillermo Mallero trabajaron en el primer Censo Indígena. Bruno coordinó el empadronamiento de las comunidades del Alto Paraguay y ambos tuvieron que buscar a los indígenas que vivían dispersos en las estancias y obrajes de la región. Tuvieron que caminar hasta Toro Pampa, en aquel entonces un centro de los obrajes de la Empresa Casado, y allí tomaron contacto con los Tomaraha. Fue un re-encuentro de los Yshyr, después de muchos años, tal vez luego de un siglo. En los años siguientes, los Ebitoso lograron la titulación de algunas de las tierras tradicionales más importantes: Puerto 14 de Mayo y Puerto Esperanza. Invitaron a los Tomaraha, quienes establecieron una aldea propia en el fondo de Puerto Esperanza. Posteriormente, adquirieron tierras propias, en María Elena, ubicada sobre el Río Paraguay. En algún momento, después de algunos desacuerdos, llegaron a la conclusión que los Ebitoso y los Tomaraha deben considerarse como pueblos distintos. Conclusiones Con los años, creo que me es más fácil reconocer que las sociedades indígenas no son, y nunca fueron, sociedades estáticas. Es una deficiencia 134

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|Reflexiones sobre el cambio cultural| conceptual de la antropología convencional imaginar que las sociedades indígenas no tienen historia y no cambian. A decir verdad, aún en los años 1970s cuando estudiaba para la licenciatura, el modelo estático ya fue cuestionado. Además, el cambio cultural no es un proceso lineal. Es más parecido a un proceso dialéctico. Un proceso de cambios bruscos, de espacios de reflexión, de iniciativas de rescate cultural y de la creación de nuevas visiones del futuro. Es un reñido debate. Con diferentes puntos de vista, que adaptan los marcos conceptuales y valores indígenas a las nuevas realidades que se presentan. Los cambios son inevitables. Sin embargo, los cambios que tanto impactan a los pueblos indígenas del Paraguay, son cambios que en gran medida responden a las presiones y oportunidades externas. A la ocupación de las tierras por ganaderos y por empresas madereras. A la presencia militar permanente después de la Guerra del Chaco. A la presencia de las misiones religiosas. A la apertura política después de la caída del régimen militar, que a la vez facilitó la participación indígena, pero que también facilitó los intereses de élites locales que buscan explotar a los indígenas. Ahora, los pueblos del Chaco enfrentan la destrucción masiva de su hábitat y la colonización extranjera, una situación parecida a lo que pasó en los departamentos de frontera de la Región Oriental en los años 1980s y 1990s. La migración a la ciudad es otro elemento importante. Los indígenas se integran a la vida urbana. Algunos en condiciones de absoluta precariedad -de pobreza extrema y de rechazo de sus raíces. Algo que descubrí por primera vez en 1996 cuando visité a las familias Mbya que vivían en el basural de Encarnación. Otros migran a la ciudad con el objetivo de proseguir sus estudios o de tener un empleo más seguro, y se integran a la clase media, aunque con la desventaja de no contar con las mismas redes de parentesco y de amistad que las familias de la clase media noindígena, tan importante para conseguir oportunidades de trabajo, hasta en las agencias de gobierno y en las ONGs que trabajan a favor de los pueblos indígenas. Pero, a pesar de los cambios, los indígenas no dejan de ser indígenas. Los Yshyr que viven en la ciudad hablan su idioma -incorporando palaSuplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|John Renshaw| bras de otros idiomas-, así como el idioma español o el inglés incorpora palabras de diferentes orígenes. Mantienen una identidad y valores propios. Algunos aspiran a rescatar las prácticas y la cultura de sus antepasados. Otros cuestionan las creencias y las actitudes de sus compueblanos. Es una situación compleja. Al final, creo que es un campo que merece estudios nuevos, detallados, en el cual los profesionales y antropólogos indígenas y no-indígenas pueden aportar nuevas perspectivas y percepciones.

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Referencias Bibliográficas BALDUS, Herbert. 1931. Indianerstudien im nordöstlichen Chaco. Leipzig. BOGGIANI, Guido. 1894.“I Ciamacoco”. Bollettino della Societá Geografica Italiana. Serie III,Vol. 7, pp. 466-510. LUSSAGNET, Suzanne. 1961. “Vocabulaires Samuku, Morotoko, Poturero et Guarañoca precédés d´une étude historique et géographique sur les anciens Samuku du Chaco bolivien et leurs voisins.” Journal de la Société des Américanistes, Tomo 50, pp. 185-243. MILLER, Elmer. 1971. “The Christian Missionary, Agent of Secularization”. Anthropological Quarterly,Vol. 43, Nº 1, pp. 14-22. RIBEIRO, Darcy. 1971. Fronteras Indígenas de la Civilización. México, Siglo XXI. SUSNIK, Branislava. 1995 (1969). Chamacocos I. Cambio Cultural. 2º ed, Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero.

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BIBLIB: 0378-9896 (2020), 139-168

Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)1

Susnik and the Gorgotoquis. Etnnic effervescence in Chiquitania (Bolivian East) Enviado: 13/12/2019 Aceptado: 22/06/2020 Isabelle Combès2

Resumen Hablantes de un idioma desconocido pero sin embargo muy difundido en el siglo XVI, los numerosos gorgotoquis de la actual Chiquitania boliviana parecen haber desaparecido sin dejar rastro. Este artículo plantea, primero, que se puede reconocer a los gorgotoquis en los “penoquis” de los jesuitas del siglo XVIII; segundo, y retomando algunas de las intuiciones de la etnóloga eslovena Branislava Susnik, que al contrastar las similitudes y diferencias entre su idioma y el de los indígenas chiquitos de los alrededores puede cuestionarse la tradicional clasificación étnica basada sobre el criterio lingüístico.

Palabras clave Gorgotoqui, Chiquitos, Penoquí, Susnik, lengua y cultura.

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Artículo publicado en Indiana 29, 2012, pp. 201-220. Investigadora asociada con el Instituto Francés de Estudios Andinos UMIFRE nº 17 CNRS/MAE. Agradezco a Kathleen Lowrey y Roberto Tomichá por su ayuda y comentarios, y muy particularmente a Diego Villar por su ayuda en la búsqueda bibliográfica.

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|Isabelle Combès|

Abstract A vast number of Gorgotoquis seem to have spoken a well spread but virtually unknown language during the XVIth century, and then disappeared without a trace. The paper argues, firstly, that these Gorogotoquis are the posterior “Penoquis” the Jesuit sources mention during the XVIIIth century. Secondly, by comparing similarities and differences between this language and the languages of the neighbouring Indians called “Chiquitos”, and by deepening some intuitions by the Slovenian scholar Branislava Susnik, the paper challenges the traditional ethnic classification of these groups based on linguistic criteria.

Key words Gorgotoqui, Chiquitos, Penoquí, Susnik, language and culture.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| Desesperación y neologismos Nombres que van y que vienen; nombres desconcertantes, imposibles de pronunciar o de escribir, nombres sobre todo cuya cantidad aumenta inexorablemente en el transcurso de los siglos y acaba ahogando al lector: no sin razón decía Alfred Métraux que la tarea de identificar uno por uno los antiguos grupos étnicos que poblaban la actual Chiquitania en el oriente boliviano era “una de las más desesperantes de la etnología sudamericana”3. Para Métraux, como para la mayoría de los antropólogos, identificar es antes que nada “obtener una imagen clara de las afiliaciones lingüísticas” de los diversos grupos. Y ¿cómo proceder en una región donde no solamente “son innumerables las lenguas diferentes” que se hablaban en el siglo XVI, sino que existían insolentes aldeas donde, desafiando con sorna cualquier tentativa de “identificación”, se hablaban “tres y cuatro diferencias de lenguas tan distinta la una de la otra que no se parecían en nada”? En efecto, se reporta que, “demás de la guarayú y gorgotoqui que son las generales de aquella gobernación, hay la chane, pane, paisano, xarace, yuracase, touaçicoçi, con otras”4. “Confusión de Babilonia”5 que continua vigente hasta el siglo XVIII; y que sigue siendo, hasta hoy, una fuente inagotable de migrañas y “desesperaciones” varias entre los investigadores. Después de Métraux, Branislava Susnik constataba: Juzgando por las desinencias características que interpretan el concepto plurativo del gentío, la nomenclatura de los grupos [de la antigua Chiquitania] trasluce un conglomerado étnico de chiquitos, gorgotoquis, chanés y arawak de la rama ‘ono’. Tales nucleaciones heterogéneas en la región suroestina chiquitana indican que ya en la época anterior a las expediciones asunceñas existían una verdadera efervescencia étnica y notables desplazamientos6. 3 4 5

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MÉTRAUX, Alfred. 1942. The native tribes of eastern Bolivia and western Matto Grosso. Washington, Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology, Bulletin 143, p. 114. ANELLO OLIVA, Juan. 1895. Historia del reino y provincias del Perú. [1631]. Lima, Imprenta y librería de San Pedro, p. 15. CABALLERO, Lucas. 2011. “Diario de la cuarta misión a los manasicas y paunacas”. [1707], en Javier Matienzo, Roberto Tomichá, Isabelle Combès y Carlos Page (eds.). Chiquitos en las Anuas de la Compañía de Jesús (1691-1767), Cochabamba: Itinerarios/Instituto de misionología, p. 79. SUSNIK, Branislava. 1978. Los aborígenes del Paraguay I. Etnología del Chaco boreal y su periferia (siglos XVI y XVII). Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, pp. 44-45.

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|Isabelle Combès| Es en función de tal efervescencia que la eslovena podía aseverar que “los zamucos chaqueños sirven de ejemplo en cuanto la “chiquitización” sociolingüística de la vecindad inmediata”; que “los potureros-ninaguilas del siglo XVIII representarían un grupo fusionado otuqui-zamuco”; o bien que “es probable que los penoquis fueran mestizos chiquitosgorgotoquis”7. Hay que reconocerlo: de difícil lectura o francamente incomprensible, el peculiar estilo de Susnik desespera a veces aun más que la profusión de los etnónimos coloniales. Su obra es, sin embargo, la que más y mejor logró acercarse a la complejidad del paisaje étnico de la Chiquitania. Abstrusos o poco afortunados, sus inimitables neologismos -“dependencia socio-periférica”, “ramal de proto-pobladores” y demás “chiquitización”- ponen el dedo en la llaga y se forjaron precisamente porque las herramientas de la antropología que tenía mano servían de poco o nada para entender un panorama siempre cambiante y rebelde a los afanes de clasificación sociolingüística. El caso de los gorgotoquis, que pretendo examinar en estas páginas, es una ilustración de esta situación -y del valor de las intuiciones de la “Santa Patrona” de los estudios chaqueños8.

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Ibídem, pp. 42, 48 y 40 respectivamente. LOWREY, Kathleen. 2006. “Entre estructura e historia: el Chaco”, en Isabelle Combès (ed.). Definiciones étnicas, organización social y estrategias políticas en el Chaco y la Chiquitania, Santa Cruz, IFEA, SNV, El País, p. 30.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| Mapa 1. Ubicación de los principales lugares mencionados.

(Adaptación del mapa 4 de Combès, Isabelle. 2010. Diccionario étnico. Santa Cruz la Vieja y su entorno en el siglo XVI. Cochabamba, Itinerarios, Instituto de misionología, p. 17).

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|Isabelle Combès| El nombre de la rosa En febrero de 1561 Ñuflo de Chaves fundó, a escasos kilómetros del actual San José de Chiquitos, la primera ciudad de Santa Cruz de la Sierra. La fundación fue pensada como una etapa en el camino a la “tierra rica” que perseguían incansablemente los españoles. Pero el sitio mismo, “en lugar cómodo de grandes labranzas y comidas frutales y pesquerías y casas”9, se escogió también “por la comodidad de que en 12 leguas de contorno había más de 40.000 indios”10. Entre los múltiples grupos étnicos y “parcialidades” de la región, varios vivían en o muy cerca de la ciudad española: los quibichicocis, quibaracocis, chanes, vrciquci, gorgotoquis, paroquis y panecocis11. Los gorgotoquis son descritos como grandes agricultores (“gente labradora”) por los españoles. El alemán Schmidel nos dejó una descripción de ellos: Los hombres llevan en los labios una piedra azul redonda, tan ancha como ficha de tablero; y sus defensas o las armas son dardos y flechas, a más paveses hechos de antas o rodela. (También) las mujeres tienen hecho en el labio un pequeño agujerito y tienen una piedra verde o gris hecha de cristal que meten en ese agujerito; llevan ellas, estas mujeres, un tipoy que está hecho de algodón; es tan grande como una camisa pero no tiene mangas…no hacen otra cosa que coser y proveer la casa, quedan en la casa y el hombre debe ir al campo labrantío para procurar el alimento que ahí se necesita en la casa12.

Los gorgotoquis constituían un grupo numeroso -tan numeroso que logró inspirar miedo a los soldados de Irala cuando llegaron por primera 9

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RELACIÓN. 2008. “Relación de los casos en que el capitán Ñuflo de Chávez ha servido a Su Majestad desde el año de quinientos y cuarenta”. [1561]. en Catherine Julien (ed.). Desde el Oriente. Documentos para la historia del Oriente boliviano y Santa Cruz la Vieja (1542-1597), Santa Cruz, Fondo editorial municipal, p. 69. Testimonio de Francisco Rodríguez Peinado, en CONSULTAS. 2011. “Consultas sobre la entrada a los raches y moxos”. [1644], en Isabelle Combès y Vera Tyuleneva (eds.). Paititi. Ensayos y documentos. Cochabamba, Itinerarios, Instituto de misionología, p. 308. Ver COMBÈS, Isabelle. 2010. Diccionario étnico. Santa Cruz la Vieja y su entorno en el siglo XVI. Cochabamba, Itinerarios, Instituto de misionología, particularmente el cuadro de la página 350. SCHMIDEL, Ulrich. 2008. Reise in die La Plata-Gegend (1534-1544), Viaje al río de La Plata y Paraguay. [1567]. Kiel, Kritische Ausgabe, edición crítica, Franz Obermeier. Westensee-Verlag (Fontae Americanae 3), cap. 47.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| vez a esta región en 1548: “nosotros no sabíamos que había tantísima gente reunida, pues en este viaje no hemos visto tanta reunida…tuvimos miedo a los corcoquís, pues eran una gran nación en conjunto”13. Para algunos cronistas, la fértil “provincia gorgotoqui” es “la mayor y más poblada que en aquellas partes habían visto”14. El nombre de este grupo llegó a designar toda la región cercana a Santa Cruz la Vieja: de hecho, en 1561 podía hablarse de tres “provincias”: la de los tomacoçis sobre el río Grande, la de los chiriguanaes en el piedemonte andino al sur del mismo río, y la de los gorgotoquis15. A la hora de “encomendar” y repartirse los indígenas de Santa Cruz, los gorgotoquis fueron atribuidos a los más importantes entre los primeros pobladores españoles: Ñuflo de Chaves, Francisco Gallego y Francisco de Coimbra16. Nada extraño entonces en el hecho que la lengua gorgotoqui fuese uno de los principales idiomas de la región. Los jesuitas indican que las dos lenguas más comunes en Santa Cruz la Vieja eran la chiriguana (el guaraní de los chiriguanaes itatines) y la gorgotoqui17. Así, un padre manifiesta aprender “la lengua gorgotoqui por ser muy necesario en esta tierra”18; y otro señala que los 13

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SCHMIDEL, Ulrich. 2008. Reise in die La Plata-Gegend (1534-1544), Viaje al río de La Plata y Paraguay. [1567]. Kiel, Kritische Ausgabe, edición crítica, Franz Obermeier. Westensee-Verlag (Fontae Americanae 3), cap. 47. Otras grafías de “gorgotoqui” en las fuentes quinientistas son: borogotoqui, brotoqui, corocoqui, corocotoqui, corocotoquy, corogotoqui, corotoque, gorgotaci, gorgotoci, gorgotoquci, gorogotoqui, guorcocoqui, jorocotoqui, korchkoki, orotocoqui, ver COMBÈS, Isabelle. 2010. Diccionario étnico. Santa Cruz la Vieja y su entorno en el siglo XVI. Cochabamba, Itinerarios, Instituto de misionología, p. 149. CALVETE DE ESTRELLA, Juan. 1963. Rebelión de Pizarro en el Perú y Vida de don P. Gasca. [1571]. Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, t. 167, p. 50. SALAZAR, Hernando de. 2008. “Información de servicios de Hernando de Salazar”. [1563], en Catherine Julien (ed.). Desde el Oriente. Documentos para la historia del Oriente boliviano y Santa Cruz la Vieja (15421597), Santa Cruz, Fondo editorial municipal, p. 150. Cfr. REPARTIMIENTO. 2008. “Repartimiento que se hizo por Ñuflo de Chávez de la tierra y solares de la dicha ciudad de Santa Cruz de la Sierra”. [1561], en Catherine Julien (ed.). Desde el Oriente. Documentos para la historia del Oriente boliviano y Santa Cruz la Vieja (1542-1597), Santa Cruz, Fondo editorial municipal, p. 100; COMBÈS, Isabelle. 2010. Diccionario étnico. Santa Cruz la Vieja y su entorno en el siglo XVI. Cochabamba, Itinerarios, Instituto de misionología, pp. 150-151. Cfr. ANUA-1596. 1965. “Anua de la Compañía de Jesús - Tucumán y Perú”. [1596], en Marco Jiménez de la Espada (ed.). Relaciones geográficas de Indias II, Madrid, Biblioteca de autores españoles, t. 184, p. 92; CRÓNICA ANÓNIMA. 1944. “Crónica anónima”, [c. 1600], en Francisco Mateos (ed.), Historia General de la Compañía de Jesús en la provincia del Perú, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Fernández de Oviedo, t. 1, pp. 473, 498. ANUA-1598. 1954. “Anua de la Compañía de Jesús - Tucumán y Perú. Misión de Santa Cruz de la Sierra” [1598], en Antonio de Egaña (ed.). Monumenta Peruana VI, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, p. 730.

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|Isabelle Combès| jesuitas de la ciudad de Chaves deben aprender tres idiomas: el chiriguano (itatín), el gorgotoqui y el chane19. A poco más de 40 años de su fundación, a inicios del siglo XVII, Santa Cruz se trasladó 50 leguas al oeste a la región del Guapay, cerca de la ciudad de San Lorenzo, con la cual se unió finalmente en 1621. En Santa Cruz “la Nueva” y en San Lorenzo, los informes jesuíticos siguen mencionando a los gorgotoquis aunque más parcamente: Se han confesado como seis pueblos de la nacion chane y gorgotoqui. El P. Andres Ortis y el P. Agnello Oliva han andado casi seis meses juntos en estas espirituales correrías acudiendo a los pueblos que hay entre las dos ciudades de San Lorenzo y Santa Cruz, y en el tiempo catequizaron y confesaron 12 pueblos que hablan la lengua chane y gorgotoqui. Los ministerios con los indios…han sido como siempre muy continuo, haciendo sus ordinarias misiones y saludar por todos los pueblos de indios por dos Padres que cada uno sabe su lengua diferente, chane uno y gorgotoqui otro, que son las ordinarias entre los naturales de estos Pueblos20.

Todos los demás documentos que mencionan a los gorgotoquis los ubican en las cercanías de la primera Santa Cruz: de esta manera, es posible que los indígenas que encontraron los jesuitas por el río Guapay hayan sido traídos desde Santa Cruz cuando se edificó la nueva ciudad, o bien que se trate de “otros” gorgotoquis -a saber, indígenas de la misma lengua. Sea lo que fuere, las menciones a este grupo desaparecen muy rápidamente de las fuentes. Las últimas que encontré datan del año 161221 y, como veremos, sólo se refieren a su lengua y no a su existencia como grupo. La región de la vieja Santa Cruz permaneció en el olvido durante casi un siglo, hasta la entrada de los padres jesuitas en 1691. Si bien los cru19 20 21

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ANUA-1589. 1929. “Missio in provinciam Santae Crucis - Annuae Litterae Societatis Iesu”. [1589].Anthropos, Vol. 24, pp. 913-941. Sankt Augustin (traducción y notas de Alfred Métraux), p. 931. Citas de las Letras Anuas de la provincia del Perú de 1606, 1607 y 1608 respectivamente. ARSI Peruana 13: 24v, 49v y 71. ARSI Peruana 13: 149v, 150v.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| ceños por un lado y los “mamelucos” de Brasil por otro hicieron algunas “corredurías” en la zona en busca de esclavos, no contamos con documentos que nos ayuden a aclarar el panorama étnico del lugar en los 90 años que separan el traslado de Santa Cruz de las entradas jesuíticas. Este “agujero negro” de casi un siglo vuelve más complicada todavía la tarea de identificar a los grupos étnicos de la región. Pues es un hecho que si los primeros españoles encontraron en 1561 a un sinfín de “naturales” y los jesuitas, y más de cien años después a “una multitud de naciones”, establecer una continuidad histórica entre ambas sociedades suele ser imposible. Ignoramos casi todo acerca del impacto demográfico de las epidemias y “pestes” que diezmaron a la población indígena, de la amplitud tomada por las “malocas” en busca de esclavos o de las huidas de grupos enteros frente al avance europeo. Más aún, son muy pocos los nombres étnicos del siglo XVI que vuelven a aparecer a finales del XVII o en el XVIII y que podrían ayudarnos a establecer correspondencias entre los diversos grupos. Si bien los “morotocos” de 1561 siguen siendo “morotocos” en 1726, o pueden reconocerse en los “quibichica” de los jesuitas a los “quibichicoçi” de Ñuflo de Chaves -un mismo nombre con otro plural-, estos casos no son los más comunes. La mayoría de los nombres “jesuíticos” son totalmente nuevos en la documentación. Otros etnónimos sobreviven al paso del tiempo pero cambian profundamente de significación. Es el caso, por ejemplo, del mismo nombre “chiquito”: este término es la traducción directa al español del guaraní “tapuy miri”, nombre dado en el siglo XVI a un grupo indígena del norte o noreste de la Chiquitania cuya autodenominación era tovasicoci22. En la época misional, este nombre pasó a designar, primero, a todos los grupos que hablaban la misma lengua que los tovasicocis; y luego para nombrar a todos los indígenas reducidos en las misiones independientemente de su origen étnico. Otros nombres simplemente desaparecen. Omnipresentes en los documentos quinientistas, los “chanes” están totalmente ausentes en los escritos jesuitas, aunque los padres sí encontraron muchos grupos de 22

COMBÈS, Isabelle. 2010. Diccionario étnico. Santa Cruz la Vieja y su entorno en el siglo XVI. Cochabamba, Itinerarios, Instituto de misionología, pp. 128-129.

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|Isabelle Combès| lengua arawak en la Chiquitania. Simplemente los llamaron con otros nombres: paiconeca, parabaca, etc. Se trataba de nombres “propios” en vez del genérico “chane”, empleado por los primeros conquistadores; o bien de nombres impuestos por los guías de los religiosos, generalmente de habla chiquitana, mientras que los españoles del siglo XVI tenían otros baqueanos e intermediarios de otras lenguas. De ahí la “desesperación” de Métraux. De ahí el inextricable ovillo de nombres que nadie expresó mejor que el Padre Camaño: A una misma Nación le dieron los Españoles antiguos un nombre, y los más modernos otro; o los de una Provincia la llamaron con uno, y los de otra con otro nombre; o las Naciones confinantes que la conocen, le dan cada una un nombre distinto según su lengua; el historiador o geógrafo poco práctico de esas tierras, recoge todos esos nombres contando bajo cada uno una Nación distinta23.

Entre los nombres que desaparecieron en el agujero negro del siglo XVII se encuentra el de los gorgotoquis de la primera Santa Cruz. En su caso, el veredicto de los investigadores parece inapelable: los gorgotoquis “desaparecieron en menos de medio siglo”24; o bien, según Tomichá: “cincuenta años después de la conquista, los gorgotoquis prácticamente habían desaparecido como grupo étnico y lingüístico”25. A decir verdad, no faltan argumentos para apoyar este argumento. En apenas 20 o 30 años, las bajas demográficas parecen haber sido espectaculares entre los indígenas de Santa Cruz la Vieja: en 1584, el licenciado Cepeda indicaba que según Lorenzo Suárez de Figueroa, el gobernador de Santa Cruz, eran 9.000 los indios “de repartimientos domésticos… poblados en contorno de doce leguas de la ciudad”, y 3.000 los “de servicio personal”, dentro de la ciudad26. En su Descripción de 1586, el mismo 23 24 25 26

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CAMAÑO, Joaquín. 1955. “Noticias del Gran Chaco”. [1778], en Guillermo Furlong. Joaquín Camaño SJ y su “Noticia del Gran Chaco”, Buenos Aires: Lib. del Plata (Escritores coloniales rioplatenses VIII), pp. 116-117. MÉTRAUX, Alfred. 1942. The native tribes of eastern Bolivia and western Matto Grosso. Washington, Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology, Bulletin 143, p. 115. TOMICHÁ, Roberto. 2006. “La formación sociocultural de los chiquitanos en el oriente boliviano (siglos XVI-XVIII)”. Anuario de Estudios Bolivianos, Archivísticos y Bibliográficos. Sucre. Vol. 12, p. 639. Cfr. Carta de Cepeda del 25 de mayo de 1584, en BARRIGA, Víctor M. (ed.). 1949. Mercedarios ilustres en el Perú II (El padre fray Diego de Porres, misionero insigne en el Perú y Santa Cruz de la Sierra), siglo XVI.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| Suárez de Figueroa bajaba la cifra a 8.000 indios “de visita y servidumbre, sin más de 3.000 indios e indias que hay de servicio personal dentro de la ciudad”27. En 1592, una feroz sequía azota la región, y se piensa incluso en cambiar de sitio la ciudad: Y se entiende ser forzoso mudarla porque los indios se van acabando muy a prisa, porque de 30.000 indios tributarios que eran antes, cuando llegaron allí los españoles, no hay ahora 5.00028.

Aun sin tomar estas cifras al pie de la letra, las mermas demográficas son evidentes. A inicios del siglo XVII, Díaz de Guzmán puede escribir que Irala “halló en aquella tierra mucha multitud de indios labradores en grandes pueblos, aunque el día de hoy los más son acabados y consumidos”, y en 1597 un documento menciona a los “gorgotocis” de Santa Cruz como indios pacíficos, pobres y poco numerosos29. Si bien la caída demográfica es innegable, el veredicto fatalista me parece algo apresurado. Por una parte, otros factores como las huidas podrían explicar la desaparición de muchos indígenas -tales como los cinco pueblos que se refugiaron en el monte escapando de la sequía de 159230. Cuesta, por otra parte, admitir la completa desaparición física de un pueblo tan numeroso, cuando otras pequeñas “parcialidades” contemporáneas siguen apareciendo en los documentos posteriores. En otras palabras, lo que desaparece de las fuentes a inicios del siglo XVII no es más que el 27

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Arequipa: s/e., pp. 191-192; AGI Pat. 235 r.8. Cfr. AGI Pat. 29 r. 37; SUÁREZ DE FIGUEROA, Lorenzo. 1965. “Relación de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra”. [1586], en Marco Jiménez de la Espada (ed.). Relaciones geográficas de Indias, Madrid, Biblioteca de autores españoles, t. 1, p. 402. ANUA-1594. (1970). “Anua de la Compañía de Jesús - Tucumán y Perú. Misión de Santa Cruz de la Sierra”. [1594], en Antonio de Egaña (ed.). Monumenta Peruana V, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, p. 429. Cfr. DÍAZ DE GUZMÁN, Ruy. 1835. “Historia argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del río de la Plata”. [1612], en Pedro de Angelis (ed.): Colección de obras y documentos relativos a la historia antigua y moderna de las provincias del río de la Plata. Buenos Aires, Imprenta del Estado, t. 1, p. 14; DESCRIPCIÓN. 1906. “Descripción general del Perú y en especial de las Audiencias de Lima y Charcas”. [siglo XVII], en Víctor Maurtua (ed.). Juicio de límites entre el Perú y Bolivia. Prueba peruana presentada al gobierno de la república argentina por V. M. Maurtua. Barcelona, Henrich y comp., t. 1, p. 356. ANUA-1594. (1970). “Anua de la Compañía de Jesús - Tucumán y Perú. Misión de Santa Cruz de la Sierra”. [1594], en Antonio de Egaña (ed.). Monumenta Peruana V, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, p. 429.

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|Isabelle Combès| nombre de los gorgotoquis: y este simple hecho no permite concluir sin más la desaparición de la gente a la que había designado. “Chiquitización” sociolingüística No constituye ninguna novedad apuntar que el nacimiento de la etnia chiquitana, tal como la conocemos hoy, se remonta al siglo XVIII y a la acción homogeneizadora de los padres jesuitas, que concentraron a las diversas “parcialidades” en las reducciones e impusieron el chiquito como lengua franca. Los chiquitanos contemporáneos son el resultado de un “amalgamiento cultural de los diferentes grupos por la reunión obligada de los indígenas en las reducciones jesuíticas”31; “la etnia conocida como ‘chiquitana’ es producto del sistema de reducciones jesuíticas que reunió a diversos grupos étnicos”32, etc. Como se trataba de la lengua más difundida en la región,“se ha procurado que todos los indios aprendan la lengua de los chiquitos”, apuntaba el padre Fernández33; y a excepción de la lengua zamuca, que se mantuvo viva particularmente en la misión de San Ignacio, este programa se cumplió a rajatabla. Más que “la” lengua de los chiquitos, los jesuitas adoptaron uno de sus dialectos -el llamado tao- como lengua general por ser “el más universal”34. El Catálogo de Hervás distingue en efecto cuatro dialectos chiquitos: tao, piñoco, manaci [manasi], y penoqui35. El tao era hablado principalmente en San Rafael, San Miguel, San Ignacio [de Chiquitos], Santa Ana, San Juan Bautista, Santiago, Santo Corazón y Concepción; en cambio, el piñoco era más presente en San Javier y San José. En cuanto al manasi y el penoqui, sólo se hablaban en las misiones de Concepción y San José de Chiquitos respectivamente. 31 32 33

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KREKELER, Birgit. 1995. Historia de los chiquitanos. Santa Cruz, APCOB, p. 27. RADDING, Cynthia. 2002. “Cultura y medio ambiente de Chiquitos”, en Josep Barnadas (ed.). Diccionario histórico de Bolivia, Sucre, Grupo de estudios históricos. t. 1, p. 520. FERNÁNDEZ, Juan Patricio. 1726. Relación historial de las misiones de los indios que llaman Chiquitos, que están a cargo de los padres de la Compañía de Jesús de la provincia del Paraguay. Escrita por el padre Juan Patricio Fernández, de la misma Compañía. Sacada a luz por el padre Gerónimo Herrán, procurador general de la misma provincia. Madrid, Imprenta de Manuel Fernández, p. 45. HERVÁS Y PANDURO, Lorenzo. 1800. Catálogo de las lenguas conocidas y numeración, división y clases de éstas según la diversidad de sus idiomas y dialectos. Vol. 1: lenguas y naciones americanas. Madrid, Imprenta de la administración del real árbitro de beneficencia, p. 158. Ibídem, pp. 158-159.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| El caso del dialecto manasi es problemático. Los grupos de este dialecto fueron principalmente descritos por Lucas Caballero, y este padre incluye entre ellos a los tapacuras, cuya lengua pertenecía en realidad a la familia chapacura. Como advierte Métraux, “la cuestión es importante, porque si Lucas Caballero no está equivocado el manasi no pertenecía al stock chiquitano sino a la familia chapakura”36. Por su parte, Roberto Tomichá también apuntó los problemas existentes para ubicar el manasi entre las lenguas chiquitanas. Las costumbres conocidas de los diversos grupos manasi parecen bastante diferentes de las de los demás chiquitos. De esta manera, el autor concluye que los manasi constituyeron probablemente una etnia y una lengua particulares, afectadas luego por la “chiquitanización”: “aun siendo en origen muy diversos de los chiquitos, una vez convertidos al cristianismo y viviendo en el pueblo de Concepción fueron poco a poco adoptando la cultura chiquita”37. Sin embargo, pocos años después, aunque sin referirse particularmente al caso de los manasi, Tomichá aludía también a una “cierta aunque incipiente hegemonía chiquitana” en los albores de la conquista española38. Se trataba entonces de una “chiquitización” previa a la alentada por los padres jesuitas, y que fuera advertida oportunamente por Susnik, cuya obra se encuentra salpicada de alusiones a la “chiquitización sociolingüística”: evoca la “expansión esencialmente colonizadora-integracionista” de los chiquitos, y su tendencia “a ‘mestizar’ la periferia de su hábitat y de esta manera asegurarse su poder sociopolítico y demográfico”39. Explica que las comunidades “chiquitas” buscasen cautivos “a quienes solían integrar a su sociedad, mediando las relaciones matrimoniales con las mujeres chiquitas; subyugan a los grupos tribales periféricos, pero a la vez los ‘chiquitizaban’ dándoles a sus ‘hijas’”40, haciéndose por cierto eco de 36 37 38 39 40

MÉTRAUX, Alfred. 1942. The native tribes of eastern Bolivia and western Matto Grosso. Washington, Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology, Bulletin 143, p. 127. TOMICHÁ, Roberto. 2002. La primera evangelización en las reducciones de Chiquitos, Bolivia (1691-1767). Cochabamba, Verbo Divino, Universidad Católica Boliviana, Ordo Fratrum Minorum Conv, p. 251. TOMICHÁ, Roberto. 2006. “La formación sociocultural de los chiquitanos en el oriente boliviano (siglos XVI-XVIII)”. Anuario de Estudios Bolivianos, Archivísticos y Bibliográficos. Sucre. Vol. 12, p. 640. SUSNIK, Branislava. 1978. Los aborígenes del Paraguay I. Etnología del Chaco boreal y su periferia (siglos XVI y XVII). Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, pp. 38, 61. Ibídem, p. 41.

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|Isabelle Combès| Juan Patricio Fernández, quien escribía a inicios del siglo XVIII: “había sido costumbre antigua suya hacer guerra a los confinantes y tomarlos por esclavos”, y “después de hacerles esclavos de guerra, como si fuesen sus parientes en sangre o muy amigos, los casan muchísimas veces con sus mismas hijas”41.Todo parece indicar entonces que las entradas misioneras del siglo XVIII no hicieron otra cosa que profundizar el proceso con los mismos actores: La participación chiquitana en las excursiones misioneras respondía a una costumbre antigua que los jesuitas aprovecharon muy bien para sus propósitos misionales42. De todas las costumbres de los indios ninguna se moderó y conservó más felizmente que la de ranchear, usada de los chiquitos, porque a ella se debe el aumento de aquella misión43.

Parece comprobarse entonces una cierta expansión de los grupos chiquitos en la región desde antes de las misiones jesuíticas, y la utilización de uno o varios dialectos chiquitos como lenguas francas desde al menos el siglo XVI podría evidentemente ser un argumento de peso para explicar el éxito alcanzado por la política homogeneizadora de los jesuitas en menos de 80 años hasta su expulsión44. Sin embargo, queda abierta la pregunta de hasta qué punto esta expansión pudo corresponder a una “chiquitanización” lingüística de los grupos de la zona. Pues es un hecho que todos los documentos disponibles sólo mencionan tres lenguas generales en la región de Santa Cruz la Vieja en el siglo XVI: el guaraní, el chané (arawak) y el gorgotoqui. “El chiquito” -el idioma de los tova41

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FERNÁNDEZ, Juan Patricio. 1726. Relación historial de las misiones de los indios que llaman Chiquitos, que están a cargo de los padres de la Compañía de Jesús de la provincia del Paraguay. Escrita por el padre Juan Patricio Fernández, de la misma Compañía. Sacada a luz por el padre Gerónimo Herrán, procurador general de la misma provincia. Madrid, Imprenta de Manuel Fernández, pp. 187, 32-33. TOMICHÁ, Roberto. 2002. La primera evangelización en las reducciones de Chiquitos, Bolivia (1691-1767). Cochabamba, Verbo Divino, Universidad Católica Boliviana, Ordo Fratrum Minorum Conv, p. 610. MURIEL, Domingo. 1955. “Breve noticia de las misiones vivas de la Compañía de Jesús en la provincia del Paraguay”. [1766], en Guillermo Furlong. Domingo Muriel SJ y su Relación de las misiones, Buenos Aires, Librería del Plata, p. 154. De hecho, en zonas vecinas como Mojos, y aun con un mayor tiempo de evangelización, los padres nunca lograron imponer un idioma general como lo hicieron en Chiquitos.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| sicoci- en ningún caso aparece citado como idioma general, o siquiera difundido, y de hecho los jesuitas que encontraron a los chiquitos de Santiago del Puerto en 1592 no pudieron entender su idioma a pesar de haber aprendido chané, guaraní y gorgotoqui45. Más aún, si bien pensé poder atribuir a una “chiquitanización” lingüística temprana la difusión del sufijo pluralizador -coci en gran parte de la región durante el siglo XVI (quibichicoci, panecoci, quivaracoci, tamacoci, etc.)46, es un hecho que el mismo no corresponde a la marca del plural del chiquito, que es -ca. Sin negar, entonces, una antigua expansión “colonizadora-integracionista” por parte de los grupos chiquitos, debemos tener en cuenta que debió probablemente coexistir con otras influencias, en particular con la de los hablantes de la lengua tan difundida que utilizaba el sufijo -coci para designar grupos sociales. Penoquís y gorgotoquis Nos queda por examinar el cuarto dialecto chiquito mencionado por Hervás: el de los penoquís, a veces también llamados penotos. El dialecto de estos se diferenciaba notablemente de los otros tres dialectos; y por eso el jesuita Felipe Suárez, primer autor de la gramática del idioma chiquito, hizo también un vocabulario del dialecto penoqui, y escribió en este algunos tratados de doctrina cristiana47.

Llama la atención esta diferencia notable -más importante incluso que en el caso de los manasi-, y no puede descartarse que nos encontremos frente a un caso de “chiquitanización” más que frente a un dialecto “originalmente” chiquito. 45

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ANUA-1594. (1970). “Anua de la Compañía de Jesús - Tucumán y Perú. Misión de Santa Cruz de la Sierra”. [1594], en Antonio de Egaña (ed.). Monumenta Peruana V, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, ver más adelante. Cfr. COMBÈS, Isabelle. 2006. “Coçi: hacia una relectura de la historia del oriente boliviano”, en Isabelle Combès (ed.). Definiciones étnicas, organización social y estrategias políticas en el Chaco y la Chiquitania, Santa Cruz, IFEA, SNV, El País; COMBÈS, Isabelle. 2010. Diccionario étnico. Santa Cruz la Vieja y su entorno en el siglo XVI. Cochabamba, Itinerarios, Instituto de misionología, pp. 37-38. HERVÁS Y PANDURO, Lorenzo. 1800. Catálogo de las lenguas conocidas y numeración, división y clases de éstas según la diversidad de sus idiomas y dialectos. Vol. 1: lenguas y naciones americanas. Madrid, Imprenta de la administración del real árbitro de beneficencia, p. 159.

