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SOBRE JUDAS
DE CÓMO JUDAS SE CONVIRTIÓ EN EL SALVADOR DEL MUNDO O UN ENGAÑO MÁS DE LAS RELIGIONES CRISTIANAS
Por: Lic. HURTADO SANTA CRUZ, ISAÍAS JOEL
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Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Juan 8:45 – 46
I. Introducción:
La historia de la redención del hombre, hablo de la historia cristiana, es la historia más hermosa e inspiradora del mundo. Su función dentro de la sociedad ha involucrado a todos los pueblos de distintas maneras con la misma devoción. Pero por ser la más hermosa, inspiradora e inagotable historia es la menos creíble.
La historia de la redención involucra a un solo hombre, uno santo, uno que no tenga el “pecado original”. Un hombre que tenía que pagar por todos los pecados de la humanidad una sola vez en la historia. “Pagar” es un término que involucra la muerte del sujeto y su humillación por la eternidad. El profeta Isaías predice el destino del “sacrificado” como uno de los más terribles de la humanidad; en el libro bíblico que lleva su nombre nos dice: “No hay parecer en él, ni hermosura;(…) Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; (…) fue menospreciado, y no lo estimamos. (…) y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido”. 1 Dejamos la interpretación divina a los que tengan el “Don de Sabiduría” que tanto se predica en las iglesias, y nos quedamos con la interpretación humana que en nuestras posibilidades mundanas es la única que podemos brindar.
En medio de la historia de la redención, como aportando algo nuevo, aparece Jorge Luis Borges. Con sus cronologías antiguas, combinando teólogos inventados y reales, da una nueva interpretación sobre el misterio de la redención. De estas tres tesis que él presenta, nos llama la atención la tercera. “Para salvarnos, pudo elegir cualquiera de los destinos que traman la perpleja red de la historia; pudo ser Alejandro o Pitágoras o Rúrik o Jesús; eligió un infinito destino: fue Judas”.2
II. Una mirada rápida a las fuentes teóricas de la redención:
Hacer una interpretación de la Biblia — y no sé cómo lo hacen los grandes teólogos — es muy complicado por no tener los escritos originales a la mano. Los más antiguos textos o copias bíblicas datan del siglo III y han sido encontrados apenas en el siglo pasado. Pero no todos los papiros y pruebas bíblicas encontrados por esas fechas han sido tomados en consideración en el mismo nivel de “inspiración divina”.
Las profecías de un redentor no sólo se han dado en la religión cristiana. En la religión andina, por dar un ejemplo, José María Arguedas encontró rastros de un “Mesías Andino”; un personaje que pondría las cosas en su lugar y, quizá el término sea bastante ambicioso, redimir a los pueblos andinos de la invasión española. Los redentores o mesías aparecieron siempre en cada civilización cuando esta estaba siendo invadida por otra. Pero estos “redentores” tenían la responsabilidad de mantener las costumbres religiosas y sociales de un pueblo determinado. Es por eso que todos los redentores, como también el hombre llamado Jesús, tenían una obligación importantísima con la divinidad, en muchos de los casos dioses locales, y por esa misma razón con el pueblo elegido por ese dios. Pero no queda ahí: cada pueblo, ahora cada religión, cree tener la verdad absoluta y que sus dioses son los únicos verdaderos. La visión cósmica de todas las religiones sugiere que su “Dios” los creó superiores a los demás, y que por este sentido le atribuían a sus reyes o principales un parentesco de sangre con sus dioses. Pero no sólo los reyes se sentían hijos de su dios. Como explica Karl Abraham: “El hombre hace remontar su origen a los dioses de su creación. (…) El hombre se identifica con un dios. (…) Éstos, los hombres, a su vez, llegan a sentirse ellos mismos en una relación especialmente íntima con su dios».3
