Revista 5 Sentidos SURA - Edición 148

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sentidos

Número 148, Diciembre de 2025

El poder de planear

¿ Cómo crear un fondo de emergencia y metas de ahorro para 2026 ?

Decisiones conscientes para un futuro sostenible

Educación financiera desde el primer empleo.

¿ Cómo evaluar tu estado financiero actual ?

Planeación: el futuro se construye hoy.

Desconectarse: el arte de pausar con intención. 04 06 09 12 15 18 20 25 28 32 34 37 40 42 44

Primer empleo: donde comienza el camino hacia la libertad financiera.

¿Cómo evaluar tu estado financiero actual?

El arte de disfrutar diciembre sin hipotecar la calma del año que viene.

Salud financiera para un año más consciente, tranquilo y sostenible.

La verdadera libertad financiera no es tener más dinero, sino vivir sin miedo a perderlo.

Hacerse el autoexamen: un hábito para honrar y proteger la salud.

Hipertensión: un riesgo silencioso pero prevenible.

Ansiedad, antojos y alimentación emocional: mitos y realidades.

Jubilación: cómo reinventar la vida con propósito y bienestar.

Guía práctica para encontrar soluciones efectivas a los conflictos.

Requerimiento proteico: guía para entender y usar las proteínas en tu alimentación.

El movimiento como hábito: una visión más completa sobre el peso y la salud.

La salud mental después de un siniestro vial

Presidente

Juan David Escobar F.

Coordinador general

Juan Carlos Rodríguez O.

Comité editorial

Ana Catalina Castaño Y.

Juan Carlos Rodriguez R.

Manuela Sánchez S.

Dirección editorial

Raquel Yepes

Michael González

Dirección gráfica

Braulia Díaz

Juliana Carmona

Fotografía

Shutterstock

Planeación: el futuro se construye hoy

En nuestra cultura, muchas veces pensamos que planear es el acto de proyectar grandes sueños: comprar una vivienda, emprender un negocio, lograr la independencia económica. Sin embargo —y aquí surge una primera idea— la planeación ocurre en lo cotidiano: en esa decisión que tomamos al elegir qué compramos hoy, cómo usamos el tiempo, cómo organizamos los recursos que entran y salen de nuestra vida.

El propósito de toda planeación financiera es el mismo: definir acciones para alcanzar las metas, y es allí donde las elecciones pequeñas aportan a la construcción de las decisiones más grandes. O dicho de otra manera: la sostenibilidad no empieza en el futuro, empieza cada mañana y en las decisiones cotidianas. En ese proceso, también entran en juego las prioridades: lo que cada persona considera importante se refleja en la manera en que gasta su dinero y en cómo orienta sus recursos hacia lo que realmente valora.

La planeación es un acto de inteligencia emocional y financiera: permite que nuestras decisiones de hoy estén alineadas con la vida que queremos mañana y se convierte en un antídoto contra la incertidumbre y, al mismo tiempo, en el combustible de la tranquilidad. Reconocer nuestras prioridades dentro de la planeación nos ayuda a dar coherencia a nuestros hábitos de consumo y convierte el manejo del dinero en una herramienta para cumplir con certeza los sueños.La planeación es salud financiera: un pilar de la salud integral

Durante años, se habló del bienestar desde la perspectiva física o emocional; hoy, en SURA, hay una convicción renovada:

La salud financiera es parte de la salud integral.

Cuando nuestras finanzas están en equilibrio, tomamos decisiones con mayor libertad, dormimos mejor, prevenimos riesgos y nos proyectamos con esperanza.

Cuando una persona cuida sus finanzas, también está cuidando su mente, su familia y su salud emocional. Es allí cuando el dinero deja de ser una amenaza y se convierte en una herramienta.

Los retos presentes en la planeación

Hablar de planeación también implica reconocer lo que no siempre hacemos de la mejor manera o las oportunidades de mejora que hay en nuestros actos y decisiones:

• Creer que planear solo es ahorrar, y no también presupuestar, proteger y proyectar.

• Subestimar los imprevistos.

• Temor a hablar de dinero en familia o equipo.

• Esperar a “ganar más” para comenzar a organizarnos.

Las pruebas que enseñan

En 2024 y 2025, los colombianos vivimos un escenario económico cambiante: inflación, nuevas dinámicas laborales, digitalización acelerada. Para muchos, fue una prueba, pero para todos es una oportunidad de aprendizaje.

SURA acompañó a cientos de organizaciones que, gracias a una planeación financiera a conciencia, lograron sortear imprevistos sin sacrificar su esencia ni su gente. Familias que, con un fondo de emergencias y seguros adecuados, enfrentaron enfermedades, pérdida de ingresos o daños materiales sin que su bienestar colapsara.

Las crisis mostraron algo esencial:

Planear no evita las tormentas, pero nos permite navegar en ellas.

Planear sin rigidez: flexibilidad que sostiene Planear no es llenar un Excel para nunca modificarlo. Es diseñar un mapa y ajustar la ruta cuando el terreno cambia. Se trata de:

• Revisar la historia y el camino recorrido.

• Definir a dónde quieres llegar.

• Preguntarte: ¿qué hacer para llegar ahí?

• Observar y analizar el entorno.

• Experimentar.

• Revisar.

• Corregir… una y otra vez.

Rigidez no es disciplina. En un mundo variable, la planeación debe ser un músculo creativo.

Rituales que cambian el largo plazo

¿Qué hábitos pueden transformar la relación con nuestro futuro?

• Hacer del presupuesto una conversación mensual, no un regaño eventual.

• Reservar siempre un porcentaje para el ahorro.

• Incluir la protección financiera como parte del plan (seguros, pensión, respaldo familiar).

• Conectar las finanzas con lo que nos importa: bienestar, sueños, propósito.

Pequeños actos que, acumulados, se convierten en decisiones trascendentes.

Una cultura de planificación: el legado necesario

En los hogares y en las organizaciones, planear es un acto colectivo. Enseñar a niñas, niños, equipos y familias a anticiparse, a pensar en escenarios, a acostumbrarse a la conversación sobre el dinero con transparencia y empatía es sembrar resiliencia para el país del mañana.

Allí se presenta la flexibilidad como el arte de planear sin miedo a cambiar, pues planear no es encerrar el futuro: es, básicamente, una conversación o diálogo con él.

La planeación contemporánea es viva: admite giros, ajustes, aprendizajes. Lo contrario de la improvisación no es la rigidez; es la claridad estratégica.

El cierre de año nos invita a detenernos, mirar con honestidad y preguntarnos: ¿Estoy planificando para el futuro que deseo o simplemente sobrevivo al presente?

Una invitación para 2026

Hoy, en esta edición de 5 Sentidos, te dejamos un mensaje abierto y poderoso:

“Planear es un acto de amor por el futuro y tus sueños. Es decidir que el mañana merece un lugar en las decisiones de hoy.”

La cultura de planear: un legado para Colombia

Cultivar una ciudadanía que planea es construir una sociedad más equitativa, resiliente y consciente. Es enseñar a las nuevas generaciones que no depende de cuánto tenemos, sino de cómo lo gestionamos con intención y visión.

Por eso, el cierre de año no es únicamente un ritual de calendario.

Es una invitación a pausar, observar y —sobre todo— tomar decisiones con propósito.

Melissa González

en Seguros SURA.

donde comienza el camino hacia la libertad financiera

Pr mer1 1 empleo:

Por: Nora Stella Espinosa Gestora Salud Financiera en Seguros SURA Colombia

En Colombia, miles de jóvenes se vinculan cada año a su primer trabajo formal. Ese ingreso inicial no solo representa un primer paso hacia la autonomía: define patrones, creencias y decisiones que pueden acompañarlos durante décadas.

Conversamos con un experto en educación financiera y desarrollo de talento para comprender un fenómeno que muchas veces pasa desapercibido: el primer salario moldea la relación emocional y estratégica con el dinero.

“Allí se activa la capacidad de convertir deseos en propósitos. Si esa capacidad no se entrena, el gasto toma la delantera.” dice: Nora Stella Espinosa, Gestora Salud Financiera en Seguros SURA Colombia

¿Cómo iniciamos la relación entre la apertura económica y las primeras compras?

La transición del “no puedo” al “ahora sí” suele ser inmediata.

Los errores más frecuentes se repiten en la mayoría de los perfiles jóvenes:

• Comprar por impulso lo que antes se creía inaccesible.

• Priorizar satisfacción rápida sobre objetivos a largo plazo.

• Ausencia total de presupuesto.

• Falta de ahorro desde el primer día.

• Acceso irresponsable a la vida crediticia.

No hay juicio: hay contexto. “Aprender de dinero” a una edad temprana es poco común como parte de la crianza, y la gestión financiera se descubre sobre la marcha, casi como un proceso experimental que muchas veces conlleva endeudarse.

Un entorno que acelera el consumo y desacelera la reflexión

Nuestro experto lo dice de manera clara: hoy el dinero no se gasta solo en lo que se necesita, sino en necesidades motivadas e impulsadas por los demás.

“Las redes condicionan la identidad: valgo por lo que tengo. Si esa emoción no se regula, el presupuesto se vuelve difuso.”

Sin una alfabetización emocional, el clic termina siendo la decisión financiera más repetida del mes. Publicidad hiper personalizada, compras a un toque y pago a cuotas como “estilo de vida” completan la ecuación.

Casos reales: cuando cambia la conversación, cambia la vida financiera

Veamos un ejemplo: joven de 21 años, con empleo desde los 18.Su salario se destinaba a ropa y videojuegos, influenciado por su grupo social y por haber crecido en un hogar con restricciones económicas.

Después de seis meses trabajando en hábitos financieros:

• Redefinió prioridades.

• Construyó un plan personal.

