Pulga en la Oreja - Boletín de LA KILTRO

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PULGA EN LA OREJA

Nº OCT 2014

BOLETÍN DE PUBLICACIÓN CONSCIENTE DEL COLECTIVO

Desde fin al lucro a Nueva Carrera Docente, ¿Seguiremos calladitxs? El resguardo de una Salud Pública y de Calidad Un claustro que no ha zanjado nada. Ataquemos realmente al enemigo Aprendiendo de las derrotas. Reflexiones en la conmemoración PULGA EN LA OREJA


Reforma Educacional Desde fin al lucro a Nueva Carrera Docente, ¿Seguiremos calladitxs? A esta altura del año no es novedoso mencionar que el Gobierno de la Nueva Mayoría (NM) Cooptó las demandas del Movimiento Estudiantil. Es cuestión de ver los bellos enunciados que se posicionaron a nivel mediático por parte del gobierno, ante las denominas demandas históricas: Derogación del DFL2, Educación Gratuita, in a la selección, etc. Todxs, seguimos siendo meros observadores del circo que la NM ha instalado respecto a la Reforma Educacional, claros ejemplos son los dichos ambiguos y contradictorios del mástil de la Cartera de Educación y el sinfín de salvavidas que Bachelet le ha tirado a Eyzaguirre, cuidando que no se vea algo que ya todxs sabemos: LA REFORMA EDUCACIONAL ES UNA MENTIRA; NO TOCA LA ESTRUCTURA NI EL PARADIGMA DE ESTA EDUCACIÓN DE MERCADO. No obstante, este primer semestre a nivel nacional estuvo marcado por la discusión respecto a los proyectos de ley de Educación: in a la selección, gratuidad y in al lucro. Y, a pesar de ello, como Movimiento Estudiantil (ME) no fuimos capaces de nutrir la crítica a esta reforma y a los proyectos que ella contempla. Nos seguimos contentando y quedando con la crítica del enunciado, una movilización al mes con consignas ambiguas, el infantilismo promulgado por la CONFECh respecto a quién lleva la conducción y el análisis poco exhaustivo del escenario nacional. Sin duda, aprender de los errores y sacar lecciones, no es una práctica común dentro del Denominado Bloque de Conducción. A pesar de esto, podríamos quedarnos con este triste e incierto escenario para el Me, sin embargo, esto implicaría invisibilizar lo que prontamente ocurrirá en la política nacional, respecto a los proyectos de ley que se lanzarán en este período. Hablamos de la discusión sobre Reforma Tributaria y el Proyecto sobre Carrera Docente. Y es en este último, donde quisiéramos detenernos, pues como futuros educadores y educadoras varias cosas tenemos por decir. Hacer una lectura de este segundo semestre implica,

y a la vez obliga a atender algunos elementos de la política nacional, allí radica nuestra intención de poner en la palestra la discusión sobre Carrera Docente. Pues, es sabido, ¡El descontento de lxs educadorxs lo permite! Para algunos fue novedoso el rechazo que entregó la consulta a más de 60.000 profesores, en torno al Protocolo de Acuerdo impulsado por el MINEDUC. Sin embargo, para quienes estábamos conscientes que esta consulta tenía el in de construir un piso político para validar la actual reforma y, a la vez, no atendía de forma clara a la demanda de deuda histórica del profesorado, no fue casual el resultado. Sino más bien, era inminente que pasaría. Ahora bien, muchos actores relacionados con el mundo de la educación y situados “más a la izquierda que Gajardo” mencionan que este hito marca el primer paso para la dignidad docente, y claro está, pues evidentemente cambia el rumbo de lo que todxs estábamos acostumbrados a ver: la burocracia del Colegio de Profesores tomando decisiones arbitrarias, sin dar respuesta a temáticas estructurales del gremio. En este marco, es cuando es imprescindible hacer lectura de los antecedentes que existen, como el antes descrito, y el debate que se viene respecto al proyecto de ley sobre Carrera Docente. ¿Nueva Carrera Docente? El año 2012 se promulgó un proyecto de Ley sobre Carrera Docente, el cual fue fuertemente criticado por los principios de competencia que contenía, además del continuo hostigamiento, a través de pruebas estandarizadas a los docentes. El incentivo económico fue el mediador de esta política, cabe precisar que hoy es un referente para cualquier debate en torno a la Carrera A continúa

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A su vez, el Colegio de Profesores cuenta con su propia propuesta, donde prima el sentido peticionista de qué se debe concordar antes de acordar una Nueva Carrera Docente, cabe precisar que hoy el Colegio es uno de los organismos cuestionados por su vínculo directo con la Nueva Mayoría, lo cual pone en duda cualquier tipo de posicionamiento en torno a esta temática. Además de la necesidad inminente que existe en repensar lo señalado con todos los actores involucrados en esta discusión. Y no solo con quienes estaban colegiados el año 2010, donde se dio tal debate. Junto a todo lo anterior, una nueva instancia se levanta, hablamos del Plan Maestro. Impulsado el primer semestre del año 2014. Este espacio es señalado como la posible carta de construcción de una Nueva Carrera Docente, pues el bloque de los poderosos en educación, es decir, quienes participan en la toma de decisiones respecto a las pruebas estandarizadas (Mide UC, CIAE), se pusieron sentimentales y quisieron ver qué pensaban apoderados y estudiantes, respecto a la Profesión Docente. Si bien, esta fue una instancia en donde se dijo que no existía vínculo con el Gobierno ni el Ministerio, las distintas vocerías del espacio no se desmarcaron de la actual política ni la Reforma Educacional, entonces… ¿qué da a pensar? El espacio que se presentaba como el diálogo entre distintos actores, pierde legitimidad, ante la seguidilla de ambigüedades, su cercanía con la Nueva Mayoría al incluir en sus últimas sesiones al Colegio de Profesores y la elaboración de síntesis sin existir una discusión acaba en diversas temáticas, lo demuestran.

