Revista Marvin 94 :: Freaks

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65 libertad y fiesta. Un zombi que se folla a sus víctimas por los agujeros de las balas que les destrozaron la cabeza (L.A. Zombie), o la historia de otro que busca rastros de su propio origen (Otto), son buen ejemplo de las desviaciones llenas de callejones que LaBruce toma para exponer sus teorías libertarias.

Pedro Almodóvar Rabia, desenfado y extravagancia Con alcances mucho mayores (especialmente en una segunda etapa con más méritos artísticos) tenemos el primer cine de Pedro Almodóvar, lleno de putas, traficantes, transexuales, homosexuales, mujeres rabiosas y hombres disminuidos. Bien, se trata de la expresión de una etapa histórica clara en España; el cine surgido del destape y la Movida tenía que ser así. Justamente, la jovialidad de un país que se asomaba a la luz de manera contundente (después de lustros de oscuridad asfixiante), se manifiesta en el cine de Almodóvar con personajes que años antes eran perseguidos y señalados. La escoria de una generación se convirtió en la bandera de la siguiente –como casi siempre ocurre– pero hay que agregar la rabia, el desenfado, la extravagancia y la posmodernidad de un autor importante. Nunca como en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, que una mujer orinara sobre otra había causado tan jovial catarsis como la que ocurrió en España en esos momentos.

John Waters La decadente cultura popular Es probable que LaBruce no pudiera hacer lo que hace sin el antecedente de John Waters, un director que explora manías y fobias del ser humano, con historias que encajan tan bien en la cultura popular (gracias a un retrato amoroso y hasta devocional de ella), que disfrazan su lado más decadente mientras lo evidencian al máximo. Muchos llaman a sus películas “de culto”, pero la exposición que hace Waters de su trabajo (ha tenido acercamientos importantes al cine “comercial”) y de su casi permanente equipo de producción, lo llevan de nuevo al lado freak: al del mal gusto como fetiche erótico, al de la mala comida como elemento gourmet, al del director que ha tenido a una actriz en todas y cada una de sus películas (Mary Vivian Pearce). Si eso no es freak, no sigan leyendo. Mondo Trasho y Polyester son los especímenes que lo confirman.

Bruce LaBruce

De fluidos, política y fiesta En el cine de Almodóvar, la homosexualidad encontró un espacio cómodo para expresar sus emociones, pero quizá nunca de una forma tan radical y expuesta como en el de Bruce LaBruce, en donde lo pornográfico (busque usted su diccionario), lo radicalmente político, la teoría de la comunicación y los fluidos humanos convergen para hablar de derechos humanos,

El más extravagante de ellos es sin duda Korine, un autor-director que ha dejado (o provocado) que la vida extravagante de uno de sus mundos (el del cine), trasmine al otro (su vida personal), transformando sus historias con monjas paracaidistas, patinadores salvajes, imitadores de Michael Jackson y Marylin Monroe, en reflexiones personales que nadie hasta la fecha ha podido o querido descifrar. Una frase de este director resume su muy particular forma de contar historias: “después de 100 años las películas debieron haberse convertido en algo muy complicado. La novela se ha reinventado 400 veces, pero el cine sigue atorado en el molde de su propio nacimiento”.

Harmony Korine El hijo pródigo Hijos espirituales de todos ellos son sin duda Richard Kelly (Donnie Darko), John Cameron Mitchell (Shortbus) y Harmony Korine (Gummo).

David Lynch A prueba de críticas La cereza de un pastel como este es, a su vez, el rara avis del grupo. A diferencia del resto de los enlistados, David Lynch (Lost Highway, Salvaje de corazón, Mulholland Drive, Blue Velvet, Eraserhead) no solamente disfruta de una fama y un prestigio a prueba de las críticas más duras, sino que ha ejercitado el acercamiento a la gran industria y triunfado en muy buen porcentaje de esos proyectos. Es como si el viejo sabio de las montañas, transmitiendo sus conocimientos siempre a través de metáforas inasibles y laberínticas (Inland Empire es un buen ejemplo); hablando de violencia y decadencia humana (con personajes que simplemente no pueden hacer más que quererse y cuidarse); mostrando lo peor de la cultura occidental con historias que parecen glorificarla, de repente se vistiera con trajes luminosos y bajara al pueblo a ligar a la discoteca de moda, tuviera éxito y dijera: “el mundo es así, simplemente extravagante, el mundo es un planeta freak”. M Conoce más de este tema en

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