• Comenzó a invertir en acciones

No cambió su realidad económica de un día para otro. Cambió la dirección del dinero: dejó de girar en círculo y empezó a avanzar.

Las empresas también pueden participar en la educación financiera

Aunque la familia suele ser la primera escuela del dinero, el mundo laboral no puede hacerse a un lado. En SURA asumimos ese rol con iniciativas como:

Salud Financiera: programa en la APP Seguros SURA, en la sección Bienestar - Longevo y opción Finanzas Su propósito: acompañar, orientar y desarrollar la capacidad de tomar decisiones conscientes, sin estigmas sobre equivocarse y con enfoque en sostenibilidad personal.

“Declarar que la organización quiere formar para la vida es un mensaje de bienestar real.”

Decisiones clave incluso cuando el ingreso es limitado Nuestro experto resume la estrategia en tres acciones esenciales para el primer año laboral:

“Soy libre financieramente cuando sé administrar responsable y oportunamente lo que gano.”

• Tener un presupuesto: visibilidad total del dinero que entra y sale.

• Gestionar las emociones: no gastar para llenar vacíos.

• Invertir: aunque sea en pequeños montos.

Así se construye bienestar financiero: desde lo cotidiano, no desde la fantasía del “algún día”.

La libertad financiera empieza por entender la libertad

La educación financiera no tiene como propósito enriquecer a alguien: tiene como propósito liberarlo. Cuando hablamos de esa libertad, hablamos de autonomía responsable y con propósito.

La verdadera libertad financiera no está ligada únicamente a la cantidad de dinero en tu cuenta, sino a cómo administrar tus recursos.

Soy libre financieramente cuando sé administrar responsable y oportunamente lo que gano.

2026 puede ser sostenible si en 2025 tomamos decisiones conscientes

¿Cómo evaluar tu estado financiero actual? descubre tu salud económica

Detenernos un momento a mirar nuestras finanzas no es solo un ejercicio de números: es una pausa estratégica para entender cómo administramos nuestros recursos, identificar fugas de dinero y preparar decisiones conscientes para el año que inicia.

Desde SURA, nuestro experto en educación financiera y desarrollo de talento señala que este diagnóstico es clave porque:

“Evaluar tu estado financiero te permite identificar hábitos, reconocer errores y tomar decisiones que protejan y construyan tu patrimonio.”

Señales de salud financiera

Antes de evaluar tus finanzas, es importante identificar si tu situación es estable o riesgosa. Algunos indicadores clave:

Buena salud financiera:

Ya establecí un porcentaje de ahorro.

Sé cuál es mi nivel de endeudamiento y no lo supero.

Estoy aprendiendo sobre inversiones.

Mis ingresos superan mis gastos y me permiten ahorrar o invertir.

Mala salud financiera:

No logro ahorrar.

Me endeudo cada vez más.

Inversiones de alto riesgo con expectativa de ganancia rápida.

Mis gastos superan mis ingresos.

Estos indicadores permiten hacer una radiografía inicial de tu relación con el dinero y reconocer áreas de mejora.

Errores comunes al medir tu capacidad financiera

Muchos postergamos este ejercicio por creencias o desconocimiento:

Pensar que es muy difícil.

Ignorar o postergar la evaluación. No contabilizar gastos variables o pequeños. No planificar ni presupuestar.

Reconocer estas trampas es el primer paso hacia un control real y consciente de tus finanzas.

Autoevaluación interactiva: ¿cuál es tu salud financiera?

A continuación, un test práctico para determinar tu estado financiero. Marca la opción que más se acerque a tu situación:

Ingresos y gastos

A Mis ingresos cubren todos mis gastos y aún puedo ahorrar

B. Mis ingresos cubren mis gastos, pero no ahorro

C. Mis gastos superan mis ingresos

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Ahorro e inversión

A Ya tengo un porcentaje definido de ahorro e inversión

B. No logro ahorrar regularmente

C. No ahorro y busco inversiones de alto riesgo para recuperar dinero rápidamente

Presupuesto y control

A. Llevo un registro claro de ingresos y gastos

B. Tengo control parcial de mis gastos

C. No llevo registro ni presupuesto

Educación financiera y hábitos

A. Me capacito y aplico hábitos financieros sólidos

B. Estoy aprendiendo, pero de manera irregular

C. No tengo educación financiera ni hábitos claros

Endeudamiento

A. Sé cuánto debo y mantengo un control responsable

B. A veces me excedo y uso crédito sin plan

C. Cada vez tengo más deudas y pierdo control de los pagos

Fondo de emergencia

A. Tengo un fondo suficiente para imprevistos

B. Mi fondo es limitado

C. No cuento con fondo de emergencia

“La salud financiera no depende solo de cuánto ganas, sino de cómo gestionas tus ingresos y tus decisiones.”

Interpretación del test

Mayoría A: Estabilidad financiera

Tu relación con el dinero es consciente, planeada y sólida. Mantén los hábitos y continúa mejorando aspectos menores para reforzar tu bienestar económico.

Mayoría B: Alerta moderada

Tienes conciencia de tu situación, pero ciertos hábitos o descuidos podrían comprometer tu estabilidad. Revisa tus prioridades, ajusta tu presupuesto y fortalece tu disciplina financiera.

Mayoría C: Riesgo financiero

Tu situación requiere atención inmediata. Comienza por identificar fugas de dinero, controlar deudas y desarrollar hábitos básicos de ahorro, inversión y presupuesto.

Del diagnóstico a la acción

La evaluación solo tiene valor si se traduce en decisiones concretas. Nuestro experto recomienda:

1. Diseña hábitos financieros: controla tus gastos, establece ahorros automáticos y revisa tus metas periódicamente.

2. Monitorea constantemente: usa herramientas digitales o apps de finanzas personales durante 2–3 meses, según tus objetivos.

3. Conecta pensamiento, emoción y conducta: reflexiona sobre cómo tus decisiones financieras reflejan tus prioridades y valores personales.

Preparando un 2026 sostenible

Conocer tu estado financiero te permite:

Establecer metas realistas y alcanzables. Reducir riesgos y sobreendeudamiento. Tomar decisiones conscientes y alineadas con tu bienestar integral.

La pregunta no es cuánto dinero entra en tu cuenta, sino qué vida quieres construir con esos recursos.

Tomar un momento ahora para evaluar, planificar y actuar puede marcar la diferencia entre un año financiero reactivo o uno estratégico y sostenible.

El arte de disfrutar diciembre sin hipotecar la calma del año que viene

Diciembre es, sin duda, una época muy especial para los colombianos. La energía cambia, el comercio se duplica, las familias se reúnen y empezamos a pensar en los regalos para nuestros seres queridos.

Pero detrás del brillo y la emoción que caracteriza este mes también se esconde un reto financiero: poder suplir todas las necesidades que surgen durante este periodo.

Entonces, ¿cómo ser prudente sin hipotecar la calma del 2026? En medio de las pequeñas trampas mentales que hacen del último mes del año una carrera entre el deseo y la prudencia, surge una pregunta clave: ¿cómo disfrutar sin pagar las consecuencias en enero?

Cuando el cerebro entra en modo celebración

El gasto no siempre es falta de control; a veces es biología. En diciembre las emociones se vuelven protagonistas: nostalgia, gratitud, el deseo de cerrar el año “como se debe”.

El famoso efecto celebración nos hace sentir que merecemos recompensas. Y esa sensación está respaldada por la dopamina: cada compra libera placer inmediato. Pero ese placer es fugaz. Por eso, planear es una forma de proteger el bienestar futuro sin afectar la alegría del presente.

La consciencia no significa apagar el entusiasmo, sino encenderlo con intención.

Tres decisiones que pueden cambiar la perspectiva

Antes de que la prima o las bonificaciones de fin de año lleguen a la cuenta, te proponemos tres movimientos simples, casi rituales:

1. Ahorrar antes de gastar: sabemos que no siempre es fácil, pero guardar un porcentaje destinado a los gastos de fin de año —y respetarlo— puede marcar una gran diferencia.

“Cuando sabes hasta dónde puedes ir, disfrutas más el camino.”

Todo comienza con una palabra sencilla, pero poderosa: anticiparse. Es una temporada que también requiere inteligencia financiera, pues no hay mejor inicio de año que aquel que se construye con tranquilidad y decisiones prudentes.

Hacer un presupuesto específico para diciembre —regalos, cenas, viajes, incluso ahorro— no es limitarse, es ganar claridad. Y si lo haces con tu familia, mejor. El dinero deja de ser tema de presión y se convierte en un acuerdo de bienestar compartido.

2. Priorizar: ¿cuáles son tus prioridades? Educación, salud o deudas. Priorizar es poner en orden tus compromisos financieros antes de caer en compras impulsivas o innecesarias.

3. Definir un presupuesto festivo: el consumo consciente también es una forma de libertad. Revisa si dentro de tu economía puedes destinar un monto específico para ocio y recreación.

El regalo más valioso: el tiempo

En una época donde lo material parece inevitable, regalar tu presencia, tu tiempo, tu compañía tiene un valor emocional más profundo que cualquier objeto.

Lo que más recordamos no son los objetos, sino las experiencias y los momentos inolvidables al lado de las personas que amamos.

Planear con anticipación, aprovechar descuentos o usar herramientas digitales de presupuesto ayuda a que la emoción no se convierta en desorden.

Sembrar educación financiera desde casa

El dinero también educa, si se enseña bien.

“Involucrar a los niños en la planificación de los regalos o del presupuesto los ayuda a comprender el valor del esfuerzo y la intención detrás de cada compra. La educación financiera no empieza en la adultez, sino en los hábitos cotidianos.”

Celebrar distinto: la alegría no se compra

Celebraciones sostenibles como juegos en casa, caminatas, cenas colaborativas o detalles hechos a mano nos recuerdan que la felicidad no depende del gasto.

