Time Out México Mayo 2012

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Gay Wenceslao Bruciaga wenceslao@timeoutmexico.mx

Después de sofocarse en varios antros, Wenceslao Bruciaga se fue a explorar el Lollipop y su terraza. LUGAR DEL MES

ttt Poperos del mundo (sin importar su orientación)… ¡uníos!

D

esde los gays y lesbianas tranquilos, los que gustan del faje anónimo en penumbras y hasta aquellos que gustan de las gomitas y los chamoys, pueden satisfacer sus placeres en el Lollipop. El cover es de 30 pesos, y los fines de semana son impredecibles en cuanto a la entrada: así como puede ser fácil cruzar los pilares recubiertos de ladrillo rojo que separan la banqueta de la calle de Amberes de su pasillo de bienvenida, otros viernes o sábados hay que esperar un poco. No porque sea precisamente una cadena selectiva: más bien se llena a niveles en los que tienen que administrar la capacidad total de parroquianos del local para evitar percances desagradables. Se compone de una planta baja donde hay un karaoke que se hace llamar El Burdelito y cuya decoración pretende emular un cabaret. Es

amplio y desde cualquier ángulo se puede observar a aquellos talentos que suben al escenario a demostrar que tienen el rango necesario para audicionar en cualquier convocatoria de cualquier reality que busca talentos que terminarán cantando covers. Al fondo del karaoke, pasando la barra, hay un cuarto oscuro, más claustrofóbico que cachondo, en el que sólo pueden entrar hombres que de plano ya no se aguantan las ganas con el ligue –aunque para unos 15 minutos de faje no esta mal–. Y quién sabe, puede ser que, después de todo, cantar una de Amanda Miguel o de Alejandro Fernández (de los más socorridos de la lista) tenga su lado seductor. Por arriba del Burdelito está la primera de las pistas en la que el DJ programa más música electrónica que otra cosa. Aunque eso de música electrónica es un eufemismo: en realidad se trata de remixes de remixes, cada vez más rápidos con

énfasis en los coros de los éxitos de hoy y siempre, partiendo de “Rolling in the Deep” de Adele hasta “Believe” de Cher. La barra se encuentra en el extremo derecho y hay mesas en los alrededores. Los juegos de luces y estrobos son interesantes y suele haber shows de drag queens y strippers pasada la media noche. Sigue habiendo una tendencia por lo rojo. Junto a la caseta del DJ están las escaleras que conducen al último nivel: la terraza. Aquí los colores son más cálidos, y tienen una atinada y surtida distribución de plantas que lo hacen amable. Eso y su privilegiada vista a la colorida y agitada calle de Amberes (en donde se halla una barra para beber y fumar) son unas de las ventajas que se agradecen las noches de jueves a sábado, únicos días que opera el Lollipop. La terraza sólo funciona viernes y sábado. El espacio de la terraza abre sus puertas después de la media noche,

Aquí entran gays, lesbianas y uno que otro buga colado

Gay

Ese microcosmos LGBTTTi y buga llamado el Lollipop

cinco horas después que el resto del local y viernes y sábado cierra hasta bien entrada a madrugada, por lo que puede ser una entretenida opción de after-hours. El DJ pone única y exclusivamente pop en español, y María José y Reik son los predilectos, aunque esos descalabros que afectan la imagen del pop como Jeans e incluso Ninel Conde son indispensables. Al final del reventón la cosa se pone intensa-urbana entre el reggaetón y la salsa con ese inconfundible son capitalino. En medio hay una pista de baile elevada hecha como de acrílico sobre una estructura de hierro, y si bien parece divertido treparse y bailar, lo cierto es que la distancia entre el piso y la superficie de baile es lo suficiente como para fracturarse un tobillo al menor descuido. El espacio del DJ y la barra se encuentran del lado izquierdo. Las bebidas populares son la micheladas que cuestan 80 pesos, aunque hay especialidades de la casa pensadas para los más naive o los que no terminan de superar la etapa del placer de la caries de la infancia, como las micheladas Lolli, a las que además del limón, sal y una salsa picante hecha con receta secreta de la casa, le agregan gomitas de grenetina, de esas que están endulzadas con chamoy. El Lollipop es mixto en su totalidad. Gays y lesbianas y uno que otro buga colado entran sin ninguna restricción a esta terraza que pudiera ser entretenida excepto por un inconveniente: se llena con facilidad. A pesar de que el personal mantiene un control de los dos accesos por los que se puede llegar justamente para evitar aglomeraciones, hay un momento en el que es fácil quedarse atorado en medio de un tumulto de jóvenes que se hablan en femenino y chicas que convulsionan de felicidad cuando identifican la voz de Federica de Kabah. Quizás los apretujones de nalgas puedan ser simpáticos para unos, pero no todos coincidirán con esta idea de conocer un buen one night stand, que en algún momento termina por ser incómodo. Tal vez por eso, la mayoría de los que gusten de esta parte del Lollipop tienen menos de 30 años. Los más grandes se la pasan mejor en el karaoke o en el cuarto oscuro. Por fortuna es terraza, así que la ventilación no es problema. Aunque a veces la temperatura suele ser más alta en las alturas del Lollipop que en su propio cuarto oscuro. Aún así, para quienes no tienen prejuicios con el pop machacón y comercial y el ligue de cachetito, la terraza del Lollipop puede ser una opción en épocas de calor chilango. Para ir acorde con la estación, seguro tienen la “Maldita Primavera” en su catálogo del karaoke. Lollipop Amberes 14, Zona Rosa. 55113915 Jue-sáb 7pm-3am. Cover $30.

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