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» CAMALEÓNICOS

MÚSICA / CINE / ARTE

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05-ABR-17

MVN

Cobrar Impuesto de Fe en el Vive Latino 2017



Buscabulla

Canadá

Bahía Bar

Woody Allen

GG Allin

Goldfrapp

Cascine

Guenter Wall

George Clanton

Orson Welles

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Pablo Thecuadro

The Radio Dept.

influencias x 15 años Pink Floyd

Tom Ford

del mes SE DICE QUE EL CONTEXTO TE DEFINE, todo lo que pensamos, hacemos y sentimos es producto de lo que nos rodea (la originalidad, por ende, siempre será un tópico cuestionable). El universo Marvin, que involucra revista, web y festival, tiene un solo eje: difundir lo que nos gusta y contagiarte de ese gusto, ya sea en la música, el cine, la pintura, la literatura, etc. Cumplimos 15 años difundiendo la creatividad, no ha sido fácil, pero son esos nombres, creaciones, movimientos u objetos que nos recuerdan por qué hacemos todo esto. A ellos, les rendimos tributo.

Kali Uchis




DIRECTORIO PRESIDENTE CECILIA VELASCO MARTÍNEZ ceci@marvin.com.mx EDITOR UILI DAMAGE uili@marvin.com.mx COORDINADOR EDITORIAL PABLO PULIDO pablo@marvin.com.mx DIRECTOR DE ARTE HÉCTOR MONTES DE OCA hector@marvin.com.mx DISEÑO GRÁFICO ADRIANA GALLARDO adriana@marvin.com.mx RESPONSABLE DIGITAL ORQUÍDEA VÁZQUEZ orquidea@marvin.com.mx REDACTOR WEB DANIEL ARCIA daniel@marvin.com.mx REDACTOR WEB TOÑO QUINTANAR

COLABORAN EN ESTE NÚMERO Lenin Calderón, Aarón Enríquez, Arturo J. Flores, Rubén Gil, Diego González, Oscar G. Hernández, Juan Carlos Hidalgo, Jesús Iglesias, Vicente Jáuregui, Alejandro Mancilla, Toño Quintanar y Walter Schmidt. CONSEJO EDITORIAL Manú Charritton, Arturo J. Flores, Alejandro González Castillo, Jorge Grajales, Juan Carlos Hidalgo, Alejandro Mancilla. REPRESENTANTES EN EL INTERIOR DE LA REPÚBLICA TOLUCA EDUARDO URIBE MORALES aliasdg@gmail.com PUEBLA JOSÉ ANTONIO FLORES CABRERA joseantonio@marvin.com.mx PACHUCA ALFREDO GARCÍA r.u.d.o@hotmail.com TORREÓN FERNANDO FERNÁNDEZ hanzeldice@gmail.com IMPRENTA FOLI DE MÉXICO, S.A. DE C.V. Negra Modelo 4, Colonia Cervecería Modelo, Estado de México, D.F. C.P. 53330. Teléfono 9159 2200.

DIRECCIÓN COMERCIAL Y RP DELHY SEGURA delhy@marvin.com.mx ALIANZAS Y OPERACIÓN MONTSERRAT ASCANIO montserrat@marvin.com.mx

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COMERCIAL ALEJANDRA LEAL alejandra@marvin.com.mx EDITOR CÓMIC ÓSCAR G. HERNÁNDEZ oscarghx@marvin.com.mx DISTRIBUCIÓN EDUARDO CORTÁZAR ROSAS MARVIN TV PEDRO VELASCO pedro@lphantfilms.com

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Cozumel #61- PB. Col. Roma Norte CP 06700. México DF. Tel. (55)1998 0808 (55)1998 1818 Contacto: contacto@revistamarvin.com Suscripciones: suscripcion@revistamarvin.com

MARVIN

VENTA EXCLUSIVA PARA MAYORES DE EDAD.

Título de la publicación: Marvin Música • Cine • Arte Editor Responsable Cecilia Velasco Martínez. Edición 149correspondiente a: MARZO 2017. Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio físico o electrónico sin el permiso expreso de los editores. Los contenidos de artículos y colaboraciones firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente la opinión de los editores. Certificado de Licitud de Título y Contenido: 15372. Certificado Reserva de Derechos al uso Exclusivo del Título: 04-2016-011911392500-102. MARVIN es una Marca Registrada.



Contenido

En portada 36 BABASÓNICOS

10 TECNOLOGÍA 12 EN MEGÁFONO. Perfiles y noticias de música, cine y arte Música

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CAMALEÓNICOS MARZO 2017

De Fondo

Cine

Arte Cómic

Literatura

18 INDUSTRIA: Los Manejadores. 20 ATLAS SONORO: El sueño de los 90 vive en Portland 22 MAN IN MOTION. La vuelta al mundo a ritmo lento 24 SAMPHA. La desgracia que inspira al arte 26 WIRE. Los amos del punk minimalista 28 SINKANE. Aterrizó el afrofunk del futuro 30 DIEGO VASALLO. La eternidad de un solitario desde la barra de un bar 50 DE CULTO: Shep Pettibone. Remixes de Italia 44 TERRY GILLIAM. Distintas pieles, (no) un mismo esqueleto 46 LOS INFINITOS BAILES DE UN DIVO 48 LA SOLEDAD Y SUS ROSTROS CAMBIANTES. Bravo Fisher! Y de sus etapas emocionales 56 O ORNITÓLOGO. En busca de aves del mismo sexo 52 DE CULTO: Zelig 54 DE CULTO: The Yes Men. El arte no cambia al mundo… Las acciones sí 60 JOHNNY CASH. He visto la oscuridad 62 CÓMIC DEL MES: María Magaña

58 EUSEBIO RUVALCABA. El escritor que mataba a sus amigos Stand-Up 16 RENATO GUILLÉN. Más hambre que sed Recomendaciones 64 EL PILÓN: Nach.



Editorial

E

l arte no es estático, sino hasta que lo vemos plasmado frente a nosotros. Y muchas veces tampoco se deja encontrar inmóvil. El arte es naturalmente mutante. Salta y cambia de forma incluso dentro de una misma línea creativa. Los creadores que nos emocionan y apasionan son aquellos que constantemente nos sorprenden cambiando de forma a través de su arte: The Rolling Stones han mutado hasta el blues puro y duro en su última grabación, desde canciones disco como el clásico “Miss You”, así como Paul McCartney con “Temporary Secretary” o Kiss con “I Was Made for Lovin’ You”. Madonna no estrena nueva grabación sin dar un giro completo y mimetizarse en imagen y sonido con los ritmos que corren. Babasónicos son los representantes latinos idóneos de un sonido justamente camaleónico, quienes por años no han tenido algún impedimento para brincar de un estilo a otro, manteniendo una identidad sólida e inconfundible y ampliando las perspectivas y posibilidades del rock, el pop y la experiementación. Qué decir de otros talentos de ayer y hoy que aquí revisamos como Wire, Sampha o Man in Motion. Y esto sólo en la música... En este número revisamos la destreza camaleónica en el cine, el arte, el cómic, esa que se adapta a su entorno cambiante sin esfuerzo alguno, sin perder su esencia e identidad.

Uili Damage @uili


OCURRENCIAS MUNDANAS x PABLO ZETA

Pablo Zeta es un ilustrador español que se dedica a construir coloridos mundos, habitados por extrovertidos personajes que hacen lo que los humanos nos gustaría hacer. Sus ocurrencias están a la orden del día en pablozeta.com


Tecnología

Logitech presenta sistema con entrada óptica

“Let’s enhance” El sistema Logitech Z625 Powerful THX Sound es el primero de la empresa en tener una entrada ópica -el conector RCA está siendo reemplazado con mayor frecuencia en muchos de los equipos nuevos en todas las marcas. Con 400 watts de potencia, este sistema de altavoces 2.1 soporta tres entradas simultáneas y tiene un precio sugerido en nuestro país de $3,599 MXN. Se trata de un sonido fantástico para música y películas, además de que es ideal para conectar a la consola de juegos para un sonido inmersivo de alto impacto.

se hace realidad

En muchas series de televisión y películas, cuando hacen investigaciones, logran hacer zoom de manera espectacular sólo con “pedir una mejora”. En YouTube, basta con poner “let’s enhance” para ver a lo que me refiero. Esto era ficción hasta ahora, que google trabajó en un algoritmo para mejorar las imágenes: el proyecto que tiene por nombre Pixel Recursive Super Resolution, ha logrado mostrar imágenes de forma nítida que originalmente tenían una resolución de 8px por 8px.

Fez contra Trump Uno de los videojuegos independientes más famosos y exitosos sin duda es Fez; incluso es parte del documental Indie Games donde retratan el proceso de creación del juego. Su creador Phil Fish es ahora parte de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles o ACLU por sus siglas en inglés y en conjunto con la plataforma itch.io decidieron poner este videojuego a un precio especial: desde $10USD y hasta lo que tu decidas aportar, las ganancias irán a apoyar a la ACLU una de las organizaciones que más cuestionan y enfrentan las desiciones de Trump. Pueden apoyar en polytron.itch.io/fez

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En megáfono

Música en directo y más: Marzo en el CCE

El Centro Cultural de España (CCE), es una plataforma de promoción y cooperación cultural multidisciplinaria, innovadora, abierta e incluyente que presenta en México lo mejor del arte, la cultura, las industrias creativas y la ciencia españolas. Además de las exposiciones, proyecciones, talleres, conferencias, debates, performances, teatro, seminarios y hasta presentaciones de danza que sucederán durante este mes, no puedes perderte las actividades musicales que podrás disfrutar y que te sugerimos a continuación: MUJERES Y ELECTRÓNICA Muvieri + CNDSD Miércoles 8. 19:00h. CNDSD -alter ego de la arquitecta Malitzin Cortés-, se desarrolla entre la poesía, la música y exploración asonora, la ilustración, el collage digital y la animación a través de instrumentos análogos y software; por su parte, el sonido psicodélico de Muvieri fusiona de instrumentos con sonido orgánico y evoca una sensación de trance. Presenta: Showcase MOD en el marco de Foro #MUTANTE. soundcloud.com/muvieri soundcloud.com/condesade EUROJAZZ Mario Rom‘s Interzone (Au) Jueves 2. 19:00h. Músicos de la joven escena del jazz europeo presentan su álbum debut The Golden Fang. Presentación en conjunto con la Embajada de Austria en México. Sumrrá (Es) Sábado 4. 19:00h. Con 17 años de trayectoria y cinco discos editados este trío español es uno de los referentes del jazz contemporáneo. Erik Rothenstein Band (Sk) Miércoles 8. 21:00h. Banda que fusiona el jazz moderno combinado con elementos étnicos del este y del sur de Europa. Presentación en conjunto con la Embajada de la República Eslovaca en México.

#MÚSICAENLATERRAZA DJ Txaco Miércoles 22. 21:00h. La primera DJ femenina de la escena mestiza de Japón llega con su toque punk vasco. Bautista Santos (Ar) Miércoles 1. 20:00h Músico argentino que llega a México para una larga gira por todo el país. Marilia (Es) Jueves 2. 21:00h. La cantante y compositora española regresa a nuestro país para presentar su segundo disco. Presentación en conjunto con Industrias Bala. Diego Amador (Es) Martes 7. 21:00h. Inigualable intérprete, músico y compositor que ha colaborado con Óscar de León, El Cigala, Camarón o Remedios Amaya. Techxturas Sonoras por B-Liv Viernes 29. 21:00h. Perfomance electrónico-experimental que rinde homenaje a las voces populares de la historia de México. Rogelio Sosa Sábado 18. 19:00h. Obra situada en la frontera entre el arte sonoro y la música experimental. Presentación en conjunto con Sustrata. MOD 18 Encuentros de música electrónica viva, presentados en conjunto con Salvaje Music Store y Arturia. Taller: Prácticas de vuelo: introducción al acto en vivo Miércoles 29. 11:00 a 15:00h. A través de una dinámica grupal, los alumnos interactuarán en la ejecución de una obra electrónica. Imparten: Leonardo Méndez y Sylvain Missemer (Fr) Concierto: Musgos / Mosses + Juan Flores e Isaac Medina Miércoles 29. 19:00h. Musgos/Mosses es un proyecto de música electrónica multicanal de Tito Rivas con un performance cinemático de Morris Trujillo. Juan Flores e Isaac Medina construyen una coreografía interactiva que desarrolla todo un paisaje audiovisual con estética ciberpunk. Toda la agenda es de entrada libre y el CCE está en el Centro Histórico de la Ciudad de México, con acceso por las calles Guatemala #18 o Donceles 97. Consulta todas las otras actividades del mes en ccemx.org

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En megáfono

Vive Latino 2017 Sangre de mi sangre SIEMPRE EMOCIONANTE y contestatario, el festival Vive Latino presentará una de las ediciones más arriesgadas en su historia, al incluir nuevos talentos iberoamericanos que representan el futuro de la música, así como nuevas actividades en su 18ª edición; colocándose una vez más dentro del panorama de los festivales más esperados en México. Asimismo, habrá sorpresas internacionales como Foxygen, The 5.6.7.8’s, Justice, Rancid y Jake Bugg, quienes agregarán más euforia a esta celebración, que año con año nos recuerda la importancia de defender nuestra identidad y abrazar a aquellos que vienen a festejar con nosotros. Los recuerdos son muchos, pero por qué vivir del pasado si podemos gritar, bailar y cantar nuevamente junto a más de 100

mil personas durante todo un fin de semana, en esta ocasión con actos como Julieta Venegas, Little Jesus, The Cavernarios, Monocordio, Jazmín Solar, Los Fabulosos Cadillacs, Tessa Ia y hasta peculiaridades kitsch como Bronco. Las fechas de esta fiesta masiva son el 18 y 19 de marzo en Foro Sol, cerca de 48 horas de sonidos que nos representan: rock, reggae, ska, pop, electrónica… Las etiquetas no importan, porque lo importante es estar juntos. ¡Viva el Vive! No te pierdas nuestra muy esperada y ya conocida cobertura en redes sociales con el hashtag #MarvinLatino. Más información en vivelatino.com.mx

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Stand-up

Renato Guillén Chilango nacido en 1985, con un hermano y una prima hermana más chica que él, Renato Guillén creció escuchando a Les Luthiers. Su primer concierto fue a los dos años y fue uno de rock/humor para niños: el grupo ¡Qué payasos! Con ese trasfondo, algo tiene que haber salido mal... o ¿no?

