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libre de CO2 y más tecnología
Su actividad, junto con la ganadería intensiva, degradan los suelos. El uso masivo de tóxicos, el derroche de agua, el acaparamiento de tierras y el desplazamiento de comunidades, son impactos deben atenderse si se quiere llegar al 2050
Por Angel Hernández Murillo
Tan famosa como una estrella pop, la Aspirina, invariablemente, se asocia con la marca Bayer. Pese a las muchas historias en torno al ácido acetilsalicílico, su principal compuesto, en realidad, es un tatuaje del cual Bayer no podrá deshacerse sino hasta el fin de la historia misma.
En la actualidad, sin embargo, Bayer es mucho más que una pastilla blanca. Es una organización global referente en las ciencias de la vida: Salud y Agricultura. Su presencia en nuestro país data de hace más de 100 años y opera como empresa propia desde el año 1921.
Hoy, como la mayoría de las firmas importantes, Bayer también se ha subido al tren de la sustentabilidad y la sostenibilidad. En su división de agricultura, la marca de origen alemán, ya dedica inversiones y esfuerzo humano para disminuir la huella de carbono producto de su actividad en el campo.
En el presente, en México, la organización sobresale con ocho sitios de producción y tres administrativos, lo cual le ofrece una amplia presencia en todo el país. Sus oficinas centrales se encuentran en la Ciudad de México.
Ileana López, líder de relaciones con la industria y sustentabilidad de Bayer para el norte de Latam (México, Centroamérica y la región andina) coordina y lidera todos los esfuerzos alrededor de cámaras, asociaciones, productores y acciones de sustentabilidad para dar a la agricultura una cara más responsable con el medioambiente.
Asegurar el sustento del futuro próximo
“La sustentabilidad está dentro de nuestra visión: salud para todos y nadie con hambre. Tenemos la visión social de Bayer en la línea del negocio farmacéutico. La unidad de cultivos al día de hoy es el 50% de nuestro negocio, es la más grande y la más relevante en nuestro país y en muchas partes del mundo. Creemos que juega un papel crucial para el futuro del mundo porque estamos asegurando que las millones de personas que seremos para el 2050 tengan acceso a alimentos, seguro y accesible”.
La entrevistada platica que Bayer ha construido sus compromisos de sustentabilidad en agricultura bajo tres pilares: Innovación, Transformación digital y Sustentabilidad En este último apartado, al asumir un compromiso al que describen como “30, 30, 100”. Esto es, reducir en 30% las emisiones de CO2 derivados de la agricultura, considerando los principales cultivos que tienen en las regiones: en Brasil, soja; en Argentina, maíz; en Estados Unidos, maíz; en México, se trabaja con pilotos, también con maíz.
“Reducir en 30% el impacto ambiental de nuestros productos a través de nuestro portafolio, de todos aquellos cultivos que necesitan permanecer sanos y libres de enfermedades y puedan llegar a su término. También dando entrenamiento a quienes están en el campo, a nuestros productores; en cómo aplicar los productos, cuándo y en qué dosis, ese es el otro 30%.
La organización busca dar más visibilidad en México y en la región de Centroamérica en cómo ayudar y empoderar a pequeños productores a través de soluciones personalizadas, transferencia de conocimientos, acceso a herramientas, a alianzas y a financiamientos.
Pasos seguros
En concordancia con esto, Ileana López comenta que tienen en marcha el programa Pro Carbono, que nació a nivel Latinoamérica, concretamente en Brasil. Fue lanzado en 2020 y otros países como Argentina se están integrando. México desarrolla pequeños pilotos, mientras que en Brasil ya se cuenta con más de dos mil productores en alrededor de 250 mil hectáreas y con más de 300 mil análisis de suelo.
"Con este proyecto buscamos impulsar las buenas prácticas agrícolas para la reducción de emisiones de CO2. Se mide lo que está haciendo cada uno de los productores y de ser el caso, se les recompensa con acceso a mejores tasas de financiamientos de algunos bancos, a mejores precios de seguros agrícolas; se reconoce al productor por el producto que produce (valga la redundancia) y no solamente en su nivel de rendimiento, sino en su manera sustentable”, explica.

En México se tienen pequeñas parcelas demostrativas en maíz, sobre todo en el estado de Sinaloa y en el Bajío en donde promueven el manejo integrado de cultivo con mejores prácticas, como una labranza eficiente, que también llaman labranza cero. Consiste en instruir a los productores para que no quemen sus campos, que dejen los restos de la cosecha pasada, los rastrojos, las las pajitas para nutrir el suelo y que no haya ese desgaste y se pueda tener esa conservación de carbono para prevenir su degradación.
“Les decimos también cuáles son los mejores híbridos de maíz para su región, cuáles se van a adaptar mejor al suelo, al clima; cómo tener mayor rendimiento con qué semillas; las mejores recomendaciones de fertilización y el manejo de plagas e insectos, todo. Se está estableciendo de manera controlada y haciendo mediciones porque muchos de nuestros productores, no solamente en México, sino en nuestra región, ya están haciendo prácticas sustentables”.
El tema, comenta Ileana López, es que hasta ahora se empieza a medir la reducción de emisiones que en el futuro inmediato, ya debe estar presente en por ejemplo, lo que son las aplicaciones de productos de protección de cultivos por drones o el uso eficiente de agua. El proyecto Pro Carbono, que fue lanzado en Brasil, ya detona en otras regiones fuera de Latam, como en Estados Unidos y en algunos países de Europa para accionar ya.

