Tangente17

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Fotografía “Guante tricolor, Cleto Reyes” por Elizabeth Reyes.


Don Guante Nocaut

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e los caballeros medievales a los caballeros del ring, nada como un guante para desafiarse a un valiente duelo. Emblema de honorabilidad y elegancia, entrega y valentía, qué mejor que el número uno del mundo, el simbólicamente mexicanísimo Cleto Reyes, el que ha cobijado los puños de los campeones mundiales que pueblan el gran cartel colocado en la entrada al templo del guante y demás aditamentos de boxeo: la sede de Industria Reyes, allá en el 289 de la calle Wagner de la Vallejo. Donde transpira una historia que inició cuando en 1938, después de un combate épico en la legendaria Arena Peralvillo Cozumel, un púgil de nombre Cleto Reyes Castro y 18 años de edad se persuadió de que lo suyo no era el cuadrilátero, pero sí los guantes… Esos con los que peleó y después arregló, pues sabía cómo hacerlo por su paso por un taller de talabartería de manillas de béisbol, e inició así la fabricación de guantes de boxeo, los cuales fueron utilizados por primera vez en una pelea de campeonato mundial en 1945, la del estadounidense Ike Williams y el mexicano Juan Zurita efectuada en el Coso de la Condesa. En 1965 llegaron a Los Ángeles, California, y de ahí se expandieron por varios países. En 1970, don Alberto Reyes --hijo de don Cleto--, miembro ya del Salón de la Fama del Boxeo Mundial, entró de lleno al negocio: en 1975 registró la marca y en 1979 fundó Industria Reyes, empresa que en 1994 obtuvo el Premio Nacional de Exportación y hoy vende sus productos en todo el mundo. Hechos a mano, piel de León, Guanajuato, esbeltos, favoritos de velocistas y noqueadores porque penetran más fácilmente la guardia, ya los hubiesen querido los hombres peleando de las pinturas rupestres de Albacete, España, los de los bajorrelieves de Mesopotamia, los antiguos griegos y romanos, el inglés James Figg, primer campeón mundial de los pesados, o el estadounidense John L. Sullivan, el último campeón mundial a puño limpio; y los han querido y quieren leyendas como Joe Louis, Muhammad Ali, Mike Tyson, Roberto Manos de Piedra Durán, Óscar de la Hoya, Sal Sánchez, Julio César Chávez, Juan Manuel Dinamita Márquez: puños mexicanos arriba del ring por Cleto Reyes, los Guantes del Nocaut.


Año 2, N° 17, SEPTIEMBRE de 2009, Magazine DE distribución gratuita,

México

El número uno

A corazón abierto

Fotografía “Juan Manuel Dinamita Márquez” por IMACOj.

Pa’onde: pa’l rancho

Los Abandonados Chopin a cuatro labios

Guarrorismos

Ay ay ay ay…

¿Van a cantar o van a llorar?




06

Editorial

Round One

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esde cuando, se los ha dicho existencialistamente Luis Eduardo Aute: “qué ganarán, qué perderán, si todo esto pasará”, pero no entienden los nihilistas posmodernos y ahí están con sus guerritas y sus guerrotas, sus microcrisis y sus macrocrisis, recurriendo al chovinismo ramplón, vulgar, barato; allá ellos, porque, diría El Bala, “esos tiempos ya pasaron, padre”, y nosotros andamos “movidos”, en otra onda, dándole duro a la chinga y a la farra, al librepensamiento y a la independencia virtual o virtual independencia.

Somos el Rock del Rancho, Los Abandonados, nos llaman, los que dejó la patria pero acogió la matria, los que bailamos a Camelia al acorde bossa nova; somos los abandonados, dicen, porque nos quedamos sin tiempo, pero no es cierto, más bien el tiempo somos: los simbolismos de la feminidad mexicana en rebozo nos convertimos: somos el emblema de la honorabilidad y valentía, Cleto Reyes nos bautizamos y mundialmente competimos; somos el grito de los puños mexicanos: los Juan Manuel Márquez septembrinos seremos.