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|Isabelle Combès| Los penoquís vivían en la misión de San José de Chiquitos; es decir, en el sitio mismo en que estaba emplazada la antigua ciudad de Santa Cruz de la Sierra. De hecho, son varios los padres jesuitas quienes durante el siglo XVIII se refieren a los penoquís de los siglos anteriores: según Fernández, cuando los cruceños decidieron a inicios del siglo XVII mudarse al río Guapay, “los pueblos Penoquís y otros confinantes no quisieron desamparar el nativo suelo, y con la antigua libertad se volvieron a los ritos bárbaros y gentílicos”48. Lo mismo apunta el padre Burgés: “los penoquis que eran los indios más cercanos a Santa Cruz la Vieja, de donde distaban solas 10 leguas, de ningún modo quisieron seguirlos en su mudanza y así se quedaron en su tierra”49. Retomando las observaciones de estos autores, Hervás hace de los antiguos penoquís una “tribu chiquita numerosísima y guerrera, que a los primeros conquistadores…dio no poco que hacer”50. El problema es que los penoquís “no existen” en el siglo XVI, y que no figuran en ningún documento de esta época. Solo podemos pensar que los padres extrapolaron abusivamente el etnónimo al contar la historia, o bien admitir que supieron reconocer en los penoquís -aún bajo otra denominación- a alguno de los grupos mencionados por los primeros cruceños, y que algo de la memoria de los etnónimos quinientistas pudo subsistir hasta finales del siglo XVII. De hecho, basándose en estos testimonios, Roberto Tomichá identifica a los penoquís con los antiguos paroquís de Santa Cruz la Vieja51; la ubicación corresponde, así como el sufijo -qui común a ambos nombres…pero se trata de un sufijo también compartido por otro grupo “numerosísimo” de la región: los gorgotoquis. 48

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FERNÁNDEZ, Juan Patricio. 1726. Relación historial de las misiones de los indios que llaman Chiquitos, que están a cargo de los padres de la Compañía de Jesús de la provincia del Paraguay. Escrita por el padre Juan Patricio Fernández, de la misma Compañía. Sacada a luz por el padre Gerónimo Herrán, procurador general de la misma provincia. Madrid, Imprenta de Manuel Fernández, p. 47. BURGÉS, Francisco. 2008. “Memorial sobre las misiones de Chiquitos”. [c. 1705], en Roberto Tomichá (ed.). Francisco Burgés y las misiones de Chiquitos, Cochabamba, Verbo Divino, p. 96. HERVÁS Y PANDURO, Lorenzo. 1800. Catálogo de las lenguas conocidas y numeración, división y clases de éstas según la diversidad de sus idiomas y dialectos. Vol. 1: lenguas y naciones americanas. Madrid, Imprenta de la administración del real árbitro de beneficencia, p. 159. TOMICHÁ, Roberto. 2002. La primera evangelización en las reducciones de Chiquitos, Bolivia (1691-1767). Cochabamba, Verbo Divino, Universidad Católica Boliviana, Ordo Fratrum Minorum Conv, p. 222.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| Este sufijo que permite relacionar a estos diferentes nombres, aunque sea a título de hipótesis, puede ser interpretado de dos maneras diferentes. Es posible que se trate de la palabra chiquita quiiis o kiîs52, que significa “tierra”.Vale, sin embargo, mencionar otra posibilidad, pues como “quies” o “coes” se conocen durante el siglo XVIII a ciertos grupos de habla otuqui que integraron las misiones jesuíticas de Chiquitos53. El nombre mismo de los “tuquís” u “otuquis” del sur del Pantanal está formado a partir de este sufijo, sin que sepamos si se trata de un préstamo a los idiomas chiquitos (“tierra”) o bien de una partícula propia54. Pienso que es probable, pues, que los nombres de los grupos de la primera Santa Cruz, como los penoquís, paroquís y gorgotoquis, deban interpretarse también a partir de ese mismo sufijo. De hecho, sugerí anteriormente que el nombre mismo de los gorgotoquis podría leerse gorg-otuqui y referirse a un grupo de esta familia lingüística55. A favor de esta sugerencia, citaba casualmente a Branislava Susnik, quien señalaba que “el prefijo ‘gor-’ [de gor-gotoqui] parece corresponder al ‘kur-’ en algunos apelativos tribales de origen otuqui”56. De la misma manera, la grafía borogotoqui indicada por algunos documentos podría ser una referencia a los bororós, 52

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Una gramática anónima del siglo XVIII indica quiiis en ANÓNIMO. 2012. Gramática de la lengua de los indios llamados Chiquitos. [c. 1770]. Edición facsímil presentada por Sieglinde Falkinger, Cochabamba, Itinerarios/Instituto de misionología, p. 644. Por su parte, Hervás indica kiîs en HERVÁS Y PANDURO, Lorenzo. 1800. Catálogo de las lenguas conocidas y numeración, división y clases de éstas según la diversidad de sus idiomas y dialectos. Vol. 1: lenguas y naciones americanas. Madrid, Imprenta de la administración del real árbitro de beneficencia, p. 251. Cfr. FERNÁNDEZ, Juan Patricio. 1726. Relación historial de las misiones de los indios que llaman Chiquitos, que están a cargo de los padres de la Compañía de Jesús de la provincia del Paraguay. Escrita por el padre Juan Patricio Fernández, de la misma Compañía. Sacada a luz por el padre Gerónimo Herrán, procurador general de la misma provincia. Madrid, Imprenta de Manuel Fernández, p. 318; TOMICHÁ, Roberto. 2002. La primera evangelización en las reducciones de Chiquitos, Bolivia (1691-1767). Cochabamba, Verbo Divino, Universidad Católica Boliviana, Ordo Fratrum Minorum Conv, p. 271. Según Albisetti, “Quie” era el nombre de uno de los ocho clanes de los indígenas bororós, parientes lingüísticos de los otuquis (citado por FABRE, Alain. 2005. “Diccionario etnolingüístico y guía bibliográfica de los pueblos indígenas sudamericanos- Bororo”, en http://butler.cc.tut.fi/~fabre/BookInternetVersio/ Dic=Bororo.pdf. (Consultado el 13 de febrero de 2008). COMBÈS, Isabelle. 2006. “Coçi: hacia una relectura de la historia del oriente boliviano”, en Isabelle Combès (ed.). Definiciones étnicas, organización social y estrategias políticas en el Chaco y la Chiquitania, Santa Cruz, IFEA, SNV, El País; COMBÈS, Isabelle. 2010. Diccionario étnico. Santa Cruz la Vieja y su entorno en el siglo XVI. Cochabamba, Itinerarios, Instituto de misionología, pp. 154-155. SUSNIK, Branislava. 1978. Los aborígenes del Paraguay I. Etnología del Chaco boreal y su periferia (siglos XVI y XVII). Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 45.

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|Isabelle Combès| parientes lingüísticos de los otuquis; de hecho, hasta el siglo XIX algunos “bororós” son ubicados en las salinas chiquitanas, cerca de Santa Cruz la Vieja57. Las fuentes quinientistas son avaras en cuanto al tema lingüístico. Del idioma hablado por los paroquís no sabemos absolutamente nada. Sobre la lengua gorgotoqui -bastante difundida como hemos mencionado- los datos tampoco son del todo claros. Tenemos referencias de una gramática gorgotoqui escrita por el padre Gaspar Ruiz y de catecismos en este lengua elaborados por el padre Diego Martínez58, pero estos documentos todavía no han sido encontrados. El gorgotoqui competía con el chane (arawak) y el chiriguano (guaraní) como “lengua general” de Santa Cruz la Vieja; también sabemos que Martínez, autor de un catecismo en gorgotoqui, escribió otros en los idiomas capayjoro y payono59: se trataba, pues, de idiomas diferentes. Estos magros datos nos enseñan que el gorgotoqui no era ni guaraní ni chané, y probablemente tampoco zamuco, que era la probable lengua de los capayjoros60. Hay que recordar finalmente que el citado padre Anello Oliva enumeraba “además del gorgotoqui” a las lenguas “chane, pane, paisano, xarace, yuracase, tovaçicosi”. En el siglo XVI, los tovasicocis eran el único grupo llamado “chiquito” por los españoles y, si tomamos al pie de la letra las observaciones de Oliva, el idioma gorgotoqui tampoco parece coincidir con la lengua chiquita. Estos datos “en negativo” me parecen importantes para apoyar la mencionada hipótesis otuqui. Sin embargo, la cuestión está lejos de ser clara. A partir de estos mismos datos, Métraux concluía que el gorgotoqui era un idioma aislado, que no pertenecía a ninguna familia lingüística cono57

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ANB MI 1838 68/31 y MI 1845 110/40, 11-VIII-1845. Debe notarse también que el tarugo labial utilizado por los gorgotoquis está registrado entre los bororós, pero no así entre la mayoría de los grupos de habla chiquita. Cfr. CRÓNICA ANÓNIMA. 1944. “Crónica anónima”, [c. 1600], en Francisco Mateos (ed.), Historia General de la Compañía de Jesús en la provincia del Perú, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Fernández de Oviedo, t. 1, p. 501; METRAUX, Alfred 1929. “Un ancien document peu connu sur les Guarayu de la Bolivie orientale”. Anthropos, Sankt Augustin, Vol. 24, p. 929. CRÓNICA ANÓNIMA. 1944. “Crónica anónima”, [c. 1600], en Francisco Mateos (ed.), Historia General de la Compañía de Jesús en la provincia del Perú, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Fernández de Oviedo, t. 1, p. 501. COMBÈS, Isabelle. 2010. Diccionario étnico. Santa Cruz la Vieja y su entorno en el siglo XVI. Cochabamba, Itinerarios, Instituto de misionología, pp. 81-82.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| cida -conclusión retomada posteriormente por Loukotka61. En cuanto a Roberto Tomichá, emitió recientemente otra hipótesis, basada sobre la importancia y difusión de esta lengua “muy necesaria”, y sugirió que el gorgotoqui, como otras lenguas más, habría “confluido en la [lengua] chiquita”62. Esta hipótesis no parece encajar con la observación ya citada de Anello Oliva, aunque no podamos excluir que pudiera haberse tratado de dos dialectos de una misma lengua. De hecho, a finales del siglo XVI los jesuitas advirtieron semejanzas o similitudes entre el gorgotoqui y el idioma chiquito de los tovasicocis. Los misioneros estaban a la sazón en la recientemente fundada ciudad de Santiago del Puerto, en territorio “chiquito” (tovasicoci); allí estaban próximos a los chiquitos los indígenas “timbúes” -término genérico que refiere en guaraní a cualquier pueblo que tenga la costumbre de horadarse la nariz: La lengua timbuy tiene grande semejanza con la gorgotoqui, que no poco me servirá para aprenderla. Hay dos lenguas distintas [entre los indígenas de Santiago], alguna semejanza tienen con la lengua gorgotoqui que se habla en Santa Cruz, aunque diferentes al parecer en frasis63.

Santiago del Puerto fue abandonada en 1594, y volvió a nacer por unos años a inicios del siglo XVII bajo el nombre de San Francisco de Alfaro. En esta época el padre Andrés Ortiz escribe: En la provincia de los chiquitos están todos los naturales por bautizar pero no se ha podido hasta ahora hacer algo con ellos por haberse huidos al mon61

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Cfr. MÉTRAUX, Alfred. 1942. The native tribes of eastern Bolivia and western Matto Grosso. Washington, Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology, Bulletin 143, p. 115; LOUKOTKA, Cestmir. 1968. Classification of South American Indian Languages. Los Angeles, University of California, Latin American Center, pp. 31, 61. TOMICHÁ, Roberto. 2006. “La formación sociocultural de los chiquitanos en el oriente boliviano (siglos XVI-XVIII)”. Anuario de Estudios Bolivianos, Archivísticos y Bibliográficos. Sucre. Vol. 12, p. 640. Cartas del padre Diego Martínez al padre provincial Atienza, noviembre de 1592 (antes de la fundación “oficial” de Santiago, el día de Navidad de 1592), en ANUA-1594. (1970). “Anua de la Compañía de Jesús -Tucumán y Perú. Misión de Santa Cruz de la Sierra”. [1594], en Antonio de Egaña (ed.). Monumenta Peruana V, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, pp. 421, 437-438. Las cursivas son mías.

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|Isabelle Combès| te…pienso comenzar por los de trinbue [sic] que están aquí cerca, y saben muchos de ellos la lengua gorgotoquí64.

En el mismo documento, se señala además que los tapacuras cercanos entendían algo de gorgotoqui: “les hablé por un lengua [intérprete] que llevaba, aunque ellos entendían algo gorgotoquçi65. Es importante subrayar que, a pesar de las similitudes notadas, los jesuitas no lograban entender el idioma de los chiquitos ni el de los “timbúes”: uno de ellos escribe, en 1592, que “si supiéramos la lengua para catequizarlos” se bautizarían todos66. Los extranjeros furiosos En el siglo XVIII en San José de Chiquitos, un padre jesuita se ve obligado a escribir un vocabulario especial para el “dialecto chiquito” de los penoquís, que resulta demasiado diferente al de los demás; a finales del siglo XVI, el idioma de los gorgotoquis de Santa Cruz la Vieja se parece al chiquito de los tovasicoci, pero no lo bastante como para que el locutor de una lengua pueda entender la otra. A más de un siglo de distancia, y en el mismo lugar, los comentarios son exactamente los mismos sobre la lengua de dos grupos cuyo nombre lleva el mismo sufijo: gorgotoquis y penoquís. Todo parece indicar que se trata del mismo idioma, y que los penoquís no son otros que los antiguos gorgotoquis de los primeros cruceños67. Entonces es posible conciliar, en mi opinión, las diferentes hipótesis que se emitieron sobre su idioma: más que un idioma “mixto” entre otuqui y chiquito, el gorgotoqui fue un otuqui sometido tempranamente a las influencias lingüísticas de los dialectos chiquitos (¿un caso de “chiquitanización temprana”?), o bien un dialecto chiquito fuerte64 65 66

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Letras Anuas de la Provincia del Perú de 1612, ARSI Peruana 13: 149v; cursivas mías. Letras Anuas de la Provincia del Perú de 1612, ARSI Peruana 13: 150v; cursivas mías. ANUA-1594. (1970). “Anua de la Compañía de Jesús - Tucumán y Perú. Misión de Santa Cruz de la Sierra”. [1594], en Antonio de Egaña (ed.). Monumenta Peruana V, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, p. 438. Branislava Susnik empezaba a sospechar esta identificación cuando escribió que era “probable que los peñoquis [sic] fueran mestizos de chiquitos-gorgotoquis”. SUSNIK, Branislava. 1978. Los aborígenes del Paraguay I. Etnología del Chaco boreal y su periferia (siglos XVI y XVII). Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 40.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| mente “otuquizado” al punto de volverse ininteligible para los demás chiquito-hablantes. Sea lo que haya sido la lengua gorgotoqui, “muy necesaria” en el siglo XVI, fue probablemente la lengua general que explica la difusión del sufijo pluralizador -coçi; de hecho, era conocida por otros grupos alejados de Santa Cruz la Vieja, como los tapacuras.Todo muestra que funcionaba como una suerte de lingua franca debido a un “cierto predominio demográfico” y al “prestigio socio-político” de los gorgotoquis68. De hecho, su estatus parece haber sido el mismo que más tarde tuvo el chiquito (o al menos el dialecto tao de las lenguas chiquitas) en las misiones jesuíticas.Y la comparación no es casual, pues la vigencia del sufijo -coci es atestiguada hasta finales del siglo XVII, poco antes del inicio de las misiones jesuíticas en la Chiquitania69. Muy poco después, este sufijo se ve suplantado por el -ca chiquito: los quibichicoci aparecen como quibichica, los totaycoci como totayca, etc. bajo la pluma de los misioneros jesuitas. Para decirlo en otros términos, la “expansión esencialmente colonizadora-integracionista” o la tendencia “a ‘mestizar’ la periferia de su hábitat y de esta manera asegurarse su poder sociopolítico y demográfico” parecen haber sido tanto gorgotoquis (en mi hipótesis otuqui-chiquito) que chiquitanas: o bien primero gorgotoqui, y luego chiquitana, tal vez gracias al empujón dado por los jesuitas en el siglo XVIII. La esfera de influencia del gorgotoqui y de los gorgotoquis como grupo puede medirse por la difusión del sufijo -coci en la región durante todo el siglo XVI y buena parte del siguiente. Sabemos que llegaba hasta Santiago del Puerto y hasta los tapacuras. Y todo muestra que también fue marcada al sur de la vieja Santa Cruz, en el Chaco boreal. Los actuales indígenas ishir (antes llamados chamacocos) del Chaco paraguayo, de lengua zamuca, tienen mitos y ritos que giran en torno de la figura de los “anabsoros”. Las sagas ishir describen a estos seres fabulosos: 68 69

SUSNIK, Branislava. 1978. Los aborígenes del Paraguay I. Etnología del Chaco boreal y su periferia (siglos XVI y XVII). Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 44. El padre del Castillo indica, en 1676, que “el cosi” es la marca del plural común entre los indígenas de Santa Cruz. CASTILLO, José del. 1906. “Relación de la provincia de Moxos”. [1676], en Manuel Ballivián (ed.). Documentos para la historia geográfica de la República de Bolivia, La Paz: s/e, t. 1, p. 299.

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|Isabelle Combès| La apariencia de esos seres era sobrecogedora y fabulosa. No tenían cara y sus cabezas estaban cubiertas de pelos llameantes, de exhalaciones e irradiaban colores intensos y variados. Sus cuerpos estaban recubiertos de extrañas y maravillosas adherencias como las plumas de las más bellas aves o las escamas de los más coloridos de los peces. Su piel estaba moteada de formas y colores que nadie jamás había visto. No hablaban, sino que proferían gritos horribles y furiosos, todos diferentes, uno entrecortado y rítmico, otro sostenido e imprevisible70.

El nombre de estos temibles seres deriva de axnábsa: “otra gente. Gente de alrededor: connota la clase formada por los individuos, que cualquiera sea su figura, son considerados diferentes del hablante”71. Es una palabra que no solo se aplica a figuras míticas; de hecho, como lo subraya el mismo Cordeu,“una de las traducciones más expresivas del término axnábsero afirma literalmente que se trata de la gente brava de alrededor de los ishír”72. Los grupos chaqueños de habla zamuca (los actuales ishir y ayoreos) comparten una compleja organización social en clanes, así como cierto tipo de organización “dualista” más notable entre los ishir. Estos rasgos les distinguen de las sociedades chaqueñas más sureñas, y llevaron a varios autores a sugerir una posible influencia de los bororós y otuquis sobre los antiguos zamucos73. En este sentido, Richard plantea que el mito entero de los anabsoros, sin perjuicio de sus otros significados simbólicos, podría ser interpretado como un lejano recuerdo del contacto con diversos grupos de “extranjeros furiosos” -pues sabemos que así puede traducirse el término anabsoro. A la caza de los posibles orígenes históricos del mito, Richard 70 71 72 73

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RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal, Thèse de doctorat en anthropologie, EHESS, París, p. 170. CORDEU, Edgardo. 1980. Aishnuwéhrta. Las ideas de deidad en la religiosidad chamacoco. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, p. 121. CORDEU, Edgardo. 1980. Aishnuwéhrta. Las ideas de deidad en la religiosidad chamacoco. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, p. 121. En particular SUSNIK, Branislava. 1978. Los aborígenes del Paraguay I. Etnología del Chaco boreal y su periferia (siglos XVI y XVII). Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 61; CORDEU, Edgardo. 1980. Aishnuwéhrta. Las ideas de deidad en la religiosidad chamacoco. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, pp. 285-286 y recientemente RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal, Thèse de doctorat en anthropologie, EHESS, París, pp. 112, 262-268. Como se sabe, el sistema de clanes y la organización dualista son conocidas características de los grupos bororós.

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|Susnik y los Gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente Boliviano)| sugirió la pista otuqui74: una pista que bien podría confirmarse a la luz de lo que sabemos de la expansión gorgotoqui y de su idioma en la colonia temprana. Es incluso posible los contactos se hayan traducido en mestizajes y en una verdadera fusión entre algunos grupos otuquis y zamucos: así, los potoreras de habla zamuca eran posiblemente un “grupo fusionado otuqui-zamuco”75, y mucho más tarde Ivan Belaieff76 señalaba que uno de los grupos zamucos de su época también era llamado “otuqui”. Bajo distintas modalidades, los lazos entre otuqui-chiquitos y zamucos continuaron vigentes en la era jesuítica e incluso en tiempos republicanos. A inicios del siglo XVIII, los “quies” confinaban con los morotocos de habla zamuca y se integraron a la misión de San José persuadidos por los mismos morotocos77. Más tarde, en 1762, un documento señala que los penoquís de San José eran utilizados por los jesuitas para sus expediciones hacia el Chaco desde Santo Corazón, porque “se hallan muy inclinados al Chaco”78. Cien años después, muchos de los penoquís parecen haber escogido definitivamente la opción chaqueña para radicarse. A finales del siglo XIX, Balzan indica que viven al sur de San José79. Por su parte, el franciscano José Cardús es más prolijo. Para él los penoquís se habrían fugado años atrás de la ex misión de San José de Chiquitos, y vivían por las salinas de Chiquitos, y entre las salinas y el Isoso -territorio de los grupos zamucos-. Asaltaban propiedades y viajeros en busca de hachas y otras herramientas de hierro; incluso, el franciscano indica que por el camino que va desde Isoso hasta Santa Cruz estos indígenas son llamados “empelotos” (como lo 74 75 76 77

78 79

RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal, Thèse de doctorat en anthropologie, EHESS, París, pp. 262-268. SUSNIK, Branislava. 1978. Los aborígenes del Paraguay I. Etnología del Chaco boreal y su periferia (siglos XVI y XVII). Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 48. BELAIEFF, Ivan. 1936. “Tabla de identificación de las tribus del Chaco paraguayo”. Revista de la Sociedad Científica del Paraguay, Asunción, Vol. III, N°6, pp. 193-194. FERNÁNDEZ, Juan Patricio. 1726. Relación historial de las misiones de los indios que llaman Chiquitos, que están a cargo de los padres de la Compañía de Jesús de la provincia del Paraguay. Escrita por el padre Juan Patricio Fernández, de la misma Compañía. Sacada a luz por el padre Gerónimo Herrán, procurador general de la misma provincia. Madrid, Imprenta de Manuel Fernández, p. 318. Cfr. AGN-BN leg. 361, doc. 6330; MATIENZO, Javier, et al. (eds.). 2011. Chiquitos en las Anuas de la Compañía de Jesús (1691-1767). Cochabamba, Itinerarios, Instituto de misionología, p. 381. BALZAN, Luigi. 2008. “Un poco más de luz sobre la distribución de algunas tribus indígenas del centro de Sudamérica”. [1893], en Clara López Beltrán (ed.). A carretón y canoa. La aventura científica de Luigi Balzan por Sudamérica (1885-1893), La Paz, IFEA, IRD, Embajada de Italia, Plural editores, p. 327.

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|Isabelle Combès| eran diversos grupos zamucos) y agrega: “puede muy bien ser que tengan relaciones con los zamucos, si no es que forman parte de los mismos”80. La clasificación imposible “Efervescencia” en la Chiquitania, escribía Susnik. También podría hablarse de un ovillo inextricable de una enmarañada telaraña. Escribí estas páginas pretendiendo “desvelar” el misterio gorgotoqui y rastrear el destino de este grupo a través de los siglos. Pero los resultados van, definitivamente, más allá de un simple estudio de caso. A lo largo de cuatro siglos, gorgotoquis y penoquís navegaron entre nada menos que tres familias lingüísticas: otuqui, chiquita y zamuca. ¿Cómo “clasificarlos”? ¿Cómo, en términos de Métraux, “obtener una imagen clara” de su filiación lingüística? La tentativa está condenada de antemano al fracaso, o al menos a la “desesperación” que expresaba el suizo. En el Chaco boreal y en la antigua Chiquitania -y no me cabe duda de que la observación es válida para otras regiones-, la tradicional equivalencia antropológica entre lengua y cultura no sólo no sirve de nada, y por si fuera poco corre el riesgo de simplificar al extremo las dinámicas étnicas. Definitivamente, a la desesperación o a la simplificación son preferibles los neologismos de Susnik: por más oscuros que parezcan, son los que más luces arrojan sobre el paisaje étnico de la Babilonia chiquitana.

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CARDÚS, José. 1886. Las misiones franciscanas entre los infieles de Bolivia. Descripción del estado de ellas en 1883 y 1884. Barcelona, lib. de la Inmaculada Concepción, p. 273; cursivas mías. Ver COMBÈS, Isabelle. 2009. Zamucos. Cochabamba, Instituto de misionología, pp. 103-104.

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BIBLIB: 0378-9896 (2020), 169-210

Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya1 Branka Susnik and the foundations of Paraguayan Anthropology

Enviado: 05/12/2019 Aceptado: 01/06/2020 Marilín Rehnfeldt2

Resumen Este artículo analiza la contribución de Branka Susnik al desarrollo y la consolidación de la antropología en Paraguay enfocándose principalmente en la forma en que sus primeras investigaciones de campo (19561960) se realizaron en un determinado contexto político y sociocultural, específicamente en la sociedad paraguaya de inicios de la segunda mitad del siglo XX que coincidió además con el advenimiento de la larga dictadura del General Alfredo Stroessner (1954-1989). Sus primeros trabajos de campo tuvieron que adaptarse a las exigencias de un contexto político y socio cultural muy específico y esto tuvo una influencia muy decisiva a lo largo de su vida y su carrera profesional en Paraguay, se puede decir que marcaron una tendencia en la forma de desarrollar su práctica científica.

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2

Artículo corregido y aumentado, publicado originalmente en Rosana Guber (Coord.). Trabajo de Campo en América Latina. Experiencias antropológicas regionales en etnografía. Buenos Aires, SB Editorial, 2018, t. I, pp. 55-80. Máster en Antropología. Miembro del CEADUC. Profesora en la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”.

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|Marilín Rehnfeldt|

Palabras clave Susnik, Trabajo de campo, Antropología en Paraguay.

Abstract This article analyzes the contribution of Branka Susnik to the development and consolidation of anthropology in Paraguay, focusing mainly on the way in which her first field investigations (1956-1960) were carried out in a certain political and sociocultural context, specifically in the Paraguayan society from the beginning of the second half of the 20th century, which also coincides with the advent of the long dictatorship of General Alfredo Stroessner (1954-1989). Her first field work had to adapt to the demands of a very specific political and socio-cultural context and this had a very decisive influence throughout her life and professional career in Paraguay.

Key words Susnik, Field work, Anthropology on Paraguay.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya|

Foto 1. Dra. Susnik en su escritorio en el Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero (1956). Archivo fotográfico MEAB.

Para el propósito de este artículo, hemos trabajado en el archivo del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero de Asunción, buscando averiguar las relaciones de Susnik con la élite intelectual paraguaya de esa época, la relevancia que tuvo su condición de joven mujer científica y extranjera en una sociedad poco dispuesta a tolerar a las mujeres en la esfera pública y su relación con el incipiente régimen militar autoritario que estaba naciendo en Paraguay y cómo estos factores influyeron en la forma en que realizó sus trabajos de campo entre los pueblos indígenas del país. Susnik y la antropología en el Paraguay En el Paraguay no existe una carrera de antropología en las Universidades, con excepción de unos breves e interrumpidos intentos de introducir la enseñanza de la misma a nivel de post grado, hace algunos Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Marilín Rehnfeldt| años; la antropología se enseña como materia en algunas carreras como sociología o historia. Los estudios y la producción antropológica en el país estuvieron ligados fundamentalmente a dos instituciones emblemáticas: el Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero y el Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica y han sido realizados por investigadores tanto de dentro como de fuera de país, algunos con formación académica, otros autodidactas. La antropología paraguaya, desde sus orígenes, centró sus intereses en dos vertientes principales, el fortalecimiento de lo que se consideraba una identidad nacional mestiza y el estudio de las culturas indígenas. Así como en otros países de América Latina, el nacimiento de la antropología en el país tuvo un fuerte vínculo con la idea de la construcción de la identidad nacional o “construcción de una nación”3, en este caso, el interés estaba centrado en el imaginario de una nación mestiza y bilingüe castellano-guaraní, donde se destaca la contribución de una idealizada cultura y lengua guaraní del pasado. Natalicio González, Presidente de la República en 1948 por unos meses y conocido intelectual nacionalista decía en unas de sus obras: “Tengo para mí que el guaraní, la lengua familiar del Paraguay, lleva en su entrañas el mismo simbolismo de nuestra bandera”4. En una carta, dirigida a la Sociedad Científica del Paraguay en julio de 1958, Susnik, tratando de convencer a los miembros de dicha sociedad de la importancia del estudio de la Antropología para el Paraguay, utilizaba también el argumento nacionalista. El Paraguay, decía Susnik: “…esencia nacional, sustancia social y desarrollo culturo-historico conllevan numerosos elementos tradicionales que podrán debidamente valorizarse tan solo dentro de un criterio objetivo y amplio de la antropología”5. 3

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CARDOSO DE OLIVEIRA, Roberto. 1988. “Por uma Etnografia das Antropologias Periféricas”. En: Sobre o Pensamento Antropológico. Rio de Janeiro, Tempo Brasileiro, Brasília, CNPq; PEIRANO, Mariza G. S. 1992. Uma Antropologia no Plural: Três Experiências Contemporâneas. Brasilia, Editora Universidade de Brasilia; MALINOWSKI, Izabel, 2008. “Antropología Paraguaya”. Suplemento Antropológico, Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Asunción, Vol. XLIII, No. 2, pp.1-209. GONZALEZ, Natalicio. 1958. Ideología Guaraní. Ediciones especiales. No. 37. México. Instituto Indigenista Interamericano, p. 83. Archivo del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero (en adelante Archivo MEAB).

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| Una segunda vertiente antropológica se centró en el estudio de las culturas indígenas, con gran énfasis en la etnografía guaraní, justamente por la importancia que se le atribuía a los Guaraní en el proceso de mestizaje. Esta vertiente enfatizaba la necesidad de “rescatar, registrar y conservar” los últimos vestigios las “culturas autóctonas” del país. Las cartas, documentos e informes de Branka Susnik, que se encuentran en los archivos del Museo Andrés Barbero, muestran que ella concebía su trabajo como particularmente urgente pues la mayoría de los pueblos indígenas estaban por “extinguirse”, o “fusionarse con otras tribus” o en “rápido proceso de aculturación”. La tarea de nuestra autora se centró entonces, por décadas, en el estudio etnográfico y etnohistórico de las culturas indígenas del país y en la organización técnica y en el enriquecimiento de la Colección Etnográfica y Arqueológica del Museo Andrés Barbero, realizando más de una docena de viajes de campo entre los diferentes pueblos indígenas del Paraguay. Susnik se especializó principalmente en las áreas de Etnohistoria, Etnología y Lingüística pero también realizó diversas investigaciones arqueológicas. A lo largo de décadas recopiló informaciones etnográficas e investigó los archivos y colecciones de documentos en diversos países. Se ha enfatizado también la gran contribución que esta incansable investigadora proporcionó a la historia, etnohistoria y arqueología de los Guaraní, revolucionando de forma original el discurso sobre los Guaraní6.

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MELIA, Bartomeu, Valmir Francisco Muraro y Marcos Vinicios de Almeida Saul, 1987. O guarani: uma bibliografía etnológica. Santo Angelo, Fundação Missioneira de Ensino Superior, p. 68.

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|Marilín Rehnfeldt|

Foto 2. Dra. Susnik durante su trabajo de campo en el Alto Paraguay. 1956. Archivo fotográfico MEAB.

Extranjera, mujer y antropóloga: “La kuña kuimba’e”7 Así como ya fuera resaltado al analizar las biografías de otras antropólogas contemporáneas8, el trabajo de Branka Susnik en el Paraguay estuvo condicionado fuertemente por las representaciones sociales sobre el papel de género, especialmente de la mujer, que entonces existían en la sociedad en donde le tocó actuar. Su condición de mujer extranjera y científica, en un país de cultura conservadora como era el Paraguay de mediados del siglo XX, donde solo un 0,1 % de las mujeres accedía a la educación universitaria, fue causa de muchos sinsabores, exclusiones y marginaciones, y sobre todo, marcó claramente el rumbo de sus trabajos de campo y las condiciones en que trabajó. 7 8

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Kuña Kuimbae expresión guaraní que significa mujer-hombre. COLE, Sally. 2002. “Mrs. Landes Meet Mrs. Benedict”. Culture Pattern and Individual Agency in the 1930s. American Anthropologist, Vol. 104, Nº 2, pp. 533-543; CORREA, Mariza. 2003. Antropologas e Antropologia. Belo Horizonte, Editora da UFMG.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| Días antes de su fallecimiento Susnik, de puño y letra, escribió sobre sus primeros años en Paraguay: “La vivencia en el Paraguay de aquellos años, era para mí una nueva experiencia a la cual me fue difícil adaptarme. Predominaba en mí cierta tendencia hacia la marginación social”9 y en otra entrevista años antes agregaba: “…tuve que aprender algunos “sustantivos amargos”10. Artículos periodísticos de la época y reseñas sobre su vida que se escribieron luego de su fallecimiento, describen a Susnik como una solitaria mujer, viviendo en un mundo predominantemente masculino, una inmigrante, casi exótica, filóloga, historiadora, antropóloga, profesora universitaria y directora del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero: …en la compañía de los grandes misioneros, políticos y hombres semejantes había también una mujer, y una sola …en el mundo lejano vivía una mujer frágil que había dedicado la mayor parte de su vida a la investigación de los indios sudamericanos. …a Branka Susnik generalmente la trataron como no-mujer o como una persona sin sexo y la dejaron participar también en los ritos prohibidos para los ojos femeninos. Habitualmente los mismos chamanes fueron sus más grandes amigos y sus mejores informantes11.

La misma Susnik se burla del papel que le tocaba representar y se describía frecuentemente en comentarios sobre sus trabajos de campo como la Kuña Kuimba’e, mujer-hombre, alguien que vivía en un mundo masculino y casi como en un juego, representaba el papel que se esperaba de ella. En una fotografía tomada durante su trabajo de campo en 1958 (Ver Foto 5), se ve a Susnik con botas del ejército paraguayo y en compañía de varios oficiales, al dorso de esta fotografía ella escribió: “Capitana de botas en botas y embotada por “cuimbaé-ría12. 9 10 11 12

CHASE SARDI, Miguel. 1996. “El ultimo reportaje II”. Diario Última Hora, Asunción, 15 de julio, p. 11. DEBELJAK, Tine 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”. Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323.Traducción de Irene Mislej. Archivo MEAB. Carpeta Prensa y otros sobre Susnik. PUHAR, Alenka, 1997. “La antropóloga Branka Susnik”. Delo, miércoles, 15 de octubre de 1997, Eslovenia. Traducido por Irene Mislej. Expresión castellano y guaraní, que significa el mundo de los hombres.

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|Marilín Rehnfeldt| Sus colegas la retrataban en general como una mujer “…de carácter fuerte y agresivo, …su expresivo mirar, penetrante”13 llegaron a decir de ella que no podía “hablar sin morder el espíritu del interlocutor”14. El Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero, con su sólida arquitectura de gruesas paredes, altos techos y largos salones repletos de libros, documentos y vitrinas con colecciones arqueológicas, constituyó el hogar de Susnik durante toda su vida: “Vivía en el museo, en un triangulito [en un pequeño cuarto]. Tomaba té todo el día, por lo que sólo contaba con un calentador eléctrico en su habitación. Durante 40 años almorzó en el [Bar] San Roque”15, a unas pocas cuadras del museo. Fumaba constantemente, sus colaboradores opinaban que la pose que le caracterizaba “…era un bolígrafo en la mano con el que escribía incansable y en la otra un cigarrillo, ‘Siempre pensando, escribiendo, distraída’…”16. Por 24 años, desde 1961, fue encargada de la Cátedra de Arqueología Americana y Etnología Paraguaya en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción. Es notable que, a pesar de sus méritos académicos, nunca fuera nombrada profesora titular, en sus archivos personales se pueden leer las comunicaciones anuales de la renovación de contrato que recibía de la Universidad. Branka Susnik fue elegida miembro de la Academia Paraguaya de la Historia recién en el año 1984, tuvo que esperar 33 años, a pesar de su enorme aporte a la etnohistoria de los pueblos indígenas del Paraguay: Mi nombramiento fue un poco imprevisto y mucha gente me ha preguntado cómo es que habiendo trabajado tantos años en etnohistoria esto no haya interesado a la Academia. En realidad habría que preguntárselo a ellos, pero mi opinión es que hasta ahora la historia en este país ha tenido un matiz político… y la visión etnohistórica quedaba un poco desintegrada en este contexto. Ahora pareciera que los miembros de la Academia han pensado 13 14 15 16

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CHASE SARDI, Miguel. 1996. “El ultimo reportaje I”. Diario Última Hora, Asunción, 08 de junio, p. 10. Ídem. Archivo MEAB Carpeta Artículos periodísticos y avisos Fúnebres BS. “La otra face de Susnik”. Suplemento Femenino. Última Hora, 7 de mayo de 1996. Ídem.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| que la historia es más amplia y entonces pueden integrarse mis trabajos17.

Los años formativos en Europa La antropóloga Branislava Jozefina Susnik Prijatelj, nació el 28 de Marzo de 1920 en Medvode, Eslovenia, siendo sus padres José Susnik y su madre Karolina Prijatelj. Cuando se naturalizó paraguaya el 13 de Junio de 1956, adoptó el nombre de Branka Susnik. De su pueblo natal Susnik recuerda: “Procedo de un pequeño pueblo, Eslovenia, de la ex Yugoslavia, que durante siglos luchó por su identidad nacional con sólo dos armas: la vida del ‘trabajo irrenunciable’ y la anímica del ‘canto y la poesía’”18. Susnik vivió la mayor parte de su niñez y adolescencia en las afueras de Ljubljana, Eslovenia, culminó sus estudios de Bachillerato clásico-humanístico en el Colegio Nacional de esa ciudad en 1937 y posteriormente realizó sus estudios universitarios en la Facultad de Filosofía y Letras de Universidad de Ljubljana, recibiendo el doctorado en Pre historia e Historia en 1941. En plena Guerra Mundial viajó a Viena en 1941, estudió en la Universidad de Viena donde recibió el doctorado en Etnohistoria y Lingüística en 1942. El historicismo de la Escuela de Viena, conocido también como difusionismo o escuela histórico-cultural, tuvo gran influencia en su formación teórica19. Entre 1942 y 1943 realizó estudios de postgrado en la Universidad de Roma (Italia) en Historia y Arqueología Sumero-Babilonesa, arqueología romana y cristiana antigua, lenguas y culturas bíblicas. De estos años universitarios Susnik recuerdaba: La segunda Guerra Mundial, su desarrollo y su final, constituyó el principio del cíclico fin de una “civilización cerrada, estatizada y dominante”… 17 18 19

ROSATO, Verónica. 1984. “La Antropología está en crisis. Dra. Branislava Susnik”. Suplemento Mujer. Diario Hoy. Asunción, miércoles, 2 de mayo, p. 7. CHASE SARDI, Miguel. 1996. “El ultimo reportaje II”. Diario Última Hora, Asunción, 15 de julio, p. 10. OLIVEIRA, Jorge Eremites de. 2003. “Los primeros pasos en dirección de una arqueología pantanera: de Max Schmidt y Branka Susnik hacia otras interpretaciones sobre los pueblos indígenas de las tierras bajas del Pantanal”. Suplemento Antropológico, Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Asunción, Vol. XXXVIII, Nº 2, p. 38.

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|Marilín Rehnfeldt| Nadie valía como “persona humana”, sino por su “contribución útil” a una sociedad ideologizada. El destino de profundo cambio conceptual de la vida exigió miles de víctimas humanas con exterminio de grandes comunidades de diferente origen étnico.Yo, personalmente formaba parte de la juventud universitaria… que… no encontraba ejemplos sociohumanistas. …En tiempos de esta trágica crisis europea transcurrió mi formación intelectual… Los estudios universitarios en Roma y en Viena eran heterogéneos, siempre en busca de la respuesta al nuevo concepto del humanismo20.