Para que esto opere, la entrevistada platica que cuentan con un equipo de desarrollo de mercados, que es el responsable de llevar todas las nuevas prácticas y tecnologías a sus productores. Después, para el lanzamiento de nuevos productos o sistemas integrados de manejo enfocados a descarbonizar la agricultura, su gente en campo, va y selecciona a los que considera los mejores productores que ya están abiertos y listos para la adopción de nuevas tecnologías.
“Vamos de la mano con el equipo en campo, enseñándoles paso a paso cuál va a ser la recomendacióndación agronómica que deberán seguir. En constantes visitas y seguimientos de bitácoras a través de la etapa del cultivo y al día de hoy, llevamos dos años con con estos manejos intensificados y hemos tenido resultados en esas parcelas de maíz con una reducción en 30% del uso del agua, captura de carbono en el suelo más o menos de un 10%, reducciones del 6% de emisiones de CO2, y los productores, además de ser sustentables, han sido capaces de incrementar su productividad”.
Un trabajo conjunto en pro de la agricultura
Con este modelo que Bayer propone, se establece una combinación de buenas prácticas que al mismo tiempo de ser amigables con el medioambiente, se enfocan en la reducción de emisión de carbono, a hacer más productivos a sus agricultores, de quienes la empresa espera, una vez terminados los pilotos, puedan empezar a hablar de su experiencia y contarla a los demás para que se multiplique.
Ileana hace saber que las lecciones que transmiten a los agricultores provienen del trabajo conjunto con consultoras expertas en cambio climático. Sus equipos de Brasil y Argentina les transfieren el conocimiento porque empezaron antes. Como Bayer, expone, tienen un fuerte compromiso para embarcar o posicionar a la agricultura, no como un generador de efectos de cambio climático, sino como un gran contribuidor para disminuirlos.


“Si consideramos que hoy, más o menos el 25% de las emisiones de CO2 son derivadas de la agricultura, estamos seguros que tenemos grandes oportunidades como empresa de llevar a que los productores contribuyan a su reducción. Y es por esto que somos unas de las de las primeras empresas que estamos fuertemente involucradas y participando en las COP; en 2022 tuvimos una representación global de Bayer y ya nos preparamos para este año”.

Es, a su decir, posicionar a la agricultura con estos proyectos de descarbonización, también posicionar proyectos de conservación de suelos que desarrollan con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
“De hecho, nuestro secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, fue exdirector del ICA, para que la gente tenga una idea de que altos funcionarios están viendo por ese futuro más sustentable para la agricultura”.
Ileana reconoce que, para alcanzar los objetivos de desarrollo sustentable y sostenible que todos persiguen, no se puede pensar en que sólo provengan de un organismo o una empre - sa, sino de la colaboración conjunta de toda la cadena de valor que integra la agricultura.
Dar oportunidad a la tecnología
Al referirse al tema de los transgénicos, Ileana no elude las respuestas. Platica que en su experiencia al trabajar en una empresa de commodities agrícolas, supo que lo que se importaba de maíz, frijol, soya, traían esa gran innovación de ser genéticamente modificados. Por tanto, opina que hoy se tiene la oportunidad, como sociedad, de revisar lo que se está publicando y de verdad creer en la ciencia.
“No puedo pensar que en la actualidad, en donde todos traemos un dispositivo que llevamos a todos lados, una gran innovación, que son nuestros teléfonos celulares, estemos desacreditando todos los estudios científicos que hay alrededor de los organismos genéticamente modificados y que a nivel global acreditan su seguridad. Yo creo que desde niña consumo productos derivados de todas las importaciones de maíz, de soya y aquí sigo”.
La ejecutiva afirma que no se tienen los estudios científicos para probar lo que algunos académicos, autoridades y reguladores dicen en contra, o que países como Estados Unidos autorice algo con un antecedente de que es dañino para la salud. “Creo en la seguridad, en los beneficios sustentables que traen, porque por ejemplo, semillas a las que no tenemos acceso son tolerantes a la sequía… Entonces hay que imaginar la competitividad que tendrán los productores de otros lugares del mundo versus nuestros productores que no cuenten con una semilla avanzada, resistente a plagas, a sequía”.
Ileana opina que ahora, el gran reto es cómo hacer entender a la sociedad o cómo transmitir para que confíen en los organismos genéticamente modificados y en lo que va a venir en un futuro en desarrollo de alimentos porque evoluciona de una manera sorprendente. En otros lugares del mundo se producen semillas genéticamente modificadas, aquí en México, son híbridos por nuestra ley de bioseguridad, no está permitida la siembra de semillas genéticamente modificadas, a excepción de algodón.
“Queremos trabajar con los agricultores para contribuir a solucionar la crisis climática, tenemos que quitarnos ese sesgo de que la agricultura es parte del problema, reconocer que más bien va a ser parte de la solución. También queremos impulsar medidas de política pública, regulaciones, definición de criterios a implementar y, sobre todo, propiciar estímulos económicos y de la cadena de valor para generar ese dinamismo y compromiso que se necesita”.