

PREFACIO

Este libro surgió con el propósito de recuperar las historias de los fundadores de las empresas más emblemáticas de República Dominicana, cuyo legado hoy está en manos de las generaciones que les preceden. Después de meses de trabajo, el equipo editorial y gráfico que ha participado en este proyecto no podía imaginar cuán satisfactorio y valioso resultaría el proceso, gracias a la inestimable ayuda de las familias protagonistas. Además de un tributo a estos personajes imprescindibles de la historia empresarial de nuestro país, los lectores pueden encontrar en estas páginas el cariño de hijos, hermanos y nietos que han recuperado de sus recuerdos imágenes, anécdotas y experiencias de incalculable valor.
A lo largo de cincuenta historias, divididas en los diferentes periodos históricos en las que se desenvuelven, encontramos provechosas lecciones de esfuerzo, sacrificio, compromiso y pasión. Valores que conforman, en definitiva, la fórmula del éxito. Las memorias que se presentan a continuación ponen de manifiesto experiencias comunes que corroboran la reconocida frase de Og Mandino: “El éxito llega a quienes están dispuestos a trabajar un poco más que el resto”. Hablamos de luchadores, hombres y mujeres hechos a sí mismos, que vivieron con la determinación común de ofrecer a sus hijos y nietos el mejor legado que puede dejar un progenitor: un futuro de oportunidades. Todos ellos pasaron por situaciones adversas, afrontaron fracasos, accidentes o pérdidas que les obligaron a empezar de cero en más de una ocasión, pero nunca dejaron de mirar hacia delante, nunca alejaron su vista del horizonte. El fracaso fue el punto de partida de sus triunfos.
Ellos dan sentido a la filosofía que sostiene que el destino no es cuestión de casualidad, sino de elección. Sin saberlo, cada una de sus decisiones conformarían los ejemplos de éxito que tenemos la responsabilidad de reproducir en estas páginas, que aspiran a ocupar un hueco en la historia de negocios de nuestro país.

MENSAJE EDITORIAL

Durante la historia de la humanidad, la inmigración de grupos humanos de unos territorios a otros ha sido constante. Aun antes de que hubiese fronteras, millones de personas iban de región en región buscando una mejor vida. La estratégica ubicación en el Caribe insular de la Antigua Hispaniola había hecho de la misma un punto de llegada durante el siglo XIX. Empresarios, campesinos y comerciantes llegaron a nuestra isla compartida, llenos de ilusión y de sueños por realizar.

En su mayoría procedentes del continente europeo, en especial de España (Asturias, Cataluña, Mallorca y Galicia), de Italia (Génova, Liguria y Nápoles), Suiza, Palestina, Nicaragua y algunos vecinos de las islas de Cuba y Puerto Rico, estos inmigrantes forman, en conjunto con nuestros nativos, el escenario donde se desarrollan las historias empresariales de los protagonistas de este libro: Los Fundadores.
Basados en las investigaciones realizadas antes de concebir este proyecto, pudimos comprobar la importancia de profundizar sobre los valores que marcan a un fundador y cómo estos los definen, la dimensión de los mismos y lo que intentan transmitir a través de ellos. Descubrimos también que, en su mayoría y sin importar el tipo de fundador que sea, todos comparten junto a la determinación, los valores de la seriedad, el rigor, la honestidad, el altruismo y la orientación ética, más que necesaria para con los suyos y sus colaboradores. Existen varios tipos de fundadores según los autores más versados en el tema (Galve, Merino y Salas. Estudio de Grandes Empresas): fundadores de tradición familiar (empresas familiares) basados en sus valores y antecedentes familiares; fundadores estratégicos-artífices (asociados a la presencia o ausencia de antecedentes empresariales familiares) y fundadores que no necesariamente manejan empresas familiares.
La dimensión empresarial de cada uno de ellos aporta una mejor capacidad explicativa y recoge por un lado la orientación de la empresa como un fin y por otro la orientación de la empresa a la familia como un medio. El fundador artífice solo dispone del apoyo emocional y la ayuda laboral de los miembros de su familia. Por consecuencia, el punto de partida es distinto, aunque en ambos casos los fundadores de tradición familiar y los estratégicos-artífices tienen que ganarse a pulso su posición de empresarios.