Según lo antes señalado, podríamos acordar que el escenario no es auspicioso para el debate de este Nuevo Proyecto de Ley ni para el Gobierno, sin embargo, sería iluso pensar que nada saldrá de este debate tecnicista y economicista sobre Carrera Docente. Es cuestión de recordar lo que pasó con INICIA, pasó de ser un espacio de diálogo, donde se crea un instrumento diagnóstico, el cual pasa a estigmatizar, beneiciar a algunos y hacer competir a las Casas Formadoras de Profesores, ¿No estaremos ante la coniguración de una situación similar? ¿No estaremos frente a la elaboración de una Carrera Docente basada en lo ya existente y zanjada por los tecnócratas de siempre? La verdad, es que el escenario permite hacerse varias preguntas, ¿pero simplemente eso? ¡Calladitxs ni cantando! Hoy es un tanto evidente lo que pasará con la Carrera Docente, es decir, se impulsará a pesar de no ser acordada ni discutida por los actores involucrados. Frente a ello, sería un gran error perpetuar con el silencio que caracterizó al Movimiento Estudiantil todo el primer semestre y más cuando hay algunos elementos que permiten poder organizar y converger frente al malestar en torno a esta temática. Hablamos precisamente del descontento que existe con el Colegio de Profesores como organización, la posible movilización que impulse los profesores colegiados y no colegiados, en post de las reivindicaciones históricas del profesorado, la discusión sobre educación enmarcada en el Congreso por la continúa

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Educación Para los Pueblos, por solo nombrar algunos. El desafío, en primer lugar, está en impulsar la discusión frente a la Carrera Docente en nuestros espacios y no porque sea una cuestión antojadiza, sino por hacer carne ese discurso de HOY ESTUDIANTES, MAÑANA TRABAJADORES. Si hoy se pretende potenciar los espacios locales, esto debe ser con temática que atienda la realidad, ante ello sería bueno preguntar, ¿Cuántos hoy entienden que esta política propiciará o limitará su actuar y futuro laboral? Además de ello, comprender que la Carrera Docente se vincula con la Formación Inicial Docente, pues contempla el ingreso, la formación y el egreso, por lo tanto, es relevante en la medida que se comprenda que sí tiene sentido el preguntarnos, ¿Qué docentes necesita esta Nueva Sociedad que todos aspiramos? O ¿Cuáles son las condiciones laborales para aspirar a una verdadera dignidad docente? En un segundo plano, es evidente que los y las estudiantes del Pedagógico hemos caído en un gran error con creernos iluminados y apostar por descubrir el hilo negro, esto invisivilizando que hay discusiones en nuestro mismo espacio que ya se han generado. Esto,

claramente, no es una apuesta a decir quedémonos con lo que ya existe. Sino más bien potenciemos lo que muchxs compañerxs ya se han preguntado y han tratado de resolver, respecto a Nuestra Formación, la política educacional, la Evaluación, Peril Docente, Pruebas estandarizadas, entre otros. Si hoy creemos en la disputa de ideas, también creemos en la convergencia y más cuando se trata de Nuestra Profesión y Rol como educadores. Finalmente, son varias las interrogantes y las respuestas solo las podrá dar la discusión y el dialogo constructivo con diversos actores. Si bien hoy la proyección es revitalizar los espacios locales, no podemos quedarnos ajenos a la política nacional y más cuando somos lxs educadorxs que prontamente llegarán a regirse por las normativas que hoy se están discutiendo por otros. En este sentido, es relevante cuestionar cuál será el rol que tendrá el Pedagógico en la coyuntura nacional, haciéndonos parte de la Educación y profesión que queremos construir. Si hoy queremos un Pedagógico con más acción y voz en Educación, partamos por transformar aquellas políticas que mañana pondrán en desmedro nuestra profesión.

El resguardo de una Salud Pública y de Calidad Este mes de septiembre ocurrió un suceso que pasó prácticamente inadvertido por la mayoría de la comunidad Universitaria, el rechazo por parte de la Cámara de Diputados al proyecto que buscaba “Otorgar el carácter de título profesional universitario a las carreras de Kinesiología, Fonoaudiología, Enfermería, Obstetricia y Puericultura, Nutrición y Dietética, Tecnología Médica y Terapia Ocupacional”. Este proyecto tenía la intención de modiicar la LOCE (Nº 18.962) en su artículo Nº52, incluyendo las iguras de, por ejemplo, Título de Kinesiólogo: Licenciado en Kinesiología; y así para todas las carreras mencionadas anteriormente. Actualmente sólo Medicina posee el status de carrera universitaria en el área de la salud.

El 20 de abril del 2005 ingresó al Congreso un Proyecto de Ley que buscaba “Otorgar el carácter de título profesional universitario a las carreras de Kinesiología, Fonoaudiología, Enfermería, Obstetricia y Puericultura, Nutrición y Dietética, Tecnología Médica y Terapia Ocupacional”. Este Proyecto buscaba volver a otorgarle, luego de largos años, el status de carreras exclusivamente universitarias a las mencionadas anteriormente, con lo que los Institutos Profesionales no podrían impartirlas en sus diferentes sedes. Hay dos argumentos explícitos en el documento, el primero es que la formación que posee un técnico no se asimila a la formación universitaria en el área de continúa