directorio Rodolfo Villagómez P. Director general editorial rodolfo@tocatuvida.com Renato Galicia M. Director editorial renato@tocatuvida.com Fabián Aranda Calderón de la Barca COORDINADOR MUST fabian@tocatuvida.com María Lu Mendoza Arturo Ríos Alejo Harlen Vega Soria Rodrigo Villegas Ruster Giovanni Gómez Luis Manuel Ortiz Equipo editorial Carlos Salazar Ronces Director Financiero carlos@tocatuvida.com Raúl Jiménez Director de Arte y diseño raul@tocatuvida.com Javier Villagómez P. Dirección planning México javier@tocatuvida.com Información y ventas editorial@tocatuvida.com ventas@tocatuvida.com tocatuvida@hotmail.com

B

razilian Café reúne una cautivadora selección de samba, bossa nova y jazz interpretada por estrellas y talentos prometedores de Brasil. A comienzos de la década de los sesenta, los legendarios compositores brasileños Antônio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes solían reunirse en un café ubicado en la playa de Ipanema y admirar a una hermosa joven del vecindario: Helô Pinheiro, misma que les inspiró una de las canciones más populares de todos los tiempos: “La chica de Ipanema”. El inicio del boom mundial de la bossa nova puede asociarse a ese momento de gozo estético y musical. La mayoría de los artistas de Brazilian Café se han inspirado en Jobim, de Moraes y otros compositores posteriores. Con esta producción, Putumayo sigue demostrando la fuerte conexión entre la comida y la música, al presentar la receta del pavê de café, un postre popular de café brasileño.

Móvil: 951.155.72.84 / 951.141.47.65

www.tocatuvida.com Fe de erratas El duende de los pavorosos remolinos de polvo, envidioso como es, arremetió con un gazapo en el texto VanityFair & Web Cómic de nuestra edición anterior, la 16: debió decir Lugosi, no Rugosi. Sorry Bela, Conde y todos los lectores. Año 2, N° 17, septiembre 2009. Tangente toca tu vida® es una publicación mensual editada y distribuida por Imaginario Colectivo/ Agencia de Comunicación. Editor responsable Javier Villagómez Peñaloza. Reserva de derechos de autor: 04- 2009- 062212053800- 102, Certificado de licitud de título en trámite, Certificado de licitud de contenido en trámite, ante la Comisión Calificadora de Publicaciones y revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. El contenido de los artículos firmados no refleja necesariamente la opinión del editor. Los artículos contenidos en esta publicación, con excepción de las imágenes, podrán ser reproducidas siempre y cuando se cite la fuente, solicitándolo previamente por escrito al editor. Impreso en Oaxaca, México, Formas Continuas España S.A. de C.V. Tangente toca tu vida® no realiza intercambios de publicidad, ni acepta cortesías a cambio de reportajes, garantizando un punto de vista independiente. Tangente toca tu vida® investiga sobre la seriedad de sus anunciantes, pero no se responsabiliza por las ofertas o informaciones expresadas por los mismos. www.tocatuvida.com

E

spaña es una fascinante combinación de música antigua y nueva que refleja siglos de tradición, culturas regionales diversas e influencias internacionales. Muestra transversal que va desde el flamenco hasta el movimiento “mestizo” de Barcelona, que incorpora fusiones de pop, rock, jazz, reggae, rumba, flamenco y más. España presenta una cautivadora mezcla de canciones interpretadas por artistas contemporáneos del país y muestra los diversos estilos musicales de la región. De Madrid a Barcelona, el viaje de Putumayo por tierras españolas es un espléndido y vibrante tapiz musical, que incluye el trabajo del renombrado fotógrafo Peter Adams y una receta de la afamada chef vasca Eva Arguinaño.