En su mayoría, los fundadores estratégicos-artífices transmiten a sus descendientes valores de la empresa como un fin en sí mismo y de realización personal. La empresa prima sobre la familia. Desean que sus descendientes continúen con su labor, pero no los consideran la única vía de continuidad. En contraposición con los fundadores de tradición familiar, quienes transmiten a sus descendientes valores de la empresa como medio y pertenencia de grupo, pudiendo ejercer una mayor presión sobre sus descendientes para la incorporación a la empresa como un medio de garantizar la continuidad, que significa garantizar el medio de vida de la familia. En consecuencia, si el medio de vida lo garantiza, es importante aprender a conducir la empresa, “aprender el negocio”, aprendiendo del fundador que es quien mejor lo conoce.
Luego de este ejercicio y poniendo en contexto todas las historias de los fundadores que han participado en esta publicación, continuamos reafirmando que la mayoría de los valores que los fundadores intentan transmitir a sus organizaciones a través de la orientación de sus empresas están basados en la seriedad y la satisfacción.
El fundador es el iniciador, el origen, la primera pieza, el arranque, el primer eslabón de la empresa. Es un líder que debe capitanear la aventura, llevar el pulso de la estrategia, el mando y la tutela, además de marcar el camino que debe llevar la empresa. Su ambición de superación, de hacer rentable el negocio, de crecer, es su gran reto, aunque a veces estime que la suerte lo acompañe, no confía en ella, sino en su trabajo.
Experiencia y formación es lo que hemos palpado en todas estas historias que abarcan más de un siglo de trayectorias en los sectores industrial, farmacéutico, marítimo, entre otros ámbitos de negocios, donde la figura del líder se va esculpiendo a sí misma durante y a través de toda una vida, donde la experiencia en los éxitos y los fracasos los han hecho aprender a saber ganar y perder. Con esa base han formado su sabiduría empresarial. Confían en las nuevas generaciones y en su formación incesante, obligada y continua para afrontar los nuevos retos que les tocará enfrentar.
Colocando en contexto el genuino interés de los editores de revista Mercado de recopilar de manera titánica, en un solo documento, la trayectoria de estos visionarios pilares, iconos de ejemplo y tradición en el mundo empresarial de nuestro país, nos sentimos altamente orgullosos de un trabajo que rinde un merecido tributo a estos fundadores. Agradecemos a todos quienes quisieron compartir esta maravillosa pieza editorial, labrada con un alto sentido de responsabilidad, dedicación y compromiso.
Patricia De Moya Editora en JefeDe tradición
La familia transmite los conocimientos iniciales. Está alineada con los valores del fundador que concibe a la empresa como un fin en sí misma. Destaca la importancia de la familia en la actividad empresarial.
losOrígenesfundadores de
Muchos de los fundadores de empresas en República Dominicana tienen sus raíces en Europa y Centroamérica.

Artífices

En ellos predominan los valores que conciben a la empresa como un medio para alcanzar un objetivo determinado. Se ganan “a pulso” el propio sustento de su familia, la cual colabora como equipo.
De España e Italia emigraron hacia República Dominicana numerosas familias que buscaban un mejor futuro.
Debido a la importancia de la familia en el comienzo de la actividad empresarial, esta juega un papel como base inicial de los fundadores como provisión de recursos.
Estratégicos
Parten de una previa actividad empresarial de la familia que les aporta credibilidad frente a terceros. La famillia provee de conocimientos empresariales, oportunidades de negocios y en algunos casos forma parte de la compañía.
Trabajo arduo Crecimiento Ambición
Valores de los fundadores
Víctor
Méndez Capellán