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la salud, pues hay elementos que van más allá de ocupar una que otra técnica para trabajar con personas tanto enfermas como sanas. El segundo argumento contempla que el artículo 112 del Código Sanitario exige un título otorgado por alguna Universidad reconocida por el Estado para que puedan desempeñar cualquier actividad propia de la conservación y restablecimiento de la salud. Dejando así, a cualquier egresado de algún Instituto, fuera de algún centro de salud o por lo menos fuera del margen de la Ley por lo que su título se desvalúa dentro del mismo sistema. Para ines del 2005 se agregaron las siguientes observaciones: Las Universidades que imparten estas carreras debían otorgar planes de estudios para los egresados de los IPs para poder lograr la Licenciatura y los IPs podrían seguir impartiendo estas carreras. Después de esto el proyecto se duerme hasta el 2008, 2009 y 2012, años en que se empieza a argumentar por primera vez el por qué del proyecto en diferentes comisiones. Para el año 2014 la Cámara de Diputados sólo aprueba el proyecto para las carreras de Enfermería y Obstetricia pasando así al Senado, en éste se rechazan las modiicaciones hechas por los Diputados pasando a Comisión Mixta. Finalmente este 24 de septiembre recién pasado la Cámara de Diputados terminó por rechazar el informe de la Comisión Mixta y por ende rechazar por falta de quórum de aprobación el proyecto que buscaba la exclusividad universitaria de estas 7 carreras de la salud. ¿Por qué la exclusividad universitaria para estas ca-

rreras? Llevaremos la discusión hacia lo más cercano de nuestra comunidad, la carrera de Kinesiología. Nuestra universidad contempla a unas de las carreras afectadas por esta medida, que si bien en su inicio y tramitación tuvo la esperanza de ser aprobada inalmente los intereses políticos-económicos primaron y privaron (una vez más) el garantizar una atención de calidad y oportuna a las personas que lo requieren, así como también el incrementar el conocimiento en cada una de las áreas de la salud. Haciendo un poco de historia estas carreras de la salud poseían, antes de la dictadura, el carácter de universitarias, posteriormente con la creación de IP’s y CFT junto con la implementación de la LOCE (legislación heredada de la dictadura) se les quitó este estatus quedando a libre albedrío lo que hoy tenemos: muchas carreras de Kinesiología de diferentes instituciones de educación lo que es provocado por la desregulación de un sistema educativo que atenta contra todo principio. Debemos recordar que la mercantilización de la educación trae consigo la apertura de diferentes instituciones de formación superior (Universidades, Institutos profesionales y Centros de Formación Técnica) y por ende en cada sede de estas instituciones tienen la libertad de impartir estas carreras según la institución le convenga. A raíz de esto último, es que actualmente existen más de 100 escuelas de kinesiología en el país, esto incluye a continúa

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a Universidades privadas, estatales e Institutos Profesionales y muchas de estas escuelas pertenecen a una misma casa de estudios. Esta desregulación hace sentido cuando el “boom” de las carreras de la salud empieza a generar ganancias estratosféricas a las casas de estudio que son privadas, una vez más, incentivando y abusando del lucro en la Educación. Este proyecto buscaba que los IPs ya no impartieran las carreras de la salud mencionadas y más que una petición política hay que verla como una forma de resguardar el sentido público y social que debe poseer la salud y, a su vez, una forma de resguardar ciertos márgenes mínimos de conocimientos y habilidades a la hora de enfrentarse a una persona con cierto deterioro en su salud y a las personas que rodean a ésta. Como argumento podemos encontrar desde una base ideológica en el que nacen las diferentes escuelas de la salud en la actualidad hasta el hecho de que la salud no puede verse como un actuar técnico en el que sólo es realizar protocolos que se pueden descargar del MINSAL o de la OMS. El actuar de un profesional de la salud involucra el razonar una enfermedad o un evento, el actuar pertinentemente según el contexto en el que se desenvuelve, entender, aprender y atender oportunamente a las necesidades de una comunidad y desarrollar e ir incrementando el conocimiento de su área. Saber que nuestro quehacer es desde un paradigma bio-psico-social es imperativo. Pero, ¿cómo podemos exigir aquello a los IPs siendo que muchas universidades que imparten estas carreras actúan bajo el prisma de la mercantilización de la salud y la educación?¿De qué forma se expresa la calidad de una formación universitaria si muchas escuelas de Kinesiología no están acreditadas e inclusive, las Universidades que las imparten no lo están (teniendo en cuenta que actualmente es la única forma de asegurar cierta “calidad”)? Así mismo la jugada de los IPs es perversa, pues están ofreciendo carreras que a los egresados de ellas no pueden ejercer en el sistema de salud o realizar prestaciones por FONASA, que es el “gran Fondo Nacional de Salud” con el que cuenta el sistema público, obligando al endeudamiento para poder costear los estudios. No importándoles esto, crean ilusiones al recién ingresado al decir que tienen el futuro laboral asegurado cuando, debido al “boom” de las carreras, la oferta laboral es cada vez menor (según la gran “OCDE”, Chile pasó de tener 5.761 kinesiólogos el 2010 a 9.784 el 2012).

salud y como merma a ésta a la hora de que un profesional ejerza. Pues producto de esta educación es que se forman profesionales que sólo tienen un interés económico en su quehacer, dejando de lado el real sentido de trabajar en el área de la salud, así como también merma el desarrollo de conocimientos que es un área fundamental para poder mejorar la salud de la comunidad. ¿Y ahora qué? No buscamos ni creemos tener la solución a esta problemática pero si tenemos la convicción de que este problema es generado por el sistema imperante que se vive hoy, el legado de la dictadura sigue repercutiendo no tan sólo a las familias como personas que requieren un sistema de salud, sino que afecta a las familias las cuales sus hijos entran a estudiar una carrera de salud. Creemos profundamente que el actuar de todo profesional de la salud debe ser en post de nivelar hacia arriba por medio de acciones concretas dentro de las áreas donde actúa un profesional de la salud, vale decir, la atención clínica, la docencia, el roce con sus pares, la academia e inclusive el gremio como en el caso de Kinesiología, el Colegio de Kinesiólogos de Chile. Instamos a todo aquel profesional de la salud que ejerce en una institución universitaria que sólo busca un in económico para seguir abultando los bolsillos de sus dueños, atacar esta problemática desde el aula de clases por medio del desarrollo de un pensamiento crítico con quienes nos relacionamos, fomentar y compartir la discusión y los resultados de aquella, potenciar el trabajo comunitario en salud, realizar la promoción de la salud como un actuar diario y constante en el quehacer profesional, manifestar con acciones el descontento con el sistema político actual. La salud pública debe fortalecerse en todos sus ámbitos, no tan sólo desde el intelectual, sino que desde la acción directa y concreta en contra de todo aquello que atente con la integridad de las personas. Debemos hacernos cargos de nuestra formación y cubrir la necesidad de que ésta sea integral para afrontar el problema de la salud como un eje no tan sólo al momento de tratar con un paciente sino que involucrarse desde la implementación de las políticas públicas de salud y no solo servir como “empleados” dentro del negocio sino proponer y levantar conocimientos y en pro de la salud de las comunidades.