Cuando el foco está en la conexión y no en el consumo, el bienestar crece.

Aliados digitales y espejo financiero

“Ver en tiempo real hacia dónde se va tu dinero te da poder. Es como mirarte en un espejo: no siempre gusta, pero siempre ayuda.”

Evitar la resaca de enero

Gastar la prima sin un plan, endeudarse por presión social o ignorar los pagos del nuevo año son los clásicos errores de temporada.

El resultado es la llamada resaca financiera de enero, una sensación de agotamiento que se evita con algo tan sencillo como la organización.

“ El gasto no es la medida de la felicidad.”

Aplicaciones como Monefy o las plataformas bancarias permiten visualizar los gastos y mantenerlos bajo control.

Cerrar el año con propósito

Haz del presupuesto tu mejor aliado. No se trata de privarte, sino de disfrutar con equilibrio. La claridad también es una forma de bienestar.

Y quizás ese sea el verdadero espíritu de diciembre: entender que celebrar no es gastar sin medida, sino reconocer lo que tenemos, disfrutarlo con intención y permitir que el nuevo año empiece con lo más valioso en orden: la paz interior.

Porque cuidar tus finanzas también es cuidar tu salud.

Salud financiera

para un año más consciente, más tranquilo y más sostenible.

Hay decisiones que no se sienten urgentes hasta que ocurren. ¿Cómo nos preparamos para ellas? Un imprevisto de salud, una fuga que afecta a un vecino, una urgencia odontológica: la vida tiene maneras particulares de recordarnos que las emergencias son inevitables y que no estamos exentos de un momento adverso, pero sí podemos elegir cómo enfrentarlo.

En SURA lo llamamos “Fondo de tranquilidad”. Un nombre que deja claro que no se trata solo de dinero, sino de contar con herramientas antes de que llegue la tormenta.

Con la experticia de uno de nuestros especialistas, te proponemos un sistema financiero para sentirte más seguro frente a crisis y emergencias a través del ahorro principalmente.

1. Antes del dinero: redefinir qué es realmente una emergencia

Muchas personas creen que las emergencias “no van a pasar”… o que, si pasan, “de algún modo se resolverán”. Esa confianza, aunque optimista, nos puede dejar un poco expuestos. Y suele mezclarse con un error común: confundir deseos emocionales con emergencias reales.

Si tu “emergencia” es cambiar de celular, probablemente no sea una emergencia.

Una emergencia auténtica suele involucrar:

Salud propia o de alguien cercano. Calamidades domésticas que comprometen el hogar. Eventos inesperados que afectan la estabilidad financiera o la capacidad de cubrir gastos fijos.

Ponerle nombre a lo que realmente puede desestabilizar financieramente es el primer acto de claridad financiera. Esta claridad mental es el cimiento del hábito.

2. ¿Cuánto necesito? Tus gastos reales

son el mapa auténtico de tu vida cotidiana

La teoría dice: “ahorra el 10%”. La práctica dice algo más sensato:

Construye un fondo que cubra entre 3 y 6 meses de tus gastos mensuales reales.

No se trata de ahorrar más: se trata de ahorrar con intención.

Calcula:

Tus gastos fijos. Tus variables.

Y ese rango que representa tu costo real de vida.

Ese número —y no exactamente tu salario— es tu verdadero norte financiero.

3. Los primeros pasos: empezar sin ahogar el mes

Crear un fondo de tranquilidad no requiere ser un héroe financiero. Requiere método, sinceridad y constancia.

Pasos recomendados:

Diagnóstico claro: registra ingresos, gastos fijos, variables y pequeños consumos que pasan desapercibidos.

Elige un monto mínimo: aunque sea simbólico, desarrolla el hábito.

Separa el dinero: cuenta alterna, bolsillo digital o fondo especializado.

Hazlo visible, no intocable: fondos de cartera colectiva son ideales para tenerlo “a la vista” sin mezclarlo con el gasto.

Acompáñalo de protección: seguros de vida, accidentes, hogar o gastos funerarios pueden ser aliados, no enemigos de tu liquidez.

4. Los “antídotos”: errores comunes que sabotean el proceso

Para cuidar el fondo también hay que saber qué evitar.

Evita:

Usar el cupo de la tarjeta de crédito como “fondo de emergencia”.

Llamar “emergencia” a viajes, regalos o celebraciones.

Gastar el fondo “porque no ha pasado nada”.

Ahorrar sin un tope definido.

Dejar el fondo por fuera de tus propósitos financieros del año.

5. Fondo de emergencia vs. ahorro para metas: dos intenciones distintas

Un fondo de emergencia se activa cuando la vida no da tiempo de pensar. El ahorro para metas se activa cuando planeas.

Diferencias esenciales:

Emergencia: urgente, inesperada, importante, afecta estabilidad.

Meta: programada, proyectada, con fechas y propósito.

Ambos son necesarios, pero no se mezclan.

6. Fin de año: la delgada línea donde muchos hábitos nacen… o se pierden

Diciembre tiene un encanto especial… y un riesgo particular: invita a celebrar y a gastar, muchas veces con dinero prestado, comprometiendo el primer trimestre del año siguiente.

La planeación de fin de año es un acto de autocuidado financiero.

Para evitar la resaca:

Crea un presupuesto navideño con meses de anticipación.

Protege tu liquidez de impulsos emocionales. Toma decisiones con cabeza fría antes de que llegue la emoción del momento.

7. Cuando el fondo funciona: historias reales

Las experiencias lo confirman: tener un fondo cambia el desenlace de un imprevisto.

Una fuga de agua afectó dos apartamentos, pero un seguro de hogar cubrió la totalidad de los daños.

Un procedimiento odontológico inesperado se resolvió con un bolsillo digital destinado para emergencias.

Años de destinar el aumento de salario al fondo se transformaron en capital para la vejez y en tranquilidad en momentos difíciles.

El fondo no solo responde a emergencias: revela la versión más preparada de ti.

8. Herramientas digitales: aliadas, no sustitutas

Apps, billeteras y automatizaciones facilitan el proceso, pero no deciden por ti.

Las herramientas apalancan; la transformación depende de tu conciencia y tu compromiso.

Úsalas para organizar, visualizar y automatizar. El hábito, sin embargo, se construye fuera del teléfono.

9. ¿Ahorrar sin sentirlo como castigo?

Sí, es posible

La restricción no es enemiga: es un músculo y también es autorregulación frente a la gratificación inmediata.

Ahorrar no significa quitar: significa elegir lo que realmente aportará al futuro.

Cada gasto evitado puede transformarse en propósito —en viaje, educación, tranquilidad, retiro—. La restricción deja de limitar y empieza a sostenerse.

10. Tres pasos esenciales hoy, para un 2026 estable

En diciembre te proponemos:

Evalúa cómo cerrarás 2025: ingresos, deudas, obligaciones, metas cumplidas y pendientes.

Revisa qué hubieras hecho distinto: la honestidad es insumo para 2026.

Construye un presupuesto realista que incluya gastos variables (cumpleaños, celebraciones, gustos).

Si tienes deudas altas, define una estrategia para frenarlas antes de que crezcan.

Conclusión: el hábito que cambia tu futuro

Crear un fondo de emergencia no es un acto financiero: es un acto emocional. Es aprender a cuidarte antes de una crisis para cuando lleguen esos momentos de ansiedad poder encontrar claridad en la capacidad que tuvimos de anticiparnos.

2026 puede ser un año más sostenible para tu salud financiera. El primer paso es realmente hacerte cargo con presencia y consciencia de tu economía.

Por: Nora Stella Espinosa
Gestora Salud Financiera en Seguros SURA Colombia

pasos para transformar tus finanzas personales

Hacerse el autoexamen: un

hábito para honrar y proteger la salud

Por: Olga Liliana Arias Hernández
Analista Modelos de Gestión de Riesgo y Poblaciones
Seguros SURA Colombia

¿Alguna vez te has detenido a pensar todo lo que logras y experimentas a través de tus manos? Con tus manos puedes expresarte, contar una historia, señalar algo importante, saludar enérgica y amorosamente a las personas, conectarte con la alimentación a través de la cocina; literalmente, tus manos cuentan historias y a través de ellas puedes tocar el mundo que te rodea.

Y con tus manos puedes convertir el autoexamen mamario en un hábito profundamente importante, en el que honras tu salud, pues detenerse a hacerlo es un gran acto de compromiso y amor hacia ti mismo.

Un minuto a solas frente al espejo o en la ducha, la mano recorriendo un territorio que es exclusivamente tuyo, la atención centrada en lo que tu cuerpo te comunica.

El autoexamen de mama, lejos del tono alarmista que quizás puedas percibir en él, es en realidad un gesto de respeto, conocimiento y prevención.

“Cuando alguien conoce bien su cuerpo, su mismo cuerpo se convierte en información valiosa. Esa familiaridad es la base de la detección temprana”. dice Olga Liliana Arias Hernández.

El autoexamen: un gesto de amor y compromiso

Existe la creencia de que el cáncer de mama solo afecta a mujeres mayores, pero lo cierto es que puede presentarse en cualquier persona. Todos y todas, sin excepciones, tenemos tejido mamario, y es allí cuando el autoexamen puede convertirse en un acto revolucionario de amor y cuidado personal, que además puede salvar vidas.

Cuando el cáncer de mama se detecta en etapas iniciales, la supervivencia a cinco años puede alcanzar entre 80 % y 99 %, según el estado y el acceso al tratamiento.

En América Latina, donde muchos diagnósticos ocurren en fases avanzadas, reconocer cambios temprano no es estadística: es un impacto concreto en la vida, la salud y el bienestar futuro.

