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es el y qué se puede hacer para mejorarlo?
Mientras lees este artículo, llevamos a cuestas el equivalente promedio de 1,065 litros de agua por cada prenda puesta, incluidos los zapatos; en un uso promedio por prenda de 45 veces y que en gasto energético es el equivalente a 1.5 kWh como resultado de las labores de producción de la industria textil y el lavado de las prendas posterior a su compra
Hablar de esta industria, como cualquier otra, es hablar de todo un ecosistema comercial; desde la recolección de materia prima, la producción, distribución, hasta la adquisición, los procesos de cuidado y lavado para, finalmente, su desecho. Lo que implica un impacto ambiental bastante complejo.
En el caso de la industria textil, la extracción de materias primas conlleva un costo ambiental bastante significativo; la siembra de algodón, por ejemplo, va de la mano con el uso de pesticidas y fertilizantes que puede promover la degradación de los suelos y provocar un arrastre de sedimentos que contamina los cuerpos de agua. Luego, durante el proceso de producción, principalmente para el teñido, se necesita de grandes cantidades de agua que posteriormente, en su mayoría, son vertidos en ríos y mares sin ser tratadas previamente.
No menos importante es que, durante la producción, se utiliza energía, que se traduce en emisiones de CO2. Y el transporte durante el proceso de distribución, actividad que ha ido en incremento a partir de la pandemia COVID-19 y la digitalización de los procesos de compra de los últimos tres años.
La segunda más contaminante
Transferir esta información a la cantidad de habitantes en el mundo, refleja cifras que son verdaderamente alarmantes. De acuerdo con un informe de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), se confirma que después del uso de combustibles fósiles, la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, compitiendo por este puesto con el sector de construcción y el transporte
Cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a tres millones de barriles de petróleo. La industria del vestido utiliza 93 millones de metros cúbicos de agua, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas. En dicho informe donde se estudió el comportamiento del sector a nivel mundial entre los años 2000 al 2014, se estima que la industria llamada “moda rápida”, que ofrece a los consumidores cambios constantes de colecciones a bajos precios, que promueve comprar y desechar ropa frecuentemente, produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos, con las consecuencias que ello implica para el cambio climático y el calentamiento global. La ONU advierte que, de continuar con el actual modelo de negocio de la industria textil, las emisiones contaminantes de la industria aumentarán un 50% para el 2030.
Posibles respuestas
Ante tal problemática, ¿cuáles son las acciones que podrían frenar e incluso revertir el impacto ambiental?
1. La moda circular: Se refiere al compromiso de diseñar y producir prendas con métodos diferentes con el objetivo de reducir los residuos, evitar el uso de productos químicos tóxicos y promover el uso de las prendas de vestir en el mayor tiempo posible. Para lograrlo se puede optar por la reutilización, reciclaje de materiales y priorizar el uso de textiles sostenibles para minimizar su huella ambiental.

2. Gestionar los desechos de ropa: La moda rápida y la tendencia a comprar y desechar prendas de vestir rápidamente ha resultado en una cantidad masiva de residuos de ropa. Se estima que la industria de la moda produce unos 92 millones de toneladas métricas de residuos cada año. Por esta razón, las compañías deben estar más comprometidas a desarrollar campañas capaces de reducir una cantidad masiva de residuos, incluyendo tejidos de desecho, sobrantes de telas, etiquetas, empaques y otros. Un ejemplo es la planta de Vasteras, al norte de Estocolmo, que ha comenzado a sustituir la quema de combustibles fósiles por la quema de ropa como fuente de energía, a la vez que se logra solucionar el problema de la gestión de residuos urbanos.

3. Transporte sostenible: La moda se ha vuelto cada vez más globalizada en los últimos años, lo que significa que los productos de moda son transportados por todo el mundo en lapsos de tiempo muy reducidos. Ya sea por vía terrestre, marítima o aérea, el transporte de prendas de vestir requiere grandes cantidades de combustibles. Lo que contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire, por lo que la electromovilidad puede disminuir considerablemente los efectos negativos al medioambiente.

5. Impulso de la transparencia: Una compañía de moda sostenible debería comprometerse a compartir con sus clientes información sobre cómo se fabrica cada prenda. Esto es importante para que el consumidor pueda tomar decisiones de compra más informadas.

4. Promover el uso de prendas de manera responsable: El uso de ropa a menudo implica lavarla y secarla, lo que utiliza mucha energía y agua. Además, algunos tejidos, como los sintéticos, liberan micro plásticos al agua durante el lavado, que pueden ser dañinos para la vida acuática. Las compañías deben ser conscientes de estos efectos por lo que deben innovar en el diseño de las prendas, facilitar el cuidado y promover el uso responsable a los usuarios. Sin dudas, la industria de la moda tiene la capacidad de influir en los consumidores de manera inmediata y eficaz, logrando que los usuarios sean capaces de adoptar un enfoque más sostenible hacia la moda, lo que podría ayudar a disminuir el impacto ambiental de esta industria en el futuro.

6. Mejoras en condiciones laborales y responsabilidad social: Una empresa sostenible debe comprometerse a mejorar las condiciones de trabajo de sus colaboradores, asegurando unos salarios justos, buenos ambientes laborales, prohibir rotundamente la explotación infantil y asegurar que los proveedores también son igual de éticos y cuentan con procesos sostenibles en su cadena de valor con la implementación de energías renovables o gestión de agua y residuos.
En resumen, el futuro de la moda sostenible parece prometedor, ya que los consumidores se vuelven cada vez más conscientes de la importancia de proteger nuestros recursos naturales y reducir nuestro impacto en el medio ambiente. Lo que influye directamente en cómo perciben la reputación de las marcas de su predilección, incluso desde los colaboradores que se sienten comprometidos con esta causa.
Por ello cada vez más empresas están implementando estrategias de sostenibilidad en su modelo de negocio. Pero no sólo se trata de acciones internas, también es importante colaborar con proveedores comprometidos con la sostenibilidad como Acclaim Energy, que te permite establecer estrategias que contribuyen a mantener el éxito empresarial a largo plazo y trazar la hoja de ruta que tu negocio necesita para mantener la rentabilidad y los resultados comerciales que tus inversionistas quieren ver reflejados.