No podemos hacer la vista gorda con el impacto que posee una educación mercantilizada en el área de la

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o d a j n a z a h o n e u q o r t s u a Un cl nada. o g i m e n e l a e t n e m l a e r s Ataquemo Sin duda el proceso más complejo que hemos enfrentado este año ha sido el del Claustro organizado por las autoridades de la universidad. La complejidad está referida principalmente al modo en que tuvimos que enfrentar el proceso y cómo se desarrollaron las diversas fases de éste, lo cual ha generado posturas muy divergentes entre nosotros y nosotras como grupo de estudiantes, claramente sin desmerecer otras luchas levantadas este año. En medio de este proceso, nos gustaría relexionar un poco sobre todo lo ocurrido hasta ahora, de tal manera de aportar un poco al debate desde nuestro punto de vista. Aquí no hay nada zanjado Para partir, todos y todas nos dimos cuenta que el proceso completo del claustro estuvo marcado por el fenómeno de la escasa participación y preparación para la discusión, por parte de todos los estamentos de la universidad. Esto nos habla del lamentable nivel de organización que hay en la universidad, tema que hemos tocado anteriormente en estas publicaciones, y es necesario relexionar más a fondo en torno a ello y actuar desde distintos ámbitos, pero principalmente nosotros y nosotras como estudiantes, desde la organización de nuestras asambleas por carrera y en la politización de los espacios cotidianos. Sin embargo, la falta de participación masiva no puede ser un impedimento para tomar postura frente a las luchas que se levantan. Si bien debemos estar fomentando constantemente la participación en la organización, no podemos estar esperando pasivamente la masividad y el desarrollo político ideales, dejando que todos los cambios que vienen planiicados avancen en contra nuestra, siempre hay que responder de alguna mane-

ra. La responsabilidad dinamizadora de la organización en este caso, recae sobre los grupos más activos en la organización estudiantil, agrupados y no agrupados en organizaciones estudiantiles. Es por ello que el proceso de claustro no podía dejarse de lado tan fácilmente, si la institucionalidad se postula cambios, de alguna manera tenemos que pararnos frente a ellos. A pesar de no contar con una participación masiva como nos gustaría; de que las discusiones como estamento estudiantil fueron precarias; e incluso, a pesar de que tensionamos la instancia hasta el inal y no se logró abarcar temas esenciales del modelo educativo ni la metodología óptima para la discusión. De todas maneras era necesario participar de este espacio, no para validarlo, sino precisamente para lo contrario: tensionando a través de la evidencia concreta que es un espacio insuiciente para construir una universidad desde y para nuestra clase. Así, una semana antes de enfrentarnos al claustro pudimos acordar una estrategia común, de tal manera de llegar con mayor solidez a las discusiones. La idea se centró principalmente en discutir, tensionando a través de temas claves, demostrando que el espacio al que nos invitan es insuiciente y aprovechar de acumular fuerzas a modo triestamental para posicionar un claustro refundacional. A pesar de la escasa participación en los días de discusiones, de igual manera salimos fortalecidos del proceso. Se demostró que el espacio de discusión y enfrentamiento de ideas no bastó, incluso para zanjar un modelo educativo. Todo lo cual quedó plasmado en las discusiones por sala. Uno de los temas que se hizo más patente fue la necesidad de acumular fuerza tristemental, a través de la decontinúa

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la demostración de que necesitamos una participación más activa y acabar con la segregación de los estamentos, incluso en los espacios de desenvolvimiento diario comunes divididos, como los casinos, por ejemplo. La tarea ahora es saber aprovechar las relexiones en común para pasar a la acción en organización triestamental. Pero por otra parte, y como lo dijimos anteriormente, también es necesario recalcar que este proceso no ha cerrado ningún ciclo de democratización, ni siquiera de la construcción de un modelo educativo. El claustro sirvió para recién instalar temas de discusión sobre los cuales debemos comenzar a hablar y tomar postura como comunidad universitaria, aquí no se ha zanjado nada. Durante los días de celebración del claustro, donde recién nos vimos las caras entre todos los estamentos quedó demostrada la desconianza por parte de las autoridades de la universidad para abrir espacios donde discutamos democratización de las decisiones y un modelo educativo desde su esencia. Por lo tanto, la necesidad de un nuevo claustro ya es una idea de sentido común al no llegar a acuerdos claves. La tarea que nos queda ahora inalizando el año, van por el lado de amarrar las conclusiones en donde tuvimos injerencia, aumentar la fuerza triestamental y exigir que la organización de un nuevo espacio de claustro debe ser de manera abierta, democrática y abordando los temas que como comunidad nos interesan. Relexiones para la organización y lucha El claustro también demostró algunas cosas en las que quedamos al debe como organización estudiantil, y las podemos plantear al menos en tres aspectos: la falta de organización y participación activas de la mayoría

