2 minute read

2020: Reinventarse o morir

Por Mariana Mijares

twitter @marianne_00 / instagram marianne00

Advertisement

Si a estas alturas del año pasado nos hubieran dicho que enfrentaríamos una pandemia que cerraría los teatros —y el mundo— gran parte del año, la mayoría no lo hubiéramos creído. Aún así, aquí estamos, reflexionando sobre un 2020 que se queda atrás y con un 2021 aún muy incierto.

Como muchos, al ver mi principal fuente de ingresos comprometida: escribir de teatro y de cine, tuve que reinventarme. Dediqué mi parte emocional —y cuerda— a leer, meditar, hacer ejercicio o yoga; y mi parte ‘productiva’, o más bien, mi instinto de sobrevivencia, a corrección de estilo, a construir páginas web, y ahora, temporalmente, a sumar en el mundo de las relaciones públicas.

En un mundo ideal no habría tenido que hacer nada de esto y hubiera podido seguir escribiendo en medios de lo que me apasiona; el problema es que ya nadie tenía dinero para pagar por ello.

Compartiendo una realidad similar varios de mis amigos, colegas y conocidos de todo tipo de industrias se quedaron sin trabajo; aunque, este texto, tiene la finalidad de reconocer particularmente a los teatreros. A compañías como Tercera Llamada que empezaron a transmitir obras cortas —y gratis— que anunciaban en las redes sociales; a Los Lobos que lograron reunir a varios de los mejores actores de los escenarios para lecturas que tuvieron el objetivo de reunir fondos para la Casa del Actor; a gente como Diego del Río, Pierre Louis y Paulette Hernández que salieron a su balcón para montar Romeo y Julieta para sus vecinos; a Mejor Teatro que organizó una serie de cursos impartidos por sus elencos y equipos técnicos; a Mariana Garza y Pablo Perroni que reimaginaron el Milán para poder presentar Elena o cómo el Foro Shakespeare logró reabrir sus puertas para transmitir nuevos montajes.

odos ellos y muchísimos más, tuvieron que reinventarse para seguir haciendo lo que aman. Otros, como yo, tuvimos que pausar temporalmente nuestras pasiones profesionales en aras de encontrar otras formas de subsistencia; pero al final, para todos, la premisa fue la misma: reinventarse o morir.

Es cierto que no sabemos si tomará meses, o años, el poder volver a abrir un teatro en su máxima capacidad, pero mientras TODOS, desde nuestras trincheras, sigamos creyendo en él, el teatro regresará…

Por eso, a ti, lector, quisiera enfatizarte que no importa si antes te dedicabas a producir, dirigir, actuar, iluminar o vestir un teatro y ahora estás vendiendo comida o haciendo cualquier otra cosa. TODO es válido, todo está bien, y esto, la pandemia, es temporal. Es cierto que no sabemos si tomará meses, o años, el poder volver a abrir un teatro en su máxima capacidad, pero mientras TODOS, desde nuestras trincheras, sigamos creyendo en él, el teatro regresará…

Feliz fin de año a uno de los más difíciles que hemos enfrentado, y que venga un nuevo ciclo lleno de nuevas ideas para seguirnos reinventando…