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ContinuaráGabriela Zuccolillo

BIBLIB: 0378-9896 (2020), 211-236

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Enviado: 11/03/2020 Aceptado: 29/06/2020

Gabriela Zuccolillo2

Resumen

En base a los archivos del MEAB, este artículo intenta ser una breve síntesis de la obra de Branislava J. Susnik (Eslovenia 1920 - Paraguay 1996) desde sus primeros trabajos en Formosa, Argentina, hasta los dos libros publicados póstumamente, dando cuenta de las sucesivas etapas de investigación. Además de su labor como investigadora, también se señalan los otros dos roles que le cupo: museógrafa, en tanto Directora del Museo Etnográfico Andrés Barbero de 1955 a 1996; docente, desde la Sociedad Científica del Paraguay, el Museo MEAB y la Cátedra de Arqueología y Etnología Americana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, durante 25 años. Es una hoja de ruta que repone algunos momentos de su vida para aproximarse al vasto legado del corpus Susnikiano.

Palabras clave

Susnik, Obras, Antropología en Paraguay, Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero.

1 Una versión resumida fue publicada en el Suplemento Cultural del diario ABC (18 de octubre 2020). 2 Antropóloga y fotógrafa.

Abstract

Based on the MEAB archives, this article presents a brief synthesis of the work of Branislava J. Susnik (Slovenia, 1920 - Paraguay 1996), from her first field work in Formosa, Argentina to her last two books published posthumously, giving an account of the successive stages her research went through. In addition to her production as a researcher, the article also points out to two other roles she dedicated to: museographer, as Director of the Andrés Barbero Ethnographic Museum from 1955 to 1996; and educator, giving seminars and courses at the Paraguayan Scientific Society (SCP), the Museum and from the Chair of American Archeology and Ethnology at the Philosophy and Letters Department of the National University, for 25 years. It’s a road map that inserts few moments of her life to approach to the broad legacy of the Susnikian corpus.

Key words

Susnik, Works, Anthropology on Paraguay, Dr. Andrés Barbero Ethnographic Museum.

En la primera conferencia que Susnik dicta en Paraguay, en 19533 , hace un recorrido por las distintas teorías desde el siglo XVII hasta las modernas -de ese momento-, señalando tres posibles áreas de investigación para abordar el origen del hombre primitivo: el material antropoarqueológico, el material etnográfico y el material lingüístico. Durante su vida abordará las tres, pasando por distintas etapas de investigación: Etnolingüística, Etnográfica, Etnohistórica, e Histórico-Social. Desde 1949 hasta su muerte.

Instalándose a fines de 1949 en la Misión Laishí, en Formosa (Argentina), inicia sus investigaciones etnolingüísticas haciendo trabajo de campo con los toba4, y tras su llegada al Paraguay en 1951, continua con los mak´á5, chulupí6, lengua7, sanapaná8 y choroti9. Basándose en sus apuntes de las lenguas tomados en trabajo de campo y en una vasta investigación bibliográfica de lo entonces existente sobre cada una de las ocho o nueve lenguas indígenas que aprendió, hizo investigaciones fonéticas y gramaticales, produjo diccionarios y frasearios, -que “…trata[n] de abarcar los hechos de la vida tal cual relatados por los mismos [indígenas]”10-. Pri-

3 Susnik, B. “Problema del origen de los nativos de este continente”, conferencia pronunciada en el Ateneo Paraguayo, el 18 de abril de 1953. Inédita. Archivo del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero (en adelante MEAB). 4 Esta investigación se encuentra perdida. La única referencia a la misma es una carta de Prudencio Filgueras, Secretario del Obispado de Resistencia, dirigida a Susnik el 27 de abril de 1950 en la que acusa recibo de haber recibido y leído “…sus observaciones y apuntes y pequeño diccionario toba recogidos durante su permanencia en esa Reducción de Laishi”. Archivo MEAB. 5 Original mecanografiado de 1953, no publicado: Susnik, B. Las sílabas básicas en el Macca, 1ª parte - Vocabulario fonético, Archivo MEAB. De 1955 es Susnik, B. Sistema fónico y principios morfológicos del MAK´A. Estudios Pampeanos II. 6 Primera publicación en el Paraguay: Susnik, B. 1954. CHULUPI. Esbozo Gramatical Analítico. Estudios Pampeanos I. También en: Susnik, B. 1959. “Afinidades estructurales del verbo Chulupí y Mak´a”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero, (en adelante SCP-MEAB), Volumen III- Miscelánea 1. 7 Estudio publicado recién en el Boletín SCP-MEAB, Volumen II- Etnolingüística 2, 1958: “Eenthlit - Appaiwa. Lengua Maskoy. Estructura gramatical. Parte 1ra”. 8 Susnik, B. 1962. “Algunas palabras culturales del área chaqueña. Comparaciones”. Boletín SCP-MEAB, Volumen VI- Miscelánea 3. También se refiere a los sanapana en su artículo: Susnik, B. 1953. “Met indijanzi Lengua”. Misijonski zbornik, Buenos Aires, pp. 143-152. Traducción I. Mislej. 9 Investigación que no fue publicada, pero señala que está en preparación en: Susnik, B. 1962. “Vocabularios inéditos de los idiomas Emok-Toba y Choroti recogidos por el Dr. Max Schmidt”, publicado en el Boletín SCP-MEAB, Volumen VI- Miscelánea 3. 10 Susnik, B. 1963. “Estudio Emok – Toba. Parte 1era. Fraseario”. Boletín SCP-MEAB, Volumen VII - Etnolingüística 7, p 214.

mero, de cada lengua, luego comparando lenguas de una misma familia y finalmente, entre lenguas de distintas familias lingüísticas. Es pionera en la investigación etnolingüística en el país, a la que se refería como el intento de traducir la realidad cultural a través y por medio de la lengua de una tribu11, y produjo en 1962 el primer mapa etnolingüístico de las comunidades indígenas del Paraguay.

Ya como Directora del Museo Etnográfico Andrés Barbero, organiza en 1956 una expedición científica de gran envergadura al Chaco Boreal con la intención de “…tomar contactos y realizar estudios de las tres últimas tribus independientes de los Zamucos (Moros, Siracuas y Guarañocas)”12 en el norte del Paraguay y sur de Bolivia. Además de sus investigaciones etnolingüísticas, a partir de éste y en los siguientes trabajos de campo, -chiripá en 1958 y guayaki13 en Arroyo Morotí en 1960-, hace investigaciones etnográficas con énfasis en los mitos y leyendas, porque: “…la cultura material es creada por el indígena que no solo ‘hace’, sino también dice, piensa, y sanciona mítica y religiosamente sus expresiones de la vida; hacia el estudio de este factor antropológico se dirigen las actuales investigaciones del Museo.”14. Comienza también a hacer registros fotográficos, grabaciones de audio y a adquirir piezas de cultura material para el acervo del Museo. Aunque ya había publicado un texto etnográfico en esloveno, “Entre los Lengua”15, en 1953, inédito en castellano, publica en el primer Boletín de 1957 Estudios Chamacoco I16 y Estudios

11 “La lengua no es para mí solamente una expresión de la relación social, sino un valor cultural y desde este punto de vista, como expresión de la cultura, completa el mundo de una tribu, su vida, su existencia material, sus deseos.” En: Debeljak, T. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. 12 “Plan de Expedición al Chaco Boreal” presentado en abril de 1956 por B. Susnik a la Sociedad Científica del Paraguay (SCP) y a la Fundación la Piedad. Además, en la carta de Susnik a G. T. Bertoni (SCP), sin fecha, circa 1956, y en la conferencia dada antes de iniciar la exploración en el Rotary Club: “Las Sociedades secretas entre los pueblos primitivos”. (Inédita, sin fecha). Archivo MEAB. 13 Susnik, B. 1960. “Estudios Guayaki. Parte 1 Fraseario”. Boletín SCP-MEAB, Volumen IV- Etnolingüística 5; Susnik, B. 1961. “Estudio Guayakí. Parte 2nda”. Boletín SCP-MEAB, Volumen V - Etnolingüística 6; Susnik, B. 1962. “Vocabulario Acé- Guayakí. Continuación. Parte 3era”. Boletín SCP-MEAB, Volumen VI - Miscelánea 3. 14 Susnik, B. 1959. “Informe sobre las actividades del Museo (1956-1958)”. Boletín SCP-MEAB, Volumen III – Miscelánea, p. 1. 15 Susnik, B. 1953. “Met indijanzi Lengua”. Misijonski zbornik, Buenos Aires, pp. 143-152. Traducción I. Mislej. 16 Susnik, B. 1957. “Estudios Chamacocos”. Boletín SCP-MEAB, Volumen I - Etnografía 1.

Chamacoco II17, clasificados como “Etnografía 1” y “Etnografía 2”.

En sus trabajos etnográficos aborda aspectos del pensamiento del indígena desde las propias vivencias de ellos, siendo particularmente sensible a la realidad actual (según la época, desde 1951 a 1976), para ver no a un indio idealizado sino al indígena de carne y hueso en una compleja trama de interrelaciones creada por el impacto de los vínculos inter tribales, mestizajes, bilingüismos de sus lenguas con el guaraní, plattdeutsch, inglés o castellano y las influencias de la sociedad criolla, la menonita, y de las misiones religiosas, etc. Además de visibilizar las poblaciones indígenas no guaraníes, Susnik se diferencia de gran parte de la investigación local en esa época porque no le interesa solo “rescatar” el mito “originario”, sino también las interpretaciones actuales, como le señala a Cadogan, en una carta personal de 1958: “La conservación del antiguo dialecto es indudable como Ud. dice; al respecto, yo trato de seguir mi método: tradición en antigua lengua pero luego la misma tradición vertida en el habla actual; la interpretación del significado es de suma importancia!!”18. Este énfasis en mirar al indígena del presente y no al indio arcaico de tiempos pasados le lleva a pensar en términos de cambio “socio-cultural”, para remarcar que las sociedades indígenas no están aisladas, no son estáticas, ni pertenecen al pasado, sino que forman parte del presente; y que su dinámica -lo “cultural”- está vinculada a la sociedad nacional, -lo “social”-. Ya en 1956 le escribe a Guillermo Tell Bertoni19 con referencia al caso del “Indiecito Moro” -José Iquevi- que había sido capturado, señalando claramente “que es tiempo ya a que nuestro país planté[e] el estudio de problemas indígenas sobre una base de la moderna ciencia antropológica y enfrent[e] el problema del indígena Chaqueño como un factor nacional y social.” (Énfasis nuestro)20 .

Luego de dos trabajos de campo, en la región Oriental con los chi-

17 Susnik, B. 1957. “Estudios Chamacocos. Parte 2nda.” Boletín SCP-MEAB, Volumen I - Etnografía 2. 18 Carta de Susnik a Cadogan, desde Bella Vista, 20 de abril de 1958. Archivo MEAB. 19 En ese momento, Presidente de la Sociedad Científica del Paraguay, quien será un importante apoyo para Susnik: “La Dirección [del Museo] se hace el deber de agradecer especialmente al Presidente de la Sociedad Científica, Prof. Guillermo Tell Bertoni que asistió con verdadero interés y entusiasmo a las actividades desarrolladas en este centro etnográfico.” En: Susnik, B. 1959. “Informe sobre las actividades del Museo (1956-1958)”. Boletín SCP-MEAB, Volumen III - Miscelánea 1, p. 2. 20 Carta de B. Susnik a G. T. Bertoni (SCP), sin fecha, circa 1956. Archivo MEAB.

ripá en 1958 y con los guayaki en Enramadita, Tava’í, Villarica y Arroyo Morotí en 1960, vuelve al Chaco para realizar tres trabajos de campo que denominó Misión de Estudios Chaqueños, abordando comunidades emok-toba21 (1962), sanapaná (1962-1963) y ayoreo (1963)22. En las dos últimas investigaciones de campo que hará, revisita comunidades que ya había estudiado, centrándose específicamente en la aculturación. En 1968 en Puerto Diana analiza los cambios producidos entre 1956 y 1968 en las distintas generaciones de chamacocos, causados por el impacto de la sociedad nacional y la influencia religiosa23. Lo sintetizará diciendo que el entonces shamán Aita (1956), en el 68 es Diácono. A su regreso a Asunción, le escribe a Toto Balbuena (Ogwa), con su acostumbrada ironía: “Dios sabe todos los idiomas y con él se puede hablar también en chamacoco”24. En el último trabajo de campo, en 1976, vuelve a comunidades lengua25 para investigar los vínculos con la sociedad criolla y las diferencias socio-culturales del bilingüismo maskoy-guaraní en las estancias, maskoy-plattdeutsch en las Colonias Menonitas y maskoy-inglés en la Misión Anglicana de Makthlawaia. Tras la investigación, afirmará que: “…las conclusiones de esta investigación confirmaron una vez más, que tanto pueblos primitivos como también los de más desarrollo se adaptan a nuevas realidades socioculturales selectivamente, de acuerdo a su ethos tradicional, en última instancia, predominante”26 .

Paralelamente a los trabajos de campo en comunidades indígenas, hace también reconocimientos y excavaciones arqueológicas, obviamente limitada por no contar con equipos e infraestructura para este tipo de tareas y los muy escasos fondos que le otorgaba la Fundación La Piedad. Exploró principalmente el área guaraní en la región Oriental, (Villa Florida, Paraguarí, Altos, Hohenau, San Pedro) y en Bahía Negra en 1956/7,

21 Susnik, B. 1963. “Estudio Emok - Toba. Parte 1era. Fraseario”. Boletín SCP-MEAB, Volumen VII - Etnolingüística 7. 22 Susnik, B. 1963. “La Lengua de los Ayoweos - Moros”. Boletín SCP-MEAB, Volumen VIII - Etnolingüística 23 Susnik, B. 1969. Chamacoco I. Cambio cultural. Asunción. MEAB; Susnik, B. 1970. Chamacoco II- Diccionario Etnográfico. Asunción. MEAB. 24 Carta de B. Susnik a Toto Balbuena. 15 de enero de 1969. Archivo MEAB. 25 Susnik, B. 1977. Lengua-Maskoy Su hablar. Su pensar. Su vivencia. Lenguas Chaqueñas VI. Asunción. MEAB; y Susnik, B. 1977. “What is really the main problem of Lengua”. En: Paraguayan Chaco Indian Colony. Asunción. Anglican Church in Paraguay. 26 En: Memorias de los trabajos realizados durante el año 1977. Archivo MEAB.

1966 y 1990. A pesar que logrará solamente juntar piezas “...y así prevenir que los niños sigan jugando con hachas de piedra, echándoles al rio Paraguay como lo ocurre por ej. en 14 de Mayo, etc…”27, la arqueóloga Mirtha Alfonso Monges, considera que Susnik sentó “…la base de los estudios arqueológicos en el Paraguay…”28 .

Con el bagaje de más de una década de trabajo de campo sistemático, alrededor de 1963 inicia su etapa Etnohistórica, con énfasis en los procesos históricos de las poblaciones indígenas. Investiga en el Archivo Nacional de Asunción y en archivos de Argentina, Brasil y Bolivia. También pionera en este tipo de abordajes en el medio, desde 1964 a 1969 produce los tres tomos de “El Indio Colonial”29. Se le suma “Chiriguanos I”30. Su interés, incluso en estas investigaciones etnohistóricas, sigue estando en comprender la realidad indígena actual, ya que esta primera fase de investigación histórica debía continuar con la contrastación en trabajo de campo de la investigación antropológica-social: “Los Chiriguanos y los Guarayos desde sus primeras migraciones hasta la actualidad”, para combinar la investigación etnohistórica y la etnográfica. Según sus Planes de Investigación, la segunda fase debía abordar “una comunidad Chiriguano del Parapití, una comunidad Guaraya del Rio Beni y una comunidad Tapieté de Nueva Asunción”31. En el viaje de campo al área de los Tapietés, en el Noreste del Chaco, Nueva Asunción, para estudiar la estructura social y la aculturación, también cree posible el encuentro con el grupo selvático Tsicuracuás-Moros. Como tantos otros planes de estudio, éste no se materializó.

Las dos décadas siguientes se dedicará a la sistematización de todo lo investigado, cruzando datos etnográficos, etnohistóricos y arqueológi-

27 Plan de Trabajo de Biblioteca y Museo presentado el 23 de enero de 1957. Archivo MEAB. 28 Alfonso Monges, M. “La arqueología paraguaya desde la visión de Branislava Susnik”, en Correo Semanal del diario Ultima Hora, 6 de junio de 2020. https://www.ultimahora.com/la-arqueologia-paraguaya-lavision-branislava-susnik-n2888931.html 29 Tomo I: El Guaraní Colonial, 1965; Tomo II: Los trece pueblos guaraníes de las misiones, 1966; Tomo III: El Chaqueño: Guaycurúes y Chanes-Arawak, 1971, aunque estaba terminado en 1969, por falta de fondos no se pudo publicar antes. Inicia con estos volúmenes las publicaciones impresas, todas como edición del “Museo Etnográfico Andrés Barbero”. 30 Susnik, B. 1968. Chiriguanos I - Dimensiónes Etnosociales. Asunción. MEAB. 31 Trabajos del Museo proyectados para el año 1967. Archivo MEAB.

cos, para producir primero “Dispersión Tupí-Guaraní”32; los seis tomos de “Lenguas Chaqueñas”33; siete tomos de la serie “Los Aborígenes del Paraguay”34, y dos tomos de “El Rol de los Indígenas en la Formación y en la Vivencia del Paraguay”35 -desgrabaciones de uno de sus cursos-. En los 90´s abordará la etapa pre colonial en “Interpretación etnocultural de la complejidad sudamericana antigua” Partes I y II36, y escribe “Los Indios del Paraguay”37 con Miguel Chase-Sardi, quien la invitó a publicar conjuntamente ya que “…en los primeros meses de investigación etnohistórica, me di cuenta de que todo lo que llega hasta la mitad del siglo XIX ya estaba exhaustivamente elaborado por Branislava Susnik”38 .

Finalmente, y como un manjar cocinado a fuego lento39, aborda la sociedad paraguaya desde la Historia Social, proponiendo una historia del Paraguay a la que subyace la etnohistoria. “Una visión socio-antropológica del Paraguay”40, en tres volúmenes, abarca desde el siglo XVI

32 Susnik, B. 1975. Dispersión Tupí - Guaraní Prehistórica. Ensayo Analítico. Asunción. MEAB. 33 Susnik, B. Lenguas chaqueñas I. Familia Guaycurú. 1971; Lenguas chaqueñas II. Familia Guaycurú, 1971; Lenguas Chaqueñas III. Familia Guaycurú. 1972; Lenguas Chaqueñas IV. Familia Zamuko. Chamakoko- Ayoweo, 1972; Lenguas Chaqueñas V. La lengua de los Ayoweo Moro, 1973; Lenguas Chaqueñas VI. Lengua-Maskoy- Su hablar. Su pensar. Su vivencia, 1977. 34 Susnik, B. Tomo I: Etnología del Chaco Boreal y su periferia (siglos XVI y XVII), Asunción. MEAB, 1978; Tomo II: Etnohistoria de los Guaraníes - Época Colonial. Asunción. MEAB, 1979-1980; Tomo III/1: Etnohistoria de los Chaqueños 1650-1910. Asunción. MEAB, 1981; Tomo IV: Cultura Material. Asunción. MEAB, 1982; Tomo V: Ciclo vital y estructura social, Asunción. MEAB, 1983; Tomo VI: Aproximación a las creencias de los indígenas, Asunción. MEAB, 1984-1985; Tomo VII: Lenguas Chaqueñas/1, Asunción. MEAB, 1986-1987. 35 Susnik, B. El Rol de los Indígenas en la Formación y en la Vivencia del Paraguay, Tomo I, 1982, y Tomo II, 1983. Editados por IPEN. 36 Susnik, B. 1994. Interpretación Etnocultural de la Complejidad Sudamericana antigua I- Formación y dispersión étnica. Asunción. MEAB; Susnik, B. 1995. Interpretación Etnocultural de la Complejidad Sudamericana antigua II- El hombre, persona y agente ecológico. Asunción. MEAB. 37 Susnik, B. y M. Chase-Sardi. 1995. Los indios del Paraguay. Madrid. Editorial Mapfre. 38 Ibídem, Agradecimientos, pp. 7-8. 39 Ya en un “Esbozo de problemas y soluciones para renovar la operancia de la Sociedad Científica del Paraguay” (circa 1960) había planteado que “…énfasis particular debiera darse a la complejidad de los problemas antropológicos del Paraguay, rastrear por este campo virgen; sin duda está íntimamente coligada con este tema la etnografía paraguaya, pero ésta última no es que un escalón hacia el estudio de la antropología social del Paraguay histórico y moderno. Una tarea de ésta índole, por lo menos su promoción, sería sin duda un fin inmediato muy meritorio de la SCP”. Archivo MEAB. 40 Susnik, B. 1990-1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XVIII. Asunción. MEAB.; Susnik, B. 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XIX- PARTE 1ra. Asunción. MEAB; Susnik, B. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI-1/2 XVII Asunción. MEAB.

