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ReflexionesCristianas Una falsa seguridad…

Históricamente ha sido necesario que las personas depositen su confianza y seguridad en instituciones y figuras prominentes. Sin embargo, la Biblia nos advierte sobre el peligro que esto pudiere significar, en que se establezca una la falsa seguridad y confianza en estas entidades. A lo largo de sus enseñanzas, se nos insta a buscar nuestra principal seguridad y confianza en Dios, en lugar de confiar ciegamente en las estructuras humanas. En esta columna, exploraremos la perspectiva bíblica sobre este tema, destacando la importancia de poner nuestra fe en Dios y cómo evitar la decepción que puede surgir al confiar en las instituciones y personas equivocadas.

La limitación de las instituciones y personas:

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La Biblia nos enseña que las instituciones y personas son inherentemente falibles. A lo largo de la historia, hemos sido testigos de líderes corruptos, instituciones que han fallado en sus propósitos y personas que han traicionado la confianza depositada en ellas. La caída de figuras prominentes, los escándalos financieros y los casos de abuso de poder son ejemplos claros de cómo nuestras expectativas pueden ser defraudadas cuando confiamos exclusivamente en estas entidades.

La orientación bíblica

La Biblia nos insta a no confiar en el hombre, ya que su naturaleza es propensa al mal y a fallar, sea de manera involuntaria o a propósito. En el Salmo 118:8-9 se declara: "Mejor es refugiarse en Jehová que confiar en el hombre. Mejor es refugiarse en Jehová que confiar en príncipes". Esta advertencia nos recuerda que, aunque las instituciones y personas puedan ofrecer cierta estabilidad y apoyo, nuestra confianza última debe estar en Dios, quien es inmutable y fiel.

En Proverbios 3:5-6 se nos aconseja: "Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas". Al confiar en Dios, encontramos una base sólida y segura para nuestras vidas, independientemente de las circunstancias cambiantes que puedan surgir en nuestro entorno.

A lo largo de la historia, hemos sido testigos de la caída de grandes imperios, sistemas políticos y religiosos. Las instituciones humanas pueden desmoronarse debido a la corrupción, el egoísmo y la incompetencia. La Biblia nos advierte en Jeremías 17:5: "Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová". Esta advertencia nos llama a tener cuidado al depositar nuestra confianza exclusivamente en las instituciones humanas, ya que pueden decepcionarnos en última instancia.

Como consecuencia, la falsa seguridad y confianza en las instituciones y personas es un tema que la Biblia aborda de manera clara y contundente. Si bien, en las relaciones y convivencia con la comunidad es necesario establecer vínculos de confianza y cooperación, la enseñanza bíblica nos llama a depositar nuestra confianza, primeramente en Dios, quien es nuestro refugio y fortaleza inmutable. Al evitar la idolatría de las instituciones y personas, podemos encontrar una fe genuina y duradera que no se vea afectada por las debilidades y fallas humanas. Recordemos siempre las palabras del Salmo 146:3: "No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación".

César Montecinos Riquelme Pastor, Mg. Teología Iglesia Adventista del 7° día

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