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Ley de Economía Circular de la Ciudad de México YA ES UNA REALIDAD
Pese a las necesidades medioambientales que hoy existen, hasta ahora, la CDMX es la única entidad federativa que lo ha logrado, y con un enfoque integral como el que prevé la circularidad
La nueva ley de Economía Circular (EC) establece, de acuerdo con un comunicado emitido por la Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX, las bases para la construcción de alternativas económicas que aprovechan los recursos sin generar deterioro ambiental. Y al mismo tiempo, mantener el balance financiero de los negocios.
Fue el pasado 14 de febrero cuando por unanimidad, el pleno del Congreso de la Ciudad de México aprobó la ley, dando a conocer los aspectos más relevantes y la importancia de esta nuevo mandato para las y los capitalinos.
La nueva Ley de Economía Circular de la Ciudad de México es resultado de un trabajo conjunto entre el Congreso, la Secretaría del Medio
Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México y la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), junto con otras dependencias del gobierno capitalino.

En su presentación oficial, participaron la doctora Marina Robles García, titular de la Secretaría del Medio Ambiente capitalino, los diputados José Fernando Mercado Guaida, Jesús Sesma Suárez y las presidentas de las comisiones de Preservación del Medio Ambiente y de Desarrollo Económico del Congreso Local, así como las diputadas Tania Larios Pérez y Esther Silvia Sánchez Barrios,
Cimientos para alternativas Los responsables de dar vida a este ordenamiento, destacaron que se trata de la primera ley de EC a nivel nacional y global que plantea de manera integral la transición hacia un modelo económico circular y sustentable. Esto al ir más allá de la gestión de residuos y establecer las bases para la construcción de alternativas económicas a través de aspectos como:
El impulso de nuevos modelos de negocio basados en el encadenamiento productivo. Es decir, la coordinación entre empresas para aprovechar al máximo los bienes y materiales, tales como la minería urbana; y el fomento a negocios basados en la venta de servicios y no solo de productos, tales como la renta de autos, equipamiento de oficinas, entre muchos otros.
Lo mismo, promover la creación de un instrumento de evaluación para que las empresas porten el distintivo de Circularidad. O la creación de un sistema público de información de EC que brinde información a toda la población y facilite mecanismos de intercambio en distintos sectores. Con ello, maximizar el uso de los recursos o la definición de principios y directrices dirigidos a lograr la corresponsabilidad de los distintos sectores y la población.
Hacia una nueva lógica de desarrollo
Al coincidir en que la aprobación de la Ley de Economía Circular de la Ciudad de México marca un antecedente a nivel nacional para que las empresas transiten de manera progresiva hacia esquemas más sustentables, la doctora Marina Robles García, aseguró que se trata de una legislación única. Es una disposición novedosa y vanguardista que centra la discusión en una nueva lógica de desarrollo económico, cuyo principio fundamental es el cuidado de los recursos naturales a la par que la sostenibilidad económica de las empresas.
“Una de las grandes oportunidades que ofrece la EC, es que abrió un diálogo nuevo entre quienes hemos trabajado a lo largo de mucho tiempo por mejorar las condiciones ambientales con la iniciativa privada. Uno de los aciertos de la circularidad es que, además de los beneficios ambientales, a las empresas les ofrece certidumbre en precios y en insumos”, comentó.
Robles García añadió que el “encadenamiento productivo”, una de las líneas estratégicas de la circularidad, es una de las formas más sencillas de avanzar en la circularidad.
“Es básicamente poner de acuerdo y coordinar a grupos de industrias, de empresas, de negocios que pueden utilizar los bienes que para uno ya no son útiles y que sirven de insumo para las siguientes. Es un encadenamiento que basta, en muchos de los casos, con coordinación, disposición y voluntad de cada uno de los actores para que se logre”.
No solo es gestión de materiales
La titular de la Secretaría del Medio Ambiente capitalino, añadió que se trata de ir más allá de la gestión de residuos. También es establecer las bases para la construcción de alternativas económicas a través de aspectos como el impulso de nuevos modelos de negocio basados en servicios, que no conlleven la generación de residuos.
“Uno de los principios claves de la circularidad es que no se necesita adquirir un producto para poder hacer uso de él, y de convertirse en negocio: se puede rentar y usar. Esto genera una lógica que sigue siendo negocio”, aseguró.
Marina Robles reconoció el trabajo de cada una de las fracciones parlamentarias para construir una de las experiencias más ejemplares en términos del interés como actores y líderes ante una sociedad que demanda un compromiso pleno para poder construir mejores condiciones para todas las personas; mejores condiciones que no solamente impacten en este momento, sino que le abran las puertas del futuro a la humanidad y a quienes habitamos la Ciudad de México.
La funcionaria destacó el trabajo del diputado local Fernando Mercado Guaida al llevar a buen puerto, junto con las legisladoras Silvia Sánchez Barrios y Tania Larios, así como el legislador Jesús Sesma Suárez, esta ley que busca mejorar las condiciones de vida, disminuir la contaminación y frenar la pérdida de los recursos naturales con el establecimiento de condiciones compatibles con el éxito de las empresas.
“La Ciudad de México ha sido vanguardista en sus propuestas, en los avances para el bienestar y el cumplimiento de los derechos de las personas y este es un caso más que deja huella y abre oportunidades en algo que creemos que va a suceder en el resto del país”, afirmó.

Una ley con origen demócrata
Por su parte, el diputado Fernando Mercado sostuvo que la aprobación de esta ley fue posible porque fue desarrollada y creada mediante un proceso democrático, abierto e incluyente, en el que participaron representantes de cámaras empresariales, organizaciones de la sociedad civil, académicos y funcionarios del Gobierno local.
“Se hicieron diversos foros, mesas de trabajo con especialistas y constantes reuniones con organizaciones de la sociedad civil, gubernamentales y diputados de la Ciudad de México y el resultado hoy es una ley vanguardista, única en el país”, resaltó.
La diputada local, Tania Larios, expresó que la aprobación de esta ley representa un modelo innovador que estimula el crecimiento económico y la generación de empleos: “Me atrevería a decir, sin lugar a dudas, que es el mejor proceso llevado en esta legislatura; es la ley más consensuada, con foros y con una interlocución muy importante, interinstitucional entre la Secretaría del Medio Ambiente, el Congreso de la Ciudad de México y a su vez con representantes de la sociedad civil”.
Medición para avanzar
La legisladora Silvia Sánchez Barrios se refirió a las diferentes fortalezas de esta ley como el hecho de considerar que la responsabilidad en el uso y manejo de un producto, es de todos los actores involucrados en su ciclo; así como fomentar el uso del análisis de ciclo de vida de los productos como una forma de medición de la circularidad, metodología que ha sido probada a nivel internacional.
“Esta ley incentiva la producción sostenible a través del rediseño, reducción, reúso, reparación, restauración, remanufactura, readaptación, reciclaje y recuperación, entre otras acciones. Permitirá sembrar los principios sobre los cuales las personas que vivimos y transitamos en la capital podemos avanzar. Comenzaremos a ver la economía de una nueva forma, con una visión de futuro para poner a nuestro entorno y medioambiente por delante de las necesidades y actividades personales o de grupos”, expuso.
Finalmente, Jesús Sesma Suárez, presidente de la Alianza Verde en el Congreso de la ciudad, destacó que la L ey de EC establece los principios para promover la eficiencia en el empleo de productos, servicios, materiales, energía, materias primas y subproductos , a través de la producción limpia, la reutilización, el reciclaje, el rediseño y la valorización.
