¿qué es esto?
podría explicarlo pero no definirlo. viagem viene de rama, que es un proyecto, pero no es perfecto. crece de los árboles, que somos la gente, que seguimos esta corriente. alternativa, cambiante, ambulante. si tienes una experiencia viajera o aprendizaje de vida que quieras compartir, o algo que te gustaría difundir, te puedes unir. recibimos cualquier idea original, porque preferimos la creatividad, a cualquier cuadrado ya enmarcado por la inflexible sociedad. asique si quieres llegar, está abierta nuestra puerta, metafórica, eso sí, porque de momento nos movemos así. en línea, conectados, aquí y allá, nos movemos como pájaros y esquivamos fronteras de un salto. entonces seas de donde seas, si te gusta expresarte con el arte, permitinos invitarte.
Veo correr una pluma presurosa por el viento. Cada suave movimiento hace creer que ella escucha la más hermosa melodía y sin poder controlarse danza, sintiendo las notas que vuelan, deseando no perder ninguna.
Quisiera escuchar las canciones que crea el viento en su soplido. Pero por algún motivo sólo oigo... Viento.
Recuerdo haber escuchado que el viento habla con el tiempo. Así que para escuchar su música, debes pedirle permiso al tiempo. Además, el viento es tímido (mientras no esté molesto). Por lo que formó una banda con su compañero, el silencio.
Caminando a la montaña he cruzado a una niña. Esta, guía de cabras y ovejas. Me preguntó qué buscaba y le conté mis ideas.
¡Otra con el mismo cuento! Dijo un tanto sorprendida y sin más narró una historia que su abuela le ha contado diciendo «es verdadera».
En los tiempos de los abuelos, esta tierra era otra. La gente que por aquí andaba podía escuchar al viento, suave música que daba alegría a quien pasara. ¡Más aún! Podían crear melodías y cantos... música que junto al viento viajaba entre corazones al palpitar de emociones.
Con el pasar de los años, las personas olvidaron que el soñar de sus zampoñas, el respiro de sus quenas y el festejo del herquencho se los enseñó el viento. Se apropiaron del sonido, creyendo ya el pago hecho. Pero el viento siempre libre, no sabe de ser privado. En los tiempos de la abuela se tenía lo que se daba, nada compra y nada vende quien al dar entrega el alma.
Así, las personas dejaron de escuchar al viento. Este, sopló con furia, en medio de un gran dolor. Le habían
dejado sin voz, pues solo habla quien es escuchado. Cabizbajo y con tristeza, entendió que por más alto que soplara y cantará ya las personas no oían sus coplas ni sus tonadas.
«Es muy triste» le dije a mi amiga, mientras pensaba ¿Qué se puede hacer?
«¿Por qué quieres escuchar al viento?» Me preguntó.
Con un poco de duda le respondí que pienso que son las aves sus compañeras de canto y deseo vivir la música como en su vuelo los pájaros.
Entonces caminamos juntos al paso de las cabras y las ovejas. Al llegar a la punta del cerro ella me pidió que llamara al viento. Sin saber cómo se hacía, lo primero que pensé fue en gritar con gran potencia «wayraaaa».
«Noooo» me dijo rápidamente «recuerda que el viento viene si te acompaña el silencio».
Sin entender lo que hacía, solo caminé. «Esto es una locura» pensé. Me senté al lado de la pastora y espere. Ella al sentir mi impaciencia susurro en tono suave «recuerda que el viento es el mejor amigo del tiempo».
Con la mirada a lo lejos y mi zampoña en la mano, empecé a soplar las cañas, pero por no hallar melodía la dejé caer a mi lado.
Al llegar el atardecer pensé que era imposible. No podría, aunque me esfuerce, escuchar la música del viento. De repente una suave canción salía de mi zampoña. Con la sorpresa que no era yo quien la tocaba.
Entonces entendí que lo que estaba escuchando era una melodía interpretada por el viento, el tiempo y el silencio.
JOHANA GODOYlas fronteras son unas rayitas que hay dibujadas en los mapas. por eso, cuando dormía en brasil podía ir a hacer malabares a bolivia, porque sólo era una rayita. no digo que sea así de fácil en todos lados, pero parece que las fronteras se dibujaron, entre otras cosas, para que el gobierno de un país sienta que tiene un pedacito de tierra sobre el que es omnipotente y así pueda mostrar quién manda ahí. por eso también hay naciones, como la mapuche, que todavía existen fuera de las rayitas modernas. y resulta que también se usan para dividir a la gente por color, por etnia, por religión y aunque parezca mentira, esas rayitas pueden dar miedo.
el miedo a la no-aceptación. porque la gente se refugia en ideas, porque les hacen creer que su bandera abriga más que cualquier otra o que su dios es más justo que el tuyo ¡qué absurdo! pero así pasa, y así lo veo. etiquetamos a las personas para no caer en la humildad de asumir que somos hermanos y hermanas de madre. yo siempre viví entre dos mundos y hace poco me vine a dar cuenta de que ya no pertenezco a ninguno. fui una inmigrante aferrada a mi folclore. y solía ser un problema pero ¿ qué pasa si yo no tengo sentimiento de nacionalidad? eso es para débiles. yo me siento de dos lados, de dos culturas. yo soy mi dios,mi gobierno, y mi bandera. estoy acá y me dicen que soy de allá y cuando estoy allá me dicen que soy de acá. en esos términos yo tampoco me aclaro, porque tengo en las botas un poco de tierra de cada lado. yo lo interpretaba a mitades. nunca veía ninguno de los dos vasos llenos y me frustraba pero ya decidí que soy un árbol con ramas y raíces, con distintas fases como la luna ¿por qué simplificar ? al fin y al cabo el tango es un palo del fla menco, y yo quiero ser de todas partes. sí, guardo el pasado conmigo pero camino para adelante ¿ y dónde vivo ? en mi corazón y en mi cabeza ¿y las fronteras? las fronteras para quien las quiera.

