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MÚSICA / CINE / ARTE

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MVN

Lower Dens

MÁS DE 100 TALENTOS

música • cine • arte • conferencias • stand-up 05-JUN-16


MÚSICA / CINE / ARTE

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MVN

The Polyphonic Spree

MÁS DE 100 TALENTOS

música • cine • arte • conferencias • stand-up 05-JUN-16


MÚSICA / CINE / ARTE

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MVN

ESG

MÁS DE 100 TALENTOS

música • cine • arte • conferencias • stand-up 05-JUN-16



MÚSICA / CINE / ARTE

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MVN

Britt & Alex of Spoon

MÁS DE 100 TALENTOS

música • cine • arte • conferencias • stand-up 05-JUN-16












Kanye West

Babasónicos

Hanif Kureishi

Stanley Kubrik

Nueva York

Star Wars

Leif Podhajsky

Casette

Instagram

Primavera Sound

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Michel Gondry

Wilco

influencias

Prince

del mes SE DICE QUE EL CONTEXTO te define, todo lo que pensamos, hacemos y sentimos es producto de lo que nos rodea (la originalidad, por ende, siempre será un tópico cuestionable). El universo Marvin, que involucra revista, web y festival, tiene un solo eje: difundir lo que nos gusta y contagiarte de ese gusto, ya sea en la música, el cine, la pintura, la literatura, etc. Cumplimos 15 años difundiendo la creatividad, no ha sido fácil, pero son esos nombres, creaciones, movimientos u objetos que nos recuerdan por qué hacemos todo esto. A ellos, les rendimos tributo.

Radiohead

Yo La Tengo



DIRECTORIO PRESIDENTE CECILIA VELASCO MARTÍNEZ ceci@revistamarvin.com EDITOR UILI DAMAGE uili@revistamarvin.com COORDINADOR EDITORIAL PABLO PULIDO pablo@revistamarvin.com DIRECTOR DE ARTE HÉCTOR MONTES DE OCA hector@serif.com.mx DISEÑO GRÁFICO LILIA DEL ROCÍO ÁVILA lilia@revistamarvin.com RESPONSABLE DIGITAL ORQUÍDEA VÁZQUEZ orquidea@revistamarvin.com REDACTOR WEB JOSÉ IGNACIO GÓMEZ ignacio@revistamarvin.com REDACTORA WEB ANDREA SOLÍS andrea@revistamarvin.com REDACTOR WEB DANIEL ARCIA daniel@revistamarvin.com DIRECCIÓN COMERCIAL Y RP DELHY SEGURA delhy@revistamarvin.com

COLABORAN EN ESTE NÚMERO Lenin Calderón, Juan Nicolás Becerra, Víctor Carrancá, Andrés Díaz, Arturo Flores, Feli Gutiérres, Juan Carlos Hidalgo, Vicente Jáuregui, Alejandro Mancilla, Toño Quintanar, Paola Tinoco, Rafael Villegas y Regina Zamorano Licea. CONSEJO EDITORIAL Manú Charritton, Arturo J. Flores, Alejandro González Castillo, Jorge Grajales, Juan Carlos Hidalgo, Alejandro Mancilla. REPRESENTANTES EN EL INTERIOR DE LA REPÚBLICA TOLUCA EDUARDO URIBE MORALES aliasdg@gmail.com PUEBLA RICARDO CARTAS FIGUEROA ricardocartas@revistamarvin.com PUEBLA JOSÉ ANTONIO FLORES CABRERA joseantonio@revistamarvin.com PACHUCA ALFREDO GARCÍA r.u.d.o@hotmail.com TORREÓN FERNANDO FERNÁNDEZ hanzeldice@gmail.com IMPRENTA FOLI DE MÉXICO, S.A. DE C.V. Negra Modelo 4, Colonia Cervecería Modelo, Estado de México, D.F. C.P. 53330. Teléfono 9159 2200. MVN 141 :: AVENTUREROS

VENTAS Y RP ALFONSO PRETELIN poncho@revistamarvin.com ALIANZAS Y OPERACIÓN MONTSERRAT ASCANIO VARGAS montserrat@revistamarvin.com PRODUCCIÓN EJECUTIVA KHYRSTELL ZAVALETA k@revistamarvin.com FOTÓGRAFO FELI GUTIÉRRES feli@revistamarvin.com EDITOR CÓMIC ÓSCAR G. HERNÁNDEZ oscarghx@revistamarvin.com ADMINISTRACIÓN Y DISTRIBUCIÓN EMMANUEL CORTÉS emmanuel@revistamarvin.com DISTRIBUCIÓN EDUARDO CORTÁZAR ROSAS WEBMASTER ERNESTO MAGAÑA ernesto@revistamarvin.com MARVIN TV PEDRO VELASCO pedro@lphantfilms.com

Ilustración de portadas: César Moreno

CONTACTO

Cozumel #61- PB. Col. Roma Norte CP 06700. México DF. Tel. (55)1998 0808 (55)1998 1818 Contacto: contacto@revistamarvin.com Suscripciones: suscripcion@revistamarvin.com

MARVIN

VENTA EXCLUSIVA PARA MAYORES DE EDAD.

Título de la publicación: Marvin Música • Cine • Arte Editor Responsable Cecilia Velasco Martínez. Edición 140correspondiente a: ABRIL 2016. Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio físico o electrónico sin el permiso expreso de los editores. Los contenidos de artículos y colaboraciones firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente la opinión de los editores. Certificado de Licitud de Título y Contenido: 15372. Certificado Reserva de Derechos al uso Exclusivo del Título: 04-2016-011911392500-102. MARVIN es una Marca Registrada.


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Contenido

En portada 39 FESTIVAL MARVIN 40 ESG 42 THE POLYPHONIC SPREE 44 SPOON 46 LOWER DENS Música

Festivales

26 INDUSTRIA: Sicario. 10 años de romper paradigmas 28 ATLAS SONORO: Cuernavaca 30 DAMIEN JURADO. Refugiado en las visiones de una geografía imaginaria 32 JESSY LANZA. Herencia es destino 54 DE CULTO: Erik Truffaz. Bitácora de viaje

De Fondo

34 VIVE LATINO 2016 36 CEREMONIA. Esas ganas de sentirlo todo

Cine

50 CONFESIONES DE UN MAL DEPORTISTA Y AVENTURERO

Arte

Cómic

64 SABRÁS QUE HACER CONMIGO. Entrevista con Emma Bertrán 58 DE CULTO: EDMUND ELIAS MERHIGE. Un abominable acto de belleza 64 ANDREA BERNAL. La búsqueda del edén 62 DE CULTO: Bas Jan Ader. Déjate caer

Literatura

70 NOSTALGIA POR UN FUTURO QUE SÍ FUE. Cómic en Marvin, nuestra influencia 72 CÓMIC DEL MES: Palmira Campaña

Columnas

68 POR UNA REALIDAD ATASCADA DE CONEJITOS ROSAS. Nuevo libro de cuentos de Ricardo Cartas

Stand-Up

74 OFF THE RECORD: Mi momento Almost Famous. Por Arturo J. Flores 75 EL CUADERNO AMARGO: Instrucciones para llegar a un concierto y no morir en el intento. Por Paola Tinoco

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AVENTUREROS MAYO 2016

18 EN MEGÁFONO. Perfiles y noticias de música, cine y arte

24 PABLO ARAIZA. Un Batman gordo, un Power Ranger, un geek que se ríe solo Recomendaciones 78 ESTILO 79 TECNOLOGÍA 80 EL PILÓN: Konono. No. 1 meets Batida. Música desde y para la aldea global


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Editorial

¡Es mayo! ¡Mes de #FestivalMarvin! Vuelve la gran fiesta de la Condesa y Roma y ¡no para de crecer! Este año, en un solo día: más de setenta bandas; por segunda ocasión, casi veinte comediantes de stand-up; diez foros repartidos en el circuito Condesa-Roma; conferencias sobre la industria de la música dirigidas a músicos, escritores, jóvenes promotores, editores, medios incipientes y más; arte al aire libre; proyección de cortometrajes y animación, también al aire libre. Y se repite la pregunta: ¿Por qué #FestivalMarvin? Por que queremos seguir teniendo un festival íntimo. Cercano. Como una reunión de amigos en la que nos juntemos a descubrir y/o repasar arte tangible y cercano que nos asombre y encante. Una reunión entrañable en la que el oído, la vista, el tacto, el gusto y el olfato estén consentidos por una zona de la ciudad tan consentidora y vibrante. Un festival de compartir. Un festival de comunidad en el que todos somos anfitriones y huéspedes. Y con el Festival, en esta Revista Marvin 141, con el tema Aventureros, te compartimos por ejemplo, la visión exploradora de la fotógrafa Andrea Bernal, en una serie de instantáneas sobrecogedoras de alpinismo en la montaña nevada Mont Blanc. Descubrimos juntos los nuevos sonidos del ícono indie folk Damien Jurado y el fenómeno de la electrónica pop experimental, Jezzy Lanza, junto con los estelares de #FestivalMarvin: ESG, The Polyphonic Spree, Spoon y Lower Dens. En el cómic y la narrativa dibujada, nos asomamos a las aventuras del francés Manu Larcenet y la mexicana Paulina Suárez. Te compartimos la experiencia de adentrarse en Festival Ceremonia y en Festival Vive Latino #17. Todo esto y mucho más para aventurarnos: Tantas y tantas cosas con qué asombrar a tu sentido del oído, la vista, el tacto, el gusto y el olfato, que, de corazón, te invitamos a hacer costumbre e incluir a los tuyos para pasar un gran momento, igual en el #FestivalMarvin y marvin.com.mx, que en estas páginas. Seguimos con “¡La puerta siempre abierta, la luz siempre encendida!”

Uili Damage @uili


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En megáfono

Tiene sentido. Hace casi un cuarto de siglo, el debut homónimo de Café Tacvba incluía una canción maravillosa, “Las batallas”, compuesta por su bajista, Quique Rangel. Estaba inspirada en una novela también maravillosa, Las batallas en el desierto, publicada por José Emilio Pacheco en 1980. Para cuando lanzaron el disco, esa obra de Pacheco ya era una especie de clásico contemporáneo de la literatura mexicana. Sin embargo, la canción le dio una interesante proyección internacional (no inmediata) al texto. “Las batallas” incluye una cita del bolero “Obsesión”, del compositor puertorriqueño Pedro Flores (18941979), que es, a la vez, leitmotiv de la novela. Y este libro, que ahora tienes en tus manos y que compila una veintena de cuentos inspirados en las canciones de una banda que ha indagado como pocas en la forma circular de la vida, incluye un cuento de Alberto Chimal titulado “Las batallas”.

Café Tacvba:

a través de las persianas El nuevo libro de la colección #RockParaLeer TXT:: Humphrey Inzillo

EN SUS CASI TRES DÉCADAS DE TRAYECTORIA, Café Tacvba ha establecido otros links con la literatura. Pensemos, por ejemplo, en “El fin de la infancia”, ese manifiesto musical que Joselo Rangel compuso para Re (1994), el cual hace referencia desde el título a una clásica novela de ciencia ficción de Arthur C. Clarke. O en el modo en que el propio Joselo compuso “Zopilotes”, para El objeto antes llamado disco (2012), imaginando la estructura de un cuento antes que la de una canción. O, simplemente, recordemos las columnas que Joselo publica semanalmente desde hace casi una década en el diario Excélsior o en los cuentos que compiló en One Hit Wonder (2015), su primer libro de ficción. Por la maestría con que supieron transformarse en un grupo de vanguardia a partir de indagar sobre sus propias raíces, entre muchísimos argumentos, Café Tacvba es la banda más importante en la historia del rock mexicano y una de las mejores del universo. Sus canciones son parte indispensable de

la banda sonora de mi vida y, estoy seguro, de la de otros miles de fans desperdigados en buena parte del planeta. Los cuentos compilados en este libro por Juan Carlos Hidalgo, con plumas de México, Colombia, Chile y Argentina, revisitan y reinventan algunas de esas canciones emblemáticas, pero, sobre todo, nos invitan a revisitar la obra de la banda desde otra perspectiva. Nos abren un nuevo imaginario, la posibilidad de abordar eso que hemos abordado tantas veces, aunque desde un ángulo diferente. Los músicos suelen nutrirse de diversas obras literarias a modo de influencia, como fuente de inspiración. En este caso, el círculo se cumple a la inversa. Son las canciones las que funcionan como disparadores de historias diversas, en forma de plegaria, de crudas memorables, de sexo en la playa, de puntos cardinales, de aztecas, de suicidas, de chicas banda. El universo creativo de la banda funciona como la mecha que enciende y crea nuevas historias y nuevos mundos. Definitivamente, tiene sentido.

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En megáfono

TXT:: Uili Damage FOT:: Arturo Lara

El viernes primero de abril, Marvin cumplió 15 años de publicar mes con mes un termómetro de lo que sucede en la cultura que nos gusta disfrutar y revisar sus orígenes; de dónde sale; a dónde nos lleva.

Marvin celebra sus XV años de historia NO SÓLO LAS PELÍCULAS: las grabaciones musicales, la palabra escrita, los cómics, los conciertos, el arte plástico, el arte gráfico… Además, la gente detrás de todo esto: los creadores, los artistas, los intérpretes, su público, los que apoyan y lo hacen posible; todos auscultados por cada uno de los colaboradores que presentan aquí todas las historias acerca de estas muestras inequívocas de que el ser humano vibra en más colores que los visibles, en formato de revista, web, libros, fiestas y festival. Marvin se ha ocupado ya por tres lustros de entregar la información más relevante, entretenida, emocionante; de empujar talento local con la serie de libros Rock para leer; salir de la letra impresa para entregar una visión de la cultura

consolidada y la emergente como va sucediendo en tiempo real, desde marvin.com.mx; extendiéndose del mundo virtual al real, en giras universitarias, fiestas Esencia Marvin, el ya familiar #FestivalMarvin, y realizando mil y un esfuerzos más, con la misión de hacer una experiencia única para todos los que ya estaban y también para los que van llegando. Marvin celebra 140 números de Revista Marvin y 15 años de trayectoria, mismos que dedican a cada uno de los lectores y participantes de esta aventura. Asimismo, se presentó la edición #140 de Revista Marvin con portada doble: Savages y TITAN, iniciando así toda una serie de aniversario coleccionable, la cual se revelará mes con mes. Marvin, para toda especie de fan musical.

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En megáfono

¡La Fiesta de la Música! En junio, la Alianza Francesa de México organizará la novena edición de la Fiesta de la Música en México. DEL 17 AL 19 DE JUNIO de 2016, la música invadirá la Ciudad de México, pues se apoderará del espacio público ¡para llenar tus oídos de colores vibrantes y tus ojos de sonidos festivos! Esta fiesta es emblemática de la cultura francesa. Empezó en 1982 por iniciativa de Jack Lang, quien en ese momento desempeñaba el cargo de Ministro de Cultura y Comunicación, y desde esa fecha se festeja alrededor del mundo. Pero ¿en qué consiste exactamente? Es, en primer lugar, un tema de comunidad: la convivencia. El objetivo es que toda la gente pueda compartir y disfrutar la música, ya que todos los conciertos son gratuitos para el público. Además, es una oportunidad para bandas talentosas y jóvenes para dar a conocer su música. Asimismo, es un evento que existe desde hace 30 años y que tiene una dimensión internacional. Se celebra en más de 120 países y 1,700 ciudades

en el mundo. En 2015, incluyó más de 20 sedes, tan sólo en la Ciudad de México y 130 bandas. Este año, la Alianza Francesa promete una Fiesta de la Música en tres zonas emblemáticas de México. Se formarán tres circuitos musicales –¡y bailables!–, que podrás recorrer al ritmo de tu curiosidad melómana. Recuerda las palabras clave de la FDLM 2016: convivir, descubrir y disfrutar. También tenemos la voluntad de innovar e invitarte a ser parte de esta gran fiesta: creamos en Spotify una lista de música que tú podrás alimentar y escuchar durante y después del evento. Además, se desarrollarán otras actividades en preludio y contrapunto de los shows. Más información en fiestadelamusicamx.wix.com y FB Alianza Francesa de México.

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En megáfono

Mezcal 8 Viboras

¡Ganó competencia internacional como el Mejor Destilado Blanco sin Añejar del Mundo!

UNA BEBIDA PREMIUM de tradición artesanal de más de medio siglo atrás, se convierte en el mejor destilado blanco sin añejar del mundo, compitiendo no sólo con otros mezcales jóvenes o blancos, sino ambién con algunos de los mejores vodkas, rones, ginebras, tequilas y otros destilados del mercado. Estos reconocimientos se obtuvieron en la décimo tercera edición de The San Francisco World Spirits Competition, competencia donde se inscribieron más de 1,400 bebidas espirituosas, provenientes de 64 países. Lo anterior es consecuencia del respeto del Mezcal 8 Víboras a las tradiciones de nuestro pueblo y a su manufactura totalmente artesanal, que va desde el corte de los brazos, la cocción de sus piñas en hornos de piedra, la fermentación natural, hasta el destilado perfectamente cuidado por el

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maestro mezcalero y la obtención del místico sabor del mezcal oaxaqueño. Mezcal 8 Víboras es elaborado con los mejores agaves del estado de Oaxaca, por la segunda generación de la familia Hernández en Matatlán Oaxaca. Con respecto a su nombre, el número 8 viene de las regiones en que se divide Oaxaca y las víboras representan sabiduría y salud. Los mezcales 8 víboras ofrecen una amplia variedad para todos los gustos. Una de las características que identifican es el sabor ahumado de sus bebidas, resultado de un cuidadoso control de calidad durante la elaboración. Los aromas van de los tonos mas dulces y amaderados, a las notas más solidas, provenientes de esencias minerales.


Stand-Up

Pablo Araiza

Un Batman gordo, un Power Ranger, un geek que se ríe solo De 28 años y con dos hermanas menores, Pablo Araiza creció enganchado de la comedia por televisión de cable. Con lengua vertiginosa, tiende situaciones en segundos que nos hacen pensar si nos estaba espiando o si lo que dice le pasa a todo mundo. Escritor, productor, proto-cineasta, pero antes que todo, standupero, Pablo nos lleva de un accidente en carretera, a Disneylandia y de regreso a YouTube en la siguiente conversación con Marvin:

¿Cómo descubriste el stand-up? En 2001, tendría yo unos 12 años. Vivía en Cuernavaca y mi papá consiguió una tarjeta pirata para ver Direct TV gringo. Tuve acceso a Comedy Central ahí y desde ese momento empecé a ver el stand-up. También salió el The Mark, Tom and Travis Show, el en vivo de Blink 182, y varias de las reseñas del disco decían que era como si alguien del stand-up agarrara guitarras y cantara canciones entre rutinas. La combinación fue: televisión por cable, el término éste repitiéndose aquí y allá, una conexión a Internet decente y el siguiente paso: Napster. Allí empecé a bajar standup... A George Carlin, a Dane Cook –dos mundos completamente diferentes–, y en ese momento fue cuando dije: “De aquí soy”. ¿Pero sólo te gustaban las películas de chistes, habías visto ese tipo de comedia antes? Seguro, había visto eso antes, pero ese año fue cuando empecé a “hacer ojo crítico” a todo esto. Lo siguiente es que salió en cable la película de Jay & Silent Bob Strike Back, donde aparece Will Ferrell, que me gustaba mucho. Ya tenía dos años viendo Saturday Night Live; me puse a investigar cómo era el proceso y la cosa fue empezar a hacer stand-up. De ahí que te jalan a SNL y ya después al cine. Yo, fan de Tarantino, Robert Rodríguez y Kevin Smith, y queriendo hacer cine, pensé que ése era el camino y empecé a involucrarme con el mundo de la comedia, pensándolo más como trabajo. Estudié cine en el Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación, hasta el quinto

semestre, cuando me voy, porque mi papá no era el más brillante con la economía y me enteré que se debía todo el semestre; es uno de los desmadres de los padres divorciados (risas). En ese momento, justo le había ido bien con un negocio: se compró una camioneta, y un día que estaba con él, me pidió que manejara a las 4 de la mañana en la carretera Cuernavaca-México porque él se puso borracho. La camioneta estaba sin seguro y tuvimos un accidente de pérdida total. Saliendo de eso, decido irme a trabajar a Disney Florida, al pabellón mexicano en Epcot Center, de mesero, en agosto de 2010. Ya estando allá, empecé a juntar y planear pagarme un curso de standup en el Upright Citizens Brigade, la escuela que fundó Amy Poehler y sus compañeros de SNL, en Los Ángeles, con la idea de llegar a hacer cine de comedia. De esa escuela ha salido mucha gente que llega al show. Viví cinco meses en L.A. de manera semi-legal (risas) porque el curso era muy corto y nunca me dieron visa de estudiante. Un amigo de allá me sugirió hacer stand-up en los micrófonos abiertos, y en lugar de regresarme acabando el curso a los tres meses, me quede cinco en los barrios bajos... Yo vivía en South Central que estaba bien barato; dormía en un colchón inflable, en el piso del departamento que le rentaba a un refugiado venezolano y que él no podía ocupar porque estaba alfombrado, pues era alérgico a la alfombra, y además en una de sus demostraciones políticas en Venezuela, le habían golpeado la cabeza y tenía el olfato atrofiado. Tenía que hacerse artículos personales, como el jabón con cosas naturales como

ajo, y toda la casa olía a mierda, pero él no sabía. Para rematar, había tenido cáncer y fumaba (risas)... Yo viví a base de espagueti y hot dogs del Food For Less los cinco meses. Regresé en octubre de 2012 al mítico y legendario Beer Hall en ex DF. Ahí empecé a conocer a todo el medio. Martín León fue el primero que me dio chance en un show que producía llamado Pecados originales, en enero de 2013. ¿Cómo ha cambiado tu comedia de cuando te subiste al principio en Los Ángeles, a lo que haces hoy? Hay muchos chistes que ya no hago, pero que duraron mucho tiempo, que empecé a hacer allá –como el de “las mamás y las mentiras” y que han cambiado o desaparecido porque me he autoimpuesto no hacer chistes de sexo o machismo... Porque veo que todo el mundo lo hace y es muy chafa, muy fácil. Es de toda la vida. Tengo chistes de los Power Rangers, de marihuana –que antes no hacía por pena–. Aprendí a bajarle muchísimo a la velocidad porque hablo muy rápido. Pero en la esencia de mi contenido, me gusta explorar avenidas muy extrañas (risas), destilando ideas para ver a dónde me llevan. De repente, me salen cosas cagadas; de repente no tanto. Te carcajeas a la mitad de tus rutinas, dándole un patadón de energía a tu rutina... Lo haces hasta conversando... Es un reflejo. Me sorprende que la gente se ría de lo que digo y se me sale. Me gusta que la gente te siga. No es un personaje. Es involuntario.