Siempre trabajando con la máxima mística, siempre teniendo la meta de ahorrar y siempre pensando en un negocio nuevo. Así es la vida laboral de Víctor Méndez Capellán, emprendedor incansable y ejemplo de persistencia, quien sin temor alguno se atrevió a desempeñar los oficios más humildes y, escalando sin pausa las dificultades y aprovechando las oportunidades, llegó a edificar una empresa modelo en prestación de servicios financieros.
Nació en Atabalero, sección de San Francisco de Macorís, el 9 de agosto de 1928. Hijo de Manuel Antonio Méndez y María Eugenia Capellán, quienes además procrearon a Julián, Juan y Andrés. Víctor quedó huérfano a los siete años de edad. Su madre había fallecido de un infarto con apenas 30 años. Tras su muerte, se fue con sus hermanos al rancho donde vivía su padre, donde trabajaba como encargado de una finca en un paraje próximo a Los Algodones. Pocos años después, Manuel Antonio también muere.
En la orfandad y sin recursos económicos, Julián, Juan y Andrés se mudaron a casa de su tío Pancho en la Loma de Jamao, un campo lejano a Salcedo. Víctor fue acogido por su tía Toña. Más tarde, echó a andar su propio camino en busca de oportunidades, con su confianza a cuestas. El destino era Salcedo. Se trataba de un viaje que él mismo consideró definitivo, y no exploratorio.
VÍCTOR MÉNDEZ CAPELLÁN
“Solo trabajando con dignidad, disciplina y lealtad es posible triunfar.”
Fue en Salcedo donde inició el trajinar de Víctor Méndez Capellán. El destino lo puso al frente de doña Pancha Pantaleón de González, la señora que aceptó pagarle, cuando él tocó a su puerta la mañana en la que decidió que no se iría a vivir con alguno de sus tíos, sino que trabajaría para poder pagar sus estudios.
En el día, hacía los encargos que doña Pancha le pedía, y en la noche iba a estudiar. Ahorraba diez centavos al mes, según recuerda. Al cabo de tres años, bajo esa autodisciplina férrea del ahorro, completó su primer capital: RD$3.60 de la época. Sin embargo, se fijó la meta de aprender algo nuevo siempre.
El primer oficio nuevo que desempeñó aún niño, lo aprendió en el pueblo de Salcedo, donde iba los domingos a hacer nuevos amigos, a jugar y a pasar las tardes. Allí conoció a los limpiabotas. Observó atentamente su trabajo, les escuchó las claves de su oficio, los convirtió en amigos suyos y decidió emularlos.
Víctor renunció a la casa de doña Pancha y empezó a trabajar con su caja de lustre. En un solo día empezó a ganar mucho más de lo que percibía en un mes como mensajero. Recuerda que cada cliente le pagaba dos centavos, de tal manera que 40 lustradas le dejaban 80 centavos, suma que le reforzó su idea de que debía ahorrar. Nada fácil su vida en aquel tiempo: tras su jornada de trabajo, tenía que caminar tres kilómetros para ir a la escuela y otros tantos, de regreso. Nunca faltaba a clases.
La directora de la escuela lo quiso premiar por su buen desempeño académico, ya que era portador de notas altas, y encontró que el mejor reconocimiento que podía darle era permitirle usar su biblioteca. En ese espacio, Víctor se sumergió en la lectura de las vidas de hombres que marcaron la historia universal: Mahatma Gandhi, Abraham Lincoln y Napoleón Bonaparte. De ellos obtuvo enseñanzas inolvidables: la sabia filosofía del primero, los sueños del segundo y la estrategia del tercero, claves que formarían su carácter y su estilo empresarial.
Esa curiosidad y su constancia le dieron a don Víctor grandes frutos, como volvería a ocurrirle muchas veces en su vida laboral, como vendedor de “frío-frío”, como zapatero, como buscador de nuevos retos.
A los 18 años le llegó la hora de enrolarse al Ejército. Esa actividad le proporcionó la seguridad en sí mismo y el gran sentido de organización que serían determinantes en su éxito como empresario. Aunque su ejercicio militar no constituía una fuente de grandes ingresos, al retirarse de la institución tenía ahorros por RD$6,000.
La transición de don Víctor del sector militar al empresarial ocurrió en el año 1953, cuando empezó a trabajar como mayorista de billetes y quinielas de la Lotería Nacional. Un fin de semana de imparables lluvias trajo a su vida un punto de inflexión en su actividad: fue tanto lo que llovió que los billetes que tenía reservados para la venta, correspondientes a un premio especial de 50 mil pesos, se mojaron y nadie los quiso comprar. Don Víctor comprendió que tendría que asumir el pago de esos billetes, lo que significaría su bancarrota. Sin embargo, por un golpe de suerte increíble, el billete ganador era uno de los que se había mojado.
Con la base del premio, el empresario amplió su negocio de tal manera que montó una red de billeteros que vendían para él. Llegó a tener 1,700 personas bajo esa condición y sus ingresos dieron un salto considerable, llegando hasta RD$20,000 semanales.
Su mentalidad emprendedora llevó a don Víctor a iniciar una nueva actividad. “El empresario que depende de un solo tipo de negocio, está en la cuerda floja”. Con esa máxima inauguró, el 27 de octubre de 1960, la Agencia de Viajes Víctor Méndez Capellán, que luego se llamaría Viajes Vimenca –conformado por las iniciales de su nombre y apellidos–, y que se convertiría en la primera en obtener la certificación de la International Air Travel Agencies (IATA). Empezó con un esquema operativo que lo diferenciaba de muchos competidores: el crédito para financiar los billetes, a través de Viacre, estrategia conocida con el nombre “viaje ahora y pague después”, y que le permitió a muchos dominicanos emprender sus primeros viajes aéreos.

