EL ARTE DE PRESERVAR EL AMBIENTE entrevista WILMAR COSME CALZADA
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ací y pasé mi infancia en Yanacancha. De familia humilde y numerosa, viví en casas alquiladas en el barrio antiguo de Yanacancha. Recuerdo una casita tranquila con árboles que hasta ahora existen. Mis padres siempre esforzándose a pesar de las limitaciones económicas. Al margen de que ellos no fueron profesionales, tenía que compensar ese esfuerzo. Tengo esa imagen ploma de la ciudad de Cerro de Pasco, que con el tiempo he podido comparar lamentablemente con otras ciudades. El barrio de Champamarca que pude visitar de niño, la ruta de Quiulacocha, son imágenes grises que hasta hoy pueden observarse. En el documental “¿Dónde estás Cerro de Pasco?” se superponen fotografías actuales a las viejas fotografías de la ciudad para mediante ese contraste resaltar la destrucción del centro histórico de Chaupimarca. Eso evidencia que la problemática social y ambiental de Cerro de Pasco es un tema de nunca acabar y que data de muchos años. Evaluar cómo ha ido cambiado físicamente nuestra ciudad nos permite observar que el desarrollo es ajeno a Cerro de Pasco, a pesar de estar entorno a una actividad minera que contribuye con el crecimiento económico de nuestro país. El desarrollo es tanto el crecimiento económico como el crecimiento de los otros sectores sociales, educativos, de salud, etc. Solo si todos ellos crecen paralelamente se puede
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hablar de verdadero desarrollo. Entendamos que solo hubo crecimiento económico aparente, puesto que no se visualiza en las zonas mineras y rurales. Olvidamos también que a este aparente crecimiento económico se le debería restar todos los pasivos que dejan las actividades extractivas como las pérdidas al ambiente y a la sociedad. Muchas de nuestras calles ya no existen. Ese es el verdadero resultado del supuesto desarrollo. Al no tener la visión de ese cálculo, dejamos de lado los daños ambientales. ¿Cree usted que el desinterés de los pocos cerreños que quedan en la ciudad es la razón por la que se ve abandonada? ¿Escasea la identificación con el pueblo? Esa es una de las razones por las cuales nuestra ciudad tiene menos posibilidades de desarrollo. Si la sociedad civil organizada hiciera el seguimiento a los recursos y presentara iniciativas sobre diversos temas sería un buen aporte. No suma quedarnos al margen y dejar que las autoridades cumplan su rol como ellos deseen. Hay muchas personas que se “identifican”, dicen “yo me identifico” y salen en algunos espacios, pero la contribución que realizan como cerreños es mínima. No es suficiente tener identidad. Se trata de ir a la acción. En el aspecto de las artes plásticas reconozco entre muchos artistas pasqueños al paucartambino Leoncio Lugo Bao, quien en los años treinta plasmó importantes obras resaltando a la
población indígena a través del dibujo y la pintura, como José Carlos Mariátegui lo hizo a través de sus escritos. Espero lograr que la obra de Lugo Bao, que ha contribuido al desarrollo cultural de los pueblos marginados, sea declarada Patrimonio Cultural de la Nación. El ejercicio del arte también sirve para intervenir en la sociedad. Música, teatro, danza, f o to g r a f í a , l i te r a t u r a , cerámica, arquitectura, etc. Todos manejamos ciertas creatividades, algo que nos gusta hacer. Un propósito que debemos perseguir es fortalecer y utilizar nuestra creatividad innata. Cada uno debe tomar en cuenta su misión, que es confundida a veces con la obligación profesional de haber estudiado cierta especialidad. En mi caso nací con las habilidades ar tísticas, las ar tes plásticas que combino con el activismo ambiental. En mis publicaciones siempre pongo una pintura que llame a la reflexión. Brindo mensajes ambientales a través del arte. Me he atrevido incluso a elaborar dibujos en 3D. ¿Cómo fue su inserción en el mundo laboral? Lo s artistas somos multifacéticos. Si no encontramos oportunidades por un lado las conseguimos por otro, dado que somos creativos. Me he desarrollado en varios espacios laborales. Cuando estudiaba la secundaria ya quería trabajar, quería aprender. Trabajaba en una fábrica de confección de polos, diseñando estampados. Me llamó la atención cómo elaboraban las jarras y las botellas.
Averigüé un trabajo en la fábrica de vidrios. Imagina estar a 28 grados en pleno verano en Lima trabajando en un horno. Pero eso era lo de menos cuando estabas trabajando. Detalles como el moldeado de las asas eran muy interesantes para mí. Trabajé en construcción civil porque me interesaba la cuestión arquitectónica y la elaboración de planos. Tenía que agarrar la lampa y el pico si quería mantenerme en el trabajo. Corrían los noventas
y a pesar de la universidad me involucré en esos trabajos. Elaboraba los carteles de las obras civiles en planchas metálicas. Las armaba como un rompecabezas. Ahora con la tecnología todo es mucho más fácil. Tuve también mi taller personal con un letrerito de “se dibuja”, era una opción de ingreso económico. Hasta que llegó al Centro de Cultura Popular LABOR. ¿Cuáles fueron las circunstancias de su llegada? Labor siempre organizaba concursos literarios donde la población docente y juvenil podían presentar sus propuestas de cuento. Cuando se organizó un concurso literario sobre el Muqui, un amigo que ya trabajaba en el centro Labor, César López Jurado, que