-con la llegada de los primeros conquistadores-, hasta el final del siglo XIX -el Paraguay post guerra de la Triple Alianza-. Conjugando la visión histórica desde la sociedad nacional con los procesos históricos de las sociedades indígenas, hace una genealogía del proceso de construcción de la identidad paraguaya desde la “provincia-patria” hasta la nación independiente sin tomar “bandos” ni pretender justificar a uno u otro, tejiendo el rol de los conquistadores, los colonizadores, y los gobernantes paraguayos con actores indígenas como “Pablo y Nazario, hijos del antiguo cacique asunceño Cupiratí…”41, “el grupo del cacique Deguachí de los Abipones”42, o “...tres cacicazgos con sus ‘principales Mberú-cabá, Mberú-avá’ y uno con ‘apellido cristiano’…”43. Como una gran síntesis de su proceso de investigación, puede abordar ahora la sociedad nacional dando cuenta no solo del impacto de la conquista y colonización en las sociedades indígenas sino también el de las poblaciones indígenas en los procesos de conformación de la sociedad nacional. En este sentido, su descripción de la sociedad nacional desnaturaliza verdades cristalizadas: donde pocas “familias notables” conformaban una “…clase alta sin ilustración pero con ‘instinto de jerarquía social’”44, y “la multitud” con una economía frugal a base mandioca y carne, “individuos desamparados sin tierra propia ni bienes que perder…”45 que conformaban la clase baja; abordando la complejidad del mestizaje en los distintos momentos: “Muchos pardos…se mestizaron con los agrícolas Chanés, éstos ya acostumbrados al mestizamiento de los negros mattogrosenses”46; dando cuenta de aspectos de la sociedad nacional que creemos son actuales, como el sistema de pyragúes: “…el espionaje en la ciudad y en la campaña se convirtió en una delación organizada, una ‘virtud’ nacional para la ‘defensa del país’…”47; la corrupción estatal y la falta de justicia: “Por el desorden administrativo, con frecuencia, irresponsable, las autoridades locales fue-

41 Susnik, B. 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI-1/2 XVII. Asunción. MEAB, p. 40. 42 Susnik, B. 1990-1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XVIII. Asunción. MEAB, p. 101. 43 Susnik, B. 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del siglo XIX- PARTE 1ra. Asunción. MEAB, p. 161. 44 Ibídem, p. 142. 45 Ibídem, p. 143. 46 Ibídem, p. 90. 47 Ibídem, p. 30.

ron nombradas, pero sin sueldos asegurados, lo que de por sí fomentaba la corrupción general; …poca importancia se le confería a la función de jueces de paz en la campaña; no pagándoseles el sueldo, ellos ‘cobraban sus gajes’; de resultas, en litigio entre ricos y pobres, los primeros siempre ganaban los pleitos…”48; o sobre los políticos: “El desgobierno de las autoridades locales, mientras el gobierno central hallábase entregado a sus luchas partidistas o politiqueras -predominando los intereses económicos de los ‘funcionarios públicos’-, provocaba o acentuaba más los desajustes sociales; los jefes políticos locales solían impune o arbitrariamente, perseguir a los vecinos-pobladores…”49. Ajena a cualquier simplificación y por medio de una casi agobiante cantidad de datos documentales, nos regala una historia coral en la que más bien leemos nuestro presente. Por supuesto, fue también pionera en este tipo de investigaciones en el Paraguay. Ya en 1972 le decía a Melià, quien le envió un cuestionario: “Desde mi criterio antropológico, el concepto de indígena debe estudiarse simultáneamente con el concepto ‘del blanco’ que los mismos indígenas tienen, pues solamente así la Antropología quedará al servicio del verdadero humanismo”50 .

Susnik fue elaborando pacientemente una metodología de investigación propia anclada en las vivencias y las palabras de los actores indígenas registradas en el trabajo de campo, en los datos obtenidos del material arqueológico, y en la investigación en archivos, para recuperar procesos históricos de los distintos pueblos indígenas del Paraguay. Por ello, y más allá de reconocer pistas de intertextualidad en su producción, es difícil ubicar su pensamiento dentro de marcos teóricos o escuelas de pensamiento antropológico pues ella inventó, en su propio proceso, conceptos y una metodología de investigación. Y con ello, fue creando un corpus teórico que podemos nombrar susnikiano. No solo por la cantidad increíble de publicaciones, sino porque produjo un pensamiento propio que la hace tal vez, la intelectual más importante del Paraguay. Fue el Primer Premio Nacional de la Ciencia, en 1992. Lo recibió una encorvada mujer que aparentaba más edad que los 73 años que tenía, tras haber trabajado

48 Ibídem, p. 138. 49 Ídem. 50 Contestación a cuestionario enviado por B. Melià. 30 de mayo de 1969. Archivo MEAB.

por décadas veinte horas por día51, con una disciplina y capacidad de trabajo enormes, comiendo poco, fumando un cigarrillo detrás de otro. Pagando de sus ahorros casi todas sus investigaciones y publicaciones; muchos, como los tres tomos de “El Indio Colonial”, en su totalidad; los otros, al menos en parte. Cuando murió, dejó solo su obra y su pensamiento. Posesiones materiales, casi ninguna. Como dice de Max Schmidt, su antecesor en la dirección del Museo Etnográfico Andrés Barbero: “La vida entera de Schmidt fue dedicada a investigaciones, exploraciones y sistematizaciones del material etnográfico; esta circunstancia, su carácter introvertido y su vida retirada permiten conocer la personalidad de Max Schmidt mas bien a través de sus libros que por los datos personales”52 . Modificando algunas palabras, podría estar hablando de ella misma.

Branislava Josefina Susnik también dedicó su vida a la investigación, pero además fue docente y museógrafa. Tres roles a los que se dedicó con la misma intensidad, aunque hoy predomine la Susnik investigadora. Tras rescatar lo que quedaba del anterior Museo de Historia Natural y Etnografía armó el actual Museo Etnográfico Andrés Barbero, que a más de contener hasta hoy la más completa colección etnográfica del país, fue el espacio desde donde, a falta de otros ámbitos académicos idóneos en Paraguay, pudo producir. Recalcando siempre su lealtad a Andrés Barbero y a sus hermanas, que crearon la Fundación La Piedad: “Yo he declarado que mis investigaciones científicas en el Paraguay están y seguirán siendo dedicadas exclusivamente al Museo Etnográfico Andrés Barbero…”53 .

Aunque en 1955 fue nombrada Directora Técnica interina de la Biblioteca y del Museo, presenta ya un Anteproyecto de la Biblioteca de la Fundación a fin de poder iniciar los preparativos para la mudanza, cerciorarse sobre el estado de la biblioteca y las colecciones, y así poder formular el pedido de las respectivas necesidades inmediatas que reclama-

51 “...esta institución cuenta sólo con una directora y un joven auxiliar; nadie más realiza una investigación, redacta una memoria, edita un boletín, atiende a visitas o combate la polilla: hay alguien que trabaja veinte horas por día...”. Memoria de la Fundación La Piedad de 1962 del Presidente en ejercicio Juan Boggino. Archivo MEAB. 52 Susnik, B. 1991. Prof. Dr. Max Schmidt. Su contribución etnológica y su personalidad. Asunción. MEAB, p. 5 53 Carta al Presidente en ejercicio de la Fundación la Piedad M. Gill Morlis, con copia al Presidente de la SCP J. Boggino del 4 de septiembre de 1967. Archivo MEAB.

rá la mudanza y reorganización. Inició entonces el ordenamiento de las piezas del anterior Museo de Historia Natural y Etnografía que estaban arrumbadas en un depósito del edificio de la Cruz Roja54 y se encargó del traslado de las mismas al edificio Museum Andrés Barbero que sería la sede de la SCP y del MEAB55. Sus cargos tendrán carácter definitivo al año siguiente, ya inaugurado el Museo el 20 de Marzo de 1956, cuando presentará un informe sobre “El estado actual del Museo y Proyectos inmediatos para su organización científica” y se dedicará en esta etapa a la restauración y reorganización de las colecciones, distribuyéndolas en tres secciones: Colección Arqueológica, Colección Etnográfica, y Colección Fotográfica. Esta sistematización le permitió montar ese año la primera exposición del acervo, con una disposición aun preliminar, debido a la carencia de mobiliario y condiciones apropiadas y diseñará los muebles pensados para las distintas colecciones. Le tomará décadas ir pacientemente armando la infraestructura de lo que hoy es la biblioteca y el actual museo56. Elaboró listados de los objetos en base a un nuevo criterio, tras haber cotejado con la sistematización de M. Schmidt, en la que incluye información sobre las piezas de la colección, “…a fin de que el Museo sea algo orgánico, y no tan solo catálogo pasivo, podrán formarse los mencionados índices de cultura material...”57. En marzo de 1957 imprime el primer Catálogo Explicativo de las colecciones del Museum, con los índices de las piezas chiriguano y chamacoco que elaboró en base a la nueva ordenación que estaba desarrollando. Esta primera edición fue de apenas cien ejemplares, mimeografiados, para la venta a

54 Las piezas del Museo habían estado abandonadas hacía más de diez años debido a la enfermedad del anterior Director Max Schmidt. 55 “…construyeron en Asunción un edificio de tres plantas destinado al Museo Etnográfico, el cual ya ‘existía’ antes en forma de colecciones amontonadas, sin clasificación alguna y totalmente abandonadas por diez años…Comencé con una reorganización que duró todo un año y así fue que el Museo Etnográfico se inauguró el 20 de marzo de 1956”. En: Debeljak, T. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. 56 “En el año 1954 yo recibí estas colecciones en pleno derrumbe y en vía de perdición a causa de la indiferencia general e irresponsabilidad de la Sociedad Científica de entonces; puede Ud. comprobar lo dicho por las Actas de la Fundación La Piedad y la Sociedad Científica. Me costó años el saneamiento de las colecciones para que estén en el estado actual…El deber de directora y mi dedicación a este museo me disculpan por las palabras expresadas.” Carta confidencial de B. Susnik a Juan A. Cattoni, Presidente en ejercicio de la Fundación La Piedad. Sin fecha. Circa 1972. Archivo MEAB. 57 Proyecto de trabajos más urgentes del Museo. 1956. Archivo MEAB.

visitantes, pagado de sus propios ahorros, pero en sucesivas reediciones58 irá ampliándolo para incluir las demás colecciones. Sus ambiciosos planes como museógrafa están expresados ya en el primer “Proyecto de Trabajos Más Urgentes del Museo”59 donde desarrolla tareas a realizar en seis áreas: Aspectos Museológicos, Equipos y Archivo, Investigaciones de Urgencia, (etnográficos, antropológicos y arqueológicos), Extensión Científica, Biblioteca, e Instalaciones. Además, considerando fundamental el aspecto de la formación, se propone reactivar los planes que A. Barbero había tenido de crear en el Museo un Instituto de Antropología para la formación de post graduados. Elabora primero el ante proyecto para la creación del Instituto de Etnografía Max Schmidt y en la década del 60 del “Club Andrés Barbero” con ex alumnos. Por ello, dictaba cursos y seminarios de etnolingüística y etnografía en la Sociedad Científica del Paraguay (SCP), en el Museo (MEAB), y desde 1958, cursos libres en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), donde luego enseñó desde su Cátedra de Arqueología y Etnología Americana (incluyendo Paraguay) de 1961 a 1985. En concordancia con los recuerdos de quienes fueron sus alumnos quienes, además de señalar la pasión con la que dictaba sus clases, indefectiblemente recuerdan la exigencia que su materia demandaba, señaló Susnik que “…el rector de la Universidad me pidió que me adaptara al nivel cultural de los estudiantes, pero como a mí me interesan más las cumbres que las llanuras, no hubo ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo”60. Pensando en sus alumnos escribió los Manuales del Museo desde 1959, llegando a seis volúmenes61 ,

58 Existen al menos once reediciones. 59 Proyecto de trabajos más urgentes del Museo. 1956. Archivo MEAB. 60 Debeljak, T. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. 61 Susnik, B. Manuales del Museo Etnográfico. Volumen I. El sistema de la etnología de Max Schmidt y Notas Complementarias de B. Susnik, 1959; Volumen II. Apuntes de Etnografía paraguaya Parte 1ª, 1962; Volumen III. Introducción a la Antropología Social (Ámbito Americano), 1988; Volumen IV, Cultura Religiosa - I” (Ámbito americano), 1989; Volumen V. Guerra. Tránsito, Subsistencia” (Ámbito americano), 1990. El volumen VI se publica póstumamente. El volumen II “Etnografía paraguaya”, fue reeditado once veces sin modificación alguna,“...aún cuando desde su primera edición, en 1961, nuevas investigaciones de archivo y de campo aportaron datos más exactos en torno a algunos planteos preliminares vertidos en aquél entonces, ha conservado su vigencia para quienes buscan una introducción general al complejo panorama histórico-cultural y lingüístico de las etnias indígenas del Paraguay, motivo por el cual, preferentemente, se lo destina como texto de estudio al estudiantado”. Memoria de los trabajos realizados durante 1981. Archivo MEAB.

y publicó los Apuntes de clases dictadas, materiales vigentes hasta la fecha. Elaboró Planes de Estudios sobre el mestizaje y la población nacional, desde la Chacarita, los alrededores de Asunción, áreas de convivencia de guaraníes con campesinos en la región oriental, hasta el Chaco, Bahía Negra y la zona de estancias donde conviven y trabajan indígenas lengua, principalmente. Consciente de la vastedad de sus objetivos, empezó a dar más cursos para formar investigadores con herramientas y métodos científicos62. Se dedicó a iniciar en la investigación a dos discípulos, que pensó le sucederían en el Museo63, Tito Rojas Cardozo y Stella Maris Macchi, que viajaron al exterior a formarse, alentados por ella, pero no continuaron con la labor de Susnik.

Ella, sigue igual, sola, infatigable, su obra. Y es que, como le escribe a Chase Sardi: “Usted debe bien saberlo que yo no busco ni instituciones, ni grupos, ni plataformas; me interesa solamente contribuir, -dentro de mis posibilidades y conocimientos-, a la formación de algunos universitarios que tengan suficiente mística de investigación, suficiente valor moral y disciplina para el trabajo intelectual creativo, y una convicción ética de honestidad mental, a fin de que se comiencen en el Paraguay los primeros ensayos de estudio antropológico social. Y yo no pronuncio solamente las palabras, las vivo”64 .

Branka Susnik nunca fue mainstream ni se dejó llevar por tendencias o modas. Rechazaba invitaciones a congresos y universidades, tanto locales como internacionales, aduciendo que tenía demasiado trabajo de investigación que realizar. Nunca buscó auto promocionarse ni adjudicarse

62 Seminario de Antropología Social que se inicia en el marco de la Escuela Superior de Ciencias Sociales, CEPES, dirigida por Domingo Rivarola, y auspiciado por el ILARI. Se trunca, pero Susnik continúa con algunos participantes en el Museo Etnográfico con la participación de once postgraduados, del 22 de junio de 1966 al 25 de enero de 1967. El programa contemplaba tanto formación teórica en Antropología como metodología de la investigación antropológico-social. El tema abordado fue “Transformación sociocultural y tradicionalismo en las comunidades rurales e indígenas”. Archivo MEAB. 63 “Se están formando en este Museo dos universitarios, que a la vez también son empleados del Museo. La formación que les da esta Dirección y el mismo trabajo directo en esta rama, tiene por objeto formar dos antropólogos profesionales, los que, luego de la especialización debida en Francia, podrán como paraguayos dar nuevos rumbos a este museo...La formación de estos jóvenes constituye también la garantía para la continuidad de actividades y de criterio científico del Museo. Los jóvenes en cuestión son el Licenciado Tito Rojas Cardozo y la Srta. Stella Maris Macchi (del 4to curso de Historia.).” Informe Anual 1966. Archivo MEAB. 64 Respuesta a carta de Chase Sardi. 8 de septiembre de 1966. Archivo MEAB.

logros: cuando la noticia de la sublevación de un grupo ayoweo -estando ella en trabajo de campo65 - fue nota de tapa66 de la revista Ñande, se corrió del protagonismo negándose a ser entrevistada, señalando que correspondía a los religiosos de la misión hacerlo. Rehuía de las notas periodísticas. Las pocas que aceptó, solicitaba de antemano un cuestionario que contestaba por escrito, pues sentía aversión a la superficialidad con la que el periodismo trataba los temas. Ante la pregunta directa, dijo temer a las entrevistas porque “…cuando se debe comprender un problema de hoy el periodismo fracasa por falta de formación que le permita integrar el presente con el pasado, mirando hacia el futuro”67 .

Su ex alumna Elke Unger le acompañará desde 1966 hasta 1986 como Secretaria del Museo y Ayudante de Cátedra68, aliviándole del agotador y minucioso trabajo diario, desde atención a visitantes -al museo, y de investigadores que solicitan bibliografía, pues Susnik elegía materiales del extranjero que se adquirían todos los años para la Biblioteca-, la contabilidad, la correspondencia, el fichaje y catalogación de piezas, mantenimiento, fumigaciones, y una larga lista más. También se encargaba Elke del “sistema de canje” que Susnik inició tempranamente con instituciones científicas del exterior, a las que enviaba el “Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y el Museo Etnográfico”, reiniciado en 1957, por insistencia de Susnik y Guillermo Tell Bertoni. Siendo una publicación de carácter científico, -donde Susnik publicaba sus investigaciones-, pudo establecer el intercambio de publicaciones con instituciones científicas del exterior, lo que le permitía estar actualizada y a la vez, difundir su propia producción. De ahí la necesidad de pagar ella misma muchas veces los esténciles, mecanografiar los textos, comprar resmas de papel y pasarse horas, a veces toda la noche, mimeografiando las páginas de los boletines que luego ensamblaba, mandaba a encuadernar, empaquetaba y enviaba

65 En el informe a la SCP, Susnik informa que: “Durante mi estadía en la Misión [de estudio] se rebelaron tres grupos de los indígenas (divergencias por clanes totémicos y reacción hostil hacia el padre Misionero); se retiraron en el monte y nos tenían acorralados por tres días; la Misión finalmente abandonó el lugar, desplazándose hacia el Km. 220, con el pequeñísimo grupo de unos 50 moros ‘fieles’...”. 14 de marzo de 1963. Archivo MEAB. 66 “Se sublevaron los indios moros. Corrieron grave peligro de muerte una científica y cuatro misioneros”. Ñande. Nº 96, Año IV, Asunción, 30 de marzo de 1963. Portada. 67 “La Antropología está en crisis”. Entrevista de Verónica Rossato a B. Susnik, publicada en Suplemento Mujer del diario Hoy, 2 de mayo de 1984, p. 7. 68 Desde entonces la denomina Cátedra Susnik/Unger.

por correo. Por ello también hay hoy bibliografía de Susnik en numerosas bibliotecas especializadas en Ciencias Sociales de todo el mundo.

En los últimos meses solo le preocupaba terminar las investigaciones que tenía en proceso. Trabajaba incansablemente. Luego, hospitalizada, se mantenía serena, sabiendo que era el fin. Ya no podía hablar. Se comunicaba con Adelina Pusineri, -la secretaria que la acompañó los últimos siete años-, y con las enfermeras, por escrito. A una de ellas, que le habrá preguntado a qué se dedicaba, le contestó con caligrafía ya temblorosa: “Escribí 75 libros sobre diferentes tribus y 3 sobre Paraguay (XVI-XX)” En su conferencia al recibir el Premio Nacional de Ciencias dijo: “Vine al Paraguay hace 42 años, después de las violencias de la Segunda Guerra Mundial; gracias a la colaboración del patrimonio familiar del filantrópico intelectual paraguayo Andrés Barbero, fundador de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico, pude dedicarme íntegramente a las investigaciones antropológicas y con mis trabajos agradecer al Paraguay que me acogió tan generosamente”69. A pesar de haber tenido que superar muchas frustraciones y tragos amargos, que los guardó en silencio. Con la misma discreción con la que guardó su vida privada.

Entre los silencios, está el hecho que nunca publicó sobre los guaraníes actuales, a pesar de haber hecho trabajo de campo con los chiripá durante todo el año 1958. Estando en el campo, Cadogan le envió una carta70 amenazándola con patrocinar una querella criminal y de estar sembrando “…el odio y la anarquía entre la parte de nuestra población que más necesita amparo…”; además, le advierte que “…pondré en conocimiento [sobre la población indígena anarquizada por Ud.] del Sr. Ministro del Interior, [Edgar L. Ynsfran], el abuso incalificable que Ud está haciendo de la tarjeta que él le expidió”. Esto en plena dictadura. Estando ella trabajando en zona de guerrillas. Ese mismo año Susnik le escribía a su madre: “…si, también aquí estoy estudiando, averiguando y viajo entre los Indígenas, no me hallo aquí en la tierra paraguaya, tanto menos ahora que estamos en la dictadura militar -dura y cruel-…”71 .

69 Discurso al recibir el Premio Nacional de Ciencias 1992. Archivo MEAB. 70 Carta de L. Cadogan a B Susnik del 28 de abril de 1958. Archivo MEAB. 71 Carta de Susnik a su madre. 8 de febrero de 1958. Traducción I. Mislej. Archivo MEAB.

Susnik presentó informes, hoy desaparecidos, en los que hablaba de la aculturación de los chiripá y era crítica al Indigenismo, en el mismo momento en que la Asociación Indigenista del Paraguay (AIP), también financiada por la Fundación la Piedad, estaba obteniendo tierras para formar colonias indígenas chiripá con el Instituto de Reforma Agraria (IRA). Ella no compartía el credo indigenista, fuertemente nacionalista y paternalista, de “ayuda” al indígena; ella abogaba por otros caminos, desde la investigación y el respeto a lo que el indígena quiere, no desde los prejuicios y las esencializaciones de la sociedad nacional. Ya en 1954 había advertido que “…ocurrirá en el Chaco lo que ya ha tenido lugar en otros países sudamericanos: los indígenas se transformarán en objeto de demagogia de todos los colores políticos posibles”72 .

La producción de Susnik estaba lentamente cuestionando la visión legitimada del indígena y fue horadando las bases del pensamiento nacionalista. Desde sus primeros trabajos, propone una aproximación a lo indígena desde la vivencia del indio, lo que la pone en tensión con el imaginario indigenista entonces vigente y sobre todo, sus implicancias en la construcción de la identidad paraguaya nacionalista, reforzada por el establishment gubernamental, que anclaba la idea del mestizaje como la unión idílica del indio guaraní arcaico y el español, en la supuesta conformación de la “raza paraguaya”. Además de poner en cuestión dicha visión nacionalista, las investigaciones de Susnik minaban muchas de las ideas hegemónicas que sólo veían al indígena guaraní como parte de lo paraguayo, -y en tanto antepasado, mas que el indígena del presente-. Su vasto trabajo con indígenas chaqueños de otras etnias fue ampliando el horizonte de “lo indígena” en el Paraguay, colocando lo guaraní, entonces imaginarizado como superior, a la par de las demás tribus sobrevivientes en el Paraguay actual. Sus investigaciones etnohistóricas sobre los guaraníes apuntaban a deconstruir la visión idílica de los guaraníes como pacíficos, resaltando las disputas y conflictos dentro del mundo guaraní y la dominación e imposición de la lengua guaraní sobre otros grupos étnicos. También cuestionaba y se distanciaba de quienes concebían la labor antropológica como ayuda a los indígenas, sin desmerecer dicho

72 Susnik, B. 1954. “Pogoji za misijone v Paragvaju”. Katoliški misijoni, Buenos Aires. Traducción I Mislej.

interés, pero desacreditando cualquier valor científico a dichas aproximaciones. Es por ello que empieza a diferenciarse de quienes llevan adelante proyectos con indígenas sin tener formación, pues para ella, muchos se basan en la visión de la sociedad nacional sobre las necesidades indígenas sin tener un conocimiento real, concreto, de los indígenas antes de llevar adelante dichos proyectos de ayuda.