del estudiantado en nuestros espacios; la demostración, por parte de algunas agrupaciones, de prácticas políticas que son nocivas para la organización; y además la ausencia de una estrategia de lucha acorde a las características actuales del peda, también por parte de ciertos piños políticos. Respecto a lo primero creemos que todos y todas coincidimos en el diagnóstico: El estudiantado del peda no tiene una cultura organizacional que se traduzca en participación activa y comprometida para el avance de las luchas que nos proponemos. Las propuestas de soluciones o posibles salidas a esto se deben abarcar desde diversos ámbitos, sobre los cuales ya hemos ahondado en otras publicaciones, pero mencionaremos algunas por la pertinencia con el tema a tratar más adelante. En medio de la organización, siempre es necesario hacer una buena lectura del escenario en donde nos movemos, sobre todo cuando se levantan procesos de movilización. Necesitamos siempre mirar las características que posee la participación política, histórica y coyunturalmente, del lugar en donde estamos insertos y desarrollar estrategias teniendo como base esto. Más allá de la posición ideológica-práctica desde donde nos paremos, las líneas estratégicas siempre deben tener un aterrizaje práctico. En base a esto, la politización en vista del fortalecimiento constante de la organización se debe hacer en base a los temas concretos y cotidianos que nos afectan como estamento estudiantil. Debemos apuntar a la politización de los espacios cotidianos, de tal manera de hacer la conexión real de temas que parecen tan ajenos a la realidad cotidiana, como el claustro, cambio de estatutos, modelo educacional, etc. continúa

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Durante muchos años la organización política en el peda estuvo inmersa en una inercia aún mayor a la actual, que solo nos llevaba a responder reaccionariamente a eventualidades organizadas por las autoridades de la universidad, como elecciones de rectoría, por ejemplo. En este tiempo se demostraba que no estábamos organizados y solo teníamos la capacidad de responder violentamente o restándonos por omisión al no tener contra propuestas a los cambios que proponía la universidad, los cuales se llevaban a cabo sin nosotros. Es decir, históricamente hemos estado faltos de propuesta y proyecto. Creemos que el proceso actual de organización es de maduración de esa etapa, donde no hemos alcanzado la politización y organización ideales, pero al menos ahora apuntamos a aprender a no caer en la inercia sin propuesta y avanzar en el fortalecimiento de organización para las luchas. En este sentido, restarse por omisión del proceso de claustro, solo porque “no estábamos bien preparados” o “porque las autoridades sólo responderán al modelo actual” era repetir esta lógica. El período pre claustro nos demostró que, si bien no se logró insertar los temas más trascendentales, la poca preparación fue un patrón que se repitió en todos los estamentos, lo cual nos dejaba en algo de ventaja al momento de ir a plantear los temas centrales, como la democratización real y la orientación de nuestra formación. Es por ello que la estrategia acordada fue ir para tensionar y evaluar, dependiendo el avance, nuestra retirada del espacio si era necesario. Lamentablemente, bajarse del claustro no tenía ninguna propuesta estratégica madura, y sólo nos dejaba a

la deriva del proceso, que inalmente igual se llevaría a cabo sin nosotros. Es por ello que criticamos esta postura y consideramos que sólo se quedaba en las consignas. Así por ejemplo, no nos bastaba sólo con decir que el claustro es neoliberal, reformista, que viene a fortalecer el proceso de reforma educacional, etc, cuestiones que tenemos más que claras. Lo que era necesario en el proceso era una evaluación clara de qué capacidad de incidencia teníamos en él, de tal manera de encontrarnos ahí con los demás estamentos, medir las fuerzas que no habíamos podido medir en el proceso previo, enfrentarnos a las autoridades de la universidad y ganar en la discusión demostrando que en un espacio así no podemos zanjar ni un modelo educativo, ni una orgánica democrática. Finalmente, fueron varias las carreras organizadas para enfrentar las discusiones en el claustro y, de deinir la bajada de este espacio sin ninguna estrategia clara para canalizar las discusiones, era someterse a un desgaste extra, perdiendo también el apoyo de estas carreras. A esto nos referimos con la responsabilidad que tenemos de hacer una buena lectura al momento de sacar propuestas, sobretodo en etapas coyunturales. Ya que se demostró que las síntesis de las discusiones fueron favorables, y en muchos casos salieron a lote ideas para el fortalecimiento de la organización triestamental junto a funcionarios y académicos. Subiéndonos a discutir inalmente logramos invalidar el claustro, no así nuestras discusiones.

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El proceso post claustro y la responsabilidad El proceso post claustro es justamente en el que estamos inmersos actualmente, y una de las tareas que nos queda para enfrentar el proceso es agilizar la discusión de las síntesis que se dieron en la etapa de celebración de éste, de tal manera que las autoridades no dilaten esta etapa hasta el momento en que ya no haya presencia estudiantil en la universidad, y tampoco traten de desviar el foco de las conclusiones principales: que esta instancia fue insuiciente y es necesario un claustro refundacional, con mayor participación y preparación por parte de todos y todas las que componemos la universidad. Para lograr esto en lo que queda del año, ya existen propuestas en donde se ven involucrados los tres estamentos, contando con la voluntad de funcionarios y académicos dispuestos a discutir las relexiones del proceso de celebración. Lamentablemente, como no ha existido acuerdo entre los y las mismas estudiantes, nos hemos entrampado en esta discusión, lo cual no es menor y es absolutamente necesario. El problema está en que desde algunas posiciones se ha incurrido nuevamente en prácticas que vienen a mermar la discusión, crispando los ánimos y desviándonos del foco de atención en donde deberíamos centrarnos. Si lo fundamental, y en lo cual todos concordamos, es que debemos abrir un nuevo claustro, que de verdad cuestione la orientación de nuestra formación en la universidad y que se democraticen los espacios de decisión hacia toda la comunidad universitaria, es este el momento de lograrlo. Así, y en medio de la discusión, problema más polémico que nos ha dividido en las últimas semanas fue el llamado que se hizo desde la mesa ejecutiva de la FEP a bajarnos de esta tercera etapa del claustro. Esta acción exaltó mucho más los ánimos entre nosotros y nosotras por cómo se hizo esta invitación a discusión: con una parte de la mesa desconociendo el comunicado que llamaba a retirarse de la instancia, lanzándolo en un punto “varios” de la tabla en la plenaria, y sin una estrategia clara y sensata para rescatar los puntos a favor que teníamos del proceso de celebración del claustro. Como respuesta a esta acción las carreras que si quieren participar de esta etapa del claustro y terminar de amarrar las conclusiones a las que llegamos haciendo