Más hambre que sed TXT:: Uili Damage FOT:: Jorge A. López Mendicuti

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¿Cómo descubriste el stand-up? La primera vez que lo vi fue con George Carlin cuando yo tenía 12 años. Estaba haciendo la rutina de “el baseball contra el football americano”. Estaba como a dos años de morirse cuando lo descubrí. Fue en YouTube... algo que llegó de pronto. Un video me llevó a otro y otro hasta que encontré uno de él. ¿Cómo decidiste hacerlo tú? Hace cinco años, en casa de Andrea Ortega Lee “Manchita”, quien es mi amiga desde hace como diez años, nos juntábamos en un “ritual” casi mensual a pasar muchas horas en su casa viendo videos, poniéndonos pachecos... En una de esas le dije “estaría cagado intentar hacer stand-up nosotros” y tuité preguntando si existía en la Ciudad de México. Me contestó creo que Gloria Rodríguez, que yo ni la seguía: “Sí, en Beer Hall, tal día, a tal hora, cáele”. Le dije a Andrea: “vamos a intentarlo, seguro podemos”. Y sí. Escribimos material toda una semana. Cuando íbamos camino al bar pasamos junto al Pata Negra, estaban quitando un árbol o algo así y Manchita, que iba en huaraches, pisó una espina enorme que se le clavó. Fuimos al Sanatorio Durango... estaba todo en contra como para que no fuéramos, pero de todos modos llegamos, nos subimos y se convirtió en un vicio en seguida. ¿Cómo entendiste que tenías que escribir tu material? Fue un poquito intuitivo porque se notaba que había “un método detrás de la locura”. Yo estudié Letras y cuando veo la comedia alcanzo a percibir una estructura narrativa en las rutinas. Entonces ubicaba las herramientas para escribirlo y lo intuí. Cuando me di cuenta que era un oficio, fue hasta que conocí a Gus Proal, como seis meses después. Él me contó su historia y la de la comedia y el stand-up en México y fue cuando me di cuenta de que se podía formar un gremio. Muy rápido dejó de ser un hobby para volverse un oficio. Menos de seis meses. ¿Cómo estaba el ambiente cuando empezabas? Estaba muy incipiente. Tuvimos la suerte de encontrar la escena cuando la persona que llevaba más tiempo llevaba 2 o 3 años cuando mucho. Creo que fuimos “la 1ra generación de nuevos”; no los que lo iniciaron como Talavera, Lorea, Horacio Almada, Juan Carlos Escalante, Gus Proal, Gomíz, Sofía, Gloria... Nosotros llegamos después de ellos. Fue mucha suerte, porque fue al poco de que llegamos que esto empezó a tomar una consciencia de “escena” y una presencia de escena. ¿Los escenarios tenían algo de idea?... ¿tal vez Beer Hall? Todavía no la tienen. Yo creo que cuando llegué ni Beer Hall ni Woko lo tenían en mente como un bar que estuviera dedicado exclusivamente a la comedia, como ahora La caja popular o el 139. De hecho, parte de la chinga fue abrir lugares y encontrar escenarios cuando la gente ni siquiera sabía lo que era. La chamba era llegar a hacer shows a donde fuera. Yo llegué a hacer un show en una lonchería en la colonia Obrera, que es de un actor de doblaje que había hecho la voz de uno de

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los Caballeros del Zodiaco. Estaba lleno de frikis y familias cenando, y así fue la escena un año o dos. ¿Qué estudiaste? Primero Historia y luego Lengua y literatura hispánica, las dos en la UNAM. ¿Te sirven para el stand-up? Sí y mucho, de Letras uso herramientas de estructura narrativa, metáfora, sinécdoque, construcción literaria; la Historia me ha ayudado a recordar que no hay solo una interpretación de las cosas; lo único que te enseña esa carrera es “aquí no vas a aprender datos, sino que vas a aprender cómo historiar. O sea, vas a aprender a crear historia y a utilizar la historia que existe antes de ti para crear la historia nueva. ¿Quienes son tus comediantes favoritos ahorita? Siempre me ha gustado Tim Minchin, por supuesto George Carlin, Bill Hicks con quien tengo una relación de amor-odio muy intensa... Hace poco vi un especial que me gustó mucho de Ali Wong que se llama “Baby Cobra”, en el cual habla de lo que es ser mujer asiática en Estados Unidos. ¿Qué impresión tienes ahorita de la gente cercana a ti que no es cercana a la comedia? Nunca he recibido un rechazo abierto. A mi jefa no le encanta; no lo rechaza pero no lo cuenta: ella no dice que soy comediante sino que gané una beca del FONCA. Pero mi papá está feliz. De mi carrera hay gente que no me habla porque ahora hago stand-up. ¿Qué comedia hace Renato Guillén? Me dijeron hace poco que soy un comediante competente que se ayuda de la poesía y soy un poeta competente que se ayuda de la comedia... idealmente, mi comedia me va a hacer vulnerable en el escenario de manera que el público sea consciente de su propia vulnerabilidad y se ría. También hago chistes de pedofilia y de mota, pero es el medio no el fin [risas]. ¿Qué comediantes no te caen? Mi propósito de fin de año es “bájale al ego, súbele al juego”, porque la idea de “tener que hacer reír” me estaba estorbando y tuve que cambiar mi postura a la de “hacer comedia es un juego”. El juego se trata de un set de reglas con las que la gente se junta, no para producir sino para conectarse. “Poesía” viene de poēsis, que viene de “creación”, pero también de “juego”. Al final del año me encontraba con una serie de comediantes que nos estábamos subiendo al escenario con más sed que con hambre. Me chocan los comediantes que le decimos al público “dénme”, “valídenme”, “ríanse de esto que se me ocurrió”. Cuando tienes sed pides. Cuando tienes hambre vas y muerdes. La comedia en este momento, aquí, tiene que morder. El juego es más importante que nunca. Si lo opuesto de la guerra no es la paz sino la creación, la primera línea de defensa que tenemos ante la falta de empatía, el poder por el poder y el reflector por el reflector es usar la misma herramienta escénica para decir: “¿Ya vieron todo lo que nos está pasando?”. Es porque no estamos jugando. Nos estamos subiendo con sed; y no se trata de morder a quien no puede defenderse sino a todo aquello que tenemos por cierto.


Industria PERO SI BUSCAMOS la historia completa, habría que irnos antes, cuando un joven de 16 años llamado Joaquín Pavia “Wakks”, decide crear La Tortilla, un medio musical donde podía escribir sobre las bandas mexicanas emergentes del momento (hace alrededor de 6 años, “La Tortilla”, fue co-editada por Marvin durante un par de años como un suplemento). “Era una época sin medios digitales, en ese entonces me acercaba a las revistas y estaciones de radio y no me pelaban, así que decidí abrir mi propio medio”. Con la determinación de quien no espera a que las cosas ocurran, sino que trabaja y las desarrolla, el trabajo y la seriedad son una constante desde esos primeros años de formación. Con el entusiasmo a tope, Wakks asistía a muchas tocadas para pactar entrevistas. Una de esas noches, resultó afortunada. Como banda abridora de San Pascualito Rey en el Pasagüero, estaban cinco músicos desconocidos llamados Enjambre, una banda que de inmediato captó su atención: “Siempre fui muy fan de San Pascualito Rey, me acredité para verlos y la banda abridora me gustó mucho. Esa noche platiqué con Luis Navejas. Al poco tiempo ya estaba como su mánager. La banda tenía una vida muy cómoda en Estados Unidos, pero dejaron todo para vivir a la Ciudad de México y perseguir su sueño” comenta “Wakks”. En ese momento, su experiencia se reducía a conseguir tocadas en garajes y terrenos baldíos para una banda de Querétaro llamada Pilot Country. Con Enjambre, su entrenamiento como mánager comenzó oficialmente con una gira de medios lograda gracias a la calidad de la banda. Uno de los principales atributos de un mánager radica en su intuición, en reconocer cuando algo bueno se está cocinando. ¿Qué vio Wakks en estos músicos norteños?: “Cuando los escuché, sentí que finalmente llegaba una banda que me hablaba a mí y a mi generación. Bandas como Austin TV o Kill Aniston no me decían mucho. Con Enjambre y luego con Carla Morrison, había un mensaje que estaba cambiando todo”. Era la era dorada del MySpace y así fue como se dio un primer acercamiento entre Wakks y Morrison: “A ella la conocí cuando tenía Babaluca. Un día escribió al MySpace de Enjambre y le contesté. Más tarde, ambos hicieron una gira por EU abriendo a Babasónicos”. Con talento nato, Wakks reconoció en Morrison su capacidad para conectar con el público, con canciones sencillas y transparentes que capturaban el ánimo de una nueva generación. “Con Carla todo comenzó a suceder muy rápido; de repente los shows ya estaban sold out, se vendieron 150 mil copias de su debut Déjenme llorar, algo totalmente nuevo, inesperado para una artista independiente”. Acostumbrado a trabajar desde la independencia, en un principio, la idea de fundar una empresa con todas las de la ley no parecía algo atractivo. Hasta que un correo de Hacienda sugería lo contrario: “Al principio, el dinero de todos los contratos caía directo a mi cuenta. Con tanto flujo constante de dinero, un día los de Hacienda se dieron cuenta y me mandaron un correo para que aclarara la situación. No sabía qué hacer, era algo nuevo para mí. Me acerqué a Darío, de Comisario Pantera, ya que él es contador. Me aconsejó que me diera de alta como una empresa y eso me empujó a tomar más en serio esto. Así surge formalmente Los Manejadores y al poco tiempo hubo que abrir una oficina”, comenta sobre ese afortunado citatorio fiscal. Actualmente, esa misma oficina es fuente de empleo no sólo para bandas y managers, sino también para diseñadores gráficos, comunicólogos que hacen medios

para las bandas y redactan comunicados de prensa, community managers… A diferencia de otras agencias homólogas, Los Manejadores se distingue por haberse adaptado al nuevo paradigma de la industria musical, y quizá en ello radica su éxito: “Nos tocó vivir un parteaguas dentro de la industria y lo supimos reconocer. Nos adaptamos a ello. Por otra parte, en otras agencias les funciona una estrategia y en ese momento sienten encontrar la clave del éxito. Ahí está el error, porque cada banda es diferente y requiere una estrategia distinta. Ahora, después de 10 años, mucho de mi trabajo es diseñar las estrategias para cada proyecto. Eso no significa que no esté al 100% como cabeza de la agencia, el trabajo es siempre y vivo las 24 horas de los 7 días del año para las bandas”. ¿Cómo llegan las bandas a Los Manejadores, qué características debe tener un grupo para ser firmado? “Ni yo mismo lo sé (risas). De verdad, creo que de entrada te debe gustar mucho. Yo no vendería algo que no me gusta. Han llegado bandas con propuestas de mucho dinero pero eso no me interesa. Ante todo está la música. Hace poco, les dije a todos en la oficina que ya no firmaríamos más bandas, que ya teníamos demasiado trabajo. Pero después, un día estaba trabajando mientras escuchaba Reactor cuando sonó una canción que me jaló al grado de dejar de teclear. Era una banda llamada Okills. Me pareció tan buena que la busqué y a unos cuantos días ya estábamos firmando”. Actualmente, esta banda venezolana radica en la Ciudad de México, y su carrera ha crecido a raudales, con su música y una estrategia de promoción adecuada. Desde luego, no todo en la carrera de un mánager es resolver los problemas de la banda o fungir como un sicólogo de tiempo completo. La creatividad es una parte importante, al menos para Wakks, quien se encarga de aportar más de la mitad de las ideas para los videos de los grupos que representa: “Me gusta dar ideas, disfruto todo lo que involucra ser mánager, pero en la creatividad es diferente. Leo y veo pelis de ciencia ficción, me gusta el cómic, entonces me surgen ideas por ahí”. En diciembre de 2016, Los Manejadores celebraron sus primeros 10 años de vida con un concierto en la Carpa Astros, con un sold out que confirma el olfato de la agencia para firmar bandas que conectan con el público. De la mano de Discos Valiente –la disquera de Los Manejadores–, Joaquín “Wakks” Pavia ha aprendido todo lo que sabe en el camino; sin embargo, esto no acaba: “Acabo de tomar un curso en social media y plataformas, siempre me estoy actualizando para tener todas las herramientas necesarias”. Además, le queda tiempo para dar talleres de management, ya que está convencido que en un país con tantas bandas, lo que faltan son managers dispuestos a trabajar y sobre todo “a no echar la culpa de todo a los demás. La gente que quiera dedicarse a esto, necesita tomarlo muy en serio y dejar de tirarle a los medios, o promotores cuando algo no pasa. En mi experiencia, cuando algo no pasa, es porque no estás haciendo todo para que ocurra”. Con esa frase contundente, Wakks reitera el compromiso que requiere este trabajo, un proyecto que no para de crecer y que este 2017, comienza una nueva etapa con oficinas en Colombia. Con 30 años cumplidos, la carrera de Joaquín “Wakks” Pavia es un ejemplo de perseverancia, disciplina y enfoque para alcanzar las metas. Aunque siempre quiso ser rockstar, hoy, con Los Manejadores, trabaja todos los días en que ese sueño sea una realidad.

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Los Manejadores celebran sus primeros 10 años de vida Entrevista con Joaquín Pavia “Wakks”

A 10 años de su nacimiento, Los Manejadores son hoy una de las agencias de booking & management más exitosas de México. Con artistas como Carla Morrison, Comisario Pantera, Enjambre, Mon Laferte, Caloncho y Rebel Cats, entre muchos otros, su carrera se remonta a 2006.

TXT:: Vicente Jáuregui FOT:: Beto Lozano

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Atlas sonoro

“PORtLAND El sueño de los 90 vive en

TXT:: Alejandro Mancilla @nosoymoderno

CON ESTA FRASE cantada por Fred Armisen y Carrie Brownstein en el primer episodio del programa Portlandia, se resume un poco la filosofía de aquella ciudad a la que forasteros como The Replacements, Belle and Sebastian o The Dead Kennedys (éstos no tan laudatoriamente en su canción “The night of the living rednecks”) le han dedicado canciones. Portland pretende ser camaleónica sin duda. Según los urbanistas, en sus estructuras rige el principio del grey to green, y sus construcciones están diseñadas para dirigir a la gente a sus espacio verdes, lo cuál implica que esta urbe, mute visualmente de concreto a pasto con sólo voltear la mirada. Por otro lado, Portland, la ciudad “hipster” por excelencia de Estados Unidos (para muestra, basta ver el episodio de The Simpsons ambientado en sus calles), es sin duda un epicentro artístico que sigue floreciendo. Pero si de historia musical se trata, remontémonos a finales de

los años 50 cuando The Kingsmen rompían records de ventas con su versión de “Louie Louie” y solistas como Paul Revero contribuían para que el rock and roll se convirtiera en el Rey. Sí, la capital mundial del hipsterismo y una de las más importantes del estado de Oregon, tiene detrás una larga tradición para que lleguemos finalmente a la era de The Dandy Warhols (que ya no es tan joven, pero que son quizás la banda más representativa de la ciudad) o de The Decemberists (otra de las glorias locales); en el camino hay diversidad. En los 80, una banda punk llamada Wipers, llenaba de anarquía citadina a Portland; este combo adquirió un poco de fama extra cuando Nirvana los mencionó como influencia e incluso los versionó. De hecho, aún hay más (Raúl Velasco dixit) sobre la relación Portland/ Nirvana, ya que Kurt Cobain (que el mes pasado hubiera cumplido 50 años) conoció a Courtney justamente en un tugurio de aquella ciudad. No fue gratuito que Elliot

Smith se mudara de su natal California a terrenos más acordes a su introspección como Portland (también llamada La Ciudad de las Rosas), donde desarrolló prácticamente toda su carrera musical como parte de algunas agrupaciones locales, y luego, como solista. Además, de Portland es oriunda la banda Quaterflash, efímeros héroes nacionales gracias a su “one-hit-wonder” ochentero “Harden my Heart”. Por no mencionar a otro de los proyectos más notables que es sin duda Sleater-Kinney, grupo de chicas furiosas que se mudaron a la ciudad huyendo de su natal Washington, con el fin de hacer carrera con el estandarte del riotgrrrl para la nación alternativa (que en los años 90 no era poca cosa). Pero con esta ciudad pasa algo muy curioso, casi todos proyectos que han sobresalido, en realidad son originarios de otras ciudades cercanas y no tan cercanas (como el caso del mencionado Elliot Smith o hace

menos años, The Helio Sequence), que atraídos por las luces intelectuales/indie de la ciudad, han encontrado el caldo de cultivo ideal para brillar en la sociedad rockera. Esta característica, le ha dado la reputación a Portland, de ser la Meca del indie rock en América. El mismo Stephen Malkmus de Pavement (banda que igual se mudó a Portland en algún momento), declaró recientemente que “todo mundo anhela en la actualidad ser un adolescente de los 90 y vivir en Portland”. ¿O qué tal que tomas el bus y en el asiento de junto va Johnny Marr, platican y forman una banda? (el guitarrista se mudó a la ciudad, por algo será…). Evidentemente Portland tiene magia, y también muchos festivales musicales: como el Portland Jazz Festival, el Chamber Music Northwest, el Waterfront Blues Festival, El Music Fest NW (una alternativa para el SXSW o el Pickathon Indie-Roots Music Festival, por mencionar algunos.

