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Perdiz Descubrir una nueva revista es algo que siempre nos hace felices. Si además la publicación gira en torno, precisamente, a la felicidad, pues la exaltación es absoluta. Hace unos meses la revista Perdiz causaba esa sensación en nosotros y cuando la tuvimos en las manos, observamos su lomo cosido, acariciamos su papel y recorrimos sus páginas, casi dábamos saltos de alegría. Contactamos con Marta Puigdemasa, su creadora, con una curiosidad inmensa por saber más sobre el proyecto. ¿Cómo surge Perdiz? Al inicio fue un impulso personal, individual. Quería hacer algo en el sector editorial que me llenara de verdad. Y para mí, “llenar de verdad” significaba intentar luchar contra todo eso que no me gustaba del mundo, de una manera positiva y que aunara buen contenido con estética. No quería centrarme en temas típicos, ya que tampoco tenía una pasión específica y buscaba algo universal y significativo. Tuve la suerte de encontrar a gente con quien compartir ese impulso y hacerlo realidad. ¿Nace como un proyecto por amor al papel? Por supuesto. El papel aporta un placer sensorial más completo que el online; táctil y olfativo, además de visual. Internet es más rápido, más corto. El papel deja espacio para tratar temas con mayor profundidad. También parece que la mayor permanencia en el tiempo de las publicaciones impresas, al requerir mayor inversión económica y tiempo de producción, sube así mismo los niveles de exigencia o calidad del producto en sí. Guardar un link en los marcadores de tu navegador tampoco es tan significativo como guardar una revista en la estantería de tu habitación. Además, creo que el papel facilita una inmersión a la lectura más intensa: en ese momento existe la revista y nada más, el resto del mundo se desvanece. En cambio, cuando estás conectado a un
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ordenador, estás también conectado a muchas otras cosas, las opciones y distracciones son infinitas ¿Cuánto tiempo llevó gestándose? ¿De qué ámbito profesional procede el equipo? Unos dos años. No teníamos ninguna prisa ni urgencia comercial y queríamos hacerlo bien. Cada uno de nosotros tiene su trabajo aparte, así que tampoco podíamos correr mucho. Le hemos dedicado todo el tiempo necesario para que todos estuviéramos contentos con el resultado, lo cual en realidad considero que es un lujo. Procedemos del periodismo, diseño, creatividad publicitaria... ¿Por qué la felicidad? Es algo que, aunque sea inconscientemente, y no sepamos ni siquiera qué significa, creo que todos buscamos. Queremos estar bien, satisfechos con nuestras vidas y ser felices. A veces pienso que nos complicamos demasiado, que aunque nos lo pongan difícil las cosas pueden ser más sencillas. No es algo divino, sino algo que se puede encontrar en las pequeñas cosas. Cada uno las suyas, ni mejores ni peores. Y en ese tipo de felicidad es en el que nos fijamos en Perdiz. ¿Crees que el papel es un lujo? Da la sensación que, por su precio y en comparación con el contenido online, las revistas en papel se están convirtiendo en productos un tanto elitistas, no accesibles a todo el mundo, como la cultura, en general, cosa que creo que deberíamos intentar evitar. Y ahí reside el gran reto, al menos para nosotros: conseguir financiar las publicaciones en papel ofreciendo contenido y continente de calidad y sin llenarlas de tediosos anuncios pero manteniendo un precio de portada razonable. ¿Alguna publicación referente? De las míticas: Good, Colors o Adbusters.