Jorge Morenos... Bajo la Mirada de Jesús Guerrero

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Bajo la mirada de Jesús Guerrero

Parecia un sueño: ¡Tsentsen Ajab! (1) Parecían nebulosos los ecos de la jarana. Aquellos sonidos de los instrumentos musicales y aquellas cuerdas vocales tan vibrantes, tan intensas de los cantores, como el toque de la quinta y el rasgueo del cíngulo de cuerdas de la guitarrita. Eran las diez de la mañana cuando Amparito Mojica; sin saber, lo arrastraba a algo inquietante que doblegaba los sentidos de Jorgito. Corría la segunda mitad de los años sesenta en Tampico.

Jorge Moreno Salazar, nace un 21 de mayo en el año de 1961, en Ciudad Madero —la Villa Cecilia donde creció su padre—; pero como cada uno de sus hermanos, fue registrado en la ciudad y puerto de Tampico.

Desde muy chico emigró, junto con el total de los integrantes de la familia, al Bajío y aunque su padre don Ángel Moreno González tuvo varias opciones (El Minatitlán caliente o la Cadereyta regia) su madre Alicia Salazar Montalvo optó donde el clima era más benevolente: Salamanca.

Fue un día después, de vacaciones en el Puerto, tras jugar con sus hermanos en Miramar, bajo el influjo del paisaje ardiente, el viento salado que desgreña por igual palmeras, casuarinas y pinares; de descubrir seguramente aún los postes clavados del Casino Miramar a orillas del mar —allí donde Germán Valdez, “Tin Tan”, filmaría “El que la traga la paga” en 1943 con el tampicoaltense, su carnal Marcelo y nuestro paisano, José René Ruiz “Tun tun”, su primer corto—, y donde yacía aquel reloj de sol sepultado entre las arenas doradas, cuando tuvo aquella epifanía.

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“Amparo Mojica era muy amiga de mis padres —mi abuela Josefa y mi tía Cuca, vivían en Amado Nervo 201—, y recuerdo bien aquel peregrinar desde Árbol Grande hasta llegar a la zona centro de la ciudad”. A su memoria regresan el sonido del tranvía, los pasos, imágenes, colores y olores.

Nunca, asegura, perdieron el cordón umbilical que los unía a la Huasteca Tamaulipeca. Aún en Salamanca, siguieron comiendo bocolitos, entomatadas con queso espolvoreado de Magozal, carne seca, y toda la gastronomía del lugar. Incluso, muchas de las calles de la colonia Bellavista a la que llegaron a Salamanca, tienen referente de la región; Tampico, Tamaulipas, Madero, Árbol Grande, Pánuco, Chinampa, Naranjos, Poza Rica, una huasteca trashumante.

Jorge Morenos nos dice convencido “Vivimos de la nostalgia y del recuerdo”. En aquel recorrido de niño, de la mano de Amparito, fue que escuchó aquel misterioso sonido en el antiguo mercado de Tampico; aquel yodel, aquel falsete que le partía el alma; aquellos instrumentos, aquella guitarra quinta huapanguera y la guitarrita, casi su obsesión. Después supo, sin imaginarlo entonces, que pasaba por el mítico bar Comercio y sería, con el encuentro del libro de Juan Jesús Aguilar, Los Trovadores Huastecos en Tamaulipas, que iría hilándolo todo.

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Muchos años después, cuando un impulso “volitivo” le hace volver la mirada a sus orígenes, al Tampico que conoció de pequeño y al mercado municipal, es cuando empieza la búsqueda del son huasteco.

Llegó a Tampico en busca de consejo para tocar una jaranita que había comprado en la ciudad de México, y se topó en el lugar donde estaba la plaza Hijas de Tampico, con el entonces Centro Gastronómico y con don Jorge Calles Mar; le gusta pensar que fue a él a quien escuchó en aquel recorrido de niño.

Hay una unidad en el recuerdo de estos elementos que constituyen el vasto mundo de Jorge Morenos, nacido de una revelación y, existe para todo aquel que ha abierto sus sentidos a este espacio de la Huasteca; desde la nostalgia de la ausencia a cada uno de los lugares que trascienden a pesar de la distancia.

El propósito de escribir su libro Tsentsen Ajab, La jarana Huasteca a lo rasgueado y a lo punteado, nos revela Morenos, era de poder dar a conocer además de sus piezas, el uso de la jarana —como si fuera tan sencillo esto—, nos señala.

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Actualmente, trabaja en enfrentar el misterio del canto, algo que denominaría “El cante Huasteco y el falsete; un misterio sin epifanía”. Un tema que no han abordado o no han querido abordar quizá por su complejidad, otros. Existen, nos dice, trabajos sobre ello, como es el caso de Vicente Teódulo Mendoza, que hablaba de ‘yodel’ en la Huasteca. Buscará ahondar sobre este controvertido tema.

Este 21 de mayo Jorge Morenos cumple 62 años. Lo recordamos en su Tampico con este humilde homenaje; agradeciendo su apoyo para este trabajo a quien aporta tiempo en revelar y entender mejor los misterios del huapango y nuestra cultura tének y a la Secretaría de Cultura de Tampico por el espacio y su difusión.

Entrevista: Jesús Guerrero Valdez. Imágenes de la web.

(1) Se refiere al rasgado del sonido onomatopéyico de la jarana, en lengua tének, según refiere el profesor Santos Antonio Salvador Cruz. Tsentsen Ajab, La jarana Huasteca a lo rasgueado y a lo punteado, Jorge Morenos, primera edición 2018, editorial Taller de Creación Literaria. Páginas 15 y 16. FONCA y Facultad de Música y Artes “Manuel Barroso Ramírez” Universidad Autónoma de Tamaulipas.

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