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PELíCANO
Olas rompen con fuerza y a veces, dejan breves silencios eternos un instante de paz.
Los amantes se atraen con la pasión de las flores y el fuego más incluso; la ola contra la arena, amor lo llaman y a veces hay paz.
El Pelícano sobrevuela el mar lo lee y acaricia sin mojar nunca su traje su ropaje de mil grises nunca negros nunca blancos sensato
perfilando cada ola, cada curva, cada pliegue y anticipa y participa de esta danza y a veces si siente paz en su panza hay pez, al revés que los amantes.
Dos almas que se leen e interpretan se conocen cada gesto, cada aliento se aproximan y repelen como la ola y la arena y así crecen contra marea y viento y solo el tiempo danza amarga, gris verbena consigue que lo que siento acaricie la cresta de la ola armonía en movimiento.
La Ola rompe con fuerza un estruendo de silencio la perfecta melodía para una guerra voraz. El Pelícano tal vez, el sí sabría pero yo poco más puedo decir poco más sobre la paz.


Has podido estudiar una carrera universitaria? - ¿Eres blanco? -
¿El país dónde trabajas es el de tu lengua materna? -¿Cuándo viajaste por primera vez en avión? - ¿Eres mujer? Ya saliendo la luna en aquella tarde de verano, me encontré en el escalón 6 de los 12 que formaban parte de un juego en una exposición anticapitalismo. Dependiendo de tu respuesta, avanzabas o te quedabas en el mismo número para descubrir cuán privilegiada eras en esta realidad. “Suerte” la mía que un día, mi país se abrazó a 27 más para ondear un anillo de estrellas que brillan por los focos y el reflejo de las monedas. Un anillo que se apoya en el azul del mar, donde desde hace años, caen millones de personas intentando llegar a la esperanzada tierra desconocida.
Welcome to Europe

En este lado del planeta, vivimos con tantas cortinas de humo, que ya no sabemos lo que ocurre a más de tres calles. Ya estamos tan lejos que el afilador no llega hasta casa, pero tan cerca que vivimos en cajas de cerillas pegadas unas a las otras. Parece imposible dejar las puertas de casa abiertas y visitar al vecino, total siempre va a estar ahí, como la familia. Ya no nos cuidamos, ni nos mimamos; sólo hay un loco en cada ciudad que regala abrazos.
Ya no abrimos los brazos, sólo para aceptar que así son los tiempos. Aunque sabemos que esto no depende de las agujas sino de los latidos. Y los míos ya no barajaban la opción de continuar en la zona de confort. Jodorowsky me enseñó que actuando se cambia o que cambiando se actúa. Y decidí irme. Juntamos dinero en largos meses de incertidumbre.
Parecía en sí la aventura ya mientras la preparábamos. Muchas respuestas a ninguna pregunta concreta. Solo las ganas y el deseo de llegar. Y la total certeza de que era necesario hacerlo. Pues con todo y nada a la vez, despedidas y con un billete sin vuelta, nos dirigimos a Atenas, a intentar desde el total anonimato poder formar parte de la solución. Allí empezó y terminó todo. Yo nunca volví a ser la misma.