Edad y frecuencia recomendadas

Se recomienda realizar el autoexamen mensualmente desde los 20 años.

Mujeres con menstruación: 7 días después de finalizado el ciclo.

Mujeres en menopausia:: elegir un día fijo cada mes, por ejemplo, el día 1 o el 15.

Hacerlo regularmente convierte la observación en hábito y fortalece la capacidad de detectar cambios de manera temprana.

Cómo hacerse el autoexamen correctamente

En la ducha

Coloca la mano derecha detrás de la cabeza y usa las yemas de los tres dedos centrales de la mano izquierda para explorar el seno derecho y la axila. Presiona suavemente al inicio y con mayor firmeza después. Repite en el lado contrario.

Frente al espejo

Observa la forma, tamaño y textura de los senos. Detecta cambios en el pezón o secreciones inusuales.

Acostada

Con una almohada bajo un hombro, explora el seno opuesto y la axila con la mano contraria. Cambia de lado y repite.

La intención es conocer lo normal, no buscar un problema.

AUTOE XAME N

Señales que requieren atención médica

inmediata

Bultos o endurecimientos en el seno o axila.

Cambios en la textura de la piel: arrugas, poros agrandados o “piel de naranja”.

Hundimientos o hoyuelos en la piel.

Cambios recientes en el tamaño o forma de un seno, o asimetría nueva.

Pezón invertido o retraído.

Secreciones del pezón: con sangre, transparente o lechosa (sin lactancia).

Enrojecimiento, inflamación o piel escamosa en el seno, pezón o areola.

Estas señales no son un diagnóstico por sí mismas, pero requieren interpretación profesional.

Mitos y límites del autoexamen

No detecta todos los tipos de cáncer: ayuda a notar cambios externos, pero no reemplaza mamografía ni control médico.

No solo las personas con antecedentes familiares están en riesgo: la mayoría de los casos ocurre sin historia previa. No detectar nada no garantiza ausencia de enfermedad: incluso lesiones pequeñas pueden pasar inadvertidas.

El autoexamen no es innecesario, sino un complemento valioso para detectar alteraciones a tiempo.

Prevención integral

La prevención combina hábitos diarios y seguimiento médico:

Dieta equilibrada: frutas, verduras, cereales integrales y legumbres; bajo consumo de azúcares, grasas saturadas y carnes procesadas.

Ejercicio regular para mantener un peso saludable.

Evitar cigarrillo y alcohol.

Autoexamen mensual según la edad y ciclo.

Chequeos médicos periódicos y mamografía cada dos años entre los 50 y 69 años, o antes si hay factores de riesgo.

La prevención no depende de un solo gesto: es la combinación de hábitos, conocimiento y acceso oportuno a la salud.

Conciencia en mujeres jóvenes

Fomentar el hábito desde edades tempranas fortalece la cultura de autocuidado:

Educar sobre la importancia de conocer sus mamas.

Motivarlas a asociar el autoexamen a una fecha fija mensual.

Enfatizar que detectar cambios a tiempo mejora el pronóstico y permite tomar decisiones informadas.

Recuerda:

El autoexamen y la prevención son actos de respeto hacia uno mismo, no obligaciones ni rutinas que generan miedo. Integrarlos a la rutina es honrar la salud y reconocer la importancia de cada señal, por pequeña que sea.

No se trata de miedo.

Se trata de atención.

Se trata de conocimiento y presencia plena con tu salud.

Se trata de cuidar el presente y el futuro.

Hipertensión: un riesgo silencioso

Por: Andrea Serrato Echeverry Médico Laboral ARL Seguros SURA Colombia

pero prevenible

La salud suele avisarnos cuando algo no está bien: un dolor, una molestia, una fiebre o una inflamación que nos obliga a detenernos. Sin embargo, hay condiciones que avanzan sin ruido, sin alterar las rutinas y sin enviar señales evidentes. Una de las más silenciosas y frecuentes es la hipertensión arterial.

¿Por qué escuchar al cuerpo si creemos que todo está bajo control?

Porque de él depende nuestra vida cotidiana: trabajar, estudiar, cumplir metas y adaptarnos a un ritmo que cada vez exige más. Además, existen enfermedades como la hipertensión que pueden permanecer ocultas durante años, mientras avanzan como una causa principal de enfermedad cardiovascular y muerte prematura en el mundo. Lo más inquietante: muchas personas no saben que la tienen.

“Cuando la presión arterial genera síntomas, es porque ya hay daño en órganos como el corazón, los riñones o el cerebro”, enfatiza la doctora Serrato. Por eso, aunque no sea tema recurrente en nuestras conversaciones, la hipertensión sigue siendo un problema común, silencioso y prevenible.

La hipertensión no suele aparecer de repente: es la suma de decisiones,hábitosyexigenciasquehemosnormalizadopor años.

Señales que pueden estar pasando desapercibidas

Aunque una persona hipertensa se sienta “bien”, el cuerpo sí nota el esfuerzo. Algunos indicios frecuentes son: visión borrosa, dolor de cabeza recurrente, problemas para concentrarse o fatiga sin explicación.

Estos síntomas afectan la productividad, la creatividad, el rendimiento y el bienestar emocional. Y, sobre todo, aumentan el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.

“No normalicemos vivir agotados. El cansancio excesivo también es una señal de alerta”.

— Dra. Serrato

Dos cifras que hablan de tu estilo de vida

La presión arterial se mide con dos valores: sistólica (el latido) y diastólica (la pausa del corazón). Si superan los 140/90 mmHg, se considera hipertensión. Pero ese número es solo un indicador inicial: lo importante es lo que hay detrás.

“La hipertensión revela cómo estamos viviendo. Muchas veces es un reflejo de nuestro ritmo acelerado”.

— Dra. Andrea Serrato

Factores que intervienen en tu presión arterial

Jornadas largas sin pausas.

Dormir mal o muy poco.

Dieta alta en sal y ultraprocesados.

Estrés constante.

Sedentarismo.

Consumo frecuente de alcohol.

Predisposición genética.

Enfermedades como diabetes.

La presión emocional también interviene

El estrés crónico —ese que se vuelve paisaje y del que pocas veces nos hacemos cargo— activa hormonas que elevan la presión arterial y mantienen al cuerpo en alerta constante.

“Corazón y cerebro trabajan en equipo: si uno se agita, el otro responde”.

— Dra. Serrato

Desconectarse del teléfono, las obligaciones y del piloto automático no es un lujo: también es salud.

Cambios pequeños, beneficios grandes

Un diagnóstico de hipertensión no implica una vida llena de prohibiciones. La clave está en lo sostenible y realista.

“Se trata de ajustes sostenidos en la vida real, no de cambios extremos”.

— Dra. Serrato

Aquí, una lista ampliada y accionable para el día a día:

Nutrición que ayuda a tu presión

Reducir la sal: cocinar con hierbas y especias como alternativa.

Más frutas, verduras, legumbres y granos integrales.

Evitar alimentos empacados con alto contenido de sodio.

Mantener un peso saludable.

Hidratarse bien durante el día.

Moderar alcohol: máximo 1–2 bebidas en ocasiones sociales.

Si ves un sello que indica exceso de sodio, trata de reemplazarlo o disminuir la porción.

Tratamiento responsable:

Medición periódica de la presión arterial.

Cumplir el tratamiento sin suspenderlo por cuenta propia.

Home office o pausas activas si hay recomendación médica.

Seguimiento regular con el equipo de salud.

Otras recomendaciones útiles

Evitar el tabaquismo (activo y pasivo).

Espacios de relajación después de la jornada laboral.

Mantener relaciones sociales que reduzcan el estrés.

Registrar valores en un diario de presión.

Tuhistoriaclínicatambiénseescribeentushábitos.

Movimiento: la medicina gratuita

150 minutos a la semana o 20 minutos al día.

Caminar al trabajo o bajarte una parada antes.

Subir escaleras en lugar del ascensor.

Estiramientos en las pausas laborales.

Bailar o practicar actividades que disfrutes

Clave:elejerciciobajalapresióndesdelosprimerosdías.

Gestión emocional y descanso

Dormir entre 7 y 8 horas.

Pausas conscientes durante la jornada.

Técnicas de respiración o meditación breve.

Limitar el uso de pantallas por la noche.

Poner límites a la disponibilidad digital.

Recuerda:dormirydescansartambiénsontratamientos.

Las empresas: posibles aliadas para el corazón

El lugar donde pasamos gran parte del día también puede ser un espacio de prevención. Medir la presión en jornadas de salud, promover pausas activas y brindar programas de bienestar y educación en salud marca una diferencia real.

SURA impulsa una mirada preventiva que pone a la persona en el centro: cuerpo, mente y entorno.

“Noessolodiagnosticar,esacompañardecisionesposibles”.

—Dra.Serrato

Más allá del miedo: es conciencia

La hipertensión es una alerta del cuerpo que pide otro ritmo. Actuar a tiempo permite proteger el corazón, preservar la función de los órganos y disfrutar una vida más plena.

Informarse, moverse, elegir mejor y descansar son acciones simples con un impacto inmenso.

La vida no siempre grita; a veces, susurra. Escuchar esas señales tempranas puede cambiarlo todo.

Ansiedad, antojos y alimentación emocional:

mitos y realidades:

La alimentación está completamente vinculada con nuestra salud y estado de ánimo. Y en muchas ocasio nes la usamos como consuelo o “recompensa” cuando nos sentimos nerviosos o tristes. La ansiedad puede disparar antojos de ciertos alimentos, aunque no haya hambre real. En redes y conversaciones abundan ideas preconcebidas sobre este tema.

¿Cuáles son verdades y cuáles mitos? Revisemos algunos de los más comunes sobre comer con ansiedad o por emociones, y veamos qué hay de cierto en cada uno.