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septiembre 2009

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El lenguaje mudo del rebozo

Manto de identidad > Pedro Trinidad

A

hora que es septiembre, rememore la escena en el semáforo del Ángel de la Independencia, aquella del espectáculo lumpen que el lumpen urbano ofrece ahí: las payasitas de diez y cinco años en pirámide, los posmodernos faquires sobre esquirlas de vidrio y las malabaristas del aro; pero concéntrese y recupere específicamente esa imagen registrada en el subconsciente, la que ocurrió entre un parpadeo y otro, entre el amarillo y el rojo, cuando la indígena otomí, sin desanudarlo, se pasó su rebozo con todo y criatura envuelta en él de su espalda a su seno para poder amamantar a aquélla al tiempo de seguir ofreciendo los chicles Trident. Cambie de escenario, recuerde a Martita Sahagún de Fox en sus tiempos de omnipotencia luciendo cuanto rebozo pudiera en el espectáculo de la política neoliberal cuyo logro ha sido el espectáculo lumpen de Reforma, sólo que agudice su visión e imagínela realizando la maniobra aquélla de la mujer otomí, pero con los bebecitos Bribiesca… Sí, se le caerían, sin duda. El contraste ejemplifica lo que nos dice la cronista Beatriz Velázquez Inclán: el del rebozo es buen botón de muestra de que “en las ciudades estamos perdiendo la identidad de quiénes somos, de dónde venimos y qué queremos”. Aunque quién sabe, porque como cuenta la misma Velázquez Inclán, en la parroquia de Santo Domingo, ubicada en el corazón de la ciudad de México, reina el Señor del Rebozo, una advocación de Jesús Nazareno: según la leyenda, a una monja moribunda cuya costumbre era limpiarle diario el altar al tiempo de platicar con él, le cumplió su deseo de verlo por última vez, y cuando ya se iba de su celda, ella le ofreció su rebozo para que se cubriera la cabeza porque estaba lloviendo: esa mismísima imagen apareció en aquel altar al otro día. Y hoy la creencia es que si se le rezan 33 credos y se le piden tres deseos, concede uno ese Cristo; como agradecimiento, desde luego, hay que llevarle un rebozo: tiene infinidad en esa parroquia de Santo Domingo. Y si se camina unas cuantas cuadras de ahí, en la esquina de Correo Mayor y República de El Salvador se halla una rebocería donde ancianas de pueblos de todo el país van a comprar especialmente un rebozo negro, el que quieran, sin importar el precio, el cual guardan para que con él las amortajen cuando muertas: es una costumbre.

Fotografía “Frida Leaving Church (w/rebozo), Coyoacán, México DF, 1936” por Fritz Henle.

Una costumbre como tantas otras relacionadas con el rebozo, el manto de identidad de la mujer mexicana que sobrevive en pueblos indígenas y campesinos de toda la República. Beatriz Velázquez Inclán (D.F., 1966) escribió Memoria viva de un pueblo rural: San Miguel Topilejo (Conaculta), de donde es nativa, Un rebocito para jugar y un cuento para imaginar (edición de autor) y sólo espera que suelten el recurso para publicar su libro El rebozo, manto de identidad, donde cuenta historias maravillosas. Como manto de identidad, en la muerte el rebozo seca las lágrimas, se impregna de dolor, y en la vida va a la fiesta patronal, se impregna de alegría; “no es una prenda de vestir, sino parte de la indumentaria de la mujer en una línea de usos y costumbres, no de modas”: sirve para cargar al niño en la espalda, para amamantarlo, como herramienta en faenas cotidianas y del campo. Pero maravillosamente posee también un lenguaje mudo, de ayer a hoy: desde el Virreinato, el rebozo jaspeado de colores oscuros que ahora conocemos como el de Tenancingo, Estado de México, ha sido para las mujeres del pueblo, y el de seda para las de la alta sociedad; cubrirse la cabeza con el rebozo es muestra de respeto; una mujer que trae el rebozo doblado atrás de la espalda sobre los brazos con las puntas colgando en las muñecas, está buscando novio; la que lo lleva del lado izquierdo, es viuda; aquella que lo porta doblado del derecho, casada. Simbolismos e identidades de un rebozo colonial mexicano cuyo origen es prehispánico: el del lienzo rectangular de algodón o de fibras como la del maguey y el ixtle; y español: la mantilla de seda; de un rebozo, el “que tapa el bozo”, que pasó a ser eso cuando aparecieron los rapacecos o repacecos, es decir, las puntas, de un rebozo que en las ciudades perdió sus identidades y simbolismos. Porque en las ciudades ha cundido el síndrome Martita y no hay simbolismos e identidades del rebozo urbano, porque se ha convertido en un lujo de diez mil, 15 o 20 mil pesos, porque vino la modernidad del canguro, porque ya existe el automóvil y no hay que cargar al niño, porque se le ve como una artesanía mexicana de ornato y eso no es cierto, sino cierto es que, asienta categórica Beatriz Velázquez Inclán, constituye “un manto que le da identidad a los pueblos indígenas y campesinos y que se elabora artesanalmente”.