El conflicto con Cadogan de 1958 definitivamente respondió más a profundas diferencias políticas que al supuesto atraso de un pago al capitán Juan Pablo Vera73, como él la acusó. Justo antes de la amenaza, estando en trabajo de campo, Susnik le había escrito a Cadogan desde Bella Vista, el 20 de abril: “Indigenismo: de su carta desprendí que Ud. se enojó conmigo a causa de P. Vera. No hay razón para tal enojo. Ud. mira el problema indígena desde el punto de vista de ayuda; yo lo miro desde otro punto de vista: p. ej: yo visito todas las chacras y comparo la producción con necesidades, con parentesco, con intercambio de otro trabajo, etc. Yo recojo opinión de muchos sobre ‘colonias’, los mburuvisa etc., -el complejo etno-psicológico de los aculturados es un problema serio y creo que merece su estudio. A base de esto yo me permito sugerir algunas ideas en mi última carta, ya que además estoy preparando un informe sobre ‘Aculturación e Indigenismo’ que presentaré al terminar mi Misión. Y creo que la Asociación Indigenista y otros pueden esperar unos meses más...y esperar informe de alguien que estudió el problema en los propios ‘teko á’ guaraní-chiripa. En todo caso, hagan lo que quieran. Lamento solo que Ud. es tan impaciente ya que conjuntamente podríamos trazar un plan de ‘protección’ que se basaría a la realidad cultural”74. La amenaza de Cadogan no fue del colega, par de investigación, sino desde su investidura, “Curador de Indios”, cargo otorgado por el Gobierno Nacional, dejando en claro la asimetría de poder entre ambos. Aclarándole, además, que él tiene acceso al Ministro del Interior, Edgar L. Ynsfran, para comunicarle que Susnik está “fomentando el malestar” entre la pobla-

73 El mismo Juan Pablo Vera aclaró a Aquilino Servián: “El Capitán Vera manifestó que fue todo por causa de otras personas mal intencionado, pero que ahora él ya se da cuenta perfectamente que no fue sierto lo que alguien le andaba diciendo… el capitán Vera le pide disculpa y que tan pronto regrece por Itakyry, el le vicitará inmediatamente y estará a su completa disposición con todo sus gentes.” (sic). Carta de A. Servían a Susnik, desde Itakyry, 31 de mayo de 1958. Archivo MEAB. 74 Carta de B. Susnik a L. Cadogan desde Bella Vista, el 20 de abril de 1958. Archivo MEAB.

ción. Si bien en una carta posterior, del 13 de mayo, Cadogan reconoce que aquella carta fue “...redactada en forma violenta, hasta podría decirse brutal...”75, vuelve a referirse a dicho informe sobre aculturación, y quiere estar al tanto de las investigaciones de Susnik: “También, colaboraría con Ud. en la preparación de su trabajo, poniendo a su disposición mis conocimientos de guaraní ‘clasico’, mbyá y pai. Sé que mi comunicación no reúne las condiciones que Ud. exigiría, pero también sé que más de una revista científica la publicaría por los datos que contiene; hasta creo que posiblemente influiría para que Ud. prosiguiera sus investigaciones y que la Soc. Científica obtuviera los medios necesarios que le permitirían hacerlo... también pondría a su disposición algunos datos para su trabajo sobre Indigenismo y Aculturación”. Sencillamente le hace saber que la lealtad abre puertas. Siendo Cadogan considerado la autoridad en cultura guaraní en el Paraguay. Pero Susnik nunca formó parte de grupos ni buscó beneficiarse o conseguir ventajas por medio de vínculos afectivos. No le fue fácil, como ella misma le cuenta a Debeljak: “Los primeros tiempos en Paraguay tuve que aprender algunos ‘sustantivos amargos’, los de la vida cotidiana y no tuve el tiempo necesario para asimilar otros ‘adjetivos sociales’ Empecé con los verbos, es decir, con el trabajo mismo de relacionarme con los indígenas. Los comienzos fueron más bien de tipo privado, ya que ninguna institución oficial se interesaba realmente por el tema. La razón de mi perseverancia, a pesar del desinterés y hasta, a veces, la oposición del entorno paraguayo reside en mi rebeldía innata ante todo lo que ‘debemos’ y ‘no debemos hacer’”76 .

A ella le costó caro, pero a nosotros más. Pues si escribió, lo que probablemente es así, como lo atestiguan documentos en los que se habla de dichas investigaciones, esas obras ya no existen77. Recién llegada de la

75 Junto a la amenaza de patrocinar la querella criminal, en la misma le acusa de invocar “una serie de disparates pseudo científicos” y la califica de investigadora cínica, inmoral y carente de toda noción de ética profesional, que “…abusa de la hospitalidad que le brinda el Paraguay…” Carta de L. Cadogan a B Susnik del 28 de abril de 1958. Archivo MEAB. 76 Debeljak, T. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. 77 En un listado de “Investigaciones en el Paraguay (1955-1967)” Susnik menciona “Druzbena organizacija med Chiripá-Guaranijci” Vrednote, vol. XV, 1960, pero el artículo no figura en dicha publicación. Archivo MEAB.

segunda etapa del trabajo de campo chiripá a finales de 1958, le responde una carta a Branimiro Males, esloveno, Director del Instituto de Antropología de San Miguel de Tucumán el 8 de noviembre “Lastima que la Asociación Indigenista con sus principios del siglo XVIII de ‘caridad’ disfrazada, sigue perjudicando toda investigación seria, predominando el ‘orgullo de la raza guaraní’ en el país, y no aceptándose verdades, sino verdades convenientes...cómo romper el hielo de incomprensión y de ideas preconcebidas, falsas, esto ya es otro problema”78. En esta misma línea, el 12 de noviembre le comenta de su trabajo de campo chiripá a Julián Cáceres Freire, Vice Director del Instituto Nacional de Filología y Folklore de Buenos Aires en el mismo tono, señalándole que “...los datos y tradiciones recogidos son sumamente abundantes y desprovistas de interferencias jesuítico-paraguayas, con lo que creo que se podrá iniciar un nuevo rumbo en el estudio de la cultura guaraní autóctona, sin diletantismos y prejuicios que tanto caracterizan este campo de estudio tanto en Paraguay que en Brasil…Yo me daría por satisfecha, si mis modestos trabajos sobre este punto que preparo, pudieran reiniciar [el] estudio de la cultura guaraní y sacarlo del conocido marco de suposiciones ‘eruditas’ de los estudiosos de gabinete”79. En un Memorandum Confidencial aparentemente del presidente de la SCP, se habla no solo de las investigaciones escritas de Susnik sobre los chiripá sino también queda claro que hay resistencia a hacerlas públicas: “Debo recabar especialmente la necesidad de dar a publicidad siquiera una síntesis general o aspectos parciales de los estudios de la Dra. Susnik sobre los Chiripá-guaraníes del N.E. que es uno de los más meritorios y que despertará interés general en nuestro país. Por razón de los incidentes desgraciados a que dio lugar aquella expedición, no se ha dado a conocer siquiera una noticia sobre ese trabajo de tan trascendental importancia. Ruégoles mediten sobre esta moción para considerarle en la sesión del lunes”80 .

Su auxiliar en ese entonces, Vicente González, afirma81 que Susnik

78 Carta de B. Susnik a Branimiro Males del 8 de noviembre de 1958. Archivo MEAB. 79 Carta de B. Susnik a Julián Freire del 12 de noviembre de 1958. Archivo MEAB. 80 Memorándum Confidencial No 1. Sin fecha, sin firma. Por el contenido se deduce que es de algún miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Científica del Paraguay. Archivo MEAB. 81 Entrevista realizada el 29 de marzo de 2020.

escribió mucho en esa época, pero que también le señaló temer por su vida si hacia públicas esas investigaciones. Branka cargaba los horrores de la Segunda Guerra Mundial: asesinaron a su padre frente a ella en el patio de su casa; estuvo presa en la cárcel de Adjovscina cuando intentó escapar de Eslovenia82 a Italia; escapó luego a Austria y vivió en campos de desplazados, hasta que logró migrar a la Argentina en 1947. No quería volver a pasar por situaciones similares. Necesitaba proteger el mundo que se creó para sí misma en el Paraguay y que le permitía investigar. Aunque naturalizada paraguaya en 1956, se sentía extranjera y sabía las consecuencias que podría tener internarse explícitamente en disputas políticas. Como eximia investigadora de archivos que fue, cuidó de no dejar huellas de su vida personal. En sus cuadernos de campo no hay referencias personales de ninguna índole, ni comentarios que no estén relacionados con la investigación en desarrollo. Cuenta A. Pusineri que en los últimos meses quemaba y tiraba bolsas de cartas, escritos y apuntes, cuando se quedaba sola los fines de semana. No obstante, en la conferencia “Primitivee kot Clovek”83, dictada en Buenos Aires, en la Acción Cultural Eslovena (SKA), el 10 de noviembre, en esloveno, deja entrever sus posiciones políticas con una solapada crítica a las formas de gobierno totalitarias que anulan la individualidad, sean de izquierda o de derecha, en un momento de recrudecimiento de la dictadura de Stroessner y frente a sus temores del régimen de Tito en Yugoslavia. Ante los totalitarismos, reivindica el lugar y la responsabilidad ética del individuo, posicionándose como intelectual que apunta a la excelencia sin dejarse arrastrar por el medio. El conflicto con Cadogan y con la Asociación Indigenista del Paraguay (AIP) la enfrentaron al poder cultural local en su intento de desarrollar investigaciones antropológicas que cuestionaban la producción existente y legitimada84 .

82 Era un momento en el que las fronteras eran confusas: parte de Eslovenia conformaba el Reino de Italia y en la II Guerra Mundial queda dividida entre las fuerzas alemanas y las italianas. Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1945 pasa a formar parte de la República Federal Popular de Yugoslavia. 83 Susnik, B. 1959. “El Primitivo como Hombre”. Conferencia inédita. Archivo MEAB. Traducción I. Mislej. 84 Su amiga Elvira, cercana a Susnik en esa época, le escribe a Buenos Aires contándole: “Aquí no ha vuelto a salir nada sobre los indios, por lo visto no van a dar a publicidad ningún dato sobre ellos, para poder estudiarlos los de la comandita”. También le alienta “...procura arreglar todo con calma y salir triunfante con tu libro sobre los guaraníes”. Carta de Elvira Montero de Vargas a B. Susnik (en Buenos Aires) del 4 de noviembre de 1959. Archivo MEAB.

Susnik contestó produciendo. Trascendiendo a un medio, por cierto, muy masculino, y en el que no tuvo interlocutores85. No la entendían y la veían como un “bicho raro”86, por su rigurosidad, su intransigencia y su ética, que se trasluce en la coherencia entre su pensamiento y sus actos. Aunque muchos recuerdan que fueron tratados fríamente por ella, quienes la conocieron en el día a día recuerdan su presencia imponente, que, aunque era de estatura más bien pequeña, intimidaba. Su erudición. Y recuerdan también su generosidad, su manera particular de mostrar afecto y su sentido del humor, con una finísima y potente ironía. Una ironía que se trasluce en tantísimos párrafos, incluso de sus investigaciones, pero que hasta hoy no se “leen”. Además, si bien mucho se habla de Susnik -o se la pinta en murales-, muy poco se leen sus obras aún.

Murió el 28 de abril de 1996, dejando terminados dos libros más87 que se publicaron póstumamente. El tercer tomo de “Una visión socio-antropológica del Paraguay Siglo XIX, Parte 1era”, termina con la palabra “Continuará”. La segunda parte de esta demoledora investigación quedó en apuntes. Pero la obra de Susnik continuará, en la medida en que la leamos, y no solo este año en el que habría cumplido 100, y se hacen homenajes y actividades. Que leamos sus obras paciente y sistemáticamente, porque Susnik requiere ser leída más de una vez. No expresa sus puntos de vista por medio de simples juicios de valor sino asumiendo la complejidad de factores que interactúan y por medio de la selectividad en la organización de los datos. Así, dice “sin decir”. Hay que pensar lo que dice y cómo lo dice para entender realmente qué esta diciendo. Continua-

85 Chase Sardi afirma: “Con respecto a su especialización, ya en 1960 decía Herbert Baldus, que no creía que hubiera, en el mundo entero, más de una docena de grandes sabios lingüistas que pudieran comprenderla plenamente. Leonardo Manrique Castañeda tampoco creyó, en 1959, la posibilidad que Susnik diferenciara catorce variedades en un solo fonema, en sus ‘Principios Morfológicos de la Lengua Mak´á’.” Tras constatar él mismo en el campo, “…repetía varias veces, con gestos de suma sorpresa: ‘Esta mujer tiene un oído tan fino que puede captar, exactamente, las vibraciones de los fonemas cual el más moderno aparato electrónico!’.” En: Chase Sardi, M. 1996. “Branislava Susnik y sus obras”. Conferencia en la SCP, publicada en Suplemento Antropológico. Vol. XXXI, nº 1-2. pp. 443-468. 86 Sobre su conferencia en el Ateneo Paraguayo: “Los asistentes me entendieron tan bien, que me clasificaron enseguida como ‘bicho raro’…”. Debeljak, T. 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”, Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. Traducción I. Mislej. 87 Susnik, B. 1996. Manuales del Museo VI “Poblados-Viviendas. Manufactura utilitaria”. Asunción. MEAB; Susnik, B. 1998. “Tendencias Psicosociales y Verbomentales Guaycurú - Maskoy - Zamuco Ensayo Analítico” Asunción. MEAB.

remos creciendo en la medida que incorporemos su pensamiento, hasta hoy tan poco estudiado. Y ojalá alguien tenga la iniciativa de publicar sus obras inéditas y reeditar sus obras completas, lo que sería un homenaje mucho más coherente con lo que fue Branka Susnik en vida.

En uno de sus primeros artículos, “Entre los indígenas Lengua”, termina diciendo:

“Así voy terminando estos fragmentos de mis experiencias entre los indígenas. Los Lengua y los Sanapaná no conocen la palabra ‘terminar’, y dicen simplemente ‘kjahao’, lo cual significa ‘hasta aquí’. Por eso, queridos lectores, continúen Uds”88 .

88 Susnik, B. 1953. “Met indijanzi Lengua”. Misijonski zbornik, Buenos Aires, pp. 143-152. Traducción I. Mislej.

Archivos consultados

Archivo del Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero (MEAB).

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DEBELJAK, Tine 1958. “Encuentro con la investigadora de culturas indígenas, la Dra. Branka Sušnik”. Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323.

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_________________ 1993. Una visión socio-antropológica del Paraguay. XVI-1/2 XVII Asunción. MEAB.

SUSNIK, Branislava y Miguel Chase-Sardi. 1995. Los indios del Paraguay. Madrid. Editorial Mapfre.

BIBLIB: 0378-9896 (2020), 237-280

Branislava Susnik en su laberinto: La lingüística, la etnología y la historia desde el Paraguay

Branislava Susnik in her labyrinth: Linguistics, ethnology and history from Paraguay

Enviado: 14/11/2019 Aceptado: 12/06/2020

Federico Bossert1 y Diego Villar2

Resumen

El artículo analiza la obra lingüística, antropológica e histórica de Branislava Susnik desde su llegada al Paraguay: sus antecedentes teóricometodológicos (la etnografía descriptiva americanista, el evolucionismo y el difusionismo europeos); sus sesgos (la primacía explicativa de la razón mitológica o la matriz evolutiva implícita en sus formulaciones comparativas: cazadores-recolectores, agricultores, sociedades complejas, etc.); su contexto de producción y las relaciones con diferentes traductores, informantes y colaboradores (Aita, Zenón, Juan Pablo Vera, Jithwase, Ogwa), así como también las condiciones específicas del trabajo de campo etnográfico y lingüístico entre los makás, lenguas, angaités, sanapanás, nivaclés, chamacocos, ayoreos, tobas, chiripás y achés o guayakis; o el problema de la expresión conceptual y su célebre afición por los neologismos crípticos; sus vínculos metodológicos con diversos mecanismos y técnicas de trabajo (grabación magnetofónica, fotografía, entrevistas, observaciones y “frasearios”); las repercusiones institucionales de sus investigaciones, así como también sus implicancias para un país como Paraguay, cuya iden-

1 Antropólogo, CONICET-UBA (Argentina) - CIHA (Bolivia). 2 Antropólogo, IICS CONICET-UCA (Argentina) - CIHA (Bolivia).

tidad nacional se funda sobre una noción romantizada del mestizaje entre los colonizadores españoles y el mundo guaraní. A través del análisis detallado de algunos tópicos diagnósticos (el estudio de la etnonimia, el comparativismo regional o el análisis estratigráfico de las transformaciones étnicas), se postula finalmente que la obra de Susnik cifra un proyecto inacabado para una auténtica antropología del cambio social.

Palabras clave

Susnik, lingüística, antropología, historia.

Abstract

The article analyses Branislava Susnik's linguistic, anthropological and historical work since her arrival in Paraguay: her theoretical and methodological background (European evolutionism and diffusionism, Americanist descriptive ethnography); her biases (the analytical primacy of mythology or the evolutionary matrix implicit in her comparative formulations: hunter-gatherers, farmers, complex societies, etc.); the context of production and relations with different translators, informants and collaborators (Aita, Zenón, Juan Pablo Vera, Jithwase, Ogwa, etc.); the specific conditions of her work as an ethnographer, and the conditions of ethnographic and linguistic fieldwork among the Makás, Lenguas, Angaités, Sanapanás, Nivaclés, Chamacocos, Ayoreos, Tobas, Chiripás and Achés or Guayakis; the problem of conceptual expression and her famous fondness for cryptic neologisms; the methodological links with various working mechanisms and techniques (tape recording, photography, interviews, observations and "phrasebooks"); the institutional repercusions of her studies, as well as their implications for the historiography of Paraguay, whose national identity is based on a somewhat romanticised notion of miscegenation between the Spanish colonisers and the Guaraní world. Through detailed analysis of some diagnostic topics (the study of ethnonymy, regional comparativism or the stratigraphic analysis of ethnic transformations), the paper finally argues that Susnik's work represents an unfinished project for an anthropology of social change.

Key Words

Susnik, Linguistics, Anthropology, History.

Los primeros e imprevistos escarceos de Branislava Susnik con la antropología sudamericana tuvieron lugar en la misión San Francisco de Asís de Laishí, en el Chaco argentino, donde vivió intermitentemente durante 1950 y se dedicó a estudiar la lengua de los tobas. En noviembre de 1951 se instaló definitivamente en Paraguay, y al poco tiempo de llegar comenzó a buscar la manera de proseguir esas investigaciones lingüísticas. En un primer momento, con el auxilio de Juan Belaieff, visitando a los maká de la colonia Fray Bartolomé de las Casas; y luego recorriendo el territorio de los enlhet, enxet, angaité y sanapaná en el verano de 1952, contratada por la Facultad de Filosofía de Asunción3. Sería el inicio de una larga serie de viajes de campo que, ya como directora del flamante Museo Etnográfico, realizaría entre 1956 y 1976, cuyos intereses pasarían imperceptiblemente de la lingüística a la etnografía, y abarcarían, además de los grupos nombrados, a diversas parcialidades de los ishir, los ayoreo, los chiripá, los aché y los qom-lik.

Muy pronto comprendió que la tarea era ciclópea: no solo debían estudiarse las numerosísimas sociedades indígenas, sino también el influjo que éstas tuvieron sobre la identidad y la cultura nacionales. Hasta entonces, los contados esfuerzos etnológicos habían sido iniciativas aisladas e individuales, con frecuencia emprendidas por científicos o viajeros extranjeros. En este incipiente y fragmentario escenario Susnik vislumbró una obra monumental: la formación, en el Museo y la universidad, de una generación de investigadores profesionales paraguayos que emprendiera, de forma coordinada y sistemática, la extensa antropología del país4 . Estos planes se condensaron desde temprano en el proyecto del “Instituto

3 En junio de 1953, remitió a la Facultad de Filosofía estudios lingüísticos sobre cuatro grupos chaqueños (Archivo del Museo Etnográfico Andrés Barbero, en adelante Archivo MEAB. Certificado de la Facultad de Filosofía de Asunción, 15/6/1953); probablemente, entre ellos se contaban también los estudios realizados entre los toba de Laishí en 1950 y entre los maká en 1952. (SUSNIK, Branislava. 1953. Las sílabas básicas en el Maccá. 1ra parte: Vocabulario fonético; SUSNIK, Branislava 1955. Principios morfológicos de la lengua Mak’a. Estudios Pampeanos II. Asunción). 4 Apenas inaugurado el nuevo edificio del Museo, comenzó a dictar cursos para “encauzar los estudios antropológicos aislados hacia un método científico”, y escribía: “Los resultados obtenidos hasta la fecha son modestos, pero se trata de abrir nuevos horizontes a la etnografía paraguaya, esperándose que los esfuerzos individuales de los colaboradores del Museo Etnográfico, como único centro de estas actividades en Paraguay, llevará a una mayor comprensión y apoyo económico para concretar los planes trazados”, SUSNIK, Branislava. 1957. “Actividades antropológicas en Paraguay (1955-1957)”. Runa, Vol. VIII, p. 311.

de Etnografía y Arqueología” que procuró fundar durante sus primeros años al frente del Museo. En su más ambiciosa formulación, éste abarcaría múltiples subdisciplinas (etnografía, arqueología, etnohistoria, antroposociología, etnolingüística y etnobotánica), sería el centro neurálgico de una red de colaboradores en el campo, y ofrecería una exhaustiva formación de postgrado a sus investigadores. Pero al cabo de algunos años de vanas insistencias debió aceptar que nada de esto sería posible, y resignarse a emprender en soledad esa larga serie de estudios5 .

A partir de los primeros trabajos, escritos entre 1952 y 1953, Susnik dedicó su vida a una producción científica incesante, desaforada. Los visitantes habituales del Museo recuerdan su figura invariablemente encorvada frente a su máquina Hermes en un rincón de la sala de lectura, escribiendo sin pausa mientras bebía litros de té bajo una sempiterna nube de tabaco y vigilaba la sala en forma implacable aunque sin apartar los ojos del trabajo. Su propia vida personal se reorganizó en pos de esa tarea. Si bien al comienzo ocupó como dormitorio una pequeña habitación en la planta alta del Museo, al cabo de algunos años decidió abandonarla para instalarse permanentemente en su oficina, donde se encerraba a trabajar durante la tarde y largas horas de la noche.

Bajo su solitario impulso, el Museo Etnográfico se convirtió rápidamente en una activa usina editorial. Durante la primera década, Susnik colmaría con sus trabajos todas las páginas del viejo Boletín de la Sociedad Científica, que pronto comenzó a organizar en series: “Etnolingüística”, “Etnografía”, “Miscelánea”. Pero, a partir de 1970, el caudal de su producción la llevaría además a iniciar sus propias colecciones: Manuales del Museo Andrés Barbero, Lenguas chaqueñas y Los aborígenes del Paraguay, a las que se sumaría un apreciable número de libros. Con los años, el arco disciplinar, étnico y geográfico de sus estudios se ampliaría cada vez más. Su larga lista de publicaciones revela esa ondulante deriva temática, que va desde los libros y artículos estrictamente lingüísticos de la década de

5 Archivo MEAB. Carta de B. Susnik a Emilio Uzcátegui, 27 de noviembre de 1957; Archivo MEAB. B. Susnik, “Ante-proyecto de un Instituto de Etnografía y Arqueología”, julio de 1958. Susnik seguiría utilizando durante toda su vida la “guía para la clasificación de datos culturales” (o “índice clasificador”) que elaboró para su fallido Instituto (Archivo MEAB. Carta modelo para el envío de cuestionarios del Archivo Cultural, 19 de enero de 1957).