Mito: “cuando estoy ansioso(a), no tengo control y debo comer para sentirme mejor”

Realidad: es normal querer comer al sentirse estresado. Se cree que ciertos alimentos nos “calman” la ansiedad. Sin embargo, muchas veces, el antojo o impulso surge directamente de la ansiedad.

Propuesta: antes de atacar el refrigerador, prueba a reconocer tu emoción. Respira hondo, sal a dar una vuelta o habla con un amigo. Así das tiempo al cuerpo para soltar la tensión sin llenar el estómago. Por ejemplo: date cinco minutos de distracción —puedes caminar, escuchar tu canción favorita o dibujar algo— antes de decidir comer. Verás que muchas veces la ansiedad baja un poco. Recuerda: sentir ganas de comer en momentos de estrés es común, no debilidad.

Realidad: un trozo de chocolate o un postre da placer inmediato, pero después viene la “resaca de azúcar”: cansancio, irritabilidad o más ganas de comer. En realidad, el azúcar aumenta la serotonina (la hormona de la felicidad) solo por un instante. En cambio, alimentos ricos en triptófano o magnesio ayudan a equilibrar el ánimo de forma más duradera. Por ejemplo, un poco de chocolate negro (70% cacao) con nueces aporta esos nutrientes y calma mejor.

Propuesta: un yogur natural con fruta, un batido de banano (rico en vitamina B6) o un vaso de leche tibia para dormir bien. Estos alimentos aportan serotonina de manera más suave y prolongada.

Consejo práctico: prueba a comer despacio un postre pequeño (por ejemplo, un cuadradito de chocolate amargo), disfrutando cada bocado. Así rindes su efecto placentero con menos cantidad.

Si te ataca el antojo, ten a la mano alternativas más sanas: fruta picada, palitos de zanahoria con hummus o un puñado de frutos secos.

Realidad: al contrario, cuando dejamos pasar muchas horas sin comer o prohibimos ciertos alimentos, el cuerpo se revoluciona y demanda “comida rápida”. Llegamos hambrientos al final del día y acabamos comiendo lo primero que vemos, a veces en exceso.

Lo mejor es comer con frecuencia y equilibrio, sin renunciar a todo. Un plato balanceado (verduras + proteína + carbohidratos integrales) mantiene estable el azúcar en sangre y el humor. Por ejemplo, si sabes que en la tarde te da antojo de dulce, incluye en tu desayuno o media mañana una fuente de carbohidratos integrales (avena o pan integral) y proteína (huevo, yogur griego o frutos secos). Así llegarás menos nervioso a la noche.

Consejo práctico: organiza 4 o 5 pequeñas comidas al día. No comas nunca con mucha hambre: un snack ligero (una fruta, yogur o unas almendras) entre comidas puede salvarte de picar por ansiedad.

Recuerda: saltarse comidas puede aumentar la ansiedad. Mejor escúchate y come regularmente, aunque sean porciones moderadas.

Realidad: no son lo mismo. El hambre fisiológica crece poco a poco y cualquier comida puede calmarte. En cambio, el antojo emocional se manifiesta como un impulso en ocasiones incontrolable y suele pedir algo específico y después de un atracón emocional a menudo viene la culpa o la frustración. Si al terminar de comer sigues “pensando en la comida”, probablemente estabas gestionando una emoción, no nutriendo tu cuerpo con hambre.

Consejo práctico: toma un vaso de agua y haz respiraciones profundas durante un minuto. Llama a un amigo o escribe en un papel lo que sientes. Si aún quieres comer, empieza con una pequeña porción consciente (por ejemplo, un puñado de palitos de zanahoria o una porción de yogur) y come lentamente, prestando atención al sabor.

Con estos ejemplos vemos que los mitos simplifican demasiado la situación. Cada vez que sientas ansiedad o antojos, recuerda que puedes elegir otras respuestas: entender lo que sientes, distraerte o consentirte de forma saludable. Paso a paso, aprenderás a manejar mejor tus impulsos.

Alimentos que favorecen al estado de ánimo

Además de desmontar mitos, vale la pena saber qué comer para sentirnos bien. Varios alimentos tienen “superpoderes” para el cerebro y el ánimo, porque contienen nutrientes que ayudan a fabricar neurotransmisores positivos o a calmar la inflamación. Aquí van algunos ejemplos, con ideas prácticas para incorporarlos a tu día:

Triptófano: felicidad en tu plato

Es un aminoácido esencial precursor de la serotonina, la hormona del bienestar. Se halla en alimentos como pavo, pollo, huevos, leche, queso y frutos secos.

Cómo incluirlo:

Omega-3: concentración y calma

Omelet con espinacas en el desayuno.

Cena de pollo asado con un poco de queso parmesano rallado.

Batido de banano con avena.

Frutos secos como snack o en ensaladas.

Los ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA) del pescado azul (salmón, atún, caballa) y de nueces y semillas (linaza, chía) cuidan la salud cerebral. Disminuyen la inflamación en el cerebro y mejoran el humor.

Cómo incluirlo:

Comer pescado 2 o 3 veces por semana, por ejemplo, salmón al horno con limón.

Añadir semillas de chía o lino molido a batidos o

Un puñado de nueces en ensaladas o merienda.

Magnesio: relajación natural

Este mineral actúa como calmante muscular y nervio so. Lo encuentras en almendras, semillas de calabaza, espinacas, aguacate y chocolate amargo. Ayuda a redu cir la tensión y mejora la calidad del sueño.

Cómo incluirlo:

Probióticos: feliz desde el intestino

Un intestino sano influye en cómo nos sentimos, pues allí se produce gran parte de la serotonina corporal. Alimentos fermentados con probióticos (yogur natural, kéfir, kombucha, chucrut) mantienen la flora intestinal en equilibrio y ayudan a reducir la ansiedad.

Ensalada con aguacate y semillas de girasol.

Tazón de avena con almendras picadas.

Desayuno: yogur natural con frutas rojas y un poco de avena.

Almuerzo: acompañar con un vaso de kéfir o té kombucha.

Usar chucrut como aderezo en ensaladas.

Incorporando estos alimentos (y, sobre todo, manteniendo una dieta variada) ayudas a tu cerebro a producir “químicos del bienestar”. No hay “comida mágica” que cure la ansiedad, pero pequeños cambios suman. Por ejemplo, un desayuno con avena y banano, almuerzo con pescado al horno y verduras, y una merienda de nueces y yogur pueden marcar la diferencia en tu ánimo diario.

Conclusión

Chocolate negro 70% de forma ocasional.

Comer no es el enemigo cuando sentimos ansiedad. Lo importante es elegir con cuidado y ser conscientes. Desmontar los mitos nos libera de culpas innecesarias: comer uno de esos antojos no te hace débil, y no hay un único alimento “culpable” del ánimo. Aprende a escuchar tu cuerpo y tus emociones, busca apoyo cuando lo necesites, y usa la comida como un aliado nutritivo, no como castigo ni refugio único. Tu bienestar emocional pasa por lo que comes día a día.

Jubilación: cómo

reinventar la vida con propósito y bienestar

La jubilación es sin duda un hito en la vida de cada trabajador, pero es también un puente hacia nuevas oportunidades y hacia nuevas perspectivas de vida. Cada vez más, las personas pensionadas entienden que esta etapa no significa detenerse, sino reorganizar el tiempo, transformar roles y mantener el propósito. En pocas palabras, dejar de trabajar no significa dejar de crecer: es un momento para combinar ingresos flexibles, aprendizaje continuo y vínculos sociales que sostienen identidad y bienestar.

El trabajo y la actividad productiva: un motor de bienestar

Remunerado o voluntario: mantenerse activo impacta directamente en la salud mental y emocional. El trabajo y otras actividades estructuradas fomentan la memoria, la agilidad mental y el contacto humano.

“El trabajo mantiene e incrementa la conexión social, mejora la autoestima y reduce la depresión y el sentimiento de vacío”.

Actividades como voluntariados semanales, mentorías o clases intergeneracionales han demostrado mayor satisfacción vital y emociones positivas en adultos mayores, según publicaciones especializadas como TheGerontologist.

Opciones de ocio y proyectos para mantener los propósitos

La clave está en la autonomía, la elección y la alineación con intereses y valores. Aquí te dejamos algunas ideas inspiradoras:

Voluntariado: educativo, comunitario, acompañamiento a otros adultos mayores.

Mentorías y consultorías: asesorías a jóvenes, incubadoras universitarias, tutorías laborales.

Emprendimientos y talleres: artesanales, creativos, sociales, negocios familiares pequeños.

Actividades artísticas: pintura, escritura, música, teatro comunitario, restauración de espacios públicos con arte.

Programas intergeneracionales: compartir tiempo con niños o jóvenes, generando conexiones significativas.

Alfabetización digital: como opción de aprendizaje y conexión.

Estas experiencias no solo generan bienestar emocional, sino que fortalecen la identidad y el sentido de utilidad.

“Todo inicio tiene incertidumbre, pero si se vive en compañía de uno mismo y de una red de apoyo, será una aventura que hará vibrar, sin importar la edad”.

Miedos y barreras: ¿cómo enfrentarlos?

El edadismo (discriminación por motivos de edad), la falta de confianza, los temores financieros o de salud son barreras frecuentes. Muchos pensionados temen que sus habilidades estén desactualizadas, que no encajen con equipos más jóvenes o que su entorno critique su deseo de mantenerse activos.

Es muy importante identificar cuáles son esos miedos, probar actividades de bajo riesgo y reflexionar sobre la experiencia. Gradualmente, la exploración reduce la ansiedad y permite tomar decisiones más claras.

4. ¿Cómo elegir la actividad ideal?