septiembre 2009

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Chopin a cuatro labios

Guarrorismos > Almohada Carnívora

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scritos por esa especie endémica de las camas desiertas a la que se le ha descubierto cierto gusto por las telenovelas, las canciones del Loco Valdés y la asquerosa costumbre de beber por las mañanas el café que no termina en la noche surgen los guarrorismos, sentencias breves venidas a más que se te quedan dentro sin causar estragos, además de poner le y proponer las como regla en alguna ciencia o arte. Oportuna combinación de guarro con aforismo. Excelente liadora de tabaco: lo apretaba bien rico.

Hipótesis sobre el futuro del mercado global de mano de obra: el bienestar está en el intercambio de chinos.

La mejor intérprete del mundo: Chopin a cuatro labios.

Me encantaba verla sonreír, sobre todo si ladeaba la cabeza.

Veracidad de los razonamientos geológicos: mientras más cerca del centro, más caliente.

Conclusión definitiva sobre las puertas: todas se abren con un ariete. La similitud fonética es inversamente proporcional a la semántica: ellas comprometidas, yo compro metidas.

Está demostrado que el exceso de humedad acelera la descomposición de los cuerpos: mi lengua se ha podrido.

Aromática añoranza: extraño el olor de sus tobillos en mis hombros.

Ella, biología, yo, ciencias sociales. Complemento perfecto: a ella le gusta lo duro, yo prefiero lo blando.

Ventajas colaterales del desplazamiento longitudinal: el que vive cerca llega rápido, el alejado se viene despacito.

Adaptación vegetal de las relaciones cóncavo-convexas: de mi palo de rosa a tu huele de noche.

Conclusión nutricional con tintes psicopedagógicos: a partir de los quince: mañana té, zumo por la tarde, lechita en la oscuridad.

Influencias posmodernas en la anatomía humana: en el cerebro, metalenguaje; en la boca, meta lenguaje; en el pubis, meta lengua, je.

Paráfrasis de la sabiduría popular: este muñeco de estuche se va por otro peluche.

Ilustración “Hace muchos años” por Chaquetadepollo bajo una licencia de CC en Flickr.



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septiembre 2009

Los Abandonados, charros cibernéticos

Pa’onde: pa’l rancho > Fabián Aranda Calderón de la Barca

S

i en pleno boom del rock, allá por los sesenta, aquellos que se desgañitaban en escena se hubieran preguntado cuál sería el futuro del género, la proyección, por más creativa, psicodélica y arriesgada, no habría imaginado un crecimiento de la familia rockera tan desmedido. En su mente jamás se hubieran dibujado el grunge o el happy punk. Mucho menos tenían la más peregrina idea de qué pasaría cuando el rock se impregnara con la vena latina. Ni la murga-blues-rock de Los Piojos; ni la salsamuffin del Sargento García, ni la bomba-punk de Los Rabanes; ni el cuarteto-ska de Los Auténticos Decadentes… y muchísimo menos el Rock del Rancho de Los Abandonados, habrían figura-

do en las fantasías más pasoneadas de los rockeros antaños. Pero resulta que sí, que un buen día el rock llegó a latitudes ajenas para mezclarse con los ritmos oriundos de cada destino marcado o sin marcar en su inestable itinerario. Uno de los puntos: Hermosillo, Sonora. Allá donde la cerveza circula como el agua y las barras no corean a los pamboleros, sino que encienden cuando pugnan los Yaquis vs Los Mayos. Donde el chiltepin va a ponerle escabroso acento a la comida. Y entre revuelcos norteñísimos de acordeón, viene una banda a brillar de nuevo por su irreverencia, justo como hace unos años los compas de Monterrey sorprendieran a la radio con su Machaca Regia, camada rockera de donde salieran nombres como Plastilina Mosh y Jumbo.