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The Gentry

Se aprovechan de su nobleza

TXT:: Alejandro Mancilla @nosoymoderno

Cuando escuchas la canción (“The Latent Stranger”) de una banda en una fiesta y varios años después cuando tienes que hacer algo sobre Portland, recuerdas aquella fugaz ocasión… es que el grupo en cuestión era bueno. The Gentry, es un proyecto musical que nos remite sónicamente al new wave, electrónica, al rock y a la película High Fidelity. El grupo inició en 2003 por iniciativa del DJ y productor Gino Mari, con quien platicamos. BANDAS DE PORTLAND RECOMENDADAS

Radiation City radiationcity.net

Integrantes: Gino Mari, Jeremy Seitz y Andrew Carreon | facebook.com/TheGentry | myspace.com/gentry ¿Porqué bautizar a una banda con un nombre como The Gentry, que alude a la nobleza, aristocracia, burguesía? Es que es justo lo que significa para mí la fantasía de hacer música. El escapismo de estar en una banda. La música es para escapar de eso que no te gusta tanto, ser músico es como ser de la nobleza. ¿Es cierto que los integrantes del grupo trabajaban en una tienda de discos? Así es, originalmente éramos unos snobs de tienda de discos y de ahí formamos un grupo. Y claro, la comparación con la película High Fidelity, antes de que lo digas, nos la hacen todo el tiempo. Por cierto que nuestro nuevo disco será sobre una estrella de cine, será muy cinematográfico.

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¿Te robaste discos alguna vez de esa tienda? Antes de entrar a trabajar ahí sí, pero luego descubrí que trabajando en ese lugar podría ganar dinero para comprar más discos sin riesgo. ¿Es tu vida como la serie Portlandia? Portland es definitivamente peculiar, pero la verdad Portlandia muestra una realidad mucho menos divertida que la ciudad que en realidad somos. ¿Portland sigue siendo un buen lugar para hacer música o es sólo la fama? Amo esta ciudad, y de verdad creo que es su escena musical actual es muy buena. ¿Qué influencias musicales tienes? No son tanto de Portland. Son más

bien Depeche Mode, Bowie, Brian Eno, Soulwax, etc. Escuché una canción que le produjiste a Logan Lynn (el músico y activista local), un cover de Miley Cyrus… Me gusta reinterpretar las canciones hasta cambiar su narrativa emocional, y esa versión fue justo eso. La canción originalmente es sobre ir de fiesta y divertirse y la volvimos con algo que más bien tiene que ver con la soledad. ¿Qué tanto les pegó en la zona la llegada de Trump? Digo, tomando en cuenta que en Portlandia dicen irónicamente “con los blancos vivimos mejor”? Trump sin duda desencadenó mucho miedo en la gente, pero espero que eso nos pueda proporcionar la energía para hacernos encontrar una manera de cambiar como personas.

Una de las agrupaciones más coloridas y divertidas de la ciudad. Se formaron en 2010 y tras editar exclusivamente en casete sus primeros trabajos, ahora son parte de Polyvinyl Records. Su single “Zombies”, suena como si The Mamas and the Papas hubieran regresado de ultratumba e hicieran música con sintes-retro desde un suburbio de Portland.

Neka and Khalo soundcloud.com/fugitivegirl Este dueto cuyo sonido evoca al R&B noventero y lo mezcla con hip-hop, pop y sonidos urbanos de ayer y hoy, es una muestra de la diversidad musical de Portland. Su EP 7hirdwav3 es el ejemplo de que menos es más, y quizás sin pretenderlo, es la antítesis de Beyoncé, genéricos y similares.


Música

+ “Somos música alternativa dentro de la escena electrónica”. Man in Motion Os Man In Motion, 2015 El segundo disco de Man in Motion incluye diez composiciones originales donde se destacan las exploraciones vocales de Sarmen muy bien orquestadas por los teclados de Omar. Participan los músicos invitados Christopher Schm (batería), Oscar Navarro y Tony Granados (bajos), Bernardo del Rio y Rodolfo Ambriz (guitarras) y Jacob Reyes (acordeón).

Ulver Shadows of the Sun Jester Records, 2007 Banda noruega de música electrónica experimental que ha logrado impactar internacionalmente con propuestas siempre frescas. En sus inicios fue una banda más metálica pero se fue trasformando hacia un proyecto cada vez más ecléctico y electrónico, combinando rock, música de cámara y progresiva. Ésta es una de sus grabaciones más destacadas.

MAN IN MOtION La vuelta al mundo a ritmo lento

Björk Biophilia One Little Indian, 2011 Probablemente el proyecto más ambicioso de la compositora, actriz, escritora y cantante islandesa (su octava producción), en donde hace un verdadero derroche de tecnología, como es su costumbre, con una puesta en escena espectacular y música propositiva, siempre a la vanguardia.

El dueto Man in Motion proyecta un estilo downtempo combinando sintetizadores y otros instrumentos para llevarnos por un viaje sonoro lleno de sorpresas. Una de las propuestas más interesantes en la escena de la música electrónica en México. TXT:: Walter Schmidt FOT:: Cortesía de la banda

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“COMENCÉ A INTERESARME en la música hace 14 años, estudié canto y composición en la Martell, terminé mi carrera, me dieron mi papel y estaba frustrada. Pero tuve la suerte de encontrar una profesora argentina, Hebe Rosell, y estuve con ella un año. Yo quería algo más y apliqué para una beca en Inglaterra, pero resultó que me aceptaron en Francia. Me fui a estudiar a una institución que se llama Pantheatre, que es una escuela experimental de la voz y viene de la academia Roy Hart; estuve ahí un año y luego otro año en el Conservatorio de Holanda, en La Haya. “Después me aceptaron para hacer mi maestría en Arte Sonoro en Queens University en Belfast, Irlanda del Norte. Terminé la maestría y estuve trabajando dos años en Inglaterra. Luego me aceptaron para hacer mi doctorado en Sheffield, Inglaterra, pero se acabó la beca y así después de casi siete años fue momento de regresar al país. En 2014 regresé a México. Siempre me he enfocado hacia la cuestión vocal de la música y la producción de música electrónica. Ahora estoy con Man in Motion y también tengo un proyecto alterno donde hago improvisación vocal y performance. Trabajo como profesora con diferentes artistas escénicos”, dice Sarmen Almond. “Mi primer acercamiento a un instrumento fue con la guitarra, luego comencé a tomar clases particulares de piano, también estuve estudiando en la Escuela Superior de Música. Iba a estudiar dirección pero no terminé, seguí estudiando piano y me interesé por los sintetizadores y la música electrónica, los secuenciadores, samplers y procesadores. Estoy tratando de profundizar en mis conocimientos de armonía. Tuve clases de composición, armonía y de entrenamiento auditivo”, agrega Omar Lied y continúa: “Man in Motion surgió después de varios intentos fallidos de proyectos que tenían que ver con la música electrónica, pero era una música dirigida a otro tipo de público. Luego me fui a Holanda y al regresar, ya tenía la idea de hacer un proyecto más personal y así nace Man in Motion, entre un baterista y yo experimentando con las máquinas, con los sintetizadores, para hacer una música menos rápida, más lenta, downtempo, así fuimos

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haciendo algunas canciones para el primer EP. Más adelante se unió Sarmen para llegar a la alineación actual”. Sarmen cuenta: “En un inicio éramos Eric, Omar y yo pero luego, por azares del destino, Eric voló por otro camino. Omar y yo nos conocemos desde hace casi trece años, tuvimos un proyecto hace doce que duró un par de años y luego yo me fui. Cuando empecé a colaborar con Omar, yo estaba aún en el Reino Unido; él me mandó unas canciones y finalmente regresé a México y me integré al cien por ciento, poniendo tiempo, dinero, esfuerzo y conocimientos para hacer Man in Motion”, y agrega: “Es hasta Os, nuestro segundo disco, que decidimos trabajar en vivo con otros músicos porque esto le permite al proyecto tener una proyección más grande y abarcar otro tipo de escenarios. No siempre tocamos Omar y yo solos, a veces nos presentamos como un quinteto con batería, bajo y guitarras”. Omar: “Man in Motion es música alternativa dentro de la escena electrónica”. Sarmen: “El downtempo es precisamente hacer una música más lenta en beats. Tratamos de que sea como un viaje. Que tengas un pequeño paseo mientras escuchas lo que tocamos”.


Música

+ Childish Gambino Awaken, my love Glassnote, 2016 Si metes a un shaker a Funkadelic, Rick James y a Prince, seguramente obtienes al Childish Gambino de 2016. Un disco que se separa del R&B al que nos tenía acostumbrados para demostrarnos su total adoración al funk y rendir homenaje a sus héroes musicales para conseguir una conexión emocional más notoria que en sus trabajos anteriores. Sin duda, el trabajo más contundente de su carrera, en lo que a música se refiere.

Frank Ocean Blonde Boys Don’t Cry, 2016 Cuatro años después de la bomba que fue Channel Orange, Frank Ocean lanza Blonde; aquí, deja de ser un narrador de historias para ser la historia central de su obra más introspectiva y clavada. Un álbum lleno de talento en la interpretación y en la producción con gente como Mike Dean, Pharrel Williams y Kanye West.

James Blake The color in anything Polydor, 2016 El tercer álbum de estudio del productor inglés está cargado de soul y R&B. Poco versátil musicalmente, pero con el sello de Blake en todos sus rincones: una evolución de sí mismo, donde puedes escuchar canciones devastadoras como “I need a forest fire” o completamente bailables como “I hope my life – 1-800 Mix”. Con colaboraciones de Frank Ocean y Justin Vernon de Bon Iver.

FINALMENTE, SAMPHA, el productor y cantautor londinense de R&B, avanza por su propia cuenta. Por fin sale de ese rincón alejado de los reflectores directos para presentar su álbum Process, el cual incluye “Timmy’s Prayer” y “Blood on Me”, sencillos presentados en fechas anteriores. Process parece un trabajo introspectivo: una conversación con él mismo para encontrar ciertas penas y cosas de las que posiblemente se arrepienta. A lo largo de diez canciones, va encontrando un supuesto camino que nunca sabremos si era el correcto. Es definitivamente una pieza íntima: una mezcla de soul, R&B y un buen pop melancólico sin dejar de lado el sonido electrónico que lo puso en el lugar donde se encuentra actualmente en el grime británico. Su voz encantadora y poderosa es inconfundible, y con esto crea un espacio donde nos muestra realmente quién es él y todo lo que quería expresarnos a su muy particular estilo. Una pieza importante del álbum es “Plastic 100°C”, canción con la que abre el disco y que nos cuenta una historia intensa basada en una enfermedad familiar. En el 2011 le detectaron un “bulto” en la garganta durante una gira con SBTRK, y no pudo detenerla. Le preocupaba que fuera algo grave. Su padre murió en 1998 cuando Sampha tenía 9 años; su hermano sufrió un accidente cerebrovascular severo y por último, el cáncer recién diagnosticado de su madre en 2010 explicarían la constante preocupación de Sampha con su salud: “It’s so hot I’ve been melting out here / I’m made out of plastic out here” nos da una pista de lo que sigue. “Plastic 100ºC” comienza con Sampha al piano, mostrando su innegable poder de cantautor y haciendo gala de diferentes juegos de palabras a lo largo de poco más de 5 minutos: “You touch down in the base of my fears. Houston ca...can...can you hear?”.

“Una mezcla de soul, R&B y un buen pop melancólico sin dejar de lado el sonido electrónico”. La grabación de este material se vio marcada por la desafortunada muerte de su madre a causa del cáncer, y de esta forma “Process” toma un nuevo significado para él e incluso para nosotros, dejando como una evidente terapia a “(No One Knows Me) Like The Piano”: una historia que le recuerda a sí mismo a la edad de tres años, sentado en el banco del piano en casa de su madre en el sur de Londres, pero sobre todo, una carta de verdadero amor hacia ella, una despedida. “Blood on me” es el primer sencillo y se lanzó desde finales de agosto de 2016. Canción llena de potencia y emoción, donde demuestra urgencia e incomodidad. Aquí escuchamos a un Sampha agobiado. Es una persecución, una huida diseñada perfectamente para llevar la tensión a punto de ebullición bailable. Una persecución y huída de sí mismo. Y nada de esto lo invento yo, Alex Lill lo retrata perfectamente en el videoclip presentado el pasado septiembre. La capacidad de este productor es sorprendente. Las figuras que puede armar entre la producción musical y el perfecto control sobre su voz te muestran el talento que tiene para explotar este aún joven artista. “Under” es una de las canciones que más se separa del resto del disco. Tiene un trabajo impecable de producción y un coro que se queda pegado desde la primera escuchada. Una canción completamente bailable y seguro lista para ser remezclada por algún otro productor. En mayo del año pasado, Sampha escribió lo siguiente desde su cuenta de Twitter: “Ya ha pasado un rato. Tuve que procesar bastantes cosas durante los últimos dos años, como nos pasa a todos, y a veces es difícil asimilarlo. Quiero dar las gracias a todas las personas que me han demostrado todo su amor y su apoyo. Voy a empezar a compartir música con ustedes otra vez”. Señores y señoras la espera ha terminado, y puedo asegurarles que valió la pena.

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S MPHA La desgracia que inspira al arte

Sampha Sisay es uno de los artistas británicos jóvenes más talentosos de los últimos años, y quizá también de los menos conocidos como solista, con todo y que los principales álbumes del año pasado tienen su colaboración, como el Life of Pablo de Kanye West o el A Seat at the Table de Solange, y después de 2 producciones de estudio con SBTRK así como el trabajo desarrollado con artistas como Jessie Ware, Drake y FKA twigs. TXT:: Diego González FOT:: Cortesía del artista

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MĂşsica

WIRE Los amos del punk minimalista

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TXT:: Walter Schmidt FOT:: Kenichi Iwasa

Muchos críticos están de acuerdo en que la banda inglesa Wire es una de las más influyentes e innovadoras de los últimos cuarenta y pico años. Formada originalmente en octubre de 1976 con Colin Newman (voz, guitarra), Graham Lewis (bajo, voz), Bruce Gilbert (guitarra) y Robert Gotobed (batería), inicialmente se asociaron a la escena punk inglesa emergente con una participación inolvidable en el álbum recopilatorio Roxy London WC2. SU PRIMER ÁLBUM de estudio Pink Flag es un disco clásico de culto, que ha sido aclamado como el álbum más original de toda la era punk inglesa, ahí desarrollaron estilo propio, un punk rock muy energético, con estructuras poco convencionales y canciones cortísimas — ¡una de ellas dura menos de treinta segundos!—, pero la idea minimalista en Wire no se limita a la duración de las piezas, la mayor parte de sus grabaciones incluyen un mínimo de recursos, las composiciones son casi elementales y se desarrollan en medio de atmósferas oscuras, logradas con el uso intensivo de efectos en las guitarras y sintetizadores, que usaron cada vez más a partir de su segundo disco Chairs Missing, producido por Mike Thorne. Tras un primer rompimiento en 1979, Gilbert y Lewis realizan una serie de proyectos muy experimentales incluyendo a Dome y el increíble Duet EMMO con Daniel Miller de Mute Records, mientras que Colin Newman se embarcó en una carrera solista, grabando álbumes excelentes como A-Z y Commercial Suicide. Para 1985 vuelven a reunirse, esta vez sin Robert Gotobed y le quitan una letra a su nombre, ahora Wir. Colin Newman forma una nueva banda con su esposa Malka Spigel, bajista del grupo Minimal Compact, llamada Githead. En 2000 Wire regresa otra vez con Gotobed, ahora usando su nombre real: Robert Grey. En 2008 lanzan Object 47, sin Gilbert. Desde entonces han lanzado una serie de discos excelentes como Red

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Barked Tree (2011), Change Becomes Us (2013), Wire (2015). Y así llegamos a Nocturnal Koreans, el décimo quinto disco de estudio de los londinenses; un álbum que contiene ocho canciones en el estilo inigualable de Wire, bajo la ejecución de tres de sus miembros originales (Newman, Grey y Lewis). Su sonido permanece intacto, al igual que la voz de Colin Newman, y esas guitarras que los han puesto siempre en una categoría aparte. Las canciones se grabaron durante las sesiones del álbum Wire y habían quedado fuera del track listing. Algunas de estas vuelven al sonido de sus primeros discos: “Numbered” (que por momentos nos recuerda los días de Pink Flag), es un ejemplo de ello, pero es un sonido puesto al día, corregido y aumentado, sin perder su estilo único. “Forward Position” es quizá la pieza más arriesgada con una atmósfera realmente oscura y una voz enfatizada con delays y efectos de sintetizadores en la última parte. El tema “Nocturnal Koreans” tiene toda la fuerza y energía de sus presentaciones en vivo. Éste es otro álbum excelente de Wire, fresco, y energético. Es como un vaso de agua fresca en medio del desierto musical que vivimos.

