Manifiesto del taller de arquitectura del paisaje Universidad de Montemorelos, mayo 2020 Por: Samuel Rosales, Jahmai Montijo, Koreisy Morales, Samuel Rosales, Giovanni Taracena y Esli Venancio Alumnos del taller de arquitectura del paisaje en la Universidad de Montemorelos, Nuevo León, México.
Como alumnos del sexto semestre de Arquitectura
con montañas, colinas y llanuras, entrelazadas con
de la Universidad de Montemorelos y como futuros
magníficos ríos y bellos lagos. Pero las colinas y las
arquitectos, manifestamos que…
montañas no eran abruptas y escarpadas, ni abundaban
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en ellas declives aterradores, ni abismos espeluznantes Dios es nuestro principal arquitecto y artista y no hay
como ocurre ahora; las agudas y ásperas cúspides de
quien se le asemeje. Todo lo que él creó fue bueno en
la rocosa armazón de la tierra estaban sepultadas bajo
gran manera y perfecto. A través de los relatos bíblicos
un suelo fértil, que producía por doquiera una frondosa
podemos imaginar cómo fue el inicio de la creación. A
vegetación verde. No había repugnantes pantanos ni
pesar de la desgracia del pecado, que afectó no sólo
desiertos estériles. Agraciados arbustos y delicadas flores
a la raza humana en su anatomía, sino también a todo
saludaban la vista por dondequiera. Las alturas estaban
el diseño paisajista que Dios creó, tenemos grandes
coronadas con árboles aún más imponentes que los que
evidencias del diseño original. Un diseño del cual Dios
existen ahora. El aire, limpio de impuros miasmas, era
nos ha hecho mayordomos.
claro y saludable. La hueste angélica presenció la escena con deleite, y se regocijó en las maravillosas obras de
Dios nos ha otorgado la potestad de obrar y elegir,
Dios”.
según como nosotros consideremos mejor, nos ha dado
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libertad para tomar nuestras propias decisiones y el
También manifestamos que uno de nuestros ideales
privilegio de labrar y cuidar la tierra que en un principio
principales como creyentes de Dios es lograr conocer
fue encomendado a Adán y que nos ha sido heredado
el cielo y, al imaginarnos ese día glorioso, podemos
de generación en generación. No debemos olvidar que
visualizar, en nuestra mente, gracias a diferentes textos,
todos estos privilegios encierran una gran responsabilidad
el maravilloso paisaje que tendrá ese lugar. Tanto las
que, como arquitectos, hemos decidido asumir. Por ello,
Sagradas Escrituras como los escritos inspirados de
al diseñar, crear, mejorar e intervenir espacios debemos
Elena G. de White nos ofrecen una imagen más clara de
ser conscientes del impacto que pueden causar en la
los diseños de Dios.
vida de quienes los habitan para que contribuyamos al cumplimiento del propósito de la naturaleza que consiste
White también comenta, en su libro La Educación
en manifestar el amor del Creador.
Cristiana (1985) que, “en el mundo natural, Dios ha
puesto en las manos de los hijos de los hombres la llave
Con respecto a lo anterior, Elena G. White, en su libro
que ha de abrir el alfolí de su Palabra. Lo invisible queda
Patriarcas y Profetas (1977) menciona que “cuando la
ilustrado por lo que se ve; la sabiduría divina, la verdad
tierra salió de las manos del Creador, era sumamente
eterna y la gracia infinita se entienden por las cosas que
hermosa. La superficie presentaba un aspecto multiforme
Dios ha hecho”.