Must

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Fotografías Los Abandonados. Cortesía Los Abandonados.

Dueños de una particular irreverencia, Los Abandonados apuestan por la mezcla total, creando un sonido en donde no queda el menor rastro de sus influencias. Rock del Rancho, “así bautizamos nuestra música porque lo mismo un mambo lo hacemos rock que un rock lo hacemos cumbia, corrido, salsa, merengue, etcétera. Hacemos parodias, nos reímos de la vida y de nosotros mismos, ¿a quién no le gusta reírse? Y del rancho, pues somos vaqueros o igual metrosexuales, nacos, raza pueblo, vernáculos… sin albur”, comparte Pedro Millán, el Tiger, con Tangente, toca tu vida.

Botudos y ensombrerados Ya lo anunciaba el Rockdrigo en sus proféticas nopaladas: “era un gran rancho electrónico, con nopales automáticos, con sus charros cibernéticos y zarapes de neón”. Botudos y ensombrerados, Los Abandonados dan al clavo con la profecía, pero también a la tuerca, dándole una vuelta más. Charros cibernéticos que liberan su música en el ciberespacio, incursionando una nueva forma de

independencia. “Prácticamente podemos decir que somos un grupo de Internet: es el medio por el que nos podemos dar a conocer en sitios como Youtube y otras redes sociales. Esperamos que en el futuro los artistas ya no necesiten de las radios, la TV, los periódicos, ya que son medios muy elitistas y es difícil que crean en un proyecto nuevo; tal vez alguien ya hizo algo parecido, pero en estos momentos lo estamos haciendo nosotros, vamos lentos pero seguros en el gusto de la gente”, apunta el Tiger. Sumergidos en el uso de la tecnología y la explotación creativa de sus herramientas, Los Abandonados son una buena muestra de que aquello que se afana a lo nuevo, no necesariamente está acotado: su música lleva un delicioso sabor a tierra, al desmán de lo vivo, a carcajada populachera que explora lo propio y lo ajeno, pues “la música mexicana es nuestra idiosincrasia, podremos admirar otras culturas, otros géneros, ¿pero quién chingados no escucha el mariachi en vivo y le sale un grito de alegría o se pone a llorar con una rola de Juanga?”, confiesa.


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septiembre 2009

Basta un paseo por sus rolas para descubrir cómo eso a lo que llaman globalización pierde su peso retórico cuando le llega su turno al arte, pues acá se dan cita los más diversos orígenes para invocar a la risa: desde una “Camelia de Ipanema”, que reúne al bossa con el corrido; un “Viviendo de noche” que compagina el rock en tu idioma con la cumbia, hasta la torcida ternura de un “Mátalas” versión serial killer. Ciudadanos del mundo virtual, Los Abandonados tocan y retocan la retacería de una época que ya se despide: aquella en la que las fronteras imponían reglas al lenguaje musical.

Mexicanos, sin embargo Pero una cosa muy distinta es la negación de la tierra propia. Y si bien se deslizan sabroso entre los ritmos más dispares, Los Abandonados se aferran a su naturaleza: “nuestra música es 100% mexicana, tocamos de todo pero somos norteños, hasta el más rocker de Los Abandonados no más escucha el acordeón y le sale el nopal, la cerveza, carne asada, béisbol, igual hacemos corajes cuando pierde la selección. El público nos

ha dado una muy buena acogida… sin albur; Los Abandonados cantan lo que la gente quiere oír, las palabrotas, el albur, como somos los mexicanos pues, espontáneos, divertidos, mal hablados, irreverentes, la grosería en el momento exacto que agrade, que no se escuche con ofensa, y si es en sus canciones preferidas pues mejor”, raja el Tiger. Pero como buenos oriundos de Mexicalpan de las Tunas, diría el maese Tin Tan, también le rayan al dolor, de ahí el nombre de la agrupación, pues “esta unión nace de la bohemia y la situación civil de todos en esos momentos: divorciados, abandonados, dejados.” Mas ya se sabe que a rajarse a su rancho, que en este caso no opera, pues no se achicopalan ni tantito. “Ser mexicano es ser bien chingón: nuestra cultura, historia, costumbres, comida, y a pesar de nuestros gobiernos corruptos, violencia, delincuencia, desempleo, no nos rajamos, seguimos adelante”. Y es que como cantaba el mismísimo Alex Lora, “los mexicanos ‘tamos hechos de una fibra muy especial, estamos hechos de la mezcla del tequila y el mezcal”, aunque dice el Tiger, “nosotros le agregaríamos la cheve, las caguamas.”