“La mayor parte de sus grabaciones incluyen un mínimo de recursos, las composiciones son casi elementales y se desarrollan en medio de atmósferas oscuras”.

Guided By Voices Please Be Honest Guided By Voices Inc., 2016 Con el ritmo abrumador al que el escuadrón de Dayton, Ohio, publica álbumes ya es difícil decir en qué número va su grabación 2016. Lo que es indiscutible es que este se coloca limpiamente entre los discos de GbV que deben estar en tu colección. Quince temas vibrantes, con inventiva y vitalidad, vigentes y variados. El sello inconfundible de su líder Robert Pollard, aquí está grabado en oro y en relieve.

Sun Kil Moon Common as Light and Love Are Red Valleys of Blood Caldo Verde Records, 2017 Mark Kozelek le da seguimiento a su colaboración del año pasado con el grupo Jesu, ahora con una nueva colección de temas sofisticados, pero de gran calideaz interpretativa. Al restarle atención a la voz, encontramos música que oscila entre el jazz y los sonidos aborígenes, pero en conjunto asombra descubrir un disco tan beatnik en pleno 2017.

Sleaford Mods TCR Rough Trade, 2016 Canciones monolíticas, autistas, no minimalistas sino austeras. Un MC que rapea hipnóticamente con un acento británico callejero y atragantado. Este EP de sólo cinco cortes vuelve a subir el entusiasmo por el árido estilo del dueto de Nottingham y da paso a un sencillo 2017 que agita las aguas del rappunk.


Música

EN EL NORTE se quedó el viejo Sudán y su islamismo radical; al sur se movieron quienes tienen creencias distintas, muchos de ellos animistas y un pequeño porcentaje de cristianos. Buscaron librarse del yugo de los fundamentalistas y labrarse un destino propio exento de imposiciones teológicas. Pero el proceso no ha sido fácil y como resultado de la guerra civil quedan muchísimos afectados. Al día de hoy se dice que existen más de 140 mil personas que se consideran refugiados o desplazados. El conflicto armado de Sudán influyó de forma decisiva en la vida de Ahmed Gallab, pues aunque de pequeño vivió en Inglaterra y de hecho tiene pasaporte británico, durante su infancia regresó al país natal de sus padres y se dejó influir por su cultura. Pero luego fue inevitable su salida y optaron por establecerse en Estados Unidos. Ahora lo conocemos por Sinkane, su proyecto solista, pero antes de ello se abrió paso en la escena indie norteamericana por sus grandes dotes como multiinstrumentista. No son muchos los músicos que pueden contar que fueron parte de agrupaciones como of Montreal, Born Ruffians y Yeasayer –¡vaya terna!–. Pero él mismo cuenta que el aprendizaje más intenso e importante acerca de la industria musical lo recibió mientras tocaba la batería en Caribou. Dan Snaith le compartió los conocimientos aprendidos durante tantas horas de vuelo y que le han servido para moverse a sus anchas. Tuvo también la fortuna de que James Murphy lo escuchara durante sus inicios y pronto lo llevara a formar parte del escuadrón del sello DFA, lo que también influyó su inserción en la intensa escena neoyorquina y su capacidad para asimilar una enorme cantidad de géneros a la hora de fraguar sus propias composiciones. Todo indica que desde hace mucho tiempo Ahmed se sentía como alguien proveniente del espacio exterior –¿para qué preocuparse de las fronteras

terrestres?–, cuando su tercer disco fue titulado Mars (2012). Luego vendría Mean Love, dos años después y que supuso su pasó a City Slag –otro bastión de la independencia– y al que también le dio un tratamiento en dub cósmico y que editó en 2015. A estas alturas no hemos tocado casi la música de Sinkane; apenas vamos esbozando su trayectoria. Lo interesante es que aun habiendo dejado Sudán desde niño, su música no pierde ese acento africano, pero en modo alguno su creador piensa en estar haciendo world music, lo que es más, reniega absolutamente del término. Lo que hay es un basamento electrónico y múltiples capas que se van incorporando. Cantidad de teclados cósmicos, pop lisérgico y, según la pieza, un sutil contacto con el jazz o algún ritmo krautrock –en sus primeras grabaciones–. Ahmed es uno de esos talentos incontenibles. Para testimoniarlo hay que mencionar la existencia de The Atomic Bomb Band!, agrupación inventada por él en el 2014 para tocar versiones de los temas de William Onyeabor, un genio nigeriano de los sintetizadores. En aquel proyecto terminó rodeado por auténticas luminarias: David Byrne, Alexis Taylor de Hot Chip, Money Mark de los Beastie Boys, Kelela, Pat Mahoney de LCD Soundsystem, Damon Albarn, Dev Hynes (Blood Orange) Amadou & Mariam, Jamie Lidell, Pharoah Sanders y Joshua Redman. Para ser tan joven y todavía lo que se dice un talento emergente tiene gran capacidad de convocatoria; ni duda cabe de que sus colegas famosos le notan el oficio y el talento. Todas esas experiencias anteriores las volcó en Life & Livin`it (City Slang), en el que actualiza a toda potencia el concepto del funk en pleno siglo XXI. 9 piezas le bastan para armar la revolución y la fiesta. Se trata de su trabajo menos denso y el más lleno de líneas melódicas, que requirieron que acudiera a voces femeninas tanto para llevar la pauta como para montar coros pletóricos. Esa parte es de la que se encargan Amanda Khiri y Elenna Canlas (también en sintetizadores). Otra de las novedades importantes es que ahora se acompaña de un cuarteto, lo que trae consigo un sonido grupal a toda ley, que se distingue desde la inicial “Deadweight” hasta el cierre con “The way”. No sólo lo pensó para

el estudio sino con el fin de hacer más contundente su directo que ya presenta en una gira larga. Lo interesante es que para mezclar su brebaje futurista tiene muy bien asimilado al pasado. Es evidente que ha hecho una referencia mutante al legado de Stevie Wonder, ha reciclado al High Life –un pariente cercano del afrobeat– y dio con partículas cyber del sonido de la Motown. Pero dejemos bien claro que al final cada elemento aparece en su lugar y se siente absolutamente propio de Sinkane. ¿Será un aventajado aprendiz de David Byrne a la hora de retorcer el funk y de Damon Albarn para hacer fluir ritmos planetarios ancestrales en piezas contemporáneas? Life & Livin’ it parece evidenciarlo, pero también que le apasiona el tropicalismo brasileño y sabe enhebrarlo con la locura de George Clinton y Parliament Funkadelic, poner un poco del estilo de Herbie Hancock y rematarlo con un instinto pop que envuelve el conjunto. No hay tiempo para contemplaciones, sus sencillos han venido en cascada. Primero “U’Huh”, seguido de “Telephone”, que fue elegida para la compilación 13 Songs You Need In Your Life de la revista tan en boga The Fader. Desde los Sonic Ranch Studios, localizados en El Paso, Texas, y trabajando muy de cerca con Greg Lofaro en las letras, Sinkane reconstruye su propio mundo al tiempo que nos hace pensar en Sudán; algo hay en el disco que nos hace creer en la posibilidad de futuro –no todo está perdido–. Es exuberante, intenso y sofisticado… lo dejo correr mientras me remonto a un planteamiento del escritor israelí Amos Oz que refleja su esencia: “La habilidad de existir en situaciones con final abierto, incluso de aprender a disfrutar de dichas situaciones, de aprender a gozar de la diversidad, puede también ayudar... Intento hacer hincapié en la necesidad de imaginarnos unos a otros”.

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“Intento hacer hincapié en la necesidad de imaginarnos unos a otros”. — Sinkane

Ninguna clase de arte puede estar desvinculado de la vida misma –así alcance un nivel muy elevado de abstracción–. Lo apasionante del arte, más allá de la experiencia en sí misma, son sus múltiples conexiones con el fenómeno social e íntimo. Es por eso que en esta historia el vínculo con un país africano es importante. Apenas el 9 de julio del 2011 Sudán del Sur declaró su independencia, convirtiéndose en el estado soberano más joven del mundo.

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TXT:: Juan Carlos Hidalgo FOT:: Ed Andrews

NKANE Aterrizó el afrofunk del futuro

+ Debruit Debruit & Istanbul First Word Records, 2016 Xavier Thomas combina su universo electrónico con los ecos sonoros de la capital turca. Exquisito.

Acid Arab Musique de France Crammed Discs, 2016 Un par de parisinos reivindican a la música árabe en la Francia actual; una presencia importantísima.

William Onyeabor Who is William Onyeabor? Luaka Bop, 2013 Apenas en enero de este año falleció un músico nigeriano que usó como pocos los sintetizadores para crear un funk enloquecido y cósmico.


Música

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“No sabemos hacia dónde vamos, aunque creamos saberlo la vida es un cúmulo de imprevistos, es un poco absurdo hacer planes”. —Diego Vasallo

Diego Vasallo Canciones en ruinas Warner, 2010 6 años pasaron desde su anterior entrega en solitario y que marcó la pauta para lo que vendría.

Tom Waits Small Change Asylum Records, 1976 En 1976, el hombre cuya voz pega como patada de mula ya daba cátedra de melodías dedicadas a los abismos del alma humana.

Javier Corcobado Mujer y victoria Industria Bala, 2016 Otro poeta maldito y artesano de enfebrecidas y alcoholizadas canciones de amor perro. También con disco nuevo.

DIEGO A VAS LLO La eternidad de un solitario desde la barra de un bar TXT:: Juan Carlos Hidalgo FOT:: Archivo

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Al momento de ir a tratar de resolver los misterios más insondables de la vida existen diversas rutas posibles. No es sencillo entender la muerte, el fracaso, el abandono y, por supuesto, el desamor. Algunos pagan por un psiquiatra, otros le dan su dinero a una prostituta. Existe también otro amplio gremio que prefiere la comprensión y confort de la barra de un bar –a los que decido sumarme–. Y no es que importen mucho las conclusiones a las que se llega estando ebrio, es más, esas no cuentan. Son los primeros momentos los interesantes y eso, eliminando cualquier tipo de charla con el barman. ESE LARGO TABLÓN contiene al mundo entero y sus misterios. Te ponen delante las primeras copas y tienes la oportunidad de intentar desmenuzar los acontecimientos importantes con serenidad y precisión. De hecho, un lapso esencial es el que transcurre entre la primera orden y la llegada del servicio. Se trata de un breve impasse propicio para que surjan algunas revelaciones. Pero de una primera fase ideal para las reflexiones de los corazones rotos luego se transita a la comodidad de los bares y sus encantos. Se convierte en otra cosa si es que llega el momento en que aparezca la música en vivo. La abstracción individual se desdibuja y comienza una interacción entre el artista y el ó los solitarios repartidos a lo largo de la barra. Imagino que así sucede en bares oscuros y discretos de Nueva Orleans, París, Brooklyn o el barrio de Malasaña en Madrid, pero tal vez sea que esta historia nació en alguna taberna de San Sebastián, ciudad donde nació el músico que con sus Baladas para un autorretrato (Subterfuge, 2016) me propició entera la digresión anterior. Lo imagino es un sótano de gruesos muros de piedra, vestido de negro total –como suele hacerlo– y acompañado de su banda para desgranar frases de hiel y miel: “Pero el día se iba poco a poco apagando/ Las canciones sonaban como a media voz/ La luna en el cielo no brillaba tanto/ Las nubes se hinchaban como granos de arroz/ y esa brumosa balada se disolvía en la nada”. “El desconocido” es uno de los ocho temas que forma parte del que ya es su octavo álbum bajo su propio nombre. Se trata de un músico que lleva consigo la historia de lustre de haber formado el núcleo de Duncan Dhu –junto a Mikel Erentxun–, una agrupación muy importante en la

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historia del rock español y en lo particular de la creación musical proveniente del País Vasco. En esta canción tiene de invitado a un colega interesante; Quique González está en el piano y que tocó el armonio en “Mapas en el hielo”, que también cala a profundidad y que suelta una frase memorable: “Voy a ningún lugar/ voy aunque prefiera no llegar”. Y uno que quisiera contemplar la eternidad acodado en un banco alto y poniendo las manos sobre la suave madera de la barra. Vasallo tiene detrás 11 discos con Duncan Dhu, tres más como Cabaret Pop y un trabajo de largo aliento con la pintura. Nacido en 1966, se trata de un artista multidisciplinario que se ha preocupado por levantar una estética propia y que musicalmente ha ido recurriendo cada vez más a arreglos más sencillos y una cantidad limitada y exacta de instrumentos. Es por eso que estas tonadas taberneras o también propias para pequeños clubs de alterne se alimentan de la estética de ese talento irrepetible que es Tom Waits. Tenemos delante a un disco oscuro, de sonido rocoso y cantado por una voz grave y aguardentosa. Es música noctámbula que también se remite a las baladas que grabara Elvis durante sus primeros años (tal vez los mejores). Baladas para un autorretrato es un disco con un grato sabor a vieja escuela en varios sentidos; para empezar se grabó en apenas 10 días en los estudios Moon River de la ciudad de Santader –¡qué buen aliento provinciano!–, siempre con aquellas grabaciones de Sun Records en la mente o bien las sesiones trasnochadas de Waits tocando en algún tugurio californiano. ¿Qué tenemos aquí? Rock and roll taciturno y cavernoso –muy propio para los que están solos– y que es descrito por su autor como “un viaje por los alrededores de mis días, una mirada a mis patios traseros, hacia las regiones boscosas de las cavidades de la conciencia y la memoria, de los afectos y los olvidos; territorios a menudo sepultados por una espesa niebla, de una blancura que podría partir un corazón helado”.

Todo el conjunto de composiciones fue organizado por Fernando Macaya, miembro del grupo Los Deltonos, compartiendo producción con el propio Vasallo, en la búsqueda de un sonido al que ellos comparan con “troncos abandonados en la playa por la tormenta”. Otro aspecto muy interesante alrededor de este disco es que será incluido en la edición de Al margen de los días, un libro conformado por poemas y pinturas de Vasallo, que además contiene completas las letras. Un vínculo entre música y literatura, ahora que está tan caliente la polémica por el Nobel otorgado a Bob Dylan. Se trata de un proyecto que surgió espontáneamente y que sobre el que Diego abunda: “No sabemos hacia dónde vamos, aunque creamos saberlo la vida es un cúmulo de imprevistos, es un poco absurdo hacer planes. Lo perfecto sería acoplarnos a ese vaivén, y es lo que nos cuesta, por eso damos tantos tumbos”. Se trata un disco más que apropiado para solitarios, para desposeídos del corazón, o bien para filósofos introspectivos de cantina. Sin problema imagino al gran escritor mexicano Eusebio Ruvalcaba escuchándolo en una mesa del fondo. Estando solo en un bar el tiempo se distiende –no así el espacio–. Todavía sigue siendo importante que un amoroso derrotado armé su monólogo interior mientras van pasando canciones taciturnas. Esa es la grandeza de una canción como “Que todo se pare”, que, sin duda alguna, puede ser más que concluyente y sentenciosa: “El pasado podado a conciencia/ dejando al presente crecer/ el futuro se rinde sin oponer resistencia”.