1950 a los estudios de etnografía chaqueña e historia guaraní en la de 1960, los ensayos comparativos de etnología en la década de 1980 y los extensos estudios históricos que emprendió hacia el final de su vida6 .

1. Una lingüística singular

Susnik parece haber acuñado desde temprano el monumental proyecto de trazar una suerte de etnolingüística exhaustiva del Chaco boreal, que desarrollaría a través del estudio comparativo de sus familias lingüísticas7. Y, en efecto, consagró buena parte de sus investigaciones en el terreno a las lenguas de los maká, nivaclé, enlhet, sanapaná, chiripá, aché, qom-lik, ishir y ayoreo, en las que estaban representadas las cinco familias de la región: mataguayo, enlhet-enenlhet, tupí-guaraní, guaycurú y zamuco. Durante sus dos primeras décadas en Asunción publicaría una quincena de monografías lingüísticas, que incluían análisis fonológicos y gramaticales, vocabularios y frasearios. Y, a partir de 1971, bajo el título Lenguas chaqueñas, editó una colección de libros dedicados a sistematizar las informaciones conocidas hasta entonces sobre el léxico, la gramática y la fonética de cada familia, “a fin de proseguir luego con la lingüística comparativa”8 .

6 Esta inédita versatilidad fue destacada por los pocos exámenes críticos que existen sobre su obra. Así, observa la lingüista Harriet Manelis Klein. 1978. “A Susnik Mélange: Culture History, Linguistics, and Ethnography of Speaking”. International Journal of American Linguistics, Vol. 44, Nº 4, p. 345: “En el marco de las disciplinas académicas, es muy poco frecuente encontrar personas capaces de moverse con facilidad, casi sin esfuerzo, entre los roles de historiador, lingüista y etnógrafo. Una de ellas es Branislava Susnik, intelectual paraguaya que, casi en soledad, ha abrazado la causa de la historia, la lengua y la cultura amerindia del Paraguay. Quienes trabajamos en estas áreas tenemos con ella una deuda de gratitud”. 7 Ver, por ejemplo, SUSNIK, Branislava 1959. Notas Complementarias al “Sistema de la Etnología” de Max Schmidt. Asunción, Manuales del Museo Andrés Barbero Vol. I, p. 129; SUSNIK, Branislava. 1962. “Estudios Emok- Toba (Chaco). Parte I. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. VII, Etnolingüística 7, p. 1; SUSNIK, Branislava. 1968. Chulupí. Esbozo gramatical analítico. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p.1; Archivo MEAB. Carta de B. Susnik a H. Baldus, Asunción, 28 de noviembre de 1953. 8 SUSNIK, Branislava.1971. “Introducción”. Lenguas Chaqueñas I. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 1; SUSNIK, Branislava. 1972. Familia Zamuco. Chamacoco - Ayoweo. Lenguas Chaqueñas Vol. IV. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 1. La serie quedaría inconclusa. Los tres primeros tomos estaban dedicados a la familia guaycurú, compuestos en buena medida por una edición comentada de un vocabulario y gramática mbayá (caduveo) del jesuita José Sánchez Labrador. (SUSNIK, Branislava. 1971. “Introducción y notas a J. Sánchez Labrador”. Gramática Eyiguayegi-Mbayá. Según el Manuscrito del P. José Sánchez Labrador, S. J., del Siglo XVIII Lenguas Chaqueñas Vol. I. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero. pp. 1-14; SUSNIK, Branislava. 1971. Vocabulario

No resulta sencillo evaluar estos emprendimientos. Al respecto existen, por un lado, opiniones que rozan la hagiografía y exaltan su portentoso oído lingüístico absoluto, casi sobrenatural, capaz de detectar los más ínfimos matices de las lenguas indígenas9. Pero al mismo tiempo es forzoso reconocer que, más allá de algunas excepciones, el grueso de los estudios contemporáneos ya no abreva en su obra lingüística. Sin dudas, esto se debe ante todo al marcado carácter idiosincrásico de sus trabajos; pero, probablemente, también a que éstos procuraban ir siempre más allá del análisis morfológico del lenguaje, y por tanto resulta difícil encasillarlos en los actuales parámetros académicos y disciplinares10. Partiendo de la premisa de que la lengua contiene las claves del pensamiento y la personalidad de las sociedades, la meta última de la etnolingüística de Susnik era discernir “la estrecha dependencia entre la lengua, la cultura y la sociedad”, médula oculta de la vida social y la cosmovisión que conjuraba con el término “patrones verbo-mentales”, y dedicó largos estudios al análisis de la gramática, la sintaxis o el léxico de los idiomas chaqueños

Eyiguayegi-Mbayá, según el Manuscrito del P. José Sánchez Labrador, S. J., del Siglo XVIII Parte 1ra. Letra: A-LL. Lenguas Chaqueñas Vol. II. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, pp. 1-257; SUSNIK, Branislava. 1972. Vocabulario Eyiguayegi-Mbayá, según el Manuscrito del P. José Sánchez Labrador, S. J., del Siglo XVIII Parte 2da. Letras: M-Z. Lenguas Chaqueñas Vol. III. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, pp. 258-481). Consagrado a la familia zamuco, el cuarto volumen sistematizaba sus propias investigaciones chamacoco y ayoreo (SUSNIK, Branislava. 1972. Familia Zamuco. Chamacoco - Ayoweo. Lenguas Chaqueñas Vol. IV. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero). Y, basado en diversos viajes entre los enlhet y sanapaná, el último ofrecía una rica síntesis de etnografía y morfología lingüísticas de la familia lengua-maskoy (SUSNIK, Branislava. 1977. Lengua-Maskoy. Su hablar - Su pensar - Su vivencia. Lenguas Chaqueñas. Vol. VI. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero). 9 Así, por ejemplo, Miguel Chase-Sardi. 1996. “El ultimo reportaje I”. Diario Última Hora, Asunción, 08 de junio, p. 11, elogia la “precisión matemática” de la lingüística susnikiana: “Decía Herbert Baldus que no creía hubiera en el mundo entero más de una docena de grandes sabios lingüistas que pudieran comprenderla plenamente”. 10 Entre las excepciones, ver MANELIS KLEIN, Harriet E. 1978. “A Susnik Mélange: Culture History, Linguistics, and Ethnography of Speaking”. International Journal of American Linguistics, Vol. 44, Nº 4, pp. 345-350 o FABRE, Alain. 2014. Gramática de la lengua nivaclé (Studies in Native American Languages 78). Munich, LINCOM. La propia MANELIS KLEIN, Harriet E. 1978. “A Susnik Mélange: Culture History, Linguistics, and Ethnography of Speaking”. International Journal of American Linguistics, Vol. 44, Nº 4, p. 347, señala algunos de sus rasgos singulares: un énfasis excesivo en la fonética, la elaboración de términos sui generis (“índice disposicional disyunctivo”) o bien la confusión de ciertos conceptos (“estructura temática” por morfología, “temas” por raíces). Por otro lado, tal vez a causa de limitaciones técnicas a la hora de imprimir sus primeras obras, Susnik se vio forzada a acuñar una serie de símbolos fonéticos singulares cuyas equivalencias a menudo no aclaraba: sumada a su estilo deliberadamente oscuro, esta grafía resultaba en algunos de los pasajes más crípticos de su obra.

como categorías de percepción, conducta y pensamiento.

Así, en esta lingüística indisociable de la etnografía, sus trabajos solían combinar, sin solución de continuidad, análisis fonológicos o gramaticales con glosas etnográficas o reseñas históricas. Desde un comienzo se concentró en registrar las formas de discurso que, a su entender, exponían con mayor claridad esos patrones subyacentes, como las tradiciones chamánicas o las mitologías: “El relator de las tradiciones mitológicas, chamán o no, es el verdadero ‘orador’, el que interpreta el ‘hablar-sentir-percibir’, la tradicional formación existencial”11. Así, en un escrito comparativo sobre las lenguas nivaclé y maká con copiosas referencias a la mitología, explicaba que esta última era depositaria del “concepto mento-verbal” indígena, y que exponía en forma privilegiada la sutil “atención psicológica” cifrada en ciertas partículas lingüísticas. Destacaba entonces la noción de integridad denotada en el sufijo maká -ih’i, habitual en la caracterización de los héroes culturales; la intensidad expresada por el sufijo -qî, que modifica los verbos que describen las acciones míticas de los animales en las tradiciones chamánicas nivaclé; o el sentido preciso de la causalidad expresada por ciertos sufijos de ambas lenguas, que corresponde al ámbito específico de las acciones mitológicas12 .

En la introducción a una tardía obra de síntesis sobre las lenguas chaqueñas, Susnik presentaba como antecedente teórico de su audaz proyecto etnolingüístico a la escuela iniciada por Eric Sapir y Benjamin Lee Whorf, que como es sabido postulaba una relación directa entre las categorías gramaticales de la lengua y los modos en que los hablantes perciben el mundo13. Al respecto, resulta revelador revisar sus notas marginales al ejemplar de Lenguaje y Sociedad14 que conservaba en su biblioteca personal: muchos de los pasajes marcados o anotados abogan por una lingüística que identifique “estructuras de sentido” en unidades de estudio más amplias que las abordadas normalmente, a fin de indagar el

11 CHASE SARDI, Miguel. 1996. “El ultimo reportaje II”. Diario Última Hora, Asunción, 15 de julio, p. 11. 12 SUSNIK, Branislava. 1959. “Afinidades estructurales del verbo chulupí y mak’a”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico Vol. III, Miscelánea 1, pp. 17-25. 13 SUSNIK, Branislava. 1987. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo VII/1. Lenguas Chaqueñas. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, pp.7-12. 14 LEFEBVRE, Henri. 1967. Lenguaje y sociedad. Buenos Aires, Proteo.

modo en que cada lenguaje recorta la realidad sensible, y que contemple las relaciones “laterales” del lenguaje con su medio social para así restituir la importancia significante de los símbolos. Aquella genealogía incluía también algunas nociones de otros padres de la etnología moderna: Claude Lévi-Strauss, Bronislaw Malinowski o Franz Boas. Sin embargo, ese augusto linaje parece forjado a posteriori; recordemos que su formación lingüística en Europa se había centrado en las lenguas muertas de Medio Oriente y el problema de la escritura cuneiforme. Todo indica, pues, que en buena medida construyó, por sí misma y en el terreno, sus propios métodos de análisis etnolingüístico, inspirada por los ideales herederos de Herder y Wilhelm von Humboldt que impregnaban la instrucción humanista que había recibido Europa.

Sin embargo, sus trabajos no buscaban simplemente definir algún ethos grupal abstracto para luego ilustrarlo con ejemplos lingüísticos. Susnik se ceñía siempre al empirismo más estricto, y adaptaba sus métodos y objetivos a la realidad observada. Desde sus primeras experiencias en el terreno presenció los procesos de transformación sufridos por las culturas chaqueñas: los toba de Laishí vivían en una misión católica que les imponía tareas agrícolas, los enlhet eran educados en escuelas anglicanas y deambulaban buscando trabajo por las estancias ganaderas, los ishir habían sido diezmados y se empleaban en obrajes madereros y los aché eran asesinados y esclavizados por los hacendados e indígenas vecinos. Se dedicó entonces a indagar la forma en que esas transformaciones sociales y económicas producían mutaciones del lenguaje. Los ishir, que llamaban “amansamiento” a esos cambios, destacaban con precisión sus dimensiones lingüísticas: al escuchar los términos recogidos décadas antes por Guido Boggiani, señalaban que aquéllas eran “palabras de antes”, de cuando “los abuelos no eran gente todavía”, y que ahora en cambio “todo era un solo Chaco y una sola palabra”. Del mismo modo, los aché de Tavaí, que habían abandonado el monte, diferenciaban el anterior “hablar - murmurar montés” del “hablar - clamar de los campos abiertos”15 .

Así pues, más que una lingüística propiamente dicha, o incluso que

15 SUSNIK, Branislava. 1960. “Estudios Guayakí. Parte 1ª. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. IV, Etnolingüística 5, pp. 1-142.

una etnolingüística, los estudios de Susnik sobre las lenguas chaqueñas materializan un proyecto de largo aliento para una etnografía del cambio lingüístico. De este modo, al abordar un proceso que denominaba “crisis lingüística” no procuraba reconstruir las lenguas o las formas de pensamiento pretéritas, sino estudiar minuciosamente esos procesos de transformación16. Con el tiempo, la “transculturación” iba a convertirse en uno de sus grandes tópicos de investigación lingüística, tal como los procesos de mestizaje ocuparían, más tarde, un lugar central en sus estudios históricos. Esto, sin embargo, no implicaba la claudicación de los ideales humboldtianos: la “realidad verbo-mental” continuaba siendo la principal meta; pero debía estudiarse no a pesar sino a través del cambio lingüístico.

Una de esas transformaciones, acaso la más evidente, era lo que Susnik definía como un “empobrecimiento” semántico y expresivo: no sólo el reemplazo, la reducción numérica y la simplificación de términos o modulaciones fonéticas, sino ante todo un cambio fragmentario de los contenidos “verbo-mentales” que producía “patrones gramaticales diacrónicos” y un desajuste entre la vida cotidiana y los términos “referenciales” del idioma. Era entonces que las palabras “de antes” ya no respondían a las experiencias concretas de los indígenas ni expresaban su actual visión del mundo17 Susnik encontraba diáfanas muestras de este proceso en el caso de los sustantivos correspondientes a los reinos vegetal y animal o al antiguo modo de caza-recolección, cuya sola mención provocaba hilaridad entre los jóvenes ishir empleados en las estancias y obrajes. Los verbos utilizados por los ancianos -que indicaban con suma precisión las circunstancias específicas de la acción: motivación, circunstancia, sujeto y objeto- representaban esa antigua dimensión “verbal” que para entonces

16 Así, a la hora de explicar las diferencias lingüísticas intercomunitarias, apelaba a las más diversas coyunturas históricas y circunstancias individuales: fisiones sociales, enemistades entre facciones, relaciones amistosas o violentas con el frente colonial, etc. Un caso flagrante de estos procesos era el “dialecto misional” impuesto a los indígenas por los misioneros anglicanos en la escuela de la misión Makthlawaiya; Susnik analizaría los modos en que esa agenda religiosa transformaba el léxico y la gramática. 17 SUSNIK, Branislava. 1957. “Estructura de la lengua chamacoco-ebitoso”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero. Vol. I, Etnolingüística 1, p. 3; SUSNIK, Branislava. 1959. “Afinidades estructurales del verbo chulupí y mak’a”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico Vol. III, Miscelánea 1, p. 15.

comenzaba a desarticularse y desaparecer. En los obrajes y estancias el lenguaje nativo se “empobrecía” en la misma medida en que se simplificaba la vida económica y social; allí, anotaba, simplemente se “trabaja”, se “come”, se “mata”: “un solo verbo interpreta hoy todas estas variantes del antiguo módulo cultural”18. Una de las tendencias recurrentes del cambio lingüístico era, pues, la progresiva “nominalización” o, en otras palabras, el estrechamiento semántico de los términos por el empobrecimiento gradual de sus capacidades evocativas. Así, por ejemplo, el antawa o poroto silvestre ya no implicaba para los enlhet el tiempo de madurez del ciclo alimenticio, sino un mero objeto: “No es el ítem léxico en sí lo que indica el desequilibrio verbo-mental por la aculturación, sino la disociación de las ideas y prácticas propias de la antigua vivencia cultural”19 . Susnik entendía que el “carácter metafísico de la lengua-pensar-cultura” debía ser indagado en la estructura gramatical y sintáctica antes que en el vocabulario, siempre más expuesto a la coyuntura20. Pero, por esa misma razón, el estudio de los neologismos y transformaciones semánticas ofrecía un acceso indirecto a esos “patrones verbo-mentales”, ya que en ellos podían reconocerse las categorías con las que cada grupo percibe, traduce e integra las nuevas experiencias. Es así que prestó especial atención a las palabras asignadas por los indígenas a los bienes materiales de incorporación reciente, en las que podían percibirse los cambios del

18 Escribía, por ejemplo, que para los ishir la multiplicidad de acciones y circunstancias asociadas con el término “cazar” se disolvían en el término “matar”: “el desplazamiento del ‘decir / hacer’ hacia el ‘decir / nombrar’ respecto a los conceptos del antiguo módulo cultural, lleva a una simplificación mento-verbal, a la uniformidad, en cierto sentido arbitraria, de conceptos antiguamente multiformes y de una exuberante movilidad circunstancial” (SUSNIK, Branislava. 1957. “Estructura de la lengua chamacoco-ebitoso”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero. Vol. I, Etnolingüística 1, pp. 14, 18). El mismo fenómeno se observaba entre los enlhet conchabados desde hacía décadas en los obrajes y las estancias ganaderas: los múltiples verbos asociados con la caza se habían reducido a uno solo -equivalente a “rastrear, buscar”- el cual, a su vez, era aplicado a la búsqueda de trabajo asalariado en las estancias (SUSNIK, Branislava. 1977. Lengua-Maskoy. Su hablar - Su pensar - Su vivencia. Lenguas Chaqueñas. Vol. VI. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 6; SUSNIK, Branislava 1987. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo VII/1. Lenguas Chaqueñas. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 16). 19 SUSNIK, Branislava. 1977. Lengua-Maskoy. Su hablar - Su pensar - Su vivencia. Lenguas Chaqueñas. Vol. VI. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 6. 20 SUSNIK, Branislava 1987. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo VII/1. Lenguas Chaqueñas. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 11.

“patrón verbo-mental que clasifica los objetos”21. Esas mutaciones léxicas también seguían la vía de la nominalización: los neologismos ya no definían los objetos por sus atributos activos inherentes, y si los ancianos ishir de Puerto Diana poseían diferentes términos para referirse a los objetos del blanco sus descendientes contaban apenas con uno.

De esta forma, su abordaje de la “aculturación lingüística” de los grupos chaqueños describe una suerte de mito de origen invertido, que va de lo fluido a lo estancado: el paso desde una lengua y un pensamiento exuberantes, concretos, flexibles, adaptables, atentos a los matices y a los contextos, hacia un lenguaje y un pensamiento cada vez más abstractos y uniformes -o bien, en sus propios términos- el paso de la “verbocentración” a la “substantivación”22. A su entender, las lenguas indígenas -tal como los mundos compuestos por ellas- eran dinámicas, atentas a la variación contextual, particularizantes más que homogeneizantes, verbalizantes más que nominalizadoras, y ajenas a nuestra estricta noción de causalidad puesto que corresponden a un universo cargado de “potencia vital” cuya mejor expresión eran las mitologías y las cosmologías chamánicas. Compuesto de “objetividades fijas”, el otro mundo -el nuestro- resulta estático, compartimentado y utilitario. Puede entreverse aquí una percepción crítica y aun pesimista de la homogenización e instrumentalismo de la cosmovisión occidental, que volveremos a encontrar muchas veces en su obra23 .

21 SUSNIK, Branislava. 1959. “Afinidades estructurales del verbo chulupí y mak’a”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico Vol. III, Miscelánea 1, p. 14. 22 SUSNIK, Branislava. 1957. “Estructura de la lengua chamacoco-ebitoso”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero. Vol. I, Etnolingüística 1, pp. 6; SUSNIK, Branislava. 1958. “Eeenthlït Appaiwa. Lengua-Maskoy. Estructura gramatical. Parte 1ra”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero Vol. II, Etnolingüística 1, p. 4. 23 SUSNIK, Branislava. 1959. “Afinidades estructurales del verbo chulupí y mak’a”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico Vol. III, Miscelánea 1, p. 15. Esta visión remite a la oposición trazada por el propio WHORF, Benjamin Lee. 1957. Language, Thought and Reality. Selected writings of Benjamin Lee Whorf. Nueva York, MIT Press, Wiley & Sons, entre las lenguas occidentales (que según los principios de la física newtoniana modelan un espacio objetivo, unidimensional, marcado por la división clara del tiempo en pasado, presente y futuro) y aquellas otras que responden a principios distintos (dimensiones múltiples, inmediatez, atemporalidad o circularidad). Comentando las ideas de este autor sobre las diferencias entre el hopi y las lenguas occidentales, Susnik anota: “Es, creo, innegable que las lenguas ‘europeas’ tienden hoy hacia los contextos significales fijos y uniformes; la moderna ‘ingeniería de la comunicación’ está interesada en una reacción comportamista homogénea del hombre; predomina el proceso

En este sentido, los estudios lingüísticos de Susnik proponen una indagación en los mecanismos concretos de la colonización de las sociedades indígenas. En particular, de los efectos del trabajo en los enclaves industriales o ganaderos sobre la organización social y las identidades étnicas, puesto que era principalmente allí donde los muchachos indígenas modificaban sus “patrones verbo-mentales” y abandonaban la cosmovisión de sus mayores: “Los jóvenes se adaptaron ‘utilitaria y circunstancialmente’, participando del nuevo ‘trabajo de ganancia’, saliendo de la realidad del antiguo vocabulario ambiental-subsistencial”24. En un plano más práctico -o menos esotérico- analizaba también las consecuencias sociales de esas mutaciones: la oposición generacional y el debilitamiento de la cohesión grupal. Su forma más flagrante y extendida, que encontraría prácticamente en los centros de trabajo de toda el área chaqueña, era la adopción total o parcial del guaraní, hablado por los obreros paraguayos, como lengua franca. En su perspectiva, ese “bilingüismo” no se limitaba a aspectos técnicos -como una eventual re-nasalización entre los aché- sino que poseía implicancias más profundas: era el “impacto” entre “procesos de pensar” diferentes.

