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El consejero regional, Marcelo Carrasco, ha levantado la voz en torno a un tema que tiende a eclipsarse en el juego de poder y burocracia: la independencia de los parlamentarios, su deber de representación ciudadana y el excesivo poder de los partidos políticos.

“Un tema que tiende a eclipsarse en el juego de poder y burocracia: la independencia de los parlamentarios, su deber de representación ciudadana y el excesivo poder los partidos políticos, me hace levantar la voz y poner una señal de alerta sobre lo que está ocurriendo con el nuevo proceso constitucional”, dijo el consejero Marcelo Carrasco.

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“El texto aprobado recientemente sobre órdenes partidarias, cortesía de los expertos constitucionales, se ha encontrado con una rotunda oposición ciudadana, dijo Carrasco. Este sostuvo que la propuesta carece de las condiciones que garanticen la independencia de los parlamentarios, en aquellos casos donde los partidos políticos y la ciudadanía puedan tener puntos de vista divergentes, lo cual resulta altamente preocupante. El contexto de este debate se centra en el nuevo proyecto de Constitución que fue aprobado por los expertos. Según Carrasco, este proyecto no logra gestionar de manera eficiente la tensión entre la representación ciudadana y las órdenes partidarias. Estas tensiones se abordan, aunque de manera insuficiente, en el capítulo tercero, artículo 35 número 5 del nuevo proyecto de Constitución. Según la nueva legislación propuesta, las directrices emitidas por un partido político a sus miembros parlamentarios deberían estar reguladas y ser excepcionales, y referirse únicamente a asuntos que comprometan directamente los principios o el programa del partido. Sin embargo, Carrasco argumentó que estas órdenes no deberían darse cuando el parlamentario actúa en su capacidad de jurado.

Equilibrio

En el escenario actual, se plantea una interrogante significativa: ¿dónde se ubica el equilibrio entre la lealtad partidaria y la representación ciudadana? ¿Cómo se asegura que los representantes mantengan su autonomía para abogar por nuestras necesidades, sin comprometer los principios de su partido? Para Carrasco, estas son preguntas que necesitan ser respondidas con claridad para evitar conflictos futuros.

Aunque la nueva propuesta propone limitar las órdenes partidarias a situaciones excepcionales, no queda claro si este enfoque asegura de manera suficiente la independencia de los parlamentarios. De hecho, existe el riesgo de que las instrucciones partidarias se utilicen para coaccionar a los parlamentarios, minando su independencia y capacidad para representar a sus electores de manera efectiva.

Es evidente, según Marcelo Carrasco, que las necesidades y prioridades de los ciudadanos parecen haberse quedado atrás en las deliberaciones de la comisión de expertos de la nueva Constitución Política. Esta observación proviene del hecho de que hay un creciente descontento entre un número significativo de personas hacia el proceso que se está llevando a cabo. Las situaciones y temas han alcanzado un punto crítico, y muchos ciudadanos se han agotado de un sistema que parece ignorar sus preocupaciones más apremiantes.

Apremiantes

Estos problemas urgentes no son pequeños ni insignificantes. Seguridad, condiciones económicas, inflación, empleo y salud son algunas de las preocupaciones más apremiantes para los ciudadanos en la actualidad. La inflación, por ejemplo, ha hecho que los precios suban, encareciendo el consumo de productos básicos necesarios para que los hogares funcionen. Esto tiene a la ciudadanía preocupada y, como resultado, la urgencia que existía anteriormente por una nueva Constitución se ha diluido. Esto pone de manifiesto una desconexión entre las prioridades de los expertos constitucionales y las necesidades inmediatas de los ciudadanos.

Sobre esta situación, Marcelo Carrasco argumentó que el proceso de reforma constitucional ha perdido de vista el corazón de la democracia: la voluntad soberana de los electores. Añadió que la política confinada a cuatro paredes, a menudo, afecta directamente a las regiones, que son los verdaderos espacios de desarrollo en Chile. Estas regiones y sus habitantes merecen tener su voz y sus necesidades reflejadas en la Constitución, expresó.

Lamentablemente, este desequilibrio no es sólo un problema de representación, sino que también se refleja en la desconexión entre las prioridades políticas y las realidades cotidianas de la población chilena. Hoy en día, la mayoría de los ciudadanos viven el día a día, luchando por mantenerse a flote en medio de la creciente inseguridad, los desafíos económicos y la incertidumbre en el ámbito de la salud y el empleo. Mientras tanto, otros parecen estar centrados en fortalecer la orgánica de los partidos políticos, perdiendo de vista las necesidades urgentes y palpables de la población.