Must

Rock del Rancho

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Los Abandonados son:

2007

Acertado mapa celeste con cuerno de la’bundancia por ombligo universal. Vaivén de carcajadas revestidas con albur en estado puro y dolor del bueno. Súbita invitación al aeroplano del desmoche, llenecito de pérjidas azafatas que acabarán sumando un par de bien colocaos cuernos a aquel en que nacimos.

Oraleee! Sabroso!!! En vivo

> Takeshy Saavedra: guitarra, primera voz > Pedro Millan (Tiger): guitarra, voces > Edgardo Valdez: teclados, acordeón > Mario Nolan: bajo, tololoche, teclatoche, voces > Noé Soto (Panke): gritos > Delzya Ortega: vocalista > Poncho Acuña: vocalista > Julio González: batería

2009

> Ruly Cárdenas: percusiones

Traperísima puñalada al hígado mismo de la estrechez musical. Irreverente sucesión de mofas varias cargadas de terrorismo hilarante. Lanzagranadas con proyectiles desguanzados que impactan sin pudor las mejores conciencias. Viajecito a lomo de mulas sin itinerario previo y con el gozo por destino.

> Bruny Campoy: vocalista

Charros cibernéticos > http://www.losabandonadosonline.com > http://www.myspace.com/losabandonadosmx


Opinión

septiembre 2009

Ay ay ay ay…

¿Van a cantar o van a llorar? > Arturo Ríos Alejo Kamikaze (hace 2 meses) Si eres mexicano se te pone la piel chinita… ¡VIVA MÉXICO! Troy McClure (hace 4 meses) Puta madre pero qué chingón es ser mexicano verdad de dios…Viva México Cabrones.

Q

ue levante la mano aquel que sepa quién fue Quirino Mendoza y Cortés. Que conste que yo la dejé abajo. De cualquier modo, es posible decir que una tarde vieja de 1882, allá en el tiempo en que don Porfirio era dueño del poder y tenía por delante, además, sus días más felices y sus tragos más amargos, don Quirino vio a la chica de la casa de junto con ojos nuevos, o bien a don Quirino se le metió por los ojos una morena desde luego hermosa, y se enamoró. Luego le compuso una canción para enamorarla o para vengarse. O al menos para que se le pusiera chinita la piel. Seguramente no le sorprendería tanto a don Quirino (como a nadie, por lo demás) escuchar el “Cielito lindo” en la voz de Pedro Infante y los otros dos García, como a dueto, en duelo mortal entre Pavarotti y Enrique Iglesias: descontando lo absurdo, es claro que los tres García buscan algo elemental, viejo como la Biblia: enamorar a la prima rubia. En cambio, lo de Luciano y Enrique tiene que ver con países, y no con chicas que enamorar. Y ése, Don Quirino, es otro cuento. Monsiváis aventuraba una opinión: “el Mundial 86 de Futbol ha revelado la evaporación del patriotismo tradicional, momentánea o permanente, aún no se sabe, y la presencia

Ilustración por Fu-Ya bajo una licencia de CC en Flickr.