MOMENTOS GRÁFICOS EN LA HISTORIA DE GRUPO VIMENCA
En la primera imagen, apertura de las oficinas de Viajes Vimenca en la avenida Abraham Lincoln, en el año 1965. Abajo, Charles T. Fote, quien era vicepresidente ejecutivo de First Data, y su esposa Kaye Lynn, junto a don Víctor Méndez y Josefina Saba.

GRUPO VIMENCA: UNA HISTORIA DE PERSISTENCIA Y ESFUERZO
Los orígenes de Vimenca se remontan a 1953 como mayorista de boletos para la Lotería Nacional.
El 27 de octubre de 1960 se creó la Agencia de Viajes Vimenca.
A mediados de 1993, se inauguró la primera Agencia de Telecomunicaciones de Vimenca.
En 1989 Vimenca firmó un acuerdo con la firma Western Union, para los servicios de transferencia de dinero.
El Banco Múltiple Vimenca, C. por A. se constituyó en el año 2002, como una entidad de servicios múltiples.
La empresa Data Vimenca empezó a operar en septiembre del 2004, con 20 estaciones de trabajo.
En el año 2009 nace la compañía PagaTodo, dedicada a ofrecer soluciones de pagos múltiples.
La Cámara Domínico-Brasileña le otorgó a Víctor Méndez Capellán el reconocimiento como Empresario del Año 2014.
La SuceSión
Viajes Vimenca registró otro hito empresarial en 1961, cuando adquirió la representación de American Express, la primera tarjeta de crédito que se introducía en el país.
El siguiente escalón fue el negocio del cambio de moneda, con la empresa Agente de Cambio Vimenca. Esa decisión no solo facilitó la vida a quienes necesitaban comprar o vender dólares, sino que convirtió a la compañía en una de las tres casas cambistas más grandes del país.
Hay más ejemplos que retratan la gran calidad de emprendedor de don Víctor. Su contacto diario con la gente le hizo ver carencias de diversos tipos, como las neveras. Puso en marcha una estrategia de venta de neveras a crédito, con un pago inicial de RD$5 y cuotas mensuales de igual valor. Para inducir a los compradores a vender helados, las neveras incluían moldes para los mismos. Así nació Refrigeración Dominicana.
En 1974, don Víctor impulsó otro emprendimiento, con la creación de Inmobiliaria Vimenca, el cual destinó al financiamiento de casas para personas de escasos recursos.
La visión futurista de don Víctor le llevó luego a incursionar en la actividad de las remesas, ante el elevado número de dominicanos que se radicaban en Estados Unidos, pero que mantenían estrechos vínculos familiares en el país. De esa manera creó Remesas Vimenca, con oficinas en Nueva York y Santo Domingo.
“Olfateador constante del horizonte empresarial”, don Víctor da otro salto en su trayectoria empresarial, con la creación en 2002 de Banco Vimenca. Siempre adelantado al futuro, una nueva compañía se une a su constelación de empresas de servicios dos años más tarde: el call center Data Vimenca.
Así se fue consolidando Vimenca como un importante grupo de servicios en el país. La empresa es un reflejo exacto de la concepción filosófica con que don Víctor Méndez Capellán dirige sus proyectos. “Solo trabajando con dignidad, disciplina y lealtad es posible triunfar”, sostiene. No es una creencia; es un paradigma. Su trayectoria lo demuestra.
Don Víctor Méndez Capellán ha involucrado en los negocios de la empresa a sus hijos Víctor Virgilio y Giselle, procreados con doña Josefina (Finetta) Saba. Juntos logran una extraordinaria sinergia que contribuye al buen posicionamiento del grupo familiar.
Largos caminos ha recorrido don Víctor Méndez Capellán en su quehacer empresarial. Sin abandonar sus principios, permanece al frente de Grupo Vimenca, continuando con la dinámica actividad que le ha convertido en un paradigma del emprendedor dominicano.
Su vida familiar complementa a don Víctor. En su trayecto lo ha acompañado su esposa, Josefina (Finetta) Saba, vinculada al negocio de cambio y remesas desde hace más de 40 años.
El empresario también ha integrado en los negocios a sus hijos Víctor Virgilio y Giselle del Carmen Méndez Saba, quienes forman parte del Grupo Vimenca, como líderes de la segunda generación familiar.

