Suplemento RSE 90

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Cada vez más empresas suman la sustentabilidad a sus negocios. En este suplemento especial, las compañías informan sobre sus estrategias de responsabilidad social, el trabajo con las ONG y los desafíos que esperan para este año. Especialistas del sector analizan la tendencia.

otra vez es la misma. ¿Qué rol asignan las empresas a las OSC? O mejor dicho, ¿qué esperan de una organización para convertirla en socia de una acción de responsabilidad empresaria? El cambio de escenario surgido tras la crisis mundial también representa un desafío para las organizaciones, según Ulla: “Las OSC han tenido que mutar su estrategia para conversar con las empresas nacionales las cosas que antes hacían con los organismos internacionales”. El consejo de Ulla, en este caso, es “saber presentar muy bien el valor que son capaces de crear, esa tarea que sólo ellas saben hacer y que la empresa debe incorporar a su cultura”. Larocca asegura que uno de los errores más frecuentes de las organizaciones (y de algunas empresas) es pensar esta asociación como una “tercerización” de las acciones solidarias porque “una RSE de calidad debe comenzar hacia el interior de la empresa y hacerlo por con-

vicción desde la Dirección y hacia todos los integrantes”. Se trata, analiza, de ayudar con alianzas estratégicas “en las decisiones referidas a RSE y que logren ser sustentables en el tiempo, avanzando paso a paso, con programas concretos y asignaciones presupuestarias sostenidas”. En definitiva, el análisis debe incorporar –en opinión de todos los consultados– la certeza de que las críticas que desde el sector de la RSE se formularon a principios de siglo contra los desmanejos financieros y las malas prácticas empresariales derivaron en gran parte en la actual crisis mundial. La región latinoamericana está en condiciones de sortear algunos de esos efectos y las compañías son el principal motor de esas economías. De cómo se materialicen esas responsabilidades indelegables dependerá el escenario que se avecinará el próximo lustro.

El lado B La RSE llegó a un estado tal que es necesario hacerla evolucionar para poder diferenciar “un buen marketing de una buena empresa”, según la opinión de Pedro Tarak, quien fue cofundador de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (Farn) además de primer presidente internacional de la Fundación Futuro Latinoamericano (Quito), primer representante de Avina en América latina y cofundador de Emprendia (Buenos Aires). Actualmente, dirige la organización Sistema B a la que define como “una plataforma global que facilita y da escala a empresas que redefinen el éxito utilizando la fuerza del mercado para resolver problemas ambientales y sociales”. Si se observa las formas de las empresas, dice Tarak, “las Sociedades Anónimas o las Sociedades con Responsabilidad Limitada surgieron en la era de la Revolución Industrial donde se necesitaba proteger

el capital y asegurar su retorno, más tarde aparecieron las cooperativas, pero hoy estamos en otra era, la era de la sustentabilidad, y hace tiempo que ese esquema empresario no resuelve los problemas de los trabajadores, de la sociedad en que se inserta la empresa ni mucho menos del planeta”. Para eso, sostiene, hay que pensar en otro tipo de empresas, ya que “van surgiendo las necesidades de nuevas formas comerciales para que los empresarios pequeños o grandes puedan combinar la vocación de crear una economía robusta y al mismo tiempo integrarla con las vocaciones que todos tenemos, tanto sociales como culturales y ambientales”. Para ser B, una empresa debe certificarse –de manera sumamente económica– y cumplir con los cambios de estatutos para considerar a los trabajadores, la comunidad y el medio ambiente de manera vinculante en la toma de decisiones empresarias.


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