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5.1. La Ética Cordial como camino a la excelencia

como seres dotados de competencias comunicativas, es decir interlocutores válidos160 .

En el marco de la ética de la razón cordial, nos dice Cortina, que, sin capacidad para estimar el valor de la justicia, ni siquiera importa que una norma sea justa. Esto también significa que, sin capacidad de considerar a los demás interlocutores valiosos, la justicia que pudiera desprenderse de la norma es irrelevante. Entonces lo destacable, según Cortina, de la ética de la razón cordial es que obliga a estimar lo valioso en el otro y en sí mismo y llama analfabetismo moral a la incapacidad para apreciar estos valores, y por ende una privación de la razón práctica161 .

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En el transcurso de este capítulo deseo exponer una reconstrucción en clave de Ética Cordial de las funciones de la Procuraduría General de la Nación y del Ministerio Público, tomando como base los tres períodos descritos en los capítulos anteriores. Inicio con los rasgos de la ética de la razón cordial como una vía hacia la excelencia. Igualmente, importante es realizar una reingeniería de la investigación penal que haga parte de la ética cordial propuesta. Por último, una propuesta integral de mejoramiento del sistema de instrucción penal por medio de un proceso de reconstrucción desde la ética cordial.

5.1. La Ética Cordial como camino a la excelencia

Adela Cortina nos indica que la ética cordial parte de un proceso de comunicación que debe reconocer como conditio sine qua non los sentimientos de compasión y justicia. En ese sentido, Cortina nos recuerda que ya desde la Retórica aristotélica se reconoció el carácter cognoscitivo de los sentimientos, lo que significa que pueden y deben ser cultivados. La importancia de los sentimientos deriva del hecho que, según Cortina, la ceguera y el analfabetismo emocionales cierran las fronteras de regiones enteras de

160 Ibid., 15. 161 Ibid., 17.

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sufrimiento y humillación. Por lo que quien padece una y otra, carece de la competencia imprescindible para saber lo que significa la justicia. De allí que la capacitación de los sujetos para que sean capaces de entrar en un diálogo sobre lo justo exige el cultivo de las emociones y sentimientos de justicia y de compasión162 .

Asimismo, el mutuo reconocimiento como personas con capacidad comunicativa supone el de un conjunto de capacidades básicas sin las que resulta imposible aplicar los procedimientos deliberativos. En este sentido, Amartya Sen en su teoría del Desarrollo Humano enfatiza163, que el desarrollo de capacidades básicas de los seres humanos es un requisito previo e imprescindible que le da sustento a la libertad, la justicia y la democracia. Entonces, sólo cuando el individuo está dotado de las capacidades mínimas, puede darse la autonomía necesaria para elevar pretensiones de validez, para aceptarlas y también para rechazarlas y también la autonomía como capacidad para formarse un juicio moral164 .

Desde esta postura, la ética de la razón cordial se opone a la visión utilitarista que resuelve la cuestión social de una forma inadecuada. Mal sistema éste (el utilitarista) de someter las decisiones al cálculo de la mayor utilidad, cuando lo bien cierto es que lo que ésta en juego rara vez es cuantificable165 . Por el contrario, recalca Cortina, que lo justo es el núcleo de los saberes prácticos –moral, política, economía y derecho-, por lo que es justo anteponer las exigencias éticas y los derechos que las arropan a la suma de utilidades166 .

Entonces, los sentimientos de compasión y justicia pueden ser cultivados en las personas, pues constituyen el fundamento del proceso de comunicación social, que a su vez tiene como

162 CORTINA, Adela, Justicia cordial, Op. Cit., pp. 19-20. 163 SEN, AMARTYA, Desarrollo y Libertad, Planeta, Barcelona, España, 2000. 164 CORTINA, Adela, Justicia cordial, Op. Cit., p. 21. 165 Ibid., p. 43. 166 Ibid.

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prerrequisito que los ciudadanos posean capacidades básicas para llevar una vida digna que les dé autonomía para participar en el diálogo social como interlocutores válidos. A partir de estos parámetros es que una ciudadanía justa (es decir aquella ejercitada en los sentimientos de justicia y compasión) y activa (partícipes autónomos por poseer capacidades básicas) configura la dimensión participativa que da forma a una sociedad democrática deliberativa sustentada en la dimensión comunicativa. En este esquema la sociedad que constituyen los ciudadanos justos es democrática, porque la mayoría no se genera por la manipulación de sentimientos, sino por medio de la deliberación serena y razonada167 .

Si tomamos todo esto y lo aplicamos al caso concreto del Ministerio Público, el primer paso sería el cultivo en los funcionarios de sentimientos de justicia y compasión, para que éstos como ciudadanos justos puedan participar en una deliberación participativa que incluya toda la sociedad, sobre el rol que el Ministerio Público debe cumplir para el logro de la justicia en el marco de la ética cordial. Ésta a su vez reconstruye el quehacer social desde el paradigma del reconocimiento recíproco de quienes se saben y sienten como interlocutores valiosos, como seres dignos de respeto y compasión, que reconocen la necesidad de respetar a todos y cada uno de esos seres -las personas-, lo cual implica respetar sus ideales de vida buena168 .

En el aspecto metodológico, en el capítulo anterior he mencionado que la hermenéutica crítica sirve para determinar los rasgos éticos de una actividad, que para este ensayo se refiere al rol del Ministerio Público en el sistema de administración de justicia penal. Es interesante utilizar como guía metodológica la hermenéutica crítica, pues en ella se articulan dos tradiciones que permitirán determinar el hilo conductor entre la actividad ejercida por el Ministerio Público y

167 Ibid., p. 24. 168 Ibid., pp. 30-31.

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