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Sección: La otra perspectiva
La transformación de Oaxaca: del abandono a la Primavera Oaxaqueña
Por: Mtro. Juan Carlos Chávez Martínez | Primer indígena del país y único oaxaqueño en postularse al cargo de Comisionado del INAI, 2022-2023
En la rica historia de México, la entidad de Oaxaca ha sido testigo de dos estilos de gobernar que han dejado huellas profundas en su desarrollo y bienestar. Por un lado, el gobierno anterior, caracterizado por el abandono y la creciente pobreza, dejó a los oaxaqueños con un sentimiento de olvido y desesperanza. Por otro lado, la Primavera Oaxaqueña ha florecido como una nueva esperanza, llevando a cabo una reparación histórica a pueblos indígenas y comunidades abandonadas a través de políticas públicas más democráticas y centradas en resolver las necesidades fundamentales del pueblo. En este artículo, exploraremos estos dos estilos de gobernar y cómo la Primavera Oaxaqueña está marcando un cambio profundo en la dirección de Oaxaca.
El gobierno anterior dejó un sombrío legado en Oaxaca, caracterizado por un enfoque distante y desconectado de las necesidades reales de los municipios. Sus políticas de escritorio se limitaron a tomar fotografías, pero no se preocuparon por comprender o resolver los problemas cotidianos de los oaxaqueños. Esto resultó en un aumento de la pobreza, dejando a muchos en la marginación y sin acceso a oportunidades de desarrollo.
Un aspecto especialmente problemático de este gobierno fue su preferencia por una casta de amigos, en detrimento de las necesidades del pueblo oaxaqueño. La corrupción y el favoritismo caracterizaron muchas decisiones gubernamentales, dejando una sensación de injusticia entre la población.
Además, el gobierno anterior lucró con las festividades de los oaxaqueños, explotando la riqueza cultural y tradicional de la región para beneficio propio y otorgando privilegios a una nueva clase burguesa. Estas prácticas fomentaron una brecha socioeconómica cada vez mayor, alejando a los más vulnerables de la prosperidad y perpetuando una división social insostenible.

Sin embargo, la Primavera Oaxaqueña ha surgido como un cambio radical en la forma de gobernar. Esta nueva administración ha adoptado un enfoque de territorio, priorizando una reparación histórica hacia los pueblos y comunidades indígenas, así como a los municipios más olvidados. Las políticas públicas se han vuelto más democráticas, incorporando a la ciudadanía en la toma de decisiones y asegurando que se atiendan sus necesidades reales.
Un elemento clave de esta nueva forma de gobierno es la austeridad, donde los líderes gubernamentales ponen el ejemplo al mantener un servicio público más atento y centrado en el ciudadano. Los recursos se destinan a áreas prioritarias, como educación, salud e infraestructura básica para mejorar la calidad de vida de los oaxaqueños y reducir las disparidades sociales.
El gobierno de la Primavera Oaxaqueña busca la construcción de un estado más inclusivo y equitativo. Por ello, se han implementado programas que promueven el desarrollo económico sostenible, la conservación del patrimonio cultural y la protección del medio ambiente.
En resumen, la transformación de Oaxaca es un testimonio del impacto que puede tener la forma de gobernar en la vida de las personas. El gobierno anterior, caracterizado por el abandono y la desigualdad, ha dejado una profunda lección sobre los peligros de alejarse de las necesidades del pueblo. Mientras tanto, la Primavera Oaxaqueña se erige como un faro de esperanza, mostrando cómo un gobierno centrado en la participación ciudadana, la justicia social y la austeridad puede marcar una diferencia significativa en el futuro de una región.
El camino hacia el progreso es largo, pero con la Primavera Oaxaqueña como inspiración, Oaxaca tiene la oportunidad de escribir un nuevo capítulo en su historia, uno que abrace la diversidad cultural y honre a sus comunidades indígenas, promoviendo un futuro más próspero y equitativo para todos sus habitantes.