Por otro lado, el empirismo de Susnik no solo la llevaba a interesarse por los procesos de transformación lingüística sino que también, y por las mismas razones, la inducía a concentrarse en aquello que Ferdinand de Saussure denominaba “habla”; es decir, los discursos cambiantes, heterogéneos y concretos de la vida cotidiana. Entre los ishir, por ejemplo, distinguía diversos “estilos” de habla, cada uno con rasgos o códigos propios, que iban desde el purismo gramatical de las fórmulas rituales hasta los discursos lúdicos en los obrajes madereros. En poco tiempo, esta atención en el habla como unidad de estudio conduciría sus métodos de registro más cerca de la encuesta etnográfica que del análisis gramatical. Por un lado, procuraba registrar diversas situaciones comunicacionales que iban desde conversaciones espontáneas en la aldea hasta las solem-

de una rápida y efectiva ‘nominalización’ en desmedro de la ‘verbalización’” (SUSNIK, Branislava 1987. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo VII/1. Lenguas Chaqueñas. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 8). 24 CHASE-SARDI, Miguel. 1996. “El ultimo reportaje II”. Diario Última Hora, Asunción, 15 de julio, p. 11

nes narraciones míticas de los chamanes25. Por el otro, el estudio del habla implicaba necesariamente otorgar relevancia analítica a los contextos de enunciación -incluyendo el de la entrevista lingüística: observaba con lucidez, por ejemplo, que los nivaclé omitían ciertos determinativos cuando hablaban con los blancos, en especial con aquellos que se interesaban por su idioma. Durante una de las visitas que realizó a los aché en 1960, ante la imposibilidad de llevar a cabo las habituales encuestas lingüísticas concibió un nuevo método de registro, que aplicaría en todos sus siguientes viajes, basado en una transcripción literal, por medio de grabaciones, de largos discursos espontáneos: “Decidí llevar apuntes exactos de las frases tal cual expresadas por los guayakíes”, explicaba, “y evité todo cuestionario preconcebido a fin de no desorientar su propio y primitivo modo de conceptualización”26. Este registro de la lengua en funcionamiento, de sus estructuras sintácticas y modismos expresivos, iba a convertirse en su método habitual de indagación: “el único -declaraba- que permite obtener con cierta fidelidad algunos datos etnográficos y el hábito expresivo-verbal”27 .

Podría decirse entonces que en sus investigaciones lingüísticas Susnik implementó el mismo método topográfico que más tarde aplicaría a sus estudios etnológicos o históricos. Como su historia o su cultura, las lenguas indígenas están atadas a la eventualidad, al cambio, a la variación: más que abstraer esas particularidades, la tarea era recorrerlas minuciosamente, procurando colectar las piezas dispersas de un intrincado mecanismo a fin de reconstruir la forma en que estas lenguas construyen -o dejan de construir- una perspectiva determinada sobre el mundo y una subjetividad colectiva. La publicación de “frasearios”, probablemente el aspecto más perdurable de su obra lingüística, es, de hecho, la muestra más acabada de ese ideal28 .

25 SUSNIK, Branislava. 1957. “Estructura de la lengua chamacoco-ebitoso”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero. Vol. I, Etnolingüística 1, pp. 21-22. 26 Archivo MEAB. B. Susnik. Informe sobre un breve estudio preliminar de los guayakíes. 27 Cfr. SUSNIK, Branislava. 1960. “Estudios Guayakí. Parte 1ª. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. IV, Etnolingüística 5, pp. ii; SUSNIK, Branislava. 1987. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo VII/1. Lenguas Chaqueñas. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 7. 28 SUSNIK, Branislava. 1962. “Estudios Emok- Toba (Chaco). Parte I. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. VII, Etnolingüística 7, p. 214, explicaba que el fraseario

Lejos entonces del sobrio tecnicismo de la lingüística profesional, algunas de las obras que Susnik publicaría sobre las lenguas aché, qom-lik o enlhet son en realidad riquísimas auto-etnografías repletas de glosas lingüísticas, etnográficas e históricas, cuyos ejes temáticos abarcan los más diversos aspectos de la vida social: la cosmovisión, la caza y recolección, la alimentación, el trabajo en las estancias, las fiestas, las viviendas, los adornos corporales, el ciclo vital, el parentesco, las enfermedades, la muerte o el chamanismo29. Esta combinación de tratado lingüístico y descripción etnográfica fue llevada a su máxima expresión en el volumen dedicado a los grupos de habla enlhet-enenlhet de 1977, considerado por Manelis Klein como “una de las mejores etnografías de la comunicación de una lengua americana”30. Se trató, por lo demás, de la última gran monografía lingüística publicada por Susnik, puesto que desde la década de 1960 había comenzado a concentrarse en las investigaciones etnohistóricas, y poco a poco, a lo largo de la década siguiente, los estudios estrictamente lingüísticos iban a desaparecer de su agenda.

2. El problema del cambio en la chamacocología

Susnik hizo dos grandes viajes a las comunidades ishir (o chamacoco) del alto Paraguay. Durante el primero, entre agosto de 1956 y enero de 1957, visitó diversos asentamientos de la parcialidad ebitoso a orillas del río, entre Puerto Guaraní y Puerto Diana, alternados con breves excursiones a las aldeas del interior. Durante este viaje se concentró particularmente en el chamanismo, la mitología y la vida religiosa del grupo,

“trata de abarcar los hechos de la vida tal cual relatados por los mismos [indígenas]”. La intransigente literalidad de sus traducciones al castellano -intercaladas en las entrelíneas de las transcripciones- buscaba reproducir fielmente esos modos de narración y pensamiento. SUSNIK, Branislava. 1960. “Estudios Guayakí. Parte 1ª. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. IV, Etnolingüística 5, p. iv. Véase, por ejemplo, esta traducción de una frase aché: “tronar estreñidamente, el jabalí-hembra la que se aviene forcejeando; tronar-con estallidos-grandes: el caimán tronar-bajando; el pájaro Dz forcejear: tronar - bajar”. 29 SUSNIK, Branislava. 1960. “Estudios Guayakí. Parte 1ª. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. IV, Etnolingüística 5, pp. 1-142; SUSNIK, Branislava. 1962. “Estudios Emok- Toba (Chaco). Parte I. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. VII, Etnolingüística 7, pp. 1-214; SUSNIK, Branislava. 1977. Lengua-Maskoy. Su hablar - Su pensar - Su vivencia. Lenguas Chaqueñas. Vol. VI. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero. 30 MANELIS KLEIN, Harriet E. 1978. “A Susnik Mélange: Culture History, Linguistics, and Ethnography of Speaking”. International Journal of American Linguistics, Vol. 44, Nº 4, p. 347.

presenció el extenso y complejo ciclo anual de los anábsoro, que es también el rito de iniciación de los jóvenes varones, e incluso fue autorizada a ingresar al tobich, casa de los iniciandos ubicada a cierta distancia de la aldea y rigurosamente vedada a las mujeres. A su regreso publicó los dos volúmenes de sus Estudios Chamacoco, un abigarrado examen de los mitos, ritos y organización social del grupo.

Realizó la segunda visita a la región más de una década después, entre noviembre de 1968 y enero de 1969, para establecerse en Puerto Diana, donde había presenciado el complejo ritual de los anábsoro en su primera expedición, a fin de analizar los cambios ocurridos desde entonces. El principal resultado de ese viaje sería Chamacocos 1. Cambio cultural, que es, sin dudas, el libro más etnográfico de Susnik (1969): el que se basa en una estadía más extensa en una misma aldea, el que establece una relación más palpable con la gente, el que mejor expone la intersubjetividad inherente a la empresa antropológica, y el que concede mayor papel analítico a los indígenas como actores individuales. Comienza, de hecho, con dos largas reflexiones de sus informantes Alejandro Gaona y Pedro Osuna, y las páginas que siguen abundan en referencias personalizadas a los jefes Wiwí, Lári, Antonio, Xurié o Manéko, al chamán Aita, al “legendario Básebügü”, al “irónico Albino”, al “viejo Pánfilo”, al “ébidoso Boggiani” y hasta al famoso “Capitán Pinturas”. De la misma forma que su etnografía ishir fijaría un canon mitológico o estético para la posteridad, personajes eminentes como Aita, Básebügü o el propio Pinturas quedaron inmortalizados como referencias ineludibles que de ahí en más reaparecerán citados una y otra vez por la literatura chamacocológica31 .

La primera etnografía ishir de Susnik había sido un estudio de corte clásico, que desplegaba las grandes líneas rectoras de una mitología profusa y enigmática, de un ritual abigarrado, y de una arquitectura sociológica de asombrosa complejidad. La información recopilada en aquel viaje

31 Ver por ejemplo CORDEU, Edgardo J.1994. “La Saga de Basebuky. Sujecion intertribal, rencilla étnica y sumisión cognitiva de los ebidoso del Chaco Boreal”. Suplemento Antropológico, Vol. XXIX, Nº 1-2, pp. 249-298; CORDEU, Edgardo J. 1999. Transfiguraciones simbólicas. Ciclo ritual de los indios Tomaráxo del Chaco Boreal. Quito, Abya-Yala. RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal. Tesis doctoral, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París.

pionero reflejaba la notable singularidad organizativa de este grupo, que evocaba la intrincada mecánica sociológica de los grupos jê de la Amazonía y los diferenciaba claramente del resto de los indígenas chaqueños. Al instaurar el dominio masculino y la autoridad gerontocrática por sobre el poder primigenio de las mujeres, el rito iniciático cifraba el secreto tribal en la palabra de la diosa Eshnuwerta y codificaba las reglas morales que sostienen el correcto funcionamiento del mundo. El contenido del mito consiste esencialmente en una revelación esotérica: los antepasados convivían con los espíritus anábsoro, organizados en matriclanes, hasta que un incidente quebró la convivencia edénica y los hombres se rebelaron y los masacraron; se instauró así la sociabilidad tradicional basada en mitades, clanes patrilineales, clases etarias y la primacía institucional de lo masculino, así como también la posibilidad de cataclismos cósmicos si los hombres quebrantan las pautas tribales.

El libro comenzaba, precisamente, con algunas sombrías notas acerca de Nemur, el personaje mitológico destinado a exterminar a los ishir, al que los ritos procuraban contener cíclicamente, como glosa del avance de los cambios culturales provocados por la colonización: “Ya nadie y nada ataja a Nemur”, decían los indígenas32. Y, en efecto, en su regreso a la región, Susnik enfrentaría la radical transformación de ese escenario conocido, analizado y hasta añorado. Es así que el hilo argumental de su segunda etnografía ishir, explícito desde el propio título, pasaba a ser el cambio social. También en este caso el texto comienza con un pasaje revelador: “Cuando los chamacocos por primera vez vieron un avión, éste les evocaba el mítico ser alado y antropófago Anörxyt; al acostumbrarse a verlo sobrevolando su ‘costa’, el avión era ya una ‘caja de hierro caminante’; al poder observarlo de cerca, el avión ya ‘tenía ojos, cara’ (ylys”); y cuando el avión era ya un medio normal de la comunicación norteña, la palabra castellana ‘avión’ introdújose definitivamente en el léxico chamacoco”33. Reconocemos aquí los temas que se habían impuesto en su etnografía lingüística: las transformaciones, la adaptabilidad y la mutación dinámica de los sistemas culturales. Lo que Susnik nos ofrece en

32 SUSNIK, Branislava. 1957. “Estudios Chamacoco. Parte 1ra. Organización social, mitológica y shamanismo”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museum Dr. Andrés Barbero Vol. I, Etnografía 1, p. 1. 33 SUSNIK, Branislava. 1969. Chamacocos I. Cambio Cultural. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 9.

esta obra es, en definitiva, la lúcida radiografía de un momento crítico en la existencia ishir. El libro documenta el paso de la vida en el monte a las orillas del río Paraguay, las ambigüedades del mestizaje, la progresiva inserción en el mercado regional de trabajo, el avance del aparato nacionalista y del proselitismo misional evangélico. Y, en un nivel más subjetivo, deja entrever el asombro de la etnógrafa ante la rapidez y profundidad de los cambios34 .

Susnik encontró que las transformaciones se concatenaban en todos los órdenes de la vida social, y que esta mutación resultaba casi desoladora: los jóvenes lucían camisetas de equipos de fútbol; las redes de solidaridad, reciprocidad y redistribución que antes conformaban las familias extensas se restringían al seno de la familia nuclear; se reconfiguraban los criterios locales de propiedad y posesión; se fragmentaba la autoridad de los caciques; la antigua amistad formal entre los clanes mutaba en relaciones de compadrazgo con los patrones; los antiguos juegos entre cofradías patrilineales, que antaño transmitían y socializaban conductas estereotipadas (la prudencia del oso hormiguero, la bravura del jaguar, la rigurosa división sexual del conocimiento), se vaciaban de contenido y eran reemplazados por la idea genérica de la “hermandad” evangélica, o bien por un “pandillismo” que sólo buscaba el escapismo y la diversión. Con los indígenas trabajando como obreros, hacheros, lavanderas o peones en localidades como Puerto Diana, Bahía Negra o Puerto Esperanza, el enganche o la “changa” dejaban de ser actividades complementarias de la caza y recolección para transformarse en auténtico motor de la subsistencia. Las mujeres abandonaban la recolección y confeccionaban “artesanías” para el comercio mientras los hombres se “encuentaban” a crédito para decepcionarse, cíclica e inexorablemente, en el epílogo de cada nueva aventura laboral. En esta economía pidgin Susnik registró la interfaz entre la lengua ishir y el léxico moderno, el uso de fechas, números o unidades de peso o de medida en castellano, la combinación de ci-

34 Inauguraba, de esta forma, una línea de estudios consagrados a las consecuencias del cambio social entre los ishir: véanse, por ejemplo, CORDEU, Edgardo J. 1989. “Los chamacocos o ishir del Chaco boreal. Algunos aspectos de un proceso de desestructuración étnica”. América Indígena. México. Vol. XLIX, Nº 3, pp. 545-580 o BLASER, Mario. 2010. Storytelling Globalization from the Chaco and Beyond. Durham, Londres, Duke.

fras numéricas con el guaraní (“nota”, “nota grande”, “nota cabezante”), o bien la difusión regional de unidades vernáculas de medida como el corte de quebracho. Mientras la economía comunitaria se monetarizaba los ishir eran dominados por una “psicosis de adquirir cosas”, que reemplazaba a la antigua afición a la caza y la guerra. Tras esta pulsión por la tecnología del blanco Susnik deploraba una “economía a base del deseo”: “Hoy en día el ‘trabajo’ y la ‘ganancia’ dominan toda la atención mental vital de los chamacocos”35 .

El correlato ideológico de este proceso era una “amnesia colectiva” entre los viejos ishir y una “tendencia reinterpretativa acomodaticia” entre los jóvenes, que comenzaban a tomar como modelo a los criollos o bien a los misioneros evangélicos, y ridiculizaban a los ancianos por su apego a los viejos mitos y rituales. El “nombre-marca”, que tradicionalmente identificaba al indígena ligándolo con sus antepasados clánicos, con el ceremonial colectivo y con la solidaridad grupal, se atomizaba en una onomástica individualista que identificaba a la gente por medio del apellido: Balbuena, Barra, Flores. En términos de la clásica antropología africanista, constataba con sus propios ojos el pasaje de la “persona” al “individuo”: “Para usar las palabras del viejo Pánfilo, el yo y mi puesto clánico” pasaban a ser “yo soy, yo quiero, yo gano”36 .

A entender de Susnik, más tarde o más temprano ese malestar en la cultura encontraría expresión en la conciencia indígena, y así se esparciría la retórica del capitalismo industrial (“fuente de trabajo”, “ganancia”, “cuenta”, “crédito”), del nacionalismo (“patria chamacoca”) o del evangelismo (“hermandad”, “prójimo”, “fe”). Flagelo histórico de los enemigos caduveo y ayoreo, el legendario caudillo Básebügü era ahora un “presidente”, los clanes patrilineales “equipos”, las aves de mal agüero “pájaros telegrafistas”, los chamanes curaban “a fiado” y hablaban con los espíritus auxiliares por una “radio invisible”. Para las nuevas generaciones los mitos eran “pura mentira”, “payasería chamacoca” o “macanas estúpidas”, y los otrora imponentes personajes mitológicos devenían figuras entre

35 SUSNIK, Branislava. 1969. Chamacocos I. Cambio Cultural. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 93. 36 Ibídem, p. 118.

patéticas y risueñas. Los chamanes “gritaban nomás su polca” sin conseguir aliviar a sus pacientes: en ocasiones porque los jóvenes despreciaban el saber tribal y no acataban el procedimiento estipulado, pero en otras la razón del fracaso era más inquietante: enfermedades como la tuberculosis constituían un “cambio sociocultural y conceptual”, auténtico “síntoma biológico de aculturación” ante el cual los sabios indígenas podían hacer poco y alegaban que los espíritus se habían “enfurecido”. Los ancianos anunciaban el fin de los kónsaxa, los grandes chamanes, que ya no eran capaces de comunicarse con sus espíritus auxiliares: “ya no saben soñar”, explicaban, y decían que Eshnuwerta se había alejado de ellos cuando “el dios cristiano trajo la nueva palabra”37 .

Al mismo tiempo, tanto en la primera como en la segunda etnografía ishir surgen ciertas claves analíticas que dicen más sobre la propia Susnik que sobre los indígenas. Por acción u omisión, un primer rasgo de estos estudios es la preponderancia explicativa de la mitología: en ambos casos, en la base de la experiencia ishir Susnik detectaba, inexorablemente, el mito. Al que, siguiendo la famosa sentencia de Bronislaw Malinowski, entendía como una carta que codificaba la vida social: cada aspecto de la cultura era explicado apelando a la razón mitológica. Al fin y al cabo, la fórmula era aplicada por los propios ishir: “Los chamacocos reducen todas sus costumbres sociales a ‘la palabra’ de Esnuwerta, convirtiéndola en

37 Ibídem, p. 10-11, 201-204, 212-213. La clave fundamental de la obra era la desaparición del ritual, proceso que Susnik describía en estos términos: “Después del abandono del ceremonial anabsónico y la última ‘gran prueba’ anti-anabsónica, la figura de Nemur se destacaba más y más como la de un ‘gran engañador’ cuya palabra siempre era ‘maligna/adversa’; así proclamaban los jóvenes Ebitoso y los jóvenes mestizos chamacocos-blancos, y también las mismas mujeres, viéndose todos ellos librados de la presión social impositiva de los ‘viejos’…Y abandonaron el ceremonial anabsónico, se realizó la gran prueba y ‘no sucedió nada’; de esta manera, el antiguo ceremonial convirtióse en ‘mentira’ y todo lo nemuriano en ‘engaño’” (Cfr. SUSNIK, Branislava. 1969. Chamacocos I. Cambio Cultural. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 204; RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal. Tesis doctoral, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París, p. 457). Hay que decir, sin embargo, que este ciclo ritual sería estudiado por los siguientes etnógrafos del grupo a partir de su redescubrimiento en la década de 1980 (ESCOBAR, Ticio. 2014. La maldición de Nemur: acerca del arte, el mito y el ritual de los indígenas Ishir del Gran Chaco paraguayo. Los Polvorines, Universidad Nacional de General Sarmiento; CORDEU, Edgardo J. 1999. Transfiguraciones simbólicas. Ciclo ritual de los indios Tomaráxo del Chaco Boreal. Quito, Abya-Yala. RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal. Tesis doctoral, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París).

una ‘maestra social’”38. Un segundo rasgo recurrente era cierto conservadurismo estético y hasta moral, pues Susnik solía mostrarse más ortodoxa y purista que los propios indígenas a la hora de valorar los cambios sociales, y su lectura de la realidad no pocas veces era fatalista y lúgubre; así, por ejemplo, no ocultaba su decepción porque el chamán Aita, que en 1956 había sido uno de sus principales informantes, fuera ahora un prolijo y responsable diácono evangélico a quien sólo le interesaba hablar sobre las Escrituras. Tal vez menos conspicuo, un tercer rasgo era cierta antipatía por el protestantismo. Como emulando alguna página de Max Weber, abundaba en alusiones al estrecho lazo entre la nueva moral utilitaria -que sin ambages calificaba como “ventajera”- y la incontenible difusión del evangelismo entre los ishir (y los chaqueños en general), que en 1968 parecían sumidos en “un materialismo exacerbado” y no hablaban de otra cosa que del “crédito” que tenían con Dios, del “valor” de su palabra o de la “responsabilidad” para con sus “hermanos”.

3. La etnología chaqueña

Al cabo de diez años de producción sostenida, Susnik publicó otro hito antropológico fundamental y a la vez completamente distinto, Los aborígenes del Paraguay, I: Etnología del Chaco boreal y su periferia (1978), sobre cuyas intuiciones programáticas volvería una y otra vez en su obra posterior39. Se trataba, nada menos, que de reconstituir en su totalidad el mapa étnico con que se toparon los exploradores españoles que llegaron al Paraguay en los siglos XVI y XVII al perseguir el fabuloso El Dorado. Es cierto que ese ambicioso proyecto dependía de preconceptos de corte evolutivo todavía arraigados en la etnología de la época; ante todo, la división -que situaba geográficamente sobre el río Paraguay- entre, por

38 SUSNIK, Branislava. 1969. Chamacocos I. Cambio Cultural. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 199. O bien: “las tradiciones mitológicas, …siempre actúan como términos clasificatorios de la vida, de la conducta y de la misma aspiración del grupo humano” (Ibídem, p. 11). 39 Parte del argumento había sido anticipado en SUSNIK, Branislava. 1971. “Introducción”. Lenguas Chaqueñas I. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, pp. 1-18.; SUSNIK, Branislava. 1971. “Introducción y notas a J. Sánchez Labrador”. Gramática Eyiguayegi-Mbayá. Según el Manuscrito del P. José Sánchez Labrador, S. J., del Siglo XVIII Lenguas Chaqueñas Vol. I. Familia Guaycurú. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero. pp. 1-14 y sería profundizado en SUSNIK, Branislava. 1981. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo III. Etnohistoria de los Chaqueños (1650- 1910). Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero.

un lado, los indígenas de tipo “pámpido” del Chaco (guaycurú, mataguayo, enlhet-enenlhet), cazadores-recolectores paleolíticos, rudimentarios, independientes, autárquicos, caracterizados por el minimalismo tecnológico y por una organización social elemental; y por el otro los indígenas “amazónides” (chané, guaraní, xaraye), agricultores del neolítico más proclives a la integración regional, a un mayor refinamiento tecnológico y a una mayor complejidad social; o bien la idea consecuente de que la difusión cultural debía ocurrir necesariamente de los segundos hacia los primeros40. Pero, más allá de este esquema general, los aspectos novedosos del análisis eran notables y trascendían largamente ese sesgo. Considerada en su momento y lugar, es imperioso reconocer que la apuesta analítica de Susnik resultaba audaz en un país que, en su discurso histórico habitual, había fundado su propia identidad nacional sobre una noción romantizada del mestizaje entre los colonizadores españoles y el mundo guaraní: en estos estudios de etnología chaqueña, por el contrario, Susnik plantea por primera vez la posibilidad alternativa de una historia indígena del Paraguay en la que el Chaco ocupa el centro de la escena y los indígenas chaqueños son, no ya actores de reparto, secundarios, incluso invisibles, sino tan protagonistas de la historia como los guaraní o aun como los propios conquistadores.