la presión a nivel triestamental, terminan planteando la moción de un veto de silencio al presidente de la mesa ejecutiva, a quien se identiica como responsable de este llamado y otras prácticas nocivas durante el mismo proceso de celebración del claustro. Posición absolutamente válida, considerando que se estaban pasando a llevar las conclusiones de sus mismas asambleas. De hecho, a pesar de que en el comunicado se llama a amarrar las conclusiones y temáticas que como estudiantes habíamos instalado en las discusiones de claustro, la posición del presidente de la FEP durante la celebración del claustro fue siempre desligarse del espacio. Y es por ello que se apunta a él como responsable político de estar forzando la bajada del espacio, antes que velar porque saliéramos bien parados de este espacio. Lo más triste de todo es que inalmente nos hemos enfrascado en discutir si es o no válido vetar al presidente de la FEP, mientras la discusión esencial del claustro queda en segundo plano. La situación es bastante sensible, y por tanto muy agravante para el proceso en que nos encontramos, sin embargo no es menor que se cuestione el hecho de que, a través de la mesa ejecutiva, se fuerce la discusión de una postura frente a la cual no se ha desarrollado ampliamente el debate. La discusión inalmente ha decantado en acusaciones culpándose entre agrupaciones políticas de la iniciativa, continúa

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llegando incluso a la paranoia de que esta iniciativa es casi conspirativa contra el presidente FEP. Pero debemos aclarar, que la iniciativa que nace de las carreras no va en contra de una persona en particular, ya que de la misma manera se hubiese ganado esta acusación cualquier miembro de la mesa, si se le identiica como el responsable de la maniobra. Y, por otra parte, si la postura de veto a un miembro de la mesa fuera tan absurda y alejada de argumentación política, no creemos que fuese un tema de discusión a estas alturas, estando en un proceso tan delicado en donde debería primar la unidad. Creemos eso sí, que la responsabilidad es de la mesa ejecutiva completa, ya que al demostrar ellos y ellas que no tienen un acuerdo mutuo al zanjar postura frente a un tema tan delicado como el claustro, fomentan este ánimo de confrontación entre los y las mismas estudiantes organizados en sus asambleas. La mesa ejecutiva tiene toda la facultad de sacar declaraciones con su postura ante algún tema, como lo han hecho mesas ejecutivas anteriores y también la de este año, el problema es cuando están aportando a convulsionar los ánimos entre nosotros y nosotras. Lo que es absolutamente criticable para el presidente de la federación, es que no pueda hacer una autocrítica a su responsabilidad como representante de la totalidad del estudiantado por el ánimo y enfrascamiento en que hemos caído. Y además, de la mesa ejecutiva completa por no presentar una alternativa que sirva de salida a este conlicto donde se cuestiona la representatividad de un miembro de su espacio. Por otro lado, en medio de este ánimo de acusaciones entre agrupaciones políticas, creemos que también es repudiable la actitud de quienes vociferan por distintas partes que todo este problema es casi una conspiración por intereses políticos, sin siquiera acercarse a conversar fraternalmente antes de emitir conclusiones.

Esta actitud solo aporta al desgaste de la organización estudiantil y la conluencia a la que podríamos llegar en un diálogo y discusión fraternos. Esperamos que con el tiempo podamos ir superando las pequeñeces y preocuparnos derechamente de atacar realmente a las y los enemigos de nuestro pueblo. La responsabilidad de haber llegado a la celebración del claustro con tan escasa preparación es, a modo general, de todos y todas las estudiantes organizados. También los grupos más dinámicos, estén o no en agrupaciones políticas estudiantiles, debimos estar más dispuestos a elevar la discusión. Es una relexión necesaria, considerando que el proceso no se ha cerrado, y probablemente nos enfrentemos a ello el próximo año y los siguientes. Debemos demostrar que este espacio fue completamente insuiciente, y también invitar a la relexión a los demás estamentos organizados. Empapar las discusiones de asambleas y los espacios cotidianos de la necesidad de un claustro para decidir hacia donde caminamos, de tal manera de llegar con una postura sólida y no excluirnos de antemano de discusiones sólo argumentando que las ha levantado la institucionalidad. Obviamente sin perder de vista un horizonte revolucionario, que esté de acuerdo a los intereses de nuestra clase y rompiendo inalmente con las lógicas del sistema educacional y el capitalismo. Pero para ello la tarea es larga y ardua, no nos basta con el levantamiento de una consigna y una postura de ruptura vacía. Por eso, lo mínimo que logramos levantar este año, que fue instalar las temáticas y discusiones, deben hacer sentido a nivel triestamental y asambleario, de tal manera de acumular fuerzas y que el esfuerzo no sea en vano. Para ello, exigir que el claustro próximo sea refundacional, con participación más activa y democrática, y demostrar desde espacios triestamentales que lo realizado este año no ha zanjado nada.