Para acertar con una nueva ocupación, conviene combinar autoconocimiento, exploración gradual y reflexión práctica:

Autoconocimiento: Lista 3-3-3 — tres actividades que disfrutabas, tres cosas que siempre quisiste hacer, tres formas en las que quieres contribuir a otros.

Exploración: talleres de un día, voluntariado corto, clases online gratuitas, proyectos pequeños de prueba.

Reflexión: preguntarse después de cada actividad: ¿Me energiza o me agota? ¿Me conectó con otros o me aisló? ¿Quiero repetir?

Este enfoque permite al pensionado identificar qué actividades realmente le generan alegría y propósito.

Beneficios físicos, cognitivos y emocionales

Participar regularmente en actividades significativas aporta beneficios claros:

Mejora la memoria, el lenguaje y la reserva cognitiva. Incrementa la movilidad y fortalece la salud cardiovascular. Reduce la depresión, la soledad y el riesgo de Alzheimer. Eleva la autoestima, el estado de ánimo y la sensación de propósito.

Como recuerdan los expertos: la actividad no necesita ser intensa, sino regular, significativa y disfrutada.

Inspiración en Colombia y el mundo

Existen ejemplos que prueban que la jubilación es un terreno fértil para la creatividad y la contribución social, en América Latina podemos encontrar algunos:

Abuelos Cuenta Cuentos: narración oral en colegios y hospitales en Bogotá, Medellín y Cali.

Mujeres artesanas de Nariño y Putumayo: recuperación de técnicas tradicionales y comercialización de piezas artesanales.

Adultos Mayores Mentores (Chile): jubilados que asesoran a jóvenes emprendedores.

Universidad de la Tercera Edad U3E (Buenos Aires): talleres, teatro, fotografía y alfabetización digital.

La familia como apoyo

El acompañamiento familiar es clave: escuchar sin juzgar, facilitar exploración, apoyar emprendimientos y celebrar logros. La familia también puede incentivar la actividad física, la alimentación saludable y la activación cognitiva, respetando siempre la autonomía del pensionado.

Tres consejos clave para rediseñar la vida tras la jubilación

Tiempo para uno mismo: reconectar con las emociones reales, reflexionar sobre los sueños y aprendizajes.

Red de apoyo: activar un círculo social significativo que inspire y acompañe.

Abrazar una pasión: experimentar gradualmente, calcular riesgos, desarrollar habilidades y seguir el corazón.

¿Te cuesta organizar tus ideas para resolver conflictos?

Guía práctica para encontrar soluciones efectivas.

Por: Maria Isabel Vásquez

Magister en psicología clínica

Los conflictos son parte de nuestra evolución. Cada uno pone a prueba nuestra inteligencia emocional, nuestra capacidad para leer lo que sentimos y la habilidad real que tenemos para responder —o reaccionar—en esos momentos. Por eso, más que evitarlos, necesitamos aprender a gestionarlos mejor.

Además, recuerda: cada que superas un conflicto aprendes algo nuevo y te preparas aún más para la vida y tus relaciones personales, familiares y laborales.

Partamos de una idea que aclara este punto: “La emoción aparece antes que el razonamiento; el sistema de alerta se activa primero.”

Con esa premisa en mente, construimos esta guía práctica para mejorar la manera en que enfrentamos los conflictos.

2. Un hábito diario para fortalecer la inteligencia emocional

La inteligencia emocional no se forma en grandes momentos: se entrena en lo cotidiano. Intenta hacer una revisión breve al final del día si tuviste un conflicto:

¿Qué sentiste?

¿Qué lo provocó?

¿Cómo reaccionaste?

¿Cómo se habrá sentido la otra persona?

Esta última pregunta desarrolla empatía y flexibilidad comunicativa.

1. La pausa que detiene el impulso

Cuando algo nos altera o nos estresa, el cuerpo reacciona antes que la razón.

La estrategia inicial es crear un microespacio mental.

“Pausar unos segundos y preguntarte qué estás sintiendo, qué necesitas y qué quieres lograr con tu respuesta.”

Sabemos que esto lo has escuchado antes, pero integrarlo realmente durante esos momentos puede cambiar radicalmente la historia. Esos 5 o 10 segundos permiten que la respuesta sea más clara y menos automática.

3. Cómo reconocer un conflicto sano (y cuándo ya no lo es)

Un conflicto sano deja claridad; uno dañino deja desgaste.

Te proponemos un indicador simple:

“Pregúntate si te sientes más cerca o más lejos de la otra persona después de hablarlo.”

Este termómetro emocional permite identificar si la conversación está construyendo o alejando.

4. La escucha activa como herramienta

Cuando alguien se siente realmente escuchado, está menos a la defensiva y aparece la posibilidad de negociar.

La técnica recomendada:

Antes de responder, resume lo que creíste entender; por ejemplo: “Si te entiendo bien, lo que te preocupa es…”

Eso evita suposiciones y hace la conversación más clara para ambos.

6. Los sesgos que distorsionan el conflicto

Los sesgos personales, culturales y familiares moldean cómo interpretamos las acciones del otro.

Ejemplo:

Alguien que creció hablando fuerte puede parecer agresivo para quien viene de un entorno más amable.

Pregunta para ajustar la percepción: “¿Esto me molesta por lo que significa para mí, o por lo que realmente quiso decir la otra persona?”

5.

Estrategias sencillas para bajar la tensión

Acciones concretas que funcionan incluso en discusiones difíciles:

Respirar lento, contando hasta 4.

Bajar el volumen de tu voz.

Pedir una pausa consciente: “Necesito cinco minutos para organizar mis ideas.”

Hablar desde el “yo”.

Recordar la meta compartida: “Sé que ambos queremos resolverlo.”

7. Para mediar en el trabajo: estructura antes que intuición

En entornos laborales, la objetividad se construye con método.

Las herramientas recomendadas:

Reglas claras de conversación. Identificar intereses reales. Preguntas abiertas.

Acuerdos concretos y medibles. Resumir lo dicho para verificar comprensión.

8. Educar la resolución pacífica en casa

Los niños aprenden por observación: pedir disculpas, reconocer errores y hablar con respeto vale más que cualquier discurso.

Ejercicio sugerido:

Una vez por semana, conversar sobre un conflicto pequeño y pensar juntos cómo se resolvió o cómo se podría solucionar mejor..

9. ¿Por qué dialogar funciona mejor que imponer?

Cuando las personas se sienten escuchadas, aumenta la motivación, la creatividad y la cooperación.

Las soluciones construidas en diálogo suelen ser más duraderas que las decisiones impuestas.

10. La mentalidad resolutiva: una postura práctica

Tener una mentalidad resolutiva es ver los problemas como desafíos manejables.

Preguntas clave:

¿Qué sí puedo hacer?

¿Qué recursos tengo?

¿Qué paso concreto puedo dar ahora?

La acción reduce la ansiedad y recupera la sensación de control.

Resolver un conflicto no es evitarlo o resistirse a él, sino entenderlo mejor.

Con pausas breves, escucha auténtica, autoconciencia y estructura, los conflictos dejan de sentirse como amenazas y se convierten en espacios para crecer, cooperar y fortalecer vínculos.

Requerimiento proteico: una guía para entender y usar mejor las proteínas en tu alimentación

Hablar de las proteínas presentes en los alimentos puede sonar técnico en ocasiones, pero en realidad es un tema que debería ser un poco más cotidiano, pues hay una manera especial de conocerse a través de la alimentación.

Detrás de tu energía, tu fuerza, tu recuperación y hasta de la manera en qué responde tu cuerpo frente al estrés o las enfermedades están: las proteínas

“Lasproteínasestánencasitodoloqueelcuerpohacepara mantenerseenpie”.

Pero para entenderlo mejor preparamos esta guía visual: directa, práctica y sin mitos.

¿Qué son las proteínas y por qué son no negociables en tu alimentación?

Imagina que son cadenas de aminoácidos que trabajan en silencio mientras tú vives tu día.

Estas son sus principales tareas en tu organismo: Construyen y reparan músculo, piel, uñas y cabello.

Activan hormonas y enzimas que regulan tu metabolismo. Refuerzan tu sistema inmune.

Ayudan a recuperarte después de moverte, entrenar o lesionarte.

En pocas palabras: la proteína hace el mantenimiento diario de tu cuerpo.

¿Dónde están? — Un vistazo rápido a las fuentes

Proteína de origen animal

Son las más completas porque traen todos los aminoácidos esenciales.

Huevo.

Pescados y mariscos. Carnes. Lácteos.

Proteína de origen vegetal

Aportan aminoácidos distintos que se complementan entre sí.

Lentejas, fríjoles, garbanzos, soya.

Quinoa, amaranto.

Nueces, semillas.

Avena, arroz integral y otros cereales.

Es importante que sepas que una no es mejor que la otra: funcionan de forma distinta y se pueden combinar.

No es una carrera por “comer más”, sino por comer lo que tu cuerpo necesita desde el punto de vista nutricional

¿Cuánta proteína necesitas realmente?

La recomendación general está entre 0.8 y 2 g por kilo de peso al día.

El punto exacto depende de tu edad, tu nivel de actividad y tu objetivo (mantener, recuperar, ganar masa muscular, etc.).

4. La proteína vegetal también cuenta (y mucho)

Dentro de las fuentes vegetales, algunas tienen un perfil más robusto de aminoácidos:

Leguminosas (todas).

Quinoa y amaranto.

Soya y derivados.

Son accesibles, versátiles y combinan bien con casi cualquier plato.

Combinaciones que funcionan sin pensar demasiado

Si tu alimentación es vegetariana o simplemente quieres variar, estas mezclas suben la calidad proteica:

Arroz + fríjoles.

Pan integral + hummus.

Avena + nueces o semillas.

Pasta + lentejas.

No hay trucos: solo lógica nutricional.