Más allá de esta inflexión historiográfica -radical en la percepción americanista y en particular para Paraguay-, la obra de Susnik resulta antropológicamente significativa en un sentido ulterior. Su investigación asumía con esta obra un alcance comparativo mucho más amplio que sus estudios etnográficos previos. Ante todo, reabría el viejo expediente de la etnonimia indígena. La enorme variedad de gentilicios en las fuentes chaqueñas había provocado desde temprano el desconcierto de los observadores; así, ya en el siglo XVIII, el jesuita Joaquín Camaño observaba:

Sucede también que a una misma Nación le dieron los Españoles antiguos un nombre, y los más modernos otro; o los de una Provincia la llamaron con

40 Se trata, en rigor, de una vieja idea de la antropología chaqueña presente en autores como Max Schmidt, Erland Nordenskiöld o Alfred Métraux (BOSSERT, Federico y Diego Villar. 2007. “La etnología chiriguano de Alfred Métraux”. Journal de la Société des Américanistes, Vol. 93, Nº 1, pp. 127-166; BOSSERT, Federico y Diego Villar. 2013. Hijos de la selva. La fotografía etnográfica de Max Schmidt. Sons of the Forest: the ethnographic Photography of Max Schmidt. Santa Mónica, Perceval Press).

uno, y los de otra con otro nombre; o las Naciones confinantes que la conocen, le dan cada una un nombre distinto según su lengua; el historiador o geógrafo poco práctico de esas tierras, recoge todos esos nombres contando bajo cada uno una Nación distinta41 .

El problema fue objeto de largos debates y todavía en la década de 1940 un reputado etnólogo como Alfred Métraux publicaba extensas listas de gentilicios que procuraban echar luz sobre el magma de las denominaciones étnicas y las familias lingüísticas42. Susnik retomaba esa tradición, y en su diagrama explícitamente comparativo encontramos el germen de otro proyecto de largo aliento: una comprensión histórica de esos nombres grupales organizados en fases, capas o estratos etnonímicos que todavía inspira a numerosos estudios contemporáneos43 .

En el paisaje indígena que describía, las variaciones nominales planteaban dilemas de diversa índole. Había, en primer lugar, categorías genéricas que englobaban a grupos indígenas diferentes entre sí: grupos que hablaban lenguas distintas e incluso grupos que hablaban lenguas pertenecientes a distintas filiaciones lingüísticas. Así, por ejemplo, el término “tapuy” refería en diferentes momentos a grupos guaraní, chiquitano o zamuco, y el término “enimagá” a parcialidades lengua o maká. En segundo lugar, había autónimos o endónimos y exónimos, nombres despectivos o apreciativos, o bien denominaciones colectivas originadas en topónimos y nombres de jefes44. Además, estas categorías llegaban ta-

41 CAMAÑO Joaquín 1955 [1778] “Noticias del Gran Chaco”. En: Guillermo Furlong (ed.), Joaquín Camaño SJ y su “Noticia del Gran Chaco”. Buenos Aires, Librería del Plata, pp. 116-117. 42 MÉTRAUX, Alfred. 1946. “Ethnography of the Chaco”. En Julian Steward (ed.), Handbook of South American Indians, Vol. 1. Washington, Smithsonian Institution, pp. 214-245. 43 Ver, por ejemplo, el desarrollo de esas intuiciones susnikianas en COMBÈS, Isabelle. 2009. Zamucos. Cochabamba, ILAMIS; COMBÈS, Isabelle. 2010. Diccionario étnico. Santa Cruz la Vieja y su entorno en el siglo XVI. Cochabamba, Itinerarios, ILAMIS; COMBÈS, Isabelle. 2012. “Susnik y los gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente boliviano)”. Indiana, Vol. 29, pp. 201-220; RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal. Tesis doctoral, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París; RICHARD, Nicolás. 2011. “La querelle des noms. Strates et chaines ethnonymiques dans le chaco boreal”. Journal de la Société des Américanistes, Vol. 97, nº 2, pp. 201-230; VILLAR, Diego, Lorena Córdoba e Isabelle Combès. 2009. La reducción imposible. Las expediciones del padre Negrete a los pacaguaras (1795-1800). Cochabamba, Nómades, ILAMIS; o MARTÍNEZ, Cecilia. 2018. Una etnohistoria de Chiquitos. Más allá del horizonte jesuítico. Cochabamba, ILAMIS, Itinerarios. 44 Susnik fue, de hecho, una de las primeras en consignar los autónimos de los nivaclé, ishir, qom-lik y aché

mizadas por la mirada de diversos agentes mediadores: vecinos indígenas, lenguaraces, intérpretes, baqueanos, misioneros, exploradores, militares o funcionarios. Así, surgían nombres genéricos dados a los nativos por los españoles (por ejemplo, “guaycurú” para todo indígena errante del alto Paraguay, “frentones” para todo el que se rapara frontalmente el cabello, “lenguas” para quienes usasen adornos labiales u “orejones” para aquellos que llevaban adornos auriculares) o bien por los propios indígenas (“toba”, que proviene del guaraní tova-ja, lo que está en el frente, la fachada de las cosas, el cuñado o afín; o “timbú”, nombre guaraní para cualquier grupo con la costumbre de perforarse los labios). Había, por último, una gran diversidad semántica implícita en la propia grilla de la traducción: así, la mayoría de las veces los diversos nombres étnicos chaqueños podían traducirse como “gente” pero también como “lenguas”, “frentes”, “orejas”, “esclavos”, “perros”, “los del monte”, “los del río”, “los de allá”, “sarnosos”, “salvajes”, “aquellos” o, simplemente, “los otros”45. No había, pues, nombres “verdaderos” u “originarios” sino productos contingentes de cadenas azarosas de alianzas, enemistades, malentendidos, traducciones, deformaciones e interpretaciones. Y lo más grave, dado que era la situación más corriente, es que en la historia de cada nombre había una superposición simultánea de muchos o todos esos criterios.

Susnik lidió resueltamente con esa maraña nominal que había desvelado a Camaño y a tantos otros, y trazó una suerte de estratigrafía que le permitía apreciar la forma en la cual, a través del tiempo, las diversas capas gentilicias se habían ido reemplazando, articulando o superponiendo unas con otras. Este método nos permite entender que los “vejoces” de la fase misionera eran los “matacos” del período moderno o los “wichí” contemporáneos; que los “lenguas” se transformaban en los “sanapaná” y hoy en los “enhlet”; o bien que los “frentones” jesuitas son los “guaycurúes” o “aguilotes” coloniales, pero también los “tobas” modernos y los actuales “qom”. No se trata, pues, de dilucidar el grado de veracidad de tal o cual

que, con el tiempo, se convirtieron en los “nombres oficiales” de esos grupos. 45 BRAUNSTEIN, José. 2006. “El signo del agua. Formas de clasificación étnica wichí”. En: Isabelle Combès (ed.), Definiciones étnicas, organización social y estrategias políticas en el Chaco y la Chiquitanía. Santa Cruz de la Sierra, IFEA, SNV, El País, pp. 145-153; RICHARD, Nicolás. 2008. Les chiens, les hommes et les étrangers furieux. Archéologie des identités indiennes dans le Chaco boréal. Tesis doctoral, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París.

nombre, sino más bien de entender cómo operaban esas diversas tramas de nominación en determinadas condiciones históricas. No es posible, así, entender el pasaje de “frentones” a “tobas” -o luego de “tobas” a “qom”- si no se toman en cuenta las relaciones entre, por un lado, esos grupos y las parcialidades vecinas de diversas familias lingüísticas (tobas y pilagás, tobas y nivaclés), o bien el nexo entre esos mismos indígenas y una miríada de agentes externos: misioneros españoles, esclavistas portugueses, militares paraguayos, gendarmes argentinos, naturalistas europeos, antropólogos, agrónomos, funcionarios estatales o los actuales promotores de desarrollo46 .

Otro rasgo transversal en la etnología comparativa de Susnik es su particular abordaje del multiculturalismo. Tomando al Paraguay como axis mundi, lograba escribir una auténtica historia indígena en constante ebullición, en la cual el mestizaje, las alianzas, el intercambio, los préstamos culturales o el multilingüismo no eran un accidente, una circunstancia o una fase, producto de la presunta “entrada en la historia” debida a la colonización, sino más bien la condición intrínseca del escenario interétnico. La técnica analítica desplegada por Susnik resulta difícil de resumir. Se trataba del montaje artesanal de una suerte de rompecabezas chaqueño que se desarticula si uno toma una única pieza. Al Paraguay indígena, en otras palabras, había que entenderlo como un todo orgánico. El Gran Chaco, en particular, se presentaba como un gran mapa que podía leerse desde cualquier confín: desde el Sur con los mocovíes, desde el Norte con los zamuco, desde el Oeste con los tonocoté o desde el Este con los chaná. Si, por ejemplo, se abordaba la región desde el Oeste, el observador encontraba a los lule y vilela destruyendo los campamentos tonocoté, para luego ser presionados por el avance oriental de los guaycurú, que a

46 Como bien advierte RICHARD, Nicolás 2011. “La querelle des noms. Strates et chaines ethnonymiques dans le chaco boreal”. Journal de la Société des Américanistes, Vol. 97, nº 2, p. 205, las implicancias metodológicas son enormes. El problema no se reduce a una cuestión de objetividad lingüística -como si, luego de trabajar décadas con los “lengua” del Chaco paraguayo, los anglicanos hubieran podido aguzar el oído para advertir que en realidad convivían con los “enlhet”. Tampoco se reduce al derecho ético de cada grupo a elegir su propio nombre. Las mutaciones nominales no cifran una evolución hegeliana y moral de los exónimos hacia los autónimos, de los nombres despectivos a los respetuosos, o de los falsos a los verdaderos; pues eso presupondría un sujeto indígena ilusorio, inalterable, siempre idéntico a sí mismo, que cambia de nombres como si fueran ropas o pieles atravesando la jungla de denominaciones equívocas hasta finalmente emanciparse a través de la autodenominación.

su vez eran presionados desde el Sur por los “pámpidos” que por su parte empujaban hacia el Norte a los mataco-mataguayo y hacia el Nordeste a los zamuco -cuyo ascenso sería a la vez interrumpido por los chiquitano de las planicies bolivianas. La comprensión de un eslabón de la cadena implicaba la consideración simultánea de todos los demás. Los abipón no se entendían sin los charrúa, los charrúa sin los guaraní, los guaraní sin los caduveo, éstos sin los guaná y los guaná sin los ishir, que a su vez -tal como sabemos por la propia etnografía de Susnik- no podían concebirse desligados de su brumosa relación con los jê de la Amazonía meridional. Por si fuera poco, al mismo tiempo todos esos contactos culturales no podían desligarse de la influencia decisiva de los agentes coloniales, como mostraban con elocuencia las alianzas entre españoles y guaraní contra los guaycurú. En una conferencia impartida durante sus últimos años, Susnik recapitulaba el panorama que había estudiado a lo largo de tres décadas con una epigramática expresión: “Hay migraciones, hay fusiones intertribales, hay movimientos; no es una cosa estática como quizás a veces la arqueología nos lo presenta: todo es movilidad”47 .

El problema de la osadía explicativa de Susnik, y de los singulares métodos que forjó para captar esa realidad panorámica con innumerables matices en condiciones variables de tiempo y espacio, no es menor en modo alguno. Lejos de los tiempos heroicos de los ancestros disciplinares, con una antropología ya profesionalizada, mayormente dedicada al registro etnográfico y a la publicación de monografías (“el chamanismo del pueblo X”, “las creencias sobre el alma del grupo Y”), Susnik se atrevió a cambiar el foco analítico aventurando un análisis ambicioso que pasaba de las “etnias” a las confederaciones, de los individuos y los grupos a las redes, de lo particular a lo regional. Desdeñando la razón insular, no temía ensamblar una totalidad que siempre era más que la suma de sus partes. Su peculiar inflexión comparativa no consiste entonces -o no consiste solamente- en pensar lo étnico en términos regionales. No solo porque resultaba inconducente plantear una “historia guaraní” disociada de sus conflictos con los mbayá, los agaces o los caduveo, o una historia de los zamuco que no tomara en cuenta sus acercamientos cautelosos

47 Archivo MEAB. B. Susnik, conferencia del 6 de agosto de 1991.

a las misiones jesuitas entre los chiquitano, o bien una historia de los guerreros chiriguano que no contemplase su peculiar simbiosis con los agricultores chané. Sino porque, al mismo tiempo, se trataba de llevar a cabo el proyecto intelectual a gran escala que acuñó desde un comienzo para su Museo Etnográfico: recuperar el legado comparativo de clásicos como Nordenskiöld, Schmidt o Métraux; restituir el Chaco y el Paraguay a una trama de relaciones con los Andes, con el mundo guaraní, con el Pantanal, con Mojos, con la Chiquitanía, con la propia cuenca del Río de la Plata y hasta con la Amazonía. Ese movimiento estratégico no sólo descentraba a los guaraní del sitial paradigmático de la paraguayidad, sino que, al conjugar los aportes de la arqueología, la lingüística, la mitología y la sociología, proponía al mismo tiempo una mirada integradora que ubicaba al actual Paraguay en el centro de una telaraña étnica que explicaba -y que era explicada por- las regiones adyacentes, en un giro interpretativo que, por lo demás, hacía saltar por los aires el viejo concepto de “área cultural”. Esta ampliación vertiginosa del arco explicativo sería llevada a su apogeo en algunas de sus últimas grandes obras, en las cuales no dudó en abordar las tierras bajas sudamericanas como una única totalidad orgánica48 .

4. La etnohistoria y el canon guaraní

Tal como había pasado sin solución de continuidad de la lingüística a la etnografía, desde la publicación de El guaraní colonial en 1965 hasta sus últimos libros de la década de 1990 una Susnik historiadora complementó, y a la larga absorbería, a la etnóloga y lingüista.

Publicada en tres tomos, Una visión socio-antropológica del Paraguay presentaba una síntesis de esos veinticinco años de investigaciones históricas49. A contrapelo de la letanía americanista sobre las tierras bajas sudamericanas, que deplora la inexistencia de fuentes documentales que

48 Ver en particular SUSNIK, Branislava. 1994. Interpretación Etnocultural de la Complejidad Sudamericana Antigua. Tomo I. Formación y Dispersión Étnica. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero. 49 SUSNIK, Branislava. 1991. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XVIII. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero; SUSNIK, Branislava. 1992. Una visión socio-antropológica del Paraguay del Siglo XIX. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero; SUSNIK, Branislava. 1993. Una visión socioantropológica del Paraguay. Siglos XVI-XVII. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero.

permitan trazar una profundidad temporal comparable con la etnohistoria andina, la trilogía de Susnik no desplegaba una apologética misional, una gesta nacionalista ni una utopía indigenista -motores habituales de la historiografía tradicional sobre el Paraguay-, sino que se abocaba a cumplir la promesa del título: una etnohistoria con todas las letras. Dos de sus tres tomos fueron de hecho precedidos por breves prólogos con el único objeto de aclarar -aunque con la opacidad de rigor- que no se trataba de estudios “históricos” en sentido estricto sino más bien de algo que Susnik prefirió llamar “interpretaciones socio-antropológicas”.

Lejos ya de las estepas chaqueñas, proponía una especie de historia social que analizaba el origen del imaginario de la “paraguayidad” o del concepto de “interés público” en tiempos del doctor Francia; el papel cultural y sociológico de la mujer en el escenario desolador de la Guerra Grande; la influencia intelectual de los enciclopedistas, Rousseau o Montesquieu en los filósofos locales, o bien las preferencias populares, a través de las décadas, en la diversión lúdica, la ostentación o la propia moral. Esto no implica que la obra no abordase detalladamente los grandes procesos políticos, sociales o económicos. De hecho, un lector habituado a la Susnik etnóloga o lingüista bien podía sorprenderse por el inusitado apego explicativo por la historia económica, demográfica e institucional. Como era acaso inevitable, el orden cronológico se revelaba más diáfano que en sus estudios chaqueños; aunque, por momentos, no resultase fácil de seguir dado el irrenunciable amor de Susnik por las historias menores de los actores individuales y colectivos. Pero, a diferencia de lo que ocurría en sus obras de etnología, la lógica de la explicación era ante todo historiográfica: las pautas culturales amerindias cedían el centro de la escena a grandes procesos socioeconómicos como el mercantilismo, el liberalismo, el reformismo borbónico, la burocratización o el movimiento independentista; y los jefes, grupos y subgrupos indígenas debían aprender a convivir con figuras de renombre (conquistadores, virreyes, gobernadores, el doctor Francia o el mariscal López), con unidades sociales genéricas (“hacendados”, “patricios”, “burgueses”) o con fuerzas sociales encarnadas en personajes paradigmáticos: progresismo (indigenismo jesuita) versus regresión (esclavismo lusitano), liberalismo (Avilés)

versus conservadurismo (Ribera), aislamiento (Francia) versus apertura (López), y así.

Sin embargo, tal como se anunciaba en aquellos prólogos, estos grandes procesos eran en realidad los factores condicionantes de la materia antropológica que le interesaba en última instancia; la cual no podía resumirse únicamente en ellos y que, por otra parte, aparecía conjurada por expresiones tan clásicamente susnikianas como “procesos vivenciales”, “dimensiones existenciales” o “complejo psicocultural”. Para esbozar una genealogía de la subjetividad paraguaya y su compleja trama de interacciones, rastreaba su evolución sin condescender a la abstracción simplificadora ni al vuelo ensayístico, sino abordándola en cada ocasión a través del minucioso, laberíntico y siempre concreto fárrago de los documentos. Tal vez sea fácil perder de vista ese objetivo último mientras se atraviesan sus apiñadas páginas, pero el procedimiento era, en todo caso, deliberado: “Personalmente me denomino ‘científica neopositivista’ ya que rechazo todo lo que no pueda ser documentado: mis libros contienen solo datos concentrados”50. Esto es particularmente cierto en el caso de Una visión socio-antropológica, que no vacila en descender hasta detalles tan ínfimos como los valores de permuta establecidos por Irala para cuchillos, pescados, gallinas y huevos.

Es posible, al mismo tiempo, rastrear algunos ejes vertebrales que atraviesan los cuatro siglos abarcados en la obra. La trama cronológica se inicia con las expediciones del siglo XVI en busca de las riquezas fabulosas del Oeste de Alejo García, Ayolas, Irala, Cabeza de Vaca o Ñuflo de Chaves, con la estratégica mediación de los agricultores guaraní (“indios amigos”), así como con la amarga desilusión de los conquistadores cuando finalmente logran atravesar el Chaco sólo para descubrir, en lugar de metales preciosos, que el piedemonte andino ya ha sido ocupado por Pizarro y los españoles provenientes del Perú. Tanto en términos geopolíticos como historiográficos, este auténtico drama originario permitía a Susnik desplegar las grandes líneas argumentales de una narración que, progresivamente, asumía cada vez más autonomía y complejidad: el aislamiento del Paraguay colonial, la formación de un mercado de trabajo interétnico,

50 TAVČAR, Zora. 1992. “Dr. Branka Sušnik, znanstvenica, Paragvaj”. Mladika Nº 8, p. 178.

la centralidad de la cuestión guaraní o el problema del mestizaje.

El proverbial aislamiento de la “provincia-patria” constituía un factor ante el cual reaccionarían, cada uno a su modo, casi todos los actores desde la época colonial hasta el siglo XIX: los gobernadores, los jesuitas, los mandatarios nacionales como el doctor Francia o el mariscal López. Al mismo tiempo, la decadencia de Asunción en la política regional de la cuenca del Plata genera una dependencia creciente de la economía yerbatera, así como la necesidad cada vez mayor de emplear mano de obra autóctona. Comienza, de esta forma, el laborioso proceso de empadronamiento de los indígenas y el sistema encomendero con sus modalidades de mita y yanaconazgo, las migraciones forzosas y las relocalizaciones comunitarias, así como también las consecuentes estrategias indígenas para eludir las cargas impositivas. Y todo esto va acompañado por una multiplicación de los conflictos tanto entre españoles e indígenas como entre los propios actores españoles o aun entre las parcialidades nativas.

Otro eje temático de esta historia, tal vez aún más importante, es la problemática del mestizaje como cifra omnipresente de la historia del Paraguay51. Susnik documenta con paciencia admirable las formas en las cuales se diversifica gradualmente el escenario social -con picos a fines de los siglos XVI y XVIII- y se configuran las diferentes mixturas entre indígenas desarraigados por el servicio encomendero, la prole de españoles y mujeres indígenas, hijos naturales, huérfanos, cautivos, esclavos, mulatos, mancebos y arrimados, así como también indios “salvajes” o “monteses” que se asociaban con “indios criollos” o “indios libres”. La inquietud de cuño etnológico se infiltra así en la agenda historiográfica, ligando a cada paso a la historia indígena con la historia nacional: Irala, Cabeza de Vaca, Ñuflo de Chávez, Hernandarias o Lázaro de Ribera coexisten con los chamanes apóstatas Diego Pazaí u Overá (autoproclamado “hijo de dios”, “dueño del felino volante” y “destructor del mundo y la luz cósmica”), que encabezan revueltas contra los españoles predicando el retorno a los adornos faciales, la poliginia y la matanza del ganado; con el famoso cacique Andresito, que convocó a 3.000 indígenas en pos de la indepen-

51 TELESCA, Ignacio. 2008. “El concepto de mestizaje en la obra de Branislava Susnik”. Res Gesta. Nº 46, pp. 219-247.

dencia guaraní apelando a la garantía mágica de la resurrección de los caídos en combate; o con los volátiles líderes chaqueños Jaime Epaquini, Lixagate o Quedanigi, que tejen una diplomacia recelosa con las autoridades para luego aliarse con los vecinos brasileños y asolar los pueblos y destacamentos militares paraguayos, cautivando mujeres y niños.

Tras ese enjambre de trayectorias minimalistas llegamos a entrever lo que parece una postrera concesión de Susnik al canon historiográfico local: a diferencia de sus estudios etnológicos previos, aquí la historia indígena del Paraguay era -o volvía a ser- una historia fundamentalmente guaraní, frente a la cual la frontera chaqueña se presenta como poco más que un término de contraste52. La historia nacional nacía del drama fundacional de la formación de una primera colonia hispano-guaraní articulada sobre la red mestiza de alianza matrimonial y el “cuñadazgo”, así como la posterior decepción indígena cuando aquel vínculo edénico se convirtió en un “fracaso etnosocial”. Una vez más, Susnik prestaba especial atención a la semántica indígena y a sus transformaciones: la caída primordial selló una convivencia interétnica que pasó de la amistad al vasallaje, de la relación comunitaria entre afines (tovaja) que intercambiaban esposas (hembireko) en pie de igualdad hacia otra asociación más forzada, instrumental, por la cual los “dueños” o “amos” (jara) tomaban fuerza de trabajo y “mujeres-piezas” (kuña) de sus “siervos” (tembiguai). Nacía, así, el germen de una tensión que se manifestaría de modo explosivo en la fallida rebelión guaraní de 1539, y Susnik no vacilaba en calificar de “etnocidio” a los excesos coloniales que respondieron a las sucesivas revueltas indígenas: castraciones, masacres, emboscadas y hasta difusión intencional de la viruela. Los vaivenes de la afinidad electiva entre los guaraní y el Paraguay, a su vez, tendrían profundas repercusiones en el imaginario nacional; y, a nivel historiográfico, impondrían un sesgo bien definido: en esta historia paraguaya de Susnik, por primera vez, los otros indígenas parecían quedar algo relegados, como en la narrativa canónica,

52 Ver, por ejemplo, SUSNIK, Branislava. 1964. “El guaraní en la vida socio-económica colonial”. Revista Paraguaya de Sociología Año I, Nº 1, pp. 30-48; SUSNIK, Branislava. 1965. El indio Colonial del Paraguay. Tomo I. El Guaraní Colonial. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero; SUSNIK, Branislava 1966. El indio Colonial del Paraguay. Tomo II. Los trece Pueblos Guaraníes de las Misiones 1767-1803. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero; SUSNIK, Branislava. 1980. Los Aborígenes del Paraguay. Tomo II. Etnohistoria de los Guaraníes. Época Colonial. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero.

al telón de fondo del protagonismo guaraní, limitados a entrar y salir circunstancialmente en una escena fronteriza que no los tomaba demasiado en cuenta y que no lograban comprender del todo.