Víctor Virgilio es vicepresidente del Consejo de Directores de Banco Vimenca. Con estudios en administración de empresas en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), se ha desempeñado en distintas posiciones en la empresa, en la Agencia de Cambio, Televimenca y Remesas Vimenca. Ha
contribuido al posicionamiento de la empresa, teniendo como norte los valores de honestidad y respeto de su padre.
En la vicepresidencia de Vimenpaq, Vimenca S. A., una firma de courier de envío y recepción de paquetes a escala nacional e internacional, se encuentra Giselle del Carmen, quien estudió Administración de Empresas en la Universidad Iberoamericana (Unibe). Con la guía de su padre, ha ocupado diversas posiciones en Operaciones Cambiarias, Monedas Extranjeras y otras áreas. De su padre admira su humildad y disciplina, al igual que su apego a la familia, clave esencial en el desarrollo de Grupo Vimenca. “El mejor capital del ser humano son los amigos”, es una de las tantas sabidurías que recuerda día a día de don Víctor.
El fundador de Grupo Vimenca ha conducido a este consorcio por caminos de éxito. Preservar su liderazgo es el compromiso de los descendientes de don Víctor Méndez Capellán.
Mirando juntos hacia una misma dirección
Don Víctor Méndez Capellán fue el tercer hijo de Manuel Antonio Méndez y María Eugenia Capellán, ambos originarios de San Francisco de Macorís.
Méndez Saba GENEALOGÍA
Huérfano desde los siete años, don Víctor no temió desafiar las circunstancias. Así fue como le hizo frente a la vida, hasta crear un sólido grupo empresarial.

Víctor Virgilio Méndez Saba ocupa actualmente la posición de vicepresidente del Consejo de Directores de Banco Vimenca.

(Finetta)Josefina


Doña
Saba ha sido un pilar esencial en la vida de don Víctor, con quien se casó en el año 1956 y procreó dos hijos: Víctor Virgilio y Giselle del Carmen.
La hija menor del fundador del Grupo Vimenca es en la actualidad vicepresidenta de Vimenpaq, una firma de recepción y envío de paquetes.