III. ¿Judas, un traidor?
Por lo expuesto en la introducción, no se conoce realmente lo que pensaba la gente en las épocas neo – testamentarias sobre la acción de Judas. Pero de una fecha, que todavía es desconocida, a otra, Judas ha sido considerado como el máximo traidor de la historia. El hecho de haber traicionado al “redentor” lo hace el más villano y le da un foso privilegiado dentro del infierno de Dante. Aunque no sea tan confiable, observemos la Biblia para recordar algo que no hemos querido olvidar. La predestinación es un tema recurrente en la biblia. Por ejemplo: “… en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad…”.4 Si muchos de los salvos son predestinados entonces, esto nos adelanta que muchos de los castigados o condenados también son predestinados. Entonces, como dirían muchos hombres que han discutido esto, las acciones en la vida, los pecados, no influyen en nada. Lo que más importa es ser Predestinado para ser salvo y lo demás no importa. Sé que muchos teólogos sacarán sus conclusiones sobre esto. Judas, para que se cumplan las escrituras, tenía que ser el hijo de la perdición, es por eso que Jesús dice: “Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.”5 Entonces, guiándonos sólo de estos dos versículos claves, podemos suponer que Judas no tenía elección. Su vida, mucho antes que naciese, estaba predestinada para que sea vituperada y humillada. ¿Cómo entonces saber que nuestras vidas no están predestinadas para lo mismo?
No sólo es el caso de Judas, estamos hablando de los casos bíblicos, sino que la biblia muestra que también Dios, Jehová para los hebreos y cristianos, aunque no sea la pronunciación correcta, endureció el corazón del faraón para que él, Dios, muestre su poder. Y así otros ejemplos más que nos hacen ver que ante la voluntad de dios nada puede hacer el hombre. Pero quizá todo sea un engaño, quizá también Dios con todo esto quiere ocultar su verdadera forma de “redimir” a los hombres. La pregunta que desde nuestra posición lanzamos a los “grandes teólogos” y “grandes ministros religiosos” es: ¿Cómo puede ser un traidor alguien que ha sido predestinado por Dios para traicionar?
Nos parece, y no queremos ofender a nadie, que el traidor, si es que hay alguno, es el mismo dios. Él ha hecho, por su infinita voluntad a un hombre traidor y por esa misma razón el más odiado y más vituperado por los hombres de todas las generaciones.
1 Isaías 53: 3 – 6. Versión Reina Valera 1909. Sociedades bíblicas unidas. Será usado siempre esta versión, si no se indica lo contrario. 2 Las tres versiones de Judas, Ficciones. Jorge Luis Borges. 3 Estudios sobre psiquiatría y psicoanálisis, Karl Abraham. 4 Efesios 1:5 5 Juan 17:12
Hemos llegado a la parte central, y quizá culminante, de este pequeño trabajo. Borges publica el cuento “Tres versiones de Judas” en el libro Ficciones. Este trabajo intelectual muestra con muchas décadas de anticipación lo que en el año 2006 estaría en la boca de todos: la importancia de Judas en el proceso de redención de la humanidad. Judas, desde la prospectiva de Runeberg, un teólogo que quizá fue inventado por Borges, ha sido bastante fundamental en la redención. Su primer trabajo muestra que Judas apoyó a Jesús, y fue un instrumento útil, para la redención; aunque eso tendría como consecuencia que fuera considerado el más vil para siempre. Aceptó ese destino pues se sentía indigno de que Jesús, “El salvador del mundo”, lo salvare a él sin merecerlo. Así que, Judas, se humilló por debajo de los hombres para igualar al hijo de Dios que se rebaja al nivel de los hombres. Esta versión puede ser discutida y es de más fácil asimilación. Pero la tercera versión que Borges hace sobre Judas es más discutida y puede ser considerada herejía. Judas que, en la primera versión, aparece como el que se sacrifica para que el “redentor” haga su sacrificio universal y único, en la tercera versión aparece como el que hizo un sacrificio que no duró un solo día, como el que hizo Jesús, sino que hizo un gran sacrificio que tendría que durar todos los días de su muerte, y que, como agregaría Borges, estaba destinado a ser ocultado por los siglos de los siglos. En conclusión: JESÚS NO REDIMIÓ A LA HUMANIDAD, FUE JUDAS.
V. Conclusiones:
Sin querer afirmar nada, sugiero que lo expuesto arriba debería ser incluido en los estudios teológicos modernos que actualmente se han detenido en el gran evangelio de la prosperidad, poniendo a payasos en la conducción de programas que ya no acercan al hombre a Cristo, sino solamente están afanados en su economía.