Festivales

B HIDOR

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Lo que tú quieras, yo quiero TXT:: Pablo Pulido FOT:: Óscar VIllanueva

LA SERIEDAD nunca ha sido mi fuerte, por más que me esfuerce y quiera aparentar algo de sensatez en mis ojos, por más que repita las palabras necesarias y levante ademanes que refuercen mi sensibilidad por la situación, siempre la incorreción tiene que salir, de alguna forma u otra. Por ello amo Bahidorá; aquí es permitido expresarte como quieras, sin tener que dar réplica a nada, aquí me aceptan y me acepto. Mis experiencias anteriores en este carnaval de fosforescencia, habían sido bastante superficiales. Una visita de más de medio día nunca había sucedido, por lo que me arriesgué a explorar sus actividades desde el viernes, en donde me encontré con El Umbral, una bienvenida glamorosa con exponentes frescos de house y techno, como si se tratara de una noche en el Kater Blau, ese club nocturno de Berlín al que están acudiendo los que ya se aburrieron de la absurda exclusividad de Berghain.

Entre la noche, sólo se apreciaban rostros emocionados de que la atmósfera mostrara sus míticos y breves instantes de locura e introspección; fue cuando MIRA, por cierto, residente del Kater Blau, abrió un set de locura que el último recuerdo que tengo hasta el momento de escribir estas palabras, es abrazar a un amigo y sentirme abrumado y contento, descalzo porque mis pies querían ser libres, bailar sobre la naturaleza y constatarme feliz por estar ahí. Me escapo, se escapa. A la mañana siguiente y con un calor considerable, la fiesta ya está iniciando y la amabilidad luminosa de Bahidorá me ha cegado por un momento. Algo aquí es evidente: la

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gente también viene a enamorarse en este terreno de experimentación y delirio. Yo también vine a eso, por lo que la travesía al escenario principal se vuelve un divertido campo de batalla de previo apareamiento; entre más sugestivo, mejor. ¿Vengo en pareja o busco una? Lo que tú quieras, yo quiero. Es lindo ver que este año, las bandas no son un adorno para los “bahidoranos”. Somos muchos los que estamos bailando sin importar los casi cancerígenos rayos de sol de las 2 de la tarde en Morelos. Pero ya que agarramos algo de velocidad, llega Jessy Lanza para soltar un set simple pero bello, en el que disfrutamos de un techno pop agridulce e inspirado en el rechazo emocional, canciones para disfrutar de un corazón roto que hoy no viene a llorar, sino a bailar con sus homólogos. Una verdadera lástima

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que Kali Uchis, haya roto el encanto al acortar a la mitad su set, tras tener a sus pies a toda una audiencia que se quedó confundida y un poco enojada tras su repentino abandono del escenario. De ahí, un terrible salto de tiempo se apoderó de varios habitantes de Bahidorá, para despertar en un emocionante show de Mac Miller, que sin avisar, soltó un trancazo sonoro llamado “Dang!”, una alucinación que se extendió por más de 40 minutos, inspirando a abrazos colectivos, besos correspondidos y risas casi eternas. El escenario hermano, uno más pequeño y colocado a más profundidad de Las Estacas, funcionó perfecto para el coctél de electrónica que se sirvió hasta la mañana del domingo. DJ tras DJ, asesinos de tranquilidad, no bajaron el ritmo para asegurarnos un fascinante diálogo de beats que deseábamos sentir hasta en los huesos. Pocos “hasta luego” en la vida son buenos y éste es uno de ellos. Y a pesar de la nostalgia futurista que se vive a las primeras horas del último día bahidorano, estamos felices de contar los días para pisar nuevamente esta tierra de amor y estimulación sensorial.


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CAMALEONES DEL HUMOR Y UN PROFUNDO AMOR AL ROCK Entrevista con Diego Tuñón.

Cuando se junta una banda de rock, surge en la cabeza de sus integrantes una serie de ideas, propuestas, sueños e ilusiones que se ven exactamente como las fotos de las revistas, las imágenes de los videos... Con el tiempo a lgunas bandas cambian del rumbo que pintaban esas imágenes y de pronto no está sucediendo nada de lo que les unió. En casos contados, se encuentran cómplices cuyo mapa se compone de imágenes tan dispares, que justo materializar sueño por sueño y el paso de los años, es lo que va a lograr que el cuadro completo tenga sentido y se vuelva tangible. Babasónicos es uno de estos casos contados y su tecladista, Diego Tuñón está aquí para contarnos cómo es que les ha pasado así.

TXT:: Uili Damage FOT:: Sony Music

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¿En dónde estás? En Buenos Aires, en mi casa. Estamos dando los últimos shows de lo que tiene que ver con Impuesto de fe. También está para oírse Inflame. Inflame tiene que ver con otra cosa de la banda. Nuestro contrato nos permite publicar otras cosas para las que no hacemos difusión, como aquí, que son ejercicios musicales que se quedaron de la época de Infame, pero no es material nuevo. Cuando sacaron Trance Zomba, comentaban que estaban escuchando mucho a Ween. Es una banda que toca muchos estilos musicales interesantes y al paso del tiempo ustedes también han brincado de un estilo a otro aunque mantengan el sello Babasónicos... ... Sí, y hasta tuvimos la suerte de poder trabajar muchos discos con Andrew Weiss, que fue bajista de Black Flag y es el productor de Ween... El punto es que si te gusta Ween te gusta el rock duro, el pop, el reggae, la sicodelia loca, el country... sonidos que encuentras en la trayectoria de Babasónicos. A Ween lo definiría como rock muy en serio tomado a broma. Gente que se toma al rock muy en serio, pero con muy buen sentido del humor. Nosotros también estamos más allá, y parodiamos lo bueno y lo malo y no le tenemos miedo a nada. Me parece que tiene que ver un poco con eso y me parece que es la antorcha que nos tocó tomar en los noventa. Si analizas las épocas: en los cincuenta no existía el joven como rebelde; ahí no existe una industria que lo avale, que lo identifique y lo represente. En los sesenta todo era libre y llegan todas estas mentes increíbles que en tres años inventaron todos los estilos posibles, de los cuales aún seguimos redundando. Después de Beatles, llegó un T-Rex, un Led Zepellin y ¿qué pasaba? Que crecieron los equipamientos: de los cuatro canales de grabación llegaron

a 24; los Beatles sonaban por los megáfonos del estadio de donde oías al comentarista en la tribuna. Con Zeppelin empieza el PA -que da paso al rock de estadio-, cuando la gente se cansa de eso llegan los punks que dicen “estos viejos de mierda que tienen 30 años, que estudiaron música; la música es otra cosa: aquí la hacemos nosotros solos”. Eso por un par de años fue maravilloso. Luego llega el sintetizador electrónico que ya puede comprarse un chico por 300 libras. Nace el tecno pop y todo era nuevo. Cuando nosotros tomamos la antorcha en los noventa era muy poco lo nuevo. Una de las cosas nuevas que pasaba era que el rap empezaba a tomar otra forma y empezaba a enseñarnos que nosotros íbamos a ser parte de lo que era el metarock. Esto es que llega una banda y dices “¡Uy! Nirvana, ¡que buenos son! Suena a...”. Y desde entonces siempre hay una referencia. Ween y nosotros nos dimos cuenta de algo: que podíamos hacer rock y música disco y no tener miedo a nada. Hoy día eso parece muy normal, pero cuando éramos chicos, la consigna era “Disco Sucks!”. Si oías Judas Priest, no podías escuchar disco. Nosotros dijimos: “quiero hacer disco pero no quiero ser un boludo. Está bien: hagámoslo a ritmo de rock!” Ahí es donde te digo que el humor es muy importante. Nosotros somos personas que amamos el rock. Lo tomamos muy en serio. Pero el punto es que cuando éramos chicos, éramos casi góticos. Nos sentíamos plenamente identificados con la pena y la tristeza mundana, el color negro... pero nos dábamos cuenta en un momento que no todo era triste. No tiene que ir uno a la playa en “sobretodo” (gabardina). De hecho un día estaba en una playa de acá y me crucé con Gustavo Cerati dando panfletos de lo que era su show, y estaba con un sobretodo en la playa. Dije “wow, este es el tipo más cool del universo”. Pero cuando diez años después me tocó a mí estar, dije “yo no voy a hacer eso”. Y a la vez me encanta que él lo haya hecho. Pero para mí las generaciones nuevas están para eso. Para decir “Ok. Estamos todos tristes. Pero divirtámonos un rato. Juntemos tu tristeza, mi tristeza y la tristeza de todos y hagamos algo positivo”. Y los noventa tenía mucho eso. Encontrábamos un elemento tecnológico -UN elemento tecnológico- nuevo, pero que nos jugaba en contra y era el CD, porque permite editar todo tu catálogo. Entonces, salía tu disco y esa misma semana tenías el lanzamiento de todos los discos de Hendrix. ¿Cómo haces para competir contra Hendrix? ... Contra todas las versiones recontramasterizadas de los Beatles; contra todo el catálogo de Led Zeppelin... A nosotros nos cultivó muchísimo. Cuando empezamos, lo que más escuchábamos era rock. Adrián llegaba de vivir en Londres y trajo a Happy Mondays, EMF... Yo ya había grabado un disco en Hollywood con Daniel Melero y Cerati y yo traje Jane’s Addiction, y cuando conocemos a Mariano, él nos introduce a todo mundo al rap: trae Paul’s Boutique, NWA, Digital Underground. Eso fue como hacer un master en la academia. Eso fue la “Universidad de Berkley de Babasónicos”. De hecho para nosotros Ween fue un poquito posterior. Fuimos Adrián, Mariano y yo a visitar a un amigo a Nueva York, Gustavo Iglesias, que después fue nuestro ingeniero y productor, y por primera vez vemos a Ween en MTV y nos volvemos locos. Era algo que no podíamos creer.

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En portada


Para mí el rock es muy importante. No es cualquier cosa. Y paradójico, pero es importante no tomarlo tan serio. Ya cuando nosotros hicimos Babasónica dijimos “uh-uh, ¡qué serio!”... para seria está la vida.

Luego, allí fuimos a un show y vimos a un chico con la remera de Ween. Le decimos “¿Conoces a Ween?” y nos dice “No, no, soy staff de Ween”. Ween era un secreto a voces. Después se hizo bastante famoso. Y el chico nos contactó con Andrew y empezamos a trabajar con él. Ha pasado toda esta historia, todos estos discos, todos estos estilos, con soltura, devoción, humor... Con desdén y capricho también y un profundo amor al rock. ... Y en Impuesto de fé están repasándose a sí mismos ¿con la urgencia de renovar su pasado? Yo qué sé. Es un típico gesto de la industria. El que más se entusiasmó es Mariano con la idea de, “¿qué pasa si ahora que tenemos otro lugar, renovamos algunas de esas cosas lindas que pasaron desapercibidas o que están metidas en el inconsciente de la gente y que no ayuda el CD como para salir a tocar”, tipo “Zumba”, que pertenece a un disco en el que las cosas están híper desafinadas, éramos unos locos terribles y eso nos gustaba; como que sentíamos que eso era una especie de punk. Y ahora entendemos otras cosas. Estamos invirtiendo tanto menos tiempo que en ese momento, porque somos más profesionales, nos sale mejor y con esto me parece que Babasónicos no tiene nada de qué avergonzarse. Eso a mi me dio mucha alegría. Siempre fuimos un alegato a la libertad. Incluso a la libertad de equivocarnos. Me gustó ver cómo hicimos Trance Zomba y el mundo se transformó a ese estilo y decidimos hacer ese disco Dopádromo que arruinaría la carrera de cualquiera [risas], con mucho orgullo. En Trance Zomba habíamos hecho una especie de rock rap, que igual existía un “Cop Killer” que tomó el mundo y una vez que existió eso dijimos, “no, yo no quiero ser eso”. Empezaron a salir muchas bandas de mierda. Siempre que hay un estilo genial, son dos años buenos y lo demás es todo basura.

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¿Están ya preparando lo que va a seguir de Babasónicos? ¿Qué cara tiene? Sí, pero todavía no tiene cara. No tiene nada. Pero cada uno estamos formulando deseos. Yo creo que casi estamos deseando ser una banda nueva. Hacer Impuesto de fe fue muy complejo, muy difícil. Si bien, en todos los discos tendemos a cambiarlo todo, este fue un cambio muy revolucionario. Imagínate que sólo suena lo que puede ser tocado, y creo que a partir de ese disco somos una banda nueva. Es el primero que hacemos como si fuéramos una orquesta que supiera leer música -cosa que ninguno hace-; está planeado para ser un show de televisión y practicamos para repetir exactamente “el arreglo”. Y concluir una toma “exactamente” es milagroso. Supimos desde el día cero que nosotros no podíamos fallar. Que si había que hacer una toma veinte veces, había que hacerlas todas perfecto, y nos entrenamos como japoneses; dejamos el disfrute de lado y nuestra inteligencia sensitiva la pusimos en el lado que la ponen los ninjas. Fue todo un ejercicio que va a dejar un antes y un después de Impuesto de fe. Estoy agradecidísimo a Sony Music por darnos la idea y el apoyo. Yo supongo que el mundo no lo está dimensionando. Esto es una novedad que no ha sido fácil que repercuta en la venta pero es histórico. Decidieron inventar un formato nuevo y van a intentar que lo hagan otras bandas. Y ahora estamos terminando otra grabación. Presentamos el material en el Teatro Colón, uno muy importante a nivel mundial. Es un anexo con otras canciones que no están en Impuesto... ¿Qué tanto van a tomar de allí para Vive Latino? Es el mismo show que vamos a hacer. Vamos a tener un escenario especial para poder hacer la puesta. ¿Les preocupa mucho la parte visual o eso se resuelve en cada show? Aquí no. Lo que ha pasado con los años es que nos gusta mucho viajar, entonces no podemos llevar las puestas que a veces tenemos aquí. La gira que acabamos de hacer por México nos ayudó a definir cuánto es lo que podemos hacer. Somos rockeros auténticos. Primero va la música, después va la foto. ¿Cómo va la convivencia adentro de Babasónicos, hoy? Súper. Para el manicomio. Son muchos años de poner a prueba la amistad, ¿no? El único punto ahora es decidir a qué gerontólogo vamos a contratar... [risas] Creo que [la amistad es] el objetivo principal que dirige todas las acciones. Obviamente no es fácil nada; no sabes, podríamos separarnos mañana también, pero siempre fue así. Nuestro objetivo era hacer, no sé 10, 11 discos, más todos los otros... Los objetivos, igual no son para ser cumplidos, sino que son móviles. Yo siento que Impuesto de fe hizo pensar que Babasónicos es una banda [de camaleones] con futuro.


De Fondo

tERRY GILLIAM Distintas pieles, (no) un mismo esqueleto

El mimetismo es, muy probablemente, la cualidad por excelencia que todo creador debe de desarrollar a lo largo de su proceso histórico. Esto en la medida en que dicho rasgo le permite insertarse en distintos y variados contextos estéticos con el fin de extraer de cada escenario hipotético una prueba fehaciente de los mecanismos subjetivos que intervienen en el devenir de nuestra especie.