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TXT:: Uili Damage FOT:: Darío Giordano

¿Has estado en Comedy Central? Fui a casting dos veces. Creo que es importante. Para mí, es una marca que representa muchísimo. Sin embargo –¿cómo lo digo sin meterme en problemas?–, también me vale verga. Hablo así contigo, con mi mamá y en el escenario, llevo una vida muy honesta y eso me ha traído problemas porque a la gente no le cae tan bien; una vez hice un comentario sobre un productor, me escucharon y no les cayó bien; eso me ayudó a que no estuviera en CC. Al siguiente año, lo volví a intentar; tampoco quedé y se rumoraba que era por lo mismo. Confronté a otro productor y me dijo que era por mi material que no está al nivel (risas), lo cual se me hizo que era bullshit... No es que yo me crea mucho, pero... (risas). Pensé: “Si no es por mi material y si no es por lo que yo puedo lograr con la comedia, me va a valer verga; ya si me hablan, súper”. Ahora bien, acerca del material, hay muchas personas que se avientan una hora de material que no es el mejor que podría y creo que el público se merece más. Yo nunca me he atrevido a hacer la hora porque sí busco que sea una hora que la gente no pare de reír. Hay quienes lo hacen muy bien; yo tengo 40 minutos sólidos. Me siguen faltando esos 15 perfectos. ¿Quiénes son tus favoritos? Roberto Flores, Richie O’Farrill, Alexis de Anda, Myr Ramírez, el EseWey y Leah me caen muy bien, pero me gusta más lo que hacen por la escena; Sofía Niño de Rivera, Carlos Ballarta, Kikis, Fran Hevia, El Conde Fabregat; A Macario y Escalante

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los quiero mucho, los admiro, pero no me gusta tanto su comedia. Emiliano Gama, Martín León, Raúl Meneses… Mannuna no me gusta... Se me van los nombres. Me faltan muchos... ¿Internacionales? A todos nos gusta Louis C.K., aunque creo que se debería conocer más lo que hace gente como Kyle Kinane, Pete Holmes, Jerode Carmichael, Emily Heller, Fajim Anwar y Quincy Jones que los conocí allá... ¿Qué plan tienes? Desde abril de 2015, estoy en un canal de YouTube llamado La Sketchería, cuyo mayor logro ha sido subir un capítulo nuevo cada jueves sin falta. Gracias a esto ya conseguimos financiación para una película –en la que voy a salir de mi Batman favorito, el de 1960– y también nos nominaron a un premio de Telemundo como mejores nuevos creadores de contenido. Voy a ser el primer comediante en subirse a la Carpa Comedy, en el Vive Latino. Sigo escribiendo y quiero viajar un poco a hacer stand-up. Estuviste en el primer escenario de stand-up comedy en un festival musical, que fue el del #FestivalMarvin 2015, ¿te parece que después de eso, incidió algo en tu trayectoria y en la escena? A mí me cayeron ofertas en shows privados, muchos followers en Twitter; creo que mucha gente se dio cuenta allí que se podía hacer stand-up... Pienso que despertaron algo.


Industria

TXT:: Vicente Jáuregui

10 años de romper paradigmas. Entrevista con Hugo Díaz, miembro fundador de Grupo Sicario

SICARIO

ESTE VERANO se cumplen 10 años del nacimiento de Sicario. Lo que comenzó con una venta de ropa en un local en Polanco, es hoy uno de los grupos más visionarios y ambiciosos de gente joven en la Ciudad de México. Rhodesia, Ceremonia, Limantour, Sala, Auditorio BlackBerry, Mono o Sicario Music representan algunos de los proyectos del grupo. “Nos conocemos desde hace años”, dice Hugo Díaz Barreiro, mejor conocido como DJ Calacas (miembro fundador) sobre sus cinco socios; “nos dimos cuenta de que no había un punto en la ciudad para comprar ropa, biclas, libros y artículos que nos gustaban. Cada quien invirtió mil dólares y nos trajimos un fayucazo. Fuimos a outlets y tiendas de segunda en el gabacho. Regresando, armamos dos cocteles para invitar a amigos y vendimos todo. Carlo mostraba la ropa en su universidad, y eso jalaba más gente. Sin pensarlo, fuimos y regresamos por un segundo lote”. Desde un principio, la estrategia de Sicario fue convertir una simple venta de ropa en una experiencia. Con chelas y chicas guapas de la universidad de por medio, comprar equivalía a estar en una fiesta glamurosa. Ya con el segundo lote, el papá de Carlo decidió prestar un local de 45 metros cuadrados en la calle de Séneca en Polanco. “En ese momento, se definieron roles. Paul era arquitecto, yo quise hacer las compras, Carlo relaciones públicas, Martín, administración, y Alberto tenía un taller de serigrafía y se encargó de la producción”, comenta Hugo. Ya con las piezas armadas, no importó que el local estuviera en una calle poco transitada. La tienda se convirtió en un hangout spot, un club de amigos y personas afines que compartían música y ropa entre cheves bien frías. “Nosotros cinco atendíamos y conocimos a gente con proyectos muy chidos y clave en el momento. Damián Romero del Mutek, Perseo, que tenía otras tiendas de ropa”. En ese momento, la idea de hacer un festival o de tener un club nocturno aún no existía. Lo que sí era inminente era la explosión de las redes sociales. Hi5 y MySpace fueron dos armas decisivas para la comunicación de Sicario. Un día, decidieron publicar un evento en Hi5: la cantidad de gente que llegó rebasó las expectativas y un foco iluminó la estrategia. Sin pensarlo, rentaron un estacionamiento y contrataron a un DJ para dar cabida a más gente. MySpace hizo su labor de comunicación y la fiesta fue un éxito. ¿Cómo hacer para que toda esa gente regresara? Al principio de la fiesta, una persona se dedicó a obtener los correos de los asistentes y ahí surgió el comienzo de una base de datos que hoy vale oro puro. “Con la base de datos, comenzamos a enviar invitaciones por SMS y las fiestas se transformaron en un fenómeno”, recuerda Hugo sobre los orígenes. La oportunidad de mercado estaba clara y los socios supieron que había más ingresos en hacer conciertos que en la venta de ropa. Los patrocinadores comenzaron a llegar solos a las fiestas y rápidamente las de Sicarios se convirtieron

en un referente para la vida nocturna alternativa de la ciudad. En ese momento, Sicario se consolida como una pequeña promotora que hace fiestas y eventos, una agencia que gestiona patrocinios y la tienda se sostiene como un lugar que vente ropa y boletos. El ecosistema ya florecía, pero con puntos altos y bajos. Paralelo a Sicario, Hugo trabajaba en Pasaje América como programador. Ahí notó que cuando el cover era poco, la verdadera utilidad estaba en la barra. La idea de una ganancia redonda se perfilaba, sólo faltaba tener un espacio adecuado para integrar la venta de alcohol a la ecuación. “Surgió una oportunidad y abrimos Rhodesia. Era un salto cuántico porque, hasta entonces, hacíamos fiestas cada dos meses, y después el reto era tener eventos cuatro días a la semana. Queríamos el mismo formato: sin cadenero y con DJ, con la prioridad de la música sobre el consumo de un pomo. Era romper muchos paradigmas porque la vida nocturna del antes DF se basaba en pilares de exclusividad, consumo, mirreynato muy cañón”, dice Hugo con emoción; “fue un éxito, no lo podíamos creer. Nos dimos cuenta también de que es posible brincar entre ideas mientras todas se complementen”. Además de romper con la torpeza y los clichés de los antros de la ciudad, Rhodesia ofrecía un espíritu cosmopolita, alejado del antro fresa y acartonado. Sicario aprovechó la explosión del bloghouse y replicó el modelo

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de la vida nocturna de clubes europeos en México. De repente, los beats de MSTRKRFT, Justice y Diplo protagonizaban las noches de Rhodesia. A la par, gente como el fotógrafo Mark Hunter aka The Cobra Snake o Domestic Fine Arts, preconizaban el advenimiento de la selfie y todo el mundo buscaba sus fotos en línea al siguiente día. En menos de un año, había el sentimiento de que una nueva escena permeaba en México. Blogs como 8106 y The City Loves You registraban el proceso; las tiendas de ropa de Colima en la colonia Roma impulsaban la vibra, VICE México editaba sus primeros números. La ciudad entraba a un contexto global y Sicario era un elemento clave y decisivo para que esto ocurriera. “Todos nos echábamos la mano. Marvin nos ayudó con un patrocinio; de repente hacíamos fiestas con IMCA, Rockets, con revistas como VICE, Nylon. La primera fiesta que hicimos fue en Pasagüero con Waxtaylor, Le Castelvania y Disco Ruido; por ahí está el póster”, dice Hugo mientras apunta hacia una pared llena de afiches entre los que destaca una fotografía celebratoria en la que aparecen alrededor de 200 personas: “Sicario no somos los seis socios fundadores, sino las 400 personas que trabajamos para el grupo. Nunca hubo un sentido de protagonismo de ninguno de los socios; el proyecto nos rebasó, pero nadie quiso una tajada más grande. El protagonista siempre ha sido Sicario, tiene muchos fans y aliados. Me emociona pensar que hay 400 personas que viven de esto, además de colaboradores externos y derivados. Le ponemos mucha atención al detalle y a toda la gente; Sicario somos todos y buscamos un bien común para toda la banda que está involucrada”, comenta Hugo, quien llega a las oficinas y saluda de mano y por nombre a todos las personas que lo están esperando para celebrar el éxito de Ceremonia, que este año, rompió el récord de asistencia con 22,000 asistentes. En una historia de éxito siempre hay contratiempos. En el caso de Sicario, ha sido el Auditorio Blackberry, quizá una de las salas con mejor acústica para escuchar conciertos de la ciudad. “Invertimos mucho dinero, Paul mi socio es arquitecto y casi le da un infarto terminando el proyecto. De repente, hubo muchas quejas de los vecinos, periodicazos, y el trabajo de seis

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años se tambaleó. Otra dificultad ha sido la devaluación del dólar; de pronto, es complicado traer ciertas bandas. Pero nuestra filosofía es que entre más te esté parchando, más le tienes que chambear. Entre más dura esté la crisis, más hay que salir a invertir, abrir lugares y darle la vuelta. Si te contraes, te achicas. ¿Cómo sales de una crisis? Con un nuevo proyecto”, dice Hugo con la convicción de alguien que responde con trabajo ante los problemas. Con una anticipación al cambio, Sicario tiene una antena hacia todas direcciones y capacidad de anticipación que revierte los contraflujos de la industria. “Tenemos ojos en todos lados y escuchamos opiniones de todo el mundo”, afirma Hugo sobre estos primeros 10 años de Sicario. “Nuestra relación es horizontal, aquí estamos todos y no hay juegos de poder”, se refiere sobre la clave del éxito. Actualmente, Sicario Music está gestando un subsello llamado Platino, enfocado en techno latino y en rescatar a los actores de la escena para hacer un club, un sonido y un groove distintivo de la ciudad. Para delinear la estética sonora, se retomó el modelo del techno de Detroit, cuando había cuatro cajas de ritmos, dos sintes y tres presets para hacer música. “Como decía Stravinsky: ‘Ponerle barreras al proceso creativo le da una personalidad y expande las posibilidades’”, dice Hugo acerca de este nuevo proyecto en el que la creatividad depende de una serie de plantillas diseñadas por André Séptimo, con determinados, ritmos, plugings, cajas de ritmos y sonidos para generar uno de local para llevarlo a un contexto global. A lo largo del año, Platino editará 12 releases bajo esta perspectiva. Además, Sicario Music lanzará un compilado para celebrar los 10 años de Grupo Sicario. Aún no hay detalles sobre la fiesta del décimo aniversario, pero estamos seguros de que la celebración estará a la altura de esta primera década de vida de quienes cambiaron la manera de entender la vida nocturna de la Ciudad de México.


Atlas sonoro

CUERNAVACA

Pasa ligera, la eterna primavera

TXT:: Alejandro Mancilla @NOSOYMODERNO

“Vuelve, Primavera”, decía uno de esos hits de rocanrol de los años 60. Cuernavaca, Morelos, tierra prodigiosa y heroica (basta revisar un poco las aventuras de Emiliano Zapata por esos lares). La escena del rock actual florece con hip hop, heavy metal, electrónica, ska, pop, rock alternativo y más… Como para acrecentar la leyenda de que es la ciudad de la eterna primavera (hoy castigada, como gran parte del país, por el crimen organizado), pero hay una larga historia detrás: en 1962, el grupo Los Rolly Kings graba las canciones “Okeefenokee” y “Dixieland rock” en un disco de 45 RPM (el primer registro del rock en la zona). El grupo había ganado un concurso radiofónico que les daba derecho a grabar un disco completo en el sello RCA Victor, pero por ser muy jóvenes, no contaron con el permiso de sus padres de grabar el álbum completo en la capital (no les fuera a pasar lo de Los olvidados). Federico Arana, en su libro Guaraches de ante azul, cita otro registro de rock en Morelos: Los Driffters, que grabaron para Discos Fontana; la disquera les cambió el nombre a Apocalipsis y el álbum se llama Experimento nª1,1969. Fue hasta esos años post Avándaro y 2 de octubre del 68, allá por el ‘75, que otro grupo de Cuernavaca registra otra referencia básica: Evolución, rock en inglés como la época lo marcaba. Lo cierto es que el fenómeno del chavo banda marginal impregnó la naturaleza de los seguidores de la música contracultural de aquellos años. Bandas como Las Abejas, Cerdo, Tarumba y Sangre Joven eran las propuestas de la época. En 1980, los incipientes rockeros de la ciudad estaban de plácemes con la anunciada visita de Johnny Winter a un balneario cercano, pero a unas pocas horas del concierto, la represión (marca

registrada del estado en esos años) se hizo presente con la irrupción de soldados y fuerza pública que desalojó a toda la tribu jipiteca morelense de cabello largo y chamarras de mezclilla con parches de The Doors. En 1987, hubo otro destello, el grupo pop Gente Simple (liderados por Ahmad Mohamed, hijo de un exiliado musulmán), quienes grabaron el disco Hey, Cuernavaca, con relativo éxito local. ¿Qué le depararían los años a la ciudad? El advenimiento de bandas como Darkness, Inferí, Suffer, Padre Nuestro y Mephisterror (sí, adivinaron, tocaban metal), que junto a bandas como La Piel, Mística, La Leyenda de la Hora, El Clan, Eve 3 y Clase daban la cara por el rock tlahuica, destacando el grupo Los Nietos de María Sabina, quienes no ocultaban su influencia de The Mission y los grupos alter dark de

la época y el dueto La Perra (parece que aún en activo). Posteriormente, llegaron bandas como Sueño Ácido, Los Fetiches, Distorsión de la Realidad, DNA, Reactor y La Bolonchona (quienes tienen giras constantes por Europa y están por editarles un disco en vivo por aquellos lares). La siguiente avanzada fue con agrupaciones como Distorsión de la Realidad, Sueño Ácido, La Roncha, Cachitos Watusi, Wild Tostachos y Los Títeres. Para entonces, la enciclopedia de la escena local de la ciudad ya podría tener varios tomos. Fue a principios de los 2000 que se editó el compilado Morelos al ataque, en la que participan Laceituna, La Resortera, Cuernavaca City Blues, Bazooko, Saoco y Estatika, entre otros. Un poco antes, casi vemos ganar a los locales Toxina Boogie en un concurso de

rock nacional que se transmitió en Telehit y también en tiempos recientes, efímeras bandas como Galaxian! serían germen local para grupos foráneos ahora muy conocidos como Hello Seahorse! El problema siempre ha sido (aunque parezca extraño) la cercanía con el otrora DF, ya que con la atención puesta en la hoy Ciudad de México, el movimiento a veces se mantiene a la sombra, con ocasionales destellos que bien podrían explotar justo ahora con propuestas tan fecundas de proyectos eclécticos que están trabajando bien, como Señor Atómico, Seres Lunáticos, María Cantú, La Hoja Ensamble, Guante Blanco, Electrafic, Monodram, etc., y el apoyo de sellos como Black Stone Records e instancias culturales como Radio Morelos, el Instituto Morelense de Radio y Televisión (IMRyT) y Cuauhnáhuac Alterno.

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ARTISTAS ACTUALES RECOMENDABLES

ELLA & THE ROBOTS NEOPLEN

Aventuras acutóctonas contemporáneas

EL SIMPLE HECHO de internarse en el laberinto de crear música influenciada por los sonidos autóctonos y fusionarla con otros ritmos como el rock, el pop y el jazz, ya suena aventurero. Neoplen son de esos exploradores musicales con los pies sobre su tierra, que revitalizan la música moderna mexicana y lo hacen (paradójicamente) con nostalgia por una tradición que parecía perdida en el quiosco de algún pueblo mágico. Es rock por momentos, es música mexicana en otros, es vanguardia de zapateados electrificados y letras melancólicas. Platicamos con tres de los integrantes de esta agrupación nacida en 2010 (cuyo nombre surgió de un sueño, sin significado preciso) originaria de Cuernavaca, Morelos, conformada por Cris Maurin, Camilo Romero, Max Potenza e Ismael y Pablo Peña.

Ismael: El destino hizo lo suyo, pero hubo entendimiento y hay amistad.

¿El génesis de un grupo de estas características se da igual que una banda tradicional, así de “vamos a armar una banda de rock”? Ismael: Pues no tan así, tan tradicional. Resulta que me fui a vivir a Veracruz algunos años por azares del destino y ahí aprendí a tocar el son con diferentes maestros soneros, de los viejos. Al cabo de unos años, me regresé a Cuernavaca y comencé a tocar con mi hermano Pablo. Para muchos, resulta chocante hablar de un sonido original de “rock mexicano”… ¿Eso pretenden al fusionar son, ritmos tradicionales y rock? O sea, ya lo han intentado Café Tacvba en el rock-pop y Jorge Reyes con el etno-rock (por mencionar algunos)… Ismael: Sin duda, siempre hemos tenido en el pasado un cimiento, nos hemos reconocido en ese pasado sonoro del rock hecho en México con sonidos autóctonos. ¿Es complicado aventurarse en esta mezcla de cosas? Ismael: Pues el experimentar es inherente a la vida; entonces, no resulta difícil hacer lo que hacemos. Las aventuras son nutritivas, divertidas… Max: Pensamos que, ante el miedo, música. ¿La inclusión de Diego Herrera (Caifanes) como productor de su reciente EP (Cé) es parte de esa búsqueda?

¿Creen en el formato de colectividad? Pablo: Sí creemos, aunque sabemos que hay momentos complejos en los que todo recae sobre un individuo. ¿Su intención es dejar de ser underground? Max: Me gustaría llegar a las personas que realmente disfruten lo que hacemos, esperando, claro, que sean muchas. Nunca hemos pensado en foro chico o foro grande. ¿Qué hace falta para que haya una nueva camada de grupos exitosos en el rock hecho en México? Pablo: Creer en él. De inicio, pues identidad no la tiene, es una importación; con el tiempo lo vamos haciendo nuestro y le damos nuestras voces y nuestras raíces... La identidad se va formando con los años.. ¿La mejor crítica que han recibido? Pablo: Una señora como de 60 años se acercó y me dijo: “No se qué chingados están haciendo, pero es hermoso”. Ismael: Alguna vez, en Playa del Carmen, una pareja de ancianos nos gritó al fin del concierto: “Nos han curado”. Es extraño y muy hermoso escuchar eso.

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RUBIAS SUICIDAS

¿Qué influencias extra-musicales tienen? Ismael: Los cuentos de Guillermo Samperio. Pablo: Hambre, enojo, frustración, placer, amor, miedo. Literatura, pintura, danza, cine... Todo es alimento, todo pasa y forma parte del movimiento que nos junta. ¿El entorno de la ciudad? Max: Cuernavaca es una ciudad que tiene mucha diversidad artística e intelectual. De siempre, yo recuerdo a todos mis amigos generando arte, obra, música. Es una ciudad con mucha magia. Soundcloud.com/neoplenoficial @Neoplenoficial /neoplen

*Agradecimiento especial a Paco López, director general de radio del IMRyT por su valiosa información sobre la historia del rock en Cuernavaca.

