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Restaurantes

05-13 YO RECOMIENDO Enrique Pinti Edelweiss. Este es un lugar que es como una verdadera extensión de mi casa, allí esta la comida que me gusta, a lo que mi paladar se acostumbró después de tantos años de ser habitué. Allí he pasado felices momentos en estrenos, charlas con amigos, cumpleaños. Sólo puedo agregar que la atención es muy buena. Libertad 431.

Daniel Campomenosi Don Lechón. Allí la carne siempre es muy rica, buena, ahí esta el mejor lechón de Buenos Aires, posee una de las cartas más completa y los precios son acordes. Hay muy buena atención y un tema interesante para mí que tengo dos niños: hay un lugar especial para que ellos disfruten mientras nosotros almorzamos o cenamos tranquilamente. Av Elcano 3607.

Tradicional

El imparcial Posee el mote por haber acompañado y transitado la historia de esta ciudad sin haber formado parte de ninguna de las banderías que se enarbolaron en pos de la división de sus ciudadanos.

P

odríamos hablar de su liderazgo en el área gastronómica, pero me seduce más hablar de su experiencia. Su primera ubicación fue en un solar que hoy pertenece a la naciente de Diagonal Sur, allí a pasos de la antigua recova que luego se transformó en la Plaza de Mayo. Cuentan que se iba a comer de parado,

luego de los primeros juegos de pato, aquellos en los que se utilizaba un ave a la que jinetes intentaban tomar por el cuello desde su montura. El pato fue un juego tan popular que se debía limitar la cantidad de participantes por el peligro que representaban los encuentros masivos, con demasiados jugadores.

Su traslado y ubicación al solar de Hipólito Yrigoyen, entre Cerrito y Pellegrini, duró hasta que los porteños decidieron hacer la avenida más ancha del mundo y desde entonces ocupó su actual salón en la casa de alto en la que hoy alza la corona del más antiguo restaurante de la ciudad, ya que su contemporáneo, El puentecito de Vieytes 1895, nació como matería y luego boliche en la época que se debía aguardar a que bajase el río para cruzarlo y acceder al puerto a comerciar, cuando El Imparcial ya entregaba platos de comida, a modo de lugar de alimentos. Su carta sigue siendo una de las más extensas en el rubro, allí se pueden degustar la mayor variedad de platos, poniendo especial interés en la comida mediterránea.

Al ingresar al amplio salón colonial al que concurrieron personalidades como Yrigoyen, Alfonsín, Sandro, Federico García Lorca, que se hospedaba en El Hotel Castelar sobre Avenida de Mayo, es costumbre recibir al comensal con una tradicional copa de jerez para abrir el apetito y comenzar con uno de los acontecimientos más importantes que le pueden ocurrir al ciudadano de esta Buenos Aires: comer en El Imparcial. Como recomendación, les aconsejo ir cuantas veces les lleve probar todos los platos de la carta, pero enfatizo en sus especialidades de mariscos y carnes. Una experiencia que no se debe dejar de transitar en esta vida. // Luis Enrique Medina Hipólito Yrigoyen 1201. Tel: 4383-2919.

casero mixto y el Tiramisú. Es el lugar indicado para hacerse habitué, el clima invita a reunirse con amigos, beber hasta tarde, transitar los distintos ambientes formando parte del lugar. En materia de seguridad es altamente confiable, ya que a pocos metros está la central del CIDE,

plagado de cámaras que hace segura una zona que podría parecer complicada en ese sentido. Otra razón por la que se debe ir a conocer el lugar. // Luis Enrique Medina Benito Pérez Galdós 207, esquina Ministro Brin.

Parrilla y restaurante

Boca a boca Hacerle honor al nombre y pasar el dato es algo que hará feliz a las personas que te rodean, un lugar maravilloso, en los “bolsillos” de Buenos Aires.

E

legir ir a cenar o almorzar optando como destino el barrio de la Boca es algo que siempre me pone feliz: recuerdo de niño las idas a aquellas cantinas tumultuosas de la calle Necochea, el bullicio de la gente. La visita a este restaurante parrilla Boca a boca, en Benito Pérez Galdós y Ministro Brin, me lo recordó por la cercanía. Además el lugar es tan insinuador del estilo del barrio que lo transforma en una opción más interesante aún. Una esquina con gigantescas aberturas en madera que lo hacen muy luminoso de día, amplio salón plagado de mesas; con un escenario elevado que posee además de una puesta de luces teatrales, un piano vertical; el lugar está provisto de un salón contiguo para clases de tango y milongas los días

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jueves y viernes, con simpáticos y talentosos cantantes del género. Un antiguo piso damero da al lugar de una imagen de calidad, la cocina es del tipo tradicional porteña con abundantes platos, linda gente en el salón, una carta muy completa y creativa, con una amplia selección de vinos con etiquetas comerciales y opciones boutiques, atención con sinceras sonrisas y sobre todo, una de las atracciones más interesantes: platos muy buenos y económicos, que hablan muy bien de su anfitrión, el arquitecto Francisco Pontieri. La especialidad de la casa es parrilla, la carne es la estrella del lugar, pero también recomendaría las pastas con abundantes salsas que sirven y ni que hablar de los postres. Mis preferidos: el budín de pan


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