Se sabe muy poco de la vida de Susnik en Europa a excepción de su formación académica y sus títulos universitarios, sus colaboradores cercanos afirmaban que su venida a América se debió a la persecución política de que fue objeto desde 1943, durante la segunda Guerra Mundial (1939-1945). Parte de su familia fue asesinada y Susnik hecha prisionera y enviada a un campo de concentración en el castillo de Ajdovščina, Eslovenia, allí fue brutalmente torturada y perdió parte de sus dientes, pudo escapar en 1945 pasando por Austria y llegando finalmente a Italia21. En una rara entrevista, pues era muy contraria a brindar entrevistas periodísticas y, menos aun, a hablar de sus años en Europa y de su familia, Susnik comentaba: “Después de la tragedia de los campos de concentración nazis y las prisiones comunistas, logré salvarme y desembarcar en las playas americanas de Buenos Aires. Me obsesionaba la idea de recuperar mi actividad intelectual y seguir buscando ‘el humanismo’”22. Nuestra autora se embarcó en Génova el 26 de Marzo de 1947, formando parte del contingente de la Comunidad de Eslovenos Libres que dejó Europa y llegó a la Argentina el 27 de Abril del mismo año “…solo con sus conocimientos, un gran cúmulo de estudios y títulos y muchas 20 21

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CHASE SARDI, Miguel. 1996. “El ultimo reportaje II”. Diario Última Hora, Asunción, 15 de julio, p. 10. OLIVEIRA, Jorge Eremites de. 2003. “Los primeros pasos en dirección de una arqueología pantanera: de Max Schmidt y Branka Susnik hacia otras interpretaciones sobre los pueblos indígenas de las tierras bajas del Pantanal”. Suplemento Antropológico, Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Asunción, Vol. XXXVIII, Nº 2, p. 30. CHASE SARDI, Miguel. 1996. “El ultimo reportaje II”. Diario Última Hora, Asunción, 15 de julio, p. 10.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| esperanzas de poder trabajar en América”23. Como no hablaba el castellano, comenzó a estudiarlo durante el cruce transatlántico y continuó estudiándolo en Buenos Aires. En la Argentina se reunió con círculos científicos de la Universidad de La Plata y del Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía de Buenos Aires quienes la invitaron a trabajar en el Museo de La Plata, sin embargo, la comunidad eslovena en Buenos Aires y la Iglesia Católica, a través de las Obras Misionales Pontificias, la recomendaron al Obispado de Resistencia, Chaco argentino para trabajar en la zona. En diciembre de 1949, Susnik viajó a la ciudad de Formosa, Chaco argentino, para trabajar en la Misión Laishi, cercana a la ciudad, como misionera laica entre los indígenas Toba. En los archivos del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero se encuentra una carta de presentación del Secretario del Obispado de Resistencia dirigida al P. Antonio Pinos, cura párroco de Laishi: …[la] Srta. Dra. Branka P. (sic) Susnik, de origen yugoeslavo (esloveno), y que se ofrece para trabajar en la acción misional laica, deseando hacerlo dentro de los límites de esa jurisdicción, por haber Congregación de Hermanas yugoeslavas y por tener un especial interés por los idiomas indígenas”24.

En la Misión Laishi Susnik estudió la lengua de los indigenas Toba “…comenzó su revivir intelectual, estudiando la lengua de los Toba, que como manuscrito, lo conservó hasta usarlo en sus trabajos lingüísticos en Paraguay entre los Emok-Tobas, citándolo en 1962 y 1972, como ‘La lengua de los Toba de Laishi (Prov. de Formosa)’”25. Susnik se hospedó en Formosa en la casa de las Hermanas Religiosas Educacionistas Franciscanas de Cristo Rey, quienes eran yugoslavaseslovenas y desde allí realizó sus estudios en la Misión Laishi, fue también a través de esas religiosas que contactó con el Dr. Andrés Barbero de Asunción y se abrió la posibilidad de venir al Paraguay a reordenar las 23 24 25

PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana. (Inédita), p. 4. Archivo MEAB. Carta del Secretario del Obispado de Resistencia, Prudencio Figueiras al P. Antonios Pinos. Resistencia, 24 de diciembre de 1949. PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana. (Inédita), p. 4.

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|Marilín Rehnfeldt| colecciones y documentos dejados por el científico alemán Max Schmidt quien se encontraba ya muy enfermo. Andrés Barbero fue uno de los primeros médicos recibidos en el Paraguay, había logrado su diploma en 1903. Su posición acomodada le permitió dedicarse a la enseñanza, la investigación y las obras filantrópicas. Fue fundador de la Sociedad Científica del Paraguay. Proveyó además fondos para los locales donde funcionan las entidades creadas por él: la Cruz Roja Paraguaya, el Instituto del Cáncer, la Escuela de Enfermería y Obstetricia. Fundó también la Asociación Indigenista del Paraguay, el Instituto Paraguayo de Investigaciones Históricas, de la que surgió posteriormente la Academia Paraguaya de la Historia y el Museo de Historia y Etnografía, hoy Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero.

Foto 3. Dra. Susnik entre los Emok-Toba en Cerrito, Chaco. 1962. Archivo fotográfico MEAB.

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Foto 4. Dra. Susnik con mujeres Emok-Toba en Cerrito, Chaco. 1962. Archivo fotográfico MEAB.

El etnólogo Max Schmidt realizó sus estudios etnológicos en el Museo de Etnología de Berlín donde dirigió la sección de América del Sur. Desde su puesto de Berlín, Schmidt viajaba periódicamente a la zona de Mato Grosso, Brasil, donde realizó varias investigaciones arqueológicas desde 1901 a 1928, llegando finalmente a Asunción en 1931 a colaborar con Andrés Barbero, en ese entonces presidente de la Sociedad Científica del Paraguay26. Barbero le encargó a Schmidt la sistematización de la colección etnográfica existente en el entonces llamado Museo Etnográfico, Histórico y de Ciencias Naturales. En Paraguay, Schmidt concentró sus trabajos de campo en el Chaco, donde recolectó numerosos objetos de cultura material y se dedicó también muchos años a la formación de una 26

OLIVEIRA, Jorge Eremites de. 2003. “Los primeros pasos en dirección de una arqueología pantanera: de Max Schmidt y Branka Susnik hacia otras interpretaciones sobre los pueblos indígenas de las tierras bajas del Pantanal”. Suplemento Antropológico, Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Asunción, Vol. XXXVIII, Nº 2, p. 17.

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|Marilín Rehnfeldt| importante colección de cerámica guaraní27. A inicios de 1950, Schmidt se encontraba ya muy enfermo de lepra y Andrés Barbero invitó a Branka Susnik a radicarse en Paraguay y continuar la obra del científico alemán. La llegada a Paraguay Yo vine al Paraguay al terminar los horrores de la Segunda Guerra Mundial y al comenzar el dominio del comunismo en los países del Este de Europa. En el Paraguay encontré la quietud de la vida sencilla y también la oportunidad de trabajar científicamente, lo que para mí significaba “revivir” intelectualmente. Esto constituye mi gran deuda con el Paraguay28.

Branislava Susnik llegó a Asunción a los 31 años, el 15 de Marzo de 1951, tanto el Dr. Barbero como Max Schmidt habían fallecido con pocos meses de diferencia y las hermanas del filántropo: Josefa y María Barbero contrataron a Susnik para reordenar las colecciones y múltiples documentos que se encontraban abandonados en el Museo y le proveyeron de un sueldo como secretaria del Hospital del Cáncer que era mantenido por ellas. Susnik trabajaba en las mañanas como secretaria del hospital y a la tarde se dedicaba a sus tareas en el Museo; se alojó en un cuarto en la Cruz Roja Paraguaya hasta que se terminase la construcción del edificio del futuro Museo Andrés Barbero. La Asunción de esa época fue descrita por el estudioso norteamericano de Paul H. Lewis: Asunción, la capital, con una población mayor a 200.000, era indudablemente la ciudad mayor. Aún así, el ritmo de vida allí era comparable al de un puesto de avanzada tropical y somnoliento. Asentada sobre siete colinas y dando la vista a un puerto en el costado Este, surcada por finas y sombrías calles con árboles de naranja. Sus edificios de estilo colonial eran bajos y pintados con colores brillantes, con callados patios interiores29. 27 28 29

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MALINOWSKI, Izabel, 2008. “Antropología Paraguaya”. Suplemento Antropológico, Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Asunción, Vol. XLIII, No. 2, p. 56. PEÑA GILL, Julio Eduardo. 1990. “Branka Susnik. Paraguayos Honorarios”. Revista El Diario, Asunción, 20 de mayo, p. 5. Paul H. Lewis citado en MORÍNIGO, José Nicolás y Roberto Luis Céspedes. 1984. “El proceso de urbani-

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| El apoyo financiero de las hermanas Barbero le dio a Susnik la posibilidad de vivir y trabajar en circunstancias difíciles y también guardar cierta distancia del régimen político que imperaba en Paraguay. Las hermanas Josefa y María Barbero eran docentes en la Escuela Normal en Asunción, al fallecer su hermano, crearon la Fundación La Piedad que, bajo su dirección, siguió financiando y auspiciando las numerosas instituciones fundadas por él. Desde mi llegada a Asunción pude ir “recuperándome” anímicamente, debido a la confianza que me manifestaron las hermanas Josefa y María Barbero, con poco apoyo material, pero creyendo en mi capacidad. Cuando, en el año 1952 terminó de construirse el nuevo edificio del Museo “Andrés Barbero”, y pudieron salvarse las colecciones etnográficas del depósito, abandonadas después de la muerte del Prof. Dr. Max Schmidt, las hermanas Barbero me encargaron la dirección y reorganización científica del Museo. Así pude iniciar mi primera investigación de campo30.

María y Josefa Barbero y el Dr. Guillermo Tell Bertoni, presidente de la Sociedad Científica del Paraguay de entonces, fueron los primeros amigos de Susnik en Asunción. Bertoni fue quien realizó los contactos institucionales para facilitarle su trabajo de campo en el interior del Paraguay y quien consiguió los fondos para solventar sus expediciones recurriendo tanto a la Sociedad Científica como a diversos Ministerios y dependencias estatales y al Ejército Paraguayo para que proveyera de salvoconductos y protección para el trabajo en el interior del país.

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zación en el Paraguay: de la quietud al dinamismo (1870 - 1982)”. En Ciudad y vivienda en el Paraguay. Asunción, Sociedad de Análisis, Estudios, y Proyectos. p. 227. CHASE SARDI, Miguel. 1996. “El ultimo reportaje II”. Diario Última Hora, Asunción, 15 de julio, pp. 10-11.

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|Marilín Rehnfeldt|

Foto 5. Dra. Susnik con un grupo de militares paraguayos, durante su trabajo de campo entre los Chiripá-Guaraníes. 1958. Dice al dorso de la foto: “Capitana de botas en botas y embotadas por “cuimbaé-ría”. 2 de octubre, 1969. Archivo fotográfico MEAB.

En 1950 el Paraguay tenía 1.500.000 habitantes y era un país pobre, carente de infraestructura y dependiente de una economía agraria de niveles de subsistencia. Unos 1.500 propietarios eran los dueños del 85 por ciento de las tierras cultivables. La única ciudad que tenía condiciones de ser llamada tal, era Asunción y conste que la capital del país ni siquiera tenía el servicio de agua corriente. En aquel tiempo los viajes al interior eran toda una aventura, el viaje por vía terrestre hacia el este del país terminaba a unos 100 kilómetros de la capital, mas allá solo estaba la selva31. Toda la segunda mitad del siglo XX fue dominada por la dictadura del General Alfredo Stroessner, su asunción en 1954, se produjo en momentos en que el país estaba sumido en una profunda anarquía y aun se sufrían las consecuencias de una trágica guerra civil ocurrida en 1947. Stroessner inició un largo periodo de gobierno autoritario que duró 35 años y terminó por arrasar con todo atisbo de pensamiento crítico o actividad contestataria. 31

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FARINA, Bernardo y Alfredo Boccia Paz. 2010. El Paraguay bajo el Stronismo 1954-1989. Asunción, El Lector, ABC color.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| La mayor parte de la dirigencia intelectual y política del país estaba en el exilio y los que permanecían en el país hacían todo el intento de permanecer invisibles. Milicianos del partido de gobierno patrullaban las calles de Asunción a la noche, deteniendo a todo transeúnte que no estuviera muñido de la afiliación partidaria. Más de doscientas mil personas, entre las cuales se encontraban destacados profesionales e intelectuales fueron al exilio y la Ley de Prensa consagraba la censura previa32. El Paraguay de la segunda mitad del siglo XX era también un Paraguay de varones, “…un país visto a través de los ojos, necesidades y aspiraciones de los hombres”33. Las actividades de beneficencia y el magisterio eran los únicos espacios públicos destinados a las mujeres, ambas actividades eran vistas como una continuidad de la esfera doméstica, un espacio donde vivenciar los valores y atributos propios de la mujer: “caritativas, abnegadas, sacrificadas, compañeras, fundadora, atenta a las necesidades de los más pobres”34. La pintura y la narrativa fueron también lugares de refugio para algunas mujeres que se atrevieron a elaborar “discursos de resistencia al régimen” al decir de Barreto: En estos estrechos márgenes se movieron las voluntades de entonces: algunas intentaron reformar algunas cosas en el prácticamente nulo espacio de libertad; otras, pagaron con sus vidas intentar un cambio radical; otras se resignaron y otras enmudecieron víctimas del miedo35.

Esta es la sociedad con la que se encontró Branka Susnik al llegar al Paraguay con “sólo sus conocimientos, un gran cúmulo de estudios y títulos y muchas esperanzas de poder trabajar en América”36. 32 33 34 35 36

BOSIO, Beatriz González de. 2008. Periodismo Escrito Paraguayo. 1845-2001. De la afición a la profesión. Asunción. Centro de Publicaciones de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción., p. 211. BARRETO, Ana. 2011. Mujeres que hicieron historia en el Paraguay. Asunción. Servilibro, p. 17. José Rodríguez-Alcalá citado por BARRETO, Ana. 2011. Mujeres que hicieron historia en el Paraguay. Asunción. Servilibro, p. 122. BARRETO, Ana. 2011. Mujeres que hicieron historia en el Paraguay. Asunción. Servilibro, p. 262. PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana. (Inédita). p. 3.

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|Marilín Rehnfeldt| Los sustantivos amargos, la relación con los intelectuales en Paraguay En sus primeros años Susnik tuvo que enfrentar la indiferencia e inclusive la abierta oposición de la élite intelectual hacia su labor en el país. En esos años el interés de los intelectuales por la antropología, estaba vinculado principalmente al estudio de lo que se denominaba “la raza y la lengua guaraní” como fundamento de la cultura nacional paraguaya. El Ateneo Paraguayo y la Academia de la Lengua y Cultura Guaraní, por ejemplo, eran instituciones que congregaban a hombres de letras y autodidactas interesados en la construcción y fortalecimiento de una identidad paraguaya bilingüe y mestiza con un fuerte sentimiento nacionalista que también era apoyado por el naciente régimen militar. La presencia de Susnik, una joven extranjera con todos sus títulos académicos, fue vista por algunos como una amenaza y como una intromisión. El paraguayo, decía Susnik “…se siente ‘realizado’ dentro de su comunidad nacional, pero se encierra recelosamente en su ‘unicidad’ cultural frente al mundo extraño37. Cuando Susnik recordaba sus primeros años en Paraguay resaltaba el poco apoyo recibido por parte de la élite intelectual y también de las instituciones oficiales. Solo cuando en 1955 pasó ser miembro de la Sociedad Científica del Paraguay, se le abrieron las puertas para realizar sus investigaciones de campo más ambiciosas: Los primeros tiempos en Paraguay tuve que aprender algunos “sustantivos amargos”…y no tuve el tiempo necesario para asimilar otros “adjetivos sociales”. Empecé con los verbos, es decir con el trabajo mismo de relacionarme con los indígenas. Los comienzos fueron más bien de tipo privado, ya que ninguna institución oficial se interesaba realmente por el tema. La razón de mi perseverancia, a pesar del desinterés y hasta, a veces, la oposición del entorno paraguayo reside en mi rebeldía innata ante todo lo que “debemos” y “no debemos” hacer…Todo mejoró cuando me eligieron miembro de la Comisión de la Sociedad Científica del Paraguay…Desde entonces mi labor 37

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PEÑA GILL, Julio Eduardo. 1990. “Branka Susnik. Paraguayos Honorarios”. Revista El Diario, Asunción, 20 de mayo, p. 5.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| científica se hizo más fácil38.

La Sociedad Científica del Paraguay entidad asociada al Museo Andrés Barbero y financiada también por la Fundación La Piedad, fue la primera institución paraguaya que le brindó a Susnik la posibilidad de realizar trabajos de campo prolongados en el interior del Paraguay. El entonces presidente de la misma, el Dr. Guillermo Tell Bertoni fue su mentor y protector. Bertoni procedía de una reconocida familia paraguaya de intelectuales y científicos, botánico y abogado recibió también el diploma de agrónomo, llegando a ser ministro de agricultura en 1936. Fue catedrático de geografía, estudioso de la lengua guaraní, miembro fundador y presidente vitalicio de la Academia de la Lengua y Cultura Guaraní. Publicó varios trabajos de Geografía, Economía y Lingüística. Bertoni utilizó sus contactos en las instancias gubernamentales para conseguir los necesarios permisos, salvoconductos y sobre todo, la venia del régimen stronista para que Susnik pudiera trabajar en el interior del país. El Chaco era territorio militar y necesariamente debía conseguir el permiso del Ejército para cualquier viaje a la zona. Las “Misiones de Estudio” Incansable investigadora, Susnik se destacó principalmente por sus largos años de investigación sobre el terreno. Sus investigaciones eran planificadas minuciosamente, antes de cada viaje de estudios presentaba un detallado plan, con objetivos, formas de recolección de datos, duración del trabajo de campo, resultados esperados y presupuesto. En el abordaje de sus trabajos de campo, hemos decidido centrarnos en los primeros años (1956-1960) porque son los que, de acuerdo a los archivos que hemos analizado, más claramente muestran la manera en que Susnik realizaba sus investigaciones. Las Misiones de estudio duraban entre cuatro a seis meses, eran realizadas con el apoyo económico de la Fundación La Piedad de las Hermanas María y Josefa Barbero, el auspicio de la Sociedad Científica del Paraguay y del Ministerio de Defensa Nacional. 38

DEBELJAK, Tine 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”. Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción de Irene Mislej.

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|Marilín Rehnfeldt| A pesar del apoyo logístico brindado por los militares a su trabajo de campo, no hemos encontrado ningún informe de interferencias de los mismos en el trabajo de campo, en general los comentarios de Susnik sobre los militares tienen que ver con su poco conocimiento de terreno o su negativa de adentrarse en zonas inhóspitas. Esta fuerte presencia militar va disminuyendo para ser reemplazada por los misioneros tanto católicos como protestantes con quienes Susnik buscó y mantuvo un buen relacionamiento. La lista de las Misiones de Estudio de Branka Susnik, se incluye en su currículum vitae que transcribimos a continuación: 1. Investigación etnolingüística entre los Makás de la Colonia “B. de las Casas”, 1951-1952. Bajo los auspicios de la Asociación Indigenista del Paraguay. 2. Investigación etnolingüística de los Chulupíes Pilcomayenses, 1952. Con autorización de Ministerio de Defensa Nacional. 3. Investigación etnolingüística entre los Eenthlit-Lengua del Chaco Central, 1953-1954, con autorización del Ministerio de Defensa Nacional. 4. Expedición científica al Chaco Boreal (Chamacoco-Moro), 1956. Bajo los auspicios de la Sociedad Científica del Paraguay y de la Fundación La Piedad. 5. Exploración arqueológica del Alto Paraguay. Pto. 14 de Mayo, otros, 1956. Bajo los auspicios de la Sociedad Científica del Paraguay y de la Fundación La Piedad. 6. Misión de estudios entre Chiripá-Guaraníes, 1958. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad. 7. Misión de estudios a los Aché-Guayakíes. Arroyo Morotí, S. Juan Nepomuceno, 1960. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad. 8. Estudio etnolingüístico entre los Sanapaná del Chaco, 1962. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad. Auspicios de la Facultad de Filosofía- UNA. 9. Misión de estudios de los Emok-Toba, 1962. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad. 10. Misión de estudios a los Ayoreos-Moros. Fortín Batista, 1963. Tarea del 188

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| Museo y la Fundación La Piedad. Auspicios de la Facultad de FilosofíaUNA. 11. Exploraciones arqueológicas del área de Paraguarí y Altos (Guaraní), 1965-1968. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad. 12. Exploración Arqueológica en Riacho Alegre. Cerámica Guana-Mbayá. Alto Paraguay-Chaco, 1966. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad. 13. Misión de estudios de la aculturación de los Chamacocos del Alto Paraguay. Bahía Negra, 1968/69. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad. 14. Revisión de los hallazgos arqueológicos de la Zona de Hohenau, 1970. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad. 15. Misión etnolingüística entre los Eenthlit-Lengua-Maskoy de la Misión Anglicana Maktlawaiya, 1976. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad. 16. Exploración Arqueológica en Pto. 14 de Mayo-Alto Paraguay, 1990. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad. 17. Viaje de recolección de material arqueológico guaraní en la zona del río Jejuí-San Pedro de Ycuamandiyú, 1992. Tarea del Museo y de la Fundación La Piedad39.

La Expedición al Chaco Boreal. 1956 En 1956, a pocos años de llegar al Paraguay, Branka Susnik presentaba su propuesta de realizar una Expedición de Estudios al Norte del Chaco Boreal ante los miembros del Rotary Club, auspiciada por la Sociedad Científica del Paraguay y proponía explorar una amplia franja a ambos lados de la actual frontera paraguayo-boliviana para el “reconocimiento de las tribus sobrevivientes de la familia de Zamucos que desde tiempos prehistóricos eran dueños de esas tierras”40. En su presentación, nuestra autora hizo una larga exposición sobre la 39 40

Archivo MEAB. Currículum Vitae. Prof. Dra. Branislava Susnik, pp. 3-4. Archivo MEAB. Carpetas Inéditos. Conferencia sobre la Expedición al extremo norte del Chaco Boreal, dictada a miembros del Rotary Club. 1956, p. 3.

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|Marilín Rehnfeldt| etnohistoria de los pueblos indígenas del Chaco Norte, su relación con las Misiones de Chiquitos, las migraciones y desplazamientos de diferentes etnias, los enfrentamientos con las poblaciones paraguayas y bolivianas y los recientes descubrimientos de signos tallados en los árboles que los militares de la zona habían fotografiado: Los signos aparentan algunas semejanzas con decoraciones Mojo-Arawak, pero no tengo ningún dato sobre si estos signos eran recientes o no, informaciones de los militares dicen que al tratar de poner allí la línea telefónica no pudo concretarse en la razón que esta banda… corta todo alambre y se lo llevan, parece que apetecen de igual manera cualquier objeto de hierro o de simple lata41.

El objetivo de su investigación etnográfica, según Susnik, estaba centrado en el estudio de las relaciones entre los distintos pueblos Zamuco y la organización social totémica de los Chamacocos: Se supone que existen 14 totemes entre los Chamacocos, llevando nombres de animales: tortuga, tigre etc. con la interdicción implícita de no comer carne o usar piel de estos animales y de formar los matrimonios de acuerdo de la concordancia entre los totemes representativos Ahora bien el régimen de estas representaciones matrimoniales es casi completamente desconocidas, pero es suponer que algunos se excluyen... La organización social totémica no es muy frecuente en Sudamérica y los Chamacocos nos ofrecen un raro ejemplo de fusiones prohibidas42.

Luego de estas consideraciones, Susnik solicitó apoyo para viajar por seis meses, al norte del Chaco, a la localidad de Puerto Guaraní, sobre el Río Paraguay, pues tenía noticias que allí, el explorador Guido Boggiani había tomado contacto con los Zamuco unos 50 años atrás y Hebert Baldus los había visitado por espacio de dos semanas en 1924: El estudio de estas tribus ofrece un amplio campo de trabajo, la dificultad existirá en poder tomar contacto con ellos. Bueno, un poco de buena suerte 41 42

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Ibídem, p. 5. Ibídem, pp. 8-9.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| también el investigador necesita, por más que plantee antes todas las posibilidades científicamente. Lo poco que hasta ahora sabemos no puede decirnos nada sobre su cultura real y menos permitir estudiarlos en un marco de comparación43.

Susnik, con su particular sentido del humor, termina su exposición diciendo: “Bueno creo que solo me falta comenzar a trabajar y tratar que de acá a un año podré hablar de los resultados de la Expedición, siempre, se entiende, que vuelvo viva y no como Pora”44 (Pora es una palabra guaraní que significa fantasma). Planificar esta primera larga expedición llevó varios meses de arduo trabajo y numerosos inconvenientes, se necesitaba conseguir la autorización del Ejército paraguayo, conseguir apoyo financiero básico para una expedición de 6 meses, para compra de víveres, carpas, medicamentos, obtención de armas y municiones del ejército y sobre todo conseguir que la Fundación La Piedad accediese a comprar elementos básicos para la investigación como una grabadora y una cámara fotográfica45. En los Archivos del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero se encuentran numerosas carpetas con cartas de solicitud de apoyo a diversos Ministerios, solicitudes de salvoconductos, peticiones a la Intendencia del Ejército para que proveyese del apoyo logístico necesario, a la Sociedad Científica para concretar el apoyo económico, etc. Las cartas están escritas por el Presidente de la Sociedad Científica del Paraguay, Guillermo Tell Bertoni que patrocinaba el trabajo de Susnik, pero las respuestas que recibía eran, la mayoría de las veces, negativas o poco esperanzadoras. En esos tiempos de férrea dictadura estronista, era indispensable conseguir el permiso y apoyo del régimen para cualquier actividad, inclusive, o quizás deberíamos decir sobre todo, las científicas. Guillermo T. Bertoni empleó todas sus dotes diplomáticas para convencer a los militares de las bondades de la expedición y la capacidad científica de Susnik: 43 44 45

Ibídem, p. 7. Ibídem, p. 11. Archivo MEAB. Ver Carpeta Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Andrés Barbero.

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|Marilín Rehnfeldt| …realizará en breve, bajo el patrocinio de la Sociedad Científica del Paraguay, una expedición científica en el extremo Norte del Chaco Boreal paraguayo…Siendo el propósito central de la exploración buscar tomar contacto amigable con las parcialidades indígenas bárbaras de esas regiones46.

Tanto Bertoni como Susnik insistían en la necesidad de emprender la expedición en la brevedad posible, antes de la llegada de la época seca del verano. Al Director de Intendencia del Ejército se solicitó la provisión de los siguientes elementos: 540 raciones de víveres 5 bolsas para agua 5 bolsas para ropa 3 mosquiteros de lienzo 3 pares de zapatones 3 pierneras cuero o lona 3 monturas completas y seis frazadas que serán entregadas en préstamo con cargo de devolución47.

Finalmente, luego de meses de negociaciones, el 24 de julio de 1956, el Jefe del Gran Cuartel General del Ejército paraguayo, el entonces temible Teniente Coronel Carmelo Piñeiro Zarza, otorgó a Susnik el permiso para realizar una “Expedición Científica” y viajar: Por vía fluvial por Puerto Guaraní a Pto. Bahía Negra, luego se internarán por el Chaco Paraguayo tocando Ingavi, Cerro San Miguel y otros puntos del Interior del Chaco. Le acompañan (3) soldados.Tiene permiso para portar armas expedido por el Ministerio del Interior48.

Se esperaba que Susnik viajase acompañada además de un sacerdote, el Padre Pedro Dotto y un naturalista italiano Dr. Lucio Tarsia, sin embargo viajó sola por barco al Alto Paraguay el 5 de septiembre de 1956. Sus 46

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Archivo MEAB. Carpeta Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Carta del Presidente de la Sociedad Científica del Paraguay Guillermo Tell Bertoni al Rvdo. Dr. Luis Punzolo, Nuncio Apostólico. Asunción, 21 de junio de 1956. Archivo MEAB. Nota del presidente de la Sociedad Científica del Paraguay, Guillermo Tell Bertoni al Director del Servicio de Intendencia del Ejército Gral. DIM D. Pablo L. Ávila. Asunción, 18 de agosto de 1956. Archivo MEAB. Salvo-conducto Militar N° 6. 24 de julio de 1956.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| acompañantes se reunieron con ella luego de unas semanas y a los tres meses, en noviembre de 1956, Susnik escribió a Bertoni una carta sobre el estado de la expedición: Los animales de transporte son el problema más difícil de la expedición y el más indispensable y todas las promesas del Ministerio en Asunción resultaron lindas palabras, por lo que ruego comunicarse en Asunción con el Comandante de la Armada para que ordene proveernos por lo menos unos animales… tiene que ser una orden en otro caso acá en el Norte cada vaquero es una autoridad49.

Susnik se quejaba de que los militares querían dirigir su expedición y determinar los caminos a seguir y del desconocimiento que la mayoría de los soldados tenían del interior del Chaco: …la expedición fracasará porque el conocimiento de aguadas es vital para nuestra vida. Pero hay que inculcar a esta gente que nosotros debemos penetrar por Bahía Negra adentro hasta el Fortín Madrejón… Resulta que los militares siempre buscan los caminos más fáciles ya que no entienden porque nosotros queremos seguir una ruta determinada50.

En cuanto a la provisión de alimentos decía Susnik “cualquier cosa que envíen es deseada, especialmente grasa de chanco y té”51. Unos años después, hablaba sobre su relacionamiento con los indígenas en Bahía Negra: Durante bastante tiempo, los indígenas Chamacoco me demostraron tanto afecto que me parecía hasta impropio. Su cultura totémica es muy severa. Finalmente me explicaron que me iban a unir al grupo totémico de los osos. Me sorprendí y me resultó extraño que hubiera sido mi antepasado totémico justamente el oso. Después me dijeron que el oso siempre respeta las escupidas y que habían observado que yo también respetaba sus escupidas. 49

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Archivo MEAB. Carpeta Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Informe sobre la expedición al Chaco boreal, adjunto de la carta del presidente de la Sociedad Científica del Paraguay, Guillermo Tell Bertoni al Ministro de Defensa Marcial Samaniego. 15 de noviembre de 1956. Ídem. Ídem.

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|Marilín Rehnfeldt| Ya lo creo que las respeto, tengo miedo de la enfermedad, mucho de los indígenas son tuberculosos. Para los indígenas las escupidas es algo sagrado; con escupidas, que son la expresión y el contenido de los seres vivos, se creó la naturaleza… La vida primitiva se realiza en comunidad, pero el ser es individual. Pienso que se trata de una característica muy humana, ayer como hoy o mañana52. Los indígenas del Chaco… con su típico comportamiento melancólico en la vida cotidiana, en tiempo de ceremonias sagradas en torno a la luna nueva compiten frenéticamente para saber quien aguantará el esfuerzo de toda una noche de rítmico movimiento del cuerpo, y quien lo logra es verdaderamente un “hombre”. Y llevará este título hasta que al tiempo de otra luna nueva no aparezca otro, “más hombre” que él. El vencedor de estas ceremonias conjuntas siente y vive su propio “yo” en medio de un “nosotros, los que somos”. …Estuve entre los Tomarxas, en tiempo de una gran sequía, cuando los alimentos escaseaban y abundaban el hambre y las migraciones… los indígenas Ebitoso me permitieron ingresar en la casa masculina de iniciación, situada en el bosque, a unos 3 kilómetros de la aldea. En esta casa había 8 jóvenes de unos 14 años de edad en compañía de algunos mayores. Vivían alejados de la aldea por algo así como medio año y, junto a los mayores se iniciaban en los misterios de la tribu, en las costumbres prácticas y en la vida sexual en un periodo de cierto “ayuno”, ya que comen solamente alimentos vegetales53.

Nuestra autora tomaba notas en pequeñas libretas de campo que se conservan en el Museo Andrés Barbero, donde escribía los datos etnográficos que iba recolectando.Tenía además consigo una grabadora de bolsillo de marca Minifon, con hilos de metal con la que grabó los mitos Chamacoco y una máquina fotográfica Réflex con la que produjo una colección de fotografías sobre ceremonias Zamuco para la colección del Museo. Durante la expedición, Susnik se enteró que un niño indígena había sido capturado por los militares y realizó gestiones para que este niño sea 52 53

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DEBELJAK, Tine 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”. Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. Archivo MEAB. Susnik, B. 1959. “El Primitivo como Hombre”. Conferencia inédita. Traducción I. Mislej.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| entregado en custodia provisional a los Misioneros Salesianos, sin ningún resultado positivo. Escribió entonces una carta a la Sociedad Científica del Paraguay solicitando que se realizasen gestiones para lograr la liberación del niño: Para un antropólogo serio, el indio es un miembro de una comunidad definida, viva, real y todas las culturas, por más primitivas que sean, tienen su personalidad cultural, mental y humana. Cada antropólogo es al mismo tiempo un sincero indigenista, que, quizás use pocas palabras altisonantes y vacías, pero habla con hechos y esfuerzos de estudio…Me siento realmente consternada ante el hecho de tener que luchar ante tanta indiferencia…54.

La sequía de fines de diciembre y la negativa de los militares de proveerle caballos para adentrarse al interior del Chaco, hizo que Susnik volviese a Asunción después de las fiestas de Año Nuevo y Navidad. El 10 de enero de 1957 escribió al Ministro de Defensa un informe sobre lo recolectado en esta primera etapa de la expedición: 1. Colección etnográfica de la cultura Chamacoco (209 objetos). 2. Colección arqueológica de la cerámica y material lítico Mbayá Cavideo (sic) (368 fragmentos). 3. Colección de grabaciones de leyendas y mitos chamacoco siendo previamente efectuada la copia de la respectiva cinta. (54 grabaciones) 4. Colección de fotografías especialmente la fotodocumentacion de las ceremonias religiosas (300f.). 5. Respecto al material de estudio (etnográfico y lingüístico) hará a su tiempo un informe general de las investigaciones concretas55.

Al regresar a Asunción, Susnik presentó también una detallada rendición de cuentas de los fondos que había recibido de la Fundación La Piedad y del Ministerio de Defensa, algunos de los gastos eran: 5 ampollas de suero antiofídico, un farol, aceite para carpa, 6 blocs de papel carta, pasaje 54 55

Archivo MEAB. Carpeta Sociedad Científica. Duplicados de correspondencia expedida. Carta de la Dra. B. Susnik al presidente de la Sociedad Científica del Paraguay Guillermo Tell Bertoni. Sin fecha. Archivo MEAB. Carpeta Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Carta de la Dra. B. Susnik al Ministro de Defensa Nacional, Gral. Marcial Samaniego. Asunción, 10 de enero de 1957.

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|Marilín Rehnfeldt| en barco, 5 kilos de azúcar, 4 paquetes de fideos, 10 atados de cigarrillos Póker, 1 lata de aceite de oliva, 2 turrones y 2 panes de navidad, 1 tarro de grasa y un paquete de Quaker. Detalló además, todos los gastos incurridos en la impresión de los resultados de la investigación, tinta, esténcil, cartulina, sueldo del auxiliar, etc. Como resultado de este trabajo de campo, Susnik publicó en 1957 sus Estudios Chamacoco. Estructura Social. Vol. I y Estudios Chamacoco Mitología Vol. II, así como la Gramática de la lengua Ebitoso-Chamacoco. Misión de Estudios entre Chiripá-Guaraníes, 1958 y entre los Guayakí, 1960 En una carta dirigida a la Sociedad Científica del Paraguay, el 9 de diciembre de 1957, Susnik informaba sobre una segunda Misión de Estudios al área guaranítica (Norte del Río Monday) especificando que participaría también de la misma el etnógrafo paraguayo Sr. León Cadogan, quien en esa época era además Curador de Indios. Susnik explicaba que había entrado en contacto con el cacique guaraní Pablo Vera quien, según decía, está dispuesto de servir de guía por 4 meses a base de un sueldo fijo. En la carta solicitaba la intercesión de Guillermo T. Bertoni ante la Fundación La Piedad para que la misma patrocinase esta Misión de Estudio56. Adjuntó a la carta, un detallado Plan de Trabajo del cual extractamos algunos párrafos: II. Fines: 1. Formar colecciones para el Museo: a) colección etnográfica (guaraní). b) colección de cerámica alto paranaense. c) colección de grabaciones de antiguas tradiciones míticas y cantos rituales. d) colección fotográfica (aspecto cultural guaraní, danzas y fiestas ceremoniales; aspecto paranense general; aspecto social de los yerbales). 56

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Archivo MEAB. Carpeta Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Carta de B. Susnik al Presidente de la Sociedad Científica del Paraguay, Guillermo Tell Bertoni. Asunción, 9 de diciembre de 1957.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| e) filmación de algunas ceremonias sobrevivientes de los Guaraní (fiesta de la madurez de frutos, fiesta de maíz, etc. Esta colección está sujeta a la posibilidad de obtener dicha máquina. f) colección de las plantas más importantes en la tradición de los Chiripá, Pañ y Guayaná, con su respectivo material legendario. 2. Investigaciones etnográficas: a) estado actual de las parcialidades guaraní sobrevivientes en la zona al Norte del Rio Mondai (Chiripá, Pañ, Ñandeva); el grupo guaranizado de los Guayaná (cerca de Pirapita). b) tradiciones mitológicas (versión masculina y femenina), con las posibles grabaciones de los mitos principales. c) aspecto socio-cultural de las mencionadas parcialidades. d) danzas y cantos rituales (grabación y fotodocumentación) con los respectivos adornos rituales. e) estudio del sincretismo de las antiguas creencias y del cristianismo (tradición jesuítica). f) diferenciaciones dialectal del habla guaraní en dichas parcialidades. g) leyendas sobre ríos, riachos, cuevas y piedras (complejo de la formación del mundo). h) complejo vegetal (legendario, mítico y medicinal). i) reminiscencias etnohistóricas57.

Susnik se propuso viajar a lo largo del río Paraná desde el sur en Capitán Meza- Hernandarias, siguiendo la franja costeña, pasando por el Norte del río Monday, Saltos del Guairá hasta llegar al norte al río Apa, según las posibilidades de transporte y adentrarse al interior a visitar el hábitat de los Chiripá llegando a sus “tapui” (aldea). El Plan de Trabajo presentado tenía una duración cuatro meses. Respecto al material que resultase de la investigación, tanto Susnik como Cadogan se comprometieron a publicar las primeras relaciones en el Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Andrés Barbero, sin que esto impidiese publicaciones extensas en otras revistas científicas. 57

Archivo MEAB. Plan de la Misión de Estudio al Alto Paraná (Área Guarani- Paranense).

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|Marilín Rehnfeldt| Susnik solicitó le sean proveídos como instrumentos de trabajo, entre otras cosas, cintas alámbricas y baterías para el aparato grabador (suficiente para 50 horas de grabación), películas para la máquina fotográfica, dinero para alquiler de caballos y una máquina filmadora con cinta de segunda mano, cuyo costo era de 6.000 guaraníes, que nunca fue adquirida pues la Sociedad Científica consideraba que era un costo muy elevado. Como obsequios para pago a los indígenas solicitó la compra de telas, hachas, machetes, hilos, agujas, adornos, cintas, etc58. La Sociedad Científica del Paraguay aprobó su expedición y comenzó de nuevo el ritual de cartas a las autoridades nacionales solicitando salvoconducto, apoyo logístico y sobre todo, protección porque era la época de la gran represión a los movimientos guerrilleros. El 5 de septiembre de 1958, Guillermo Tell Bertoni escribía al Jefe de Gendarmerías Rurales del Ministerio del Interior solicitando protección para la investigadora: La Dra. Susnik, directora de esta misión, viaja sola y con muy limitados recursos en lugares apartados que no ofrecen seguridad para personas de su condición, por cuanto tememos la seguridad de que con la elevación y amplitud de espíritu que le caracteriza querrá Ud. acoger favorablemente este pedido59.