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Aprendiendo de las derrotas. Reflexiones en la conmemoración Ha pasado nuevamente una conmemoración del 11 de septiembre, recordamos a nuestros y nuestras caídas en combate; los y las agentes represivos del Estado, que torturaron y mataron todavía continúan en la impunidad, y a los cuales se ha logrado condenar están recluídos en cárceles de lujo; también quienes se vienen enriqueciendo desde que se privatizan empresas y derechos sociales continúan con las riendas del poder en sus manos, explotándonos día a día, avasallando el medio ambiente y hundiéndonos cada vez más en un sistema de vida que solo otorga miseria. Pero, más allá de saber todo de lo cual nos enteramos y carcomernos con la rabia de ver las consecuencias que aún sufrimos de la dictadura, ¿Qué es lo que debemos aprender del proceso del golpe, dictadura y transición a la democracia que se llevaron a cabo en nuestro país? ¿Qué relación tienen nuestras luchas actuales con los procesos políticos que se llevaron a cabo en el período que muchas de nosotros ni siquiera teníamos consciencia? Es fundamental aprender de la historia que llevamos en los hombros, pero no sólo para saber que debemos evitar que ocurran vejámenes como los que son capaces de perpetrar los agentes del Estado, sino que también para analizar en qué parada estamos nosotros y nosotras desde nuestras luchas actuales, en educación, salud, sistema de pensiones, sindicalización, medioambiente, luchas de género, identidad, etc. Para no cometer los mismos errores del pasado en la construcción de una alternativa popular de lucha. En este sentido, resulta bastante interesante dar una vuelta a cómo se llevó a cabo el proceso transicional en Chile, de lo cual poco se habla cuando los medios masivos de comunicación recuerdan la dictadura. En medio del proceso transicional (1980 – 1990) es donde se gestó todo el entramado político, económico y social bajo el que actualmente nos desenvolvemos. Es en este período donde se privatizan gran parte de las empresas del Estado, se crea el sistema político que rige hasta hoy y, a punta de metralla y terrorismo, se asesi-

nan las iniciativas populares que aún creían en que se podía derrocar a la dictadura con todo su modelo para construir una sociedad distinta. Nosotros y nosotras conocemos hartas historias de Dictadura en nuestras poblaciones, donde la población en su conjunto salía y daba cara a la represión, donde existieron agrupaciones combativas, como el MIR, FPMR o el Lautaro, que se organizaban en conjunto a la clase popular, buscando la posibilidad de derrocar la dictadura. Entonces, ¿Cómo termina todo esto en un plebiscito que la misma dictadura organizó y sin tocar los pilares estructurales de su transformación? Repasemos un poco el proceso La dictadura chilena se diferencia de otras precisamente por su fortaleza, las FFAA se mantuvieron siempre unidas y el modelo que impusieron surtió el efecto deseado. Pero, en los años ’80 este sólido gobierno se ve cuestionado debido a la crisis económica que generó el neoliberalismo y el terror en que mantenían a nuestro pueblo. A través de este detonante se levantan las jornadas de protesta durante casi toda la década de los ’80. En este escenario se reagrupa clandestina y semi clandestinamente la oposición a la Dictadura, conluyendo los diversos sectores en tres exigencias claves: La renuncia de Pinochet, derogación de la Constitución de 1980 y el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente para crear una nueva Constitución. Pero este movimiento anti dictatorial estaba compuesto de al menos dos grandes sectores, diferenciándose en términos claves uno del otro: El Movimiento Democrático Popular (PC, MIR y parte del PS) y la Alianza Democrática (con la Democracia Cristiana a la cabeza y partes de otras agrupaciones políticas de centro). La Alianza Democrática (AD) posteriormente será la Concertación, y a lo largo de los años se diferencian de los llamados a protesta nacional, intentando la conciliación con la Dictadura, principalmente a través de la iglesia. Intentos que fueron acallados de igual manera y la Dictadura continó con su itinerario transicional creado en 1980. Mientras, el Movimiento Democrático

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Popular (MDP) continúa por la estrategia de derrocar a la Dictadura y encabeza los llamados a protesta nacional, que disminuyen desde 1986 en adelante luego del atentado fallido contra el Dictador por parte del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (brazo armado del PC). Desde el momento en que la oposición de centro se desliga de la protesta popular y la vía de ruptura contra la Dictadura, es que los dos caminos no se verán conluir más en objetivos políticos a largo plazo. La AD se centrará en la protesta sólo para casos necesarios, ya que siempre busca una salida sin violencia, amparándose en los sectores que sí tenía control, como los menos radicalizados y las capas medias; mientras, el MDP y los grupos que van por la ruptura de la Dictadura seguirán buscando este camino. La dictadura logró salir de la crisis mediante las mismas medidas neoliberales, privatizando empresas y reprimiendo al pueblo cuando se manifestaba. Por lo tanto reairma que es innecesario de tranzar con la oposición más de centro, y continúa con su plan transicional que se concretaría a ines de 1980. Y es así como se concreta el llamado a plebiscitar la continuidad o salida de Pinochet como presidente en octubre de 1980, siendo el sector liderado por la DC los primeros en sumarse a la instancia de la dictadura. A partir de ahí se comienza a cooptar la participación popular para votar por el NO, aún sin siquiera discutirse la continuidad del modelo, la constitución, las privatizaciones, la condena a los torturadores y asesinos, etc. Y luego todo lo que conocemos: con una participación masiva en las elecciones inalmente gana el NO. En verdad, lo que todos los sectores se esperaban era un fraude por parte de la Dictadura, y así la última oportunidad de hacer un levantamiento general que exigiera la salida de los militares. De hecho, el mismo 5 de octubre las agrupaciones más preparadas militarmente estaban apertrechadas para salir y combatir, pero el resultado fue lo más sorprendente. Luego de esto, con un sentimiento de victoria en todo el pueblo, con los partidos de centro mostrándose casi como los salvadores del país, y con la Dictadura cumpliendo lo que planiicaron, lo único que quedaba era una reforma a la Constitución, cuestión que se zanjó entre los partidos de centro y la derecha en 1989. Aquí, claramente la Dictadura aseguró su modelo completo