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TXT:: Toño Quintanar

FENÓMENO EL CUAL, evidentemente, se torna doblemente relevante dentro de un formato artístico tan polivalente y multidisciplinario como lo es el cine. A diferencia de la gran mayoría de las Bellas Artes, la creación fílmica demanda la concreción de un amplísimo espectro de hechuras y tecnicismos que parten de lo general hacia lo particular con el fin de engendrar una obra capaz de regresar al espectador a sus pulsiones uterinas, atrapándolo en una atmósfera de ensueño donde las sensaciones se convierten en materia manipulable. Es por ello que el director de cine debe de definirse como un ente multifacético, capaz de adentrarse en distintos papeles y sensibilidades con la misma facilidad con que lo haría un maestro del disfraz. De entre el reducido grupo de artistas que ha sido capaz de llevar dichas aptitudes al extremo, Terry Gilliam se destaca como una de las muestras más enriquecedoras y paradigmáticas. Nacido en el año de 1940 (Minneapolis), Terry ostentó desde su edad más temprana una irrefrenable inclinación por el quehacer de carácter creativo; inquietud que lo llevaría a adscribirse a distintas disciplinas artísticas durante su etapa adulta. Su primer gran amor fue la caricatura; siendo publicaciones como Help! y Mad algunas de sus influencias primerizas al momento de iniciarse en el mundo del fanzine independiente. Su joven carrera daría un giro intempestivo en 1967 cuando, huyendo de los numerosos reclutamientos que trajo consigo la Guerra de Vietnam, Terry se trasladó al Reino Unido. Mismo escenario que, dos años más tarde, reclamaría su inclusión en uno de los proyectos más delirantes de la historia del entretenimiento: Monty Python. Es aquí donde la personalidad absolutamente camaleónica de Gilliam comienza a hacerse presente gracias a su desempeño como guionista y, por supuesto, revolucionario animador quien, valiéndose de técnicas apoyadas en coloridos collages que adquirían vida gracias a un trabajo de montaje artesanal, inauguró toda una escuela dentro de la estética surrealista de su época. Fue bajo este contexto que surgiría Monty Python and the Holy Grail (1975), lisérgica cinta co-dirigida junto con Terry Jones, la cual serviría como un temprano referente de las capacidades creadoras y conceptuales de esa máquina que hoy es Gilliam. Esta primera incursión formal en el mundo de la dirección permitiría a Terry tomar conciencia de sus propios alcances como regente de esa complicada empresa que representa sacar a flote un proyecto audiovisual. Noción que se vería reiterada gracias a trabajos de gruesa y fantástica manufactura como son Jabberwocky (1976) y Time Bandits (1981). Sin embargo, no cabe duda de que la cinta que transformaría a Gilliam en un indiscutible

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referente histórico fue esa formidable pieza de índole futurista la cual tuvo la ventura de titularse Brazil (1985). Apoyándose de forma irreductible en algunas de las obras literarias más siniestras dentro de la historia de la ciencia ficción de carácter totalitario –la influencia de novelas como 1984 y Fahrenheit 451 es abrasivamente palpable–, Terry nos presenta una metáfora audiovisual perfeccionada donde la preciosidad técnica se ve confrontada por una mordaz narrativa en la que se cuestionan los aspectos más invasivos y despersonalizadores de la civilización contemporánea. Evidentemente, el género que ha sido la herramienta predilecta de Terry a lo largo de su carrera es el de la fantasía; sin embargo, ésta nunca se ha visto abordada bajo la misma lupa, ya que el autor generalmente ofrece una perspectiva iconoclasta que se desentiende de arraigos semióticos y narrativos. Mismo fenómeno que va, desde esa enorme odisea post-apocalíptica que es Twelve Monkeys (1995), hasta los ensoñadores escenarios que Heath Ledger recorre a lo largo de The Imaginariun of Doctor Parnassus (2009): prueba fehaciente de la influencia que Salvador Dalí ejerce sobre el fuero creativo de Gilliam. Inclusive, en obras de carácter tremendista como Fear and Loathing in Las Vegas (1998), podemos ver inserta esa predisposición a construir nuevas realidades a partir del campo de cultivo que propician los estados subjetivos de la mente. Situación que sugiere los albores de una fantasía que se encuentra indexada en los pliegues de la cotidianeidad, aguardando por alguna herida abierta que devele los mecanismos maravillosos que yacen más allá de la dermis de lo común. Este asunto tiene mucho que ver con el hecho de que Gilliam es un amante de esa subversión que opera a lo largo de los distintos niveles

del esqueleto artístico. Prodigio que se hace presente, tanto en el plano de la escuela estética más formal (sus filmes suelen destacarse como portentos estilísticos que desafían los límites de lo realizable), como en el terreno de la crítica social y humana. Para Terry, aquellos rasgos psíquicos que resultan “censurables” esconden una segunda legitimidad donde la verdadera belleza reposa trémulamente dibujada. Postura filosófica que encontraría su exponente más poderoso en la ya antes citada adaptación fílmica de la novela de Hunter S. Thompson y que, por otra parte, se vería proclamada de forma trunca en un inacabado proyecto que pretendía fungir como una adaptación libre de Don Quijote de la Mancha. Zero Teorem (2013), su más reciente trabajo, podría definirse como un resumen retóricamente explícito acerca de las tradiciones discursivas que distinguen a ese exuberante fenómeno que es la filmografía de Gilliam. Erigiéndose como una oda final al género de la especulación futurista, esta pieza hace una descarada introspección rumbo a las significaciones existenciales que definen al absurdo sobre el que se desplaza la conciencia de nuestra civilización; mismo experimento que encuentra en la interpretación de un magistral Christoph Waltz su principal fuerza emotiva. Las sugestiones propias de la fantasía de corte instrumental vuelven a fungir como una reflexión trágica que nos define como entes eternamente indefinidos, huérfanos de cualquier tipo de salvación concreta, pero también poseedores de un fuero individual que nos incita a buscar nuevas experiencias donde sólo existe parca neutralidad. Gilliam es un voraz colector de disciplinas y el ejemplo más evidente de ello es su nueva faceta como director de ópera; tarea que, por supuesto, se vio profundamente revitalizada mediante una delirante hibridación artística en la que teatralidad e imaginaria fílmica se vieron unificadas de forma homogénea. Al igual que lo hacía en sus épocas de antaño con Monty Python, Terry conjura todo un conglomerado de texturas iconográficas (el primer montaje de La condenación de Fausto incluyó, tanto imágenes de pinturas del artista alemán Caspar David Friedrich, como secuencias de las cintas de propaganda nazi dirigidas por Leni Riefenstahl) con el fin de recordarnos que la creatividad salvaje e insurrecta es la última salvación del género humano frente a los siniestros rumbos del autoproclamado “progreso”. Pocos autores dentro de la historia del Séptimo Arte han hecho gala de una naturaleza tan absolutamente mutante como este inabarcable autor quien es capaz de esculpir de la nada todo un aparto sensorial con el fin de ofrecernos un amplísimo crisol de personajes los cuales se tornan un reflejo de la sinrazón, el caos y el esplendor que son propios de nuestra especie.


De Fondo

Los infinitos bailes de un

DIVO TXT:: Juan Carlos Hidalgo

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Raphael es una leyenda en sí misma; un ícono de la música popular hispanoparlante del siglo XX que incluso traspuso fronteras y fue figura en gran cantidad de países que hablan otras lenguas. En muchos sentidos encarna como nadie la figura de un Ave Fénix, que renace de sus cenizas y se reinventa la cantidad de veces que hagan falta. ES UN HISTRIÓN A TODA regla en cuyas interpretaciones se entrecruzan diversos elementos que van de la creación de intensidades a ciertos manierismos y desplantes recargados. Su pose ha resultado atractiva incluso como una representación de una sexualidad misteriosa –mucho más el personaje que el hombre–. Hay oropel y lustre alrededor suyo (basta recordar los años en los que salía con una capa al escenario). Lo suyo procede de esa exacerbación pasional que pertenece a los latinos; los grandes amores como una tragedia de altos vuelos y a ellos tributa su canto. Domina la amplia paleta del romancero sentimental como muy pocos. De su lado tiene su potente voz (de barítono) y esa capacidad interpretativa, que hicieron una mancuerna perfecta con las composiciones de Manuel Alejandro. Así es, Raphael ha sido un artista que ha hecho enormes las canciones que elige. A estas alturas posee un repertorio enorme de éxitos con visos históricos que van desde “Digan lo que digan”, “Yo soy aquel”, “Qué sabe nadie”, “Como yo te amo” y “Cuando tú no estás”, como parte de un repertorio inmenso. Tan es así que en 1982, Miguel Rafael Martos Sánchez (nombre de pila) recibió un disco de uranio, que representa los más de 50 millones de discos vendidos durante su carrera musical, premio que comparte con artistas de la talla de Michael Jackson y Queen. Por lo que es lógico que con una carrera tan longeva se llene de recopilaciones, conciertos, reediciones remasterizadas, coqueteos con los arreglos sinfónicos y los infaltables discos de dueto. He ahí el punto que lo conecta con el universo indie; algo que para muchos puede resultar sorpresivo. Ya en el 2001 aparece Maldito Raphael en el que graba “Yes Sir, I can Boogie” junto a la maravillosa y mítica Jeanette y hace también un dueto con Alaska, entre otras cosas –como su versión de “Maldito duende"–. ¿Raphael como fuente de inspiración de los rockeros españoles? Nada menos. ¿Sería que fue bien

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aceptado o provocó una acre polémica entre los ortodoxos? En resumen, se dieron ambas cosas. Considerando que el importante Festival Sonorama lo colocó en 2014 encabezando su elenco – tradicionalmente indie–. El saber popular afirma: “Uno es lo que come”. Es difícil crecer –siendo hispanoparlante– en un entorno exclusivamente rockero; en el medio social suenan muchas músicas distintas y la gente crece teniendo diversas referencias. Raphael está ahí desde siempre para acompañar nuestra educación sentimental; se filtran sus películas, sus canciones enseñan que en el amor lo más usual es fracasar y que un mozalbete enamorado no distingue cuando comienza el reino del kitsch. Raphael es un camaleón que ha sabido adaptarse a cada momento histórico, pero tampoco ha faltado quien le señala su tibieza durante el franquismo (¿qué se le puede exigir en lo político a un artista pop?). Se labró un sitio en el panorama internacional de la música y siempre mostró su arte con glamour y garbo. Apenas el año pasado estrenó la película que filmó nada menos que con Alex de la Iglesia – que también es fan–; en Mi gran noche se revisa a sí mismo en clave humorística. Todos estos gestos lo distinguen de muchos de sus contemporáneos y nos hace verlo como un inteligente Dorian Grey –eternamente joven– tras superar enfermedades graves. No puede decirse que su nueva incursión discográfica nos tomara descolocados; la experiencia del Sonorama lo congració con ese espíritu “independiente” y hasta le hizo declarar que a su manera siempre lo fue. Entonces aparece Infinitos bailes (Universal), que tiene como base el haber pedido a compositores de la actual escena –algunos de ellos indies en un muy amplio sentido–, escogidos por la gente de su equipo de trabajo, para que le entregaran canciones compuestas ex profeso para El divo de Linares. ¿Para cuántos artistas no sería un verdadero reto crear algo para Raphael? ¿Debían preservar sus respectivos estilos o buscar adaptarlos a lo que canta el ídolo? ¿Cuántos temas memorables podían esperarse de una miscelánea de tal naturaleza? Infinitos bailes no podía ser un disco perfecto – suele ocurrir en estos casos–, pero 3 o 4 canciones han dado en el blanco. Comenzando por el tema que le da nombre y que corrió a cargo de Mikel Izal –tan en alza con su banda que lleva su apellido–; durante la producción le colocaron un juego de guitarras que hace honor, nada menos que a Los Planetas. Era esperado que Enrique Bunbury lo

entendiera bien en “La duda desnuda” –poderosa y barroca–, pero un tema central de esta entrega es “La última ovación”, que, efectivamente, aborda el momento del retiro del artista, pero que también fue compuesta por Vega como un homenaje a la esposa de Raphael, quien lo ha acompañado y entendido por muchísimos años (por lo mismo tiene un dejo sentimentalmente correcto en su letra). Aunque el sencillo sea “Aunque a veces duela”, hecha por el comercial y cursilón Dani Martín, la canción que, sin duda, se quedará en sus directos será “Igual (loco por cantar)”, que refleja perfectamente la actitud que tiene al día de hoy el cantante: “Tengo las fuerzas renovadas y eso, sumado a mis años de profesional, es un plus, porque tienes a alguien de más de 70 años con la fuerza en el escenario de uno de 25. Yo me he reinventado, pero es algo que no se hace adrede, sino porque eres inquieto y te vas renovando sin darte cuenta”, explicó a Europa Press, una figura a la que han dado por llamar últimamente “El jefe del indie”. El colofón de esta historia pasa porque el disco no fue presentado en un cómodo teatro con abullonados sillones para el disfrute de gente mayor. Se eligió una sala madrileña insignia del rock, la Joy Eslava. La noche del 22 de noviembre del 2016 los boletos se agotaron en minutos pese a costar 85 euros y entre el público se contaba a gente que viajó desde Chile sólo para el concierto. ¡Raphael sigue siendo aquel! El show fue breve y el escándalo no se hizo esperar. Los incondicionales esperaban una presentación larguísima y se quejaban por no estar en la planta baja junto a la prensa e invitados. Aquellos veteranos fans no comprendieron de qué va un showcase. Pero eso no hará la menor mella en alguien que en vida ya tiene un museo dedicado a su persona en su tierra natal. Raphael se ha renovado una vez más y todavía le quedan muchos Infinitos bailes al Divo de Linares, mientras derriba prejuicios y barreras de todo tipo. Esta Ave Fénix lo incendia todo.


De Fondo

LA SOLEDAD y sus rostros cambiantes Bravo Fisher! y sus etapas emocionales

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“…después nuestras mitades separadas llegarán a ser museos repletos de memorias bien colmadas” –E. E. Cummings TXT:: Juan Carlos Hidalgo

SENCILLAMENTE, la vida sentimental de la persona condiciona y modifica el rumbo del artista. Es por eso que tenemos delante a una transformación abrupta. Durante sus primeros dos discos, Guillermo Galguera se decantó por un synth-pop de carácter festivo que surgió en inglés para luego optar por su idioma natal. Tal parecía que ese regreso a los ochenta era un leit motiv que satisfacía plenamente a un músico que intercala su carrera con un trabajo de profesor. Pero resulta que su vida de pareja se fue al traste y esto modificó radicalmente el tono de las composiciones que debían de llegar detrás de El valle invisible (2013), una entrega en la que se empeñó en contar un viaje de principio a fin y desde la perspectiva de alguien externo al autor. El asunto es que la ruptura lo dejó devastado y escuchando obsesivamente a The xx y James Blake. Enfrentó pues un nuevo álbum asumiendo ahora un total rumbo autobiográfico y dando cuenta del proceso completo –que va del truene a la aceptación y superación de tal circunstancia–. Pero esta historia no trascendería si no hubiera dado con canciones sobresalientes. Y es que “Despídeme” alterna español e inglés y un juego de voces, en el que Niccó aporta la parte femenina. Se trata de electrónica que provoca un subidón de intensidades, que va tejiendo texturas y que le permite a Guillermo repetir: “Esto no es el final, es solo el principio”. El quiebre superado y una combinación de electrónica y pop oscuro que engarza a la perfección. La plenitud de una canción tremenda termina por justificar muchísimas cosas; al tiempo que explica de manera sencilla lo que en el mundo real resulta complicadísimo. El tercer disco terminó por titularse Solos (editado por Subterfuge a finales del año pasado) y en el booklet del disco físico Galguera consigna todo lo que pasó junto a C.: “Siempre te querré porque crecimos juntos, porque aprendí contigo. Me enseñaste a amar, y después, a decir adiós”. Ahora ha dejado en claro que el propósito fundamental de estos temas era tratar de entender a la soledad como concepto y sin importar si se tiene o no pareja. A fin de cuentas se trata de la condición que define al presente momento: cada vez estamos más solos.