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Delicado dueto de pop electrónico con influencias de Moderat, Zedd, Mutemath, el dance y ese formato chico-chica. Aún no graban su primer disco, pero suenan a que tienen futuro y su música parece sacada de la época dorada de Canal 5 preInternet… O, más bien, la puedes escuchar de repente por ahí. /Ellaandtherobots

Este proyecto se define como “guitarras rudas y directas” apoyadas sobre bases programadas. Lo cierto es que recurren a meter en la licuadora sus influencias de rock duro y electrónica, y el resultado: una malteada de géneros interesante y música contestataria. /300RS


Música

“No digas que me conociste, mucho después de que me haya ido”. —Damien Jurado

DAMIEN JURADO

Refugiados en las visiones de una geografía imaginaria TXT:: Juan Carlos Hidalgo FOT:: Elise Tyler

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Daniel Pearse es un huérfano acogido por la Alianza de Magos y Forajidos, una cofradía secreta que le enseña un montón de disciplinas y un arsenal de mañas. Lo instruyen en el hurto, complejos complots, magia, sustancias químicas alucinógenas, buenos tragos, sexo y otros deleites hedonistas. Termina por ser una cruza alucinada entre On the Road de Jack Kerouac y un Harry Potter heavy. Ese chico crece al interior de Stone Junction, el tremendo novelón escrito por Jim Dodge, una figura de culto en la literatura más contracultural que Norteamérica haya conocido. No en vano Alpha Decay –los editores en español– le han colocado el atinado subtítulo de Una epopeya alquímica. Se trata de una auténtica “Odisea moderna sobre la búsqueda del conocimiento y de la comprensión, simbolizados por una extraña esfera de diamante, supuestamente la Piedra Filosofal, custodiada por el gobierno de Estados Unidos”; elogiada, nada menos, que por Thomas Pynchon. Dodge ha creado una realidad alterna en la que la épica le pertenece a los fugitivos y transgresores, a seres que son una especie de Butch Cassidy and The Sundance Kid, de una nebulosa era beatnik inexistente. Jim ha creado su dimensión paralela, una que se antoja parecida a la que tramó Damien Jurado con su décimo segundo LP y que prolonga ya por tres discos, en lo que parecería una trilogía completa, aunque con lo impredecible del nativo de Seattle es difícil anticiparlo (¿por qué no podría dedicar cuatro discos o más a su mundo particular?). Por diversas razones y ante la complejidad de aquello que llamamos realidad, múltiples artistas conciben y diseñan sus propios territorios; ahí están William Faulkner y El condado de Yoknapatawpha, Juan Rulfo y su fantasmal Comala, más Charly García y su mítica Anhedonia, incluida en Cómo conseguir chicas (1989). Y así sucesivamente, con una lista enorme de compositores que se aventuran por las tierras ignotas de su propia mente y la convierten en una geografía imaginaria que conocen a detalle.

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Nacido en 1972, Damien arrancó mucho más apegado a las raíces del folk, y hasta ya bien entrada su carrera, fue agregando capas de sonidos etéreos, algún chispazo eléctrico de guitarra, más viejos teclados expoliados de una iglesia. Digamos que esta parte más exploratoria y misteriosa arrancó con Maraqopa (2012) y prosiguió con Brothers and Sisters of The Eternal Son (2014). Precisamente, Maraqopa es aquel sitio extraño al que viaja el narrador tras sobrevivir a una accidente. El hombre que vive y experimenta esas canciones comparte con el escritor catalán Enrique Vila Matas el expreso deseo –que habita en varios de sus libros– por desaparecer, por pasar inadvertido para la inmensa mayoría de la gente. Y es aquí donde conviene tener en cuenta dos cosas: a Damien le atraen profundamente los parajes rurales; no se trata de un urbanita, sino de un apasionado de la naturaleza y los pequeños asentamientos humanos, además de que tiene una formación cristiana que le aporta buena parte de su imaginería. Casi nadie recuerda una primera grabación muy rústica que acogió un perdido sello de música cristiana. Mucho antes de que llamara la atención de Sub Pop y comenzará a consolidar su trayectoria. Hoy día está muy cómodo perteneciendo al sello gourmet Secretly Canadian, localizado en Indiana. Brothers And Sisters Of The Eternal Son está centrado en una minuciosa búsqueda de explicaciones yendo y viniendo en Maraqopa. Las manifestaciones de Dios aparecen hasta en las cosas más nimias, lo que contrasta con el trabajo de arte de los discos, que prácticamente nos coloca en un escenario de ciencia ficción (lo que no es una excepción en el tercero de ellos, que incluye una morsa gigante, ovnis y una vista de Seattle en llamas). Y ahora estamos en Visions of Us in The Land, en el que una voz en falsete se desplaza entre piezas que varían sus intensidades, pero no sus cuestionamientos: “Jesucristo está en línea/ Trata de llamar por cobrar/ Papá le dio mi número/ Cree que debería devolverle la llamada”, suelta en la bucólica “Lon Bella”.

Jurado encuentra diversos asuntos para incluir en sus composiciones; su personaje vaga por carreteras secundarias, deambula por parajes escasamente concurridos y observa con atención el entorno, buscando detectar la presencia de una fuerza universal. Se trata de un periplo que no parece agotarse con facilidad. Esta entrega está conformada por 17 canciones que le dan una extensión muy inusual para los formatos de nuestros días. Es elogiable que se exija al máximo en la práctica de su oficio. Pero si el también autor de Saint Bartlett (2010) genera material de sobra, éste no cobraría su forma seductora sin la aportación del músico y productor Richard Swift, oriundo de California, pero con estudio propio en Oregón. Con carrera solista y un estilo muy interesante, por estas tierras será muy apreciado por el hecho de que se ha ocupado de los controles en discos de The Shins y Foxygen. Ricardo Sigilfredo Olivarez (Richard Swift), nacido en 1977, ha entendido a la perfección la necesidad de Jurado de incursionar en otras estéticas distintas al folk más desnudo que conoce bien de tiempo atrás. Con tantas canciones, hay espacio para asomarse al pasado, para un exabrupto rockero –“Exit 353”y luego saltar a lo relevante… Probar una suave senda proto-psicodélica que se muestra en “QACHINA”, adornada con un delicioso teclado. Insisto: si de Stone Juction, un portal como El Faro de las letras apuntó que es “una de esas novelas monumentales en la que un sinfín de personajes impagables acompañan al lector en una intensa, profunda e interesante sucesión de aventuras en pos de la sabiduría”, lo mismo aplica para Visions of Us in The Land –sólo que es un disco- que incluye joyas como “Kola” –una hermosa postal sonora–: “Cuando miro hacia atrás/ sobre mi tiempo/ Miro las instantáneas de mi vida/ No te sorprenderá/ Ver tu nombre a lo largo de mi sonrisa”. Damien Jurado se ha refugiado en las visiones que él mismo concibió, aunque hay señales de que piensa alejarse de Maraqopa; en “ONALASKA” traza un poco de futuro: “No digas que me conociste/ Mucho después de que me haya ido”.

+ Richard Swift The Atlantic Ocean Secretly Canadian, 2009 En su cuarto disco, este hombre orquesta retuerce a la tradición musical estadounidense; surrealismo sonoro.

Midlake Antiphon Bella Union, 2013 Los de Denton, Texas, también tienden marañas en espiral, y en este álbum que marcó su reinvención total, pizcas de psicodelia, partículas progresivas para el folk.

Fleet Foxes Helplessness Blues Sub Pop, 2011 Otra de las glorias del Seattle; no sabemos qué les deparará el futuro, pero con este segundo álbum rozaron la gloria.


Música

JESSY LANZA Herencia es destino

TXT:: Lenin Calderón FOT:: Hollie Pocsai

“Podemos afirmar que Oh No valdrá la pena, con la misma seguridad que pronosticamos que Jessy Lanza es una de esas presencias que llegan de vez en cuando para quedarse por mucho tiempo”.

Salida de un pueblito canadiense con menos habitantes que la delegación Álvaro Obregón, Jessy Lanza y su música hecha con sintetizadores análogos han pegado con tubo desde su debut. Este mes, llega con su segunda producción, un disco que promete catapultarla y afianzarla como el garbanzo de a libra que realmente es. No hace mucho que esta canadiense de tupida cabellera asaltó la escena del dubstep y le inyectó tal feeling, que desde su arribo no deja de hablarse de ella. Su debut fue una colaboración para el single “Beach Mode”, del segundo álbum de Ikonika. La voz etérea de Jessy repite una y otra vez la frase “baby, keep it simple”, un mandato que se antoja casi imposible en un universo tan atascado como el de la música bass. En ese mismo año, 2013, lanzó su debut Pull My Hair Back y confirmó entonces que sí es posible lograr un equilibrio entre lo muy elaborado y lo minimal, entre el R&B y el dance, entre lo digital y lo análogo. Un EP al año siguiente, colaboraciones con DJs como Spinn y Taso en 2015, y un esperadísimo segundo álbum, son los primeros –pero firmes– pasos que esta sencilla treintañera ha dado para confirmar que no tiene nada de improvisada.

DINOSAURIOS HEREDADOS Originaria de Hamilton, un poblado de no más de 730 mil habitantes en la provincia de Ontario, Canadá, Jessy ha estado en el lugar y el momento adecuados más de una vez. Para empezar, la serenidad de su pueblo natal ha contribuido a su proceso creativo, pues ha mencionado en varias ocasuiones su dificultad para componer en ciudades grandes. También habrá que decir que nos encontramos frente a una compositora e intérprete con un grado universitario en jazz y piano, por no hablar de una ambiciosa tesis que está por entregar para obtener el grado de maestría en musicología. De hecho, aun cuando ya había lanzado su primer disco, seguía trabajando como maestra de música en una preparatoria local. Es justamente dentro de este universo musical casi académico donde se presenta una de las primeras coincidencias que harán que la música de Jessy sea una mezcla delicada y, al mismo tiempo, extrema. Su padre, como en tantos otros casos de músicos ilustres, fue un factor determinante para su desarrollo. Entre muchos otros detalles de su personalidad –como aceptar que le preocupa más mantener su

bigote a raya que el vestuario con el que subirá al escenario o que su estilo de bailar se parece al de Elaine Benis de la serie Seinfield–, Jessy ha revelado su amor por el hip hop, el R&B y la música electrónica. También ha dicho que se trata de una herencia paterna. Su padre era dueño de una compañía que instalaba sistemas de sonido en los clubes de su modesto, pero bohemio pueblo. Eso fue durante los años 90, la era dorada de la escena dance, lo que hizo que su primer contacto con los sonidos sintéticos fuera memorable. Además, su padre no sólo escuchaba dichos géneros y coleccionaba discos; también era músico. La madre, además, era una apasionada de la música y, junto con su progenitor, tenía una amplia colección de instrumentos que saciaban la curiosidad sonora de su hija. Por si fuera poco (y suficiente para que este párrafo se intitule “la familia perfecta sí existe” o “ya ni los Vazquez Sounds, me cae”), al morir su padre le heredó una colección de sintetizadores fabricados en las décadas de los 70 y 80 con los que Jessy forjaría su carrera. Aunque todavía tendría que descubrir cómo hacer funcionar semejantes dinosaurios análogos.

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+ DIANA Perpetual Surrender Paper Bag, 2013 Dos electro geeks que le agregaron a sus frías melodías hechas con máquinas, la calidez de una voz femenina. Una mezcla entre Art of Noise, Sade y el saxofón omnipresente en todo pop ochentero.

JESSY Y SU POLYMOOG El siguiente encuentro fortuito con el porvenir de Jessy, sucedió al conocer a Jeremy Greenspan, de Junior Boys. A través de una amiga –que a su vez era hermana de uno de los miembros de dicho dúo también oriundo de Hamilton– se conocieron, intercambiaron ideas y reconocieron sus gustos en común. Le habló de los sintetizadores que le había dejado su padre y de cómo había estado, inútilmente, tratando de hacerlos funcionar. “Cuando comenzamos a trabajar juntos, Jessy estaba tratando de hacer música con un PolyMoog medio averiado. Es un sintetizador de los años 70, complejo y difícil de usar –recordaba Greenspan en una entrevista para RA durante la gira de promoción de Pull My Hair Back. “Gran parte del material que utilizamos para este disco era ella usándolo y sacándole jugo. Al final, teníamos un montón de sonidos completamente bizarros y locos, a partir de los cuales surgieron más sonidos e ideas”. Este sintetizador es, especialmente, reconocible y se encuentra en cientos de canciones; basta recordar cómo fue usado para componer una canción que resume toda una década: “Cars” de Gary Numan.

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FRASES CON PUNCH A tres años de su debut y después de haber perfeccionado una relación productiva con sus sintetizadores vintage, Jessy acepta que ha habido un cambio en la manera en la que aborda la música y, sobre todo, la lírica. “Siempre estuve un poco obsesionada con que las letras tuvieran un significado, que contaran una historia. El resultado siempre era… ¿no muy bueno?”, recordó durante una entrevista para Tinymixtapes en marzo pasado. “Tuve una conversación con Jeremy al respecto, que me iluminó mucho y dejé de tomármelo tan en serio. Comencé a enfocarme más en frases que pudieran atrapar a la gente, que no significan necesariamente algo en ese momento, pero que al pasar la canción, pueden cobrar sentido”. De pronto, los dinosaurios aparecen de nuevo, pues Jessy culmina así su comentario: “Es como los Beatles, ¿sabes? Ellos podían escribir una canción acerca de una pelota bajando por una resbaladilla”. ¡CÓMO DE QUE NO! Oh No es el título del nuevo disco de Jessy, e igual que en su debut, la producción corre a cargo de Jeremy Greenspan. Ya en enero de este año se dio a conocer el primer sencillo,

“It Means I Love You”, que utiliza un groove sostenido e hipnótico durante más de cuatro minutos, mientras los platillos y los bombos secuenciados se aceleran vertiginosamente, muy a la usanza del trap. En medio de este pegajoso coctel, la delicada voz de Jessy hace su aparición y se convierte en la protagonista. Su canto tiene un carácter platicado, susurrado y, sobre todo, seductor… Muy R&B, pero, a la vez, dulce como el pop y profundo como el dub. No por nada mucho se ha especulado en el sentido de que éste podría ser uno de los mejores discos del año. El segundo sencillo para promocionar el álbum no ha hecho sino mantener las expectativas muy en lo alto. “VV Violence”, estrenada en marzo, es una canción totalmente para la pista de baile. Con los mismos elementos, Jessy acelera los BPMs y el track se convierte en un exótico híbrido que mezcla los ambientes profundos del techno de Detroit con una actitud pop y una sensibilidad R&B en medio de un frenesí abiertamente house. Podemos afirmar que el disco valdrá la pena con la misma seguridad que pronosticamos que Jessy Lanza es una de esas presencias que llegan de vez en cuando para quedarse por mucho tiempo.

Crystal Castles Crystal Castles Last Gang Records 2008 Bajita la mano, uno de los mejores discos de la primera década de los 2000. Electropunk y ruido producido en 8 bits de manera desenfrenada e instintiva para hacer que las máquinas chillen.

Austra Feel It Break Paper Bag 2011 Profundo como un sintetizador análogo y sutil como deben ser las voces de los ángeles, el synth pop de este trío tiene una sensibilidad aguda. Canciones etéreas y azotadamente electro góticas.


Festivales

VIVE LATINO

La avalancha que nos empuja al futuro

TXT:: Juan Carlos Hidalgo FOT:: Arturo Lara y Feli Gutiérrez

En nuestro entorno a los 18 años obtienes la mayoría de edad, así que al festival le viene el año que entra lo que alguien llamaría madurez. La edición 2016 ha pasado y bien haríamos en comenzar a preguntarnos por el porvenir. Y también es oportuno subrayar algo que se suele pasar por alto: ¡es un festival iberoamericano de cultura musical!. Lo que ha permitido ampliar su estructura y alcances hasta convertirlo en un fenómeno difícil de abarcar y explicitar, pero siempre con la meta de ofrecer una fiesta que ningún otro evento ha logrado. El Vive, además de música, es la celebración de lo nuestro con los nuestros. El 2016 pasará a la memoria colectiva como el año que Café Tacvba tocó completo el Avalancha de éxitos –a 20 años de su publicación– y apareció con una sección de cuerdas, que le aportó hermosura a la presentación. Completada por una candente participación del arpista Celso Duarte. ¿Qué importa si la polémica bizantina hace vociferar si es rock o no es rock? ¿De verdad alguien puede molestarse por la aseveración de que ha perdido filo? Nada permanece estático y es imprescindible la renovación. ¿Qué nos hace seguir asistiendo si no el milagro del arte?

Rubén puede descender de un vocho suspendido en el aire y hacer que la parafernalia potencie el glamour y la experiencia estética. Cierto es que está edición debió tornarse morada y que de aquí y de allá llegarán los homenajes y las citas a Prince. En lo personal me quedo con las de Vicentico y Los Toreros Muertos, una banda que no se regodea en la nostalgia –instalados en un ardiente presente– y que hace del humor más despatarrado un arma de combate a partir de la inteligencia. No todos los días una verdadera leyenda del rock español pasea su charmé. Las multitudes más militantes se sintieron complacidas con esa murga gigante que montan Los Auténticos Decadentes; que no se nos olvide que esto es una fiesta. Por lo que el gozo pasó por la vuelta de Plastilina Mosh y el regreso a México de los catalanes Dorian –tan en su punto, tan explosivos–. Recordemos la expectiva que se ha creado alrededor de la carpa Momentos Indio, en donde se han presentado actos sorpresa desde hace ya varias ediciones, teniendo este año sobre el escenario a un súper combo integrado por Rubén Albarrán, Los Auténticos Decadentes,

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Panteón Rococó, Inspector, Ely Guerra, La Maldita Vecindad, Castillo (Jumbo), Jonás (Plastilina Mosh). Que bueno que los años y una apertura mental importante le dieron su lugar a Natalia Lafourcade. ¡Dejemos de tenerle miedo al pop de excelente factura! Esta mujer es una artista muy solvente e inspirada –vaya, hasta naive si se quiere–; su talento se desborda y tal parece que eso les cala a los Talibanes de la música. Pero que no se quejen, puede headbanguear con la aplanadora femenina que es Savages o bien optar por otros héroes de la pesadez como son Baroness o la parte thraser electro punk de The Prodigy. En 2016 habremos de insistir acerca de si se están desarrollando propuestas nacionales que logren convertirse en cabezas de cartel. Si por la gente fuera, Porter están listos para subir al podio. ¿Podrán recuperar el tiempo perdido en lo que se reinventaron por el cambio de vocalista? No me deja de rondar la pregunta: ¿se debe ser optimista tras esta edición? Las cubanas de Ibeyi sencillamente nos llevaron a rozar la gloria. ¿Se puede pedir todavía más? Me alienta saber que grupos como Pumcayó van en plan ascendente, que

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el hip hop se roza con la mejor poesía a través del español Nach y que Todos tus Muertos recibieron el trato de estrellas de leyenda que merecen. Habrá quien se interese por los manierismos de Bunbury y otros tantos que se imaginaron en los Balcanes con Goran Bregovic. En fin, festejemos por Gepe –en alza total–, por lo refrescante de The Chamanas y su combativa vocalista; ellos trajeron al Vive el recuerdo de José José y Los Ángeles Negros. Con mucho valor y soltura dejaban ir ese: ¡Viva México, guys! Sincero mestizaje. 2016 trajo su avalancha de éxitos y buenos augurios; de la champeta electrónica de los colombianos de Systema Solar al indie desprejuiciado de los argentinos Tototomás y los mexicanos Kill Aniston. El que sabe escuchar encuentra y los hallazgos no fueron pocos. Una celebración masiva como el Vive Latino es demandante, exigente, excitante, compleja. ¿Y acaso esos no son atributos del rock? Ese cadáver exquisito sigue danzando por más que lo maten o se suicide. Tiene un pacto de inmortalidad que nos hace sentirnos eternos mientras dura una canción y estemos delante de alguno de sus escenarios.