a través de la derecha y gracias a que el centro político velaba por resguardar que el proceso no exaltara los ánimos de los militares, misma tónica con la que actuarán todos los gobiernos de la Concertación. Durante los años de preparación del plebiscito también se disuelve el MDP y la izquierda se ve convulsionada. Algunos optan por sumarse al proceso transicional; el PC nunca resuelve bien su debate frente a la coyuntura transicional, decidiendo abandonar la lucha armada a través del FPMR, y termina con una salida de muchos militantes el año ’90; y inalmente, quienes aún pensaban que se debía enfrentar la continuidad del modelo a través de la lucha armada, siguen con los intentos hasta avanzados algunos años de la transición, entre ellos el Movimiento Juvenil Lautaro, el FPMR autónomo (sin el PC) y una fracción del MIR llamado MIR EGP. Lo único que estaba quedando en claro, era que se volvía a un régimen democrático, pero las condiciones a través de las cuales se entendería este régimen estaban completamente amarradas al poder de los militares, la derecha empresarial y la derecha política, con la Concertación sirviéndoles de colchón con la excusa de evitar que las FFAA actuaran violentamente. Y de todo esto ¿qué podemos aprender para la actualidad? En situaciones como las que se vive en la transición que organizó la Dictadura, a lo largo de toda la historia del Movimiento Popular han existido sectores que optan por pactar con los sectores que detentan el poder, ya sea a través de la conciliación con las reformas que ellos mismos plantean o porque el mismo proceso los envuelve en una distracción donde terminan por aceptar las condiciones impuestas por el bloque dominante. En medio de estas situaciones reconocemos que siempre el proceso es complejo, pero hay elementos centrales que no debemos abandonar para pensar en resguardar siempre el horizonte de la construcción de una sociedad distinta. Y de estos problemas no estamos exentos en la actualidad, por ejemplo en la lucha educacional que hemos venido desarrollando. Uno de estos elementos centrales es siempre pensar en cuáles son los intereses que beneician a nuestra clase, los y las explotadas. Con perspectivas a más largo plazo en los períodos de lucha, siempre debemos velar por un avance en nuestra liberación de esta condición de explotación. Al igual como en la transición a la de-

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mocracia se buscó más la salida de la dictadura que la ruptura del modelo que creó, hoy podemos ver que muchos sectores que luchan junto a nosotros en el movimiento por la educación, se conforman más con los ofrecimientos de las reformas del gobierno de turno, en vez de centrar fuerzas en la construcción de un modelo educacional desde y para nuestra clase. Esto último lo podemos ver patentemente en dos partes: la conianza en que desde el Congreso se podrá avanzar en las demandas, siendo que no es el lugar donde se cuenta con la fuerza para acabar inalmente con el modelo educacional que nos condiciona, postura que deiende el PC desde que se subordina a la Nueva Mayoría o también Revolución Democrática; y por otra parte, las negociaciones conciliadoras a las que apuestan algunos grupos en la dirigencia de nuestros espacios de organización, celebrando como grandes triunfos ofrecimientos que desvirtúan lo esencial de nuestras demandas. Desde otro punto, siempre debemos tener en claro que las iniciativas populares de lucha serán reprimidas por el Estado, a través de la criminalización de la protesta, el silenciamiento de los sectores más radicalizados y la cooptación de partes del movimiento popular. Por lo tanto, siempre debemos estar pendientes y activos en nuestra organización y el desarrollo del debate constante en torno a nuestros horizontes de lucha, y cuando es necesario defender nuestras propias iniciativas debemos hacerlo con todos los medios necesarios, de acuerdo a las necesidades del contexto. En este sentido, en los años ’80 se criminalizaba a los sectores más radicalizado del movimiento anti dictatorial, tildándolos de terroristas, extremistas, etc., pero la intención detrás de ello era el desplazamiento de las propuestas más rupturistas contra el modelo de la Dictadura. Y de la misma manera podemos ver que hoy se hacen estos intentos por parte del Estado, separando la protesta violenta de las marchas masivas, haciéndonos creer que no es una alternativa válida defender nuestras iniciativas de esta manera, siendo que cuando ellos lo estiman conveniente si actúan con violencia directa y nos violentan siempre en lo cotidiano. Un último elemento que nos gustaría abordar es que jamás debemos abandonar la construcción de proyectos e instancias populares, desde la organización constante siempre apuntar a la proyección de alternativas en miras de la creación de una sociedad nueva. Cuando nos

descuidamos de la construcción de alternativas, nos volvemos más vulnerables a estos mareos que cooptan al movimiento popular y hacen que la alternativa coniable sea el reacomodo que nos ofrecen los poderosos. Y esto se debe lograr en el debate y la convergencia constante entre el sector revolucionario, siempre a través de la iniciativa popular, ya que no somos iluminados con recetas mágicas revolucionarias, sino que estamos insertos en las luchas para dialogar constantemente entre los y las explotadas. Durante los años de transición la causa común era el derrocamiento de la Dictadura, por lo tanto era posible conluir más en la lucha. Pero las visiones sobre la sociedad luego del proceso eran distintos, y inalmente terminó ganando una conciliación sin los intereses de nuestra clase como elemento central. Por tanto faltó un proyecto, una alternativa popular más allá de la respuesta contra el régimen dictatorial, lo cual claramente era mucho más difícil de desarrollar en la condiciones de organización que el terrorismo de Estado impuso. Pero hoy no debemos perder de vista el rescate de estas alternativas, dialogando constantemente y conluyendo de manera fraterna para que no nos compremos el humo que están vendiendo como si fueran realmente nuestros intereses. Y ahí es donde cabe nuestra tarea como educadores y educadoras, si decidimos involucrarnos en esta área para transformar la realidad, comprometámonos realmente a construir en todos los espacios donde nos desenvolvemos, sin perder de vista los intereses de nuestro sector. Estas luchas se desarrollan así, dentro y fuera de la universidad, dentro y fuera del aula, dentro y fuera de nuestra área pertinente. Si es necesario ir aprendiendo de la historia, miremos cuando fuimos derrotados, no sólo para conmemorar a los y las combatientes que pelearon en el pasado, sino que también para sacar lecciones y no dejar de lado la construcción de una sociedad distinta que anhelaron y acá aún queremos

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