Años después, Susnik describió sus impresiones sobre esta Misión enfatizando las dificultades de vivir en la selva paraguaya: …el sudor y los mosquitos, una gran cantidad de insectos, la malaria, la leishmaniosis y la infaltable mandioca paraguaya y guaraní como pan cotidiano. Una naturaleza muerta moderna, los ojos inexpresivos de los mestizos paraguayos y los extraños triángulos oculares de los indígenas… se oye la voz del pájaro que anuncia desgracia, el silbido de los demonios del bosque, la voz del zorro que busca las almas “débiles” de los enfermos, el zumbido de los insectos que buscan su hogar en los huesos humanos. …los mestizos paraguayos se preparan el aguardiente, una hora más tarde se 58 59

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Ídem. Archivo MEAB. Carpeta Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Carta del Presidente de la Sociedad Científica del Paraguay, Guillermo Tell Bertoni al Jefe de las Gendarmerías rurales Mayor Leandro González. Asunción, 5 de septiembre de 1958.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| oye por todo el bosque “che kuimbaé”, soy hombre, y te voy a demostrar que soy mejor y más hombre que tú y comienza el rito de los cuchillos, para demostrar su “humanidad”; la gran rebeldía del hombre frente a la igualdad, que quiere demostrar su yo, si bien en forma cruel y dionisiaca. Los indígenas guaraníes también se preparan bebidas fermentadas con miel silvestre y empiezan su danza sagrada, cuyo rítmico movimiento se parece a un doble triángulo, de tiempo en tiempo el chamán principal, el dueño de la magia, pronuncia extáticamente la palabra: hombre, gente, ellos también se rebelan ante la terrible igualdad. Cuando los indígenas guaraníes hablan de su comunidad usan el pronombre “nosotros”, “exclusivamente nosotros”, lo cual excluye a todo aquel que no pertenece a la categoría “hermano y cuñado”. Estos indígenas conocen otro pronombre para “nosotros todos” (ñandé), donde están incluidos todos los parientes y habitantes de la aldea. Los guaraníes dicen que entre los “ñande” “alguien tiene siempre el rostro en otra dirección”, es decir que existe una contrariedad, solamente los “hermano y cuñado”, es decir “oré” tienen siempre el rostro en una misma dirección60.

Foto 6. Dra. Susnik con un grupo de mujeres guaraní comiendo batata, durante su trabajo de campo entre los Chiripá-Guaraníes. 1958. Archivo fotográfico MEAB. 60

Archivo MEAB. Susnik, B. 1959. “El Primitivo como Hombre”. Conferencia inédita. Traducción I. Mislej.

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|Marilín Rehnfeldt| De esta Misión Chiripá, Susnik publicó solo un catálogo de objetos recogidos entre los Guayakí y los Chiripá. Durante la Misión surgieron problemas personales con León Cadogan sobre diferencias en la interpretación de datos y sobre todo, en el relacionamiento con los indígenas.

Foto 7. Dra. Susnik sosteniendo un takuapu, durante su trabajo de campo entre los Chiripá-Guaraníes. 1958. Archivo fotográfico MEAB.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| Unos pocos meses después, Susnik visitó un campamento de indígenas Ache que habían sido sacados a la fuerza de la selva y vivían en condiciones de esclavitud, trabajando para sus patrones en la localidad de San Juan Nepomuceno. En los años 1950 y 60 los Ache eran capturados en el monte y entregados como peones de estancia en un régimen de esclavitud, los niños eran arrancados de sus madres para ser vendidos como criados. La tragedia de este pueblo tuvo una gran repercusión internacional hasta que el 1 de marzo de 1974, la Liga Internacional de Derechos Humanos acusó formalmente, ante las Naciones Unidas, al gobierno del Paraguay con cargos de genocidio, esclavitud y tortura de la población indígena Ache.

Foto 8. Dra. Susnik entrevistando a un Ache, durante su trabajo de campo entre los Ache-Guayakí. Tavaí. 1960. Archivo fotográfico MEAB.

Susnik escribió algunos apuntes sobre su modo de trabajo entre los indígenas Ache, utilizando todavía el peyorativo nombre de Guayakíes, que significa “comedores de ratones” como se los denominaba entonces: “[Entrevistaba] a 3 Guayakíes diariamente cada uno con turno de 4 Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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|Marilín Rehnfeldt| horas… se abonaba al patrón del Guayakí la suma de Grs. [guaraníes] 100.-- por cada turno de 4 horas, y al indígena Grs. 50.--, además de regalos en vestimenta”61. De las sumas abonadas Susnik guardaba todos los comprobantes y los entregaba a la Sociedad Científica del Paraguay una vez concluida la Misión. Bajo la mirada atenta de los patrones, Susnik se entrevistaba con los hombres Ache y lamentaba que no pudiera comunicarse con ninguna mujer porque, entre otras razones, solían ser escondidas por sus dueños. Los hombres Ache, sin embargo: …se mostraron comunicativos, adquirida una vez la confianza necesaria; poseen una intuición extraordinaria;…relatan con espontaneidad y detalles sorprendentes todo lo concomitante; es difícil, empero, sacarlos de esta atención particularizada y transponerlos hacia otro asunto; el rápido cambio de temas les cansa y, en cierto sentido, “ofende”. Otra dificultad consiste en que, describiendo, por ejemplo la caza de un animal, su “revivir” la escena, les induce espontáneamente en aspectos mitológicos y sexuales, reflejándose un complejo de normas extrañas, a veces, aparentemente contradictorias. Decidí llevar apuntes exactos de las frases tal cual expresadas por los Guayakíes y evité todo cuestionamiento preconcebido a fin de no desorientar su propio y primitivo modo de conceptualización, pues solamente así puede tener valor un estudio preliminar62.

En un extenso y pormenorizado informe del trabajo de campo realizado entre los Ache, Susnik lamentaba no poder convivir con los Ache en su ámbito natural, la selva del Alto Paraná y que sus informaciones necesariamente estaban limitadas y probablemente tenían muchas equivocaciones: Todo se basa a la información de unos cuantos individuos, en tales circunstancias… solo el aspecto etnolingüístico podrá tener un valor relativamente sólido, siendo otros datos… simplemente “recuerdos” o “casos particulares” 61 62

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Archivo MEAB. Carpeta Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Informe sobre un breve estudio preliminar de los Guayakíes. 24/II/60 – 22/III/60. Asunción, 25 de marzo de 1960. Ídem

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya| de los informantes, pues hasta la fecha nadie convivía con los Guayakíes en su hábitat montés, y los mismos Guayakíes, salidos del monte… disimulaban prudentemente su realidad montesina63.

Foto 9. Dra. Susnik con un grupo de mujeres Ache, durante su trabajo de campo entre los Ache-Guayakí. Arroyo Morotí. 1960. Archivo fotográfico MEAB.

Susnik viajó a Villarrica, donde vivía León Cadogan, pocos meses después con la intención de entrevistar unas mujeres Ache, pero allí la colaboración científica y amistad inicial entre ambos investigadores se rompió definitivamente. Susnik nunca más realizó trabajos de campo entre los Guaraní de la Región Oriental justamente por las desavenencias con Cadogan. Incluimos aquí esta disputa con Cadogan porque fue lo que obligó a Susnik a abandonar sus trabajos de campo entre los Guaraní y centrarse en la Región Chaqueña. Susnik misma, en una carta a la Sociedad 63

Archivo MEAB. Carpeta Misiones de Estudios del Museo Etnográfico Andrés Barbero. Carta de B. Susnik al Presidente de la Fundación La Piedad Prof. Dr. Juan Boggino, Asunción, 25 de abril de 1960.

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|Marilín Rehnfeldt| Científica, explicaba que siendo Cadogan, Curador de Indios y teniendo el todo el apoyo de las autoridades políticas y militares y sobre todo su relacionamiento cercano con algunos líderes guaraní, era imposible prescindir de su presencia para cualquier estudio en la zona. Las cartas de Cadogan a Susnik acusándola de usar sus datos sin mencionarlo debidamente, de no pagar a los indígenas, de no prestarle el debido respeto por ser él un autodidacta y no tener “sus títulos y diplomas”, dejaban la impresión de que en realidad era una lucha por “espacios y territorios” que eran defendidos con toda fuerza. En una carta dirigida al Dr. Juan Boggino, entonces presidente de la Fundación La Piedad, Cadogan relataba su versión, llevando la disputa a un plano personal y descalificándola como científica, acusando a Susnik de: “…insultarme en forma soez y grosera en mi propia casa y despotricarse como un energúmeno por no coincidir los informes que me pidiera con los obtenidos por ella; y, sabiendo que sus estudios, desde el punto de vista etnográfico, es una sarta de disparates”64. Es así como los considerados Padre y Madre de la Antropología Paraguaya65 terminaron su mutua colaboración y dividieron su área de investigación, dedicándose Susnik a trabajar en el Chaco y Cadogan en la Región Oriental. Esta disputa mostró también claramente la dinámica de género en la producción científica y las dificultades de una mujer, y sobre todo una extranjera, del poder hablar sobre un tema tan caro al nacionalismo paraguayo como la cultura guaraní. De su trabajo de campo entre los Ache, Susnik publicó Estudios Guayaki. Parte Primera. Fraseario, en 1960, Estudios Guayaki Parte Primera. Gramática y Vocabulario A-J en 1961 y Vocabulario Ache-Guayaki, Continuación. Parte Tercera (Letras k-t), en 1962.

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Archivo MEAB. Copia de la Carta de León Cadogan al Profesor Juan Boggino (Presidente de la Fundación La Piedad). Villarrica, 21 de febrero de 1961. MALINOWSKI, Izabel, 2008. “Antropología Paraguaya”. Suplemento Antropológico, Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Asunción, Vol. XLIII, No. 2, pp.1-209.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya|

Foto 10. Dra. Susnik durante su trabajo de campo en Paraguarí, probablemente entre 1965 y 1968. Archivo fotográfico MEAB.

Una solitaria partida. En sus 45 años en Paraguay, Susnik publicó ochenta y un trabajos entre libros y artículos escritos en castellano, esloveno, francés e inglés66. Su obra fue un aporte fundamental para la antropología paraguaya y sus trabajos dieron cimiento a los estudios etnológicos y etnohistóricos en el Paraguay. Fue también pionera en el estudio de la Etnohistoria del pueblo Guaraní en el área platina67. Sin embargo a pesar de todos estos aportes fue marginada como mujer y alejada de ciertos espacios académicos, como extranjera tuvo que elegir áreas de estudio que no fueran amenazantes para el nacionalismo paraguayo y su propia formación cien66 67

PUSINERI, Adelina. 1997. “Dra. Branka Susnik, vida y obra”. Conferencia pronunciada en el Museo Etnográfico de Ljubljana. (Inédita). OLIVEIRA, Jorge Eremites de. 2003. “Los primeros pasos en dirección de una arqueología pantanera: de Max Schmidt y Branka Susnik hacia otras interpretaciones sobre los pueblos indígenas de las tierras bajas del Pantanal”. Suplemento Antropológico, Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Asunción, Vol. XXXVIII, Nº 2, p. 33.

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|Marilín Rehnfeldt| tífica fue vista con resistencia y casi con desconfianza. Esta marginación sigue vigente en el ambiente académico del Paraguay actual, aunque se reconocen sus sobrados méritos, son contados los investigadores que han estudiado su obra, son pocos los que la leen y menos aún, los que citan sus trabajos. A su muerte en Asunción, el 28 de abril de 1996, una treintena de colaboradores y amigos se dio cita en el cementerio de la Recoleta para despedirla: Pese al prolífico legado de la desaparecida doctora Branislava Susnik, su despedida no respondió a su entrega… Su trabajo constituye uno de los más significativos aportes a las ciencias sociales del Paraguay68.

Bartomeu Melià resumió, en estos comentarios su legado: Se atrevió a trabajar en diversos campos, o sea, no ha tenido miedo a tener una visión global de conjunto de la historia, la arqueología, la etnología y la lingüística. En la actualidad los investigadores no son tan osados como ella fue en vida… puesto que los campos de investigación están más especializados, pero dado su coraje y su capacidad de trabajo ella ha podido abarcar todos estos campos, y lo ha hecho ciertamente muy bien69.

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Archivo MEAB. Carpeta Artículos periodísticos y avisos Fúnebres BS. “Un adiós casi en soledad”. Última Hora, miércoles, 1 de mayo de 1996, p. 46. Archivo MEAB. Carpeta Artículos periodísticos y avisos Fúnebres BS. “Falleció Branislava Susnik”. La Nación, martes, 30 de abril de 1996, p. 35.

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|Branka Susnik y los cimientos de la Antropología Paraguaya|

Foto 11. Dra. Susnik en el Museo Etnográfico “Dr. Andrés Barbero”, ca. 1985. Archivo fotográfico MEAB.

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Archivos Consultados Archivo del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero (MEAB).

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BIBLIB: 0378-9896 (2020), 211-236

Continuará1

To be continue Enviado: 11/03/2020 Aceptado: 29/06/2020 Gabriela Zuccolillo2

Resumen En base a los archivos del MEAB, este artículo intenta ser una breve síntesis de la obra de Branislava J. Susnik (Eslovenia 1920 - Paraguay 1996) desde sus primeros trabajos en Formosa, Argentina, hasta los dos libros publicados póstumamente, dando cuenta de las sucesivas etapas de investigación. Además de su labor como investigadora, también se señalan los otros dos roles que le cupo: museógrafa, en tanto Directora del Museo Etnográfico Andrés Barbero de 1955 a 1996; docente, desde la Sociedad Científica del Paraguay, el Museo MEAB y la Cátedra de Arqueología y Etnología Americana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, durante 25 años. Es una hoja de ruta que repone algunos momentos de su vida para aproximarse al vasto legado del corpus Susnikiano.

Palabras clave Susnik, Obras, Antropología en Paraguay, Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero.

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Una versión resumida fue publicada en el Suplemento Cultural del diario ABC (18 de octubre 2020). Antropóloga y fotógrafa.

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|Gabriela Zuccolillo|

Abstract Based on the MEAB archives, this article presents a brief synthesis of the work of Branislava J. Susnik (Slovenia, 1920 - Paraguay 1996), from her first field work in Formosa, Argentina to her last two books published posthumously, giving an account of the successive stages her research went through. In addition to her production as a researcher, the article also points out to two other roles she dedicated to: museographer, as Director of the Andrés Barbero Ethnographic Museum from 1955 to 1996; and educator, giving seminars and courses at the Paraguayan Scientific Society (SCP), the Museum and from the Chair of American Archeology and Ethnology at the Philosophy and Letters Department of the National University, for 25 years. It’s a road map that inserts few moments of her life to approach to the broad legacy of the Susnikian corpus.

Key words Susnik,Works, Anthropology on Paraguay, Dr. Andrés Barbero Ethnographic Museum.

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|Continuará| En la primera conferencia que Susnik dicta en Paraguay, en 19533, hace un recorrido por las distintas teorías desde el siglo XVII hasta las modernas -de ese momento-, señalando tres posibles áreas de investigación para abordar el origen del hombre primitivo: el material antropoarqueológico, el material etnográfico y el material lingüístico. Durante su vida abordará las tres, pasando por distintas etapas de investigación: Etnolingüística, Etnográfica, Etnohistórica, e Histórico-Social. Desde 1949 hasta su muerte. Instalándose a fines de 1949 en la Misión Laishí, en Formosa (Argentina), inicia sus investigaciones etnolingüísticas haciendo trabajo de campo con los toba4, y tras su llegada al Paraguay en 1951, continua con los mak´á5, chulupí6, lengua7, sanapaná8 y choroti9. Basándose en sus apuntes de las lenguas tomados en trabajo de campo y en una vasta investigación bibliográfica de lo entonces existente sobre cada una de las ocho o nueve lenguas indígenas que aprendió, hizo investigaciones fonéticas y gramaticales, produjo diccionarios y frasearios, -que “…trata[n] de abarcar los hechos de la vida tal cual relatados por los mismos [indígenas]”10-. Pri3 4

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Susnik, B. “Problema del origen de los nativos de este continente”, conferencia pronunciada en el Ateneo Paraguayo, el 18 de abril de 1953. Inédita. Archivo del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero (en adelante MEAB). Esta investigación se encuentra perdida. La única referencia a la misma es una carta de Prudencio Filgueras, Secretario del Obispado de Resistencia, dirigida a Susnik el 27 de abril de 1950 en la que acusa recibo de haber recibido y leído “…sus observaciones y apuntes y pequeño diccionario toba recogidos durante su permanencia en esa Reducción de Laishi”. Archivo MEAB. Original mecanografiado de 1953, no publicado: Susnik, B. Las sílabas básicas en el Macca, 1ª parte Vocabulario fonético, Archivo MEAB. De 1955 es Susnik, B. Sistema fónico y principios morfológicos del MAK´A. Estudios Pampeanos II. Primera publicación en el Paraguay: Susnik, B. 1954. CHULUPI. Esbozo Gramatical Analítico. Estudios Pampeanos I. También en: Susnik, B. 1959. “Afinidades estructurales del verbo Chulupí y Mak´a”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero, (en adelante SCP-MEAB), Volumen III- Miscelánea 1. Estudio publicado recién en el Boletín SCP-MEAB, Volumen II- Etnolingüística 2, 1958: “Eenthlit - Appaiwa. Lengua Maskoy. Estructura gramatical. Parte 1ra”. Susnik, B. 1962. “Algunas palabras culturales del área chaqueña. Comparaciones”. Boletín SCP-MEAB, Volumen VI- Miscelánea 3. También se refiere a los sanapana en su artículo: Susnik, B. 1953. “Met indijanzi Lengua”. Misijonski zbornik, Buenos Aires, pp. 143-152. Traducción I. Mislej. Investigación que no fue publicada, pero señala que está en preparación en: Susnik, B. 1962. “Vocabularios inéditos de los idiomas Emok-Toba y Choroti recogidos por el Dr. Max Schmidt”, publicado en el Boletín SCP-MEAB, Volumen VI- Miscelánea 3. Susnik, B. 1963. “Estudio Emok – Toba. Parte 1era. Fraseario”. Boletín SCP-MEAB, Volumen VII - Etnolingüística 7, p 214.

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|Gabriela Zuccolillo| mero, de cada lengua, luego comparando lenguas de una misma familia y finalmente, entre lenguas de distintas familias lingüísticas. Es pionera en la investigación etnolingüística en el país, a la que se refería como el intento de traducir la realidad cultural a través y por medio de la lengua de una tribu11, y produjo en 1962 el primer mapa etnolingüístico de las comunidades indígenas del Paraguay. Ya como Directora del Museo Etnográfico Andrés Barbero, organiza en 1956 una expedición científica de gran envergadura al Chaco Boreal con la intención de “…tomar contactos y realizar estudios de las tres últimas tribus independientes de los Zamucos (Moros, Siracuas y Guarañocas)”12 en el norte del Paraguay y sur de Bolivia. Además de sus investigaciones etnolingüísticas, a partir de éste y en los siguientes trabajos de campo, -chiripá en 1958 y guayaki13 en Arroyo Morotí en 1960-, hace investigaciones etnográficas con énfasis en los mitos y leyendas, porque: “…la cultura material es creada por el indígena que no solo ‘hace’, sino también dice, piensa, y sanciona mítica y religiosamente sus expresiones de la vida; hacia el estudio de este factor antropológico se dirigen las actuales investigaciones del Museo.”14. Comienza también a hacer registros fotográficos, grabaciones de audio y a adquirir piezas de cultura material para el acervo del Museo. Aunque ya había publicado un texto etnográfico en esloveno, “Entre los Lengua”15, en 1953, inédito en castellano, publica en el primer Boletín de 1957 Estudios Chamacoco I16 y Estudios 11

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“La lengua no es para mí solamente una expresión de la relación social, sino un valor cultural y desde este punto de vista, como expresión de la cultura, completa el mundo de una tribu, su vida, su existencia material, sus deseos.” En: Debeljak, T. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. “Plan de Expedición al Chaco Boreal” presentado en abril de 1956 por B. Susnik a la Sociedad Científica del Paraguay (SCP) y a la Fundación la Piedad. Además, en la carta de Susnik a G. T. Bertoni (SCP), sin fecha, circa 1956, y en la conferencia dada antes de iniciar la exploración en el Rotary Club: “Las Sociedades secretas entre los pueblos primitivos”. (Inédita, sin fecha). Archivo MEAB. Susnik, B. 1960. “Estudios Guayaki. Parte 1 Fraseario”. Boletín SCP-MEAB, Volumen IV- Etnolingüística 5; Susnik, B. 1961. “Estudio Guayakí. Parte 2nda”. Boletín SCP-MEAB, Volumen V - Etnolingüística 6; Susnik, B. 1962. “Vocabulario Acé- Guayakí. Continuación. Parte 3era”. Boletín SCP-MEAB, Volumen VI - Miscelánea 3. Susnik, B. 1959. “Informe sobre las actividades del Museo (1956-1958)”. Boletín SCP-MEAB, Volumen III – Miscelánea, p. 1. Susnik, B. 1953. “Met indijanzi Lengua”. Misijonski zbornik, Buenos Aires, pp. 143-152. Traducción I. Mislej. Susnik, B. 1957. “Estudios Chamacocos”. Boletín SCP-MEAB, Volumen I - Etnografía 1.

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|Continuará| Chamacoco II17, clasificados como “Etnografía 1” y “Etnografía 2”. En sus trabajos etnográficos aborda aspectos del pensamiento del indígena desde las propias vivencias de ellos, siendo particularmente sensible a la realidad actual (según la época, desde 1951 a 1976), para ver no a un indio idealizado sino al indígena de carne y hueso en una compleja trama de interrelaciones creada por el impacto de los vínculos inter tribales, mestizajes, bilingüismos de sus lenguas con el guaraní, plattdeutsch, inglés o castellano y las influencias de la sociedad criolla, la menonita, y de las misiones religiosas, etc. Además de visibilizar las poblaciones indígenas no guaraníes, Susnik se diferencia de gran parte de la investigación local en esa época porque no le interesa solo “rescatar” el mito “originario”, sino también las interpretaciones actuales, como le señala a Cadogan, en una carta personal de 1958: “La conservación del antiguo dialecto es indudable como Ud. dice; al respecto, yo trato de seguir mi método: tradición en antigua lengua pero luego la misma tradición vertida en el habla actual; la interpretación del significado es de suma importancia!!”18. Este énfasis en mirar al indígena del presente y no al indio arcaico de tiempos pasados le lleva a pensar en términos de cambio “socio-cultural”, para remarcar que las sociedades indígenas no están aisladas, no son estáticas, ni pertenecen al pasado, sino que forman parte del presente; y que su dinámica -lo “cultural”- está vinculada a la sociedad nacional, -lo “social”-. Ya en 1956 le escribe a Guillermo Tell Bertoni19 con referencia al caso del “Indiecito Moro” -José Iquevi- que había sido capturado, señalando claramente “que es tiempo ya a que nuestro país planté[e] el estudio de problemas indígenas sobre una base de la moderna ciencia antropológica y enfrent[e] el problema del indígena Chaqueño como un factor nacional y social.” (Énfasis nuestro)20. Luego de dos trabajos de campo, en la región Oriental con los chi17 18 19

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Susnik, B. 1957. “Estudios Chamacocos. Parte 2nda.” Boletín SCP-MEAB, Volumen I - Etnografía 2. Carta de Susnik a Cadogan, desde Bella Vista, 20 de abril de 1958. Archivo MEAB. En ese momento, Presidente de la Sociedad Científica del Paraguay, quien será un importante apoyo para Susnik: “La Dirección [del Museo] se hace el deber de agradecer especialmente al Presidente de la Sociedad Científica, Prof. Guillermo Tell Bertoni que asistió con verdadero interés y entusiasmo a las actividades desarrolladas en este centro etnográfico.” En: Susnik, B. 1959. “Informe sobre las actividades del Museo (1956-1958)”. Boletín SCP-MEAB, Volumen III - Miscelánea 1, p. 2. Carta de B. Susnik a G. T. Bertoni (SCP), sin fecha, circa 1956. Archivo MEAB.

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|Gabriela Zuccolillo| ripá en 1958 y con los guayaki en Enramadita, Tava’í, Villarica y Arroyo Morotí en 1960, vuelve al Chaco para realizar tres trabajos de campo que denominó Misión de Estudios Chaqueños, abordando comunidades emok-toba21 (1962), sanapaná (1962-1963) y ayoreo (1963)22. En las dos últimas investigaciones de campo que hará, revisita comunidades que ya había estudiado, centrándose específicamente en la aculturación. En 1968 en Puerto Diana analiza los cambios producidos entre 1956 y 1968 en las distintas generaciones de chamacocos, causados por el impacto de la sociedad nacional y la influencia religiosa23. Lo sintetizará diciendo que el entonces shamán Aita (1956), en el 68 es Diácono. A su regreso a Asunción, le escribe a Toto Balbuena (Ogwa), con su acostumbrada ironía: “Dios sabe todos los idiomas y con él se puede hablar también en chamacoco”24. En el último trabajo de campo, en 1976, vuelve a comunidades lengua25 para investigar los vínculos con la sociedad criolla y las diferencias socio-culturales del bilingüismo maskoy-guaraní en las estancias, maskoy-plattdeutsch en las Colonias Menonitas y maskoy-inglés en la Misión Anglicana de Makthlawaia. Tras la investigación, afirmará que: “…las conclusiones de esta investigación confirmaron una vez más, que tanto pueblos primitivos como también los de más desarrollo se adaptan a nuevas realidades socioculturales selectivamente, de acuerdo a su ethos tradicional, en última instancia, predominante”26. Paralelamente a los trabajos de campo en comunidades indígenas, hace también reconocimientos y excavaciones arqueológicas, obviamente limitada por no contar con equipos e infraestructura para este tipo de tareas y los muy escasos fondos que le otorgaba la Fundación La Piedad. Exploró principalmente el área guaraní en la región Oriental, (Villa Florida, Paraguarí, Altos, Hohenau, San Pedro) y en Bahía Negra en 1956/7, 21 22 23 24 25

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Susnik, B. 1963. “Estudio Emok - Toba. Parte 1era. Fraseario”. Boletín SCP-MEAB, Volumen VII - Etnolingüística 7. Susnik, B. 1963. “La Lengua de los Ayoweos - Moros”. Boletín SCP-MEAB, Volumen VIII - Etnolingüística Susnik, B. 1969. Chamacoco I. Cambio cultural. Asunción. MEAB; Susnik, B. 1970. Chamacoco II- Diccionario Etnográfico. Asunción. MEAB. Carta de B. Susnik a Toto Balbuena. 15 de enero de 1969. Archivo MEAB. Susnik, B. 1977. Lengua-Maskoy Su hablar. Su pensar. Su vivencia. Lenguas Chaqueñas VI. Asunción. MEAB; y Susnik, B. 1977. “What is really the main problem of Lengua”. En: Paraguayan Chaco Indian Colony. Asunción. Anglican Church in Paraguay. En: Memorias de los trabajos realizados durante el año 1977. Archivo MEAB.

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|Continuará| 1966 y 1990. A pesar que logrará solamente juntar piezas “...y así prevenir que los niños sigan jugando con hachas de piedra, echándoles al rio Paraguay como lo ocurre por ej. en 14 de Mayo, etc…”27, la arqueóloga Mirtha Alfonso Monges, considera que Susnik sentó “…la base de los estudios arqueológicos en el Paraguay…”28. Con el bagaje de más de una década de trabajo de campo sistemático, alrededor de 1963 inicia su etapa Etnohistórica, con énfasis en los procesos históricos de las poblaciones indígenas. Investiga en el Archivo Nacional de Asunción y en archivos de Argentina, Brasil y Bolivia. También pionera en este tipo de abordajes en el medio, desde 1964 a 1969 produce los tres tomos de “El Indio Colonial”29. Se le suma “Chiriguanos I”30. Su interés, incluso en estas investigaciones etnohistóricas, sigue estando en comprender la realidad indígena actual, ya que esta primera fase de investigación histórica debía continuar con la contrastación en trabajo de campo de la investigación antropológica-social: “Los Chiriguanos y los Guarayos desde sus primeras migraciones hasta la actualidad”, para combinar la investigación etnohistórica y la etnográfica. Según sus Planes de Investigación, la segunda fase debía abordar “una comunidad Chiriguano del Parapití, una comunidad Guaraya del Rio Beni y una comunidad Tapieté de Nueva Asunción”31. En el viaje de campo al área de los Tapietés, en el Noreste del Chaco, Nueva Asunción, para estudiar la estructura social y la aculturación, también cree posible el encuentro con el grupo selvático Tsicuracuás-Moros. Como tantos otros planes de estudio, éste no se materializó. Las dos décadas siguientes se dedicará a la sistematización de todo lo investigado, cruzando datos etnográficos, etnohistóricos y arqueológi27 28

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Plan de Trabajo de Biblioteca y Museo presentado el 23 de enero de 1957. Archivo MEAB. Alfonso Monges, M. “La arqueología paraguaya desde la visión de Branislava Susnik”, en Correo Semanal del diario Ultima Hora, 6 de junio de 2020. https://www.ultimahora.com/la-arqueologia-paraguaya-lavision-branislava-susnik-n2888931.html Tomo I: El Guaraní Colonial, 1965; Tomo II: Los trece pueblos guaraníes de las misiones, 1966; Tomo III: El Chaqueño: Guaycurúes y Chanes-Arawak, 1971, aunque estaba terminado en 1969, por falta de fondos no se pudo publicar antes. Inicia con estos volúmenes las publicaciones impresas, todas como edición del “Museo Etnográfico Andrés Barbero”. Susnik, B. 1968. Chiriguanos I - Dimensiónes Etnosociales. Asunción. MEAB. Trabajos del Museo proyectados para el año 1967. Archivo MEAB.

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|Gabriela Zuccolillo| cos, para producir primero “Dispersión Tupí-Guaraní”32; los seis tomos de “Lenguas Chaqueñas”33; siete tomos de la serie “Los Aborígenes del Paraguay”34, y dos tomos de “El Rol de los Indígenas en la Formación y en la Vivencia del Paraguay”35 -desgrabaciones de uno de sus cursos-. En los 90´s abordará la etapa pre colonial en “Interpretación etnocultural de la complejidad sudamericana antigua” Partes I y II36, y escribe “Los Indios del Paraguay”37 con Miguel Chase-Sardi, quien la invitó a publicar conjuntamente ya que “…en los primeros meses de investigación etnohistórica, me di cuenta de que todo lo que llega hasta la mitad del siglo XIX ya estaba exhaustivamente elaborado por Branislava Susnik”38. Finalmente, y como un manjar cocinado a fuego lento39, aborda la sociedad paraguaya desde la Historia Social, proponiendo una historia del Paraguay a la que subyace la etnohistoria. “Una visión socio-antropológica del Paraguay”40, en tres volúmenes, abarca desde el siglo XVI 32 33

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Susnik, B. 1975. Dispersión Tupí - Guaraní Prehistórica. Ensayo Analítico. Asunción. MEAB. Susnik, B. Lenguas chaqueñas I. Familia Guaycurú. 1971; Lenguas chaqueñas II. Familia Guaycurú, 1971; Lenguas Chaqueñas III. Familia Guaycurú. 1972; Lenguas Chaqueñas IV. Familia Zamuko. ChamakokoAyoweo, 1972; Lenguas Chaqueñas V. La lengua de los Ayoweo Moro, 1973; Lenguas Chaqueñas VI. Lengua-Maskoy- Su hablar. Su pensar. Su vivencia, 1977. Susnik, B. Tomo I: Etnología del Chaco Boreal y su periferia (siglos XVI y XVII), Asunción. MEAB, 1978; Tomo II: Etnohistoria de los Guaraníes - Época Colonial. Asunción. MEAB, 1979-1980; Tomo III/1: Etnohistoria de los Chaqueños 1650-1910. Asunción. MEAB, 1981; Tomo IV: Cultura Material. Asunción. MEAB, 1982; Tomo V: Ciclo vital y estructura social, Asunción. MEAB, 1983; Tomo VI: Aproximación a las creencias de los indígenas, Asunción. MEAB, 1984-1985; Tomo VII: Lenguas Chaqueñas/1, Asunción. MEAB, 1986-1987. Susnik, B. El Rol de los Indígenas en la Formación y en la Vivencia del Paraguay, Tomo I, 1982, y Tomo II, 1983. Editados por IPEN. Susnik, B. 1994. Interpretación Etnocultural de la Complejidad Sudamericana antigua I- Formación y dispersión étnica. Asunción. MEAB; Susnik, B. 1995. Interpretación Etnocultural de la Complejidad Sudamericana antigua II- El hombre, persona y agente ecológico. Asunción. MEAB. Susnik, B. y M. Chase-Sardi. 1995. Los indios del Paraguay. Madrid. Editorial Mapfre. Ibídem, Agradecimientos, pp. 7-8. Ya en un “Esbozo de problemas y soluciones para renovar la operancia de la Sociedad Científica del Paraguay” (circa 1960) había planteado que “…énfasis particular debiera darse a la complejidad de los problemas antropológicos del Paraguay, rastrear por este campo virgen; sin duda está íntimamente coligada con este tema la etnografía paraguaya, pero ésta última no es que un escalón hacia el estudio de la antropología social del Paraguay histórico y moderno. Una tarea de ésta índole, por lo menos su promoción, sería sin duda un fin inmediato muy meritorio de la SCP”. Archivo MEAB. Susnik, B. 1990-1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XVIII. Asunción. MEAB.; Susnik, B. 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XIX- PARTE 1ra. Asunción. MEAB; Susnik, B. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI-1/2 XVII Asunción. MEAB.

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|Continuará| -con la llegada de los primeros conquistadores-, hasta el final del siglo XIX -el Paraguay post guerra de la Triple Alianza-. Conjugando la visión histórica desde la sociedad nacional con los procesos históricos de las sociedades indígenas, hace una genealogía del proceso de construcción de la identidad paraguaya desde la “provincia-patria” hasta la nación independiente sin tomar “bandos” ni pretender justificar a uno u otro, tejiendo el rol de los conquistadores, los colonizadores, y los gobernantes paraguayos con actores indígenas como “Pablo y Nazario, hijos del antiguo cacique asunceño Cupiratí…”41, “el grupo del cacique Deguachí de los Abipones”42, o “...tres cacicazgos con sus ‘principales Mberú-cabá, Mberú-avá’ y uno con ‘apellido cristiano’…”43. Como una gran síntesis de su proceso de investigación, puede abordar ahora la sociedad nacional dando cuenta no solo del impacto de la conquista y colonización en las sociedades indígenas sino también el de las poblaciones indígenas en los procesos de conformación de la sociedad nacional. En este sentido, su descripción de la sociedad nacional desnaturaliza verdades cristalizadas: donde pocas “familias notables” conformaban una “…clase alta sin ilustración pero con ‘instinto de jerarquía social’”44, y “la multitud” con una economía frugal a base mandioca y carne, “individuos desamparados sin tierra propia ni bienes que perder…”45 que conformaban la clase baja; abordando la complejidad del mestizaje en los distintos momentos: “Muchos pardos…se mestizaron con los agrícolas Chanés, éstos ya acostumbrados al mestizamiento de los negros mattogrosenses”46; dando cuenta de aspectos de la sociedad nacional que creemos son actuales, como el sistema de pyragúes: “…el espionaje en la ciudad y en la campaña se convirtió en una delación organizada, una ‘virtud’ nacional para la ‘defensa del país’…”47; la corrupción estatal y la falta de justicia: “Por el desorden administrativo, con frecuencia, irresponsable, las autoridades locales fue41 42 43 44 45 46 47

Susnik, B. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI-1/2 XVII. Asunción. MEAB, p. 40. Susnik, B. 1990-1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XVIII. Asunción. MEAB, p. 101. Susnik, B. 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XIX- PARTE 1ra. Asunción. MEAB, p. 161. Ibídem, p. 142. Ibídem, p. 143. Ibídem, p. 90. Ibídem, p. 30.

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|Gabriela Zuccolillo| ron nombradas, pero sin sueldos asegurados, lo que de por sí fomentaba la corrupción general; …poca importancia se le confería a la función de jueces de paz en la campaña; no pagándoseles el sueldo, ellos ‘cobraban sus gajes’; de resultas, en litigio entre ricos y pobres, los primeros siempre ganaban los pleitos…”48; o sobre los políticos: “El desgobierno de las autoridades locales, mientras el gobierno central hallábase entregado a sus luchas partidistas o politiqueras -predominando los intereses económicos de los ‘funcionarios públicos’-, provocaba o acentuaba más los desajustes sociales; los jefes políticos locales solían impune o arbitrariamente, perseguir a los vecinos-pobladores…”49. Ajena a cualquier simplificación y por medio de una casi agobiante cantidad de datos documentales, nos regala una historia coral en la que más bien leemos nuestro presente. Por supuesto, fue también pionera en este tipo de investigaciones en el Paraguay.Ya en 1972 le decía a Melià, quien le envió un cuestionario: “Desde mi criterio antropológico, el concepto de indígena debe estudiarse simultáneamente con el concepto ‘del blanco’ que los mismos indígenas tienen, pues solamente así la Antropología quedará al servicio del verdadero humanismo”50. Susnik fue elaborando pacientemente una metodología de investigación propia anclada en las vivencias y las palabras de los actores indígenas registradas en el trabajo de campo, en los datos obtenidos del material arqueológico, y en la investigación en archivos, para recuperar procesos históricos de los distintos pueblos indígenas del Paraguay. Por ello, y más allá de reconocer pistas de intertextualidad en su producción, es difícil ubicar su pensamiento dentro de marcos teóricos o escuelas de pensamiento antropológico pues ella inventó, en su propio proceso, conceptos y una metodología de investigación. Y con ello, fue creando un corpus teórico que podemos nombrar susnikiano. No solo por la cantidad increíble de publicaciones, sino porque produjo un pensamiento propio que la hace tal vez, la intelectual más importante del Paraguay. Fue el Primer Premio Nacional de la Ciencia, en 1992. Lo recibió una encorvada mujer que aparentaba más edad que los 73 años que tenía, tras haber trabajado 48 49 50

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Ibídem, p. 138. Ídem. Contestación a cuestionario enviado por B. Melià. 30 de mayo de 1969. Archivo MEAB.

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|Continuará| por décadas veinte horas por día51, con una disciplina y capacidad de trabajo enormes, comiendo poco, fumando un cigarrillo detrás de otro. Pagando de sus ahorros casi todas sus investigaciones y publicaciones; muchos, como los tres tomos de “El Indio Colonial”, en su totalidad; los otros, al menos en parte. Cuando murió, dejó solo su obra y su pensamiento. Posesiones materiales, casi ninguna. Como dice de Max Schmidt, su antecesor en la dirección del Museo Etnográfico Andrés Barbero: “La vida entera de Schmidt fue dedicada a investigaciones, exploraciones y sistematizaciones del material etnográfico; esta circunstancia, su carácter introvertido y su vida retirada permiten conocer la personalidad de Max Schmidt mas bien a través de sus libros que por los datos personales”52. Modificando algunas palabras, podría estar hablando de ella misma. Branislava Josefina Susnik también dedicó su vida a la investigación, pero además fue docente y museógrafa. Tres roles a los que se dedicó con la misma intensidad, aunque hoy predomine la Susnik investigadora. Tras rescatar lo que quedaba del anterior Museo de Historia Natural y Etnografía armó el actual Museo Etnográfico Andrés Barbero, que a más de contener hasta hoy la más completa colección etnográfica del país, fue el espacio desde donde, a falta de otros ámbitos académicos idóneos en Paraguay, pudo producir. Recalcando siempre su lealtad a Andrés Barbero y a sus hermanas, que crearon la Fundación La Piedad: “Yo he declarado que mis investigaciones científicas en el Paraguay están y seguirán siendo dedicadas exclusivamente al Museo Etnográfico Andrés Barbero…”53. Aunque en 1955 fue nombrada Directora Técnica interina de la Biblioteca y del Museo, presenta ya un Anteproyecto de la Biblioteca de la Fundación a fin de poder iniciar los preparativos para la mudanza, cerciorarse sobre el estado de la biblioteca y las colecciones, y así poder formular el pedido de las respectivas necesidades inmediatas que reclama51

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“...esta institución cuenta sólo con una directora y un joven auxiliar; nadie más realiza una investigación, redacta una memoria, edita un boletín, atiende a visitas o combate la polilla: hay alguien que trabaja veinte horas por día...”. Memoria de la Fundación La Piedad de 1962 del Presidente en ejercicio Juan Boggino. Archivo MEAB. Susnik, B. 1991. Prof. Dr. Max Schmidt. Su contribución etnológica y su personalidad. Asunción. MEAB, p. 5 Carta al Presidente en ejercicio de la Fundación la Piedad M. Gill Morlis, con copia al Presidente de la SCP J. Boggino del 4 de septiembre de 1967. Archivo MEAB.