5. La antropología de Branislava Susnik

Revisar en pocas páginas la desbordante obra susnikiana resulta una labor apenas menos vana que buscar en ella algún centro teórico o idea rectora que resuma e ilumine cada una de sus incontables ramificaciones. Sin embargo, el breve muestrario que aquí hemos revisado nos permite, tal vez, atisbar algunas constantes temáticas y metodológicas.

Al poco tiempo de asumir la dirección del Museo, Susnik ajustaba cuentas con la tradición teórica etnológica predominante durante sus años universitarios en una región de profunda influencia alemana: la escuela histórico-cultural, centrada en la identificación de “círculos culturales” y corrientes de difusión a gran escala, y los enciclopédicos argumentos del padre Wilhelm Schmidt en pos de un utópico monoteísmo primitivo53. En un artículo que finalmente permanecería inédito, Susnik realizaba un demoledor examen de las hipótesis de Schmidt sobre el “círculo protocultural sudamericano”. Entre sus objeciones figuraba una máxima que regiría sus futuras investigaciones: el centro de la antropología, la base de todas sus construcciones, debe ser la “vivencia” del hombre; y, en consecuencia, su principal herramienta metodológica ha de ser la investigación directa en el terreno. Así, ya en el albor de su carrera definía el objeto de la etnología sudamericana como “las manifestaciones vitales de los pueblos” y abogaba por métodos que prescindieran de cualquier premisa teórica. Tal era, como declararía en más de una ocasión, el legado etnográfico al que su Museo rendía homenaje, encarnado en aquellos que llamaba “próceres de la ciencia paraguaya”: Max Schmidt, Egon Schaden, Curt Nimuendajú, Erland Nordenskiöld o Alfred Métraux54 .

53 En más de una ocasión, de hecho, la propia Susnik refirió haber seguido lecciones de Schmidt, maestro de la filial austríaca de la escuela histórico-cultural y fundador del prestigioso Instituto Anthropos, en lo que definía como su iniciación al “comparativismo culturológico” (MISLEJ, Irene. 1993. “Dr. Branislava Sušnik. Slovenska Antropologinja v Paragvaju (Nedokoncana Zgodba)”. Slovenski Koledar, Nº 40, p. 266; TAVČAR, Zora. 1992. “Dr. Branka Sušnik, znanstvenica, Paragvaj”. Mladika Nº 8, p. 177). 54 Archivo MEAB. B. Susnik, “La Etnología de Sudamérica desde la teoría de los ciclos culturales hasta el año

La aparición de Susnik en la escena antropológica paraguaya de mediados del siglo XX no debe haber tenido nada de ordinario. Ella misma comentaba: “Emprendí un viaje de cinco meses entre los lengua, lo cual en el ambiente intelectual exclusivamente masculino que predomina en Paraguay valió tanto como un segundo diploma”55. Desde la entreguerra, algunas mujeres habían ganado un lugar central en la escena antropológica mundial y algunas de ellas, como Susnik, consiguieron puestos académicos en museos e institutos periféricos. Sin embargo, la etnografía de Susnik no cuadra fácilmente, ni por la práctica ni por las temáticas investigadas, en ese movimiento. La llegada de las mujeres a la etnografía había sido alentada por su posibilidad de acceder a un universo femenino vedado a los investigadores varones, y por tanto privilegiaban temáticas relativas a ese ámbito -sexualidad, crianza de los niños, nutrición-56; en cambio, los principales informantes de Susnik fueron siempre hombres, muchos de ellos chamanes, y casi todas sus áreas de investigación respondían a las líneas de la más estricta antropología clásica.

Si bien mostró siempre un profundo interés por el estudio de las “mentalidades” o cosmovisiones -expresado sin dudas en su pasión por las tradiciones y mitologías chamánicas-, su implacable empirismo pronto la apartó de la mera cosecha mitográfica o la prolija reconstrucción de lenguas y religiones. Los hechos le mostraban que esos fenómenos eran realidades fluidas, dinámicas, en permanente cambio e influencia recíproca, y que era imprescindible reflejar ese complejo entramado entre las estructuras cosmovisionales cifradas en el lenguaje e imponderables contextos históricos, que obligaba a matizar la noción del Volkgeist

1956” (m.i.), c. 1957. Allí Susnik consignaba su admiración por Nordenskiöld, “el único investigador de campo que al mismo tiempo también enfocaba problemas etnológicos del conjunto sudamericano”. Tal vez podría sorprender que no incluyera en ese panteón a Claude Lévi-Strauss, el más influyente antropólogo americanista de la segunda mitad del siglo XX. La omisión no parece responder a meras objeciones teóricas sino a esa concepción del trabajo etnográfico como condición sine qua non de la investigación antropológica, y de la “vivencia” indígena como su principal objeto. En una nota al margen de una introducción al estructuralismo, Susnik anotaba con críptico desdén: “Lévi-Strauss sintetiza ‘medios’ en abstracciones, pero omite finalidades ‘vividas’”. 55 DEBELJAK, Tine. 1958. Srečanje z Raziskovalko indijanskih plemen Dr. Branko Sušnikovo”. Meddobje IV, Nº 4, pp. 319-323. 56 SCHUMAKER, Lyn. 2008. “Women in the Field in the Twentieth Century: Revolution, Involution, Devolution?”. En Henrika Kuklick. A New History of Anthropology, Malden, Blackwell Publishing, pp. 279-282.

humboldtiano: “No existe el alma del pueblo pero existen tendencias etnopsíquicas en el pueblo capaces de representarlo, de crear una imagen perdurable”57. Poner el foco analítico sobre las “vivencias”, justamente, implicaba considerar en su justa medida todas las circunstancias que la condicionaban, por prosaicas que fueran, y a la vez privilegiar el estudio de los propios procesos de cambio.

Como ilustra su etnografía ishir, su análisis del cambio cultural consistía en la identificación de los desfasajes, ajustes o adaptaciones graduales entre la realidad “psicomental” y las vivencias concretas. La relación de ese mismo grupo con las misiones provee un buen ejemplo, inusualmente esquemático, de este tipo de interacción. En un primer momento, explica Susnik, las misiones se adaptaban a la mentalidad cazadora-recolectora: ofrecían una oportunidad de “trabajo” cuando el avance de la colonización condicionaba la subsistencia tradicional, y proveían bienes que se volvían apetecibles o necesarios; luego, conforme crecían las dificultades para mantener el antiguo modo de subsistencia y los indígenas comenzaban a vivir permanentemente en ellas, la vida sedentaria socavó la dinámica social, transformando poco a poco la mentalidad cazadorarecolectora, la definición del prestigio político y el control social; el resultado era el conflicto generacional reseñado anteriormente, por el cual las nuevas generaciones descalificaban la vida tradicional y desafiaban las viejas formas de autoridad. Este desajuste se manifestaba en una “desorientación religiosa” expresada por la “retirada” de los más importantes personajes mitológicos -el exilio de la diosa Eshnuwerta a la Vía Láctea- y su iracundo regreso durante las epidemias o calamidades colectivas, interpretadas como castigos al abandono de la vida tradicional. En este esquema, el cambio cultural siempre resultaba de variaciones concretas y particulares de la “vivencia” y, por lo tanto, no era reductible a un esquema general. Ningún proceso es inexorable. Ni siquiera la imposición de “pautas occidentales” responde a una “aculturación” unívoca: “frente a este proceso integrador que implica selección, rechazo y reinterpretación, cada grupo étnico reaccionará a su manera”58 .

57 Cit. en MISLEJ, Irene. 1993. “Dr. Branislava Sušnik. Slovenska Antropologinja v Paragvaju (Nedokoncana Zgodba)”. Slovenski Koledar, Nº 40, p. 266. 58 Cit. en ESCOBAR, Ticio. 1988. Misión: Etnocidio. Asunción, RP Ediciones, pp. 113-114.

Más allá de alguna excepción, los estudios de Susnik están despojados de juicios de valor y ella misma se mantuvo al margen de los proyectos de antropología aplicada que, a partir de la Declaración de Barbados (1971), se llevaron a cabo en Paraguay59. No obstante, como vimos, sus escritos etnográficos están plagados de reveladores análisis sobre dos de los principales procesos de colonización sufridos por las sociedades indígenas: su incorporación como mano de obra a las industrias y su asentamiento en misiones religiosas. Y, en muchos casos, sus escritos consignan las injusticias y aun los crímenes cometidos por el frente colonizador: así, anotaba que los qom-lik veían al blanco de las estancias como “el hombre ‘de palabra engañosa’, ‘de palabra mala’, burlador de las costumbres, ‘el que da comida pero no paga’”; que los ishir que se empleaban como peones no recibían ni la mitad del sueldo establecido para los obreros menores de edad y eran estafados por los almacenes; o bien que el grupo de Puerto Guaraní “había sido asentado con cierta violencia por los blancos que contrataron a los chamacocos del norte para el trabajo, no permitiéndoles luego abandonar el lugar según lo recuerdan muchas tumbas de indios asesinados por esta razón”60 .

Susnik realizó sus investigaciones etnográficas en un paisaje interétnico donde la abrumadora evidencia de los procesos de contacto y mestizaje impedía aplicar nociones como “mentalidad primitiva”, o postular algún hiato insalvable entre los indígenas y la población campesina, mayoritariamente mestiza. Estas experiencias no sólo gestaron su persistente interés por la imbricación entre las historias indígenas y la historia nacional, sino también algunos frustrados proyectos de investigación sobre la población rural del Paraguay61. Así, en 1964, promovería sin éxito lo

59 Susnik contemplaba con desconfianza a los esfuerzos “indigenistas”, que consideraba bienintencionados pero generalmente contraproducentes. A su juicio, una ayuda efectiva para los indígenas debía partir de estudios desapasionados que determinaran científicamente sus problemas y posibles soluciones: “Cada antropólogo es al mismo tiempo un sincero indigenista que quizás use pocas palabras altisonantes y vacías, pero habla con hechos y esfuerzos de estudio” (Archivo MEAB. Carpeta Sociedad Científica. Duplicados de correspondencia expedida. Carta de la Dra. B. Susnik al presidente de la Sociedad Científica del Paraguay Guillermo Tell Bertoni. Sin fecha). 60 SUSNIK, Branislava. 1968. Chulupí. Esbozo gramatical analítico. Asunción, Museo Etnográfico Andrés Barbero, p. 16; SUSNIK, Branislava. 1962. “Estudios Emok- Toba (Chaco). Parte I. Fraseario”. Boletín de la Sociedad Científica del Paraguay y del Museo Etnográfico. Vol. VII, Etnolingüística 7, p. 80. 61 Ella misma realizó varias prospecciones etnográficas entre los campesinos paraguayos durante sus campa-

que llamó “Programa Caazapa-Yuty”, a fin de formar un equipo multidisciplinario que investigase la “cultura criolla” paraguaya, incluyendo el registro fílmico de la vida campesina. Si bien ninguno de esos proyectos prosperaría, el tema iba a devenir uno de los tópicos centrales en sus estudios históricos -coronados por Una visión socio-antropológica del Paraguay que, como vimos, es entre otras muchas cosas una historia general del mestizaje en el país.

Sus fotografías etnográficas pueden ser leídas como una manifestación fehaciente de esos mismos intereses y preceptos metodológicos. Tan lejos de cualquier inquietud estética como su árida escritura, Susnik parece haber adoptado inicialmente la fotografía con los mismos fines que la grabación fonográfica: una técnica de registro fidedigno de informaciones que luego podrían ser archivadas, clasificadas y consultadas en la investigación científica. Uno de sus primeros desvelos como directora del Museo fue la organización del archivo fotográfico, la conservación de las colecciones existentes -en su mayoría, legadas por Max Schmidt- y la reconstrucción de sus catálogos. No solo trajo de cada uno de sus viajes un formidable caudal de fotografías propias, sino que también se ocupó de recopilar todas aquellas imágenes que pudieran conseguirse sobre las sociedades indígenas del Paraguay, en soportes que iban desde los negativos originales hasta simples fotocopias de libros. Todas ellas eran registradas en catálogos que continuaban aquellos compilados por Schmidt, en los que consignaba el lugar y fecha de la foto, el nombre y procedencia de las personas retratadas y a veces incluso una pequeña descripción de la escena. A partir de su viaje a los aché de Arroyo Morotĩ, en 1960, la misma Susnik emprendió su viejo proyecto de archivo fotográfico dirigido estrictamente a la investigación: inauguró un segundo catálogo para sus propias fotos, compuesto por extensas fichas en las que consignaba datos de toda índole, y que en su

ñas arqueológicas en Yaguarón, Tobatí o Paraguarí; en 1966 organizó en el Museo una sección documental llamada “El mestizo actual en el Paraguay”, ofreció un curso específicamente dirigido a formar etnógrafos que abordaran temas como “la estructura de familia en el campesinado”, “la estructura de la comunidad yerbatera” o los “modelos conscientes e inconscientes de la paraguayidad”, y envió a algunos de sus alumnos a realizar pequeñas investigaciones en Caaguasú (Archivo MEAB. B. Susnik, “Cursillo de antropología social”, 1966; Archivo MEAB. “Memoria de las actividades del Museo Andrés Barbero durante el año 1966”).

conjunto componen una peculiar guía visual de cada grupo visitado62 .

Por otro lado, el estricto empirismo etnográfico y el consecuente interés por los procesos de cambio impedían que las imágenes reflejaran cualquier resabio de romanticismo o exotismo. Así, sus fotos se abocaban a retratar con máxima fidelidad los aspectos más pedestres de la vida en las comunidades, en los cuales incursionaban pocos etnógrafos de una época encandilada por las constelaciones simbólicas del estructuralismo. Así, a pesar de su fascinación por la parafernalia ritual o el chamanismo, desde el primer viaje sus imágenes capturaron escenas de la vida cotidiana en los híbridos puertos del Paraguay -hacheros indígenas con su carro, un peón ishir comprando en el almacén de Puerto Guaraní- y lograban plasmar con idéntico interés tanto los vistosos rituales anábsicos como un partido de fútbol entre los enlhet. En diversas oportunidades, incluso, montaba pequeñas exhibiciones de algunas de esas imágenes en la galería del Museo; con la intención, decía, de “humanizar la simple colección de objetos”, “ilustrar la fase de transculturación” y, ante todo, enseñar “que es el hombre y no el objeto lo que tipifica la cultura”63 .

Desde un primer momento Susnik redactó sus trabajos en una prosa conocida por lo intrincada, que exige una enorme tenacidad por parte del lector, y que ella misma explicaba como efecto directo de su acérrimo empirismo: “No puedo escribir a la ligera, de forma popular”64. Pero es posible imaginar también que al menos ciertas características de su estilo argumentativo respondieran a la propia fluidez del objeto de sus investigaciones, centrado en el cambio cultural y el mestizaje, y explicado siempre a través de un complejo engranaje de relaciones. Para empezar, sus textos recurren con frecuencia a términos indígenas para expresar categorías nativas, cuyo significado exacto muchas veces resulta elusivo y hasta inaccesible a los neófitos en el idioma. Por otro lado, una marca dis-

62 Por citar un ejemplo, la foto de una pareja aché comiendo miel es acompañada por esta glosa: “Motivo: Yagúgi y Gučugi comiendo miel; el hombre usa el ‘tói kotö’, el pincel (tallo de hoja de pindó desfibrado en la parte superior); la pequeña ollita de barro cocido es hoy sustituida por la ‘lata’. En esta posición (con arco y flecha en la mano), el hombre come la miel durante la caza. Observación: La miel y la carne son alimentos básicos; conocen 17 diferentes clases de abejas melíferas, algunas empero consideradas como baiwabwé (nocivas por exceso o mezcla)” (Archivo MEAB. ficha fotografía Gy 56/57). 63 Archivo MEAB. B. Susnik, “Memoria de los trabajos realizados en 1969”, 1969. 64 TAVČAR, Zora. 1992. “Dr. Branka Sušnik, znanstvenica, Paragvaj”. Mladika Nº 8, pp. 180.

tintiva de su prosa es el recurso a tortuosos neologismos aglutinantes con los que definía grupos sociales, regiones y, ante todo, conceptos analíticos: “hablar-hallarse”, “arawaquización sociobiológica interna”, “pueblo canoero-truequista-pirata”, “dimensión accional-comportamista”, “salvajes protoneolíticos”, “paleoamazónidos brasílidos”, “núcleo protopoblador de cazadores-pescadores-recolectores”, “antropodinamismo expansivo”, “endoculturación psicosocial”, y así. Estos podrían ser entendidos, tal vez, como meros obstáculos formales que el lector debe despejar o traducir para develar las intuiciones brillantes que anidan tras una expresión opaca y peculiar. Pero, poco a poco, los estudios contemporáneos nos revelan que al menos parte de esa complejidad terminológica respondía a los propios procesos que procuraba explicar: “Abstrusos o poco afortunados, sus inimitables neologismos -‘dependencia socio-periférica’, ‘ramal de proto-pobladores’ y ‘chiquitización’- ponen el dedo en la llaga y se forjaron precisamente porque las herramientas de la antropología que tenía a mano servían de poco o nada para entender un panorama siempre cambiante y rebelde a los afanes de clasificación sociolingüística”65 .

Algo similar, creemos, podría decirse sobre la propia estructura de sus obras. Es notorio que sus textos soslayan las convenciones más elementales de la literatura antropológica o histórica: por lo general comienzan y terminan en forma abrupta, sin auténticas introducciones o conclusiones que faciliten la lectura; y no es raro que el párrafo final, en vez de la acostumbrada recapitulación, se limite simplemente a agregar algún dato menor. Antes que en alguna tesis central, la principal virtud de sus trabajos reside justamente en esa estructura acumulativa, inagotable, permanentemente derivativa y refractaria a los esfuerzos de síntesis -un estilo adecuado, en suma, para mostrarnos que los lábiles fenómenos estudiados jamás son susceptibles de conclusiones definitivas; que, recordemos, “todo es movilidad” y que, por tanto, toda investigación es esencialmente inconclusa.

65 COMBÈS, Isabelle. 2012. “Susnik y los gorgotoquis. Efervescencia étnica en la Chiquitania (Oriente boliviano)”. Indiana, Vol. 29, p. 202. Después de todo, concluye esta misma autora en un estudio sobre la Chiquitanía, “a la desesperación o a la simplificación son preferibles los neologismos de Susnik: por más oscuros que parezcan, son los que más luces arrojan sobre el paisaje étnico de la Babilonia chiquitana” (Ibídem, p. 216).