Festivales Aquí no se viene a discutir si la banda sobre el escenario es buena o mala; tampoco venimos a reflexionar sobre la producción del festival y nos importa un carajo el pasado, presente y futuro de la música. Este día fue hecho para desintoxicarnos de la vida, a través de más de 12 horas de música y sin ninguna oportunidad de pensar en otra cosa más que seguir moviendo las malditas articulaciones hasta vomitar. Hace calor y todavía es temprano. Me gustaría ver a Ryan Hemsworth, pero mi sed es insoportable, así que pasamos antes a una tiendita de conveniencia por un par de tragos baratos. Pero antes de entrar, nos llama la atención el excesivo ruido que emana una cantina de mala muerte. No dudamos en acercarnos y un malencarado hombre nos invita a pasar. Un par de cervezas, shots y varias cumbias son suficientes para idiotizar al cerebro; uno de nosotros voltea a ver el reloj y decidimos retirarnos a prisa, tomamos un taxi y tan sólo en tres minutos llegamos a las puertas del festival. Tras una larga fila, estamos dentro

y todo parece estar en el mismo lugar, lo cual – extrañamente– no es malo. Ceremonia parece tan confortante, pero antes de perderme en estúpidas reflexiones, recuerdo que faltan escasos segundos para iniciar Classixx; y justo como lo imaginaba, el show es intenso y adictivo, todos bailan y el sol nos ofrece sus últimos rayos de luz. Dos mujeres cerca comienzan a gritar porque han recibido pellizcos en las nalgas, pero a nadie le importa porque está sonando “Holding On” y el corazón sólo tiene espacio para cobijar el sonido de los sintetizadores que están frente a nosotros. Siempre es triste cuando un show termina, regresas a la realidad y te das cuenta de que la gente alrededor de ti no es tan amigable. Entonces, caminamos hacia la cerveza, nos encontramos a un par de conocidos; por mi parte, no quiero saludar a nadie, no me importa socializar, sólo quiero bailar y tomar cerveza porque aún somos jóvenes y eso es lo que se supone que debemos hacer: valernos todo. Sin embargo, rápidamente me doy cuenta de que soy el único amargado en la fiesta. El

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ambiente –para mi sorpresa– es amigable. Un grupo comienza a interactuar con el mío, surge un par de coqueteos, algo de una invitación a una fiesta después del festival y justo cuando me decido a intercambiar palabras con un tipo que estaba masticando un hielo, Bob Moses monopoliza todo sonido. El recuerdo de su música se inserta en mí: yo intenté socializar, pero si Ceremonia quiere que baile, entonces, obedeceré. El tiempo se vuelve confuso y en cuanto abro los ojos, me encuentro con que hay una nueva persona sobre el escenario. Lo que perciben mis oídos me desconcierta; si la música que está sonando tuviera un olor, sería a piel sintética, y si tuviera un color, éste definitivamente sería el negro. Hay una luz blanca que ilumina a un hombre que no sonríe, pero a nadie le interesan sus gestos siempre y cuando no pare ese placentero set que no deja de palpitar en el pecho. Uno de nosotros decide retirarse a otro escenario, en donde Titán está llevando a cabo un regreso con el “mejor show que haya visto alguien”, en palabras de esa amiga que decidió descansar un poco de nuestra

Esas ganas de sentirlo todo

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inmadurez. Yo creo que la capacidad de asombro es signo de salud mental. Un sorbo más y Flume retumba en toda el área. Alguien a mi lado vomita, mientras que dos amigas y un desconocido ponen en práctica un beso en trío. Se siente tan bien el sólo concentrarse en el sonido y a la imagen; toda conversación es violentamente interrumpida cada que Flume sube los graves y suelta un beat profundo. Decido salir por una cerveza, me tropiezo por culpa de una mujer que está tumbada sobre el pasto y ahora yo lo estoy también. Es la segunda vez que veo a Disclosure y, a pesar de que su música es increíble, su en vivo es impersonal y nada diferente a lo contenido en el disco. Así que mi atención se desvía por un momento en una plática con un desconocido sobre nuestras vidas, para luego retomar el baile. Estoy moviéndome solo, no me importa, así está mejor, no tengo por qué pensar en esto o en cualquier otra cosa porque me estoy desintoxicando de todo eso que no tiene trascendencia.

TXT:: Pablo Pulido FOT:: Feli Gutiérrez



NO BAJAMOS EL VOLÚMEN Y LA LOCURA INICIA otra vez. Miles de personas merodean en las principales calles de esa zona tan popular en los últimos años. De cierta forma la Roma y la Condesa, son dos grandes atracciones de la Ciudad de México, pero este día lucen tan distintas. Tienen colores, sonidos y olores que normalmente no pueden apreciarse. ¿Puede la música transformar la realidad a su impredecible voluntad? El tiempo no pasa en vano y Festival Marvin lo ha comprobado. Fue casi apenas ayer, cuando la revista celebraba su décimo aniversario con una fiesta en distintos locales de la ciudad, para después evolucionar a una completa plataforma de exploración cultural A pesar de lo sencillo que esto parezca, la lucha ha sido constante y ha visto su recompensa: un público que disfruta,

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experimenta y se alimenta de lo que ve sobre un escenario, un lienzo o una pantalla. Festival Marvin es la oportunidad de descubrir los talentos del mañana y recordar los nombres de culto, por ello su cartel con nombres relativamente desconocidos; el evento no pretende ser complaciente, todo lo contrario, está hecho para una sociedad que siempre exige cosas diferentes. Ésta es, entonces, su oportunidad. ESG, The Polyphonic Spree, Spoon y Lower Dens son los guías espirituales de esta edición; sus sonidos serán imprescindibles para celebrar el que estemos aquí, sintiendo la cultura, juntos. Cuatro voces dispuestas a generar la conexión más íntima que un público haya experimentado jamás.


En portada TXT:: Rafaél Villegas

ESG

DE CÓMO HERMANAR PUNK Y FUNK DEFINITIVAMENTE

Surgieron del Bronx en plena época de las pandillas; pusieron a bailar funk a los punk de Nueva York; conquistaron el Factory Club y el Paradise Garage; grabaron con Martin Hannett, le abrieron a The Clash en la Gran Manzana y su track “UFO” ha sido sampleado más de 400 veces igual por Beastie Boys, que por J Dilla, así que ya las escuchaste aún sin saberlo. Y son grandiosas.


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ay un hilo conductor que atraviesa los beats gordos y hiphopdélicos de “Geek Down” – una de las tantas miniaturas fabulosas que componen ese rompecabezas bautizado como Donuts de J Dilla–, pasa por la imprescindible “Yessir” –colaboración entre MF Doom y Raekwon–; cruza “Party And Bullshit” –el primer sencillo de un joven “Biggie”– y llega incluso hasta tracks de otros pesos completos del hip hop, como “Putting Shame In Your Game” de Beastie Boys o “The Night of the Living Baseheads” de Public Enemy. Este hilo del que hablamos es justamente otra canción que se llama “UFO” y fue escrita por tres hermanas provenientes del Bronx, quienes lograron publicarlo en 1981. Todos los tracks que acabamos de mencionar samplearon “UFO”, y en particular los tres primeros no existirían sin esta canción, pues hicieron de su groove de guitarra, el ingrediente principal de sus bases musicales. Y si hacemos caso a los registros de Who Sampled, ¡hay otras 424 canciones!, que han echado mano de los sonidos de “UFO” para poder existir. Así que lo más probable es que aún sin que sepas quiénes son las hermanas Renee, Valerie y Marie Scroggins y sin que le hayas dado play a un disco de ESG jamás, ya las hayas escuchado antes, de una u otra manera, pues ostentan el título de “una de las bandas más sampleadas en la historia de la música”. No hacían ni hacen hip hop, pero los raperos las han encontrado fascinantes desde los inicios del género. Definitivamente, el hip hop y mucha de la música para bailar que evade géneros no habría sido lo mismo sin ellas. La historia de ESG (Emerald, Saphire & Gemm, las piedras zodiacales de las tres hermanas) era en un primer momento un doble ejercicio de inocencia y sobrevivencia. Como muchos de sus contemporáneos del Bronx, las Scroggings crecieron rodeadas de un ambiente hostil –al respecto de la vida del barrio en esos años, puedes checar el documental Rubble Kings (2015)–. Buscando alejarlas de todo esto, su madre les dio acceso a diversos instrumentos musicales, pero ninguna instrucción formal. Y como ellas mismas narran, lo último que buscaban era crear algo revolucionario o cambiar el curso de la música. Sin embargo, lo hicieron. Pese a su sonido extremadamente funky, en un inicio la vida las colocó más cerca del punk, el no wave y new wave, al lado de otras bandas como Liquid Liquid o Bush Tetras, que del soul y el funk, en términos de público y etiquetas; tanto así que generaron un estrecho vínculo con Factory Records y, con el tiempo, se volvieron estandarte de una movida sonoramente radical y difícilmente clasificable que prefiguraría a la explosión neoyorquina de “post post-punk bailable” que conocemos de The Rapture, !!! y todo DFA Records. También estuvieron perfectamente integradas en lo que se cocinaba a principios de los 80 en la escena de música bailable en Nueva York, un movimiento que, con la participación de un buen número de personajes afroamericanos, gays y de sangre latina, contribuiría al nacimiento y difusión de la música house. De hecho, hay un dato que nos puede decir mucho sobre lo particular que ESG resulta ser

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en la historia de la música: es la única banda que se puede jactar de haber tocado en vivo tanto en la inauguración del Factory Club, como en la clausura del legendario club Paradise Garage de Michael Brody y Larry Levan en la Gran Manzana. Además, ¿quién crees que abrió los conciertos de Public Image Limited o The Clash cuando ambos grupos visitaron Nueva York? Charlamos en exclusiva vía telefónica con Renee: Sabemos que vienes de una familia en la que ambos padres estaban relacionados con la música, pero ¿recuerdas algún momento en particular de tu niñez en el que de la música se te haya presentado un camino a seguir, algo que realmente te emocionara tanto como para quererlo hacer un modo de vida? Renee Scroggins: De hecho sí: desde niña veía programas musicales en la televisión, en particular uno que salía en PBS que no me perdía, en el cual había gente concursando haciendo música. Yo lo veía y jalaba a mi madre al televisor para decirle: “Mamá, yo sí que puedo hacer eso, ¡yo puedo hacerlo! Y a partir de eso, ella me regaló instrumentos musicales en una Navidad y me dijo: “Anda, ve y hazlo”. “UFO” es, sin duda alguna, la canción más emblemática de la banda, además de estar incluida en su primer lanzamiento. Háblanos un poco de ésta. En ese entonces, estaba la fiebre de Star Wars y Close Encounters de la cual yo era parte, así que fue muy natural relacionar a los OVNIs con la música. Nosotras crecimos en unos projects (lo que en México conocemos como multifamiliares), algo que es muy urbano y muy ghetto. Así que me pregunté: ¿qué pasaría si un OVNI aterrizara aquí, en la mitad de estos edificios urbanos? Así nació “UFO”. El primer concierto que diste con tus hermanas, el del Mechanic’s Hall, se volvió legendario; eran ustedes unas chamaquitas, tenían apenas tres o cuatro canciones, tocaron para una bola de punks, y aun así, la rompieron… Así es, fue la primera vez que yo veía a tantos punks concentrados en una audiencia, así es que fue impresionante; por supuesto que recuerdo los cortes y los pelos teñidos, nunca había visto algo así. ¿Recuerdas sus reacciones? ¡Nos amaron! Yo estaba sorprendida; teníamos sólo cuatro canciones, así

que cuando nos pidieron un encore, no nos quedó de otra más que volver a tocarlas. En ese entonces, tu mamá iba con ustedes a todos lados y las cuidaba, lo cual contrastaba supongo con el ambiente medio hostil y nihilista que se respiraba en la escena punk, una banda de niñas escoltadas por su madre... Y nos llevaba sándwiches. A ella también le fascinaron los punk; creo que incluso más que a nosotras. Probablemente, en un principio estaba preocupada, pero al ver la reacción de los punk, no pudo hacer otra cosa que no fuera sentirse orgullosa de sus hijas. Por esa tocada nos pagaron la increíble cantidad de 150 dólares, de los cuales aún conservo el recibo. Ustedes entraron al estudio con Martin Hannett, quien se volvería una figura de culto con el paso del tiempo. ¿Cuáles son tus memorias de haber trabajado con él? ¿Cómo concebía desde su rol de ingeniero nociones como ritmo y sonido? Yo no tenía idea de quién era él, ¿ok? No había ego, no teníamos la necesidad de impresionarnos mutuamente, así que lo que recuerdo es que era un tipo dulce y respetuoso; nosotras éramos chicas extremadamente jóvenes, así que mis memorias de él se reducen a un tipo profesional y tremendamente caballeroso. Cuando ustedes lanzaron el EP , lo hicieron a manera de protesta, pues prácticamente nadie de los cientos de artistas que las sampleaban les pagaba un quinto por hacerlo. En esa época, también levantaste tu voz contra la violencia y el sexismo en la música urbana negra. ¿Crees que han mejorado las cosas actualmente en el hip hop? No puedo ver con buenos ojos la violencia en ningún nivel. Es horrendo. Nadie debería estar haciendo música que hable violentamente de las mujeres. Desgraciadamente, no creo que esto haya mejorado. Y en lo particular, me causa escozor cuando mi música es sampleada para crear canciones violentas. En cuanto al tema de los derechos de autor, pienso que cuando alguien samplea la música de otro, el que lo realiza sabe perfectamente lo que está haciendo, no puede fingir demencia. Lo que pienso al respecto es “si vas a samplear mi música, debes acercarte a mí de la manera correcta”. Ustedes son un caso típico de la banda que fue acumulando notoriedad conforme el tiempo. Incluso, cesaron actividades un buen rato, y en esos años, se volvieron de culto y me atrevería a decir que ganaron más reconocimiento en ese momento que en su primera época. ¿Estás satisfecha con el lugar que la historia le ha dado a ESG? Sí, completamente. Nosotras salimos a hacer nuestra música. Nunca quisimos cambiar al mundo. Buscamos divertirnos. En ese sentido, estoy contenta y satisfecha con lo que logramos, que nos conozcan en todo el mundo y nos inviten a tocar en festivales como el de Marvin en México, eso me mantiene feliz. Todavía grabamos, salimos de gira y ayudamos como consultoras a otras bandas. El hecho de que grupos actuales como Franz Ferdinand nos inviten a grabar dice mucho de lo que hemos alcanzado.


En portada TXT:: Andrés Díaz

THE POLYPHONIC SPREE

EN BUSCA DE LA GRANDEZA

La religión y la música son parecidas. En ambas es necesaria la presencia de gente entregada, que tire trincheras para crear un espacio colectivo, en donde encontrará a otros seres con sus mismos intereses y puedan crear un paraíso particular. Una vez reunidos, todos disfrutarán una “ceguera parcial” –dirán algunos– para concentrarse ya sea en un Dios todopoderoso o, simplemente, en melodías que tocan el alma.


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usto este concepto es el que refleja una “secta” llamada The Polyphonic Spree, un autodenominado grupo sinfónico de rock proveniente de Dallas, Texas, en donde las túnicas de colores son el uniforme de trabajo de un gran coro de voces que, en cierta manera, es la perfecta analogía de unión al crear una sola voz compuesta de distintas personalidades, así como de una armonía con trompetas, violines, chelos, arpas y flautas, entre otros instrumentos musicales. El supervisor de esta comunidad es Tim DeLaughter que, lejos de ser una figura omnipotente como “El Líder” del capítulo de Los Simpson, es alguien quien busca que esta unidad se mantenga e, incluso, se engrandezca. Y es que parte esencial de la naturaleza de Polyphonic Spree es magnificar las canciones hasta casi volverlas himnos; sobre esto, Tim nos dice: “Interesante… Creo que tu percepción es muy romántica. Tal vez en cierto punto es un intento inconsciente. Gran parte de mis canciones son hechas en un estado de improvisación, y el único modo en la que puedo completar la idea es estar inspirado por el camino que toma la canción, ya sea por medio de las cuerdas, la letra o su misma dinámica. En ese momento, me vuelvo un maniático porque así he escrito durante toda mi vida”. Una manera de notar la búsqueda de lo grandioso es al escuchar los covers que han hecho, los cuales van desde la memorable “Lithium” de Nirvana, “Heart Of Gold” de Neil Young, “Sgt. Peppers Lonely Heart Club Band” de The Beatles y más recientemente a David Bowie. Al preguntarle acerca de cómo hace la selección de su próxima “víctima” y en qué se fija al momento de adaptarlas, nos comenta: “¡Me encantan los coros! Algunos de los covers que hacemos, los hacemos porque podemos, ya que tenemos todos los instrumentos necesarios para tocar cualquier gran canción pop. Cuando tienes esa libertad, el mundo es tu ‘ostra’”. Recientemente, formaron parte del tributo The Music Of David Bowie, que se llevó a cabo en el Carnagie Hall y el Radio City Music Hall de Nueva York. No fue una cuestión de azar o de una buena relación pública;

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más bien, existió una interesante convivencia con Bowie en el año 2004 cuando los invitó a ser los teloneros de su gira. La canción que los uniría sería “Slip Away”: “La escogimos para el tributo porque cuando estábamos de gira, David llegó y me dijo: ‘Tengo una canción que creo que sería bueno que hiciéramos juntos’. ¡Yo por supuesto contesté que sí! La canción la hicimos una noche y le gustó tanto, que la hicimos juntos el resto de la gira. Creemos que esa canción la escogió para nosotros, así que pensamos que es la que debíamos tocar en el tributo… Aunque le agregamos al final también algo de ‘Memory of a Free Festival’”. Al ser el personaje central de un gran número de personalidades, en Tim recae una responsabilidad de peso. Él debe conocer las fortalezas y debilidades de cada uno de sus integrantes para así sacarles el mejor provecho. También debe adaptarse al constante movimiento de personas, ya que desde sus inicios en 2000 ha visto entrar y salir a más de 30 integrantes, entre ellos la grandiosa Annie Clark, mejor conocida como St. Vincent, y debe recobrar la dirección para evitar un desbalance. Sobre esto nos dice: “Siempre hay un sentimiento de tristeza en mí porque cuando alguien se va, es el fin de un sonido particular que estuvo presente en un determinado régimen. Pero también es emocionante porque nunca sabes qué dirección va a tomar el grupo cuando nuevas voces se integran. Hemos sido los suficientemente afortunados para siempre sentir que nos regeneramos, por lo que la musicalidad continúa superándose y prosperándose”. Afortunadamente, en la próxima edición del Festival Marvin, tendremos una segunda oportunidad de comprobar cómo esta energía ha ido mutando. La primera fue en el Vive Latino, en donde sí hubo clic con el público. Ésa fue nuestra percepción, pero Tim lo confirmó al preguntarle acerca de qué lugar en el que se haya presentado ha sentido que ha encajado perfecto con su música: “Me encanta México, su gente y su cultura, sentí una verdadera conexión con ustedes. Hay un espíritu desenfrenado que resuena en mí cuando voy. He tocado en muchos lugares alrededor del mundo, pero fue muy diferente cuando tocamos en el Vive Latino porque hubo un muy bello intercambio entre nosotros y fue algo innegable. Me encanta volver. Siento que The Polyphonic Spree pertenece ahí”. Por la naturaleza de su música, varios temas han aparecido en películas y series de televisión, siendo la de Eternal Sunshine for a Spotless Mind

una de las más emotivas. Como compositor, seguramente Tim tuvo cierta idea de cómo se debe ubicar la canción, pero hay otros creadores que la adaptaron a sus propios universos. Los resultados en general han sido buenos y Tim nos comenta al respecto: “Creo que el sentimiento siempre ha estado ahí correctamente, hemos sido afortunados de que tanto la gente con que hemos trabajado, como los que lo reciben lo hayan experimentado tal y como lo pensamos”. Retomando la idea de la relación entre la religión y música, le preguntamos a Tim sobre cuál sería el papel que desempeñan las canciones: son simplemente una manera de expresar algo o sirven para elevar la mente de tu audiencia: “Para mí, la música es un catalizador de ideas para sentirse bien. Necesito esto porque batallo con muchas personas y veo sus cuestionamientos sobre que están bien o mal. A mí me mantiene vivo; sin la música todo se iría abajo”. Ahora bien, si The Polyphonic Spree realmente fuera un grupo religioso, ¿cómo sería el cielo ideal para sus seguidores? Tim asegura que sería un mundo suave con la mitad de la gravedad que tenemos en la Tierra, donde la risa sería el lenguaje y la imaginación nos definiría. No es difícil recrear esto cuando entras en trance al escucharlos e hiciste a un lado barricadas mentales y te dejas identificar con ellos y con personas que te rodean que sienten lo mismo. ¡Caray! Para qué necesita uno la religión cuando tenemos la música a la mano.


