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Congreso de la Nación Reconoce con Letras de Oro a la Comunidad Migrante Mexicana
Por Edgar A. García Villaseñor
El Palacio Legislativo de San Lázaro, en la Ciudad de México, es uno de los edificios más bonitos y representativos del país. Es sede de la Cámara de Diputados y es casa de todos los mexicanos. Su belleza sí tiene que ver con su arquitectura, pero también con su significado: Es el lugar en donde se resguarda la historia de nuestro país y se construye el futuro de toda una nación. Más aún, el salón de sesiones es verdaderamente imponente, pues, en el presídium, dos banderas monumentales abrazan a todo hijo de México. Al centro, y de frente a los 500 curules, se estampa el escudo nacional. En la parte superior reza una oración: ¡La Patria es primero!
Como custodios del lábaro patrio y del escudo, en ambos lados de la Mesa Directiva, se encuentran los muros que contienen los nombres de los mexicanos ilustres que con su vida y obra forjaron a nuestra República. Ahí, en letras de oro, se encuentran Cuauhtémoc, Nezahualcóyotl, Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Josefa Ortiz de Domínguez, José María Morelos y Pavón, Leona Vicario, Guadalupe Victoria, Francisco I. Madero, Nicolás Bravo, Emiliano Zapata, Francisco Villa, y los Constituyentes de 1917, entre otros héroes y padres de la patria.
Asimismo, se leen nombres de personalidades que tuvieron aportes en distintos ámbitos, como por ejemplo Sor Juana Inés de la Cruz e Ignacio Manuel Altamirano, en literatura; o Isidro Fabela, Genero García, Alfonso García Robles y Gilberto Bosques, en diplomacia; o Justo Sierra Méndez, en educación. De igual forma, se plasman instituciones, tales como la Heroica Escuela Naval Militar, el Heroico Colegio Militar, la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional.
También se inscribieron a grupos que protagonizaron eventos patrióticos en nuestra Historia como los Defensores de Cuautla en 1812, los Niños Héroes de Chapultepec, los Defensores de Puebla de Zaragoza en 1862 y 1863, los Vencedores de Querétaro en 1867, el Batallón de San Patricio, el Movimiento Estudiantil de 1968 o el Exilio Español.
A esta lista de honor, el pasado 29 de abril, el pleno de la Cámara de Diputados sumó a la “Comunidad Mexicana Migrante”[1]. Ahí, junto con el Padre de la Patria Miguel Hidalgo o la Universidad Nacional, se encuentran los mexicanos que por alguna razón u otra tuvieron que salir del país con el anhelo de buscar un mejor futuro. México reconoce a sus hijos que han emigrado, pero que también han hecho, y siguen haciendo, Patria.
Al respecto, algunas reflexiones. Lo primero que hay que decir es que migrar no es un delito. La develación de la frase “a la Comunidad Mexicana Migrante” es un reconocimiento a la valentía, coraje, sacrificio y trabajo de millones de mexicanos que han salido de su tierra con la esperanza de encontrar un mejor futuro. Los frutos de la migración son muchos, no solo para el país de origen sino también para el destino. Ser migrante es sinónimo indiscutible de trabajo, y de algo que se valora mucho actualmente: Entrepreneurship, (espíritu empresarial) creatividad, adaptación y resiliencia. Por ello, bien vale la pena recordar quiénes son nuestros migrantes.
Actualmente, el Instituto de los Mexicanos en el Exterior estima que cerca de 12 millones de mexicanos viven fuera de nuestras fronteras. El 96% de los migrantes mexicanos residen en Estados Unidos de América, pero también hay población mexicana en todos los continentes, incluidos África y Oceanía. Cabe destacar que el 40% de todos los paisanos que viven fuera, son profesionistas y 26% estudiantes[2], lo que quiere decir que el migrante mexicano está preparado y compite internacionalmente con sus contrapartes.
Ahora bien, es necesario referirnos a los connacionales que viven en la Unión Americana. En 1920, los Estados de Arizona, Nuevo México y Texas eran los únicos cuya población migrante mayoritaria era mexicana. Cien años después, en el 2022 la población migrante mexicana era mayoritaria en 29 Estados[3]. Más aún, el Pew Research Center estima que hay 37 millones de personas que viven en EUA y que tienen origen mexicano, lo que representa el 60% de la población hispana.
En ese sentido, es interesante analizar algunos datos: Hay más de 11 millones de migrantes mexicanos que viven en EUA, que nacieron en México. De ellos, el 62% ha residido en territorio estadounidense por más de 20 años y el 35% ha obtenido la ciudadanía. Y también, hay 26 millones de mexicanos (de segunda o tercera generación) que nacieron en EUA, y por tanto son binacionales con obligaciones y derechos en ambos lados de la frontera[4]. Para dar un ejemplo de los frutos de la migración: La primera generación de mexicanos, entre el 8 y 9% tiene una licenciatura, frente al 23% de la segunda y tercera generación[5]. El sacrificio de los abuelos y de los padres ha germinado.
Sin duda, las letras de oro “A la Comunidad Mexicana Migrante” en el palacio legislativo es un gran homenaje a nuestros paisanos. El reto como país sigue siendo el brindar las condiciones necesarias para que migrar sea voluntario y no la única opción para tener acceso a una buena calidad de vida o para escapar de una realidad de pobreza, inseguridad y desigualdad.
[1] https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5750721&fecha=03/03/2025#gsc.tab=0
[2] https://nextcloud.sre.gob.mx/index.php/s/gLPJrZF4BsxxiJD
[3] https://www.pewresearch.org/short-reads/2024/07/22/how-the-origins-of-americas-immigrants-have-changed-since-1850/
[4] https://www.pewresearch.org/race-and-ethnicity/fact-sheet/us-hispanics-facts-on-mexican-origin-latinos/
[5] https://www.bbvaresearch.com/publicaciones/mexico-anuario-de-migracion-y-remesas-2024/
Edgar A. García Villaseñor. Internacionalista mexicano, especialista en seguridad y política internacionales. Ha ejercido las relaciones internacionales desde el poder legislativo federal, tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Diputados.