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LOS QUINTILLIZOS Y UNA MÁS ELLOS SON MI PROYECTO
Marissa Sosa y su gran familia
Por: Greta Bolio
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Antiguamente las familias numerosas eran algo común. Las fotos en color sepia, luciendo sus mejores galas y formados en escalerita eran tomadas para dejar testimonio a la posteridad del conjunto de parientes que iban llegando a este mundo.
En esta edición, la sesión fotográfica es de un precioso grupo familiar encabezado por Marissa Sosa y sus hijos Marissa, Julio, Mateo, Sofía, Nicolás y Sebastián. Hoy en día, ya es atípico tener una familia con tantos integrantes y llama muchísimo la atención en todo lugar.
El compromiso, el deber, el agobio, la obligación siendo mamá de seis hijos no es algo que el rostro de Marissa refleje. Todo lo contrario, Marissa transmite una inmensa paz. Sabe que su historia es única, ser mamá de quintillizos es simplemente extraordinario.
La incidencia de embarazos múltiples aumentó por el uso de tratamientos de fertilidad, como en el caso de Marissa, quien para concebir a su primera hija tuvo la dicha de que fuera así al primer intento. Cuando ella y el padre de sus hijos quisieron que Marissita tuviera un hermanito, lo lógico fue repetir el tratamiento, siempre con la idea de que por la sobreestimulación ovárica podría haber gemelos. Grande fue la sorpresa cuando en la primera revisión del embarazo había cuatro corazoncitos, y más grande el shock para todos cuando en la visita al mejor ultrasonido de
Prepararse para la llegada de los quintis, como cariñosamente les llama Marissa, implicó un esfuerzo en todos los ámbitos
Yucatán, el doctor encontró uno más escondido entre las costillas de su mami y un sexto saquito, vacío. Prepararse para la llegada de los quintis, como cariñosamente les llama Marissa, implicó un esfuerzo en todos los ámbitos. Ella que es tan menudita al principio de la gestación no sentía nada complicado, pero el tamaño de los bebés a los cinco meses de embarazo ya no le permitía hacer nada, todos sus órganos se le estaban comprimiendo, se quedó sin hambre, dormir era una hazaña y el calor interno, apabullante.

El ginecólogo le pedía paciencia y le dió una fecha mágica, llegar a los siete meses. Vivió día a día, tomando champolas, sabiendo que cada día contaba y mucho para el desarrollo de sus hijos. Mientras tanto, el hospital iba alistando todo el equipo humano y material para el nacimiento múltiple.


Nacieron con diferencia de un minuto pero con una muy grande diferencia de peso: el que peso más, un kilo doscientos gramos, el más chiquito, tan solo medio kilo.
Todos prematuros, todos en incubadora y cuidados intensivos. Y el milagro continuó, se requería la valiosa leche materna y la generosidad se hizo presente, mujeres que se enteraron por ser de los cuartos vecinos en el hospital y también por las redes sociales, donaron mucha, mucha leche que alimentó a los cinco recién nacidos. Eso Marissa lo conserva como un gran regalo de amor incondicional.
El sí de Marissa a la maternidad fue absoluto, total. En un principio y a consejo médico, contó con el apoyo de enfermeras especializadas. Sus papás, los felices abuelos han sostenido en todos los aspectos desde el primer día. Al día de hoy con ocho años, los únicos quintillizos en la Península de Yucatán son niños saludables, parlanchines a los que les encanta ir al parque, a la playa, nadar en la piscina y jugar videojuegos, siempre acompañados por Marissita, quien es una dulce hermana mayor.





La base de todo esto es lo muy organizada que es Marissa, funcionaria del gobierno estatal, quien estableció horarios y rutinas que le permiten llevarlos a la escuela, trabajar, y estar pendiente de todo, apapachando a todos y cada uno de sus seis hijos. Sabe que está en una etapa increíble de la vida y que si bien, los quintis todavía no se dan cuenta de lo extraordinario que son, si perciben en las miradas y en los murmullos de la gente que los ve que por algo, son diferentes.