En portada TXT:: Juan Carlos Hidalgo FOT:: Tom Hines

SPOON

EL SONIDO Y LA FURIA DE UNA BANDA TEXANA

Sin problema podríamos instalarnos en lo superficial y capturar una postal de una multitud emocionada cantando con todas sus fuerzas la letra de “Do you”. Y es que They want my soul (Loma Vista, 2015) –su octavo LP– se convirtió en un asunto de masas, en el culmen de una carrera que ya se prolonga durante más de veinte años. 44

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as apariencias engañan y la superficialidad también; detrás de un nombre tan nimio como Spoon no hay la evocación de un implemento básico de la cocina y la alimentación sino una referencia al thriller Das Messer, cuyo banda sonora fue compuesta por esa cumbre del krautrock que son los alemanes Can y que incluía un tema con esa palabra. Desde el comienzo, Britt Daniel (voz y guitarra) y Jim Eno (batería) no se lo pusieron fácil y ahí donde aparentaban entregar melodías y estructuras sencillas, siempre han encontrado la manera de incorporar elementos de americana o alt country a una base de indie rock. Lo que en el exterior parece simple contiene varias capas que hacen interesante su lectura y asimilación. Porque también hay que ponderar que la geografía es destino, y estamos ante una banda que se formó en Austin, Texas, y ello deja una impronta cultural que no puede soslayarse. No es fácil adaptarse a un estado que por un lado ha propiciado la convivencia interracial, pero que no está exento de radicales racistas a los que se ha llamado “rednecks”. Las canciones de Spoon pudieran sonar para acompañar las historias de Cormac McCarthy, el inmenso escritor norteamericano al que se asocia con ficciones apocalípticas, sagas del Oeste y, lo más importante, con el gótico sureño; una vertiente que deja atrás al costumbrismo para proponer que en aquel territorio pueden suscitarse acontecimientos siniestros. El escritor llegó de su nativo Norte para instalarse en Texas y dar cuenta de tramas como la de Ciudades de la llanura (1994) y que cierra su prestigiada Trilogía de la frontera. En ella, John Grady Cole, de 19 años, trabaja en una hacienda ganadera al sur de Alamogordo, Nuevo México, cerca de las ciudades fronterizas. Durante una visita a un burdel, se enamora de una prostituta y le propone matrimonio. El encargado del tugurio es un cuchillero con el que terminará peleando hasta morir. Una tragedia que transcurre entre pastizales, caballos y personas salvajes que buscan salvar sus tierras de la amenaza del Departamento de Defensa para expropiarlas y construir bases

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militares; al tiempo que se juegan el destino a puñaladas. Esas Ciudades de la llanura parecerían una fuente inagotable para Spoon y escribir canciones durante su etapa de madurez, que tiene en Gimme Fiction (2005) –de simbólico título– uno de sus puntos creativos más altos. Lejanos en el horizonte se verían sus comienzos con Telephono (1996) –un debut todavía algo dubitativo– y A series of Sneaks (1998), cuya última canción es “The agony of Laffitte”, tema en el que anhelaban tener una historia de amor de madrugada viajando en un taxi de Los Ángeles. Precisamente es en Gimme Fiction que se incorpora Eric Harvey (teclado, guitarra y percusión), y la formación va ganando cohesión y estabilidad. Esas maneras de indie más puro e instinto punk se van diluyendo para que el rock entrará en maridaje con destilado de americana. Daniel se iba clavando más en lo que Austin les aportaba como ciudad. No sólo las carreteras secundarias, las gasolineras y los bares le brindaban instantáneas memorables, le encantaba pasar por pequeñas tiendas de vinilos como Waterloo Records, donde encontraba joyas con las que comparar su labor de orfebrería sonora. Pero lo importante es que la nostalgia no lo dominaba, le abría el panorama mientras mantenía firme su postura: “Hay formas de inspirarse en el pasado sin tener que copiarlo”. En corto tiempo ya habían pasado por Matador y Elektra, ahora residían en Merge Records y el proyecto entero iba en alza. Fueron saltando circuitos y escenas, trepando hasta recintos más amplios e importantes. A mitad del 2007 lanzan Ga Ga Ga Ga Ga y debuta en 10 de la lista Billboard 200. Para la expectativas de la industria, se encaminaban hacia eso que podría denominarse rock de estadio, dado que aunque tardaron tres años en venir con nuevo disco –el séptimo– Transference vendió 53 mil copias tan sólo en su primer semana y se instaló en lo alto de muchas listas, pero lo importante es que el grupo optara por anunciar un inesperado parón de actividades. Querían hacer las cosas a su manera.

Jim Eno –que tiene su estudio propio– produjo a !!! y The Heartless Bastards, entre otros encargos; Eric Harvey grabó un disco solista y Britt Daniel, formó Divine Fits con el canadiense Dan Boeckner. Una vez que transcurrieron cuatro años se comunicaron con Rob Pope (bajo) para concebir They want my soul, un retorno que les representaba un reto enorme; Daniel lo tenía claro de nuevo: “La experiencia no te previene de hacer una porquería. Hay muchos artistas que sacan sus peores discos cuando ya se han consagrado. Teníamos que estar muy concentrados”, le contó al excelente escritor Miqui Otero. Y no se anduvieron por las ramas; pensaron en alternar dos productores y arrancaron con Joe Chicarelli, figura mainstream del estudio y colaborador de Morrissey, entre una lista larguísima. Luego se instalaron en Fredonia, Nueva York, durante un invierno inclemente con Dave Fridmann, adorado por sus trabajos con Mercury Rev y The Flaming Lips. El barroco personaje les puso incluso El resplandor durante el encierro para estimular la experiencia y les dedicó más tiempo del esperado. Acerca del proceso, Eric Harvey hizo un recuento: “en términos de evolución, los demás traen a la banda sus propias influencias para proveer texturas y sonidos diferentes. Todos son muy curiosos cuando estamos grabando canciones, atravesamos por diferentes acercamientos y experimentamos hasta que todos estemos de acuerdo en cuales fueron los más exitosos, luego las cosas que no funcionan las dejamos atrás. La evolución requiere de experimentación, mucho trabajo y muchos fracasos”, en conversación con María Rojas a su paso por Colombia (para tocar con Pearl Jam). A estas alturas estamos ante una banda con un sonido robusto y poderoso y muy inteligente en sus letras. No es difícil establecer un vínculo con Wilco y My Morning Jacket –otro par maravilloso de heterodoxos–. La banda es conducida por un tipo que critica a todos esos estafadores líderes religiosos y sus “fines adoctrinadores, económicos y políticos, y que cada vez tiene un papel más relevante en mi país”. Spoon no sólo presumen de un repertorio cargado de electricidad y potencia, tienen mucho por decir y basta escuchar con atención: “Creo que Donald Trump es un puto idiota y estoy en desacuerdo, prácticamente, con todo lo que defiende el partido republicano. Respecto al tema de la inmigración, estoy a favor, por supuesto. Todos hemos sido inmigrantes en algún momento. Echar a un inmigrante de Estados Unidos sería como sacar a alguno de nuestros ancestros, cuando ellos vinieron. Es increíblemente insultante y espero que ninguno de los que piensa así, llegue siquiera a estar cerca de la Casa Blanca”, externó Jim Eno a la periodista Javiera Tapia, antes de ir a tocar a Chile. A la hora que se pone en tela de juicio el aporte y sentido del rock en el agitado panorama de la música contemporánea, Spoon tiene fuertes argumentos para alegar en su favor y mostrar todo lo que se agita bajo la superficie.


En portada TXT:: Orquídea Vázquez

LOWER DENS

LA BÚSQUEDA DEL RELEJO GENUINO

Un sutil misticismo circunda la figura de Jana Hunter, líder de Lower Dens y la Tiresias del mundo musical, que a través de Escape From Evil nos acerca a la intimidad de su mundo, a lo cálido de lo físico y lo peligroso de las conexiones humanas.

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e trata del tercer disco de la banda –su material más accesible hasta la fecha–, donde un exquisito retropop de producción excelsa, acompañado de guitarras new wave y sintetizadores de recuerdos ochenteros, nos susurran al oído postales de amores complejos, narcicismo, amistad, traición y miedos. Hunter, músico que desde hace tiempo ha señalado lo complejo de habitar la industria sin identificarse como hombre o mujer, nos dio la oportunidad de conversar sobre su disco y lo que significa atar dos medios mundos en un mismo espacio: su seductora música. Escape from Evil es un trabajo muy directo y confesional. Sé que estuvo inspirado en temas muy íntimos. ¿Qué sensación provoca que vivencias tan personales contribuyeron a crear un gran disco? Hablar de nuestros deseos, de nuestras complicaciones e intentar ver a través de la gente, es una gran inspiración. Pensar cómo todos estamos tratando de aterrizar nuestra vida, lidiando con conflictos o queriendo evitar tragedias. Es inevitable no tener momentos de esos en la vida y que eso sea parte de la sustancia inicial de una canción es la forma más honesta que tengo para relacionarme con la gente. Buscabas obtener cierta ligereza para este álbum y creo que terminó generando una dualidad entre lo pesado y lo liviano… Un juego similar al que Kundera plantea en La insoportable levedad del ser… Creo que mucho del buen arte va en busca de la honestidad y el conocimiento. Existen diversas fuerzas que actúan sobre nuestra vida y a lo que me refiero cuando digo que quiero que la música sea ligera es que pueda abordar temas densos con levedad. Quizá tiene que ver con cómo yo lidio con asuntos difíciles en mi vida y con cómo veo a otra gente. A veces les miro con problemas y se torna bello, su lucha es hermosa. Los conflictos son la base para el baile y la celebración: algo que también quería en el disco. “Electric Current” es un gran tema, ¿en qué está inspirado? Base la letra en la línea del bajo; quería una vibra intensa, sexy y misteriosa. Terminé escribiendo acerca de una relación sexual/romántica complicada.

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¿Es más difícil escribir acerca de amor o de una relación fugaz? Estoy en un punto raro de mi vida en el que no diferencio ambas cosas. Cada vez que tengo una relación intima con una persona, aunque sea muy breve, expongo mi persona y trato de hacerles sentir comodidad; apreciarnos el uno al otro, incluso si sólo estamos apreciando cuán sexy somos. Personalmente, creo que hay mucha información en ambas situaciones, ya sea una compleja relación romántica o un encuentro breve, se trata de apreciar y amar todo lo que son porque en ese instante estás con ellos. Roland Barthes pensaba que las personas no pueden ser ellas mismas cuando están frente a una cámara, pues automáticamente se convierten en alguien más, comienzan a actuar como la persona que creen ser o como la persona que quieren que piensen que son. ¿Crees que un proceso similar sucede cuando estás arriba del escenario? Definitivamente, creo que hasta es así cuando sales de casa. Todos hacemos cosas en nuestra casa que nunca haríamos afuera. En el escenario tienes la oportunidad de trabajar por un largo tiempo lo que le quieres presentar a la gente. Cuando subo expongo una parte muy genuina de mí pero, asimismo, he elegido precisamente qué parte mostrar. Exageró algunas cosas y omito otras, porque sé lo que quiero comunicar a la gente y no quiero dejarlo al azar… Quizá a veces un poco. En general quiero mostrar la versión de un personaje de mí misma, para que sea posible comunicar precisamente lo que quiero comunicar y no algo más que distraiga o haga perder el impacto. La gente suele imponer una imagen gloriosa al artista, como de héroe. ¿En qué momento crees que un artista se puede convertir en uno? Yo aprecio como héroe a la gente que sacrifica algo de sí misma por alguien más. Inmediatamente me viene a la mente Nina Simone, ella es una gran inspiración, sacrificó tanto de ella misma, de su vida y de su carrera para luchar por los derechos de otros. Le hablaba a la gente y representaba algo muy honesto, tomó muchos riesgos y sufrió por ello. Para mí ella merece mucho honor en su memoria. ¿Alguna vez piensas que tú podrías convertirte en esa especie de héroe? Creo que no puedo permitirme llegar al punto de pensar en mí misma así, sería como ponerme en medio de dos espejos y ver mi reflejo, se convierte en un efecto de retroalimentación, te pierdes en la vanidad si piensas demasiado en tu lugar en el mundo y cómo te ven los demás.

La negatividad y el dudar de uno mismo es común en los artistas; aunque son elementos que pueden empujarnos a ser mejores también pueden salirse de control. ¿Tú cómo controlas eso? ¿Cuándo sabes que has ido demasiado lejos? A veces no te percatas de ello y, sin embargo, te encuentras atrapado en la demencia. Pienso que es importante ser muy introspectivo para poder estar consciente de qué está pasando contigo y qué efectos tiene el mundo en ti o qué efectos tú estás teniendo en el mundo y en la gente a tu alrededor. Me parece muy importante hacerlo desde una perspectiva en primera persona, no puedes dejar que otros te lo digan, debe venir de tu propia experiencia para poder descifrar tu camino en la vida y lo que puedes llegar a lograr. Creo que como músico, atesoras tener la voz para hablar de temas como la misoginia o tu identidad de género, sin embargo, ¿alguna vez se vuelve tedioso que te pregunten acerca de ello? No realmente, lo veo más como una conversación intercultural que se está dando sobre género y sexualidad; a pesar de lo tan difícil y extraño que puede ser lidiar con esos asuntos en mi propia vida, para otras personas es muy sofocante porque se les presenta de forma distinta. Quiero ser parte de ese movimiento que intenta mejorar las cosas y hacerlas soportables para las personas que viven vidas complicadas por lo poco que los demás saben acerca de la gente trans y acerca de cuán difícil puede ser la vida de una mujer. Me pongo muy feliz de hablar de ello cada vez que tengo la oportunidad. ¿Crees que ha habido un progreso en esos temas? Veo que cada vez más gente habla de ello, pero yo no lo estoy experimentando en la forma que otras personas lo están haciendo. Supongo que hasta que vea que ya no es necesario dejaré de hablarlo, pero por ahora creo que sigue siendo útil. Hablar tiene un propósito, creo que es la única cosa que realmente puede ayudar. Mientras que las cosas no cambien y la gente no obtenga respeto en las calles, si cada uno tiene una conversación con otra persona, podríamos lograr que poco a poco cambie la forma en que pensamos.



AVENTUREROS CUANDO UNA PUBLICACIÓN querida y respetada como National Geographic ha dedicado sus páginas a mostrar la geografía, la arqueología, las ciencias naturales, el estudio de las culturas del mundo, la historia y la promoción de la conservación del medio ambiente y del patrimonio histórico, con la misma curiosidad y desde nuestra humilde trinchera, Marvin ha dedicado estos 15 años de trayectoria a reflejar todo lo que nos apasiona en el mundo de la música, el cine, la literatura y el arte que hoy nos rodea; a los talentos consolidados que por una coincidencia han mantenido caminos singulares, de mano del talento emergente que llega para sorprender a todos. Pero esta labor demanda una búsqueda, a veces, casi una cacería. Y cada búsqueda es una aventura; desde elegir al objeto de la caza, hasta recabar todo lo que pueda decirse de ello y seleccionar las consideraciones más interesantes en pos de estimular una conversación rica, dinámica, curiosa, íntima. En este número tratamos de darle la vuelta a la lente para intercambiar papeles con el objeto de nuestras aventuras y escudriñar los motivos de ser de quienes, al estilo National Geographic, abordan la disciplina propia con espíritu de aventura. Quienes más allá de estallar bajo el reflector agarrando a dos manos la atención de todos, no para en su búsqueda con el propósito elemental de “ver qué pasa”. Por supuesto, entendiendo que la recompensa no está en el tesoro, sino en el camino hacia él. En la aventura.

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De Fondo

Confesiones de un mal deportista y aventurero TXT:: Víctor Carrancá

No soy deportista. Disto de serlo. De hecho, soy la clase de personas que, desde pequeño, parecen condenadas a hacer el ridículo en cualquiera de estas prácticas: recuerdo aquellos malos episodios en el futbol, en el voleibol, en aquella competencia en la que escuché el abucheó del público cuando mi salón de clases perdía por mi incapacidad para atinarle a una canasta en menos de 50 lanzamientos.

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CON EL PASO DEL TIEMPO, el deporte extremo presentó una alternativa a esta falta de talento. Quizás la descubrí demasiado tarde. Aun así, comprendí su fórmula: ahí no se necesita destreza. Se requieren huevos. Inicié con el vuelo ultraligero. La primera vez que subí a un “tres ejes” pensé que mi personalidad (ansiosa, estacionada en lo racional, demasiado temerosa para explorar) sufriría un ataque de nervios con el despegue. Sin embargo, una vez en el aire, sucedió lo contrario: una mutación de las fórmulas químicas que dominaban mi mente. Llegó la epifanía: el mundo es demasiado inconmensurable para preocuparse tanto. Al poco tiempo, aprendí a volar en trike en compañía de mi padre. Acudíamos a Tequesquitengo cada fin de semana. No tardó en acontecer el primer accidente: un aterrizaje forzoso que concluyó con un choque contra un árbol y, de ahí, contra el alambrado de púas que demarcaba el terreno. Recuerdo que, mientras nos precipitábamos contra la pista de aterrizaje, consideré la posibilidad de no salir con vida del impacto. Incluso así, no sentí arrepentimiento. La comprensión de que en la vida pocas cosas son controlables es apacible. La ilusión de que uno decide sobre lo que nos rodea se desvanece. Pensé que ahí terminaría ese extravío de carácter, que finalizaría aquella inquietud por llegar más alto, por encontrar experiencias que satisficieran una necesidad de probarme algo (el “qué” se me evade, se me desliza entre los dedos, aunque aún hoy lo siento); no obstante, hay caminos que, una vez andados, no pueden retrocederse. Siguió el buceo, el alpinismo, la escalada en roca. Probé el paracaídas, el río subterráneo, el parapente, el hang gliding. Exploré, pues, las alturas y las profundidades. Comprobé, eso sí, que no tengo talento natural para realizar estas actividades. Que jamás llegaré a competir en alguno de estos rubros y, menos, a sobresalir dentro de ellos. Nunca he dejado de preguntarme (otros también alientan esta duda) por qué no seguir recluido en los libros, en la creación literaria y en el espacio (eso sí, mucho más peligroso) de ese otro pasatiempo.

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Dejé que mi afición me llevará a explorar nuevas fronteras. En México, las cumbres del Iztaccíhuatl y el Citlaltépetl; las cavernas del río subterráneo San Jerónimo en Guerrero; los pasillos del Riva Palacio en las aguas de Veracruz. Llegué, también, a las profundidades de Grand Cayman. Buceé en compañía de tiburones en Bahamas. Llegué, así, hasta la Cordillera de los Andes: al Cerro Pintor y al Marmolejo. En uno de estos viajes conocí a Guillermo Palma, alpinista consagrado que ha explorado las cumbres más altas y exigentes de América Latina. Con él planeé mi regreso a Chile. Estuve, primero, unos días en Valparaíso, donde presenté mi primer libro, El espejo del Solitario, en la Universidad de dicha localidad. Unos días al nivel de mar, al amparo del carmenere, los terremotos y la cueca. Después, vendrían las alturas. El grupo que llegaría a la cumbre del Marmolejo estaba compuesto, además de los guías de High Mountain, por dos italianos: Enrico y Diego Valleferro, quienes, en Cortina d’Ampezzo, a los pies de los Dolomitas, forman parte del grupo de rescate alpino conocido como Gli Scoiattoli (Las Ardillas). Montamos el campamento en Cabrerío, al final del Valle de San José del Maipo. Por tratarse del verano, esperábamos temperaturas que podían alcanzar una sensación

térmica de -30ºC. La primera noche, todo era expectativa. También soledad: el Marmolejo no es una montaña que frecuente el turismo. Se trata, de hecho, de un lugar completamente aislado. Durante el camino hacia las faldas de la montaña, nos encontramos con sólo dos visitantes: provenían del Volcán San José. Uno de ellos presentaba inicios de gangrena en una mano. Después del campamento base, subimos hasta 4,100 metros y, de ahí, al campamento 2, a 5,000 metros de altura. Los siete días requeridos para hacer cumbre cobraron su deuda. En el trayecto, la mochila se hizo cada vez más pesada. Solamente en una ocasión había experimentado el llamado “mal de montaña”. Sucedió en el Iztaccíhuatl, cinco años atrás. Las montañas en México presentan retos diferentes a las de los Andes (el turismo inexperto es, de hecho, característico entre estos). La aproximación es corta y es posible descender en un día hasta las zonas pobladas. En el caso de los Andes, las largas distancias recorridas, el frío y el aislamiento, presentan una complejidad de otra índole. Para la tarde, el mareo y el dolor de cabeza se habían acentuado. Empecé a perder la noción del tiempo al caer la noche. Para cuando montamos campamento, la anécdota se transforma en aportes de terceros y algunos intervalos de lucidez. Empecé a acumular agua en los pulmones para la madrugada. Debo elogiar, en este punto, la determinación de los guías y los dos alpinistas italianos que me acompañaban en la expedición (después de todo, para bien o para mal de algunos, ellos me salvaron la vida). Como si fuera cosa obvia, decidieron renunciar a la cumbre e iniciar el regreso al amanecer. A pesar de que la actividad consistía, ahora, en descender la montaña, la tarea se hizo más ardua. El edema pulmonar empeoraba y, con éste, disminuía la velocidad de nuestros pasos. Montamos campamento. Las cosas se agravaban con velocidad. Recuerdo la respiración estertórea, los escupitajos de sangre, la resolución de que había llegado el final. Se habló de la posibilidad de solicitar un helicóptero. Sin embargo, se determinó que llegaría demasiado tarde. Partí con Guillermo de madrugada, amarrado a una cuerda y sin mochila en los hombros. El resto de los integrantes se encargaría de portear el equipo. Durante el trayecto, yo tropezaba y caía a cada paso. Si me sujeto al recuerdo, caminamos el doble de lo que ascendimos. Las distancias fluctuaron de manera caprichosa. Una vez en el campamento base, me detuve a contemplar la montaña. No podía hablar. Los pulmones apenas sostenían algo de aire. La majestuosidad del Marmolejo, literalmente, me había robado el aliento. De vuelta en México, me enteré, al poco tiempo, del fallecimiento de otro alpinista en el Marmolejo. Desconozco las razones de su deceso. La montaña, después de todo, había cobrado su deuda. Inevitable acudir al lugar común: “Ese pude haber sido yo”. Aun así, regresé a las alturas al poco tiempo. Es una historia sencilla. No es meritoria de elogio ni dramatismo. No nací con talento para los deportes. Pero sí con una sed de experiencias extremas.