Los errores más comunes cuando intentamos “comer más proteína”

Subirla sin necesidad y pasar los 2.2 g/kg/día.

Depender de embutidos o productos procesados.

Comer toda la proteína en una sola comida.

Dejar de lado la fibra y los vegetales.

Tomar suplementos sin acompañamiento profesional.

No ajustar según tu tipo de ejercicio.

El exceso también tiene consecuencias: sobrecarga renal, digestión pesada y poca utilidad metabólica.

No son comidas más grandes, son comidas mejor distribuidas.

Proteína, músculo y metabolismo: la relación clave

La proteína no solo te ayuda a tener más fuerza: también protege tu salud metabólica.

En el músculo

Activa la síntesis muscular, sobre todo después del ejercicio. Reduce la pérdida de masa muscular en adultos mayores. Mejora rendimiento y recuperación.

En el metabolismo

Aumenta la saciedad.

Mejora la respuesta a la insulina.

Aumenta el gasto calórico durante la digestión.

Ayuda a mantener la masa muscular cuando estás en déficit calórico.

En resumen: consumir proteína de forma adecuada sostiene tu salud hoy y tu independencia física para mañana.

¿Cómo distribuirla durante el día?

Cada 3 a 5 horas, una porción moderada. Esto mantiene estable la síntesis muscular y regula mejor el apetito.

Snacks proteicos que no requieren preparación complicada

Objetivo por snack: 10–20 g de proteína

Opciones simples y reales:

Yogur griego.

Huevos cocidos.

Almendras, nueces, semillas.

Hummus + verduras o pan integral.

Avena con chía o amaranto.

Batido natural con leche, fruta, avena y tofu/mantequilla de maní.

Evita: ultraprocesados “fit” y suplementos sin guía.

Proteína, carbohidratos y grasas: cómo equilibrarlos sin fórmulas complicadas

Incluye los tres macronutrientes en cada comida.

Prioriza alimentos reales y variados.

Ajusta según tu nivel de actividad.

Evita excesos que rompan el balance.

Piensa siempre en el plato saludable como marco sencillo.

Cierre: comer proteína es una decisión informada, no una tendencia.

La proteína no es una tendencia fitness: es una herramienta para cuidar tu energía, tu fuerza y tu salud a futuro.

“Laclavenoessumarproteínapormoda,sinoentendercómo usarlaparaquefuncioneatufavor.”

Desconectarse: el arte de pausar con intención

Detenerse en medio del afán que trae cada día se ha convertido en una habilidad estratégica: las personas que aprenden a desconectarse no se alejan del mundo, sino que se acercan a sí mismas.

Conversamos con Angie Melissa Torres o sobre la importancia de desconectarse y disfrutar del tiempo libre durante las vacaciones y aquí te compartimos algunas ideas.

“Desconectarse implica conectarse con el propósito.”

Y esa frase abre un territorio distinto para hablar de descanso.

La desconexión como elección consciente

Más que un desafío cultural, desconectar es un ejercicio de presencia. Hemos construido rutinas donde estar disponible es lo “normal”, pero siempre tendremos la posibilidad de crear nuevos acuerdos con nuestro tiempo.

Cuando sentimos la urgencia de responder un mensaje o revisar un correo, no es falta de disciplina: es un hábito. Y como cualquier hábito, se puede transformar. La experta lo plantea desde un lugar simple y liberador:

“Dejar espacio para el silencio nos permite recuperar la capacidad de disfrutar.”

El descanso como motor del pensamiento claro

Cuando nos propiciamos momentos sin exigencias, la mente reorganiza, integra y crea. No es “pausar para no hacer”, es pausar para que lo valioso tenga espacio.

Los periodos de “inactividad” mental —que no son improductivos, sino esenciales— favorecen la concentración, la memoria y la creatividad. Abrir estos espacios permite que la motivación emerja y que las ideas se conecten de forma más fluida.

La pausa ordena. La pausa aclara. La pausa potencia.

Disfrutar: una práctica que recarga

El disfrute no es evasión; es —en parte— nutrición emocional. Momentos de ocio, actividades personales, aprendizajes nuevos o simplemente respirar con intención generan una energía distinta: más amplia, más estable y más creativa.

“Respirar conscientemente, pausar y crear sostiene el bienestar.”

Cuando el ocio se vuelve parte de la rutina, vemos cómo surgen mejores ideas, relaciones más cercanas y una sensación genuina de vitalidad.

Nos merecemos más descansos sin culpas: vivir el presente como práctica

Proponemos una alternativa amable: legitimar el descanso como parte del equilibrio vital.

Las herramientas son sencillas y poderosas:

Pausas cognitivas con mensajes compasivos.

Hobbies que reconectan con intereses personales. Límites claros y respetados.

Espacios libres de celular en compañía de otros.

Mensajes de ausencia que permiten cerrar ciclos durante el descanso.

Es una forma de habitar el tiempo con más presencia y menos exigencia.

Escuchar el cuerpo con curiosidad

El cuerpo ofrece pistas valiosas cuando necesita un ritmo diferente. Más que señales de alarma, son invitaciones a reorganizar prioridades: movernos más lento, respirar más profundo, conversar con otros, crear espacios de calma.

Reconocer estos momentos no es un signo de saturación, sino de autoconocimiento, porque en los momentos de desconexión y de descanso real es cuando nuestra mente y cuerpo se encuentran.

“Descansar es soltar temporalmente las responsabilidades y abrir espacio para el disfrute y el presente.”

No es simplemente cerrar el computador. Es permitir que la mente transite a un modo más sereno, creativo y ligero. Es la diferencia entre detener una actividad y permitir que la energía se recupere.

Pausas para avanzar

Una cultura de descanso dentro de las empresas es una oportunidad de bienestar colectivo. Desde SURA, la perspectiva es clara: el descanso es un aliado estratégico.

Las acciones que más transforman las empresas son coherentes y prácticas:

Políticas de desconexión digital claras.

Líderes que modelan el descanso.

Espacios para pausas activas y relajación.

Educación continua sobre bienestar.

Equipos que funcionan armónicamente incluso cuando alguien se desconecta.

“Avanzamos mejor cuando sabemos detenernos.”

La desconexión digital como gesto de autocuidado

Crear momentos sin pantallas nos vuelve más receptivos al entorno y a nuestras necesidades internas. Te proponemos:

Reservar momentos libres de tecnología.

Compartir la decisión de desconexión para generar acuerdos.

Empezar y terminar el día sin estímulos digitales.

Practicar mindfulness para fortalecer la atención.

Volver a actividades analógicas que expandan la creatividad.

Crear pactos de desconexión con familia o amigos.

Una pausa digital abre espacio para la quietud, y en la quietud surgen nuevas perspectivas.

Entre lo que ocurre cuando el descanso es auténtico encontramos:

Ánimo renovado.

Ritmos más tranquilos.

Mayor creatividad.

Energía clara para priorizar.

Relaciones reforzadas.

Miradas más profundas sobre sus decisiones y deseos.

Descansar transforma la manera de habitar la vida cotidiana.

Vacaciones para las nuevas generaciones: tiempo para ser “Las vacaciones no son pausa laboral; son espacio para reconectar con lo que da sentido.”

Las nuevas generaciones lo entienden así: descansan para crecer, para explorarse, para buscar experiencias que aporten valor, aprendizaje o introspección. Las microvacaciones, los retiros cortos y el detox digital forman parte de esta visión. Es un descanso que no huye del mundo, sino que lo observa con más consciencia.

El movimiento como hábito:

una visión más completa sobre el peso y la salud

Hay cierta creencia en relacionar el ejercicio directamente con bajar de peso. Esto porque es la parte más visible, tangible y socialmente promovida del cambio y estado físico. Y aunque claramente están relacionadas, expresiones como “quemar esas calorías” o “si quieres adelgazar ve al gimnasio” instalaron la idea de que la actividad es una especie de castigo y que su único propósito es reducir kilos.

Hacer ejercicio no es siempre adelgazar

Reducir el ejercicio a un esfuerzo físico para compensar la comida ignora algunos factores biológicos y emocionales que son igual o más determinantes que el mismo entrenamiento, y esta sería una visión incompleta de la actividad física. Pero ¿por qué?

Aquítecontamos:

El ejercicio es salud, energía, salud mental, movilidad y prevención. Y queremos invitarte a reconectar con la visión que tienes sobre el ejercicio y apreciarlo desde su sentido más amplio y sostenible, que no es solamente adelgazar. Esta mirada es riesgosa por varias razones:

Reduce el movimiento a control corporal, ignorando que también es salud, energía, movilidad, fortaleza emocional y prevención.

Lleva a relaciones negativas con la comida, usándola como premio o castigo.

Favorece la pérdida de masa muscular cuando se entrena demasiado sin comer ni recuperarse bien.

Incrementa el estrés, el hambre y la frustración, especialmente cuando no se ven resultados rápidos.

Desconecta del verdadero objetivo: vivir mejor.

¿Cuál es entonces la mejor fórmula? La combinación que sostiene resultados

Para mantener un peso saludable, hay un enfoque claro: cardio moderado, entrenamiento de fuerza y actividades que resulten realmente disfrutables, y por supuesto una buena y consciente alimentación.

Los buenos hábitos alimenticios te permiten tener un peso saludable y una mejor calidad de vida. Caminar al aire libre, montar bicicleta o simplemente moverse más durante el día ayuda a gastar energía sin exponer el cuerpo a estrés innecesario. La fuerza — desde bandas elásticas y autocargas, hasta pesas— es clave para conservar músculo, mejorar la sensibilidad a la insulina y favorecer un metabolismo estable. Y el disfrute es lo que convierte la práctica en hábito: cuando la actividad se vive como autocuidado y no como obligación, es sostenible para tu cuerpo y tu mente, y allí es cuando realmente cobra sentido.