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|Gabriela Zuccolillo| rá la mudanza y reorganización. Inició entonces el ordenamiento de las piezas del anterior Museo de Historia Natural y Etnografía que estaban arrumbadas en un depósito del edificio de la Cruz Roja54 y se encargó del traslado de las mismas al edificio Museum Andrés Barbero que sería la sede de la SCP y del MEAB55. Sus cargos tendrán carácter definitivo al año siguiente, ya inaugurado el Museo el 20 de Marzo de 1956, cuando presentará un informe sobre “El estado actual del Museo y Proyectos inmediatos para su organización científica” y se dedicará en esta etapa a la restauración y reorganización de las colecciones, distribuyéndolas en tres secciones: Colección Arqueológica, Colección Etnográfica, y Colección Fotográfica. Esta sistematización le permitió montar ese año la primera exposición del acervo, con una disposición aun preliminar, debido a la carencia de mobiliario y condiciones apropiadas y diseñará los muebles pensados para las distintas colecciones. Le tomará décadas ir pacientemente armando la infraestructura de lo que hoy es la biblioteca y el actual museo56. Elaboró listados de los objetos en base a un nuevo criterio, tras haber cotejado con la sistematización de M. Schmidt, en la que incluye información sobre las piezas de la colección, “…a fin de que el Museo sea algo orgánico, y no tan solo catálogo pasivo, podrán formarse los mencionados índices de cultura material...”57. En marzo de 1957 imprime el primer Catálogo Explicativo de las colecciones del Museum, con los índices de las piezas chiriguano y chamacoco que elaboró en base a la nueva ordenación que estaba desarrollando. Esta primera edición fue de apenas cien ejemplares, mimeografiados, para la venta a 54 55

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Las piezas del Museo habían estado abandonadas hacía más de diez años debido a la enfermedad del anterior Director Max Schmidt. “…construyeron en Asunción un edificio de tres plantas destinado al Museo Etnográfico, el cual ya ‘existía’ antes en forma de colecciones amontonadas, sin clasificación alguna y totalmente abandonadas por diez años…Comencé con una reorganización que duró todo un año y así fue que el Museo Etnográfico se inauguró el 20 de marzo de 1956”. En: Debeljak, T. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. “En el año 1954 yo recibí estas colecciones en pleno derrumbe y en vía de perdición a causa de la indiferencia general e irresponsabilidad de la Sociedad Científica de entonces; puede Ud. comprobar lo dicho por las Actas de la Fundación La Piedad y la Sociedad Científica. Me costó años el saneamiento de las colecciones para que estén en el estado actual…El deber de directora y mi dedicación a este museo me disculpan por las palabras expresadas.” Carta confidencial de B. Susnik a Juan A. Cattoni, Presidente en ejercicio de la Fundación La Piedad. Sin fecha. Circa 1972. Archivo MEAB. Proyecto de trabajos más urgentes del Museo. 1956. Archivo MEAB.

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|Continuará| visitantes, pagado de sus propios ahorros, pero en sucesivas reediciones58 irá ampliándolo para incluir las demás colecciones. Sus ambiciosos planes como museógrafa están expresados ya en el primer “Proyecto de Trabajos Más Urgentes del Museo”59 donde desarrolla tareas a realizar en seis áreas: Aspectos Museológicos, Equipos y Archivo, Investigaciones de Urgencia, (etnográficos, antropológicos y arqueológicos), Extensión Científica, Biblioteca, e Instalaciones. Además, considerando fundamental el aspecto de la formación, se propone reactivar los planes que A. Barbero había tenido de crear en el Museo un Instituto de Antropología para la formación de post graduados. Elabora primero el ante proyecto para la creación del Instituto de Etnografía Max Schmidt y en la década del 60 del “Club Andrés Barbero” con ex alumnos. Por ello, dictaba cursos y seminarios de etnolingüística y etnografía en la Sociedad Científica del Paraguay (SCP), en el Museo (MEAB), y desde 1958, cursos libres en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), donde luego enseñó desde su Cátedra de Arqueología y Etnología Americana (incluyendo Paraguay) de 1961 a 1985. En concordancia con los recuerdos de quienes fueron sus alumnos quienes, además de señalar la pasión con la que dictaba sus clases, indefectiblemente recuerdan la exigencia que su materia demandaba, señaló Susnik que “…el rector de la Universidad me pidió que me adaptara al nivel cultural de los estudiantes, pero como a mí me interesan más las cumbres que las llanuras, no hubo ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo”60. Pensando en sus alumnos escribió los Manuales del Museo desde 1959, llegando a seis volúmenes61, 58 59 60 61

Existen al menos once reediciones. Proyecto de trabajos más urgentes del Museo. 1956. Archivo MEAB. Debeljak, T. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. Susnik, B. Manuales del Museo Etnográfico. Volumen I. El sistema de la etnología de Max Schmidt y Notas Complementarias de B. Susnik, 1959; Volumen II. Apuntes de Etnografía paraguaya Parte 1ª, 1962; Volumen III. Introducción a la Antropología Social (Ámbito Americano), 1988; Volumen IV, Cultura Religiosa - I” (Ámbito americano), 1989; Volumen V. Guerra. Tránsito, Subsistencia” (Ámbito americano), 1990. El volumen VI se publica póstumamente. El volumen II “Etnografía paraguaya”, fue reeditado once veces sin modificación alguna,“...aún cuando desde su primera edición, en 1961, nuevas investigaciones de archivo y de campo aportaron datos más exactos en torno a algunos planteos preliminares vertidos en aquél entonces, ha conservado su vigencia para quienes buscan una introducción general al complejo panorama histórico-cultural y lingüístico de las etnias indígenas del Paraguay, motivo por el cual, preferentemente, se lo destina como texto de estudio al estudiantado”. Memoria de los trabajos realizados durante 1981. Archivo MEAB.

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|Gabriela Zuccolillo| y publicó los Apuntes de clases dictadas, materiales vigentes hasta la fecha. Elaboró Planes de Estudios sobre el mestizaje y la población nacional, desde la Chacarita, los alrededores de Asunción, áreas de convivencia de guaraníes con campesinos en la región oriental, hasta el Chaco, Bahía Negra y la zona de estancias donde conviven y trabajan indígenas lengua, principalmente. Consciente de la vastedad de sus objetivos, empezó a dar más cursos para formar investigadores con herramientas y métodos científicos62. Se dedicó a iniciar en la investigación a dos discípulos, que pensó le sucederían en el Museo63, Tito Rojas Cardozo y Stella Maris Macchi, que viajaron al exterior a formarse, alentados por ella, pero no continuaron con la labor de Susnik. Ella, sigue igual, sola, infatigable, su obra. Y es que, como le escribe a Chase Sardi: “Usted debe bien saberlo que yo no busco ni instituciones, ni grupos, ni plataformas; me interesa solamente contribuir, -dentro de mis posibilidades y conocimientos-, a la formación de algunos universitarios que tengan suficiente mística de investigación, suficiente valor moral y disciplina para el trabajo intelectual creativo, y una convicción ética de honestidad mental, a fin de que se comiencen en el Paraguay los primeros ensayos de estudio antropológico social.Y yo no pronuncio solamente las palabras, las vivo”64. Branka Susnik nunca fue mainstream ni se dejó llevar por tendencias o modas. Rechazaba invitaciones a congresos y universidades, tanto locales como internacionales, aduciendo que tenía demasiado trabajo de investigación que realizar. Nunca buscó auto promocionarse ni adjudicarse 62

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Seminario de Antropología Social que se inicia en el marco de la Escuela Superior de Ciencias Sociales, CEPES, dirigida por Domingo Rivarola, y auspiciado por el ILARI. Se trunca, pero Susnik continúa con algunos participantes en el Museo Etnográfico con la participación de once postgraduados, del 22 de junio de 1966 al 25 de enero de 1967. El programa contemplaba tanto formación teórica en Antropología como metodología de la investigación antropológico-social. El tema abordado fue “Transformación sociocultural y tradicionalismo en las comunidades rurales e indígenas”. Archivo MEAB. “Se están formando en este Museo dos universitarios, que a la vez también son empleados del Museo. La formación que les da esta Dirección y el mismo trabajo directo en esta rama, tiene por objeto formar dos antropólogos profesionales, los que, luego de la especialización debida en Francia, podrán como paraguayos dar nuevos rumbos a este museo...La formación de estos jóvenes constituye también la garantía para la continuidad de actividades y de criterio científico del Museo. Los jóvenes en cuestión son el Licenciado Tito Rojas Cardozo y la Srta. Stella Maris Macchi (del 4to curso de Historia.).” Informe Anual 1966. Archivo MEAB. Respuesta a carta de Chase Sardi. 8 de septiembre de 1966. Archivo MEAB.

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|Continuará| logros: cuando la noticia de la sublevación de un grupo ayoweo -estando ella en trabajo de campo65 - fue nota de tapa66 de la revista Ñande, se corrió del protagonismo negándose a ser entrevistada, señalando que correspondía a los religiosos de la misión hacerlo. Rehuía de las notas periodísticas. Las pocas que aceptó, solicitaba de antemano un cuestionario que contestaba por escrito, pues sentía aversión a la superficialidad con la que el periodismo trataba los temas. Ante la pregunta directa, dijo temer a las entrevistas porque “…cuando se debe comprender un problema de hoy el periodismo fracasa por falta de formación que le permita integrar el presente con el pasado, mirando hacia el futuro”67. Su ex alumna Elke Unger le acompañará desde 1966 hasta 1986 como Secretaria del Museo y Ayudante de Cátedra68, aliviándole del agotador y minucioso trabajo diario, desde atención a visitantes -al museo, y de investigadores que solicitan bibliografía, pues Susnik elegía materiales del extranjero que se adquirían todos los años para la Biblioteca-, la contabilidad, la correspondencia, el fichaje y catalogación de piezas, mantenimiento, fumigaciones, y una larga lista más. También se encargaba Elke del “sistema de canje” que Susnik inició tempranamente con instituciones científicas del exterior, a las que enviaba el “Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y el Museo Etnográfico”, reiniciado en 1957, por insistencia de Susnik y Guillermo Tell Bertoni. Siendo una publicación de carácter científico, -donde Susnik publicaba sus investigaciones-, pudo establecer el intercambio de publicaciones con instituciones científicas del exterior, lo que le permitía estar actualizada y a la vez, difundir su propia producción. De ahí la necesidad de pagar ella misma muchas veces los esténciles, mecanografiar los textos, comprar resmas de papel y pasarse horas, a veces toda la noche, mimeografiando las páginas de los boletines que luego ensamblaba, mandaba a encuadernar, empaquetaba y enviaba 65

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En el informe a la SCP, Susnik informa que: “Durante mi estadía en la Misión [de estudio] se rebelaron tres grupos de los indígenas (divergencias por clanes totémicos y reacción hostil hacia el padre Misionero); se retiraron en el monte y nos tenían acorralados por tres días; la Misión finalmente abandonó el lugar, desplazándose hacia el Km. 220, con el pequeñísimo grupo de unos 50 moros ‘fieles’...”. 14 de marzo de 1963. Archivo MEAB. “Se sublevaron los indios moros. Corrieron grave peligro de muerte una científica y cuatro misioneros”. Ñande. Nº 96, Año IV, Asunción, 30 de marzo de 1963. Portada. “La Antropología está en crisis”. Entrevista de Verónica Rossato a B. Susnik, publicada en Suplemento Mujer del diario Hoy, 2 de mayo de 1984, p. 7. Desde entonces la denomina Cátedra Susnik/Unger.

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|Gabriela Zuccolillo| por correo. Por ello también hay hoy bibliografía de Susnik en numerosas bibliotecas especializadas en Ciencias Sociales de todo el mundo. En los últimos meses solo le preocupaba terminar las investigaciones que tenía en proceso. Trabajaba incansablemente. Luego, hospitalizada, se mantenía serena, sabiendo que era el fin. Ya no podía hablar. Se comunicaba con Adelina Pusineri, -la secretaria que la acompañó los últimos siete años-, y con las enfermeras, por escrito. A una de ellas, que le habrá preguntado a qué se dedicaba, le contestó con caligrafía ya temblorosa: “Escribí 75 libros sobre diferentes tribus y 3 sobre Paraguay (XVI-XX)” En su conferencia al recibir el Premio Nacional de Ciencias dijo: “Vine al Paraguay hace 42 años, después de las violencias de la Segunda Guerra Mundial; gracias a la colaboración del patrimonio familiar del filantrópico intelectual paraguayo Andrés Barbero, fundador de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico, pude dedicarme íntegramente a las investigaciones antropológicas y con mis trabajos agradecer al Paraguay que me acogió tan generosamente”69. A pesar de haber tenido que superar muchas frustraciones y tragos amargos, que los guardó en silencio. Con la misma discreción con la que guardó su vida privada. Entre los silencios, está el hecho que nunca publicó sobre los guaraníes actuales, a pesar de haber hecho trabajo de campo con los chiripá durante todo el año 1958. Estando en el campo, Cadogan le envió una carta70 amenazándola con patrocinar una querella criminal y de estar sembrando “…el odio y la anarquía entre la parte de nuestra población que más necesita amparo…”; además, le advierte que “…pondré en conocimiento [sobre la población indígena anarquizada por Ud.] del Sr. Ministro del Interior, [Edgar L. Ynsfran], el abuso incalificable que Ud está haciendo de la tarjeta que él le expidió”. Esto en plena dictadura. Estando ella trabajando en zona de guerrillas. Ese mismo año Susnik le escribía a su madre: “…si, también aquí estoy estudiando, averiguando y viajo entre los Indígenas, no me hallo aquí en la tierra paraguaya, tanto menos ahora que estamos en la dictadura militar -dura y cruel-…”71. 69 70 71

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Discurso al recibir el Premio Nacional de Ciencias 1992. Archivo MEAB. Carta de L. Cadogan a B Susnik del 28 de abril de 1958. Archivo MEAB. Carta de Susnik a su madre. 8 de febrero de 1958. Traducción I. Mislej. Archivo MEAB.

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|Continuará| Susnik presentó informes, hoy desaparecidos, en los que hablaba de la aculturación de los chiripá y era crítica al Indigenismo, en el mismo momento en que la Asociación Indigenista del Paraguay (AIP), también financiada por la Fundación la Piedad, estaba obteniendo tierras para formar colonias indígenas chiripá con el Instituto de Reforma Agraria (IRA). Ella no compartía el credo indigenista, fuertemente nacionalista y paternalista, de “ayuda” al indígena; ella abogaba por otros caminos, desde la investigación y el respeto a lo que el indígena quiere, no desde los prejuicios y las esencializaciones de la sociedad nacional. Ya en 1954 había advertido que “…ocurrirá en el Chaco lo que ya ha tenido lugar en otros países sudamericanos: los indígenas se transformarán en objeto de demagogia de todos los colores políticos posibles”72. La producción de Susnik estaba lentamente cuestionando la visión legitimada del indígena y fue horadando las bases del pensamiento nacionalista. Desde sus primeros trabajos, propone una aproximación a lo indígena desde la vivencia del indio, lo que la pone en tensión con el imaginario indigenista entonces vigente y sobre todo, sus implicancias en la construcción de la identidad paraguaya nacionalista, reforzada por el establishment gubernamental, que anclaba la idea del mestizaje como la unión idílica del indio guaraní arcaico y el español, en la supuesta conformación de la “raza paraguaya”. Además de poner en cuestión dicha visión nacionalista, las investigaciones de Susnik minaban muchas de las ideas hegemónicas que sólo veían al indígena guaraní como parte de lo paraguayo, -y en tanto antepasado, mas que el indígena del presente-. Su vasto trabajo con indígenas chaqueños de otras etnias fue ampliando el horizonte de “lo indígena” en el Paraguay, colocando lo guaraní, entonces imaginarizado como superior, a la par de las demás tribus sobrevivientes en el Paraguay actual. Sus investigaciones etnohistóricas sobre los guaraníes apuntaban a deconstruir la visión idílica de los guaraníes como pacíficos, resaltando las disputas y conflictos dentro del mundo guaraní y la dominación e imposición de la lengua guaraní sobre otros grupos étnicos. También cuestionaba y se distanciaba de quienes concebían la labor antropológica como ayuda a los indígenas, sin desmerecer dicho 72

Susnik, B. 1954. “Pogoji za misijone v Paragvaju”. Katoliški misijoni, Buenos Aires. Traducción I Mislej.

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|Gabriela Zuccolillo| interés, pero desacreditando cualquier valor científico a dichas aproximaciones. Es por ello que empieza a diferenciarse de quienes llevan adelante proyectos con indígenas sin tener formación, pues para ella, muchos se basan en la visión de la sociedad nacional sobre las necesidades indígenas sin tener un conocimiento real, concreto, de los indígenas antes de llevar adelante dichos proyectos de ayuda. El conflicto con Cadogan de 1958 definitivamente respondió más a profundas diferencias políticas que al supuesto atraso de un pago al capitán Juan Pablo Vera73, como él la acusó. Justo antes de la amenaza, estando en trabajo de campo, Susnik le había escrito a Cadogan desde Bella Vista, el 20 de abril: “Indigenismo: de su carta desprendí que Ud. se enojó conmigo a causa de P. Vera. No hay razón para tal enojo. Ud. mira el problema indígena desde el punto de vista de ayuda; yo lo miro desde otro punto de vista: p. ej: yo visito todas las chacras y comparo la producción con necesidades, con parentesco, con intercambio de otro trabajo, etc.Yo recojo opinión de muchos sobre ‘colonias’, los mburuvisa etc., -el complejo etno-psicológico de los aculturados es un problema serio y creo que merece su estudio. A base de esto yo me permito sugerir algunas ideas en mi última carta, ya que además estoy preparando un informe sobre ‘Aculturación e Indigenismo’ que presentaré al terminar mi Misión.Y creo que la Asociación Indigenista y otros pueden esperar unos meses más...y esperar informe de alguien que estudió el problema en los propios ‘teko á’ guaraní-chiripa. En todo caso, hagan lo que quieran. Lamento solo que Ud. es tan impaciente ya que conjuntamente podríamos trazar un plan de ‘protección’ que se basaría a la realidad cultural”74. La amenaza de Cadogan no fue del colega, par de investigación, sino desde su investidura,“Curador de Indios”, cargo otorgado por el Gobierno Nacional, dejando en claro la asimetría de poder entre ambos. Aclarándole, además, que él tiene acceso al Ministro del Interior, Edgar L.Ynsfran, para comunicarle que Susnik está “fomentando el malestar” entre la pobla73

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El mismo Juan Pablo Vera aclaró a Aquilino Servián: “El Capitán Vera manifestó que fue todo por causa de otras personas mal intencionado, pero que ahora él ya se da cuenta perfectamente que no fue sierto lo que alguien le andaba diciendo… el capitán Vera le pide disculpa y que tan pronto regrece por Itakyry, el le vicitará inmediatamente y estará a su completa disposición con todo sus gentes.” (sic). Carta de A. Servían a Susnik, desde Itakyry, 31 de mayo de 1958. Archivo MEAB. Carta de B. Susnik a L. Cadogan desde Bella Vista, el 20 de abril de 1958. Archivo MEAB.

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|Continuará| ción. Si bien en una carta posterior, del 13 de mayo, Cadogan reconoce que aquella carta fue “...redactada en forma violenta, hasta podría decirse brutal...”75, vuelve a referirse a dicho informe sobre aculturación, y quiere estar al tanto de las investigaciones de Susnik: “También, colaboraría con Ud. en la preparación de su trabajo, poniendo a su disposición mis conocimientos de guaraní ‘clasico’, mbyá y pai. Sé que mi comunicación no reúne las condiciones que Ud. exigiría, pero también sé que más de una revista científica la publicaría por los datos que contiene; hasta creo que posiblemente influiría para que Ud. prosiguiera sus investigaciones y que la Soc. Científica obtuviera los medios necesarios que le permitirían hacerlo... también pondría a su disposición algunos datos para su trabajo sobre Indigenismo y Aculturación”. Sencillamente le hace saber que la lealtad abre puertas. Siendo Cadogan considerado la autoridad en cultura guaraní en el Paraguay. Pero Susnik nunca formó parte de grupos ni buscó beneficiarse o conseguir ventajas por medio de vínculos afectivos. No le fue fácil, como ella misma le cuenta a Debeljak: “Los primeros tiempos en Paraguay tuve que aprender algunos ‘sustantivos amargos’, los de la vida cotidiana y no tuve el tiempo necesario para asimilar otros ‘adjetivos sociales’ Empecé con los verbos, es decir, con el trabajo mismo de relacionarme con los indígenas. Los comienzos fueron más bien de tipo privado, ya que ninguna institución oficial se interesaba realmente por el tema. La razón de mi perseverancia, a pesar del desinterés y hasta, a veces, la oposición del entorno paraguayo reside en mi rebeldía innata ante todo lo que ‘debemos’ y ‘no debemos hacer’”76. A ella le costó caro, pero a nosotros más. Pues si escribió, lo que probablemente es así, como lo atestiguan documentos en los que se habla de dichas investigaciones, esas obras ya no existen77. Recién llegada de la 75

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Junto a la amenaza de patrocinar la querella criminal, en la misma le acusa de invocar “una serie de disparates pseudo científicos” y la califica de investigadora cínica, inmoral y carente de toda noción de ética profesional, que “…abusa de la hospitalidad que le brinda el Paraguay…” Carta de L. Cadogan a B Susnik del 28 de abril de 1958. Archivo MEAB. Debeljak, T. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. En un listado de “Investigaciones en el Paraguay (1955-1967)” Susnik menciona “Druzbena organizacija med Chiripá-Guaranijci” Vrednote, vol. XV, 1960, pero el artículo no figura en dicha publicación. Archivo MEAB.

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|Gabriela Zuccolillo| segunda etapa del trabajo de campo chiripá a finales de 1958, le responde una carta a Branimiro Males, esloveno, Director del Instituto de Antropología de San Miguel de Tucumán el 8 de noviembre “Lastima que la Asociación Indigenista con sus principios del siglo XVIII de ‘caridad’ disfrazada, sigue perjudicando toda investigación seria, predominando el ‘orgullo de la raza guaraní’ en el país, y no aceptándose verdades, sino verdades convenientes...cómo romper el hielo de incomprensión y de ideas preconcebidas, falsas, esto ya es otro problema”78. En esta misma línea, el 12 de noviembre le comenta de su trabajo de campo chiripá a Julián Cáceres Freire,Vice Director del Instituto Nacional de Filología y Folklore de Buenos Aires en el mismo tono, señalándole que “...los datos y tradiciones recogidos son sumamente abundantes y desprovistas de interferencias jesuítico-paraguayas, con lo que creo que se podrá iniciar un nuevo rumbo en el estudio de la cultura guaraní autóctona, sin diletantismos y prejuicios que tanto caracterizan este campo de estudio tanto en Paraguay que en Brasil…Yo me daría por satisfecha, si mis modestos trabajos sobre este punto que preparo, pudieran reiniciar [el] estudio de la cultura guaraní y sacarlo del conocido marco de suposiciones ‘eruditas’ de los estudiosos de gabinete”79. En un Memorandum Confidencial aparentemente del presidente de la SCP, se habla no solo de las investigaciones escritas de Susnik sobre los chiripá sino también queda claro que hay resistencia a hacerlas públicas: “Debo recabar especialmente la necesidad de dar a publicidad siquiera una síntesis general o aspectos parciales de los estudios de la Dra. Susnik sobre los Chiripá-guaraníes del N.E. que es uno de los más meritorios y que despertará interés general en nuestro país. Por razón de los incidentes desgraciados a que dio lugar aquella expedición, no se ha dado a conocer siquiera una noticia sobre ese trabajo de tan trascendental importancia. Ruégoles mediten sobre esta moción para considerarle en la sesión del lunes”80. Su auxiliar en ese entonces, Vicente González, afirma81 que Susnik 78 79 80 81

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Carta de B. Susnik a Branimiro Males del 8 de noviembre de 1958. Archivo MEAB. Carta de B. Susnik a Julián Freire del 12 de noviembre de 1958. Archivo MEAB. Memorándum Confidencial No 1. Sin fecha, sin firma. Por el contenido se deduce que es de algún miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Científica del Paraguay. Archivo MEAB. Entrevista realizada el 29 de marzo de 2020.

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|Continuará| escribió mucho en esa época, pero que también le señaló temer por su vida si hacia públicas esas investigaciones. Branka cargaba los horrores de la Segunda Guerra Mundial: asesinaron a su padre frente a ella en el patio de su casa; estuvo presa en la cárcel de Adjovscina cuando intentó escapar de Eslovenia82 a Italia; escapó luego a Austria y vivió en campos de desplazados, hasta que logró migrar a la Argentina en 1947. No quería volver a pasar por situaciones similares. Necesitaba proteger el mundo que se creó para sí misma en el Paraguay y que le permitía investigar. Aunque naturalizada paraguaya en 1956, se sentía extranjera y sabía las consecuencias que podría tener internarse explícitamente en disputas políticas. Como eximia investigadora de archivos que fue, cuidó de no dejar huellas de su vida personal. En sus cuadernos de campo no hay referencias personales de ninguna índole, ni comentarios que no estén relacionados con la investigación en desarrollo. Cuenta A. Pusineri que en los últimos meses quemaba y tiraba bolsas de cartas, escritos y apuntes, cuando se quedaba sola los fines de semana. No obstante, en la conferencia “Primitivee kot Clovek”83, dictada en Buenos Aires, en la Acción Cultural Eslovena (SKA), el 10 de noviembre, en esloveno, deja entrever sus posiciones políticas con una solapada crítica a las formas de gobierno totalitarias que anulan la individualidad, sean de izquierda o de derecha, en un momento de recrudecimiento de la dictadura de Stroessner y frente a sus temores del régimen de Tito en Yugoslavia. Ante los totalitarismos, reivindica el lugar y la responsabilidad ética del individuo, posicionándose como intelectual que apunta a la excelencia sin dejarse arrastrar por el medio. El conflicto con Cadogan y con la Asociación Indigenista del Paraguay (AIP) la enfrentaron al poder cultural local en su intento de desarrollar investigaciones antropológicas que cuestionaban la producción existente y legitimada84. 82

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Era un momento en el que las fronteras eran confusas: parte de Eslovenia conformaba el Reino de Italia y en la II Guerra Mundial queda dividida entre las fuerzas alemanas y las italianas. Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1945 pasa a formar parte de la República Federal Popular de Yugoslavia. Susnik, B. 1959. “El Primitivo como Hombre”. Conferencia inédita. Archivo MEAB. Traducción I. Mislej. Su amiga Elvira, cercana a Susnik en esa época, le escribe a Buenos Aires contándole: “Aquí no ha vuelto a salir nada sobre los indios, por lo visto no van a dar a publicidad ningún dato sobre ellos, para poder estudiarlos los de la comandita”. También le alienta “...procura arreglar todo con calma y salir triunfante con tu libro sobre los guaraníes”. Carta de Elvira Montero de Vargas a B. Susnik (en Buenos Aires) del 4 de noviembre de 1959. Archivo MEAB.

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|Gabriela Zuccolillo| Susnik contestó produciendo. Trascendiendo a un medio, por cierto, muy masculino, y en el que no tuvo interlocutores85. No la entendían y la veían como un “bicho raro”86, por su rigurosidad, su intransigencia y su ética, que se trasluce en la coherencia entre su pensamiento y sus actos. Aunque muchos recuerdan que fueron tratados fríamente por ella, quienes la conocieron en el día a día recuerdan su presencia imponente, que, aunque era de estatura más bien pequeña, intimidaba. Su erudición.Y recuerdan también su generosidad, su manera particular de mostrar afecto y su sentido del humor, con una finísima y potente ironía. Una ironía que se trasluce en tantísimos párrafos, incluso de sus investigaciones, pero que hasta hoy no se “leen”. Además, si bien mucho se habla de Susnik -o se la pinta en murales-, muy poco se leen sus obras aún. Murió el 28 de abril de 1996, dejando terminados dos libros más87 que se publicaron póstumamente. El tercer tomo de “Una visión socio-antropológica del Paraguay Siglo XIX, Parte 1era”, termina con la palabra “Continuará”. La segunda parte de esta demoledora investigación quedó en apuntes. Pero la obra de Susnik continuará, en la medida en que la leamos, y no solo este año en el que habría cumplido 100, y se hacen homenajes y actividades. Que leamos sus obras paciente y sistemáticamente, porque Susnik requiere ser leída más de una vez. No expresa sus puntos de vista por medio de simples juicios de valor sino asumiendo la complejidad de factores que interactúan y por medio de la selectividad en la organización de los datos. Así, dice “sin decir”. Hay que pensar lo que dice y cómo lo dice para entender realmente qué esta diciendo. Continua85

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Chase Sardi afirma: “Con respecto a su especialización, ya en 1960 decía Herbert Baldus, que no creía que hubiera, en el mundo entero, más de una docena de grandes sabios lingüistas que pudieran comprenderla plenamente. Leonardo Manrique Castañeda tampoco creyó, en 1959, la posibilidad que Susnik diferenciara catorce variedades en un solo fonema, en sus ‘Principios Morfológicos de la Lengua Mak´á’.” Tras constatar él mismo en el campo, “…repetía varias veces, con gestos de suma sorpresa: ‘Esta mujer tiene un oído tan fino que puede captar, exactamente, las vibraciones de los fonemas cual el más moderno aparato electrónico!’.” En: Chase Sardi, M. 1996. “Branislava Susnik y sus obras”. Conferencia en la SCP, publicada en Suplemento Antropológico. Vol. XXXI, nº 1-2. pp. 443-468. Sobre su conferencia en el Ateneo Paraguayo: “Los asistentes me entendieron tan bien, que me clasificaron enseguida como ‘bicho raro’…”. Debeljak, T. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. Susnik, B. 1996. Manuales del Museo VI “Poblados-Viviendas. Manufactura utilitaria”. Asunción. MEAB; Susnik, B. 1998. “Tendencias Psicosociales y Verbomentales Guaycurú - Maskoy - Zamuco Ensayo Analítico” Asunción. MEAB.

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|Continuará| remos creciendo en la medida que incorporemos su pensamiento, hasta hoy tan poco estudiado.Y ojalá alguien tenga la iniciativa de publicar sus obras inéditas y reeditar sus obras completas, lo que sería un homenaje mucho más coherente con lo que fue Branka Susnik en vida. En uno de sus primeros artículos, “Entre los indígenas Lengua”, termina diciendo: “Así voy terminando estos fragmentos de mis experiencias entre los indígenas. Los Lengua y los Sanapaná no conocen la palabra ‘terminar’, y dicen simplemente ‘kjahao’, lo cual significa ‘hasta aquí’. Por eso, queridos lectores, continúen Uds”88.

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Susnik, B. 1953. “Met indijanzi Lengua”. Misijonski zbornik, Buenos Aires, pp. 143-152. Traducción I. Mislej.

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Archivos consultados Archivo del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero (MEAB).

Referencias Bibliográficas ALFONSO MONGES, Mirtha. 2020. “La arqueología paraguaya desde la visión de Branislava Susnik”, Correo Semanal, Diario Ultima Hora, en https://www.ultimahora.com/la-arqueologia-paraguaya-la-vision-branislava-susnik-n2888931.html DEBELJAK, Tine 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”. Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. CHASE SARDI, Miguel. 1996. “Branislava Susnik y sus obras”. Suplemento Antropológico.Vol. XXXI, nº 1-2. pp. 443-468. ROSSATO,Verónica. 1984. “La Antropología está en crisis”. Suplemento Mujer, Diario Hoy. SUSNIK, Branislava. 1953. “Met indijanzi Lengua”. Misijonski zbornik, Buenos Aires, pp. 143-152. Traducción I. Mislej. _________________ 1954. “Pogoji za misijone v Paragvaju”. Katoliški misijoni, Buenos Aires. Traducción I Mislej. _________________ 1959. “Informe sobre las actividades del Museo (1956-1958)”. Boletín SCP-MEAB,Volumen III – Miscelánea 1. _________________ 1977. Lengua-Maskoy Su hablar. Su pensar. Su vivencia. Lenguas Chaqueñas VI. Asunción. MEAB. _________________ 1990-1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XVIII. Asunción. MEAB. _________________ 1991. Prof. Dr. Max Schmidt. Su contribución etnológica y su personalidad. Asunción. MEAB. _________________ 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XIX- PARTE 1ra. Asunción. MEAB. 234

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_________________ 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI-1/2 XVII Asunción. MEAB. SUSNIK, Branislava y Miguel Chase-Sardi. 1995. Los indios del Paraguay. Madrid. Editorial Mapfre.

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BIBLIB: 0378-9896 (2020), 237-280

Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay Branislava Susnik in her labyrinth: Linguistics, ethnology and history from Paraguay

Enviado: 14/11/2019 Aceptado: 12/06/2020

Federico Bossert1 y Diego Villar2

Resumen El artículo analiza la obra lingüística, antropológica e histórica de Branislava Susnik desde su llegada al Paraguay: sus antecedentes teóricometodológicos (la etnografía descriptiva americanista, el evolucionismo y el difusionismo europeos); sus sesgos (la primacía explicativa de la razón mitológica o la matriz evolutiva implícita en sus formulaciones comparativas: cazadores-recolectores, agricultores, sociedades complejas, etc.); su contexto de producción y las relaciones con diferentes traductores, informantes y colaboradores (Aita, Zenón, Juan Pablo Vera, Jithwase, Ogwa), así como también las condiciones específicas del trabajo de campo etnográfico y lingüístico entre los makás, lenguas, angaités, sanapanás, nivaclés, chamacocos, ayoreos, tobas, chiripás y achés o guayakis; o el problema de la expresión conceptual y su célebre afición por los neologismos crípticos; sus vínculos metodológicos con diversos mecanismos y técnicas de trabajo (grabación magnetofónica, fotografía, entrevistas, observaciones y “frasearios”); las repercusiones institucionales de sus investigaciones, así como también sus implicancias para un país como Paraguay, cuya iden1 2

Antropólogo, CONICET-UBA (Argentina) - CIHA (Bolivia). Antropólogo, IICS CONICET-UCA (Argentina) - CIHA (Bolivia).

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tidad nacional se funda sobre una noción romantizada del mestizaje entre los colonizadores españoles y el mundo guaraní. A través del análisis detallado de algunos tópicos diagnósticos (el estudio de la etnonimia, el comparativismo regional o el análisis estratigráfico de las transformaciones étnicas), se postula finalmente que la obra de Susnik cifra un proyecto inacabado para una auténtica antropología del cambio social.

Palabras clave Susnik, lingüística, antropología, historia.

Abstract The article analyses Branislava Susnik's linguistic, anthropological and historical work since her arrival in Paraguay: her theoretical and methodological background (European evolutionism and diffusionism, Americanist descriptive ethnography); her biases (the analytical primacy of mythology or the evolutionary matrix implicit in her comparative formulations: hunter-gatherers, farmers, complex societies, etc.); the context of production and relations with different translators, informants and collaborators (Aita, Zenón, Juan Pablo Vera, Jithwase, Ogwa, etc.); the specific conditions of her work as an ethnographer, and the conditions of ethnographic and linguistic fieldwork among the Makás, Lenguas, Angaités, Sanapanás, Nivaclés, Chamacocos, Ayoreos, Tobas, Chiripás and Achés or Guayakis; the problem of conceptual expression and her famous fondness for cryptic neologisms; the methodological links with various working mechanisms and techniques (tape recording, photography, interviews, observations and "phrasebooks"); the institutional repercusions of her studies, as well as their implications for the historiography of Paraguay, whose national identity is based on a somewhat romanticised notion of miscegenation between the Spanish colonisers and the Guaraní world. Through detailed analysis of some diagnostic topics (the study of ethnonymy, regional comparativism or the stratigraphic analysis of ethnic transformations), the paper finally argues that Susnik's work represents an unfinished project for an anthropology of social change.

Key Words Susnik, Linguistics, Anthropology, History. 238

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| Los primeros e imprevistos escarceos de Branislava Susnik con la antropología sudamericana tuvieron lugar en la misión San Francisco de Asís de Laishí, en el Chaco argentino, donde vivió intermitentemente durante 1950 y se dedicó a estudiar la lengua de los tobas. En noviembre de 1951 se instaló definitivamente en Paraguay, y al poco tiempo de llegar comenzó a buscar la manera de proseguir esas investigaciones lingüísticas. En un primer momento, con el auxilio de Juan Belaieff, visitando a los maká de la colonia Fray Bartolomé de las Casas; y luego recorriendo el territorio de los enlhet, enxet, angaité y sanapaná en el verano de 1952, contratada por la Facultad de Filosofía de Asunción3. Sería el inicio de una larga serie de viajes de campo que, ya como directora del flamante Museo Etnográfico, realizaría entre 1956 y 1976, cuyos intereses pasarían imperceptiblemente de la lingüística a la etnografía, y abarcarían, además de los grupos nombrados, a diversas parcialidades de los ishir, los ayoreo, los chiripá, los aché y los qom-lik. Muy pronto comprendió que la tarea era ciclópea: no solo debían estudiarse las numerosísimas sociedades indígenas, sino también el influjo que éstas tuvieron sobre la identidad y la cultura nacionales. Hasta entonces, los contados esfuerzos etnológicos habían sido iniciativas aisladas e individuales, con frecuencia emprendidas por científicos o viajeros extranjeros. En este incipiente y fragmentario escenario Susnik vislumbró una obra monumental: la formación, en el Museo y la universidad, de una generación de investigadores profesionales paraguayos que emprendiera, de forma coordinada y sistemática, la extensa antropología del país4. Estos planes se condensaron desde temprano en el proyecto del “Instituto 3

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En junio de 1953, remitió a la Facultad de Filosofía estudios lingüísticos sobre cuatro grupos chaqueños (Archivo del Museo Etnográfico Andrés Barbero, en adelante Archivo MEAB. Certificado de la Facultad de Filosofía de Asunción, 15/6/1953); probablemente, entre ellos se contaban también los estudios realizados entre los toba de Laishí en 1950 y entre los maká en 1952. (SUSNIK, Branislava. 1953. Las sílabas básicas en el Maccá. 1ra parte: Vocabulario fonético; SUSNIK, Branislava 1955. Principios morfológicos de la lengua Mak’a. Estudios Pampeanos II. Asunción). Apenas inaugurado el nuevo edificio del Museo, comenzó a dictar cursos para “encauzar los estudios antropológicos aislados hacia un método científico”, y escribía: “Los resultados obtenidos hasta la fecha son modestos, pero se trata de abrir nuevos horizontes a la etnografía paraguaya, esperándose que los esfuerzos individuales de los colaboradores del Museo Etnográfico, como único centro de estas actividades en Paraguay, llevará a una mayor comprensión y apoyo económico para concretar los planes trazados”, SUSNIK, Branislava. 1957. “Actividades antropológicas en Paraguay (1955-1957)”. Runa, Vol. VIII, p. 311.