Marvinismo

AVENTURAS SÓNICAS DE AYER Y HOY TALENTOS MUSICALES POCO ACCESIBLES TXT:: Alejandro Mancilla @nosoymoderno


ROMPER CON TODO siempre ha sido la consigna de los futuristas, esos que se aventuran a viajar al lado oscuro de la luna y reinventar sonidos y tendencias que definen épocas; los que saben que las cosas no cambian para quienes se quedan inmóviles porque el elemento que genera la combustión en la fórmula es la “aventura”, la incertidumbre de aventarse a ciegas de un paracaídas sin saber dónde se va a caer: si en una alberca con supermodelos que toman martinis o en un desierto donde los matojos son la única compañía. En ese sentido, la mayoría de las veces estas aventuras son fortuitas, sin mapa, sin brújula, abriéndose paso entre la penumbra sin conocer que depara el final del viaje; sin una bitácora, vaya. El resultado es que la mayoría de las veces, las alas de los intrépidos Ícaros modernos se derriten irremediablemente, pero otros afortunados de la fracción que no siguen las reglas, a veces, en su vuelo, logran toparse con criaturas solares que conservan el fuego de Prometeo en su ADN y un mundo nuevo se revela. Por supuesto, hay otras aventuras que están perfectamente planeadas y sin riesgo, como si de las vacaciones en un hotel de cinco estrellas de Cancún de un explorador de la Antártida experimentado se tratara. En la historia del rock y del pop (llámese pop a cualquier género que haya estado en las listas de popularidad de algún conteo del mundo o cuyos discos se hayan vendido en alguna tienda, así sea punk, death metal, R&B o hip hop), este atrevimiento es el que ha hecho que las cosas hayan evolucionado con las décadas. Repasemos históricamente algunas de esas bandas o artistas de aventureros para aventureros. THE VELVET UNDERGROUND Y LA DELGADA LÍNEA DE LA INCOMPRENSIÓN En una era en la que todo era technicolor (con “All You Need is Love” como música de fondo), este grupo se animó a hacer rock and roll perturbador, prescindiendo de la moda. Lou Reed, quien luego grabaría un disco inaudible, Metal Music Machine, llamó la atención de su futuro colega, John Cale, porque afinaba su guitarra con la misma nota en las seis cuerdas: “A ver qué salía”, según él mismo. Velvet Underground, subestimados en su época (dice Bob Stanley en su libro Yeah, Yeah, Yeah… que tan sólo Bowie y Warhol entendían que lo que hacían Lou y compañía era pop adelantado a su tiempo) fueron de esos aventados que se lanzaron al vacío sin ser víctimas de su entorno… Y la historia les dio la razón. LAS ESTRATEGIAS DE BRIAN ENO El enigmático ex integrante de Roxy Music y creador del sonido ambient, es otro de los aventureros que desafiaron las formas. Sus coordenadas eran un juego de cartas inventadas por él y por Peter Schmidt. Estas estrategias oblicuas eran una especie de guía para aventurarse en el proceso de creación, pero por caminos menos obvios. Entre las instrucciones, había sentencias como: “Haga una lista exhaustiva de todo lo que podría hacer y realice lo último de la lista” o “descubra sus fórmulas y abandónelas”. ¿Qué mejor mapamundi para transitar por senderos insospechados?

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THE ART OF NOISE: EL AMANECER DE LOS PIONEROS Vanguardia casi siempre es sinónimo de aventura. A menos que ésta sea una pose y “la imitación de la imitación” (favor de remitirse en su YouTube más cercano a la canción “Qué vanguardistas somos” del grupo español Aviador Dro). The Art of Noise sí que rompió esquemas al internarse en eso recovecos inexplorados de los samplers digitales, allá a principios de los años 80. Esta banda antirock sin rostro le dio irónicamente nuevas ínfulas al mismo rock, al inyectarle vanguardia que tomaban prestada de un pasado que en realidad no tenía que ver con el género (y, además, uno de los integrantes era un informático ochentero) y hacer del sampleo el principal proveedor de sonidos, dejando de lado los instrumentos tradicionales. Una de dos: o hacías discos importantes (como ellos) o quedabas relegado al papel de payaso cerogracioso de la fiesta. MR. BUNGLE: EN EL LUGAR INCORRECTO, EL DÍA INCORRECTO Alguien me dijo que escuchar un disco completo de este grupo era como ver una caricatura de Ren & Stimpy mientras están revisando lo cajones de tu casa unos terroristas. Lo evidente es que para oídos no acostumbrados a las experimentaciones sónicas y los súbitos cambios de humor, aventurarse en el bizarro mundo de este proyecto (uno de tantos de Mr. Patton, también parte de Faith No More) es entrar en un paisaje donde, de repente, la música de fondo puede ser un metal de lo más agresivo, jazz, cajas de música antiguas, funk, ska, etc. El resultado, un grupo fuera de contexto que no se iba por el camino seguro de la moda (llámese grunge o rock alternativo) de la época cuasi noventera en la que surgió esta banda, heredera no legítima de otros viajeros: The Residents. XIU XIU Y LOS AFFAIRES DEL INDIE Este grupo de un solo tipo (Jamie Stewart), surgió en 2002, días en que la palabra “indie” se colaba discretamente en los medios no alternativos. Sin concesiones (ni dilemas), este proyecto siempre ha apostado por las aventuras musicales, y su propuesta, por lo general, también implica una especie de reto para el oyente que no sabe en la que se mete al explorar los particulares universos del grupo, casi siempre pintados sobre un lienzo de ruido donde convergen lo-fi y retazos de cultura pop. Entre sus declaraciones más insólitas, el líder del grupo asegura que “el bluegrass es el original goth”. PRAYERS: AVENTURAS EN LA FRONTERA DEL BUEN GUSTO Quizás es aventurado (para no perder el mood) incluirlos en esta lista porque sus alcances pueden quedarse en el hype y los libros de música que analicen esta década los marginen. Pero su estilo sí que es un aventura y una consecuencia lógica de esta época de eterno choque cultural y del Internet: estos cholos, asesinos (dicen ellos) de barrio bravo que, en lugar de seguir la tradición de escuchar hip hop o música urbana, se aventuraron a salir del clóset

con sus gustos por el rock gótico: Bauhaus, The Cure, The Sisters of Mercy y hasta por el synthpop de Pet Shop Boys. Imagínate llegar con el líder de tu pandilla con sombras en los ojos y declarándose fan de la melancolía de Robert Smith… ¿De qué podrías platicar con un colega Mara Salvatrucha? Esta agrupación oriunda de San Diego de todos modos no oculta la cruz de su parroquia y en su sonido hay reminiscencias de la cultura urbana, que suenan a la película Carlito’s Way con Human League de fondo. ANIMAL COLLECTIVE Sin olvidar nunca que el pop es lo que nos diferencia de los robots (con excepción de Kraftwerk), esta banda estadounidense ejemplifica lo que son las aventuras sónicas de hoy en las que los viajes psicodélicos y los picnics posmodernos hacen que grupos más light, como Tame Impala, suenen a banda psicodélica de preparatoria. Actualmente, el grupo ha abrazado nuevos sonidos y se ha decantado por las estructuras de ese pop del que nunca han renegado en realidad, pero la credencial de socios del club de los buscadores del arca pérdida de la psicodelia siempre será un as bajo su regazo. ZOLA JESUS: AVENTURAS INTERIORES Comenzó a hacer música, sola (haciendo honor a la homofonía), en su dormitorio (su disquera, Sacred Bones; la descubrió por MySpace, la plataforma que invadió al mundo la década pasada). Sus baladas experimentales no suenan a nada que recordemos, aunque nos remitían a muchas cosas. Si grupos otrora indies, como R.E.M., se decían alternativos y grababan discos en los que el mayor riesgo era incorporar un mandolina en una canción pop (aunque eran grandiosos haciéndolo) y editaban discos llamados New Adventures in HI-FI, Zola Jesus era justo la otra cara: “Las nuevas aventuras en lo-fi”. No por nada se ha juntado con otros especímenes de alma aventurera, como David Lynch. Además, encontrar todos sus discos (editó algunos CD-Rs) en formato físico, debe ser complicado. EXTRA: “GLOOMY SUNDAY”. AMISTADES PELIGROSAS Si de aventuras sónicas peligrosas se trata, esta vieja canción cuyo origen data de mediados del siglo pasado está catalogada como la más peligrosa. ¿La razón? Se dice que si la escuchas, te puede inducir al suicidio. Y no, se trata de un episodio de A Regular Show; “Gloomy Sunday” es la canción prohibida y todo un viaje creado por el compositor húngaro Rezső Seress, quien, claro, se suicidó después. El tema ha sido prohibido en Estados Unidos, Inglaterra y Hungría, y es todo un tour de force emocional (dice la leyenda) y no, no es una canción experimental ni aventurada, sino un track triste estándar (hay canciones emo más deprimentes… Y no me refiero sólo a la letra). La han cantado lo mismo Billie Holiday (la popularizó), Björk y Elvis Costello, que Portishead, y ha servido como fondo musical hasta de Los Simpson (y no, Homero no se suicidó).


De culto Música

ERIK TRUFFAZ BITÁCORA DE VIAJE

TXT:: Juan Carlos Hidalgo


1960 A 1979: PREPARATIVOS DE VIAJE El viaje inició con una sospechosamente afortunada ‘coincidencia’. Apenas arrancaba la revolucionaria década de los 60 y en una pequeña comuna suiza, que contaba en ese entonces con 5,000 habitantes, nacía el primogénito de un afamado saxofonista. Ese mismo domingo 3 de abril, la Kongresssal del Museo Deutsches, ubicado en Munich, Alemania, recibía al quinteto de Miles Davis que incluía también al formidable John Coltrane. Algunos dicen que el llanto del pequeño Erik se fusionó con el jazz que exhalaba la trompeta de Miles y que allí se trazó el camino de su vida. Lo cierto es que Truffaz estaba destinado a que lo consideraran uno de los padres del electro jazz y nadie pudiera evitarlo. Seis años habían pasado desde aquel evento fortuito y los preparativos para iniciar la travesía comenzaron con la lectura de partituras. Un año después, su aliento se convertía en música a través de la trompeta. Su oído era capaz de decodificar las melodías que provenían del aparato receptor de radio. A los ocho, su padre le brindó su primer paseo al incluirlo en la banda, donde la música tradicional francesa era su equipaje. Llegó el momento clave para tomarse dos pastillas sonoras y permanecer despierto todo el camino. Cuando tenía 11, eligió la voladísima Machine Head de Deep Purple. Dejó pasar dos años para meterse una dosis experimental con el perfecto Kind of Blue de Miles Davis. Y al llegar a los 15 años, comenzó a digerirlas con un tratamiento con base en escuchar por radio el Festival de Jazz de Montreux. Ahora sí estaba listo para embarcarse en una aventura alrededor del mundo. 1980 A 1989: BUSCANDO EL TRANSPORTE IDEAL El año de 1980 marcaría el primer encuentro entre Truffaz y el baterista Marc Erbetta, el cual se volvería su inseparable compañero. Le dieron forma a un medio de transporte musical llamado Orange con el que dieron la vuelta por toda Europa desahogando las composiciones del trompetista. Logró materializar tres producciones al dirigirse en un crucero hacía el sur llamado Cruzeiro do Sul. Todo esto mientras continuaba compartiendo sus conocimientos de piano para

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que el viaje tuviera soporte financiero. Decidió dar un paseo por la Gran Manzana con el músico y compositor Benoit Corboz para después volar a Brasil a los 26 años y seguir nutriendo su alma musical con todos los ritmos y fusiones que iba encontrando a su paso. 1990 A 1999: CRISIS SUPERADA EN EL CAMINO Después de experimentar la crisis de los 30, el ahora nacionalizado francés sabía que tenía que explotar todo aquel aprendizaje que recogió en el camino de los 20. Hizo realidad su sueño de infancia al tocar en 1991 en el Festival de Montreux. Le dio vida a la Nina Valeria (1994) junto con el sax de Maurice Magnoni, el piano de PierreLuc Vallette, el bajo de Marcello Giuliani y su inseparable baterista Marc Erbetta. El sonido que se originó era de una pureza inocente, como aquella niña que da sus primeros pasos, pero sabe que algún día correrá. Y lo hizo rápidamente al ponerse la mochila llena de sonidos al hombro y recorrer Europa, Asia y Latinoamérica. Se trepa en el vehículo de Silent Majority, donde las bocinas truenan al compás de hip hop aderezado con su trompeta. Al bajar, ya lo estaban esperando en un convertible azul de 1939 al que apodaban Blue Note, convirtiéndose en el primer francés en subirse al vehículo discográfico. El primer intercambio fueron tres discos antes de terminar la década: Out of a Dream (1997), The Dawn (1998) y Bending New Corners (1999). Las fusiones comenzaron a brotar, se podía respirar jazz electrificado, hip hop, R&B y drum and bass en el ambiente de la nota azul. 2000 A 2009: EXPERIMENTANDO CON MÁQUINAS EXTRAVAGANTES El jazz del futuro llegaría a partir del 2000. Recorrió una trayectoria que unía Tokyo, Nueva York y Sarajevo subido en el Revisité (Blue Note, 2001), un vehículo construido a partir de piezas originales modificadas por Mobile in Motion, Pierre Audétat, Alex Gopher, Pierre Henry, Goo y Bugge Wesseltoft. Se fue volando arriba de una Mantis (Blue Note, 2003) junto con Ladyland; se trepó encima de una tortuga gigante -The Walk of the Giant Turtle (Blue Note, 2003)-, influenciado por los Led Zeppelin; convirtió sus notas en fantasmas

electrónicos viajando con Saloua (Blue Note, 2005) y se topó cara a cara -Face Á Face (Blue Note, 2006)- con un poético arcángel -Arkhangelsk (Blue Note, 2007)-. De nuevo el Festival de Jazz de Montreux sería pieza clave en su vida; allí conoce a un inventor mexicano llamado Fernando Corona, que se dedicaba a crear viajes sonoros con una máquina a la que hacía llamar Murcof. Y antes de que terminaran estos 10 años futuristas, dedicó un trío de viajes en 2008 que incluían a París, México y Benarés; todos bajo el auspicio de Blue Note. 2010 AL PRESENTE: LA REVOLUCIÓN AUDIOVISUAL DEL POP De pronto, se reencontró en medio del vasto mar junto a sus inseparables Marcello, Marc y Benoit bajo una luna de color ocre. Sin brújula de por medio, decidieron sacar de entre -In Between (Blue Note, 2010)- lo mejor que tenían –Best Of (EMI, 2011) para dar inicio a El Tiempo de la Revolución (Blue Note, 2013) con una trompeta muteada sobre bases rítmicas hipnóticas. Al terminar la revuelta, se detuvo a pensar un instante, quería descubrir el significado de ser humano. Decidió pedirle la máquina Murcof a Corona e invitó al ilustrador francés Enki Bilal, y junto con él crearon una compleja tecnología audiovisual llamada Being Human Being (Mundo Recordings, 2014), con la cual le dieron la vuelta al globo una vez más. A este trip se les unieron las percusiones de MAHUT y la batería de Philippe García. Este año, después de juntarse con una banda de danzantes sudafricanos, ha logrado dar vida a un aparato de simple complejidad llamado Doni Doni (Parlophone, 2016) que te hace viajar a través de sueños narrados por el nacido en Malí, Rokia Traoré y el rapero Oxmo Puccino, donde el jazz se deja seducir por el pop hasta terminar enamorados profundamente. *Si alguien llega a encontrarse esta bitácora en alguna parte del mundo, favor de vender todas sus posesiones materiales, investigar en qué parte del planeta se encuentra Erik Truffaz y acompañarlo permanentemente por su camino musical, continuando con la escritura de esta bitácora. A cambio se le llenarán los oídos de sonidos extravagantes, fusiones exóticas y jazz del futuro.


De culto Cine

EDMUND ELIAS UN ABOMINABLE ACTO DE BELLEZA

TXT:: Toño Quintanar


LA CREACIÓN DE UNA OBRA innovadora es, por antonomasia, un acto de atrevimiento; ejercicio reservado sólo para aquellos quienes, desentendiéndose de rigores objetivos y criterios utilitarios, se aventuran a procrear, de la nada, un objeto estético que habrá de sobrevivir a su propio contexto. Este asunto se vuelve doblemente complejo cuando dicha pieza, lejos de buscar la aprobación inmediata de sus coetáneos, reúne una serie de rasgos codificadores que la transforman en una obra transgresora, capaz de incomodar al espectador de una manera franca e irreductible. Edmund Elias Merhige es un cineasta cuya corta, pero intensa carrera se vio marcada desde el principio por un halo de invención vanguardista que nos recuerda que el cine es una quimera la cual nace a partir de metáforas teatrales: símbolos que cautivan al público más por su propia intensidad secuencial que por algún tipo de explicación argumentativa. Fue en el año de 1990 cuando este director presentó al mundo su ópera prima, misma que, hasta el día de hoy, continúa destacándose como uno de los experimentos más arriesgados y crípticos dentro de la historia del arte contemporáneo. Begotten es una cinta que, auxiliándose de una propuesta estética oscura y rebuscadamente minimalista, lleva el concepto de alegoría hacia nuevas y delirantes proporciones. Desde sus primeros segundos, el filme ofrece una sentencia, la cual, a manera de epígrafe, resume el contenido filosófico de aquello que contemplaremos durante los próximos 72 minutos: Portadores del lenguaje. Fotógrafos. Creadores de lo cotidiano. Ustedes, con su memoria, están muertos. Fríos. Perdidos en un presente que nunca deja de acontecer. Aquí vive el conjuro de la materia. Un lenguaje para la eternidad. Esta especie de “advertencia” no es gratuita. Merhige desea aclarar que su creación es una pieza teórica; algo que, hasta cierto punto, le pertenece más a las disciplinas interpretativas que a las subdivisiones del género narrativo. Un asunto que se torna papable cuando, durante el arranque de la cinta, nos topamos con una desencajada escena que exige del espectador un auténtico esfuerzo perspectivo. En pantalla aparece el impresionante actor Brian Salzberg, caracterizado con una serie de vestimentas que parecen sugerir una suerte de misticismo cutre; misma indumentaria que, aunada a un agresivo juego de contrastes, le da al histrión un aspecto marcadamente

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sobrenatural mientras se mutila las entrañas con una afilada navaja. Sólo hasta después de que concluye la cinta, gracias a los créditos, podemos enterarnos de que este personaje es el Dios Suicida. Ya muerto este individuo omnipotente, una misteriosa mujer brota de su cuerpo maltrecho: Madre Naturaleza, figura que, a través de una serie de rituales que reivindican los gestos más simbolistas del erotismo fantástico, da pie a una procreación de relevancia antropológica. Este ente femenino masturba al cadáver del Dios Suicida y se unta en la vagina un chorro de semen apócrifamente divino. Es así como surge el Hijo de la Tierra, un recién nacido quien, con su espasmódica anatomía adulta, se torna una reflexión de la vulnerabilidad humana, de esa insoportable fragilidad que se cierne sobre los hombres y las mujeres mortales. Todo esto ocurre en un inquietante blanco y negro absolutamente carente de diálogos. Nuestra única banda sonora es una serie de sonidos orgánicos (cantos de grillos, latidos de corazón), mismos que, en ciertos puntos álgidos, alcanzan una intensidad biológica que hace de esta obra un auténtico caldero de inquietudes. El desenlace, abrupto, anticlimático (pero marcadamente catártico), acontece de tajo y nosotros nos preguntamos qué demonios quiso decir el director con esta colección de postales que parecen sacadas de la pesadilla más surrealista. Tal y como hizo David Lynch 13 años atrás con su Eraserhead (1977), Edmund Elias Merhige ofrece un discurso que no tiene un mensaje definitivo. Es el receptor, en su carácter de ente codificador, quien debe terminar de amasar la serie de intensos conceptos presentados por la cinta. Begotten es un filme que aborda, de modo amplio, un tópico sobre el que gira la entera cosmogonía del ser humano: la concepción, fenómeno que no sólo es retratado físicamente, sino también de forma espiritual y creativa; misma pretensión que transforma al texto en una reflexión de sí mismo: un auténtico tratado poético acerca del desbocado lenguaje de lo sublime, de la estética de lo siniestro y de sus alcances subyugadores. Por otra parte, este portento se torna notablemente provocador gracias a su reinterpretación de un tema cuya naturaleza es evidentemente bíblica. Sin embargo, no cabe duda de que el principal logro de Begotten, más allá de reflexiones explicativas, es su intrigante despliegue estilístico.