de un nuevo patriotismo, cuyo centro es el espectáculo y cuya razón de ser desaparece al final del juego”. Pues bien, últimamente, de manera muy particular en el Mundial de Alemania (había que estar lejos para reafirmar el patriotismo) aunque cada vez más en los estadios mexicanos, el sentimiento nacional se ha extendido más allá del pitido que marca el final del partido, para llegar hasta las afueras del estadio, las calles, el Metro, cantando para no llorar, eligiendo las difusas (no por ello menos verdaderas) sensaciones por las que se siente bien chingón ser mexicano, que las muy concretas evidencias que nos hacen maldecir, varias veces por hora y con el individualismo propio de vivir al día (y no por convicción existencial sino por que aquí nos tocó), la perra suerte común. Mientras más se aleja el Metro del estadio, mientras menos somos, va dando vergüenza seguir cantando. Como más de cien mil mexicanos, los dos fueron al estadio, se emborracharon de lo lindo, a pesar de sus esfuerzos cantaron como Enrique Iglesias. Como varios millones de mexicanos, vieron ganar a su selección, se sintieron orgullosos y enlazados por un multitudinario abrazo fraterno. Pero eso fue el domingo entre las once y las cuatro, las cinco cuando mucho. En la realidad uno de ellos es policía de tránsito y está mordiendo al otro que quién sabe a que se dedica. Un paro, no la amuele, es lo del día. El de tránsito entiende, pero exige reciprocidad en la comprensión: también para él es lo del día. Entonces, desde el fondo de la desesperación o simplemente de los recuerdos del partido pasado, de pie junto a su coche, el infractor comienza con el ay ay ay ay canta y no llores porque cantando se alegran cielito lindo los corazones. El guardián de la ley, incrédulo, inclina un poco la cabeza para verlo por encima de las gafas oscuras. Esboza una sonrisa…



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El Número Uno vs the Number One

A corazón abierto > Renato Galicia Miguel

¿

Puede alguien que lee a Gabriel García Márquez, escucha a Phil Collins y va al teatro, vencer al “salvaje” Manny Pac Man Pacquiao? Sin duda: el Número Uno, el mexicano Juan Manuel Dinamita Márquez, tres veces campeón del mundo en diferentes divisiones y en todas las asociaciones y el mejor libra por libra en el país hoy por hoy, ya lo hizo dos veces, aunque “fuerzas oscuras hicieron todo lo posible por escatimarle la victoria”, como dice su mánager, don Ignacio Beristáin, y ahora va camino a la mexicanísima la tercera es la vencida. Claro, si antes deja en el camino a otro monstruo del boxeo actual: the Number One, Floyd Mayweather Jr., contra quien peleará en el MGM Gran Garden Arena de Las Vegas, Nevada, la noche del 19 de septiembre, sólo cuatro días después de que, ojalá, Jorge Travieso Arce dé el grito y se convierta en campeón mundial supermosca de la FIB y, de paso, en el número 17 a la cuenta de don Nacho. Y sí, Juan M lee Cien años de soledad, escucha Easy lover, va al teatro y juega billar, pero sólo si no se prepara para una pelea, que es decir casi siempre, porque desde hace 16 años, cuando a los 20 inició su carrera profesional en el boxeo, ha peleado 55 veces, previas 35 en amateur, y desde 105 días antes inicia su entrenamiento riguroso: “Entreno tres meses y medio para una pelea, y una rutina de cada día consiste en pararme a las cuatro de la madrugada para irme a correr a Toluca, lo que es en El Ocotal, lo que es en El Zarco, me gusta ir allá por la altura, regreso a la casa a las seis y media o siete de la mañana, descanso, desayuno y me voy al gimnasio”.

A 38 grados Celsius Es al filo del mediodía cuando llega tranquilamente manejando su camioneta negra BMW o una Ford crema al gym Romanza ---el de don Ignacio Beristáin--, el sagrado de Iztacalco, el de la calle Resina