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de Etnografía y Arqueología” que procuró fundar durante sus primeros años al frente del Museo. En su más ambiciosa formulación, éste abarcaría múltiples subdisciplinas (etnografía, arqueología, etnohistoria, antroposociología, etnolingüística y etnobotánica), sería el centro neurálgico de una red de colaboradores en el campo, y ofrecería una exhaustiva formación de postgrado a sus investigadores. Pero al cabo de algunos años de vanas insistencias debió aceptar que nada de esto sería posible, y resignarse a emprender en soledad esa larga serie de estudios5. A partir de los primeros trabajos, escritos entre 1952 y 1953, Susnik dedicó su vida a una producción científica incesante, desaforada. Los visitantes habituales del Museo recuerdan su figura invariablemente encorvada frente a su máquina Hermes en un rincón de la sala de lectura, escribiendo sin pausa mientras bebía litros de té bajo una sempiterna nube de tabaco y vigilaba la sala en forma implacable aunque sin apartar los ojos del trabajo. Su propia vida personal se reorganizó en pos de esa tarea. Si bien al comienzo ocupó como dormitorio una pequeña habitación en la planta alta del Museo, al cabo de algunos años decidió abandonarla para instalarse permanentemente en su oficina, donde se encerraba a trabajar durante la tarde y largas horas de la noche. Bajo su solitario impulso, el Museo Etnográfico se convirtió rápidamente en una activa usina editorial. Durante la primera década, Susnik colmaría con sus trabajos todas las páginas del viejo Boletín de la Sociedad Científica, que pronto comenzó a organizar en series: “Etnolingüística”, “Etnografía”, “Miscelánea”. Pero, a partir de 1970, el caudal de su producción la llevaría además a iniciar sus propias colecciones: Manuales del Museo Andrés Barbero, Lenguas chaqueñas y Los aborígenes del Paraguay, a las que se sumaría un apreciable número de libros. Con los años, el arco disciplinar, étnico y geográfico de sus estudios se ampliaría cada vez más. Su larga lista de publicaciones revela esa ondulante deriva temática, que va desde los libros y artículos estrictamente lingüísticos de la década de 5

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Archivo MEAB. Carta de B. Susnik a Emilio Uzcátegui, 27 de noviembre de 1957; Archivo MEAB. B. Susnik, “Ante-proyecto de un Instituto de Etnografía y Arqueología”, julio de 1958. Susnik seguiría utilizando durante toda su vida la “guía para la clasificación de datos culturales” (o “índice clasificador”) que elaboró para su fallido Instituto (Archivo MEAB. Carta modelo para el envío de cuestionarios del Archivo Cultural, 19 de enero de 1957).

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| 1950 a los estudios de etnografía chaqueña e historia guaraní en la de 1960, los ensayos comparativos de etnología en la década de 1980 y los extensos estudios históricos que emprendió hacia el final de su vida6. 1. Una lingüística singular Susnik parece haber acuñado desde temprano el monumental proyecto de trazar una suerte de etnolingüística exhaustiva del Chaco boreal, que desarrollaría a través del estudio comparativo de sus familias lingüísticas7.Y, en efecto, consagró buena parte de sus investigaciones en el terreno a las lenguas de los maká, nivaclé, enlhet, sanapaná, chiripá, aché, qom-lik, ishir y ayoreo, en las que estaban representadas las cinco familias de la región: mataguayo, enlhet-enenlhet, tupí-guaraní, guaycurú y zamuco. Durante sus dos primeras décadas en Asunción publicaría una quincena de monografías lingüísticas, que incluían análisis fonológicos y gramaticales, vocabularios y frasearios. Y, a partir de 1971, bajo el título Lenguas chaqueñas, editó una colección de libros dedicados a sistematizar las informaciones conocidas hasta entonces sobre el léxico, la gramática y la fonética de cada familia, “a fin de proseguir luego con la lingüística comparativa”8. 6

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Esta inédita versatilidad fue destacada por los pocos exámenes críticos que existen sobre su obra. Así, observa la lingüista Harriet Manelis Klein. 1978. “A Susnik Mélange: Culture History, Linguistics, and Ethnography of Speaking”. International Journal of American Linguistics, Vol. 44, Nº 4, p. 345: “En el marco de las disciplinas académicas, es muy poco frecuente encontrar personas capaces de moverse con facilidad, casi sin esfuerzo, entre los roles de historiador, lingüista y etnógrafo. Una de ellas es Branislava Susnik, intelectual paraguaya que, casi en soledad, ha abrazado la causa de la historia, la lengua y la cultura amerindia del Paraguay. Quienes trabajamos en estas áreas tenemos con ella una deuda de gratitud”. Ver, por ejemplo, SUSNIK, Branislava 1959. Notas Complementarias al “Sistema de la Etnología” de Max Schmidt. Asunción, Manuales del Museo Andrés Barbero Vol. I, p. 129; SUSNIK, Branislava. 1962. “Estudios Emok- Toba (Chaco). Parte I. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. VII, Etnolingüística 7, p. 1; SUSNIK, Branislava. 1968. Chulupí. Esbozo gramatical analítico. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p.1; Archivo MEAB. Carta de B. Susnik a H. Baldus, Asunción, 28 de noviembre de 1953. SUSNIK, Branislava.1971. “Introducción”. Lenguas Chaqueñas I. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 1; SUSNIK, Branislava. 1972. Familia Zamuco. Chamacoco - Ayoweo. Lenguas Chaqueñas Vol. IV. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 1. La serie quedaría inconclusa. Los tres primeros tomos estaban dedicados a la familia guaycurú, compuestos en buena medida por una edición comentada de un vocabulario y gramática mbayá (caduveo) del jesuita José Sánchez Labrador. (SUSNIK, Branislava. 1971. “Introducción y notas a J. Sánchez Labrador”. Gramática Eyiguayegi-Mbayá. Según el Manuscrito del P. José Sánchez Labrador, S. J., del Siglo XVIII Lenguas Chaqueñas Vol. I. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero. pp. 1-14; SUSNIK, Branislava. 1971. Vocabulario

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No resulta sencillo evaluar estos emprendimientos. Al respecto existen, por un lado, opiniones que rozan la hagiografía y exaltan su portentoso oído lingüístico absoluto, casi sobrenatural, capaz de detectar los más ínfimos matices de las lenguas indígenas9. Pero al mismo tiempo es forzoso reconocer que, más allá de algunas excepciones, el grueso de los estudios contemporáneos ya no abreva en su obra lingüística. Sin dudas, esto se debe ante todo al marcado carácter idiosincrásico de sus trabajos; pero, probablemente, también a que éstos procuraban ir siempre más allá del análisis morfológico del lenguaje, y por tanto resulta difícil encasillarlos en los actuales parámetros académicos y disciplinares10. Partiendo de la premisa de que la lengua contiene las claves del pensamiento y la personalidad de las sociedades, la meta última de la etnolingüística de Susnik era discernir “la estrecha dependencia entre la lengua, la cultura y la sociedad”, médula oculta de la vida social y la cosmovisión que conjuraba con el término “patrones verbo-mentales”, y dedicó largos estudios al análisis de la gramática, la sintaxis o el léxico de los idiomas chaqueños

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Eyiguayegi-Mbayá, según el Manuscrito del P. José Sánchez Labrador, S. J., del Siglo XVIII Parte 1ra. Letra: A-LL. Lenguas Chaqueñas Vol. II. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, pp. 1-257; SUSNIK, Branislava. 1972. Vocabulario Eyiguayegi-Mbayá, según el Manuscrito del P. José Sánchez Labrador, S. J., del Siglo XVIII Parte 2da. Letras: M-Z. Lenguas Chaqueñas Vol. III. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, pp. 258-481). Consagrado a la familia zamuco, el cuarto volumen sistematizaba sus propias investigaciones chamacoco y ayoreo (SUSNIK, Branislava. 1972. Familia Zamuco. Chamacoco - Ayoweo. Lenguas Chaqueñas Vol. IV. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero). Y, basado en diversos viajes entre los enlhet y sanapaná, el último ofrecía una rica síntesis de etnografía y morfología lingüísticas de la familia lengua-maskoy (SUSNIK, Branislava. 1977. Lengua-Maskoy. Su hablar - Su pensar - Su vivencia. Lenguas Chaqueñas. Vol. VI. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero). Así, por ejemplo, Miguel Chase-Sardi. 1996. “El ultimo reportaje I”. Diario Última Hora, Asunción, 08 de junio, p. 11, elogia la “precisión matemática” de la lingüística susnikiana: “Decía Herbert Baldus que no creía hubiera en el mundo entero más de una docena de grandes sabios lingüistas que pudieran comprenderla plenamente”. Entre las excepciones, ver MANELIS KLEIN, Harriet E. 1978. “A Susnik Mélange: Culture History, Linguistics, and Ethnography of Speaking”. International Journal of American Linguistics, Vol. 44, Nº 4, pp. 345-350 o FABRE, Alain. 2014. Gramática de la lengua nivaclé (Studies in Native American Languages 78). Munich, LINCOM. La propia MANELIS KLEIN, Harriet E. 1978. “A Susnik Mélange: Culture History, Linguistics, and Ethnography of Speaking”. International Journal of American Linguistics, Vol. 44, Nº 4, p. 347, señala algunos de sus rasgos singulares: un énfasis excesivo en la fonética, la elaboración de términos sui generis (“índice disposicional disyunctivo”) o bien la confusión de ciertos conceptos (“estructura temática” por morfología, “temas” por raíces). Por otro lado, tal vez a causa de limitaciones técnicas a la hora de imprimir sus primeras obras, Susnik se vio forzada a acuñar una serie de símbolos fonéticos singulares cuyas equivalencias a menudo no aclaraba: sumada a su estilo deliberadamente oscuro, esta grafía resultaba en algunos de los pasajes más crípticos de su obra.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| como categorías de percepción, conducta y pensamiento. Así, en esta lingüística indisociable de la etnografía, sus trabajos solían combinar, sin solución de continuidad, análisis fonológicos o gramaticales con glosas etnográficas o reseñas históricas. Desde un comienzo se concentró en registrar las formas de discurso que, a su entender, exponían con mayor claridad esos patrones subyacentes, como las tradiciones chamánicas o las mitologías: “El relator de las tradiciones mitológicas, chamán o no, es el verdadero ‘orador’, el que interpreta el ‘hablar-sentir-percibir’, la tradicional formación existencial”11. Así, en un escrito comparativo sobre las lenguas nivaclé y maká con copiosas referencias a la mitología, explicaba que esta última era depositaria del “concepto mento-verbal” indígena, y que exponía en forma privilegiada la sutil “atención psicológica” cifrada en ciertas partículas lingüísticas. Destacaba entonces la noción de integridad denotada en el sufijo maká -ih’i, habitual en la caracterización de los héroes culturales; la intensidad expresada por el sufijo -qî, que modifica los verbos que describen las acciones míticas de los animales en las tradiciones chamánicas nivaclé; o el sentido preciso de la causalidad expresada por ciertos sufijos de ambas lenguas, que corresponde al ámbito específico de las acciones mitológicas12. En la introducción a una tardía obra de síntesis sobre las lenguas chaqueñas, Susnik presentaba como antecedente teórico de su audaz proyecto etnolingüístico a la escuela iniciada por Eric Sapir y Benjamin Lee Whorf, que como es sabido postulaba una relación directa entre las categorías gramaticales de la lengua y los modos en que los hablantes perciben el mundo13. Al respecto, resulta revelador revisar sus notas marginales al ejemplar de Lenguaje y Sociedad14 que conservaba en su biblioteca personal: muchos de los pasajes marcados o anotados abogan por una lingüística que identifique “estructuras de sentido” en unidades de estudio más amplias que las abordadas normalmente, a fin de indagar el 11 12 13 14

CHASE SARDI, Miguel. 1996. “El ultimo reportaje II”. Diario Última Hora, Asunción, 15 de julio, p. 11. SUSNIK, Branislava. 1959. “Afinidades estructurales del verbo chulupí y mak’a”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico Vol. III, Miscelánea 1, pp. 17-25. SUSNIK, Branislava. 1987. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo VII/1. Lenguas Chaqueñas. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, pp.7-12. LEFEBVRE, Henri. 1967. Lenguaje y sociedad. Buenos Aires, Proteo.

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modo en que cada lenguaje recorta la realidad sensible, y que contemple las relaciones “laterales” del lenguaje con su medio social para así restituir la importancia significante de los símbolos. Aquella genealogía incluía también algunas nociones de otros padres de la etnología moderna: Claude Lévi-Strauss, Bronislaw Malinowski o Franz Boas. Sin embargo, ese augusto linaje parece forjado a posteriori; recordemos que su formación lingüística en Europa se había centrado en las lenguas muertas de Medio Oriente y el problema de la escritura cuneiforme. Todo indica, pues, que en buena medida construyó, por sí misma y en el terreno, sus propios métodos de análisis etnolingüístico, inspirada por los ideales herederos de Herder y Wilhelm von Humboldt que impregnaban la instrucción humanista que había recibido Europa. Sin embargo, sus trabajos no buscaban simplemente definir algún ethos grupal abstracto para luego ilustrarlo con ejemplos lingüísticos. Susnik se ceñía siempre al empirismo más estricto, y adaptaba sus métodos y objetivos a la realidad observada. Desde sus primeras experiencias en el terreno presenció los procesos de transformación sufridos por las culturas chaqueñas: los toba de Laishí vivían en una misión católica que les imponía tareas agrícolas, los enlhet eran educados en escuelas anglicanas y deambulaban buscando trabajo por las estancias ganaderas, los ishir habían sido diezmados y se empleaban en obrajes madereros y los aché eran asesinados y esclavizados por los hacendados e indígenas vecinos. Se dedicó entonces a indagar la forma en que esas transformaciones sociales y económicas producían mutaciones del lenguaje. Los ishir, que llamaban “amansamiento” a esos cambios, destacaban con precisión sus dimensiones lingüísticas: al escuchar los términos recogidos décadas antes por Guido Boggiani, señalaban que aquéllas eran “palabras de antes”, de cuando “los abuelos no eran gente todavía”, y que ahora en cambio “todo era un solo Chaco y una sola palabra”. Del mismo modo, los aché de Tavaí, que habían abandonado el monte, diferenciaban el anterior “hablar - murmurar montés” del “hablar - clamar de los campos abiertos”15. Así pues, más que una lingüística propiamente dicha, o incluso que 15

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SUSNIK, Branislava. 1960. “Estudios Guayakí. Parte 1ª. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. IV, Etnolingüística 5, pp. 1-142.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| una etnolingüística, los estudios de Susnik sobre las lenguas chaqueñas materializan un proyecto de largo aliento para una etnografía del cambio lingüístico. De este modo, al abordar un proceso que denominaba “crisis lingüística” no procuraba reconstruir las lenguas o las formas de pensamiento pretéritas, sino estudiar minuciosamente esos procesos de transformación16. Con el tiempo, la “transculturación” iba a convertirse en uno de sus grandes tópicos de investigación lingüística, tal como los procesos de mestizaje ocuparían, más tarde, un lugar central en sus estudios históricos. Esto, sin embargo, no implicaba la claudicación de los ideales humboldtianos: la “realidad verbo-mental” continuaba siendo la principal meta; pero debía estudiarse no a pesar sino a través del cambio lingüístico. Una de esas transformaciones, acaso la más evidente, era lo que Susnik definía como un “empobrecimiento” semántico y expresivo: no sólo el reemplazo, la reducción numérica y la simplificación de términos o modulaciones fonéticas, sino ante todo un cambio fragmentario de los contenidos “verbo-mentales” que producía “patrones gramaticales diacrónicos” y un desajuste entre la vida cotidiana y los términos “referenciales” del idioma. Era entonces que las palabras “de antes” ya no respondían a las experiencias concretas de los indígenas ni expresaban su actual visión del mundo17 Susnik encontraba diáfanas muestras de este proceso en el caso de los sustantivos correspondientes a los reinos vegetal y animal o al antiguo modo de caza-recolección, cuya sola mención provocaba hilaridad entre los jóvenes ishir empleados en las estancias y obrajes. Los verbos utilizados por los ancianos -que indicaban con suma precisión las circunstancias específicas de la acción: motivación, circunstancia, sujeto y objeto- representaban esa antigua dimensión “verbal” que para entonces 16

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Así, a la hora de explicar las diferencias lingüísticas intercomunitarias, apelaba a las más diversas coyunturas históricas y circunstancias individuales: fisiones sociales, enemistades entre facciones, relaciones amistosas o violentas con el frente colonial, etc. Un caso flagrante de estos procesos era el “dialecto misional” impuesto a los indígenas por los misioneros anglicanos en la escuela de la misión Makthlawaiya; Susnik analizaría los modos en que esa agenda religiosa transformaba el léxico y la gramática. SUSNIK, Branislava. 1957. “Estructura de la lengua chamacoco-ebitoso”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero. Vol. I, Etnolingüística 1, p. 3; SUSNIK, Branislava. 1959. “Afinidades estructurales del verbo chulupí y mak’a”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico Vol. III, Miscelánea 1, p. 15.

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comenzaba a desarticularse y desaparecer. En los obrajes y estancias el lenguaje nativo se “empobrecía” en la misma medida en que se simplificaba la vida económica y social; allí, anotaba, simplemente se “trabaja”, se “come”, se “mata”: “un solo verbo interpreta hoy todas estas variantes del antiguo módulo cultural”18. Una de las tendencias recurrentes del cambio lingüístico era, pues, la progresiva “nominalización” o, en otras palabras, el estrechamiento semántico de los términos por el empobrecimiento gradual de sus capacidades evocativas. Así, por ejemplo, el antawa o poroto silvestre ya no implicaba para los enlhet el tiempo de madurez del ciclo alimenticio, sino un mero objeto: “No es el ítem léxico en sí lo que indica el desequilibrio verbo-mental por la aculturación, sino la disociación de las ideas y prácticas propias de la antigua vivencia cultural”19. Susnik entendía que el “carácter metafísico de la lengua-pensar-cultura” debía ser indagado en la estructura gramatical y sintáctica antes que en el vocabulario, siempre más expuesto a la coyuntura20. Pero, por esa misma razón, el estudio de los neologismos y transformaciones semánticas ofrecía un acceso indirecto a esos “patrones verbo-mentales”, ya que en ellos podían reconocerse las categorías con las que cada grupo percibe, traduce e integra las nuevas experiencias. Es así que prestó especial atención a las palabras asignadas por los indígenas a los bienes materiales de incorporación reciente, en las que podían percibirse los cambios del

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Escribía, por ejemplo, que para los ishir la multiplicidad de acciones y circunstancias asociadas con el término “cazar” se disolvían en el término “matar”: “el desplazamiento del ‘decir / hacer’ hacia el ‘decir / nombrar’ respecto a los conceptos del antiguo módulo cultural, lleva a una simplificación mento-verbal, a la uniformidad, en cierto sentido arbitraria, de conceptos antiguamente multiformes y de una exuberante movilidad circunstancial” (SUSNIK, Branislava. 1957. “Estructura de la lengua chamacoco-ebitoso”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero. Vol. I, Etnolingüística 1, pp. 14, 18). El mismo fenómeno se observaba entre los enlhet conchabados desde hacía décadas en los obrajes y las estancias ganaderas: los múltiples verbos asociados con la caza se habían reducido a uno solo -equivalente a “rastrear, buscar”- el cual, a su vez, era aplicado a la búsqueda de trabajo asalariado en las estancias (SUSNIK, Branislava. 1977. Lengua-Maskoy. Su hablar - Su pensar - Su vivencia. Lenguas Chaqueñas. Vol. VI. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 6; SUSNIK, Branislava 1987. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo VII/1. Lenguas Chaqueñas. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 16). SUSNIK, Branislava. 1977. Lengua-Maskoy. Su hablar - Su pensar - Su vivencia. Lenguas Chaqueñas. Vol. VI. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 6. SUSNIK, Branislava 1987. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo VII/1. Lenguas Chaqueñas. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 11.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| “patrón verbo-mental que clasifica los objetos”21. Esas mutaciones léxicas también seguían la vía de la nominalización: los neologismos ya no definían los objetos por sus atributos activos inherentes, y si los ancianos ishir de Puerto Diana poseían diferentes términos para referirse a los objetos del blanco sus descendientes contaban apenas con uno. De esta forma, su abordaje de la “aculturación lingüística” de los grupos chaqueños describe una suerte de mito de origen invertido, que va de lo fluido a lo estancado: el paso desde una lengua y un pensamiento exuberantes, concretos, flexibles, adaptables, atentos a los matices y a los contextos, hacia un lenguaje y un pensamiento cada vez más abstractos y uniformes -o bien, en sus propios términos- el paso de la “verbocentración” a la “substantivación”22. A su entender, las lenguas indígenas -tal como los mundos compuestos por ellas- eran dinámicas, atentas a la variación contextual, particularizantes más que homogeneizantes, verbalizantes más que nominalizadoras, y ajenas a nuestra estricta noción de causalidad puesto que corresponden a un universo cargado de “potencia vital” cuya mejor expresión eran las mitologías y las cosmologías chamánicas. Compuesto de “objetividades fijas”, el otro mundo -el nuestroresulta estático, compartimentado y utilitario. Puede entreverse aquí una percepción crítica y aun pesimista de la homogenización e instrumentalismo de la cosmovisión occidental, que volveremos a encontrar muchas veces en su obra23. 21 22

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SUSNIK, Branislava. 1959. “Afinidades estructurales del verbo chulupí y mak’a”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico Vol. III, Miscelánea 1, p. 14. SUSNIK, Branislava. 1957. “Estructura de la lengua chamacoco-ebitoso”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero. Vol. I, Etnolingüística 1, pp. 6; SUSNIK, Branislava. 1958. “Eeenthlït Appaiwa. Lengua-Maskoy. Estructura gramatical. Parte 1ra”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero Vol. II, Etnolingüística 1, p. 4. SUSNIK, Branislava. 1959. “Afinidades estructurales del verbo chulupí y mak’a”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico Vol. III, Miscelánea 1, p. 15. Esta visión remite a la oposición trazada por el propio WHORF, Benjamin Lee. 1957. Language, Thought and Reality. Selected writings of Benjamin Lee Whorf. Nueva York, MIT Press, Wiley & Sons, entre las lenguas occidentales (que según los principios de la física newtoniana modelan un espacio objetivo, unidimensional, marcado por la división clara del tiempo en pasado, presente y futuro) y aquellas otras que responden a principios distintos (dimensiones múltiples, inmediatez, atemporalidad o circularidad). Comentando las ideas de este autor sobre las diferencias entre el hopi y las lenguas occidentales, Susnik anota: “Es, creo, innegable que las lenguas ‘europeas’ tienden hoy hacia los contextos significales fijos y uniformes; la moderna ‘ingeniería de la comunicación’ está interesada en una reacción comportamista homogénea del hombre; predomina el proceso

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En este sentido, los estudios lingüísticos de Susnik proponen una indagación en los mecanismos concretos de la colonización de las sociedades indígenas. En particular, de los efectos del trabajo en los enclaves industriales o ganaderos sobre la organización social y las identidades étnicas, puesto que era principalmente allí donde los muchachos indígenas modificaban sus “patrones verbo-mentales” y abandonaban la cosmovisión de sus mayores: “Los jóvenes se adaptaron ‘utilitaria y circunstancialmente’, participando del nuevo ‘trabajo de ganancia’, saliendo de la realidad del antiguo vocabulario ambiental-subsistencial”24. En un plano más práctico -o menos esotérico- analizaba también las consecuencias sociales de esas mutaciones: la oposición generacional y el debilitamiento de la cohesión grupal. Su forma más flagrante y extendida, que encontraría prácticamente en los centros de trabajo de toda el área chaqueña, era la adopción total o parcial del guaraní, hablado por los obreros paraguayos, como lengua franca. En su perspectiva, ese “bilingüismo” no se limitaba a aspectos técnicos -como una eventual re-nasalización entre los aché- sino que poseía implicancias más profundas: era el “impacto” entre “procesos de pensar” diferentes. Por otro lado, el empirismo de Susnik no solo la llevaba a interesarse por los procesos de transformación lingüística sino que también, y por las mismas razones, la inducía a concentrarse en aquello que Ferdinand de Saussure denominaba “habla”; es decir, los discursos cambiantes, heterogéneos y concretos de la vida cotidiana. Entre los ishir, por ejemplo, distinguía diversos “estilos” de habla, cada uno con rasgos o códigos propios, que iban desde el purismo gramatical de las fórmulas rituales hasta los discursos lúdicos en los obrajes madereros. En poco tiempo, esta atención en el habla como unidad de estudio conduciría sus métodos de registro más cerca de la encuesta etnográfica que del análisis gramatical. Por un lado, procuraba registrar diversas situaciones comunicacionales que iban desde conversaciones espontáneas en la aldea hasta las solem-

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de una rápida y efectiva ‘nominalización’ en desmedro de la ‘verbalización’” (SUSNIK, Branislava 1987. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo VII/1. Lenguas Chaqueñas. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 8). CHASE-SARDI, Miguel. 1996. “El ultimo reportaje II”. Diario Última Hora, Asunción, 15 de julio, p. 11

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| nes narraciones míticas de los chamanes25. Por el otro, el estudio del habla implicaba necesariamente otorgar relevancia analítica a los contextos de enunciación -incluyendo el de la entrevista lingüística: observaba con lucidez, por ejemplo, que los nivaclé omitían ciertos determinativos cuando hablaban con los blancos, en especial con aquellos que se interesaban por su idioma. Durante una de las visitas que realizó a los aché en 1960, ante la imposibilidad de llevar a cabo las habituales encuestas lingüísticas concibió un nuevo método de registro, que aplicaría en todos sus siguientes viajes, basado en una transcripción literal, por medio de grabaciones, de largos discursos espontáneos: “Decidí llevar apuntes exactos de las frases tal cual expresadas por los guayakíes”, explicaba, “y evité todo cuestionario preconcebido a fin de no desorientar su propio y primitivo modo de conceptualización”26. Este registro de la lengua en funcionamiento, de sus estructuras sintácticas y modismos expresivos, iba a convertirse en su método habitual de indagación: “el único -declarabaque permite obtener con cierta fidelidad algunos datos etnográficos y el hábito expresivo-verbal”27. Podría decirse entonces que en sus investigaciones lingüísticas Susnik implementó el mismo método topográfico que más tarde aplicaría a sus estudios etnológicos o históricos. Como su historia o su cultura, las lenguas indígenas están atadas a la eventualidad, al cambio, a la variación: más que abstraer esas particularidades, la tarea era recorrerlas minuciosamente, procurando colectar las piezas dispersas de un intrincado mecanismo a fin de reconstruir la forma en que estas lenguas construyen -o dejan de construir- una perspectiva determinada sobre el mundo y una subjetividad colectiva. La publicación de “frasearios”, probablemente el aspecto más perdurable de su obra lingüística, es, de hecho, la muestra más acabada de ese ideal28. 25 26 27

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SUSNIK, Branislava. 1957. “Estructura de la lengua chamacoco-ebitoso”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero. Vol. I, Etnolingüística 1, pp. 21-22. Archivo MEAB. B. Susnik. Informe sobre un breve estudio preliminar de los guayakíes. Cfr. SUSNIK, Branislava. 1960. “Estudios Guayakí. Parte 1ª. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. IV, Etnolingüística 5, pp. ii; SUSNIK, Branislava. 1987. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo VII/1. Lenguas Chaqueñas. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 7. SUSNIK, Branislava. 1962. “Estudios Emok- Toba (Chaco). Parte I. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. VII, Etnolingüística 7, p. 214, explicaba que el fraseario

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Lejos entonces del sobrio tecnicismo de la lingüística profesional, algunas de las obras que Susnik publicaría sobre las lenguas aché, qom-lik o enlhet son en realidad riquísimas auto-etnografías repletas de glosas lingüísticas, etnográficas e históricas, cuyos ejes temáticos abarcan los más diversos aspectos de la vida social: la cosmovisión, la caza y recolección, la alimentación, el trabajo en las estancias, las fiestas, las viviendas, los adornos corporales, el ciclo vital, el parentesco, las enfermedades, la muerte o el chamanismo29. Esta combinación de tratado lingüístico y descripción etnográfica fue llevada a su máxima expresión en el volumen dedicado a los grupos de habla enlhet-enenlhet de 1977, considerado por Manelis Klein como “una de las mejores etnografías de la comunicación de una lengua americana”30. Se trató, por lo demás, de la última gran monografía lingüística publicada por Susnik, puesto que desde la década de 1960 había comenzado a concentrarse en las investigaciones etnohistóricas, y poco a poco, a lo largo de la década siguiente, los estudios estrictamente lingüísticos iban a desaparecer de su agenda. 2. El problema del cambio en la chamacocología Susnik hizo dos grandes viajes a las comunidades ishir (o chamacoco) del alto Paraguay. Durante el primero, entre agosto de 1956 y enero de 1957, visitó diversos asentamientos de la parcialidad ebitoso a orillas del río, entre Puerto Guaraní y Puerto Diana, alternados con breves excursiones a las aldeas del interior. Durante este viaje se concentró particularmente en el chamanismo, la mitología y la vida religiosa del grupo,

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“trata de abarcar los hechos de la vida tal cual relatados por los mismos [indígenas]”. La intransigente literalidad de sus traducciones al castellano -intercaladas en las entrelíneas de las transcripciones- buscaba reproducir fielmente esos modos de narración y pensamiento. SUSNIK, Branislava. 1960. “Estudios Guayakí. Parte 1ª. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. IV, Etnolingüística 5, p. iv. Véase, por ejemplo, esta traducción de una frase aché: “tronar estreñidamente, el jabalí-hembra la que se aviene forcejeando; tronar-con estallidos-grandes: el caimán tronar-bajando; el pájaro Dz forcejear: tronar - bajar”. SUSNIK, Branislava. 1960. “Estudios Guayakí. Parte 1ª. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. IV, Etnolingüística 5, pp. 1-142; SUSNIK, Branislava. 1962. “Estudios Emok- Toba (Chaco). Parte I. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. VII, Etnolingüística 7, pp. 1-214; SUSNIK, Branislava. 1977. Lengua-Maskoy. Su hablar - Su pensar - Su vivencia. Lenguas Chaqueñas. Vol. VI. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero. MANELIS KLEIN, Harriet E. 1978. “A Susnik Mélange: Culture History, Linguistics, and Ethnography of Speaking”. International Journal of American Linguistics, Vol. 44, Nº 4, p. 347.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| presenció el extenso y complejo ciclo anual de los anábsoro, que es también el rito de iniciación de los jóvenes varones, e incluso fue autorizada a ingresar al tobich, casa de los iniciandos ubicada a cierta distancia de la aldea y rigurosamente vedada a las mujeres. A su regreso publicó los dos volúmenes de sus Estudios Chamacoco, un abigarrado examen de los mitos, ritos y organización social del grupo. Realizó la segunda visita a la región más de una década después, entre noviembre de 1968 y enero de 1969, para establecerse en Puerto Diana, donde había presenciado el complejo ritual de los anábsoro en su primera expedición, a fin de analizar los cambios ocurridos desde entonces. El principal resultado de ese viaje sería Chamacocos 1. Cambio cultural, que es, sin dudas, el libro más etnográfico de Susnik (1969): el que se basa en una estadía más extensa en una misma aldea, el que establece una relación más palpable con la gente, el que mejor expone la intersubjetividad inherente a la empresa antropológica, y el que concede mayor papel analítico a los indígenas como actores individuales. Comienza, de hecho, con dos largas reflexiones de sus informantes Alejandro Gaona y Pedro Osuna, y las páginas que siguen abundan en referencias personalizadas a los jefes Wiwí, Lári, Antonio, Xurié o Manéko, al chamán Aita, al “legendario Básebügü”, al “irónico Albino”, al “viejo Pánfilo”, al “ébidoso Boggiani” y hasta al famoso “Capitán Pinturas”. De la misma forma que su etnografía ishir fijaría un canon mitológico o estético para la posteridad, personajes eminentes como Aita, Básebügü o el propio Pinturas quedaron inmortalizados como referencias ineludibles que de ahí en más reaparecerán citados una y otra vez por la literatura chamacocológica31. La primera etnografía ishir de Susnik había sido un estudio de corte clásico, que desplegaba las grandes líneas rectoras de una mitología profusa y enigmática, de un ritual abigarrado, y de una arquitectura sociológica de asombrosa complejidad. La información recopilada en aquel viaje 31

Ver por ejemplo CORDEU, Edgardo J.1994. “La Saga de Basebuky. Sujecion intertribal, rencilla étnica y sumisión cognitiva de los ebidoso del Chaco Boreal”. Suplemento Antropológico, Vol. XXIX, Nº 1-2, pp. 249-298; CORDEU, Edgardo J. 1999. Transfiguraciones simbólicas. Ciclo ritual de los indios Tomaráxo del Chaco Boreal. Quito, Abya-Yala. RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal. Tesis doctoral, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París.

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pionero reflejaba la notable singularidad organizativa de este grupo, que evocaba la intrincada mecánica sociológica de los grupos jê de la Amazonía y los diferenciaba claramente del resto de los indígenas chaqueños. Al instaurar el dominio masculino y la autoridad gerontocrática por sobre el poder primigenio de las mujeres, el rito iniciático cifraba el secreto tribal en la palabra de la diosa Eshnuwerta y codificaba las reglas morales que sostienen el correcto funcionamiento del mundo. El contenido del mito consiste esencialmente en una revelación esotérica: los antepasados convivían con los espíritus anábsoro, organizados en matriclanes, hasta que un incidente quebró la convivencia edénica y los hombres se rebelaron y los masacraron; se instauró así la sociabilidad tradicional basada en mitades, clanes patrilineales, clases etarias y la primacía institucional de lo masculino, así como también la posibilidad de cataclismos cósmicos si los hombres quebrantan las pautas tribales. El libro comenzaba, precisamente, con algunas sombrías notas acerca de Nemur, el personaje mitológico destinado a exterminar a los ishir, al que los ritos procuraban contener cíclicamente, como glosa del avance de los cambios culturales provocados por la colonización: “Ya nadie y nada ataja a Nemur”, decían los indígenas32.Y, en efecto, en su regreso a la región, Susnik enfrentaría la radical transformación de ese escenario conocido, analizado y hasta añorado. Es así que el hilo argumental de su segunda etnografía ishir, explícito desde el propio título, pasaba a ser el cambio social. También en este caso el texto comienza con un pasaje revelador: “Cuando los chamacocos por primera vez vieron un avión, éste les evocaba el mítico ser alado y antropófago Anörxyt; al acostumbrarse a verlo sobrevolando su ‘costa’, el avión era ya una ‘caja de hierro caminante’; al poder observarlo de cerca, el avión ya ‘tenía ojos, cara’ (ylys”); y cuando el avión era ya un medio normal de la comunicación norteña, la palabra castellana ‘avión’ introdújose definitivamente en el léxico chamacoco”33. Reconocemos aquí los temas que se habían impuesto en su etnografía lingüística: las transformaciones, la adaptabilidad y la mutación dinámica de los sistemas culturales. Lo que Susnik nos ofrece en 32 33

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SUSNIK, Branislava. 1957. “Estudios Chamacoco. Parte 1ra. Organización social, mitológica y shamanismo”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero Vol. I, Etnografía 1, p. 1. SUSNIK, Branislava. 1969. Chamacocos I. Cambio Cultural. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 9.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| esta obra es, en definitiva, la lúcida radiografía de un momento crítico en la existencia ishir. El libro documenta el paso de la vida en el monte a las orillas del río Paraguay, las ambigüedades del mestizaje, la progresiva inserción en el mercado regional de trabajo, el avance del aparato nacionalista y del proselitismo misional evangélico.Y, en un nivel más subjetivo, deja entrever el asombro de la etnógrafa ante la rapidez y profundidad de los cambios34. Susnik encontró que las transformaciones se concatenaban en todos los órdenes de la vida social, y que esta mutación resultaba casi desoladora: los jóvenes lucían camisetas de equipos de fútbol; las redes de solidaridad, reciprocidad y redistribución que antes conformaban las familias extensas se restringían al seno de la familia nuclear; se reconfiguraban los criterios locales de propiedad y posesión; se fragmentaba la autoridad de los caciques; la antigua amistad formal entre los clanes mutaba en relaciones de compadrazgo con los patrones; los antiguos juegos entre cofradías patrilineales, que antaño transmitían y socializaban conductas estereotipadas (la prudencia del oso hormiguero, la bravura del jaguar, la rigurosa división sexual del conocimiento), se vaciaban de contenido y eran reemplazados por la idea genérica de la “hermandad” evangélica, o bien por un “pandillismo” que sólo buscaba el escapismo y la diversión. Con los indígenas trabajando como obreros, hacheros, lavanderas o peones en localidades como Puerto Diana, Bahía Negra o Puerto Esperanza, el enganche o la “changa” dejaban de ser actividades complementarias de la caza y recolección para transformarse en auténtico motor de la subsistencia. Las mujeres abandonaban la recolección y confeccionaban “artesanías” para el comercio mientras los hombres se “encuentaban” a crédito para decepcionarse, cíclica e inexorablemente, en el epílogo de cada nueva aventura laboral. En esta economía pidgin Susnik registró la interfaz entre la lengua ishir y el léxico moderno, el uso de fechas, números o unidades de peso o de medida en castellano, la combinación de ci34

Inauguraba, de esta forma, una línea de estudios consagrados a las consecuencias del cambio social entre los ishir: véanse, por ejemplo, CORDEU, Edgardo J. 1989. “Los chamacocos o ishir del Chaco boreal. Algunos aspectos de un proceso de desestructuración étnica”. América Indígena. México. Vol. XLIX, Nº 3, pp. 545-580 o BLASER, Mario. 2010. Storytelling Globalization from the Chaco and Beyond. Durham, Londres, Duke.