Mehrige se desentiende de todo tipo de convencionalismo discursivo para presentarnos una pieza que se torna ejemplo de sofisticación transgresora y enervante, particularidad que se debe, principalmente, a una dislocación visual que nos reencuentra con aquello que vence nuestros conceptos normalizados de belleza. El acto del performance, en sus nociones más místicas y teatrales, se ve transportado de manera cabal hacia los terrenos del séptimo arte gracias a una serie de representaciones donde la mutilación se torna un acto de profunda renovación. Mediante una puesta en escena depurada de los efectismos más sagrados del formato cinematográfico, Mehrige transforma a la pantalla en un lienzo biológico que conmueve por su vulnerabilidad palpitante. Las escenas que florecen a lo largo de la cinta se perciben dueñas de un ánimo subterráneo, que sugiere al espectador que aquello que está aconteciendo en pantalla es un crimen terrible y abrumador cuya existencia se le está confiando de modo clandestino. Esta intencionalidad, al igual que el género foundfootage (en sus versiones mejor logradas), pretende sumergir a los receptores en una clase de fantasía siniestra que hace del texto cinematográfico un portento sobrenatural. Al mismo tiempo, el agresivo círculo cromático empleado por el director torna al lenguaje audiovisual en un asunto congestionado, donde lo que importa no es aquello que vemos, sino aquello que creemos ver. A pesar de que Edmund Elias Merhige no volvería a intentar un experimento de esta naturaleza (aparentemente, la primera obra de un autor siempre es su plato más transgresor), sus dos producciones posteriores aún contendrían un vestigio de dicha ideología subyugadora. Mientras que Shadow of the Vampire (2000) es una suerte de homenaje expresionista donde el género fantástico es impulsado hacia planos insospechados, Suspect Zero (2004) es, muy a su manera, una reiteración final de la serie de arquetipos que hacen del género del suspenso un conglomerado de emociones avasalladoras. Sin embargo, no cabe duda de que el logro más destacable del creador oriundo de Brooklyn es esa obra primeriza, la cual, valiéndose de un lenguaje absolutamente lírico, nos presenta un discurso visual y anímico único en su clase. Un nuevo arquetipo en el que lo hermoso y lo violento se unen de manera homogénea para generar un simulacro perceptivo que parece más un evento verídico que un acto maravilloso.


De culto Arte

BAS JAN ADER DÉJATE CAER

Bas Jan Ader tenía 33 años cuando realizó la obra maestra que todos los artistas conceptuales matarían por tener el valor de hacer: morir. TXT:: Regina Zamorano Licea

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LA MUERTE ES HERMOSA por su simplicidad, no lleva adornos, no carga nada más que su deslumbrante esqueleto blanco. Un día estás y al otro, desapareces, sin que puedas hacer nada al respecto. Abandonarse de esa forma tan total sólo se logra entregando por completo el control a fuerzas desconocidas. Así podría resumirse la obra de Bas Jan Ader, cuya última aventura artística lo llevó directamente a ese descontrol total: la muerte.

Sin duda, las imágenes perturbadoras que absorbió en su natal Europa, consumida por la guerra, se revelan en sus obras con una simplicidad conmovedora. Así, cuando los alemanes se llevaron a la familia de su casa, la madre de Jan tiró su ropa y la de los niños, por la ventana, quizá con la esperanza de que alguien la encontrara después y le sirviera de algo. En 1970, Ader realiza la fotografía Toda mi ropa, en la que se ve todas sus prendas extendidas sobre el tejado de su casa en California.

DRAMA CONCEPTUAL Era de tarde cuando Ader, artista conceptual, se hizo a la mar ese 9 de julio de 1975. Su bote, “Ola de mar”, medía poco menos de cuatro metros, una minucia si se compara con la inmensidad que se disponía a cruzar. De hecho, se dice que su intención no sólo era completar la segunda parte de su trilogía performática En busca de lo milagroso (In Search of the Miraculous), atravesando el Atlántico en 67 días en completa soledad, sino también romper un récord al hacerlo en la embarcación más pequeña de la historia. ¿Era eso otra de sus acostumbradas bromas? ¿Sabía que iba a morir y lo dijo como un chiste? No lo sabremos nunca, pues después de tres semanas de navegación, perdieron el contacto con su navío y jamás se volvió a saber de Bas Jan. Pasados varios meses encontraron su barquito encallado en las costas de Irlanda, pero su cuerpo nunca fue recuperado. Su viuda, que aparece en el documental Aquí es siempre otra parte: la vida de Bas Jan Ader, quedó tan perturbada que se le puede ver convertida en una acumuladora. Ahí, debajo de una pila de basura, seguramente están los recuerdos de la vida de su esposo, pero ella ha preferido enterrarlos para no enfrentarse al hecho de que nunca regresará. Al parecer, no sólo Bas Jan perdió el rumbo de su vida en ese fatídico viaje.

VENDE CARO TU AMOR, AVENTURERO La enfermedad de perseguir las aventuras más extremas se le declaró muy joven. Abandonó la academia de arte en Holanda, porque se sentía constreñido entre sus muros. Desde esas épocas, le gustaba desafiar las convenciones, su amigo Ger van Elk, compañero de escuela de ese entonces, recapitula en el documental sobre su vida que Bas Jan utilizó el mismo dibujo todo un semestre, simplemente borrando lo que había hecho y volviendo a dibujar en la misma hoja hasta que ésta se hizo transparente del uso. Desde sus inicios, Bas Jan era conceptual. Cuando tenía 19 años, llegó a Marruecos en autostop en busca de un estudio a bajo costo. Conoció a un gringo con un yate y se embarcó con él como marinero. Viajaron juntos varios meses, hasta que el yate naufragó cerca de las costas de California. Tenía 22 años cuando llegó a América, Tierra Prometida en la que se enroló de nuevo en la escuela de arte, en el Otis Art Institute. Ahí conoció a la hija del director y se casó con ella rapidito en Las Vegas. A partir de ese momento, la vida de Bas Jan se estabilizó tanto que incluso lo incluyeron en la plantilla de maestros de arte, al tiempo que cursaba un posgrado en filosofía. Por fuera, todo parecía corresponder al sueño americano: casa, coche, esposa, plaza de maestro universitario. Sin embargo, cosas más densas comenzaban a cocinarse en su interior, como en todos los artistas malditos.

EN LAS PIRAS DEL PASADO Ader nació en Holanda en 1942. Dos años después, su padre, un ministro calvinista que decidió esconder a refugiados judíos para salvarlos de los hornos de Hitler, fue ejecutado por los nazis. Su infancia debe haber estado llena de angustia, pues su madre recuerda que el pequeño Bas le dijo: “Por favor no me dejes”, cuando, a pesar de su corta edad, comprendió que su padre nunca regresaría al hogar familiar. En 1969, realizó una instalación en la que escribió precisamente esa frase en las paredes de una galería. La que podría ser una típica frase sentimentaloide, se convierte entonces en el escalofrío de la muerte y el abandono que roza la espalda de un niño. Es muy frecuente encontrar este efecto en las obras de Bas Jan, lo que a primera vista parece una broma, un guiño, un sarcasmo, un juego, oculta una reflexión más profunda y a menudo angustiante sobre la existencia.

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CAÍDA LIBRE En nada menos que cinco añitos, de 1970 a 1975, Bas Jan hizo obras más punzocortantes y conmovedoras que todos los perritos y delfines que ha hecho Koons en sus décadas de existencia. Y es que no es lo mismo combinar un corredor de bolsa con un estudiante de arte, que un artista y un filósofo, como en el caso de Ader. En 1970, realizó el primero de sus famosos videos de “caídas”. En él, Bas Jan se deja caer desde el techo de su casa hasta los arbustos que la rodean. Le siguieron otros más: él colgado de la rama de un árbol hasta que sus propias fuerzas le fallan y cae a un arroyo enlodado, él cayendo con todo y bicicleta a un canal de Ámsterdam, así como fotografías de él cayendo o tirado en el piso, mirándonos fijamente.

“¿Por qué tantas caídas?”, le preguntaban, a lo que él respondía con su sencillez matadora: “porque la gravedad me domina”. También captó otros momentos en los que la gravedad lo dominaba, en Nightfall, 1971, se filmó cargando un bloque de cemento que, demasiado pesado para él, termina dejando caer, sobre las únicas fuentes de luz del lugar: dos focos colocados en el piso, sumiendo el cuarto en la oscuridad. “¿Y eso qué?”, rezongarás con una mueca de disgusto, “no es nada que no haya hecho Jackass o algún otro incauto en YouTube”. Bueno, ésa es la maldición del arte contemporáneo, a veces no puedes diferenciarlo de los reality shows, pero eso es harina de otro costal. Regresando a los dilemas metafísicos de Bas Jan, la diferencia es que para él nunca existe la opción de no caer y no verse ridículo y acabar en los bloopers. Él no busca superar nada, sobreponerse a nada, ni evitar nada. Él busca caer. Al contrario, para él no hay nada vergonzoso en una caída desde el tejado de una casa en una película muda, sino que es la metáfora perfecta de esta existencia humana: absurda, pesada, sometida a todo tipo de leyes impersonales e inexplicables, abrumadora, incomprensible, vulnerable hasta la médula y a la vez francamente básica: si te dejas caer y caes. Pero ¿cuántos nos atrevemos a saltar al vacío, a explorar los misterios de las leyes naturales en nuestros cuerpos, a conciencia, no sólo como costales de papas cuando nos resbalamos con un cáscara de plátano? ¿Cuántos nos atrevemos a soltar el control humanoide y convertirnos en una piedra que rueda o en una manzana que cae de la rama del árbol? ¿Cuántos nos exponemos realmente a los peligros (y placeres) extremos de la existencia? EL ÚLTIMO ROMÁNTICO Otras de sus obras de culto es I’m too sad to tell you, un video en el que se filmó simplemente llorando durante varios minutos. También mandó postales a sus amigos de él llorando. En un momento en el que en el arte se enfocaba más en lo racional, lo minimalista e intangible, Bas Jan se atrevía una vez más a desafiar los estereotipos de los desafiadores de estereotipos y nada menos que al machismo de sus tiempos. Heredero del romanticismo –otro desaire a las modas de su época–, su desafío más grande fue sin duda retar al mar y a la muerte. Tal vez fue demasiada soberbia de su parte, tal vez quería suicidarse, tal vez de verdad deseaba romper un récord. Lo cierto es que, como en su obra Nightfall, no pudo soportar el dominio de las fuerzas naturales sobre su cuerpo, las cuales lo aplastaron como el bloque de concreto a la bombilla encendida y luego todo fue oscuridad.


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Cine

SABRÁS QUÉ HACER CONMIGO ENTREVISTA CON EMMA BERTRÁN

FICHA TÉCNICA Título: Sabrás que hacer conmigo Director: Katina Medina Mora Año: 2015 País: México Reparto: Ilse Salas, Pablo Derqui, Rosa María Bianchi

TXT:: Pablo Aramendi

Emma Bertrán es guionista de cine y televisión desde hace más de 10 años. Empezó su carrera como asistente y ayudante de dirección, pero después de finalizar la grabación de una película que concluyó con un ataque de nervios y hospitalizada, decidió dar el salto a la escritura y enfrentarse a la página en blanco. En mayo, estrena su primera película, Sabrás qué hacer conmigo, donde firma el guión junto a Samara Ibrahim. ¿Cómo fue ese cambio desde el set al mundo del guión? Fue un volado que me aventé al terminar el rodaje de una película de la que salí hecha polvo. Directo al hospital. Cuando me dieron el alta, tenía un ataque de rabia y me sentía perdida. Siempre quise escribir, así que me dije: prueba. Había estado trabajando en una serie en España durante varios años como ayudante de dirección. Un día vi una noticia en el periódico y pensé que ahí había una historia que podría estar en un capítulo. Pero una cosa es desgranar un plan de rodaje y otra cosa muy distinta es escribirlo. Así que me lo eché y decidí presentarlo. Me reuní con el jefe de guionistas, que me miró con cara de “qué graciosa está”, pero se leyó el capítulo, le gustó y me contrató. El guión luego se incluyó, tal cual, en la siguiente temporada. ¿Cómo llegaste a la película? Llegué por la amistad que tengo con Katina Medina Mora, la directora. Conozco a Katina, que tiene este

guión escrito desde hace más de ocho años y que, cuando consigue levantar el dinero y el apoyo de EFICINE, descubre que ya no está apegada a la historia tanto como lo estuvo en su día. Me senté con ella y con Samara Ibrahim, y lo reescribimos para que el guión estuviera más próximo a lo que ahora sentía como creadora. Al ver el filme y el título, Sabrás que hacer conmigo, me hago la siguiente pregunta, ¿a quién va dirigido ese título? ¿Se lo dice el personaje de él a ella o de ella a él? De ambos. De ella a él y al revés. De hecho, está así pensado. Uno de los recursos narrativos que usa la película es el doble punto de vista y, por eso, guarda mucha relación ese título con el estilo con el que narramos la historia. ¿En qué momento se plantea ese doble punto de vista? Esa decisión se toma muy al principio de la reescritura. En las primeras reuniones, vemos que es una historia muy sencilla y que algo teníamos que cambiar en el guión para que nos gustara más. La historia no podíamos tocarla, pero lo que sí se podía modificar era la narrativa, y decidimos hacer algo relativamente llamativo. Tenemos dos personajes que viven una historia de amor y vemos cómo la vive uno y cómo el otro. Luego, una tercera parte que es cómo lo hacen los dos juntos. A pesar de ello, uno de los personajes no es nada cínico. Se podría decir que es, incluso, naif en contraste con su complicada situación personal. Ése es el punto de la película. Contar cómo un tipo que está totalmente enfermo, que tiene una imposibilidad física, consigue enseñar a vivir a otra persona que lo que tiene es, en realidad, una depresión que arrastra a partir de un duelo que no está del todo cerrado. Y cómo él, con su enfermedad, es capaz de enseñarle no sólo que

la vida merece la pena, sino que, además, hay que vivirla a tope. ¿Es una película romántica? Sí. Sí, es romántica. Pero de amor a la vida. El personaje de Nicolás está interpretado por un actor español, Pablo Derqui, y el femenino por Ilse Salas, ¿cuál fue tu reacción al ver por primera vez juntos a la pareja protagonista? Increíble. Congeniaron desde el minuto cero. Ya en su primera conversación por Skype hicieron clic. Y es que son dos pedazos de actores, todo hay que decirlo. Pablo Derqui es una cosa brutal. Conoce perfectamente su oficio, no sólo a la hora de interpretar, sino también lo que es estar en un set. Sabe que en todo momento tiene que estar a favor de la cámara y no al revés. Eso es una delicia. E Ilse Salas lo mismo. Trae una gran profesionalidad. Es muy relajada y acepta con perfecta naturalidad las necesidades de un rodaje. Sabrás que hacer conmigo se estrena a finales de mayo y será distribuida por Cinépolis después de pasar por la sección oficial de varios festivales, como Los Cabos (donde recibió el premio Fox en Work in Progress), el Festival de Cine Latino de San Diego Latino Film Festival, el Festival de Cine de Yucatán y con pases especiales en el Festival Internacional de Cork, el Festival de Colonia, Festival de Cine y Arte en Careyes y Karlovy Vary Film Festival.

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Arte

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Andrea Bernal La búsqueda del edén Andrea Bernal toma fotos desde que le regalaron su primera Kodak con flash de cajita, hace ya algunas décadas. Sus primeros trabajos de fotografía pagados fueron para un periódico de sociales en Monterrey. Tomó otros caminos por varios años dedicándose a cosas que nunca logró explicar a sus amigos, como investigación de mercados. Y después de mucho tiempo de no tomar fotos profesionalmente, finalmente tiró la toalla en cuanto a “trabajos serios” y regresó como fotógrafa y nada más. Entre el trabajo y la vida, ha vivido en seis diferentes países los últimos 15 años y sus fotos reflejan esta pasión y curiosidad por diferentes lugares. Recientemente pasó de captar espacios abiertos a buscar espacios interiores, a veces olvidados, que muestran el paso del tiempo. Estas fotografías fueron tomadas desde L’Aiguille Du Midi, una de las cumbres de Mont Blanc en los Alpes. Es un punto turístico y una de las bases donde parten escaladores que pretenden subir a dicha montaña. En estas fotos Andrea quiso tomar la pequeñez del humano ante la naturaleza y nuestro deseo de al mismo tiempo dominar y ser uno mismo con ella. andreabernal.zenfolio.com Facebook.com/andrea.bernal

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Arte

“Estar en las montañas es un sentimiento de soledad y libertad, que extrañamente, después de tanto sufrimiento, da un sentimiento de querer volver atrás y a la vez estar otra vez solo tú y la montaña”. —Pedro Casares

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Literatura

Por una realidad atascada de conejitos rosas Nuevo libro de cuentos de Ricardo Cartas TXT:: Juan Nicolás Becerra

TERMINO LA LECTURA de un libro afectuoso y atinado que me hace acudir a esa memorable y jocosa rola de la banda tapatía El Personal – grupo de culto en la historia del rock mexicano- y me pongo a cantar: “Dale de comer al conejito, dale de comer que está chiquito…”. Y es entonces cuando puedo teclear acerca de Malditos conejitos rosas (Ediciones EyC. Colección Íntimos), la más reciente colección de relatos del poblano Ricardo Cartas, de la que, de entrada, puedo apuntar que destaca por una naturalidad desgarradora, por lo bien concebidos que se muestran estos 16 cuentos, que tienen la consiga de sorprender y evocar al lector a repasar la cotidianidad desde una óptica sin prejuicios y, sobre todo, olvidando la celeridad de la actualidad. “Sabía que todo iba a cambiar después de subirme a esa báscula. Noventa y nueve kilos para un hombre mediano era motivo de preocupación: colitis, estrés, desvelo, tragos cada tercer día, hipertensión, taquicardia, infartos y, pos si fuera poco, una esposa vegetariana y adicta al sexo”. Es una de las voces de uno de los personajes que inicia el libro, haciendo uso de una imaginación sobresaliente y que establece un diálogo excepcional con el lector. El narrador hace un recuento minucioso de la vida, exhibiéndola en estricto sentido en sus distintas y complejas facetas, que van de lo pavoroso de lidiar con las rutinas, el alucinante andar de lo común y corriente de las jornadas laborales, a, por supuesto, la cómoda y campechana mezquindad; incluso se recurre a una sátira muy atinada. Las historias que conforman este volumen van subiendo de tono y transitan en aspectos deplorables y torcidos, evolucionando a razonamientos contundentes y conclusiones

reflexivas que se entretejen con una franqueza inmensa donde se abordan personajes juveniles que experimentan esa primera vez sexual, escuchando a la banda inglesa Blur en el coche prestado del papá; paseos nocturnos a una farmacia de un padre primerizo y responsable con una hija enferma en casa en la compañía de una encantadora vecina desaparecida que cautamente soluciona todo; musas emperifolladas en personajes infantiles que se aparecen a jugar en el parque; jacarandosas sirenas de distintos océanos que son asiduas lectoras de Augusto Monterroso acuden a un congreso de oceanógrafos a excitar metafóricamente a los asistentes y, al final, un safari accidentado donde un voluntarioso aficionado americanista trágicamente está a punto de perder la vida en las garras y fauces de un felino ávido de carne humana. La crudeza de la condición humana se exhibe paradójicamente en esta narrativa sobrentendida de la preocupación de la vida diaria, pero no por eso le resta valor creativo; estos relatos gozan de una lucidez aguda y de infinitas posibilidades de lectura que pueden generar asombro, alegría, discordia, placer, tragedia y, desde luego, una nostalgia fotográfica de esquemas juveniles que difícilmente se olvidan.

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Cómic y narrativa dibujada

t e n e c r La a r u t n e v a y a vid Los combates cotidianos, aventuras en lo “simple” TXT:: Oscar G. Hernández

La aventura es parte de lo humano, se manifestó sobre todo con los viejos exploradores. Viajar dio un sentido de descubrimiento para adquirir vivencias y experiencias que muy pocos se atrevieron a realizar. A pesar de que la mera sobrevivencia para los antiguos pobladores representaba un reto, no es sino a partir de las historias de viajes por conquistar territorios o declarar la guerra a algún vecino, intercambiar mercancías, evangelizar descreyentes, pactar con aliados, etc., que todo esto, mezclado con diversos elementos, permitió la construcción de la imagen del aventurero, pero ante todo la idea por aventurarse. El valor que adquirieron esas historias se fue insertando poco

a poco en la psique humana; nos atreveríamos a decir que no existe una sola civilización en el planeta que no tenga relatos de aventuras. Ya sea en sus mitos fundacionales o en su historia oral. Toda la literatura, sobre todo literatura dibujada, se basa en narrar una con aventuras que por muy simples que parezca, despiertan la imaginación del lector en una experiencia, en una idea de vida. Las historietas producidas alrededor de la Tierra se desarrollaron debido a los relatos de aventura acerca de personajes inventados por escritores y dibujantes. Son innumerables los cómics que llevan y llevaron por título Las aventuras de…, seguido por algún nombre. En México, los

más reconocidos fueron, sin duda, Kaliman y El Santo, después de estos héroes de la llamada época de oro. No será hasta finales de los años 80 que aparecen Las aventuras del Santos y la Tetona Mendoza de Jis y Trino, los cuales reinaran por mucho tiempo con correrías muy distintas al de los formatos clásicos. La ruptura con el esquema aventurero se fue dando de a poco en el llamado cómic underground, el cual no tenía el más mínimo interés en narrar peripecias de ningún hermoso héroe. Sin embargo, la gran totalidad de las editoriales de narrativa gráfica del mundo instituiría la aventura como parte medular de sus ventas, enfocando este tipo de producción para los públicos infantiles y adolescentes. Ésa será

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también la razón del prejuicio sobre los cómics como algo para niños. Con la madurez del noveno arte, tanto los lectores como los creadores comenzaron a interesarse en lo que podríamos llamar aventuras más cercanas a su realidad. La novela gráfica y el cómic de autor se volcaron por romper con las narraciones de grandes hazañas para traernos historias con una idea de aventura que realmente correspondían a la condición humana. El valor, el miedo y el riesgo como elementos narrativos fueron insertados en contextos comunes; esas emociones que se pueden tener en un affaire, en el trabajo, en la vida vecinal, en la identidad por una nación, en la economía propia, en el significado de éxito y fracaso, en el amor y desamor, la tragedia y la felicidad, dejaron de ser exclusivas del héroe para pasar a personas comunes con las cuales se identificaron los lectores. Uno de los autores que corresponde a este estilo es Manu Larcenet, quien a la edad de 10 años

en aquella ochentera década se puso a hacer cómics sin detenerse hasta hoy en día; su producción es más que prolífica. Sería una obra la que lo pondría en el pódium de los grandes creadores del siglo: Le Combat Ordinaire, traducida al español como Los combates cotidianos. Su libro se volvió una referencia por muchas razones: por ser una historia de vida con todos los elementos que enfrenta la batalla de la existencia. El desafío no son los exóticos y maravillosos peligros de la aventura épica. El reto, el valor, el miedo, la comedia y la tragedia que tanto atraen en esas sagas los exhibió en el combate por crecer, descubrir y descubrirse en el día a día. Larcenet no se queda en una reseña intimista; el escenario que elabora sobre la vida de los protagonistas lo dibuja en la época actual, vemos la xenofobia ahora expandida, el desastre que vendría con la derrota de las clases trabajadoras, la consolidación del

hipercapitalismo y las derechas alrededor del mundo. Ironiza y reflexiona al citar a Jacques Brel: “No puede decirse que eran esclavos, pero de ahí a decir que han vivido…”; esa frase se vuelve la catapulta que abre la novela y hace entender su idea de vivir y ver la vida. Su estética de la caricatura satírica mezclada con un figurativo y sus cavilaciones sobre la imagen hacen que el lector piense no sólo en lo que lee, sino también en lo que ve: “Las imágenes más bonitas son las más engañosas. Hoy día, las imágenes arropan artículos de consumos, adornan objetos, vuelven seductoras ideas dudosas… Pero esa profusión no nos cambia, no nos enseña nada”. Los combates cotidianos se inserta en la tradición de la filosofía existencialista o lo que podríamos llamar el nuevo existencialismo desde la literatura dibujada. Son una introspección desde lo simple y lo complejo como la poesía que en palabras de Lacernet nos dice: “La poesía lo redime todo”.