de la Granjas México, el del guadalajarísimo aroma de birria de El 7 Rayos de Jalisco. Ahí lo esperamos los Tangentes, pero sólo hacemos periodismo de sombra, porque después que Floyd Mayweather Jr., se lesionó pospusieron la pelea y Juan M sólo va de vez en cuando. Mientras, vamos conociendo a la banda de afuera del Romanza, la de los franeleros y lavacoches, la del Polo y El Bala, leña y cábulas como ellos solos: ¿Por qué te apodan El Bala? Pues porque soy bien movido, padre… Ah, pensé que porque sacas la pistola y órale… Nooo, padre, esos tiempos ya pasaron… Oye Bala, ya en serio, estamos organizando un encuentro con Juan M, ¿le entras? Nooo, padre, es el campeón, cómo crees. Un encuentro para una entrevista, Bala... “A 38 grados de temperatura, en el gimnasio entreno dos horas y media o tres, primero hago diez minutos de calentamiento; después sparring: dependiendo de lo que me toque, hay veces que sumo seis, ocho o 12 rounds; luego a pegarle a los aparatos: manopla, pera fija, pera loca, el costal y movimientos de reflejos. En total estoy acompletando 16 o 18 asaltos de cuatro a tres minutos y medio cada uno. Al terminar aquí me voy a la cámara hiperbárica: 20 sesiones, una diaria, de dos horas por vez. Entre semana juego frontón como parte del entrenamiento, es un ejercicio muy completo, bueno para los brazos y para la elasticidad, y los fines de semana corro en el Nevado de Toluca. Todo el día estoy ocupado y no hay tiempo para la familia, pues el domingo sólo oigo misa y descanso”. Amablemente, don Nacho nos brinda el acceso al espectáculo íntimo de la banda de adentro del Romanza. Ahí están infinidad de aspirantes y suspirantes, desde un chaval de 11 años hasta uno viejón de 69, “el año más romántico”, dice jocoso, y los tres auxiliares de Beristáin: César Jacobo, El Oaxaquita, quien ya es el jefe del gimnasio Xolaltenco de Tlaxcala y debutó a Rogelio Romero, un prospecto de campeón mundial que ganó el Cinturón de Oro de este año; también Israel García, El Yoyis, y Luis, El Ocho,

Fotografías “Juan Manuel Dinamita Márquez” por IMACOj.



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septiembre 2009


El ojo del tigre.

pero sobre todo el mismo don Ignacio, ejemplo del dicho que reza “creo en el trabajo serio, pero no en las personas serias”, porque cuando de su quehacer se trata es formal, estricto y preciso: “Juan, a ver si te puedes bajar con dos golpes sólidos, si son abiertos bien, pero me gustaría que fueran por el centro para que no des chance de que te contesten rápido; tiras izquierda-derecha, gancho-gancho, derechaizquierda, gancho-gancho, empiezas por abajo con la izquierda y terminas con la derecha”, pero cuando de bromear es tiempo no se le va vivo nadie, como el canoso vendedor de insólitos libros medievales que inverosímilmente se cuela al gym, el cual pregunta después de no haber vendido nada: Don Nacho, ¿y qué se necesita para entrenar en este gimnasio? Tú, un certificado médico, porque te me vayas a morir aquí, cabrón.

El valor del miedo Juan M fue un niño de barrio que creció en medio del deporte; un adolescente que jugaba –y juega aún-- futbol soccer, americano, basquetbol, béisbol, tenis y squash, pero también para el que fue importante la escuela: terminó la preparatoria y estudió una carrera corta en contabilidad y trabajó en el gobierno 11 años en su ramo, hasta que en 1999 decidió dedicarse de lleno al box, y hoy es un adul-

to maduro que si llega a caer en la política, la cual le “gusta mucho porque es como la religión: siempre te las pasas peleando y nunca llegas a una solución, un tema de nunca acabar en el que se hacen buenas riñas, ayudaría al deporte no nada más por decirlo, sino por apoyarlo concretamente, cien por ciento”. Es decir, un hombre común que es también un hombre extraordinario que es a la vez un hombre como todos. Así que se vale preguntarle, igual que Oriana Fallaci a Neil Armstrong y compañía en la conferencia de prensa que los astronautas daban antes de lanzarse a la luna, enfadada de que todos los media workers inquirieran solamente respecto de la fuerza gravitacional por cm3 en la atmósfera lunar y demás tecnicismos extraterrestres, y no dudas humanas, que si cuando sube al ring para una pelea siente miedo. Y sí, cuando Juan M suba al ring para pelear contra Floyd Mayweather Jr. tendrá “nervios”, porque “al sonar la campana se siente la adrenalina, sabes, pero a final de cuentas se quita y haces lo que tienes que hacer”… Subir como todo gran campeón dispuesto a ganar a corazón abierto, a corazón mexicano, como Sal Sánchez cuando subió a demoler poquito a poco al puertorriqueño Wilfredo Gómez, como Julio César Chávez cuando hizo lo propio y noqueó en la última décima de centésima al estadounidense Meldrick Taylor, los dos ídolos mexicanos de Juan M.





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