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Pandemia y pedagogía
Edgar Castelblanco Zapata - Docente pensionado.
En una primera aproximación al gran debate falta de políticas educativas conducentes, el que concita la actual situación por la que rechazo a una supuesta alternancia que solo Por: Sócrates Pérez Mosqueraatraviesa la Escuela y de conjunto el sistema funciona (funcionalismo rampante) en la educativo del país y del mundo, se presentan cabeza de una Ministra, que al parecer no ideas a tener presente y que es fundamental quiere leer los contextos. Por ello el papel de interpretar, de lo que se deviene de ella, su los docentes consiste en volver a la reflexión clásica y conocida cotidianidad la cual no de su que-hacer, de eso que llamamos volverá a ser la misma y muy por el contrario pedagogía y preguntarnos, qué es eso de la dependerá de esas nuevas realidades las pedagogía? actuaciones pedagógico-académicas que se nuestra profesión, por eso llegamos en ocasiones a caer en un simplismo pedagógico, nuestra razón de ser, pasa a ser una función en sí, solos docentes y punto, olvidamos el sentido de ese hacer pedagógico y se pierde el sentido del mismo. Es necesaria y perentoria, más ahora ante la crisis que está generando la pandemia por la presenten en este nuevo devenir. Indudablemente tenemos que preguntarnos por el cambio de nuestra cotidianidad y el Es acá pertinente que los docentes nos objeto de la pedagogía que con esta preguntemos nuevamente nuestra razón de pandemia parece tomar otra connotación, por ser y no el asunto de la funcionalidad. eso interpretar estos nuevos roles nos El funcionalismo como parte de la sociedad seguir pensando en que todo volverá a ser nos lleva a cumplir nuestro que-hacer en igual. Al respecto valga la pena decir que en muchas ocasiones hasta de manera 2021 en la práctica el año escolar se mecánica, sin preguntarnos un porqué de comportará como si fueran dos años en uno.
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conducen a una reflexión permanente y no Nuestra perspectiva se ha de fundar en la visión real de lo que es la educación y con ella nuestra profesión como docentes y sus nuevas cotidianidades.
Es lo cotidiano de la escuela lo que se nos revela inicialmente como un marco de relaciones y de representaciones de los haceres
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propios de la dinámica escolar y esas relaciones y representaciones obedecen a los intereses de esa comunidad educativa, es una especie de "submundo" que se da entre el aula y el descanso pedagógico, entre el ingreso a la institución y el aula, entre el aula y la relación pedagógica que se genera a su interior y es ahí en dónde es perentorio el reconocimiento de esos nuevos espacios, esos "mundos culturales" que se hacen propios de ese que-hacer pedagógico, esto se vuelve cotidiano, se vuelve "familiar" y es a eso a lo que se le exige por norma evidencias. Paradógico que ese paradigma educativo se reduzca al simplismo de evidencias. Es decir, en la educación importa la forma no el fondo, se desconoce el sentido conciente del que-hacer por un simplismo que falsea la realidad, porque la evidencia es una connotación acomodada de la realidad, con Galileo eso es claro.
Ahora bien, es necesario comenzar a aproximarnos a la nueva realidad que va a estar presente en la escuela, lo inicial es el distanciamiento social, lo cual no es más que negar el sentido de la escuela: la socialización. nueva realidad, nuevo paradigma, nueva cotidianidad; cambian las relaciones y representaciones de los actores escolares, cambia entonces en parte ese entramado escolar. Es una escuela en apariencia presente pero en realidad remota.
Otra realidad que nos cambia es el vacío espacial de las personas ya que tendremos la falta de más de la mitad de los estudiantes de un curso, no por deserción si por impedimento normativo de no aglomeraciones, acá es necesario saber que estudios médicos demuestran que los menores de cinco años de edad son transmisores del virus en un 100% (U de Oxford) y que en un grupo de 20 niños en un aula de clase supone 808 contagios (U de Granada-España).
Cambia la atención y concentración de los estudiantes puesto que van a estar más interesados en lo social como categoría que interpretan desde una solidaridad diferente a la que se desarrolla en su entorno familiar, es decir, aparece un nuevo "deber ser de la sociedad" el cual es esporádico y volátil y sus juicios sociales, culturales y normativos dejan de ser de su resorte y pasan a ser direccionados por otro agente exterior ajeno a la escuela y ajeno a la familia. Pasan a ser controlados no por un chip incrustado, si no por el control social estricto y represivo.
Se comienza a generar desde la escuela una especie de inautenticidad, se comienza a vivir casi por inercia, la sociedad está sujeta a normas de corte dictatorial, a normas que se imponen ante el supuesto cuidado social.
La escuela toma otra cotidianidad, toma otra forma amorfa pero estará presente y continuará en cada docente su misma actitud. Hoy la escuela nos hace un llamado a ser más creativos, más innovadores, más investigadores, nos llama a una transformación real de ella y en este nuevo rol los padres de familia van a ocupar su lugar participativo que va más allá de una norma llamada Escuela de Padres. Es un papel protagónico y centrado en el ser y en el hacer pedagogíco-social.