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Pero volvamos a las canciones –donde está la sustancia–; porque luego aparece “Frío”, el tema que más orgullo le da como compositor. El encanto proviene de la manera en que el piano domina sobre el resto. Las secuencias no hacen sino acompañar a ese aporreo de teclas bastante jazzero y que en buena medida se debe al trabajo de producción de Ed Is Dead, que ha demostrado ser muy versátil al sacar adelante incluso proyectos de flamenco. Al electro-pop oscurón de Bravo Fisher! le ha hecho muy bien un tratamiento menos encorsetado y esa búsqueda perseverante de lo sentimental a partir de un entendimiento muy minimalista. “Frío” se sostiene a partir de la repetición de un mismo pasaje: “Ya se va el calor de mí, tú me apagas”. El creador explica la naturaleza de Solos con precisión: “Todo es más minimal y menos recargado que en mi anterior disco porque la historia es más cruda y porque mis sentimientos cuando lo compuse eran de absoluto vacío y obsesión. Y eso me lleva a letras en forma de bucle, con mucha repetición, o a partes directamente instrumentales, como en ‘Ruido’, donde no hay estribillo”. El nativo de Valladolid y afincado en Madrid desde hace años parece ser alguien completamente distinto del que se autoeditó We Were Overnighters en 2012. De hecho este disco abre con una intro lóbrega y breve llamada “Luto” y en la que suelta una única frase lapidaria: “el tiempo ha muerto hoy, mi amor”.

No olvidemos que Solos surgió de la devastación. Al presentarlo a la prensa española no se guardó nada: “Entré en el estudio estando hecho mierda. Ir a grabar cada día hacía que tuviera una motivación y me centrara”. Mientras iba avanzando escuchaba con detenimiento a FKA twigs, Moderat y Purity Ring, entre otras cosas. Se nota que analizó y asimiló muy bien esas estéticas para fraguar la suya. El disco transcurre mientras las minúsculas letras se hacen demoledoras. “No te volveré a soñar, eres mi luz negra”. Las líneas de teclado se entrecruzan con alguna guitarra huidiza y esa “Luz negra” se cierne tanto sobre la canción como en el proyecto entero. Lo que se entiende mejor con la postura del compositor: “Prefiero una electrónica cantada, más sentimental y que me toque por dentro, con mucha alma”. Mientras sus seguidores recibieron muy entusiastas un track como “Desaparecen” – que no quedó finalmente en el disco– tras la publicación del álbum ha tenido que abundar en el asunto del idioma; algo que en España parece mantenerse como una discusión todavía vigente. Guillermo ha expuesto que de por sí atravesaba un período muy difícil como ponerse limitantes en la parte creativa: “Con este disco he querido liberarme de muchas ataduras, y una era la del idioma. Cuando empezaba a componer estaba lleno de dudas y miedos, no me salía. Puse fin a eso, decidí que iba a hacer absolutamente lo que quisiera, porque nunca sabes qué disco o qué canción va a ser la última, y porque estoy un poco cansado de pensar en lo que es correcto y lo que no, o lo que va a gustar y lo que no”. Solos contiene una decena de canciones de un pop electrónico emocional, melancólico… que no se cansa de experimentar con los graves, los filtros y otros tantos recursos que le dan un sonido actual. Al interior encontramos a Guillermo –el hombre– intentando hallar las respuestas para encontrar la salida del laberinto en que se sumió durante un buen tiempo. Comprendió que entender a la soledad le proveería de todo aquello que se necesita para seguir viviendo. He aquí que el arte se funde con la vida. Nada más y nada menos. El dolor no se puede fingir. Tampoco el abandono.


De culto Música

HEP S PEttIBONE Remixes de Italia

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Es imposible concebir la música electrónica bailable sin hablar de los remixes. Estas remezclas – descendientes directos de las versions jamaiquinas– son reinterpretaciones extendidas que dan visiones distintas de una misma canción. Generalmente se enfocan en hacerla más bailable para ser tocada en la pista de baile, aunque también hay remixes que deconstruyen y alteran bizarramente las originales. TXT:: Lenin Calderón

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urgidos en los setenta, los remixes siguen siendo una gran opción para que los artistas suenen más actuales y lleguen a más gente. De hecho, los productores musicales especializados en hacer remezclas son muy requeridos y pueden cotizarse tan exageradamente como el dólar. Aunque hoy nos sorprendan los remixes que Diplo o Boys Noize le hacen a los artistas menos imaginados, también vale la pena hablar de los pioneros, sus logros y los estándares que establecieron a tan enigmático oficio. LOS TEMPLOS DEL BAILE Así como no puede hablarse de música electrónica sin mencionar los remixes, es imposible referirse a estos sin hablar de las discotecas. Estos hedónicos sitios reservados para oír música a través de imponentes sistemas de audio –ya sea para bailar o socializar– surgieron en Europa, en sitios tan distantes como Munich, Rimini o Ibiza durante la primera mitad de los setenta. Después llegaron a EU y para finales de esa década, Nueva York vivía una fiebre disco en la que la cocaína se inhalaba por kilos y la música se escuchaba en kilométricos extended mixes, editados por sellos pioneros como Salsoul. Discotecas como Paradise Garage o The Saint fueron verdaderos templos fanáticos del placer, donde las noches se prolongaban por días. Ese fue el primer ascenso del DJ al estrellato, pues al mismo tiempo que dirigía estas maratónicas fiestas desde su cabina, producía muchas de las remezclas que ahí tocaba. Para 1976, año en que aparece el primer maxi-single, Newsweek calculaba que en EU había unas cien mil discotecas. Sin duda, el primer DJ en el sentido moderno del término es Larry Levan. Residente del mítico Paradise Garage, alcanzó fama no por sus capacidades técnicas si no por su habilidad para combinar sutilmente géneros y ritmos disímiles. Un estilo claramente heredado de David Mancuso, quien a principios de los 70 aplicó en su legendario The Loft (un departamento en Broadway, al cual sólo se accedía por invitación y donde no se servía alcohol) una política de admisión similar a la que después adoptó el famoso Studio 54. Mancuso –otra de las sensibles bajas musicales que sufrimos en 2016– decía que

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un DJ set tiene que ser como el vuelo de un avión, en el que despegar y aterrizar son lo más importante pues deben ser delicados y graduales. HEREDERO DEL DANCE Levan fue maestro de muchos jóvenes que se le acercaron. Eventualmente, lo superaron tanto en fama como en legado. Alumnos suyos fueron DJs tan importantes como Frankie Knuckles, Danny Tenaglia o Francois Kevorkian, figuras clave en el desarrollo de la música electrónica. Pero de entre estos DJs pioneros, destaca Shep Pettibone. Durante los ochenta, nadie como él impulsó con remixes las carreras de los artistas más variados. Pocos se le acercan en cuanto a productividad pues el número de remixes que se le acreditan rebasa los 700 y como productor, su genio es indudable: bajita la mano, concibió uno de los hits más memorables en la historia de la música popular del siglo XX. El primer remix de Shep data de 1981. Una versión extendida de “No One Can Do It (Like You)” de la diva disco Carol Williams, que anuncia entre líneas la transición de la era disco a los sonidos de las nuevas olas que llegaban con la nueva década. Tan sólo un año después, dos factores detonaron la carrera de este chico de New Jersey que por aquel entonces tendría 22 años. Por un lado, remezcló “Jazzy Sensation” para el seminal Afrika Bambaataa y sus Jazzy 5: un viaje de 6 minutos en el que funk, latin, disco y rap forman una mezcla bailable que vendió miles de copias y lo puso en la mira de músicos de otros géneros. DIVERSIDAD HOMOGÉNEA Por otro lado, comenzó a trabajar como DJ en la legendaria Kiss-FM, de Nueva York, donde sus Mastermixes con los hits bailables de entonces se volvieron tan populares, que Prelude Records editó dichas sesiones en vinyl. En adelante, su nombre aparecería en los créditos de producción de cientos de artistas, lo mismo comerciales que underground. La variedad en el catálogo de su obra habla de una gran flexibilidad que lo hace capaz de mutar de un extremo a otro y lograr que Janet Jackson suene lo más Kraftwerk que se pueda, sin que deje de ser ella y hacer algo así, no es enchílame éstas. Si se hiciera una playlist con las canciones más emblemáticas de los 80 y principios de los 90, muchas

de ellas tendrían un remix hecho por Shep. Lo mismo Daryl Hall, Bananarama o Mariah Carey, que Pet Shop Boys, The B52’s, o Depeche Mode, la gente acudía a Shep en busca de una versión mejorada de sus canciones. Se hizo célebre por lograr, con efectos de delay y eco, un toque dub en sus remixes, lo que da otra dimensión y les agrega profundidad. Fue el primero en requerir que los artistas tocaran de nuevo la canción para remezclarla desde cero y también fue ocurrencia suya que una canción pudiera tener varios remixes distintos. Un talento así de multifacético no podría pasar desapercibido para otro camaleón de peso completo: Madonna. GLAMOUR BARATO Para 1990, Shep era uno de los remixers habituales de la diva, así que a un ejecutivo de Warner, su disquera, le pareció buena idea hacerlos colaborar en una canción original. Con un presupuesto de 5 mil dólares, convenció a Shep para producir un track que sería la base de “Vogue”. Una vez listo, se le envió a Madonna quien, tras aprobarlo, viajó de LA a NY para grabar su voz en un estudio casero, donde un clóset se había adaptado como cabina de grabación. “Vogue” fue un experimento. Ni siquiera está incluida en un álbum digno: apareció por primera vez en el soundtrack de Dick Tracy. Así de poco glamoroso es el origen de este hitazo, cuyo video –una sofisticada visión del maestro David Fincher– contribuyó a su estatus de inmortal. Aunque producir “Vogue” lo hizo muy popular, Shep ya era un remixer muy cotizado. Su carrera existía antes de Madonna y continuó después, con y sin ella, muy exitosamente. Sin embargo, un buen día (aunque terrible para sus fans), a mediados de los 90, decidió retirarse. “Para entonces la música dance se había convertido en un tabú, mientras que el hip-hop ganaba terreno”, admitía Shep en 2015 en una entrevista para Billboard. “A mí no me gusta tanto ese género, nunca lo había producido ni tocado. Creo que ahí decidí que había sido suficiente. Había producido música por más de 15 años, así que pensé ‘debe haber algo más’”. PARAÍSO PRIVADO Ese “algo más” resultó ser la hotelería. Desde 1999, es dueño y administrador de Empress Hotel en su natal New Jersey. Aunque el lugar también reserva un rincón para quienes siguen disfrutando de sacarle brillo a la pista de baile: el club nocturno Paradise, donde hay marcha prácticamente todos los días y puede verse esporádicamente a Shep en las tornamesas. Con casi cien habitaciones, el hotel representa un trabajo de tiempo completo que lo mantiene ocupado y sin pensar en el retorno: “la forma en la que se hace música ha cambiado y no tiene nada que ver con lo que hacíamos hace 25 años. Si me preguntaran si voy a volver: no lo creo, aunque nunca se sabe”. Un respuesta promisoria, pues con un talento versátil y una mente inquieta, uno nunca sabe.


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De culto Cine

Aunque no es una de las películas más reconocidas de Woody Allen, Zelig es una de las mejor logradas. Filmada como el falso documental de una historia hilarante, fue armada con retazos de pietaje real e incluye lo mismo a Hitler que a Babe Ruth en sus escenas. No por nada, cuando se estrenó llamó más la atención por sus virtudes técnicas que por retratar un personaje cuyo síndrome probablemente todos, en mayor o menor medida, padecemos. TXT:: Lenin Calderón UNO DE LOS PROGRAMAS más banales en la TV lleva en su título la quintaesencia del personaje central de Zelig. Keeping Up with the Kardashians no es más que la impune apropiación por parte de esta inútil familia, de una frase propia de la lengua inglesa. Decir “I’m Keeping Up with the Joneses” equivale a expresar que uno intenta guardar las apariencias o trata de encajar con los demás, aunque tiene un trasfondo más materialista. La frase toma como punto de referencia la clase social y los bienes materiales de nuestros vecinos o gente que conocemos, para compararnos con ellos o mantener el estandard y, eventualmente ser aceptados. Así, podemos ver a este insípido clan haciendo innumerables boberías con tal que no cambiemos de canal. Desde acariciar tigres blancos sedados hasta malgastar dinero con todo y cupones de descuento, hacen cualquier cosa por llamar la atención y encajar con su audiencia. Para mantener el rating, no les importaría volverse negros, orientales o hispanos. De hecho –y tal vez con ese mismo afán–, uno de sus miembros ya hasta cambió de sexo. SOY ESPEJO, ME REFLEJO Esta capacidad de cambiar de identidad según el entorno, es real

según este falso documental. Zelig es la historia de un hombre capaz de adoptar discretamente las identidades de aquellos a su alrededor, una habilidad que lo hace famoso de un día para otro. Además de imitar el estatus social u ocupacional y las opiniones de todo aquel que se le pusiera en frente, Leonard Zelig también era capaz de transformarse físicamente para parecerse más a la gente con la que socializaba. Durante la película, Zelig se transforma unas 44 veces y su repertorio incluye un gordo de 130 kilos, un chino, un mafioso italiano y un trompetista negro en lo más denso de los bajos fondos del Chicago de fines de los veinte. Detalles como el uso de pietaje real con cierto grado de deterioro, el hecho de que en lugar de actores profesionales se usara gente real o un narrador cuya sobria voz en off le agrega solemnidad a una historia desquiciada, hacen que este falso documental parezca muy verdadero. En esa lid, Zelig es presentado en blanco y negro, en escenas que hacen pensar que realmente existió y al mismo tiempo confirman por qué este personaje alcanzó estatus de celebridad. Además, testimonios “reales”, a colores, de gente que parecería digna de nuestra confianza –como Susan Sontag o Saul Bellow– “constatan” la existencia de este camaleón humano y ponderan su relevancia. BRINCAN LOS BORREGOS Para lograr este ardid, se utilizaron diversos efectos especiales que, para mediados de los ochenta, parecían magia pura. Así fue posible que Woody Allen (personificando a Leonard Zelig), ingresara literalmente a diversos rollos cinematográficos históricos y apareciera en el campo de beisbol de los

Yankees, en el Vaticano o en medio de un mitin nazi masivo. Allen confiesa en el libro Woody Allen: In Conversation With Stig Bjorkman, que le inquietaba un poco que la atención de la crítica se centrara tanto en los alcances técnicos: “Para mí, la parte técnica estuvo bien. Disfrutamos haciéndola y la edición fue todo un logro. Sin embargo, era el contenido de la película lo que más me interesaba. Quise resaltar el peligro que significa abandonar el verdadero ser en un esfuerzo por gustarle a los demás, ser aceptado y no causar problemas”. Es un hecho que la visión de Allen en el filme, giraba en torno a la identidad y la pérdida de ésta. En el documental Woody Allen: A Life in Film explica por qué: “Estaba interesado en la gente ubicua. El tipo de gente que se asimila en todos los grupos”. Ahí mismo, señala los riesgos que una personalidad así implica: “Abandonan su propia persona con tal de no causar sobresaltos o problemas y poder así gustarle a los demás”, y lo lleva hasta el extremo: “Cuando extrapolas esto en un grado superlativo, lo que obtienes es fascismo. Eso sucedió con esa gente [la Alemania Nazi]. Rechazaron todo. Rechazaron sus propios sentimientos y cedieron la batuta a un líder hipnótico. Cuando rechazas tu propia personalidad para ser aceptado y no causar problemas, estás alimentando al fascismo y la tiranía”.