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fras numéricas con el guaraní (“nota”, “nota grande”, “nota cabezante”), o bien la difusión regional de unidades vernáculas de medida como el corte de quebracho. Mientras la economía comunitaria se monetarizaba los ishir eran dominados por una “psicosis de adquirir cosas”, que reemplazaba a la antigua afición a la caza y la guerra. Tras esta pulsión por la tecnología del blanco Susnik deploraba una “economía a base del deseo”: “Hoy en día el ‘trabajo’ y la ‘ganancia’ dominan toda la atención mental vital de los chamacocos”35. El correlato ideológico de este proceso era una “amnesia colectiva” entre los viejos ishir y una “tendencia reinterpretativa acomodaticia” entre los jóvenes, que comenzaban a tomar como modelo a los criollos o bien a los misioneros evangélicos, y ridiculizaban a los ancianos por su apego a los viejos mitos y rituales. El “nombre-marca”, que tradicionalmente identificaba al indígena ligándolo con sus antepasados clánicos, con el ceremonial colectivo y con la solidaridad grupal, se atomizaba en una onomástica individualista que identificaba a la gente por medio del apellido: Balbuena, Barra, Flores. En términos de la clásica antropología africanista, constataba con sus propios ojos el pasaje de la “persona” al “individuo”: “Para usar las palabras del viejo Pánfilo, el yo y mi puesto clánico” pasaban a ser “yo soy, yo quiero, yo gano”36. A entender de Susnik, más tarde o más temprano ese malestar en la cultura encontraría expresión en la conciencia indígena, y así se esparciría la retórica del capitalismo industrial (“fuente de trabajo”, “ganancia”, “cuenta”, “crédito”), del nacionalismo (“patria chamacoca”) o del evangelismo (“hermandad”, “prójimo”, “fe”). Flagelo histórico de los enemigos caduveo y ayoreo, el legendario caudillo Básebügü era ahora un “presidente”, los clanes patrilineales “equipos”, las aves de mal agüero “pájaros telegrafistas”, los chamanes curaban “a fiado” y hablaban con los espíritus auxiliares por una “radio invisible”. Para las nuevas generaciones los mitos eran “pura mentira”, “payasería chamacoca” o “macanas estúpidas”, y los otrora imponentes personajes mitológicos devenían figuras entre 35 36

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SUSNIK, Branislava. 1969. Chamacocos I. Cambio Cultural. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 93. Ibídem, p. 118.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| patéticas y risueñas. Los chamanes “gritaban nomás su polca” sin conseguir aliviar a sus pacientes: en ocasiones porque los jóvenes despreciaban el saber tribal y no acataban el procedimiento estipulado, pero en otras la razón del fracaso era más inquietante: enfermedades como la tuberculosis constituían un “cambio sociocultural y conceptual”, auténtico “síntoma biológico de aculturación” ante el cual los sabios indígenas podían hacer poco y alegaban que los espíritus se habían “enfurecido”. Los ancianos anunciaban el fin de los kónsaxa, los grandes chamanes, que ya no eran capaces de comunicarse con sus espíritus auxiliares: “ya no saben soñar”, explicaban, y decían que Eshnuwerta se había alejado de ellos cuando “el dios cristiano trajo la nueva palabra”37. Al mismo tiempo, tanto en la primera como en la segunda etnografía ishir surgen ciertas claves analíticas que dicen más sobre la propia Susnik que sobre los indígenas. Por acción u omisión, un primer rasgo de estos estudios es la preponderancia explicativa de la mitología: en ambos casos, en la base de la experiencia ishir Susnik detectaba, inexorablemente, el mito. Al que, siguiendo la famosa sentencia de Bronislaw Malinowski, entendía como una carta que codificaba la vida social: cada aspecto de la cultura era explicado apelando a la razón mitológica. Al fin y al cabo, la fórmula era aplicada por los propios ishir: “Los chamacocos reducen todas sus costumbres sociales a ‘la palabra’ de Esnuwerta, convirtiéndola en 37

Ibídem, p. 10-11, 201-204, 212-213. La clave fundamental de la obra era la desaparición del ritual, proceso que Susnik describía en estos términos: “Después del abandono del ceremonial anabsónico y la última ‘gran prueba’ anti-anabsónica, la figura de Nemur se destacaba más y más como la de un ‘gran engañador’ cuya palabra siempre era ‘maligna/adversa’; así proclamaban los jóvenes Ebitoso y los jóvenes mestizos chamacocos-blancos, y también las mismas mujeres, viéndose todos ellos librados de la presión social impositiva de los ‘viejos’…Y abandonaron el ceremonial anabsónico, se realizó la gran prueba y ‘no sucedió nada’; de esta manera, el antiguo ceremonial convirtióse en ‘mentira’ y todo lo nemuriano en ‘engaño’” (Cfr. SUSNIK, Branislava. 1969. Chamacocos I. Cambio Cultural. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 204; RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal. Tesis doctoral, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París, p. 457). Hay que decir, sin embargo, que este ciclo ritual sería estudiado por los siguientes etnógrafos del grupo a partir de su redescubrimiento en la década de 1980 (ESCOBAR, Ticio. 2014. La maldición de Nemur: acerca del arte, el mito y el ritual de los indígenas Ishir del Gran Chaco paraguayo. Los Polvorines, Universidad Nacional de General Sarmiento; CORDEU, Edgardo J. 1999. Transfiguraciones simbólicas. Ciclo ritual de los indios Tomaráxo del Chaco Boreal. Quito, Abya-Yala. RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal. Tesis doctoral, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París).

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una ‘maestra social’”38. Un segundo rasgo recurrente era cierto conservadurismo estético y hasta moral, pues Susnik solía mostrarse más ortodoxa y purista que los propios indígenas a la hora de valorar los cambios sociales, y su lectura de la realidad no pocas veces era fatalista y lúgubre; así, por ejemplo, no ocultaba su decepción porque el chamán Aita, que en 1956 había sido uno de sus principales informantes, fuera ahora un prolijo y responsable diácono evangélico a quien sólo le interesaba hablar sobre las Escrituras. Tal vez menos conspicuo, un tercer rasgo era cierta antipatía por el protestantismo. Como emulando alguna página de Max Weber, abundaba en alusiones al estrecho lazo entre la nueva moral utilitaria -que sin ambages calificaba como “ventajera”- y la incontenible difusión del evangelismo entre los ishir (y los chaqueños en general), que en 1968 parecían sumidos en “un materialismo exacerbado” y no hablaban de otra cosa que del “crédito” que tenían con Dios, del “valor” de su palabra o de la “responsabilidad” para con sus “hermanos”. 3. La etnología chaqueña Al cabo de diez años de producción sostenida, Susnik publicó otro hito antropológico fundamental y a la vez completamente distinto, Los aborígenes del Paraguay, I: Etnología del Chaco boreal y su periferia (1978), sobre cuyas intuiciones programáticas volvería una y otra vez en su obra posterior39. Se trataba, nada menos, que de reconstituir en su totalidad el mapa étnico con que se toparon los exploradores españoles que llegaron al Paraguay en los siglos XVI y XVII al perseguir el fabuloso El Dorado. Es cierto que ese ambicioso proyecto dependía de preconceptos de corte evolutivo todavía arraigados en la etnología de la época; ante todo, la división -que situaba geográficamente sobre el río Paraguay- entre, por 38

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SUSNIK, Branislava. 1969. Chamacocos I. Cambio Cultural. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 199. O bien: “las tradiciones mitológicas, …siempre actúan como términos clasificatorios de la vida, de la conducta y de la misma aspiración del grupo humano” (Ibídem, p. 11). Parte del argumento había sido anticipado en SUSNIK, Branislava. 1971. “Introducción”. Lenguas Chaqueñas I. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, pp. 1-18.; SUSNIK, Branislava. 1971. “Introducción y notas a J. Sánchez Labrador”. Gramática Eyiguayegi-Mbayá. Según el Manuscrito del P. José Sánchez Labrador, S. J., del Siglo XVIII Lenguas Chaqueñas Vol. I. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero. pp. 1-14 y sería profundizado en SUSNIK, Branislava. 1981. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo III. Etnohistoria de los Chaqueños (1650- 1910). Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| un lado, los indígenas de tipo “pámpido” del Chaco (guaycurú, mataguayo, enlhet-enenlhet), cazadores-recolectores paleolíticos, rudimentarios, independientes, autárquicos, caracterizados por el minimalismo tecnológico y por una organización social elemental; y por el otro los indígenas “amazónides” (chané, guaraní, xaraye), agricultores del neolítico más proclives a la integración regional, a un mayor refinamiento tecnológico y a una mayor complejidad social; o bien la idea consecuente de que la difusión cultural debía ocurrir necesariamente de los segundos hacia los primeros40. Pero, más allá de este esquema general, los aspectos novedosos del análisis eran notables y trascendían largamente ese sesgo. Considerada en su momento y lugar, es imperioso reconocer que la apuesta analítica de Susnik resultaba audaz en un país que, en su discurso histórico habitual, había fundado su propia identidad nacional sobre una noción romantizada del mestizaje entre los colonizadores españoles y el mundo guaraní: en estos estudios de etnología chaqueña, por el contrario, Susnik plantea por primera vez la posibilidad alternativa de una historia indígena del Paraguay en la que el Chaco ocupa el centro de la escena y los indígenas chaqueños son, no ya actores de reparto, secundarios, incluso invisibles, sino tan protagonistas de la historia como los guaraní o aun como los propios conquistadores. Más allá de esta inflexión historiográfica -radical en la percepción americanista y en particular para Paraguay-, la obra de Susnik resulta antropológicamente significativa en un sentido ulterior. Su investigación asumía con esta obra un alcance comparativo mucho más amplio que sus estudios etnográficos previos. Ante todo, reabría el viejo expediente de la etnonimia indígena. La enorme variedad de gentilicios en las fuentes chaqueñas había provocado desde temprano el desconcierto de los observadores; así, ya en el siglo XVIII, el jesuita Joaquín Camaño observaba: Sucede también que a una misma Nación le dieron los Españoles antiguos un nombre, y los más modernos otro; o los de una Provincia la llamaron con 40

Se trata, en rigor, de una vieja idea de la antropología chaqueña presente en autores como Max Schmidt, Erland Nordenskiöld o Alfred Métraux (BOSSERT, Federico y Diego Villar. 2007. “La etnología chiriguano de Alfred Métraux”. Journal de la Société des Américanistes, Vol. 93, Nº 1, pp. 127-166; BOSSERT, Federico y Diego Villar. 2013. Hijos de la selva. La fotografía etnográfica de Max Schmidt. Sons of the Forest: the ethnographic Photography of Max Schmidt. Santa Mónica, Perceval Press).

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uno, y los de otra con otro nombre; o las Naciones confinantes que la conocen, le dan cada una un nombre distinto según su lengua; el historiador o geógrafo poco práctico de esas tierras, recoge todos esos nombres contando bajo cada uno una Nación distinta41.

El problema fue objeto de largos debates y todavía en la década de 1940 un reputado etnólogo como Alfred Métraux publicaba extensas listas de gentilicios que procuraban echar luz sobre el magma de las denominaciones étnicas y las familias lingüísticas42. Susnik retomaba esa tradición, y en su diagrama explícitamente comparativo encontramos el germen de otro proyecto de largo aliento: una comprensión histórica de esos nombres grupales organizados en fases, capas o estratos etnonímicos que todavía inspira a numerosos estudios contemporáneos43. En el paisaje indígena que describía, las variaciones nominales planteaban dilemas de diversa índole. Había, en primer lugar, categorías genéricas que englobaban a grupos indígenas diferentes entre sí: grupos que hablaban lenguas distintas e incluso grupos que hablaban lenguas pertenecientes a distintas filiaciones lingüísticas. Así, por ejemplo, el término “tapuy” refería en diferentes momentos a grupos guaraní, chiquitano o zamuco, y el término “enimagá” a parcialidades lengua o maká. En segundo lugar, había autónimos o endónimos y exónimos, nombres despectivos o apreciativos, o bien denominaciones colectivas originadas en topónimos y nombres de jefes44. Además, estas categorías llegaban ta41 42 43

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CAMAÑO Joaquín 1955 [1778] “Noticias del Gran Chaco”. En: Guillermo Furlong (ed.), Joaquín Camaño SJ y su “Noticia del Gran Chaco”. Buenos Aires, Librería del Plata, pp. 116-117. MÉTRAUX, Alfred. 1946. “Ethnography of the Chaco”. En Julian Steward (ed.), Handbook of South American Indians, Vol. 1. Washington, Smithsonian Institution, pp. 214-245. Ver, por ejemplo, el desarrollo de esas intuiciones susnikianas en COMBÈS, Isabelle. 2009. Zamucos. Cochabamba, ILAMIS; COMBÈS, Isabelle. 2010. Diccionario étnico. Santa Cruz la Vieja y su entorno en el siglo XVI. Cochabamba, Itinerarios, ILAMIS; COMBÈS, Isabelle. 2012. “Susnik y los gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente boliviano)”. Indiana, Vol. 29, pp. 201-220; RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal. Tesis doctoral, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París; RICHARD, Nicolás. 2011. “La querelle des noms. Strates et chaines ethnonymiques dans le chaco boreal”. Journal de la Société des Américanistes, Vol. 97, nº 2, pp. 201-230; VILLAR, Diego, Lorena Córdoba e Isabelle Combès. 2009. La reducción imposible. Las expediciones del padre Negrete a los pacaguaras (1795-1800). Cochabamba, Nómades, ILAMIS; o MARTÍNEZ, Cecilia. 2018. Una etnohistoria de Chiquitos. Más allá del horizonte jesuítico. Cochabamba, ILAMIS, Itinerarios. Susnik fue, de hecho, una de las primeras en consignar los autónimos de los nivaclé, ishir, qom-lik y aché

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| mizadas por la mirada de diversos agentes mediadores: vecinos indígenas, lenguaraces, intérpretes, baqueanos, misioneros, exploradores, militares o funcionarios. Así, surgían nombres genéricos dados a los nativos por los españoles (por ejemplo, “guaycurú” para todo indígena errante del alto Paraguay, “frentones” para todo el que se rapara frontalmente el cabello, “lenguas” para quienes usasen adornos labiales u “orejones” para aquellos que llevaban adornos auriculares) o bien por los propios indígenas (“toba”, que proviene del guaraní tova-ja, lo que está en el frente, la fachada de las cosas, el cuñado o afín; o “timbú”, nombre guaraní para cualquier grupo con la costumbre de perforarse los labios). Había, por último, una gran diversidad semántica implícita en la propia grilla de la traducción: así, la mayoría de las veces los diversos nombres étnicos chaqueños podían traducirse como “gente” pero también como “lenguas”, “frentes”, “orejas”, “esclavos”, “perros”, “los del monte”, “los del río”, “los de allá”, “sarnosos”, “salvajes”, “aquellos” o, simplemente, “los otros”45. No había, pues, nombres “verdaderos” u “originarios” sino productos contingentes de cadenas azarosas de alianzas, enemistades, malentendidos, traducciones, deformaciones e interpretaciones. Y lo más grave, dado que era la situación más corriente, es que en la historia de cada nombre había una superposición simultánea de muchos o todos esos criterios. Susnik lidió resueltamente con esa maraña nominal que había desvelado a Camaño y a tantos otros, y trazó una suerte de estratigrafía que le permitía apreciar la forma en la cual, a través del tiempo, las diversas capas gentilicias se habían ido reemplazando, articulando o superponiendo unas con otras. Este método nos permite entender que los “vejoces” de la fase misionera eran los “matacos” del período moderno o los “wichí” contemporáneos; que los “lenguas” se transformaban en los “sanapaná” y hoy en los “enhlet”; o bien que los “frentones” jesuitas son los “guaycurúes” o “aguilotes” coloniales, pero también los “tobas” modernos y los actuales “qom”. No se trata, pues, de dilucidar el grado de veracidad de tal o cual 45

que, con el tiempo, se convirtieron en los “nombres oficiales” de esos grupos. BRAUNSTEIN, José. 2006. “El signo del agua. Formas de clasificación étnica wichí”. En: Isabelle Combès (ed.), Definiciones étnicas, organización social y estrategias políticas en el Chaco y la Chiquitanía. Santa Cruz de la Sierra, IFEA, SNV, El País, pp. 145-153; RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal. Tesis doctoral, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París.

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nombre, sino más bien de entender cómo operaban esas diversas tramas de nominación en determinadas condiciones históricas. No es posible, así, entender el pasaje de “frentones” a “tobas” -o luego de “tobas” a “qom”- si no se toman en cuenta las relaciones entre, por un lado, esos grupos y las parcialidades vecinas de diversas familias lingüísticas (tobas y pilagás, tobas y nivaclés), o bien el nexo entre esos mismos indígenas y una miríada de agentes externos: misioneros españoles, esclavistas portugueses, militares paraguayos, gendarmes argentinos, naturalistas europeos, antropólogos, agrónomos, funcionarios estatales o los actuales promotores de desarrollo46. Otro rasgo transversal en la etnología comparativa de Susnik es su particular abordaje del multiculturalismo. Tomando al Paraguay como axis mundi, lograba escribir una auténtica historia indígena en constante ebullición, en la cual el mestizaje, las alianzas, el intercambio, los préstamos culturales o el multilingüismo no eran un accidente, una circunstancia o una fase, producto de la presunta “entrada en la historia” debida a la colonización, sino más bien la condición intrínseca del escenario interétnico. La técnica analítica desplegada por Susnik resulta difícil de resumir. Se trataba del montaje artesanal de una suerte de rompecabezas chaqueño que se desarticula si uno toma una única pieza. Al Paraguay indígena, en otras palabras, había que entenderlo como un todo orgánico. El Gran Chaco, en particular, se presentaba como un gran mapa que podía leerse desde cualquier confín: desde el Sur con los mocovíes, desde el Norte con los zamuco, desde el Oeste con los tonocoté o desde el Este con los chaná. Si, por ejemplo, se abordaba la región desde el Oeste, el observador encontraba a los lule y vilela destruyendo los campamentos tonocoté, para luego ser presionados por el avance oriental de los guaycurú, que a 46

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Como bien advierte RICHARD, Nicolás 2011. “La querelle des noms. Strates et chaines ethnonymiques dans le chaco boreal”. Journal de la Société des Américanistes, Vol. 97, nº 2, p. 205, las implicancias metodológicas son enormes. El problema no se reduce a una cuestión de objetividad lingüística -como si, luego de trabajar décadas con los “lengua” del Chaco paraguayo, los anglicanos hubieran podido aguzar el oído para advertir que en realidad convivían con los “enlhet”. Tampoco se reduce al derecho ético de cada grupo a elegir su propio nombre. Las mutaciones nominales no cifran una evolución hegeliana y moral de los exónimos hacia los autónimos, de los nombres despectivos a los respetuosos, o de los falsos a los verdaderos; pues eso presupondría un sujeto indígena ilusorio, inalterable, siempre idéntico a sí mismo, que cambia de nombres como si fueran ropas o pieles atravesando la jungla de denominaciones equívocas hasta finalmente emanciparse a través de la autodenominación.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| su vez eran presionados desde el Sur por los “pámpidos” que por su parte empujaban hacia el Norte a los mataco-mataguayo y hacia el Nordeste a los zamuco -cuyo ascenso sería a la vez interrumpido por los chiquitano de las planicies bolivianas. La comprensión de un eslabón de la cadena implicaba la consideración simultánea de todos los demás. Los abipón no se entendían sin los charrúa, los charrúa sin los guaraní, los guaraní sin los caduveo, éstos sin los guaná y los guaná sin los ishir, que a su vez -tal como sabemos por la propia etnografía de Susnik- no podían concebirse desligados de su brumosa relación con los jê de la Amazonía meridional. Por si fuera poco, al mismo tiempo todos esos contactos culturales no podían desligarse de la influencia decisiva de los agentes coloniales, como mostraban con elocuencia las alianzas entre españoles y guaraní contra los guaycurú. En una conferencia impartida durante sus últimos años, Susnik recapitulaba el panorama que había estudiado a lo largo de tres décadas con una epigramática expresión: “Hay migraciones, hay fusiones intertribales, hay movimientos; no es una cosa estática como quizás a veces la arqueología nos lo presenta: todo es movilidad”47. El problema de la osadía explicativa de Susnik, y de los singulares métodos que forjó para captar esa realidad panorámica con innumerables matices en condiciones variables de tiempo y espacio, no es menor en modo alguno. Lejos de los tiempos heroicos de los ancestros disciplinares, con una antropología ya profesionalizada, mayormente dedicada al registro etnográfico y a la publicación de monografías (“el chamanismo del pueblo X”, “las creencias sobre el alma del grupo Y”), Susnik se atrevió a cambiar el foco analítico aventurando un análisis ambicioso que pasaba de las “etnias” a las confederaciones, de los individuos y los grupos a las redes, de lo particular a lo regional. Desdeñando la razón insular, no temía ensamblar una totalidad que siempre era más que la suma de sus partes. Su peculiar inflexión comparativa no consiste entonces -o no consiste solamente- en pensar lo étnico en términos regionales. No solo porque resultaba inconducente plantear una “historia guaraní” disociada de sus conflictos con los mbayá, los agaces o los caduveo, o una historia de los zamuco que no tomara en cuenta sus acercamientos cautelosos 47

Archivo MEAB. B. Susnik, conferencia del 6 de agosto de 1991.

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a las misiones jesuitas entre los chiquitano, o bien una historia de los guerreros chiriguano que no contemplase su peculiar simbiosis con los agricultores chané. Sino porque, al mismo tiempo, se trataba de llevar a cabo el proyecto intelectual a gran escala que acuñó desde un comienzo para su Museo Etnográfico: recuperar el legado comparativo de clásicos como Nordenskiöld, Schmidt o Métraux; restituir el Chaco y el Paraguay a una trama de relaciones con los Andes, con el mundo guaraní, con el Pantanal, con Mojos, con la Chiquitanía, con la propia cuenca del Río de la Plata y hasta con la Amazonía. Ese movimiento estratégico no sólo descentraba a los guaraní del sitial paradigmático de la paraguayidad, sino que, al conjugar los aportes de la arqueología, la lingüística, la mitología y la sociología, proponía al mismo tiempo una mirada integradora que ubicaba al actual Paraguay en el centro de una telaraña étnica que explicaba -y que era explicada por- las regiones adyacentes, en un giro interpretativo que, por lo demás, hacía saltar por los aires el viejo concepto de “área cultural”. Esta ampliación vertiginosa del arco explicativo sería llevada a su apogeo en algunas de sus últimas grandes obras, en las cuales no dudó en abordar las tierras bajas sudamericanas como una única totalidad orgánica48. 4. La etnohistoria y el canon guaraní Tal como había pasado sin solución de continuidad de la lingüística a la etnografía, desde la publicación de El guaraní colonial en 1965 hasta sus últimos libros de la década de 1990 una Susnik historiadora complementó, y a la larga absorbería, a la etnóloga y lingüista. Publicada en tres tomos, Una visión socio-antropológica del Paraguay presentaba una síntesis de esos veinticinco años de investigaciones históricas49. A contrapelo de la letanía americanista sobre las tierras bajas sudamericanas, que deplora la inexistencia de fuentes documentales que 48 49

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Ver en particular SUSNIK, Branislava. 1994. Interpretación Etnocultural de la Complejidad Sudamericana Antigua. Tomo I. Formación y Dispersión Étnica. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero. SUSNIK, Branislava. 1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XVIII. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero; SUSNIK, Branislava. 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XIX. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero; SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socioantropológica del Paraguay. Siglos XVI-XVII. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| permitan trazar una profundidad temporal comparable con la etnohistoria andina, la trilogía de Susnik no desplegaba una apologética misional, una gesta nacionalista ni una utopía indigenista -motores habituales de la historiografía tradicional sobre el Paraguay-, sino que se abocaba a cumplir la promesa del título: una etnohistoria con todas las letras. Dos de sus tres tomos fueron de hecho precedidos por breves prólogos con el único objeto de aclarar -aunque con la opacidad de rigor- que no se trataba de estudios “históricos” en sentido estricto sino más bien de algo que Susnik prefirió llamar “interpretaciones socio-antropológicas”. Lejos ya de las estepas chaqueñas, proponía una especie de historia social que analizaba el origen del imaginario de la “paraguayidad” o del concepto de “interés público” en tiempos del doctor Francia; el papel cultural y sociológico de la mujer en el escenario desolador de la Guerra Grande; la influencia intelectual de los enciclopedistas, Rousseau o Montesquieu en los filósofos locales, o bien las preferencias populares, a través de las décadas, en la diversión lúdica, la ostentación o la propia moral. Esto no implica que la obra no abordase detalladamente los grandes procesos políticos, sociales o económicos. De hecho, un lector habituado a la Susnik etnóloga o lingüista bien podía sorprenderse por el inusitado apego explicativo por la historia económica, demográfica e institucional. Como era acaso inevitable, el orden cronológico se revelaba más diáfano que en sus estudios chaqueños; aunque, por momentos, no resultase fácil de seguir dado el irrenunciable amor de Susnik por las historias menores de los actores individuales y colectivos. Pero, a diferencia de lo que ocurría en sus obras de etnología, la lógica de la explicación era ante todo historiográfica: las pautas culturales amerindias cedían el centro de la escena a grandes procesos socioeconómicos como el mercantilismo, el liberalismo, el reformismo borbónico, la burocratización o el movimiento independentista; y los jefes, grupos y subgrupos indígenas debían aprender a convivir con figuras de renombre (conquistadores, virreyes, gobernadores, el doctor Francia o el mariscal López), con unidades sociales genéricas (“hacendados”, “patricios”, “burgueses”) o con fuerzas sociales encarnadas en personajes paradigmáticos: progresismo (indigenismo jesuita) versus regresión (esclavismo lusitano), liberalismo (Avilés) Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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versus conservadurismo (Ribera), aislamiento (Francia) versus apertura (López), y así. Sin embargo, tal como se anunciaba en aquellos prólogos, estos grandes procesos eran en realidad los factores condicionantes de la materia antropológica que le interesaba en última instancia; la cual no podía resumirse únicamente en ellos y que, por otra parte, aparecía conjurada por expresiones tan clásicamente susnikianas como “procesos vivenciales”, “dimensiones existenciales” o “complejo psicocultural”. Para esbozar una genealogía de la subjetividad paraguaya y su compleja trama de interacciones, rastreaba su evolución sin condescender a la abstracción simplificadora ni al vuelo ensayístico, sino abordándola en cada ocasión a través del minucioso, laberíntico y siempre concreto fárrago de los documentos. Tal vez sea fácil perder de vista ese objetivo último mientras se atraviesan sus apiñadas páginas, pero el procedimiento era, en todo caso, deliberado: “Personalmente me denomino ‘científica neopositivista’ ya que rechazo todo lo que no pueda ser documentado: mis libros contienen solo datos concentrados”50. Esto es particularmente cierto en el caso de Una visión socio-antropológica, que no vacila en descender hasta detalles tan ínfimos como los valores de permuta establecidos por Irala para cuchillos, pescados, gallinas y huevos. Es posible, al mismo tiempo, rastrear algunos ejes vertebrales que atraviesan los cuatro siglos abarcados en la obra. La trama cronológica se inicia con las expediciones del siglo XVI en busca de las riquezas fabulosas del Oeste de Alejo García, Ayolas, Irala, Cabeza de Vaca o Ñuflo de Chaves, con la estratégica mediación de los agricultores guaraní (“indios amigos”), así como con la amarga desilusión de los conquistadores cuando finalmente logran atravesar el Chaco sólo para descubrir, en lugar de metales preciosos, que el piedemonte andino ya ha sido ocupado por Pizarro y los españoles provenientes del Perú. Tanto en términos geopolíticos como historiográficos, este auténtico drama originario permitía a Susnik desplegar las grandes líneas argumentales de una narración que, progresivamente, asumía cada vez más autonomía y complejidad: el aislamiento del Paraguay colonial, la formación de un mercado de trabajo interétnico, 50

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TAVČAR, Zora. 1992. “Dr. Branka Sušnik, znanstvenica, Paragvaj”. Mladika Nº 8, p. 178.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| la centralidad de la cuestión guaraní o el problema del mestizaje. El proverbial aislamiento de la “provincia-patria” constituía un factor ante el cual reaccionarían, cada uno a su modo, casi todos los actores desde la época colonial hasta el siglo XIX: los gobernadores, los jesuitas, los mandatarios nacionales como el doctor Francia o el mariscal López. Al mismo tiempo, la decadencia de Asunción en la política regional de la cuenca del Plata genera una dependencia creciente de la economía yerbatera, así como la necesidad cada vez mayor de emplear mano de obra autóctona. Comienza, de esta forma, el laborioso proceso de empadronamiento de los indígenas y el sistema encomendero con sus modalidades de mita y yanaconazgo, las migraciones forzosas y las relocalizaciones comunitarias, así como también las consecuentes estrategias indígenas para eludir las cargas impositivas. Y todo esto va acompañado por una multiplicación de los conflictos tanto entre españoles e indígenas como entre los propios actores españoles o aun entre las parcialidades nativas. Otro eje temático de esta historia, tal vez aún más importante, es la problemática del mestizaje como cifra omnipresente de la historia del Paraguay51. Susnik documenta con paciencia admirable las formas en las cuales se diversifica gradualmente el escenario social -con picos a fines de los siglos XVI y XVIII- y se configuran las diferentes mixturas entre indígenas desarraigados por el servicio encomendero, la prole de españoles y mujeres indígenas, hijos naturales, huérfanos, cautivos, esclavos, mulatos, mancebos y arrimados, así como también indios “salvajes” o “monteses” que se asociaban con “indios criollos” o “indios libres”. La inquietud de cuño etnológico se infiltra así en la agenda historiográfica, ligando a cada paso a la historia indígena con la historia nacional: Irala, Cabeza de Vaca, Ñuflo de Chávez, Hernandarias o Lázaro de Ribera coexisten con los chamanes apóstatas Diego Pazaí u Overá (autoproclamado “hijo de dios”, “dueño del felino volante” y “destructor del mundo y la luz cósmica”), que encabezan revueltas contra los españoles predicando el retorno a los adornos faciales, la poliginia y la matanza del ganado; con el famoso cacique Andresito, que convocó a 3.000 indígenas en pos de la indepen51

TELESCA, Ignacio. 2008. “El concepto de mestizaje en la obra de Branislava Susnik”. Res Gesta. Nº 46, pp. 219-247.

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dencia guaraní apelando a la garantía mágica de la resurrección de los caídos en combate; o con los volátiles líderes chaqueños Jaime Epaquini, Lixagate o Quedanigi, que tejen una diplomacia recelosa con las autoridades para luego aliarse con los vecinos brasileños y asolar los pueblos y destacamentos militares paraguayos, cautivando mujeres y niños. Tras ese enjambre de trayectorias minimalistas llegamos a entrever lo que parece una postrera concesión de Susnik al canon historiográfico local: a diferencia de sus estudios etnológicos previos, aquí la historia indígena del Paraguay era -o volvía a ser- una historia fundamentalmente guaraní, frente a la cual la frontera chaqueña se presenta como poco más que un término de contraste52. La historia nacional nacía del drama fundacional de la formación de una primera colonia hispano-guaraní articulada sobre la red mestiza de alianza matrimonial y el “cuñadazgo”, así como la posterior decepción indígena cuando aquel vínculo edénico se convirtió en un “fracaso etnosocial”. Una vez más, Susnik prestaba especial atención a la semántica indígena y a sus transformaciones: la caída primordial selló una convivencia interétnica que pasó de la amistad al vasallaje, de la relación comunitaria entre afines (tovaja) que intercambiaban esposas (hembireko) en pie de igualdad hacia otra asociación más forzada, instrumental, por la cual los “dueños” o “amos” (jara) tomaban fuerza de trabajo y “mujeres-piezas” (kuña) de sus “siervos” (tembiguai). Nacía, así, el germen de una tensión que se manifestaría de modo explosivo en la fallida rebelión guaraní de 1539, y Susnik no vacilaba en calificar de “etnocidio” a los excesos coloniales que respondieron a las sucesivas revueltas indígenas: castraciones, masacres, emboscadas y hasta difusión intencional de la viruela. Los vaivenes de la afinidad electiva entre los guaraní y el Paraguay, a su vez, tendrían profundas repercusiones en el imaginario nacional; y, a nivel historiográfico, impondrían un sesgo bien definido: en esta historia paraguaya de Susnik, por primera vez, los otros indígenas parecían quedar algo relegados, como en la narrativa canónica, 52

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Ver, por ejemplo, SUSNIK, Branislava. 1964. “El guaraní en la vida socio-económica colonial”. Revista Paraguaya de Sociología Año I, Nº 1, pp. 30-48; SUSNIK, Branislava. 1965. El indio Colonial del Paraguay. Tomo I. El Guaraní Colonial. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero; SUSNIK, Branislava 1966. El indio Colonial del Paraguay. Tomo II. Los trece Pueblos Guaraníes de las Misiones 1767-1803. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero; SUSNIK, Branislava. 1980. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo II. Etnohistoria de los Guaraníes. Época Colonial. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| al telón de fondo del protagonismo guaraní, limitados a entrar y salir circunstancialmente en una escena fronteriza que no los tomaba demasiado en cuenta y que no lograban comprender del todo. 5. La antropología de Branislava Susnik Revisar en pocas páginas la desbordante obra susnikiana resulta una labor apenas menos vana que buscar en ella algún centro teórico o idea rectora que resuma e ilumine cada una de sus incontables ramificaciones. Sin embargo, el breve muestrario que aquí hemos revisado nos permite, tal vez, atisbar algunas constantes temáticas y metodológicas. Al poco tiempo de asumir la dirección del Museo, Susnik ajustaba cuentas con la tradición teórica etnológica predominante durante sus años universitarios en una región de profunda influencia alemana: la escuela histórico-cultural, centrada en la identificación de “círculos culturales” y corrientes de difusión a gran escala, y los enciclopédicos argumentos del padre Wilhelm Schmidt en pos de un utópico monoteísmo primitivo53. En un artículo que finalmente permanecería inédito, Susnik realizaba un demoledor examen de las hipótesis de Schmidt sobre el “círculo protocultural sudamericano”. Entre sus objeciones figuraba una máxima que regiría sus futuras investigaciones: el centro de la antropología, la base de todas sus construcciones, debe ser la “vivencia” del hombre; y, en consecuencia, su principal herramienta metodológica ha de ser la investigación directa en el terreno. Así, ya en el albor de su carrera definía el objeto de la etnología sudamericana como “las manifestaciones vitales de los pueblos” y abogaba por métodos que prescindieran de cualquier premisa teórica. Tal era, como declararía en más de una ocasión, el legado etnográfico al que su Museo rendía homenaje, encarnado en aquellos que llamaba “próceres de la ciencia paraguaya”: Max Schmidt, Egon Schaden, Curt Nimuendajú, Erland Nordenskiöld o Alfred Métraux54. 53

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En más de una ocasión, de hecho, la propia Susnik refirió haber seguido lecciones de Schmidt, maestro de la filial austríaca de la escuela histórico-cultural y fundador del prestigioso Instituto Anthropos, en lo que definía como su iniciación al “comparativismo culturológico” (MISLEJ, Irene. 1993. “Dr. Branislava Sušnik. Slovenska Antropologinja v Paragvaju (Nedokoncana Zgodba)”. Slovenski Koledar, Nº 40, p. 266; TAVČAR, Zora. 1992. “Dr. Branka Sušnik, znanstvenica, Paragvaj”. Mladika Nº 8, p. 177). Archivo MEAB. B. Susnik, “La Etnología de Sudamérica desde la teoría de los ciclos culturales hasta el año

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La aparición de Susnik en la escena antropológica paraguaya de mediados del siglo XX no debe haber tenido nada de ordinario. Ella misma comentaba: “Emprendí un viaje de cinco meses entre los lengua, lo cual en el ambiente intelectual exclusivamente masculino que predomina en Paraguay valió tanto como un segundo diploma”55. Desde la entreguerra, algunas mujeres habían ganado un lugar central en la escena antropológica mundial y algunas de ellas, como Susnik, consiguieron puestos académicos en museos e institutos periféricos. Sin embargo, la etnografía de Susnik no cuadra fácilmente, ni por la práctica ni por las temáticas investigadas, en ese movimiento. La llegada de las mujeres a la etnografía había sido alentada por su posibilidad de acceder a un universo femenino vedado a los investigadores varones, y por tanto privilegiaban temáticas relativas a ese ámbito -sexualidad, crianza de los niños, nutrición-56; en cambio, los principales informantes de Susnik fueron siempre hombres, muchos de ellos chamanes, y casi todas sus áreas de investigación respondían a las líneas de la más estricta antropología clásica. Si bien mostró siempre un profundo interés por el estudio de las “mentalidades” o cosmovisiones -expresado sin dudas en su pasión por las tradiciones y mitologías chamánicas-, su implacable empirismo pronto la apartó de la mera cosecha mitográfica o la prolija reconstrucción de lenguas y religiones. Los hechos le mostraban que esos fenómenos eran realidades fluidas, dinámicas, en permanente cambio e influencia recíproca, y que era imprescindible reflejar ese complejo entramado entre las estructuras cosmovisionales cifradas en el lenguaje e imponderables contextos históricos, que obligaba a matizar la noción del Volkgeist

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1956” (m.i.), c. 1957. Allí Susnik consignaba su admiración por Nordenskiöld, “el único investigador de campo que al mismo tiempo también enfocaba problemas etnológicos del conjunto sudamericano”. Tal vez podría sorprender que no incluyera en ese panteón a Claude Lévi-Strauss, el más influyente antropólogo americanista de la segunda mitad del siglo XX. La omisión no parece responder a meras objeciones teóricas sino a esa concepción del trabajo etnográfico como condición sine qua non de la investigación antropológica, y de la “vivencia” indígena como su principal objeto. En una nota al margen de una introducción al estructuralismo, Susnik anotaba con críptico desdén: “Lévi-Strauss sintetiza ‘medios’ en abstracciones, pero omite finalidades ‘vividas’”. DEBELJAK, Tine. 1958. Srečanje z Raziskovalko indijanskih plemen Dr. Branko Sušnikovo”. Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. SCHUMAKER, Lyn. 2008. “Women in the Field in the Twentieth Century: Revolution, Involution, Devolution?”. En Henrika Kuklick. A New History of Anthropology, Malden, Blackwell Publishing, pp. 279-282.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| humboldtiano: “No existe el alma del pueblo pero existen tendencias etnopsíquicas en el pueblo capaces de representarlo, de crear una imagen perdurable”57. Poner el foco analítico sobre las “vivencias”, justamente, implicaba considerar en su justa medida todas las circunstancias que la condicionaban, por prosaicas que fueran, y a la vez privilegiar el estudio de los propios procesos de cambio. Como ilustra su etnografía ishir, su análisis del cambio cultural consistía en la identificación de los desfasajes, ajustes o adaptaciones graduales entre la realidad “psicomental” y las vivencias concretas. La relación de ese mismo grupo con las misiones provee un buen ejemplo, inusualmente esquemático, de este tipo de interacción. En un primer momento, explica Susnik, las misiones se adaptaban a la mentalidad cazadora-recolectora: ofrecían una oportunidad de “trabajo” cuando el avance de la colonización condicionaba la subsistencia tradicional, y proveían bienes que se volvían apetecibles o necesarios; luego, conforme crecían las dificultades para mantener el antiguo modo de subsistencia y los indígenas comenzaban a vivir permanentemente en ellas, la vida sedentaria socavó la dinámica social, transformando poco a poco la mentalidad cazadorarecolectora, la definición del prestigio político y el control social; el resultado era el conflicto generacional reseñado anteriormente, por el cual las nuevas generaciones descalificaban la vida tradicional y desafiaban las viejas formas de autoridad. Este desajuste se manifestaba en una “desorientación religiosa” expresada por la “retirada” de los más importantes personajes mitológicos -el exilio de la diosa Eshnuwerta a la Vía Lácteay su iracundo regreso durante las epidemias o calamidades colectivas, interpretadas como castigos al abandono de la vida tradicional. En este esquema, el cambio cultural siempre resultaba de variaciones concretas y particulares de la “vivencia” y, por lo tanto, no era reductible a un esquema general. Ningún proceso es inexorable. Ni siquiera la imposición de “pautas occidentales” responde a una “aculturación” unívoca: “frente a este proceso integrador que implica selección, rechazo y reinterpretación, cada grupo étnico reaccionará a su manera”58. 57 58

Cit. en MISLEJ, Irene. 1993. “Dr. Branislava Sušnik. Slovenska Antropologinja v Paragvaju (Nedokoncana Zgodba)”. Slovenski Koledar, Nº 40, p. 266. Cit. en ESCOBAR, Ticio. 1988. Misión: Etnocidio. Asunción, RP Ediciones, pp. 113-114.