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44. Cultura del Pueblo Ayoreo, por José Zanardini 45. Palavai Nuu! - Etnografía Nivaclé, por Miguel Chase-Sardi 46. Sakoiahan - Relatos Toba, por Manolo Romero, Hannes Kalisch y Ernesto Unruh 47. Antropología Cultural Aplicada a las Ciencias de la Salud, por Sinforiano Rodríguez 48. Plantas Medicinales del Paraguay, por Ricardo Moreno Azorero 49. La Ínsula Paraguaya, por Eric Courthès 50. Moñe’ẽrã Guaraníme, por Lino Trinidad Sanabria 51. Tomarâho. La Resistencia Anticipada. Tomo I, por Guillermo Sequera 52. Lumnanas (gente del monte) los Manjui, por Andrea Chamorro 53. Vana pankek tata, por Ernesto Unruh, Hannes Kalisch y Manolo Romero 54. Angaité - Koahlvok - Las voces de un pueblo, por Mariana Franco y Gladys Imaz 55. Pueblo Angaité - Memoria Histórica, por Juan Pablo Amarilla 56. La etnia Manjui - Lumnanas del Chaco, por Víctor Bareiro 57. Máscaras y Espíritus, por Ilona Zindler 58. Tomarâho. La Resistencia Anticipada. Tomo II, por Guillermo Sequera 59. Halhema Teves, por Hannes Kalisch 60. La Sabiduría de la Selva, por José Zanardini y Deisy Amarilla 61. El Origen de la Pintura, por Edgardo Jorge Cordeu 62. Agtemágháta Apqueh Hleanma - Pueblo Sanapaná, por Deisy Amarilla 63. Pai-Tavyterã, por Bartomeu Melià, Georg Grünberg y Friedl Grünberg 64. The roles of Medicinal Plants, por Norman Breuer Moreno 65. Cadogan, desde Abergavenny hasta Australia y más allá (1829-2005) - Tomo I, por Jimmy Cadogan 66. Cadogan, desde Abergavenny hasta Australia y más allá (1829-2005) - Tomo II, por Jimmy Cadogan 67. Cadogan, desde Abergavenny hasta Australia y más allá (1829-2005) - Tomo III, por Jimmy Cadogan 68. En las calles de Ciudad del Este, por Fernando Rabossi

69. Yxyr Poruwo Ahwóso Jewo 1000 - Conjugación de 1000 verbos en ocho tiempos verbaculares, por Guillermo Sequera 70. Antropología Cultural aplicada a las Ciencias de la Salud - 2ª Edic., por Sinforiano Rodríguez 71. Antropología Paraguaya, por Izabel Malinowski 72. Parientes de la Selva. Los Guaraníes Mbyá de la Argentina, por Miguel A. Bartolomé 73. Ishiro ôreyuwo poruwo. Sabiduría de los Ishir del Chaco, por Andrés Ozuna 74. Pasado, presente y futuro de la lengua guaraní, por Bartomeu Melià, sj 75. Diversidad, Interculturalidad y Educación en Brasil y en Paraguay: Problemas, experiencias y realidades, por José Maria Rodrigues (org.) 76. The two Shamans and the owner of the cattle:Alterity, storytelling and shamanism amongst the Angaité of the Paraguayan Chaco, por Rodrigo Villagra Carron 77. Educación, lenguas y culturas en el Mercosur: Pluralidad cultural e inclusión social en Brasil y en Paraguay, por José Maria Rodrigues (org.) 78. Diccionario Mbya-Guaraní Castellano 3ª Edición actualizada, por León Cadogan 79. Lo que ellos dijeron. Sabiduría del Pueblo Sanapaná, por Deisy Amarilla y Civito Monte Duarte 80. La captura del Ayoreo José Iquebi, por Deisy Amarilla y José Iquebi Posoraja 81. Cómo influye el Opy en la construcción de la identidad Mbya, por Isaac Díaz-Ambrona Moreno 82. La lengua materna como facilitadora de la producción escrita en la segunda lengua, por Teresa D. González Ramos de Benítez 83. Bilingüismo y educación bilingüe: Un análisis sociolingüístico de contacto guaraní-castellano en el Paraguay, por María Eva Mansfeld de Agüero, Carlos M. Lugo B., Karina E. Agüero M. y Shaw Nicholas Gynan 84. Investigación cualitativa interpretativa. Una caja de herramientas, por Friedhelm Guttandin 85. Ciudadanía Democrática y Multilingüismo: La construcción de la identidad lingüística y cultural del Mercosur, por José Maria Rodrigues (org.) 86. Descubrimiento del castellano paraguayo a través del guaraní. Una his-

toria de los enfoques lingüísticos, por Hedy Penner, Soledad Acosta y Malvina Segovia 87. Culturas Indígenas, por José Zanardini (comp.) 88. Franciscanos Vascos en Paraguay. Un estudio antropológico, por Jone Luna 89. Intervenciones del gobierno con pueblos indígenas entre 1989 y 2013, por Lorenza Benítez V. y Delia E. Castillo L. 90. Marcos Nujach’e Moreno: Côque yimônlhajayash - Testimonio de mi vida y de mis pensamientos, por Marcos Moreno y Verena Regehr 91. Un relato de la globalización desde el Chaco (entre otros lugares), por Mario Blaser 92. Sociedad y cultura en tiempos de desigualdad. Instituciones, contradicciones, legitimación, por Luis Ortiz Sandoval (coord.) 93. Políticas lingüísticas para la integración educativa y cultural en el Mercosur: Legislación, Planificación Idiomática y Glotopolítica, por José Maria Rodrigues (org.) 94. Diccionario Nivaclé-Castellano - 3ª Edición, por José Seelwische, O.M.I. 95. Los Caduveos. Diario de viaje, por Guido Boggiani 96. Reciprocidad y Economía en la pre historia e historia colonial del Paraguay. Una mirada a nuestras raíces a la luz de los valores de la Economía de Comunión, por Diana Durán 97. Sabiduría en la diversidad, por José Zanardini 98. Meike makha valayo. No habían paraguayos, por Rodrigo Villagra Carron 99. Ayvu Rapyta. Textos míticos de los Mbyá-Guaraní del Guairá - 4a Edición, por León Cadogan preparada por Bartomeu Melià y Antonio Caballos. 100. Edición Especial 50 años - Suplemento Antropológico, por José Zanardini (Coord.) 101. Voces de la Selva, por Deisy Amarilla y José Zanardini 102. Las Mujeres Ayoreas: De la Selva a la ciudad, por Deisy Amarilla 103. Inflectional morphology in the Zamucoan languages, por Luca Ciucci 104. Feria de lenguas en el Paraguay - Toikove Ñe’ẽnguéra Paraguáipe (2014), por PÑS-SPL y CEADUC 105. Familias paraguayas: Trabajo en la calle y conflictividad, por Cristina Bos- selli C., Gloria Medina y Mariela Centurión

106. La fotosíntesis de la cultura: Estudios etnobiológicos en comunidades Guaraníes de Misiones, Argentina, por Héctor Keller 107. Los Ava Guaraní Paranaenses. Un etnocidio sistemático, por Mariblanca Barón 108. Del trabajo ajeno y vacas ariscas. Puerto Casado. Genealogías (1886-2000), por Valentina Bonifacio 109. Construyendo la educación intercultural indígena: Una propuesta para formación docente, por Henryk Gaska y Marilín Rehnfeldt (coords.) 110. Logos Guaraní. Apuntes de pensamiento ético-político paraguayo, por Cristian Andino 111. Guaná. Una breve descripción, por PÑS-SPL y CEADUC 112. Ñandipireta Ka’a Kwawa. Lo que nuestros ancestros sabían del monte. Plantas y saberes ancestrales entre los tapietes de Argentina, por Hebe González 113. Medio siglo caminando junto con los Pueblos Indígenas, por Henryk Gaska (Coord.) 114. El territorio Yshir a partir de las comunidades del Distrito de Bahía Negra y su reclamo actual. Una cartografía de su economía y ecología humanas, por Claudio Basabe Ramírez, Marcos Glauser Ortiz y Rodrigo Villagra Carron

BIBLIOTECA DE ESTUDIOS PARAGUAYOS

1. La Constitución Paraguaya Concordada, por Justo J. Prieto 2. Transporte Eléctrico en el Paraguay. Su conveniencia, por Ricardo Canese 3. Iglesia y Estado en el Paraguay durante el gobierno de Carlos Antonio López, por Carlos Heyn Shupp, sdb 4. La cultura paraguaya y el libro, por Josefina Plá 5. Cien capítulos de Economía Paraguaya, por C. Fletschner 6. Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo I, por E. Bordenave - L. Rachid R. 7. Itaipú y la cuestión energética en el Paraguay, por Ricardo Canese 8. La ciencia en Aristóteles, por Juan Enrique Bolzán 9. Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo II, por E. Bordenave - L. Rachid R. 10. Temas Cervantinos y otros ensayos, por Mariano Morínigo 11. Apuntes de Historia Cultural de Paraguay, por Efraím Cardozo 12. 28 Entrevistas para este Tiempo, por Pepa Kostianovsky 13. Los cepos modernos de la dependencia, por Agustín Oscar Flecha 14. Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo III, por E. Bordenave - L. Rachid R. 15. Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo IV, por E. Bordenave - L. Rachid R. 16. Radio Cháritas. Medio siglo de historia, por Margarita Durán Estragó 17. Evangelización de la cultura y santuarios, por Claudio Giménez 18. La teoría Aristotélica de la vida y del calor vital, por Ángel J. Cappelletti 19. Presencia Franciscana en el Paraguay (1538-1824) - Tomo I, por Margarita Durán Estragó 20. Diálogo nacional. Urgencia de nuestro tiempo, por Margarita Durán E. 21. En la lucha por el derecho, por Vicente Zayas 22. Templos de Asunción, por Margarita Durán Estragó

23. Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo V, por E. Bordenave - L. Rachid R. 24. Presencia Franciscana en el Paraguay - Tomo II, por Margarita Durán Estragó 25. Ciudadano y Soldado. Comentarios a la correspondencia de Justo Prieto con Arturo Bray, por Justo J. Prieto 26. El pensamiento y la acción pedagógica de Ramón I. Cardozo, por Justina Álvarez C. 27. Hispanoamérica en la Narrativa, por Mariano Morínigo 28. La muralla robada, por Josefina Plá 29. Manual para didáctica universitaria, por Heinz Neuser 30. Monseñor Ramón Bogarín Argaña - Testimonios, por Emilio Fracchia y otros 31. Cartas y Decretos del Dictador Francia - Tomo I, por Alfredo Viola 32. Viaje a Destiempo, por Renée Ferrer de Arréllaga 33. Responsabilidad profesional de los médicos, por José Raúl Torres Kirmser 34. De nuestras lenguas y otros discursos, por Rubén Bareiro Saguier 35. El papel político de los militares en el Paraguay 1870-1990, por Gustavo Gatti 36. Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay -Tomo VI, por E. Bordenave - L. Rachid R. 37. Cartas y Decretos del Dictador Francia - Tomo II, por Alfredo Viola 38. Educación y desarrollo rural en el Paraguay, por María M. Rivarola 39. Cartas y Decretos del Dictador Francia - Tomo III, por Alfredo Viola 40. Nuestro Mundo entre la Tierra y el Cielo, por Salvador Villagra Maffiodo 41. Mancuello y la Perdiz, por Carlos Villagra Marsal 42. Padre aquí estoy, por San Miguel Garicoits 43. A la búsqueda de un mercado común. MERCOSUR, por Gladys Benegas 44. Finanzas y Derecho Financiero - Tomo I, por Manuel Peña Villamil 45. El evangelio por los caminos del hombre, por Emilio Grasso 46. San Cosme y San Damián. Testimonio vivo del pasado jesuítico, por Blanca Amaral y Margarita Durán E.

47. Cien años de Doctrina Social de la Iglesia, por Ciro Martínez y Fermín Castellano 48. La América Latina Paradojal, por Alejandro Vial 49. Auge y crisis de un modelo económico: El caso paraguayo, por Dionisio Borda 50. Los Presidentes del Paraguay (1844-1954), por Raúl Amaral 51. Derecho Tributario - Tomo II, por Manuel Peña Villamil 52. Historia de la Educación en el Paraguay 1812-1932, por Juan Speratti 53. Al amanecer del Tercel Milenio, por Emilio Grasso 54. La Estancia Jesuítica de Paraguarí, por Margarita Durán Estragó 55. La Presencia Japonesa en el Paraguay, por Emi Kasamatsu 56. Derecho Administrativo - Tomo III, por Manuel Peña Villamil 57. El libro de Job, por César Alonso de las Heras 58. Filosofía y Pensamiento Democrático, por Mario Ramón Reyes 59. Cuentos de la Guerra y de la Paz, por José Santiago Villarejo 60. Cartas y Decretos del Dictador Francia. Tomo IV, por Alfredo Viola 61. Japón: mi mundo oriental, por Yolanda Gómez González 62. San Francisco de Yuty. Origen y Desarrollo, por Mirta Caballero de Tessada 63. Villa Lombardía. Utopía hecha realidad, por Eduardo Ramírez Bordón 64. Ética y Filosofía. Ensayos dispersos, por Mario Ramos Reyes 65. Cultura de la Paz, por Edmundo Valenzuela, sdb 66. La Historia: Interpretación, Narración y Escritura en Paul Ricoeur, por Nilo Zárate 67. Lo transtextual en Roa Bastos, por Eric Courthès 68. Estado y Frontera en el Paraguay. Concepción durante el gobierno del Dr. Francia, por Nidia R. Areces 69. La Integración Nacional del Paraguay (1780-1850), por Ricardo Pavetti 70. Un Siglo de Expansión Colonizadora. Núcleo poblacional establecido en torno a la Villa Real de la Concepción. Origen y desarrollo socioeconómico - 2ª Edición, por Renée Ferrer 71. Valores Tradicionales y Emergentes en la Universidad, por Ilde Silvero

72. La Experiencia Teologal del Hombre según Xavier Zubiri, por Teresa del Pilar Ríos 73. 25 poetas, músicos, compositores y cantores populares del Paraguay, por Ramón Giménez 74. Paraguay el camino hacia el Oeste, por Julia Velilla Laconich 75. Lo que el río se llevó. Estado y Comercio en Paraguay y Corrientes, 1776-1870, por Thomas Whigham 76. Tras los Expulsos. Cambios demográficos y territoriales en el Paraguay después de la expulsión de los jesuitas, por Ignacio Telesca 77. La República como tarea ética, por Mario Ramos Reyes 78. Realidad Social del Paraguay II, por Javier Numan Caballero M. 79. Villa Encarnación. Campamento de la Independencia 1843-1906, por Margarita Durán Estragó 80. El espacio jesuítico-guaraní. La formación de una región cultural, por Norberto Levinton 81. Dominación colonial y trabajo indígena, por María Laura Salinas 82. Una guerra total. Paraguay, 1864-1870: Ensayo de historia del tiempo presente, por Luc Capdevila 83. El sentido de la vida y la trascendencia en Viktor Frankl, por Teresa del Pilar Ríos 84. Escritos del Padre Fidel Maíz - II. Virgen de los Milagros, Sermones Religiosos y Discursos Patrióticos, por Carlos Heyn Schupp, sdb 85. Enseñanzas del Bicentenario ante los desafíos globales de hoy: Repensando el cambio para nuestra América, por Beatriz González de Bosio y José Zanardini (comp.) 86. La Independencia del Paraguay y el Imperio del Brasil, por R. Antonio Ramos 87. Sociología aplicada a la realidad social del Paraguay - 2da. Edición revisada, por Javier Numan Caballero 88. La Independencia y sus Protagonistas: Aporte de Benjamín Velilla a la Historia del Paraguay, por Margarita Velilla (comp.) 89. El régimen de Stroessner y la resistencia indígena, por René D. Harder Horst 90. Machado de Assis: Cuentos para muchas voces, por Luís Eduardo Wexell

Machado y Maria Rosa Duarte de Oliveira (org.) 91. Escritos del Padre Fidel Maíz - III, Otros escritos y artículos del libro. Desagrabio 1916, Biografía y juicio del P. Maiz, por Carlos Heyn Schupp, sdb 92. La Instrucción Pública en la Época Colonial, por Olinda Massare de Kostianovsky 93. Calidad de la información periodística. Responsabilidad social de la prensa, por Roque Acosta Ortíz 94. Jesuitas, Guaraníes y Emigrantes en las Reducciones del Paraguay, por Gianpaolo Romanato 95. Glosario de Paraguayismos en Hijo de Hombre de Augusto Roa Bastos, por Isabel Baca de Espínola y Ebelio Espínola Benítez 96. Radio Cáritas - Universidad Católica. Itinerario de los últimos 25 años, desde la visión de sus protagonistas (1986-2011), por Roque Acosta Ortíz y Mariano Mercado 97. La formación docente desde la perspectiva inclusiva. El caso concreto del Paraguay, por Luiz Albérico Barbosa Falcão 98. Historia, doctrina y principios cooperativos en los editoriales del Dr. Enzo Di Tore Chartrán, por José F. Samudio Falcón (comp.) 99. Educación y desigualdad. Las clases desfavorecidas frente al sistema educativo paraguayo, por Luis Ortiz Sandoval 100. Qué Onda. La radio en Paraguay en la post dictadura, por Rogelia E. Zarza Sanabria 101. La Iglesia y los partidos en la vida política del Paraguay desde la Independencia, por François Chartrain 102. Cartas Anuas de la provincia jesuítica del Paraguay. 1663-1666. 1667- 1668. 1669-1672. 1672-1675, por María Laura Salinas (int.) y Julio Folkenand (col.) 103. Los que se fueron, por Mario Ramos-Reyes 104. Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay. 1681-1692. 1689- 1692. 1689-1700, por María Laura Salinas (int.) y Julio Folkenand (col.) 105. Platero y yo - Platero ha che. Edic. bilingüe, por Juan Ramón Jiménez y Lino Trinidad Sanabria 106. El rol de la FF.AA. en la sociedad democrática. Historia, opiniones de expertos, reflexiones personales, por Silvio Torres Chávez.

107. El profesor de Matemáticas de Solano López. Iglesia-Estado-Educación (1843-1846), por Jorge García Riart 108. Alteraciones Auditivas, Nivel del Lenguaje en Niños y Adolecentes Concurrentes al Hospital Barrio Obrero y el Colegio de La Providencia, por Margarita Brizuela de Cabral, Elvira Villagra de Cerna, Gissel J. Benítez e Investigadores juniores 109. Soldados de papel. La propaganda en la prensa paraguaya durante la guerra de la Triple Alianza (1864-1870), por María Lucrecia Johansson 110. La instrucción pública en el Paraguay. Período 1900-1940. Vol. I, por Juan Bautista Rivarola Paoli 111. ¿Cómo hablan los paraguayos con dos lenguas? Gramática del jopara, por Guido Kallfell 112. Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay (1714-1720. 1720- 1730. 1730-1735. 1735-1743. 1750-1756. 1756-1762, por María Laura Salinas (introd.) y Julio Kolkenand (colab.) 113. Desigualdad y clases sociales. Estudios sobre la estructura social paraguaya, por Luis Ortiz Sandoval (Coord.) 114. Historia, pensamiento y cultura, por Seny Hernández Ledezma y Mario Ramos-Reyes 115. La cultura en el aula. Material de apoyo didáctico para docentes - 2da. Edición, por Beatriz González de Bosio 116. Democracia, Derechos Humanos, Integración e Identidad: Realidades y desafíos. XIV Encuentro Corredor de las Ideas del Conosur, por Beatriz G. de Bosio y José Zanardini (Comp.) 117. Educación y Territorio. Desigualdad y segregación educativa en el área metropolitana de Asunción, por Luis Ortiz (Coord.) Kevin Goetz y Colin Gache 118. Lenguas extranjeras habladas en Paraguay. Un informe de la Secretaría de Políticas Linguísticas, por PÑS-SPL y CEADUC 119. Culture, a contemporary classroom subject. Case study: Paraguay, por Beatriz de Bosio 120. Paraguay: Capítulos de Prosopografía Social (I), por Carlos Aníbal Peris Castiglioni (Coord.) 121. Perfiles Educativos y estructura productiva, por Luís Ortíz (Coord.) 122. Blended Learning. Incidencia en el aprendizaje en Educación Superior, por Myrian Celeste Benítez González, fma

123. Qué y quién pasó por el Paso Grande de Santa María o del Tuvyquary, por Jorge García Riart 124. Una hermenéutica de la cultura paraguaya desde ‘‘Taú y Keraná’’, por Osvaldo Gómez Lezcano 125. Tres décadas de democracia en Paraguay, por Sarah P. Cerna V. y Sara M. Villalba P. (Coords.)

CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA “NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN”(CEADUC)

NORMATIVAS GENERALES PARA PUBLICAR EN LA REVISTA SUPLEMENTO ANTROPOLÓGICO

La revista Suplemento Antropológico es una publicación de carácter científico, relacionada a las comunidades indígenas, a la antropología en general y editada en forma seriada sucesiva, con régimen de periodicidad semestral; dirigida principalmente a investigadores, docentes y estudiantes de ciencias sociales.

Los artículos que serán publicados en Suplemento Antropológico, deberán reunir los siguientes requisitos: 1. El artículo debe ser inédito, y referido exclusivamente a temáticas antropológicas y otras afines. La revista no acepta artículos que hayan sido enviados simultáneamente para su evaluación y/o publicación, en otras revistas o libros, del país o del exterior. Los trabajos recibidos serán revisados por los integrantes del Comité Editorial y los aceptados, serán evaluados por árbitros designados por el Consejo Editorial.

2. Durante el proceso de evaluación por pares, se reservará la identidad del/ los autor/es, omitiendo la identificación como afiliación institucional.

Tampoco será mencionada referencia alguna que le permita al evaluador inferir indirectamente la autoría del trabajo. Las informaciones autorales se registra aparte y solamente los Editores tienen acceso a ellas.

3. En la evaluación se usa el método doble ciego. Se calificarán de excelente, bueno, regular o deficiente los siguientes aspectos: relevancias del tema, originalidad y solidez en la interpretación, estructura lógica del discurso, coherencia argumentativa, redacción y estilo, documentación bibliográfica, cumplimiento de las normas editoriales y éxito en el propósito comunicativo. El veredicto implica la publicación del artículo sin modificaciones; con ligeras modificaciones; con modificaciones sustanciales, o su NO publicación.

4. El plazo para responder varía conforme a la complejidad de las evaluaciones y de las eventuales modificaciones sugeridas y realizadas. Los datos de recepción y aprobación de cada colaboración será informado en el texto publicado.

5. El texto se puede presentar en español, guaraní, portugués o inglés, teniendo en cuenta las siguientes orientaciones:

- Debe incluir un resumen que explicite el tema general y el problema de la investigación, además de objetivos y/o hipótesis, metodología, análisis de material y principales conclusiones, con un máximo de 10 líneas y en dos lenguas.

- Deberá incluir 4 o 5 palabras clave, también en dos idiomas, que le indique al lector los principales temas del trabajo.

- El artículo incluirá: a) un título y subtítulo, con un máximo de 25 palabras; b) nombres/s del/os autores, identificando/s al pie de página, con los datos relativos a la producción del artículo, e indicando la institución/universidad donde trabaja; c) deberá indicar las notas utilizadas, así como las referencias bibliográficas.

6. Todos los trabajos deben estar encaminados dentro del siguiente formato:

- Emitido en cualquier procesador de textos, preferentemente Word, que permita su modificación/maquetado para la edición final. - Los artículos deberán contener un mínimo de 15 páginas, numeradas secuencialmente.

- La fuente a utilizarse es Times New Roman, 12 Normal, para el texto y en negritas para los subtítulos. El título deberá estar en mayúsculas,

Times New Roman, 12 y negritas. El espaciado es de 12 pts. O Automático entre títulos y subtítulos. El entrelineado de 1.5. - Las citas dentro del texto, en el siguiente formato: (Apellido, Año: Página

Referenciada) - (Planás, 2014: p. 45).

- Las notas a pie de página deberán ser exclusivamente explicativas manteniendo el mismo formato de las referencias bibliográficas en el texto.

- Las gráficas, tablas y figuras deberán ser integradas en el texto durante el proceso de recepción y dictamen. Solo en caso de ser aceptado el artículo, entonces deberán ser enviadas en archivo separado, en el formato original de su elaboración, y debidamente citados y numerados. La letra de los cuadros y gráficos debe ser Times New Roman, tamaño 10, los gráficos deben ir sin color, sin negritas y si están elaboradas en Excel deben ir sin borde.

- Las imágenes, en JPG, preferentemente en blanco y negro.

- La Bibliografía deberá ir al final, conteniendo solo las obras citadas, de la siguiente manera:

• Libros: Sartori, Giovanni. 1995. Ingeniería constitucional compa- rada. Una investigación de estructuras, incentivos y resultados, México, Fondo de Cultura Económica. • Capítulo en libro: Kirchheimer, Otto. 1990. “The catch-allparty”, en Peter Mair (ed.), Thewesteuropeanpartysystem, Oxford, Oxford

University Press, pp. 50-60. • Artículo de revistas: O’Donnell, Guillermo. 1994. “Delegativedemocracy”, Journal of Democracia, Vol. 5, No. 1, pp. 55-69. • Hemerografía: Lozano, Pilar. 2011. “Colombia lanza un plan de combate a cuatro años contra la guerrilla y los paramilitares”, El

País, 25 de mayo, p. 20. • Internet: Fundación Seguridad y Democracia. 2008. Sudamérica: ¿carrera armamentista o renovación militar?, en <http://www.seguridadydemocracia.org/articulos213> (Consultado el 15 de mayo de 2008)

7. El trabajo deberá ser enviado únicamente a ceaduc@gmail.com

8. La revista SUPLEMENTO ANTROPOLÓGICO se reserva todos los derechos autorales sobre los artículos publicados, inclusive su traducción, permitiendo por tanto su posterior reproducción o trascripción, con la debida citación de la fuente.

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