A esto se suman pilares que, aunque menos visibles, son fundamentales: sueño adecuado, manejo del estrés, hidratación y consistencia. Sin ellos, ningún tipo de ejercicio funciona de manera efectiva. Por eso no hay una fórmula exacta, pero sí una serie de elementos que debes integrar para que realmente funcionen.

“Muévete de la forma que más disfrutes y que te permita vivir con más energía, fuerza y libertad .”

Salud mental y descanso: los pilares invisibles

La salud mental y el descanso influyen directamente en el efecto del ejercicio sobre el peso. El estrés sostenido eleva el cortisol, aumenta el hambre y favorece la acumulación de grasa abdominal. El cansancio emocional desordena hábitos, dificulta la adherencia y aumenta la ingesta por ansiedad.

Dormir mal altera las hormonas que regulan el apetito y reduce la capacidad de recuperación muscular. Incluso puede llevar a perder masa muscular, un factor que afecta el metabolismo a largo plazo. “Si estos pilares no están fortalecidos, el ejercicio pierde mucha efectividad ”. Cuando la mente y el cuerpo descansan, entrenar es más eficiente y los cambios se sostienen.

Constancia: el verdadero motor del cambio

La constancia tiene más impacto que la intensidad. Moverse tres veces por semana durante años transforma más que cualquier rutina extrema hecha por pocos días. El cuerpo responde a lo que repetimos, no a lo que forzamos.

La clave es instalar el hábito: cuando el ejercicio se integra a la rutina diaria, deja de depender de motivaciones pasajeras y se vuelve parte de la vida, no una carga mental.

Los errores que más frenan el progreso

Al iniciar un plan para bajar de peso, muchas personas repiten cuatro errores comunes: comenzar sin evaluación médica, saltarse el periodo natural de adaptación física, obsesionarse con la balanza e imitar rutinas de redes sociales sin considerar su propio estado de salud. Para el experto, ninguno de esos caminos es sostenible. El cuerpo necesita progresión, personalización y coherencia.

Ejercicio saludable vs. ejercicio estético

Un plan enfocado solo en estética busca resultados rápidos, suele ser excesivo y rara vez considera el bienestar emocional. En cambio, un plan realmente saludable trabaja en movilidad, energía, descanso, fuerza y manejo del estrés.

Moverse: integrar y no forzar

Para quienes tienen agendas exigentes o trabajos sedentarios, la solución no está en entrenar más fuerte, sino en integrar el movimiento a la vida diaria: pausas activas, caminar durante llamadas, subir escaleras o realizar ejercicios breves de 10 a 15 minutos. Los mini-hábitos crean consistencia y previenen lesiones, siempre empezando de menos a más.

El valor del acompañamiento profesional es irremplazable

Un equipo conformado por médicos, nutricionistas y entrenadores no solo guía: protege, educa y personaliza. Evita lesiones, dietas extremas, frustraciones y entrenamientos poco adecuados. Más que un lujo, es una forma responsable de cuidarse.

Cómo disfrutar el movimiento

Elegir actividades que te generen placer, explorar tu propia manera de ejercitarte y mover tu cuerpo es comenzar. Y, con metas pequeñas y vinculando el ejercicio a rutinas que ya existen, estaremos dando un paso hacia adelante con tus objetivos.

El cerebro sostiene lo que disfruta y automatiza lo que requiere poca energía de decisión. Así, el movimiento deja de ser una tarea y pasa a ser parte de la identidad.

La salud mental

después de un siniestro vial: una huella invisible que necesita atención

Los siniestros viales no solo dejan lesiones físicas o daños materiales. También generan un impacto emocional profundo que, en muchas ocasiones, pasa desapercibido. Las personas que viven —o presencian— un accidente pueden enfrentar consecuencias psicológicas que afectan su entorno familiar, laboral y personal, incluso cuando no presentan heridas visibles. Atender esta dimensión emocional es tan urgente como tratar la parte física.

El trauma psicológico: un efecto más común de lo que parece

Entre el 15% y el 30% de quienes se ven involucrados en un siniestro vial desarrollan estrés postraumático. Y un punto clave: no es necesario haber sufrido lesiones graves para que el trauma aparezca.

El sistema nervioso interpreta el evento como una amenaza real, lo que puede desencadenar síntomas como:

Recuerdos intrusivos del choque.

Pesadillas o dificultades para dormir.

Hipervigilancia constante.

Miedo a conducir o a subir a un vehículo.

Ansiedad anticipatoria.

Síntomas depresivos vinculados a cambios drásticos en la autonomía o en el proyecto de vida.

Este impacto tampoco se limita al conductor o a los pasajeros. Familiares y testigos también pueden desarrollar afectaciones emocionales, especialmente cuando sienten que pudieron haber evitado el siniestro o cuando enfrentan consecuencias graves en sus seres queridos.

La culpa: un factor silencioso que frena la recuperación

La culpa aparece con frecuencia en los relatos de quienes han estado involucrados en un accidente vial. No solo surge cuando hubo un error real, sino también cuando la persona cree que pudo haber actuado distinto.

Este sentimiento puede generar:

Autorreproche persistente.

Vergüenza y aislamiento.

Evitación del tema o de la conducción.

Insomnio, irritabilidad y deterioro general del bienestar.

Cuando la culpa se instala, la recuperación emocional se vuelve más lenta y compleja. Las distorsiones cognitivas —como “fue mi responsabilidad” o “todo se habría evitado si…”— pueden prolongar el malestar durante meses. Por eso es fundamental tomar medidas que eviten que estas ideas se arraiguen y profundicen.

El poder de las redes familiares, laborales y comunitarias

La recuperación de la salud mental tras un accidente requiere un equilibrio entre la intervención profesional y el acompañamiento del entorno.

La familia suele ser el soporte más cercano: su capacidad de escuchar, contener y reorganizar la dinámica cotidiana reduce de manera significativa el riesgo de depresión o ansiedad crónica.

En el entorno laboral también juega un papel determinante. Las empresas tenemos la responsabilidad de acompañar estos procesos a través de:

Reintegración gradual.

Flexibilidad en la jornada.

Evaluaciones psicológicas para el retorno.

Canales internos para expresar miedos o dudas.

Cuando el lugar de trabajo comprende la dimensión emocional, se disminuye el riesgo de recaídas y se refuerza la seguridad.

La comunidad, por su parte, también aporta. Grupos de apoyo y programas institucionales permiten compartir experiencias, identificar síntomas tempranos y evitar el aislamiento.

Un sistema de salud que debe fortalecer aún más la atención emocional

El sistema de salud suele responder con rapidez a lo urgente: estabilizar, evaluar e intervenir físicamente. Sin embargo, la valoración psicológica inmediata aún no está integrada de forma estándar, a pesar de los riesgos ampliamente documentados. Esta omisión puede generar:

Dificultad para detectar señales tempranas de TEPT (Trastorno de estrés post-traumático).

Subdiagnóstico de ansiedad o depresión.

Falta de acompañamiento para familiares y testigos.

Mayor probabilidad de que el malestar se vuelva crónico.

Aunque existen iniciativas de acompañamiento psicosocial, no están unificadas dentro de un protocolo nacional. Incluir la salud mental desde el primer nivel de atención es una tarea pendiente.

Terapias efectivas: lo que sí funciona según la evidencia

Las intervenciones con mejores resultados en personas afectadas por un siniestro vial incluyen:

Terapia Cognitivo-Conductual (TCC).

Ayuda a modificar pensamientos disfuncionales, reducir la evitación y recuperar la confianza para retomar las actividades cotidianas.

EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares).

Técnica utilizada para procesar recuerdos traumáticos y disminuir su carga emocional.

Acompañamiento grupal o comunitario.

Reduce el aislamiento y fortalece la resiliencia al compartir experiencias con quienes han vivido situaciones similares.

Programas de rehabilitación integral.

Coordinan lo psicológico, lo físico y lo laboral, y resultan especialmente útiles para la reincorporación en trabajos que implican movilidad constante.

El factor clave es la intervención temprana: cuanto antes se brinde apoyo, menor será el riesgo de cronificación.

Prevención emocional para quienes viven en las vías todos los días

Las personas cuyo trabajo depende de la conducción o el desplazamiento frecuente —conductores, mensajeros, personal operativo o fuerza comercial— requieren medidas adicionales de prevención emocional, como:

Pausas activas y adecuada gestión del tiempo.

Programas de bienestar psicológico y manejo del estrés.

Canales para reportar fatiga o ansiedad sin temor a sanciones.

Hábitos saludables: sueño, alimentación y actividad física.

Intervenciones del Plan Estratégico de Seguridad Vial enfocadas en riesgos críticos.

La salud emocional es, también, un componente esencial de la seguridad en la operación.

Aseguradoras, EPS y ARL: actores clave para cerrar la brecha

Es fundamental fortalecer el rol de las entidades del sistema en la atención emocional post-siniestro. Entre las acciones prioritarias están:

Incluir valoraciones psicológicas en la atención inicial.

Facilitar terapias basadas en evidencia (TCC, EMDR).

Acompañar los procesos de reintegración laboral con enfoque emocional.

Promover campañas de sensibilización sobre el impacto psicológico de los siniestros.

Articular esfuerzos entre empresas, familias y profesionales de salud mental.

Hacia una movilidad más consciente

Los siniestros viales dejan huellas emocionales que pueden acompañar a las personas durante meses o años. Reconocerlas es el primer paso para construir sistemas de acompañamiento más integrales, humanos y efectivos.

Hablar de movilidad es también hablar de bienestar emocional. Porque la salud, en su versión más completa, abarca todas aquellas dimensiones físicas y emocionales, y cómo seguimos adelante después de momentos adversos.

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