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Más allá de alguna excepción, los estudios de Susnik están despojados de juicios de valor y ella misma se mantuvo al margen de los proyectos de antropología aplicada que, a partir de la Declaración de Barbados (1971), se llevaron a cabo en Paraguay59. No obstante, como vimos, sus escritos etnográficos están plagados de reveladores análisis sobre dos de los principales procesos de colonización sufridos por las sociedades indígenas: su incorporación como mano de obra a las industrias y su asentamiento en misiones religiosas.Y, en muchos casos, sus escritos consignan las injusticias y aun los crímenes cometidos por el frente colonizador: así, anotaba que los qom-lik veían al blanco de las estancias como “el hombre ‘de palabra engañosa’, ‘de palabra mala’, burlador de las costumbres, ‘el que da comida pero no paga’”; que los ishir que se empleaban como peones no recibían ni la mitad del sueldo establecido para los obreros menores de edad y eran estafados por los almacenes; o bien que el grupo de Puerto Guaraní “había sido asentado con cierta violencia por los blancos que contrataron a los chamacocos del norte para el trabajo, no permitiéndoles luego abandonar el lugar según lo recuerdan muchas tumbas de indios asesinados por esta razón”60. Susnik realizó sus investigaciones etnográficas en un paisaje interétnico donde la abrumadora evidencia de los procesos de contacto y mestizaje impedía aplicar nociones como “mentalidad primitiva”, o postular algún hiato insalvable entre los indígenas y la población campesina, mayoritariamente mestiza. Estas experiencias no sólo gestaron su persistente interés por la imbricación entre las historias indígenas y la historia nacional, sino también algunos frustrados proyectos de investigación sobre la población rural del Paraguay61. Así, en 1964, promovería sin éxito lo 59

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Susnik contemplaba con desconfianza a los esfuerzos “indigenistas”, que consideraba bienintencionados pero generalmente contraproducentes. A su juicio, una ayuda efectiva para los indígenas debía partir de estudios desapasionados que determinaran científicamente sus problemas y posibles soluciones: “Cada antropólogo es al mismo tiempo un sincero indigenista que quizás use pocas palabras altisonantes y vacías, pero habla con hechos y esfuerzos de estudio” (Archivo MEAB. Carpeta Sociedad Científica. Duplicados de correspondencia expedida. Carta de la Dra. B. Susnik al presidente de la Sociedad Científica del Paraguay Guillermo Tell Bertoni. Sin fecha). SUSNIK, Branislava. 1968. Chulupí. Esbozo gramatical analítico. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 16; SUSNIK, Branislava. 1962. “Estudios Emok- Toba (Chaco). Parte I. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. VII, Etnolingüística 7, p. 80. Ella misma realizó varias prospecciones etnográficas entre los campesinos paraguayos durante sus campa-

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| que llamó “Programa Caazapa-Yuty”, a fin de formar un equipo multidisciplinario que investigase la “cultura criolla” paraguaya, incluyendo el registro fílmico de la vida campesina. Si bien ninguno de esos proyectos prosperaría, el tema iba a devenir uno de los tópicos centrales en sus estudios históricos -coronados por Una visión socio-antropológica del Paraguay que, como vimos, es entre otras muchas cosas una historia general del mestizaje en el país. Sus fotografías etnográficas pueden ser leídas como una manifestación fehaciente de esos mismos intereses y preceptos metodológicos. Tan lejos de cualquier inquietud estética como su árida escritura, Susnik parece haber adoptado inicialmente la fotografía con los mismos fines que la grabación fonográfica: una técnica de registro fidedigno de informaciones que luego podrían ser archivadas, clasificadas y consultadas en la investigación científica. Uno de sus primeros desvelos como directora del Museo fue la organización del archivo fotográfico, la conservación de las colecciones existentes -en su mayoría, legadas por Max Schmidt- y la reconstrucción de sus catálogos. No solo trajo de cada uno de sus viajes un formidable caudal de fotografías propias, sino que también se ocupó de recopilar todas aquellas imágenes que pudieran conseguirse sobre las sociedades indígenas del Paraguay, en soportes que iban desde los negativos originales hasta simples fotocopias de libros. Todas ellas eran registradas en catálogos que continuaban aquellos compilados por Schmidt, en los que consignaba el lugar y fecha de la foto, el nombre y procedencia de las personas retratadas y a veces incluso una pequeña descripción de la escena. A partir de su viaje a los aché de Arroyo Morotĩ, en 1960, la misma Susnik emprendió su viejo proyecto de archivo fotográfico dirigido estrictamente a la investigación: inauguró un segundo catálogo para sus propias fotos, compuesto por extensas fichas en las que consignaba datos de toda índole, y que en su ñas arqueológicas en Yaguarón, Tobatí o Paraguarí; en 1966 organizó en el Museo una sección documental llamada “El mestizo actual en el Paraguay”, ofreció un curso específicamente dirigido a formar etnógrafos que abordaran temas como “la estructura de familia en el campesinado”, “la estructura de la comunidad yerbatera” o los “modelos conscientes e inconscientes de la paraguayidad”, y envió a algunos de sus alumnos a realizar pequeñas investigaciones en Caaguasú (Archivo MEAB. B. Susnik, “Cursillo de antropología social”, 1966; Archivo MEAB. “Memoria de las actividades del Museo Andrés Barbero durante el año 1966”).

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conjunto componen una peculiar guía visual de cada grupo visitado62. Por otro lado, el estricto empirismo etnográfico y el consecuente interés por los procesos de cambio impedían que las imágenes reflejaran cualquier resabio de romanticismo o exotismo. Así, sus fotos se abocaban a retratar con máxima fidelidad los aspectos más pedestres de la vida en las comunidades, en los cuales incursionaban pocos etnógrafos de una época encandilada por las constelaciones simbólicas del estructuralismo. Así, a pesar de su fascinación por la parafernalia ritual o el chamanismo, desde el primer viaje sus imágenes capturaron escenas de la vida cotidiana en los híbridos puertos del Paraguay -hacheros indígenas con su carro, un peón ishir comprando en el almacén de Puerto Guaraní- y lograban plasmar con idéntico interés tanto los vistosos rituales anábsicos como un partido de fútbol entre los enlhet. En diversas oportunidades, incluso, montaba pequeñas exhibiciones de algunas de esas imágenes en la galería del Museo; con la intención, decía, de “humanizar la simple colección de objetos”, “ilustrar la fase de transculturación” y, ante todo, enseñar “que es el hombre y no el objeto lo que tipifica la cultura”63. Desde un primer momento Susnik redactó sus trabajos en una prosa conocida por lo intrincada, que exige una enorme tenacidad por parte del lector, y que ella misma explicaba como efecto directo de su acérrimo empirismo: “No puedo escribir a la ligera, de forma popular”64. Pero es posible imaginar también que al menos ciertas características de su estilo argumentativo respondieran a la propia fluidez del objeto de sus investigaciones, centrado en el cambio cultural y el mestizaje, y explicado siempre a través de un complejo engranaje de relaciones. Para empezar, sus textos recurren con frecuencia a términos indígenas para expresar categorías nativas, cuyo significado exacto muchas veces resulta elusivo y hasta inaccesible a los neófitos en el idioma. Por otro lado, una marca dis62

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Por citar un ejemplo, la foto de una pareja aché comiendo miel es acompañada por esta glosa: “Motivo: Yagúgi y Gučugi comiendo miel; el hombre usa el ‘tói kotö’, el pincel (tallo de hoja de pindó desfibrado en la parte superior); la pequeña ollita de barro cocido es hoy sustituida por la ‘lata’. En esta posición (con arco y flecha en la mano), el hombre come la miel durante la caza. Observación: La miel y la carne son alimentos básicos; conocen 17 diferentes clases de abejas melíferas, algunas empero consideradas como baiwabwé (nocivas por exceso o mezcla)” (Archivo MEAB. ficha fotografía Gy 56/57). Archivo MEAB. B. Susnik, “Memoria de los trabajos realizados en 1969”, 1969. TAVČAR, Zora. 1992. “Dr. Branka Sušnik, znanstvenica, Paragvaj”. Mladika Nº 8, pp. 180.

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|Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay.| tintiva de su prosa es el recurso a tortuosos neologismos aglutinantes con los que definía grupos sociales, regiones y, ante todo, conceptos analíticos: “hablar-hallarse”, “arawaquización sociobiológica interna”, “pueblo canoero-truequista-pirata”, “dimensión accional-comportamista”, “salvajes protoneolíticos”, “paleoamazónidos brasílidos”, “núcleo protopoblador de cazadores-pescadores-recolectores”, “antropodinamismo expansivo”, “endoculturación psicosocial”, y así. Estos podrían ser entendidos, tal vez, como meros obstáculos formales que el lector debe despejar o traducir para develar las intuiciones brillantes que anidan tras una expresión opaca y peculiar. Pero, poco a poco, los estudios contemporáneos nos revelan que al menos parte de esa complejidad terminológica respondía a los propios procesos que procuraba explicar: “Abstrusos o poco afortunados, sus inimitables neologismos -‘dependencia socio-periférica’, ‘ramal de proto-pobladores’ y ‘chiquitización’- ponen el dedo en la llaga y se forjaron precisamente porque las herramientas de la antropología que tenía a mano servían de poco o nada para entender un panorama siempre cambiante y rebelde a los afanes de clasificación sociolingüística”65. Algo similar, creemos, podría decirse sobre la propia estructura de sus obras. Es notorio que sus textos soslayan las convenciones más elementales de la literatura antropológica o histórica: por lo general comienzan y terminan en forma abrupta, sin auténticas introducciones o conclusiones que faciliten la lectura; y no es raro que el párrafo final, en vez de la acostumbrada recapitulación, se limite simplemente a agregar algún dato menor. Antes que en alguna tesis central, la principal virtud de sus trabajos reside justamente en esa estructura acumulativa, inagotable, permanentemente derivativa y refractaria a los esfuerzos de síntesis -un estilo adecuado, en suma, para mostrarnos que los lábiles fenómenos estudiados jamás son susceptibles de conclusiones definitivas; que, recordemos, “todo es movilidad” y que, por tanto, toda investigación es esencialmente inconclusa. 65

COMBÈS, Isabelle. 2012. “Susnik y los gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente boliviano)”. Indiana, Vol. 29, p. 202. Después de todo, concluye esta misma autora en un estudio sobre la Chiquitanía, “a la desesperación o a la simplificación son preferibles los neologismos de Susnik: por más oscuros que parezcan, son los que más luces arrojan sobre el paisaje étnico de la Babilonia chiquitana” (Ibídem, p. 216).

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La comprensión del Ñe’ẽnga, por Clara Ruiz Ovelar

3.

La Construcción Guaraní de la Realidad, por Alfredo Vara

4.

Arqueología: Métodos y Técnicas en Superficies Amplias, por Luciana Pallestrini - José Antonio Perasso

5.

El Guaraní Conquistado y Reducido, por Bartomeu Melià

6.

El Derecho Consuetudinario Indígena, por Miguel Chase-Sardi

7.

Indios Guaraníes y Chamanes Franciscanos, por Luís Nécker

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Raíz y Destino del Guaraní, por Marcos Morínigo

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Memorias, por León Cadogan

10.

Diccionario Nivaclé-Castellano/Castellano-Nivaclé. Ed. completa, por José Seelwische, O.M.I.

11.

Chamanismo y Religión entre los Ava-Katu-Ete, por Miguel A. Bartolomé

12.

Ñane Ñe’ẽ Guaraníme, por Lino Trinidad Sanabria

13.

El Guaraní Experiencia Religiosa, por Bartomeu Melià

14.

El Precio de la Sangre, por Miguel Chase-Sardi

15.

La Contabilidad en las Reducciones Guaraníes, por Teresa Blumers

16.

Ayvu Rapyta, por León Cadogan

17.

Diccionario Mbya Guaraní - Castellano, por León Cadogan

18.

Los caminos que conducen a Jesús - Nava Noyishai. Nava Tajuiya pa Jesús, por José Seelwische

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19.

Un Pueblo Desconocido en Tierra Desconocida, por W. B. Grubb

20.

Revista Ñemitỹ - Tomo I

21.

Testimonio Indígena, por Margarita Durán - José Luís Salas

22.

Ecos de la Selva, por José Zanardini

23.

Taruma Poty, por Lino Trinidad Sanabria

24.

San José de Caazapá, por Margarita Durán Estragó

25.

Kurusu Ñe’ẽngatu, por Graciela Chamorro

26.

San Lorenzo de Campo Grande, Memoria Histórica, por Margarita Durán

27.

Moya ‘ansaeclha’ Nengelpayvaam Nengeltomba Enlhet, por Hannes Kalisch y Ernesto Unruh

28.

Aspectos Fundamentales de la Cultura Guaraní, por Egon Schaden

29.

Realidad Social del Paraguay, por Javier Numan Caballero - Roberto L. Céspedes R.

30.

Textos Míticos de los Indígenas del Paraguay, por Miguel Chase-Sardi y José Zanardini

31.

Mirando de Frente, por José Zanardini

32.

Etnicidad, Tierra y Poder, por Wayne Robins

33.

Ya’alva Pangcalhva. Biografías Enlhet, por Ernesto Unruh y Hannes Kalisch

34.

El Encuentro de la Gente y los Insensatos, por Miguel A. Bartolomé

35.

La Misión del Pilcomayo, por Margarita Durán Estragó

36.

El Cesto y el Arco, por Carlos Mordo

37.

Antropología y Filosofía de la Educación, por Roger Texier

38.

Ya’alva Pangcalhva II. Biografías Enlhet, por Ernesto Unruh y Hannes Kalisch

39.

Los Indígenas del Paraguay, por José Zanardini y Walter Biedermann

40.

Relatos Bilingües Ayoreos, por Deisy Amarilla Stanley

41.

Rocío Tropical, por José Zanardini

42.

Guardianes de la Selva, por Richard Reed

43.

Enenlhet Apaivoma - Gramática Toba, por Ernesto Unruh, Hannes Kalisch y Manolo Romero

282

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020


44.

Cultura del Pueblo Ayoreo, por José Zanardini

45.

Palavai Nuu! - Etnografía Nivaclé, por Miguel Chase-Sardi

46.

Sakoiahan - Relatos Toba, por Manolo Romero, Hannes Kalisch y Ernesto Unruh

47.

Antropología Cultural Aplicada a las Ciencias de la Salud, por Sinforiano Rodríguez

48.

Plantas Medicinales del Paraguay, por Ricardo Moreno Azorero

49.

La Ínsula Paraguaya, por Eric Courthès

50.

Moñe’ẽrã Guaraníme, por Lino Trinidad Sanabria

51.

Tomarâho. La Resistencia Anticipada. Tomo I, por Guillermo Sequera

52.

Lumnanas (gente del monte) los Manjui, por Andrea Chamorro

53.

Vana pankek tata, por Ernesto Unruh, Hannes Kalisch y Manolo Romero

54.

Angaité - Koahlvok - Las voces de un pueblo, por Mariana Franco y Gladys Imaz

55.

Pueblo Angaité - Memoria Histórica, por Juan Pablo Amarilla

56.

La etnia Manjui - Lumnanas del Chaco, por Víctor Bareiro

57.

Máscaras y Espíritus, por Ilona Zindler

58.

Tomarâho. La Resistencia Anticipada. Tomo II, por Guillermo Sequera

59.

Halhema Teves, por Hannes Kalisch

60.

La Sabiduría de la Selva, por José Zanardini y Deisy Amarilla

61.

El Origen de la Pintura, por Edgardo Jorge Cordeu

62.

Agtemágháta Apqueh Hleanma - Pueblo Sanapaná, por Deisy Amarilla

63.

Pai-Tavyterã, por Bartomeu Melià, Georg Grünberg y Friedl Grünberg

64.

The roles of Medicinal Plants, por Norman Breuer Moreno

65.

Cadogan, desde Abergavenny hasta Australia y más allá (1829-2005) Tomo I, por Jimmy Cadogan

66.

Cadogan, desde Abergavenny hasta Australia y más allá (1829-2005) Tomo II, por Jimmy Cadogan

67.

Cadogan, desde Abergavenny hasta Australia y más allá (1829-2005) Tomo III, por Jimmy Cadogan

68.

En las calles de Ciudad del Este, por Fernando Rabossi Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

283


69.

Yxyr Poruwo Ahwóso Jewo 1000 - Conjugación de 1000 verbos en ocho tiempos verbaculares, por Guillermo Sequera

70.

Antropología Cultural aplicada a las Ciencias de la Salud - 2ª Edic., por Sinforiano Rodríguez

71.

Antropología Paraguaya, por Izabel Malinowski

72.

Parientes de la Selva. Los Guaraníes Mbyá de la Argentina, por Miguel A. Bartolomé

73.

Ishiro ôreyuwo poruwo. Sabiduría de los Ishir del Chaco, por Andrés Ozuna

74.

Pasado, presente y futuro de la lengua guaraní, por Bartomeu Melià, sj

75.

Diversidad, Interculturalidad y Educación en Brasil y en Paraguay: Problemas, experiencias y realidades, por José Maria Rodrigues (org.)

76.

The two Shamans and the owner of the cattle:Alterity, storytelling and shamanism amongst the Angaité of the Paraguayan Chaco, por Rodrigo Villagra Carron

77.

Educación, lenguas y culturas en el Mercosur: Pluralidad cultural e inclusión social en Brasil y en Paraguay, por José Maria Rodrigues (org.)

78.

Diccionario Mbya-Guaraní Castellano 3ª Edición actualizada, por León Cadogan

79.

Lo que ellos dijeron. Sabiduría del Pueblo Sanapaná, por Deisy Amarilla y Civito Monte Duarte

80.

La captura del Ayoreo José Iquebi, por Deisy Amarilla y José Iquebi Posoraja Cómo influye el Opy en la construcción de la identidad Mbya, por Isaac Díaz-Ambrona Moreno

81. 82.

La lengua materna como facilitadora de la producción escrita en la segunda lengua, por Teresa D. González Ramos de Benítez

83.

Bilingüismo y educación bilingüe: Un análisis sociolingüístico de contacto guaraní-castellano en el Paraguay, por María Eva Mansfeld de Agüero, Carlos M. Lugo B., Karina E. Agüero M. y Shaw Nicholas Gynan

84.

Investigación cualitativa interpretativa. Una caja de herramientas, por Friedhelm Guttandin

85.

Ciudadanía Democrática y Multilingüismo: La construcción de la identidad lingüística y cultural del Mercosur, por José Maria Rodrigues (org.)

86.

Descubrimiento del castellano paraguayo a través del guaraní. Una his-

284

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020


87.

toria de los enfoques lingüísticos, por Hedy Penner, Soledad Acosta y Malvina Segovia Culturas Indígenas, por José Zanardini (comp.)

88.

Franciscanos Vascos en Paraguay. Un estudio antropológico, por Jone Luna

89.

Intervenciones del gobierno con pueblos indígenas entre 1989 y 2013, por Lorenza Benítez V. y Delia E. Castillo L.

90.

Marcos Nujach’e Moreno: Côque yimônlhajayash - Testimonio de mi vida y de mis pensamientos, por Marcos Moreno y Verena Regehr

91.

Un relato de la globalización desde el Chaco (entre otros lugares), por Mario Blaser

92.

Sociedad y cultura en tiempos de desigualdad. Instituciones, contradicciones, legitimación, por Luis Ortiz Sandoval (coord.)

93.

Políticas lingüísticas para la integración educativa y cultural en el Mercosur: Legislación, Planificación Idiomática y Glotopolítica, por José Maria Rodrigues (org.)

94.

Diccionario Nivaclé-Castellano - 3ª Edición, por José Seelwische, O.M.I.

95.

Los Caduveos. Diario de viaje, por Guido Boggiani

96.

Reciprocidad y Economía en la pre historia e historia colonial del Paraguay. Una mirada a nuestras raíces a la luz de los valores de la Economía de Comunión, por Diana Durán

97.

Sabiduría en la diversidad, por José Zanardini

98.

Meike makha valayo. No habían paraguayos, por Rodrigo Villagra Carron

99.

Ayvu Rapyta.Textos míticos de los Mbyá-Guaraní del Guairá - 4a Edición, por León Cadogan preparada por Bartomeu Melià y Antonio Caballos.

100. Edición Especial 50 años - Suplemento Antropológico, por José Zanardini (Coord.) 101. Voces de la Selva, por Deisy Amarilla y José Zanardini 102. Las Mujeres Ayoreas: De la Selva a la ciudad, por Deisy Amarilla 103. Inflectional morphology in the Zamucoan languages, por Luca Ciucci 104. Feria de lenguas en el Paraguay - Toikove Ñe’ẽnguéra Paraguáipe (2014), por PÑS-SPL y CEADUC 105. Familias paraguayas:Trabajo en la calle y conflictividad, por Cristina Bosselli C., Gloria Medina y Mariela Centurión Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

285


106. La fotosíntesis de la cultura: Estudios etnobiológicos en comunidades Guaraníes de Misiones, Argentina, por Héctor Keller 107. Los Ava Guaraní Paranaenses. Un etnocidio sistemático, por Mariblanca Barón 108. Del trabajo ajeno y vacas ariscas. Puerto Casado. Genealogías (1886-2000), por Valentina Bonifacio 109. Construyendo la educación intercultural indígena: Una propuesta para formación docente, por Henryk Gaska y Marilín Rehnfeldt (coords.) 110. Logos Guaraní. Apuntes de pensamiento ético-político paraguayo, por Cristian Andino 111. Guaná. Una breve descripción, por PÑS-SPL y CEADUC 112. Ñandipireta Ka’a Kwawa. Lo que nuestros ancestros sabían del monte. Plantas y saberes ancestrales entre los tapietes de Argentina, por Hebe González 113. Medio siglo caminando junto con los Pueblos Indígenas, por Henryk Gaska (Coord.) 114. El territorio Yshir a partir de las comunidades del Distrito de Bahía Negra y su reclamo actual. Una cartografía de su economía y ecología humanas, por Claudio Basabe Ramírez, Marcos Glauser Ortiz y Rodrigo Villagra Carron

286

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020


BIBLIOTECA DE ESTUDIOS PARAGUAYOS 1.

La Constitución Paraguaya Concordada, por Justo J. Prieto

2.

Transporte Eléctrico en el Paraguay. Su conveniencia, por Ricardo Canese

3.

Iglesia y Estado en el Paraguay durante el gobierno de Carlos Antonio López, por Carlos Heyn Shupp, sdb

4.

La cultura paraguaya y el libro, por Josefina Plá

5.

Cien capítulos de Economía Paraguaya, por C. Fletschner

6.

Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo I, por E. Bordenave - L. Rachid R.

7.

Itaipú y la cuestión energética en el Paraguay, por Ricardo Canese

8.

La ciencia en Aristóteles, por Juan Enrique Bolzán

9.

Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo II, por E. Bordenave - L. Rachid R.

10.

Temas Cervantinos y otros ensayos, por Mariano Morínigo

11.

Apuntes de Historia Cultural de Paraguay, por Efraím Cardozo

12.

28 Entrevistas para este Tiempo, por Pepa Kostianovsky

13.

Los cepos modernos de la dependencia, por Agustín Oscar Flecha

14.

Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo III, por E. Bordenave - L. Rachid R.

15.

Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo IV, por E. Bordenave - L. Rachid R.

16.

Radio Cháritas. Medio siglo de historia, por Margarita Durán Estragó

17.

Evangelización de la cultura y santuarios, por Claudio Giménez

18.

La teoría Aristotélica de la vida y del calor vital, por Ángel J. Cappelletti

19.

Presencia Franciscana en el Paraguay (1538-1824) - Tomo I, por Margarita Durán Estragó

20.

Diálogo nacional. Urgencia de nuestro tiempo, por Margarita Durán E.

21.

En la lucha por el derecho, por Vicente Zayas

22.

Templos de Asunción, por Margarita Durán Estragó Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

287


23.

Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo V, por E. Bordenave - L. Rachid R.

24.

Presencia Franciscana en el Paraguay - Tomo II, por Margarita Durán Estragó

25.

Ciudadano y Soldado. Comentarios a la correspondencia de Justo Prieto con Arturo Bray, por Justo J. Prieto

26.

El pensamiento y la acción pedagógica de Ramón I. Cardozo, por Justina Álvarez C.

27.

Hispanoamérica en la Narrativa, por Mariano Morínigo

28.

La muralla robada, por Josefina Plá

29.

Manual para didáctica universitaria, por Heinz Neuser

30.

Monseñor Ramón Bogarín Argaña - Testimonios, por Emilio Fracchia y otros

31.

Cartas y Decretos del Dictador Francia - Tomo I, por Alfredo Viola

32.

Viaje a Destiempo, por Renée Ferrer de Arréllaga

33.

Responsabilidad profesional de los médicos, por José Raúl Torres Kirmser

34.

De nuestras lenguas y otros discursos, por Rubén Bareiro Saguier

35.

El papel político de los militares en el Paraguay 1870-1990, por Gustavo Gatti

36.

Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay -Tomo VI, por E. Bordenave - L. Rachid R.

37.

Cartas y Decretos del Dictador Francia - Tomo II, por Alfredo Viola

38.

Educación y desarrollo rural en el Paraguay, por María M. Rivarola

39.

Cartas y Decretos del Dictador Francia - Tomo III, por Alfredo Viola

40.

Nuestro Mundo entre la Tierra y el Cielo, por Salvador Villagra Maffiodo

41.

Mancuello y la Perdiz, por Carlos Villagra Marsal

42.

Padre aquí estoy, por San Miguel Garicoits

43.

A la búsqueda de un mercado común. MERCOSUR, por Gladys Benegas

44.

Finanzas y Derecho Financiero - Tomo I, por Manuel Peña Villamil

45.

El evangelio por los caminos del hombre, por Emilio Grasso

46.

San Cosme y San Damián. Testimonio vivo del pasado jesuítico, por Blanca Amaral y Margarita Durán E.

288

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020


47.

Cien años de Doctrina Social de la Iglesia, por Ciro Martínez y Fermín Castellano

48.

La América Latina Paradojal, por Alejandro Vial

49.

Auge y crisis de un modelo económico: El caso paraguayo, por Dionisio Borda

50.

Los Presidentes del Paraguay (1844-1954), por Raúl Amaral

51.

Derecho Tributario - Tomo II, por Manuel Peña Villamil

52.

Historia de la Educación en el Paraguay 1812-1932, por Juan Speratti

53.

Al amanecer del Tercel Milenio, por Emilio Grasso

54.

La Estancia Jesuítica de Paraguarí, por Margarita Durán Estragó

55.

La Presencia Japonesa en el Paraguay, por Emi Kasamatsu

56.

Derecho Administrativo - Tomo III, por Manuel Peña Villamil

57.

El libro de Job, por César Alonso de las Heras

58.

Filosofía y Pensamiento Democrático, por Mario Ramón Reyes

59.

Cuentos de la Guerra y de la Paz, por José Santiago Villarejo

60.

Cartas y Decretos del Dictador Francia. Tomo IV, por Alfredo Viola

61.

Japón: mi mundo oriental, por Yolanda Gómez González

62.

San Francisco de Yuty. Origen y Desarrollo, por Mirta Caballero de Tessada

63.

Villa Lombardía. Utopía hecha realidad, por Eduardo Ramírez Bordón

64.

Ética y Filosofía. Ensayos dispersos, por Mario Ramos Reyes

65.

Cultura de la Paz, por Edmundo Valenzuela, sdb

66.

La Historia: Interpretación, Narración y Escritura en Paul Ricoeur, por Nilo Zárate

67.

Lo transtextual en Roa Bastos, por Eric Courthès

68.

Estado y Frontera en el Paraguay. Concepción durante el gobierno del Dr. Francia, por Nidia R. Areces

69.

La Integración Nacional del Paraguay (1780-1850), por Ricardo Pavetti

70.

Un Siglo de Expansión Colonizadora. Núcleo poblacional establecido en torno a la Villa Real de la Concepción. Origen y desarrollo socioeconómico - 2ª Edición, por Renée Ferrer

71.

Valores Tradicionales y Emergentes en la Universidad, por Ilde Silvero

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

289


72.

La Experiencia Teologal del Hombre según Xavier Zubiri, por Teresa del Pilar Ríos

73.

25 poetas, músicos, compositores y cantores populares del Paraguay, por Ramón Giménez

74.

Paraguay el camino hacia el Oeste, por Julia Velilla Laconich

75.

Lo que el río se llevó. Estado y Comercio en Paraguay y Corrientes, 1776-1870, por Thomas Whigham

76.

Tras los Expulsos. Cambios demográficos y territoriales en el Paraguay después de la expulsión de los jesuitas, por Ignacio Telesca

77.

La República como tarea ética, por Mario Ramos Reyes

78.

Realidad Social del Paraguay II, por Javier Numan Caballero M.

79.

Villa Encarnación. Campamento de la Independencia 1843-1906, por Margarita Durán Estragó

80.

El espacio jesuítico-guaraní. La formación de una región cultural, por Norberto Levinton

81. 82.

Dominación colonial y trabajo indígena, por María Laura Salinas Una guerra total. Paraguay, 1864-1870: Ensayo de historia del tiempo presente, por Luc Capdevila

83.

El sentido de la vida y la trascendencia en Viktor Frankl, por Teresa del Pilar Ríos

84.

Escritos del Padre Fidel Maíz - II.Virgen de los Milagros, Sermones Religiosos y Discursos Patrióticos, por Carlos Heyn Schupp, sdb

85.

Enseñanzas del Bicentenario ante los desafíos globales de hoy: Repensando el cambio para nuestra América, por Beatriz González de Bosio y José Zanardini (comp.)

86.

La Independencia del Paraguay y el Imperio del Brasil, por R. Antonio Ramos

87.

Sociología aplicada a la realidad social del Paraguay - 2da. Edición revisada, por Javier Numan Caballero

88.

La Independencia y sus Protagonistas: Aporte de Benjamín Velilla a la Historia del Paraguay, por Margarita Velilla (comp.)

89.

El régimen de Stroessner y la resistencia indígena, por René D. Harder Horst

90.

Machado de Assis: Cuentos para muchas voces, por Luís Eduardo Wexell

290

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020


Machado y Maria Rosa Duarte de Oliveira (org.) 91.

Escritos del Padre Fidel Maíz - III, Otros escritos y artículos del libro. Desagrabio 1916, Biografía y juicio del P. Maiz, por Carlos Heyn Schupp, sdb

92.

La Instrucción Pública en la Época Colonial, por Olinda Massare de Kostianovsky

93.

Calidad de la información periodística. Responsabilidad social de la prensa, por Roque Acosta Ortíz

94.

Jesuitas, Guaraníes y Emigrantes en las Reducciones del Paraguay, por Gianpaolo Romanato

95.

Glosario de Paraguayismos en Hijo de Hombre de Augusto Roa Bastos, por Isabel Baca de Espínola y Ebelio Espínola Benítez

96.

Radio Cáritas - Universidad Católica. Itinerario de los últimos 25 años, desde la visión de sus protagonistas (1986-2011), por Roque Acosta Ortíz y Mariano Mercado

97.

La formación docente desde la perspectiva inclusiva. El caso concreto del Paraguay, por Luiz Albérico Barbosa Falcão

98.

Historia, doctrina y principios cooperativos en los editoriales del Dr. Enzo Di Tore Chartrán, por José F. Samudio Falcón (comp.)

99.

Educación y desigualdad. Las clases desfavorecidas frente al sistema educativo paraguayo, por Luis Ortiz Sandoval

100. Qué Onda. La radio en Paraguay en la post dictadura, por Rogelia E. Zarza Sanabria 101. La Iglesia y los partidos en la vida política del Paraguay desde la Independencia, por François Chartrain 102. Cartas Anuas de la provincia jesuítica del Paraguay. 1663-1666. 1667- 1668. 1669-1672. 1672-1675, por María Laura Salinas (int.) y Julio Folkenand (col.) 103. Los que se fueron, por Mario Ramos-Reyes 104. Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay. 1681-1692. 16891692. 1689-1700, por María Laura Salinas (int.) y Julio Folkenand (col.) 105. Platero y yo - Platero ha che. Edic. bilingüe, por Juan Ramón Jiménez y Lino Trinidad Sanabria 106. El rol de la FF.AA. en la sociedad democrática. Historia, opiniones de expertos, reflexiones personales, por Silvio Torres Chávez.

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

291


107. El profesor de Matemáticas de Solano López. Iglesia-Estado-Educación (1843-1846), por Jorge García Riart 108. Alteraciones Auditivas, Nivel del Lenguaje en Niños y Adolecentes Concurrentes al Hospital Barrio Obrero y el Colegio de La Providencia, por Margarita Brizuela de Cabral, Elvira Villagra de Cerna, Gissel J. Benítez e Investigadores juniores 109. Soldados de papel. La propaganda en la prensa paraguaya durante la guerra de la Triple Alianza (1864-1870), por María Lucrecia Johansson 110. La instrucción pública en el Paraguay. Período 1900-1940.Vol. I, por Juan Bautista Rivarola Paoli 111. ¿Cómo hablan los paraguayos con dos lenguas? Gramática del jopara, por Guido Kallfell 112. Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay (1714-1720. 17201730. 1730-1735. 1735-1743. 1750-1756. 1756-1762, por María Laura Salinas (introd.) y Julio Kolkenand (colab.) 113. Desigualdad y clases sociales. Estudios sobre la estructura social paraguaya, por Luis Ortiz Sandoval (Coord.) 114. Historia, pensamiento y cultura, por Seny Hernández Ledezma y Mario Ramos-Reyes 115. La cultura en el aula. Material de apoyo didáctico para docentes - 2da. Edición, por Beatriz González de Bosio 116. Democracia, Derechos Humanos, Integración e Identidad: Realidades y desafíos. XIV Encuentro Corredor de las Ideas del Conosur, por Beatriz G. de Bosio y José Zanardini (Comp.) 117. Educación y Territorio. Desigualdad y segregación educativa en el área metropolitana de Asunción, por Luis Ortiz (Coord.) Kevin Goetz y Colin Gache 118. Lenguas extranjeras habladas en Paraguay. Un informe de la Secretaría de Políticas Linguísticas, por PÑS-SPL y CEADUC 119. Culture, a contemporary classroom subject. Case study: Paraguay, por Beatriz de Bosio 120. Paraguay: Capítulos de Prosopografía Social (I), por Carlos Aníbal Peris Castiglioni (Coord.) 121. Perfiles Educativos y estructura productiva, por Luís Ortíz (Coord.) 122. Blended Learning. Incidencia en el aprendizaje en Educación Superior, por Myrian Celeste Benítez González, fma 292

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020


123. Qué y quién pasó por el Paso Grande de Santa María o del Tuvyquary, por Jorge García Riart 124. Una hermenéutica de la cultura paraguaya desde ‘‘Taú y Keraná’’, por Osvaldo Gómez Lezcano 125. Tres décadas de democracia en Paraguay, por Sarah P. Cerna V. y Sara M. Villalba P. (Coords.)

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

293


CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA “NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN”(CEADUC) NORMATIVAS GENERALES PARA PUBLICAR EN LA REVISTA SUPLEMENTO ANTROPOLÓGICO

La revista Suplemento Antropológico es una publicación de carácter científico, relacionada a las comunidades indígenas, a la antropología en general y editada en forma seriada sucesiva, con régimen de periodicidad semestral; dirigida principalmente a investigadores, docentes y estudiantes de ciencias sociales. Los artículos que serán publicados en Suplemento Antropológico, deberán reunir los siguientes requisitos: 1. El artículo debe ser inédito, y referido exclusivamente a temáticas antropológicas y otras afines. La revista no acepta artículos que hayan sido enviados simultáneamente para su evaluación y/o publicación, en otras revistas o libros, del país o del exterior. Los trabajos recibidos serán revisados por los integrantes del Comité Editorial y los aceptados, serán evaluados por árbitros designados por el Consejo Editorial. 2. Durante el proceso de evaluación por pares, se reservará la identidad del/ los autor/es, omitiendo la identificación como afiliación institucional. Tampoco será mencionada referencia alguna que le permita al evaluador inferir indirectamente la autoría del trabajo. Las informaciones autorales se registra aparte y solamente los Editores tienen acceso a ellas. 3. En la evaluación se usa el método doble ciego. Se calificarán de exce-

lente, bueno, regular o deficiente los siguientes aspectos: relevancias del tema, originalidad y solidez en la interpretación, estructura lógica del discurso, coherencia argumentativa, redacción y estilo, documentación bibliográfica, cumplimiento de las normas editoriales y éxito en el propósito comunicativo. El veredicto implica la publicación del artículo sin modificaciones; con ligeras modificaciones; con modificaciones sustanciales, o su NO publicación.

294

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020


4. El plazo para responder varía conforme a la complejidad de las eva-

luaciones y de las eventuales modificaciones sugeridas y realizadas. Los datos de recepción y aprobación de cada colaboración será informado en el texto publicado.

5. El texto se puede presentar en español, guaraní, portugués o inglés, te-

niendo en cuenta las siguientes orientaciones:

-

Debe incluir un resumen que explicite el tema general y el problema de la investigación, además de objetivos y/o hipótesis, metodología, análisis de material y principales conclusiones, con un máximo de 10 líneas y en dos lenguas.

-

Deberá incluir 4 o 5 palabras clave, también en dos idiomas, que le indique al lector los principales temas del trabajo.

-

El artículo incluirá: a) un título y subtítulo, con un máximo de 25 palabras; b) nombres/s del/os autores, identificando/s al pie de página, con los datos relativos a la producción del artículo, e indicando la institución/universidad donde trabaja; c) deberá indicar las notas utilizadas, así como las referencias bibliográficas.

6. Todos los trabajos deben estar encaminados dentro del siguiente formato: -

Emitido en cualquier procesador de textos, preferentemente Word, que permita su modificación/maquetado para la edición final.

-

Los artículos deberán contener un mínimo de 15 páginas, numeradas secuencialmente.

-

La fuente a utilizarse es Times New Roman, 12 Normal, para el texto y en negritas para los subtítulos. El título deberá estar en mayúsculas, Times New Roman, 12 y negritas. El espaciado es de 12 pts. O Automático entre títulos y subtítulos. El entrelineado de 1.5.

-

Las citas dentro del texto, en el siguiente formato: (Apellido, Año: Página Referenciada) - (Planás, 2014: p. 45). Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020

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-

Las notas a pie de página deberán ser exclusivamente explicativas manteniendo el mismo formato de las referencias bibliográficas en el texto.

-

Las gráficas, tablas y figuras deberán ser integradas en el texto durante el proceso de recepción y dictamen. Solo en caso de ser aceptado el artículo, entonces deberán ser enviadas en archivo separado, en el formato original de su elaboración, y debidamente citados y numerados. La letra de los cuadros y gráficos debe ser Times New Roman, tamaño 10, los gráficos deben ir sin color, sin negritas y si están elaboradas en Excel deben ir sin borde.

-

Las imágenes, en JPG, preferentemente en blanco y negro.

-

La Bibliografía deberá ir al final, conteniendo solo las obras citadas, de la siguiente manera: •

• •

Libros: Sartori, Giovanni. 1995. Ingeniería constitucional comparada. Una investigación de estructuras, incentivos y resultados, México, Fondo de Cultura Económica. Capítulo en libro: Kirchheimer, Otto. 1990. “The catch-allparty”, en Peter Mair (ed.), Thewesteuropeanpartysystem, Oxford, Oxford University Press, pp. 50-60. Artículo de revistas: O’Donnell, Guillermo. 1994. “Delegativedemocracy”, Journal of Democracia,Vol. 5, No. 1, pp. 55-69. Hemerografía: Lozano, Pilar. 2011. “Colombia lanza un plan de combate a cuatro años contra la guerrilla y los paramilitares”, El País, 25 de mayo, p. 20. Internet: Fundación Seguridad y Democracia. 2008. Sudamérica: ¿carrera armamentista o renovación militar?, en <http://www.seguridadydemocracia.org/articulos213> (Consultado el 15 de mayo de 2008)

7. El trabajo deberá ser enviado únicamente a ceaduc@gmail.com

296

Suplemento Antropológico - Vol. LV N. 1 - Junio 2020


8. La revista SUPLEMENTO ANTROPOLÓGICO se reserva todos los

derechos autorales sobre los artículos publicados, inclusive su traducción, permitiendo por tanto su posterior reproducción o trascripción, con la debida citación de la fuente.

PARA MAYOR INFORMACIÓN

CEADUC Centro de Estudios Antropológicos Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” Independencia Nacional y Comuneros Casilla Postal 1718 - Tel./Fax: (595-21) 318 4000 Asunción - Paraguay e-mail: ceaduc@gmail.com



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