ORGULLO

Aquello que una vez fue motivo de orgullo para los chilenos - la capacidad de proyección de las familias chilenas - parece haberse desvanecido en medio de esta crisis. El sentimiento general es que se ha perdido la confianza en las instituciones, y que la Constitución propuesta no logra conectar con las personas de a pie, manteniéndose alejada en la esfera de la élite. Ante esta situación, Carrasco subraya el papel fundamental que recaerá sobre los consejeros constitucionales electos. Estos tendrán una tarea gigantesca de reencantar a la ciudadanía, de hacerlos sentir representados nuevamente. Sin embargo, si estos consejeros no son capaces de cambiar lo que los expertos han fijado, el resultado será otro fracaso. El problema más grande que enfrenta este proceso es que no resuelve los problemas cotidianos y no mejora la calidad de vida de las personas.

Carrasco advierte que, si la situación no mejora, la única opción viable para las personas será no aprobar este nuevo proceso. La democracia es fundamental, pero para las personas están primero sus necesidades. Si la Constitución propuesta no puede satisfacer las necesidades y demandas de los ciudadanos, entonces no está cumpliendo su papel principal. La necesidad de un cambio sustancial es evidente y, de no producirse, Carrasco predice una respuesta negativa por parte de los electores.

Desconexi N

El legado de este proceso constitucional, tal como está, es uno de descontento y desconexión. El desafío para los futuros consejeros constitucionales será, por tanto, transformar este legado en uno de inclusión, representación y progreso, donde las voces y las necesidades de los ciudadanos estén en el centro de cada decisión tomada. Solo entonces, la nueva Constitución que se proponga se convertirá en un reflejo verdadero de la sociedad chilena y no solo de un grupo selecto dentro de ella. Recién ahí podrá cumplir con su propósito fundamental: actuar como un documento que guía la gobernanza y protege los derechos y libertades de todos los ciudadanos.

Pero para alcanzar ese punto, es necesario recordar y reorientar la energía y los esfuerzos a lo que realmente importa: las personas. Es fácil perderse en la complejidad de la redacción legal y el protocolo burocrático, pero la verdad es que el corazón de cualquier Constitución debería ser el pueblo al que sirve. Esta es una lección que los expertos parecen haber olvidado en medio de sus debates y deliberaciones. Para Carrasco es necesario tener siempre presente, que la gente no está solicitando un fortalecimiento de la orgánica de los partidos políticos, ni una representación equitativa de todas las ideologías. Están pidiendo soluciones reales a problemas reales. Están pidiendo un sistema de seguridad eficaz que les permita vivir sin miedo. Están solicitando empleo estable que les permita mantener a sus familias. El mundo productivo requiere de estabilidad y oportunidad, las personas requieren un sistema de salud que los proteja, no que los deje en la quiebra.

El D A A D A

Marcelo Carrasco subraya que la mayoría de los chilenos viven el día a día, y los problemas cotidianos que enfrentan no son temas que se puedan posponer. La seguridad, la economía, la inflación, la salud, el empleo, el desarrollo productivo no son solo palabras, son realidades tangibles que afectan a millones de personas todos los días. Y cada día que pasa sin una solución adecuada es un día perdido para esas personas. La verdadera prueba de una Constitución no está en la elegancia de su redacción o en la sofisticación de sus cláusulas. Está en la vida de las personas a las que afecta ¿Mejora su vida? ¿Les da más oportunidades? ¿Les protege de la injusticia? Si la respuesta a estas preguntas es "no", entonces la Constitución ha fallado en su propósito fundamental. Por último, pero no menos importante, Marcelo Carrasco destaca la importancia de mantener vivo el orgullo nacional y la esperanza en el futuro. Asegura que es posible revertir el desánimo actual y restablecer la confianza en el futuro. Pero para ello, es imprescindible que la Constitución refleje las aspiraciones y preocupaciones de las personas. Solo así podrá tener la legitimidad necesaria para ser el documento rector de la nación.

Los dichos del consejero Carrasco se reflejan con claridad y hace una buena lectura del momento, así como lo muestran los datos de la encuesta Criteria de esta semana.

La percepción económica nacional se encuentra estancada en un pantano de insatisfacción. La reciente encuesta arroja cifras sombrías: un 49% tilda la situación de “mala”, un 47% se resigna con un “regular” y un diminuto 4% se atreve a decir “buena”.

Las billeteras personales reflejan una tonada similar; el 50% no ve cambios, atrapado en el purgatorio de lo “regular”, un 38% siente el peso de lo “malo”, mientras que solo un 11% tiene destellos de optimismo.

En paralelo, el desenlace del proceso experto es como una novela sin final para muchos. Entre quienes han sacado su veredicto, el escepticismo gana terreno. Un viento de pesimismo sopla en la percepción popular, poniendo en tela de juicio si los resultados estarán en sintonía con el clamor ciudadano.

En medio de estas aguas turbulentas, el consejero Marcelo Carrasco destaca por su agudeza analítica. Sus pronunciamientos no solo son claros, sino que desenmascaran la esencia de los tiempos actuales. La encuesta Criteria de esta semana respalda sus palabras, fortaleciendo su postura. Sin duda, Marcelo Carrasco aporta un análisis crítico imprescindible en el debate público.

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