Cómic y narrativa dibujada

PAULINA SUÁREZ

Ilustradora y cómicquera de un dibujo que busca la fantasía. Suárez nos cuenta pequeñas reflexiones por medio de sus tiras tituladas Día de Cómic. A partir de un humor sencillo narra pensamientos personales y su particular forma de ver la vida. Sus ilustraciones pasan por cuentos infantiles para la Fundación Armella, La FarFaria Intuary Inc, el Laboratorio editorial Cést Un Libre y la Cartelera de la UNAM. www.paulinasuarez.com groovyfayuca.blogspot.com

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TXT:: ARTURO J. FLORES @arthuralangore

OFF THE RECORD

Columnas QUIERO PENSAR que a todos los periodistas musicales nos llega nuestro “Momento Almost Famous”; sobre todo a quienes por haber nacido antes de la explosión tecnológica nos queda el hábito de asombrarnos. Un poco de todo. De una mujer hermosa. De una puesta de sol. De un vino bien añejado. De un solo de guitarra ejecutado con harto feeling. Me explico: Le llamo momento Almost Famous a ese punto de quiebre que te vuela la cabeza. Exactamente me refiero a la escena de la película (porque a estas alturas, es obvio que me refiero al magnífico largometraje de , estrenado en el año 2000, en el que el director vacía sus vivencias de cuando fue reportero musical para la Rolling Stone), en la que el niño William Miller recibe de su hermana mayor una colección de vinilos junto con la orden: “Escucha Tommy mientras una vela se consume y verás tu futuro”. Así lo hace. En mi caso, fue sin vela y con el Nevermind de en vez de uno de . Ahí fue donde decidí que, tarde o temprano, trabajaría en algo que tuviera que ver con el rock. Y por mucho que el rock como lo conocí ya no sea el mismo, me salí con la mía. Pero otro Momento Almost Famous tiene lugar cuando William (interpretado en la película por ) platica por primera vez con Lester Bangs, todo un paradigma del periodismo musical. Es él quien le espeta este principio del oficio que cada vez más ignoran los recién llegados: “You cannot make friends with the rockstars if you wanna be a rock journalist”. Mi momento Almost Famous tuvo lugar a los 13 años cuando cayó en mis manos un ejemplar de Heavy Rock. “La Heavy” (así le decíamos de cariño a la revista que terminó adaptando el nombre) es una publicación musical española, orientada sobre todo al metal, el punk y la estridencia en general, dirigida desde principio de los años 80 por Vicente Mariskal Romero, mi Lester Bangs personal. Remontémonos (los mayores) e imagínense (los millennials) a un presente sin Internet, en el que los adolescentes aún pensábamos que visitar otros países o charlar con una banda internacional representaban menos que un imposible. Máxime en una época en la que los conciertos (decir festivales ya es una exageración) escaseaban, por no decir que no existían en México. Era mucho más probable encontrar un unicornio pastando en el jardín que presenciar la visita de una banda inglesa, australiana, anglosajona o hasta argentina a nuestro país. Esa es una de las razones por las que me explico la explosión de ese rock mexicano nacionalista que nos caracterizó hasta la década de los 90. Ya después, las bandas comenzaron a pensar globalmente en vez de forma local. Pues bien, en aquella Heavy leía yo que Mariskal reseñaba los discos antes de que existieran en las tiendas. Viajaba por el mundo cubriendo festivales. Se entrevistaba con las grandes leyendas de la música y escribía unas crónicas magníficas sobre lo anterior. Por si fuera poco, iba a trabajar de tenis, con los jeans rotos y una camiseta de Metallica. Yo quiero eso para mi futuro, pensaba yo, que leía la Heavy con el Master of Puppets de fondo y una vela que se consumía. Veinticinco años después –apenas en febrero pasado–, me encontré en Madrid por primera vez. Antes que la Puerta de Alcalá, el estadio Santiago Bernabeu o el Museo del Prado, había otro sitio que quería conocer. Recién desempacada la maleta, recibí un email de Mariskal, respondiendo amablemente a mi solicitud de una entrevista. En él me indicaba cómo llegar a la redacción de La Heavy. Una hora más tarde, me encontraba tocando a la puerta trasera de un edificio grafiteado. Como había imaginado, el lugar emanaba un ambiente de clandestinidad y misterio. Me recibió Juan Destroyer, segundo al mando de La Heavy, a quien también leí desde que era adolescente. Mariskal venía retrasado, pero dejo dicho que lo esperara. Mientras, me entretuve observando los muros de la oficina, repleta de discos, revistas, libros e innumerables fotografías de Mariskal con gente que también me era bastante familiar: , , … Algunos momentos después llegó y, además de la entrevista que le hice, me invitó a que echara unas palabras en el programa de radio de Mariano Muniesa, que se transmite por Internet desde la redacción de la revista. Aquella experiencia fue la patada inicial de toda una aventura en España, de la que han brotado decenas de pequeñas crónicas. Para mí, fue especial porque cerraba una especie de círculo abierto en mi adolescencia. Cuando me despedí, Mariskal me dijo algo que no olvido: “Nunca imaginé que me entrevistaría el editor de la Playboy mexicana y menos que se presentaría de tenis, con una chupa (chamarra) de cuero y una camiseta de Metallica”.

“Te espero a las 5… López de Hoyos, 133... Metro Alfonso Xlll... Línea 4”.

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Jueves 23 de octubre de 1997 Foro Sol, Ciudad de México

TXT:: PAOLA TINOCO @paolatinoco

EL CUADERNO AMRGO

Instrucciones para llegar a un concierto y no morir en el intento

UNO CONVOCA fantasmas sin darse cuenta, en ocasiones. La muerte de David Bowie me sorprendió como a casi todos. Nadie sabía que tenía cáncer, ni siquiera sus amigos más cercanos. ¿Cómo íbamos a imaginar que, de pronto, el Duque Blanco ya no estaba en el mismo barrio que nosotros. El vecindario de los vivos perdió algo de su musicalidad en ese momento. No sé si estaba medio dormida o realmente se me apareció, pero al recordar su concierto de repente, a las 5 de la mañana en horario valenciano, lo vi en la ventana mientras yo trataba de dormir en el sofá de la casa de una amiga. Y, según yo, en su inglés británico, decía que había sido lo mejor estar sola en 1997. Recuerdo la única vez que el Camaleón vino a México a dar un concierto: 1997, yo tenía un boleto de avión rumbo a Pamplona. Era mi última actividad en México antes de irme del país por tiempo indefinido. Tenía dos entradas, pero nadie con quien compartirlas y decidí ir sola, sin haber estado antes en el Foro Sol. Lo difícil no fue llegar, sino encontrar la puerta correcta. Vi una que, pensaba, era la indicada en mi boleto y al intentar entrar, me dijeron que no era ahí, sino en una entrada lejana. Había taxis bicicleteros y yo, además de haber perdido al novio que me regaló los boletos, no quería perder tiempo. Me subí a una carretilla jalada por un hombre moreno, entrado en carnes y de piernas fuertes. Llegamos a la puerta que señalara el oficial de la entrada anterior, aunque se había confundido. Volví a la carretilla, empezaba a llover. De pronto, escuché el rugido de una multitud y una batería; se me encogió el corazón. Me iba a perder el principio del concierto más esperado de mi vida (hasta los 23 años) por culpa del zoquete que me dejó plantada. Lloré en silencio mientras el gordito pedaleaba en busca de la entrada. La encontramos finalmente y mis lágrimas se desvanecieron por completo al notar que la batería no era de la banda de Bowie, sino de Control Machete... Estaba tan agobiada con llegar, que me había olvidado de los teloneros y me cuestionaba también sobre el motivo para elegir a ese grupo para abrir el concierto de David Bowie. Encontré mi lugar a unas 30 filas del escenario. No era mal lugar considerando el tamaño del Foro Sol que, extrañamente, en esa ocasión, decidieron poner asientos numerados. Imagino que pensaban vender muchos boletos, pero se habrán llevado el chasco que yo experimenté cuando ofrecí el boleto que me sobraba: nadie lo quería. El Foro Sol no se llenó y había gente regalando entradas. Me resigné a guardar un boleto completo como costoso souvenir y dejé de ofrecerlo. No me cabía en la cabeza la idea de que no hubiera más gente interesada en ver, en escuchar a David Bowie. Después del non-sense de Control Machete, encontré un gran motivo para alegrarme; había otro grupo telonero, pero éste sí era de mi agrado y, al menos en mi opinión, era mucho más afín al estelar: Andy Bell y Vince Clark se apersonaron en el escenario y, de pronto, escuchaba “Blues Away”. No fueron muchos los que se emocionaron con su set list. Yo era la excepción. La gente seguía llegando, aunque los espacios no acababan de ocuparse nunca. Mientras tanto, sola y mi alma, cantaba quitada de la pena. Al fin que nadie me conocía. O eso pensaba, hasta que una mano me apretó del brazo y me dijo: “Sígueme”. ¿Qué más podía pasar aparte de quedarme sin novio, sin instrucciones precisas para llegar al concierto, subirme en un vehículo de dudosa procedencia y encontrarme con Control Machete como grupo abridor? Quise pensar que nada peor y me dejé llevar. Ante los espacios vacíos en el VIP, algunos se habían organizado para llegar hasta esa zona, y quitando algunos asientos, nos fuimos brincando filas poco a poco hasta llegar a la número 7, desde donde podíamos ver a Sabo Romo, Saúl Hernández, Leonardo de Lozanne, el Cha y Aleks Syntek, entre otros, charlando sin poner atención a Erasure. El que me tomó del brazo era un tal Pepe que conocí en mis años de secundaria y había cambiado mucho para entonces. Cantamos, bailamos, gritamos y lloramos cuando llegó el momento de escuchar a Bowie. Eran los días de Earthling, y aunque esperábamos algunas canciones que nunca llegaron, nos dimos por bien servidos y hasta engolosinados con “Seven Years in Tibet”, “I’m Afraid of Americans”, “Panic in Detroit”, “Jean Jenie”, “Under Pressure” y hasta un par de covers, uno de su compadre Lou Reed, de su banda The Velvet Underground, y otra de Laurie Anderson. El concierto se acabó, pero la sonrisa seguía en los labios; el pelo húmedo por la llovizna no molestaba luego de un par de horas de emociones y recuerdos. No sabía que después me iría a Pamplona para no regresar en un buen tiempo. Tampoco que escribiría desde Valencia, donde vi a Bowie en la ventana de la sala de la anfitriona. Menos aún que cuando Ziggy Stardust se despidió de México en ese concierto, se despedía para siempre de nosotros.

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Estilo

¿los adidas menos adidas?

Inspirados en la silueta Tubular de la década de los 90, llega el Tubular X Primeknit adidas Originals, con un agresivo diseño adelantado a su época. Frenado por las dificultades tecnológicas para construirlo cuando fue ideado, hoy en día es reconocido finalmente por sus aspectos técnicos y visuales. El Tubular X Primeknit presenta materiales de alta tecnología, como el Primeknit, suela esponjosa inspirada en los neumáticos de los automóviles, un bloque bicolor que contrasta con la parte superior y los laterales que definen su nombre como Tubular X. Para los fanáticos del streetwear, adidas lanza esta versión premium con piel de cocodrilo, convirtiéndolo en un calzado aún más sofisticado.

pensando en los ciclistas: colección levi’s commuter primavera 2016

La comodidad, la cobertura y la durabilidad son los componentes de Levi’s Commuter, que te ayudan a andar en bicicleta de día o de noche, con lluvia o bajo el sol, ya que estrena innovaciones en tela para hombres y mujeres, como el nuevo Levi’s Commuter Endurance Fabric: el tejido más avanzado jamás desarrollado por la marca, más fuerte y más duradero, con más elasticidad que favorece la movilidad y mayor repelencia al agua. Diseñado por ciclistas para ciclistas, permite recorridos más largos y cómodos.

el alma del nuevo

kia soul

A tan solo 9 meses de haber llegado a nuestro país, KIA Motors presentó en México al sexto integrante de su gama: KIA Soul, el cual se caracteriza por tener un diseño trendy inspirado en una atmósfera urbana, lo cual le da una imagen estilizada llena de detalles futuristas. El KIA Soul cuenta con equipamiento sorprendente y de última generación: En modo “música”, las luces en portavasos y altavoces se iluminan al ritmo de cada track, mientras que en modo “ambiental”, las luces cambian de colores automáticamente; cuenta con cámara de reversa, pantalla touch multimedia y el máximo nivel de seguridad. Para su campaña de publicidad, KIA reunió a Mocre, News, Ovbal y Arnaud: cuatro artistas mexicanos que se inspiraron en el vehículo para expresar la personalidad única e irreverente del auto.

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Tecnología

kindle oasis, el nuevo integrante de la familia de e-readers el iphone de san

bernardino, desbloqueado

Después de una disputa legal donde la FBI pretendía obligar a Apple para generar una puerta de accesos a los dispositivos con iOS para poder sacar información aun cuando los equipos estuvieran bloqueados, la agencia de investigación retiró la demanda. La razón, según el Washington Post, es que la FBI pagó a diversos hackers, logrando que una empresa israelí desbloqueara el teléfono sin borrar la información, generando el cuestionamiento de si ahora la agencia debería informar a Apple de la falla.

Amazon lleva más de una década dedicándose a perfeccionar e innovar en el mercado de los e-books, y con la presentación de Kindle Oasis Amazon comenzó el proceso de creación de este gadget desde cero al menos en el diseño, haciéndolo más ligero y cambiando su centro de gravedad a la parte inferior para que haga contrapeso, tiene un upgrade en la batería, logrando autonomía por hasta dos semanas, y estará disponible desde 289 euros.

48% de la gente

conectaría una llave usb desconocida a su equipo

facebook presenta

surround 360

Durante la conferencia para desarrolladores, Facebook anunció la llegada de la Surround 360, que es un arreglo de 17 cámaras y un código abierto, lo cual permitirá implementarlo e innovar en videos de este tipo. La Surround captura videos en 8k que pueden ser reproducidos en el Oculus Rift, Samsung Galaxy Gear VR y la app de Facebook; ésta es una iniciativa de dicha red social para que los fabricantes comiencen a hacer sus propias cámaras con estas capacidades.

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La Universidad de Illinois realizó un estudio con la misión de encontrar qué haría la gente si se encontrara una USB perdida; esto se realizó teniendo como antecedente que los hackers hacen que la gente tome USBs que no les pertenecen para infectar sus equipos. De las 279 unidades que tiraron, 49% fueron conectadas para explorar los archivos, 98% fueron movidas de lugar y 68% no tomó precauciones al leer las unidades.


El pilón

KONONO NO. 1 MEETS BATIDA ESTA HISTORIA ES UNA EVIDENCIA de que la creatividad puede imponerse a cualquier tipo de limitante –y ésta tiene varias-. De inicio, hay que plantear que se trata de un grupo originario de Kinshasa en la República Democrática del Congo. Se formó en 1966 y sus integrantes tocaban en todo tipo de celebraciones populares y plazas públicas. El fundador de la banda, Mingiedi Mawangu, pertenecía a la etnia Bazombo y también trabajaba de chofer de camiones. Su pueblo se asienta en la zona cercana de la frontera con Angola, por lo que su principal actividad se daba en la provincia profunda y en condiciones económicas de pobreza. El principal problema se daba cuando se presentaban en calles y mercados –el ruido era y sigue siendo muy alto–, razón por la que su versión de la música Bazombo apenas se escuchaba. Usaban cuernos de elefante como trompetas y modelos tradicionales de likembe, un instrumento que se relaciona con el Mbira y que en Occidente se considera un piano de pulgar. Para resolver que sus actuaciones se diluyeran entre el bullicio, como buen chofer, Mawangu tenía buenos amigos mecánicos. Les planteó la necesidad de amplificar el sonido y los instrumentos, y la gente del taller se puso manos a la obra. Utilizaron imanes que extrajeron de partes automotrices, perforaron carrizos y desarmaron alternadores. Así crearon micrófonos rústicos y, casi sin querer, hicieron likembes eléctricos. Para 1978 ya se promocionaban como Orchestre Tout Puissant Likembe Konono Nº1, es decir, presumían de estar completamente amplificados –lo que era una garantía para los contratantes–.

TXT:: Juan Carlos Hidalgo FOT:: Vera Marmelo

Música desde y para la aldea global

De aquel periodo quedó registrado un tema: “Mungua-Muanga”, incluido en la compilación Zaire: Musiques Urbaines. Desde entonces, el grupo ya era una auténtica referencia local. Fueron los miembros de la banda holandesa The Ex quienes los mostraron a Europa, porque ellos estaban fascinados con un directo que sumaba bailarinas, percusiones y cantantes. Ese extraordinario conjunto de punk experimental y africanista logró llevarlos a tocar a su país en 2003 y que el sello Crammed Recors los tuviera en la mira para firmarlos. Y, de repente, estalló la vorágine. La disquera creó Congotronics y Vicente Denis los produjo en su lanzamiento internacional al año siguiente. En 2005, ya andaban en el Festival francés Eurockéennes y de ahí los pescaron para otros eventos masivos en Europa, Japón y en Estados Unidos llegaron al Coachella. A los pocos meses, la BBC les otorgó el Newcomer Award de Radio 3 para World Music. Y no pararon. En 2007 colaboraron en “Earth Intruders” del álbum Volta y se fueron de gira con Björk. Su disco Live At Couleur Café ganó un Grammy en 2008. No podemos pasar por alto que el gran gurú simpsoniano Matt Groening los eligió para ser parte del All Tomorrow’s Parties Festival, que curó en 2010 en Inglaterra; mismo año en que aparecieron en Tradi-Mods Vs. Rockers: Alternative Takes on Congotronics, una serie de duetos en tributo a Kasai Allstars, junto a Animal Collective, Andrew Bird, Juana Molina y Thom Yorke. Este año regresan con su quinto disco para Crammed, desafortunadamente tras la muerte de su fundador a los 85 años

de edad en abril del año pasado. Al frente ha quedado su hijo Augustin Makuntima Mawangu, quien ha inyectado energía nueva que salta desde el primer momento, pues se trata de Konono No. 1 meets Batida, un mano a mano con un importante DJ, locutor radiofónico y productor originario de Angola, pero radicado de tiempo atrás en Lisboa –donde se grabó el disco–. Batida es fan del sonido de kokono y con una kalimba, en el pasado, había tratado de semejar el sonido electroprimitivo de la banda. Ahora tuvieron chance de interactuar e incluso probar con un toquecito de kuduro. Y ya que estaban juntos, pues extendieron la invitación a otra figuras locales para que aportaran al álbum. Por las sesiones pasaron Papa Juju, la cantante Selma Uamusse y MC AF Diaphra sumando su poesía hip-hop. Habiendo colaborado con tantos músicos ilustres –como Herbie Hancock–, los africanos lograron revitalizar su música y darle un mayor sentido dancístico sin problema alguno. Konono No.1 meets Batida está planeado para las pistas y las megaverbenas. Sus ocho piezas provocan un trance alucinante, como se comprueba en “Nlele Kalusimbiko” –el sencillo de adelanto–. Se trata, de verdad, de música concebida desde y para la aldea global.

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