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SOBREMEDIATIZACIÓN
EL GP DE MIAMI Y LA SOBREMEDIATIZACIÓN
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El Gran Premio de Miami fue una de las carreras más promocionadas y anticipadas por la misma Fórmula 1 en la historia del deporte. Desde que la propuesta salió al aire en el 2018, los pilotos no dejan de decirnos lo mucho que aman correr en Estados Unidos y a los fans de ahí. En el año 2023, van a haber tres carreras en territorio estadounidense por primera vez desde 1982 y quizá esto sea un problema.
Mientras se habla de carreras en Sudáfrica y Latinoamérica, donde se podría argumentar que están las raíces del deporte, tenemos a James Corden como agente de prensa de McLaren. Esto despega de la realidad al deporte que comenzó con algo que nunca nos podríamos imaginar en el paddock hoy en día: De garajistas.
La masividad de las organizaciones a cargo de los equipos y los altos recursos necesarios para la competitividad, terminan sobremediatizando algo que eventualmente terminará siendo una decepción como lo fue la carrera del pasado domingo. Esto es lo que me llevo del GP de Miami.
Al no ser un evento con historia como el Gran Premio de Mónaco, todo el contenido que sacó la F1 para este GP, fue ideado desde cero, y con títulos como “¿Por qué los pilotos de F1 aman a los Estados Unidos?” o “¿Cuánto saben los pilotos de F1 de equipos estadounidenses?” no cabe duda la audiencia a la que intentan llegar.
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Con 38 piezas de contenido original en YouTube en torno al GP, se puede ver como un esfuerzo desesperado por parte de la FOM (Formula One Managment) de ser atractivo para los jóvenes norteamericanos, sensacionalizando y sobrerromantizando cuestiones que quizá no tienen por qué ser así.
Los artículos que hablan del Gran Premio casi no hacen referencia a la carrera, sino al “ambiente”, al “mood” y cuán “instagrameable” era. La carrera fue un desastre, no hay suficiente gente hablando de esto. La gente habla de David Beckham, Maverick Carter, James Corden, LeBron James, Gabrielle Union, Kathryn Hahn, Mila Kunis, Hailee Steinfeld, Serena Williams, Michelle Obama y seguro que me estoy quedando corto.
Para un evento tan cotizado y patrocinado, uno imaginaría que lo hacen por o para los fans, para los estadounidenses que quieren conocer el deporte y sumergirse en la máxima categoría… bueno esto tampoco es correcto.
Un espectaculo de masas… a precios de realeza
La entrada exclusivamente para la carrera del domingo de admisión general, no bajó de los 550 dólares (525 euros). Estoy hablando del DOMINGO exclusivamente. Para aquellos que no tienen referencia de precios, una entrada de admisión general para el Gran Premio de Hungría 2022 por tres días rondaba los cien euros… ¡cien euros por los tres días! En Miami con ese precio ni siquiera podrías comprar una gorra de Lewis Hamilton.
Me gustaría estar exagerando, pero lamentablemente no lo estoy, como si los precios de admisión al paddock no fueran suficiente, las camisetas, gorras y accesorios de los pilotos tenían un sobreprecio


que normalmente rondaba el 150%. Una gorra de Max Verstappen que ya de por sí es bastante cara, sale 45 dólares (casi 40 euros) online y no bajaba de los 130 (125 euros) en el circuito. La entrada más cara salía el equivalente de una Ford Kuga SE Híbrida en Estados Unidos, 29.000 dólares (unos 27.000 euros. Y si. Todavía estoy hablando de SOLO del domingo de carrera).
Los fans locales y aficionados viendo desde casa no fueron los únicos decepcionados con este gran premio, sino que los locales también. Desde el anuncio de las intenciones de la F1 de venir al sur de Florida en 1985, los residentes locales se sintieron dejados de lado, visto que la mayoría no quería que se construyera, porque en ese terreno podía haber una comunidad residencial entera. Desde el principio los residentes lucharon en la corte para frenar la construcción del estadio y el completo despojo de los 46.500 metros cuadrados de hoteles y oficinas que se podían haber construido en lo que ahora es una playa de estacionamiento que generalmente se encuentra vacía.

El circuito callejero propuesto originalmente para el GP iba a centrarse en el centro de Miami, pero por miedo a las consecuencias económicas de cerrar las calles, la idea se llevó al Hard Rock Stadium en Miami Gardens, donde los residentes tenían las mismas preocupaciones, pero eran más fáciles de ignorar.
El ruido de los autos, la construcción del circuito y el Gran Premio sucedieron, la gente que vive en esos barrios por lo general ni siquiera tiene el dinero para adquirir una entrada al GP. Pero a costa de los fans, los televidentes y los residentes, todos se pusieron las caretas, llamaron a los famosos e hicieron un evento supercomercializado y sobremediatizado.
Es hora que nosotros, los fanáticos del deporte sin importar si está en la cima del mundo o en sus horas mas bajas, nos pongamos a pensar acerca de que es el espectáculo que nos lleva 25 fines de semana al año. ¿El espectáculo es en la pista o afuera de ella? ¿Dónde termina la acción y donde empieza el show? Mientras más nos tardemos en responder a esto, seguiremos teniendo espectáculos dantescos y de “gusto dudable” como el que nos tragamos en Miami