Número 16 Revista Vida Extrema

Al llegar a Esquel, ciudad de la provincia de Chubut, nos encontramos con escaladores de distintas nacionalidades. Sentíamos mucha emoción por llegar. Entre todos los escaladores alquilamos un autobús y nos fuimos hasta Piedra Parada ya casi oscureciendo. Por ser primavera oscurece entre 9 y 10 de la noche. Entonamos a grito pelado canciones en todos los idiomas durante el viaje.

Compartíamos un gran sentimiento de alegría.

Llegamos a Piedra Parada el 20 de noviembre a las 2 de la mañana, un lugar alejado de todo. Me sentí en la mitad de la nada, como “El Principito”. Nos bajamos del autobús cada uno con su mochila y caminamos a la entrada del campamento.

Un representante de Petzl nos señaló dónde podíamos acampar y que al salir el sol, después de dormir, pasáramos a registrarnos. Al cabo de tantas horas de viaje, hambrientos, con sueño y un cansancio mortal, armamos las carpas y caímos redondos.

Al despertamos comimos y nos registramos. Nos dieron un kit de bienvenida, con el libro de rutas elaboramos nuestro plan del día, preparamos el equipo ¡y nos fuimos a escalar de una!