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EL YO Y SUS CIRCUNSTANCIAS Uno de los datos más significativos de esta cinta, es que, curiosamente, fue en el campo de la neurología, y no en el cinematográfico, donde plasmó su trascendencia. Aunque en dicha ciencia existe el concepto de Comportamiento de Utilización desde 1983 –otra vez, “curiosamente”, ya que ese mismo año se estrenó Zelig–, para describir un síndrome que afecta la autonomía y el libre albedrío de algunos pacientes, no fue sino hasta 24 años después de la película que se tiene registro de un paciente que realmente se parecieran a Leonard Zelig. A partir de entonces, aunque hay algunos antecedentes, el Síndrome de Zelig es un concepto que se emplea abiertamente y con cierta frecuencia. Existe un caso documentado en Italia, en 2007, de un paciente de 65 años cuya identidad se adaptaba según el entorno. Si dicho paciente se encontraba rodeado por doctores, asumía el rol de doctor; si a su alrededor había psiquiatras, aseguraba ser uno de ellos y lo mismo sucedió cuando se vio rodeado por abogados. El fenómeno fue interpretado como una pérdida en la inhibición del lóbulo frontal del cerebro, que es la zona que se encarga de controlar y afirmar nuestra identidad. Como consecuencia, el paciente presentaba cierta “atracción” a asumir un rol social según las circunstancias. Para investigar más, la doctora Giovannina Conchiglia y sus colegas usaron actores para representar diferentes escenarios. En un bar, un actor pidió al paciente que le sirviera un trago, orden que cumplió de inmediato además de comentar que estaba a prueba como bartender por dos semanas. En la cocina del hospital, asumió el papel de un cocinero especializado en dietas para diabéticos. En cada situación mantuvo su rol hasta que las circunstancias fueron cambiadas y, como diciendo “estoy loco pero no tanto”, se negó a hacer el papel de lavandero cuando el experimento tuvo lugar en la lavandería del hospital. En un mundo de apariencias, donde los individuos pasan más tiempo editando sus perfiles de usuario en redes sociales que cultivando capacidades personales, síndromes como el de Zelig son el pan de todos los días. Por un lado, una sociedad sobresaturada de imágenes y publicidad, donde el imperio de las selfies provoca que cada vez más gente esté inconforme con su propia imagen. Por otro lado, se descubren más detalles acerca de las neuronas espejo y cómo la empatía ha sido clave en el desarrollo de nuestra especie. A fin de cuentas, ¿qué lleva a un bebé de dos meses a devolvernos instintivamente la sonrisa, sino el instinto de imitar y crear un vínculo, que eventualmente lo ayudará a sobrevivir? Después de todo, guardar las apariencias no es algo tan Kardashian y, de ninguna manera, está reservado para ellas.

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De culto Arte

YES MEN

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El arte no cambia el mundo... las acciones SÍ Al escribir este artículo tuve imágenes y pensamientos diversos, estuve rumeando la relación del arte con la vida e inevitable, y, continuamente cayendo en las vanguardias artísticas del siglo XX, principalmente en el Futurismo y el Dadaísmo, además del posterior Situacionismo. TXT:: Rubén Gil

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l motivo que no me dejó tranquilo fue la idea de cambiar el mundo con el arte como trinchera, idea que sabemos fracasó; el Futurismo como primer intento me presentó a Filipo Marineti, quien en su época lanzaba discursos poderosos buscando entusiasmar y enlistar en sus filas nuevos adeptos que le ayudasen a formar un nuevo futuro que se identificara en la historia tan fuerte como la Italia renacentista, pero a partir de lo nuevo, de la industria, de la tecnología y la guerra, entusiasmo que le llevó a ser parte del nacionalismo dirigido por Benito Mussolini, perdiéndose entonces en el oscurantismo de una de las ideologías más dolorosas del siglo pasado. Pensé en las seratas futuristas –algo así como veladas o fiestas nocturnas– y el severo dictamen que aseguraba: “un auto de carreras es más bello que la Victoria de Samotracia”. También pude imaginar estrambóticos festines llevados a cabo en el Cabaret Voltaire, donde

Hugo Ball y sus compinches se deleitaban entre poesía, música y otras artes, agrediendo espectadores entre ofensas y escupitajos; acciones infestadas de absurdo e intenciones irracionales, sucesos que si sucedieran ahora les diríamos “políticamente incorrectos”. Estos personajes vienen a mi como protopunks: “no hay futuro” les escucho entonar. Del mismo modo pude inventarme las características de sus excursiones al aire libre, como picnics de desadaptados sociales en busca de pelea, e inevitablemente me vi pronunciando “Dadá duda de todo”, palabras contenidas en alguno de los manifiestos escritos por el poeta y archienemigo del aburrimiento, el rumano Tristan Tzara. De igual manera pero no sé sí en ese orden, Guy Debord apareció dándome una lección sobre el detournament –“desvío”, para usarlo en español–; estrategia que consistía en hacer una deformación de algún producto del espectáculo para generar una crítica en cuanto a éste, como aquella película en la que sólo se presentaba la pantalla iluminada en blanco o el collage cinematográfico que a través de fragmentos de películas apropiadas sirve de fondo para escuchar las teorías sobre la sociedad del espectáculo, ambas películas del mismo Debord. Al pensar en el Situacionismo hago una pausa y regreso recordando a Isidore Isou, antiguo

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compañero de DeBord, cuando ambos eran de la Internacional Letrista, quien según Carlos Granes en su texto El puño invisible (2011) supo distinguir a la juventud como el nuevo aglomerado oprimido, aún más allá del proletariado, quienes por lo menos pertenecían al sistema productivo. Así es, todas las ideas estaban revueltas en mi cabeza, la causa, The Yes Men. The Yes Men es un par de individuos activistas, que para su trabajo hace uso de diversas estrategias muy bien identificadas en el arte, y por ello como preámbulo, para hablarles de este colectivo, decidí escribir lo que en mi cabeza revoloteaba mientras buscaba el hilo que condujera este texto, ¿por qué? Ahora les cuento. Andy Bichlbaun y Mike Bonanno llevan a cabo “panskterism”, un tipo de activismo satírico, es decir, este par busca por medio de lo absurdo evidenciar problemas políticos, sociales y ecológicos; su metodología es muy interesante, pondré algunos ejemplos para poder ser más claro. En 1999, The Yes Men hicieron enojar mucho a George W. Bush cuando en medio de su campaña desarrollaron la página web www. gwbush.com, en donde ponían en evidencia al candidato a la presidencia de Estados Unidos, es decir realizaron un desvío, mostraron la contraparte de la página auténtica del candidato, en donde se mostraba como un ambientalista. Esta página era casi idéntica a la de Bush, solo modificada por pequeños detalles que enfurecieron al próximo presidente, haciéndoles llegar múltiples amenazas que pudieron publicar en diferentes medios. Tras el éxito de su desvío informático alguien les contactó para decirles que tenía el domino ggat.org lo que podía funcionar como sitio del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (General Agreement on Tariffs and Trade o GATT), organismo que trabaja por medio de reuniones periódicas donde los diferentes miembros

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realizan acuerdos sobre impuestos, exportaciones, etc. Este acuerdo es un predecesor de la OMC (Organización Mundial de Comercio). Entonces, con este dominio TYM hicieron un desvío de la página de la OMC criticando la organización por medio de la información en la página, lo que hace evidente la falsedad del sitio, situación solo obvia para quien lee la información y no así para quien da todo por hecho. Así entonces, en la primavera de 2011 gracias a la falta de lectura de la información contenida en la página, TYM recibieron un email pidiendo a la OMC una disertación sobre textiles en el futuro, dando pie a la aparición personaje Hank Hardy Unruh, lo cual nos lleva a pensar en el acto performativo como nueva estrategia para TYM. Este nuevo personaje asiste como representante de la OMC, realiza su ponencia en donde habla entre otras cosas, acerca de la esclavitud en un sentido positivo con frases como: “si los líderes de Estados Unidos en 1860 hubieran entendido lo que nuestros líderes entienden hoy, la guerra civil nunca hubiera sucedido”, argumentando absurdamente que la esclavitud bien administrada trae beneficios en algunos países, planteamientos absurdos y obscenos a propósito para evidenciar lo terrible de las condiciones laborales en la actualidad. Para concluir la ponencia les muestra el prototipo del llamado Traje Gerencial Deportivo, una vestimenta dorada absurda/dadaísta, que por medio de una bomba de aire despliega un falo enorme, el Apéndice Visualizador de Empleados, dorado y rematado con una pantalla en el glande a la altura del rostro de quien lo usa para poder observar la eficiencia de los trabajadores a distancia. Para completar este performance se desarrolló una animación en 3D promocionando el traje dorado que también cuenta con un diseño cómodo para poder realizar actividades deportivas mientras se trabaja. Entre otras acciones, TYM también han modificado videojuegos, intercambiaron las reproductora de voz de muñecas Barbie para que sonaran con frases como: “Los muertos no mienten” y G.I. Joe que decían: “Es lindo salir de compras”; incluso con una página falsa de la empresa Dow Chemical –que en 1999 provocó la muerte de más de 12,000 personas en Bophal, India–, lograron aparecer en televisión cuando la BBC los contacto para hablar sobre la tragedia; en esa ocasión el personaje fue llamado Jude Finisterra, directivo de la empresa, que al aire, en vivo, dijo que se formaría un fondo 12,000 millones de dólares para indemnizar a los afectados, siendo hasta una hora después de haber acontecido que se descubrió la farsa televisiva. Así entonces, podemos decir que TYM no son artistas y a decir verdad los Situacionistas tampoco; el arte no cambia al mundo, las acciones sí, les recomiendo ver los documentales de este colectivo, sobre todo The Yes Men Fix the World.


Cine

O ORNIT TXT:: Jesús Iglesias FOT:: Archivo

EL DESEO DE JOÃO PEDRO por su protagonista no es infundado. No hace falta mas que ver el corte físico del actor galo —que bien podría haber surgido de una mezcla de material genético de Tom Hardy y Jason Statham— para entender que está biológicamente predispuesto a triunfar en ese Hollywood contemporáneo obsesionado con encontrar al nuevo héroe de acción perfecto: ente abstracto que usualmente se construye en torno a un delicado balance de bestialidad física y facciones que proyecten la dosis adecuada de inteligencia y malicia. Pero claro, si Hamy fuera el nuevo Statham no estaríamos hablando de él, ya que lo verdaderamente interesante de este joven actor han sido sus atípicas decisiones artísticas, que al día de hoy prácticamente le imposibilitan entrar en el ultraconservador mundo de

las franquicias y los blockbusters estadounidenses, ¿o acaso creen que Chris Hemsworth habría conseguido el papel de esa descafeinada versión hollywoodense del dios Thor si años atrás, en una película portuguesa, le hubiera hecho el amor a Cristo en una tierna escena homosexual? Buena suerte tocando puertas en Los Ángeles con eso a cuestas. Pero a Hamy esto le importa más bien poco, y si de algo no se le puede acusar es de ingenuidad, ya que el “joven” de 34 años se inició a los dieciséis en el salvaje y caníbal mundo del modelaje —véase The Neon Demon para mayores referencias conceptuales— para posteriormente combinar el placer egotista de las pasarelas y los anuncios con el artístico de la escultura, disciplina que hasta el día de hoy continúa ejercitando como su verdadera pasión, y gracias a la que pudo montarse su propia galería de arte. Con estos antecedentes resulta entendible que “el nuevo chico malo del cine francés”, como muchos lo llamaron en sus inicios histriónicos, o “el actor más prometedor de Francia” cuando la crítica lo vio en Suzanne, haya preferido salir en una película

del siempre polémico João Pedro Rodrigues, y bautizarse en pantalla con la orina de un chamán pagano en vez de mudarse a Hollywood para filmar su primera comedia romántica junto a alguna sucedánea genérica de Scarlett Johansson. Es de esa forma que, alejado de cualquier atisbo de los roles para los que su cuerpo podría predisponerlo, Hamy se ha forjado en los últimos tres años una peculiar carrera centrada en notables papeles secundarios dentro del cine francés de autor, estrenándose en la pantalla grande como amante de Catherine Deneuve en la tercer película de la directora y actriz francesa Emmanuelle Bercot, para también ese mismo año participar bajo las órdenes de otra mano femenina en Suzanne, cinta escrita y dirigida por la marfileña Katell Quillévéré, en la que Hamy interpreta al gángster

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“Me resulta imposible filmar a un actor si no lo deseo”, declaraba el cineasta portugués João Pedro Rodrigues en el festival de Locarno con motivo del estreno de El Ornitólogo: la extraordinaria reinvención fílmica, mística y homoerótica de la vida del santo patrono de las ciudades de Padua y Lisboa: Antonio de Padua, cuya carga dramática recae casi por completo en la ancha espalda del actor francés Paul Hamy.

FICHA TÉCNICA Título: O Ornitólogo Director: João Pedro Rodrigues País: Portugal, Francia y Brazil Año: 2016 Reparto: Paul Hamy.

TÓLOGO En busca de aves del mismo sexo

bajo cuya influencia cae una joven madre, que verá cómo su vida se escurre irremediablemente por las alcantarillas de la vida. La integridad artística de Hamy, que tal vez sea su mayor atractivo en un mundo repleto de caras perfectamente esculpidas, lo mantuvo en papeles de gran intensidad dramática evitando que se convirtiera en un poster-boy desechable, invirtiendo todo un año tras el éxito de Suzanne en la elaboración de cortometrajes de poca o nula distribución comercial, y reactivándose en el 2015 con un papel modesto en la elogiada Mon Roi –cinta dirigida por Maïwenn y protagonizada por Vincent Cassell y Emmanuelle Bercot–, así como con una aparición secundaria pero un poco más vistosa en el thriller Disorder, de Alice Winocour, y finalmente con una breve pero notable participación en el proyecto Lettres

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Grandes, donde desde su estudio de escultor realiza una extraordinaria lectura de una de las cartas más emotivas que Vincent van Gogh le escribió a su hermano Theo. Sin embargo, el gran retorno de Hamy, y el primer papel verdaderamente protagónico en su aún cortísima carrera ocurre en O Ornitólogo, película cuya atípica narrativa lo coloca en los zapatos de Fernando: un ornitólogo portugués (los escasos diálogos que Hamy espeta a lo largo del metraje son doblados por la voz del director João Pedro Rodrigues, quien a su vez tiene un papel tan breve como crucial/demencial en los últimos minutos del filme) que tras ser arrastrado por una violenta corriente fluvial es rescatado por dos turistas chinas que han perdido el camino en su peregrinación a Santiago de Compostela. Poco dinamismo podría esperarse de una película cuyo protagonista profesa uno de los oficios más pasivos que pueden encontrarse en la actualidad, sin embargo, tras los primeros veinte minutos de hipnótica contemplación avícola, filmados por la virtuosa cámara de Rui Poças —fotógrafo de cabecera de João Pedro

Rodrigues—, la narrativa del filme comienza a salirse de control en un extraordinario viaje iniciático, donde el protagonista comienza a enfrentarse a situaciones muy similares a las vividas siglos atrás por San Antonio de Padua —con quien además comparte el nombre bautismal de Fernando— para luego experimentar, a través de varios episodios cargados de un extraordinario manejo de la semiótica católica y la blasfemia más exquisita, una gradual transformación que lo hace pasar de ese hombre contemplativo que ha negado su corporeidad en pos de la admiración de la naturaleza, a un hombre que descubre el complejo universo de la sensualidad corpórea, y la potente relación que ésta mantiene con la amoralidad de esa naturaleza en la que el amor y el odio, el sexo y el asesinato, coexisten como manifestaciones ineludibles de la vida.


Literatura

Antes de morirse, Eusebio Ruvalcaba me asesinó. Es lo que solía hacer con sus amigos. Semana a semana muchos de nosotros seguíamos las publicaciones de su blog con la esperanza de que el autor de Un hilito de sangre hubiera acabado con nuestras vidas. A mí me tocó fenecer bajo su pluma el 18 de enero de 2015.

Eusebio Ruvalcaba El escritor que mataba a sus amigos

TXT:: Arturo J. Flores FOT:: Migue Ángel Manrique

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EL MAESTRO ESCRIBIÓ: “(Arturo J. Flores) Murió al tropezarse en el filo de una alcantarilla. Cayó en picada un par de metros, pero se dio un golpe en la cabeza al cual no alcanzó a sobrevivir. Se le lloró. Alguien llevó una caja de mezcal”. Los lunes y a veces los jueves, Eusebio escribía acerca de las muertes inventadas de sus cuates. Era su manera de decir “te quiero”. Varios sobrevivimos para contar, entre nuestras proezas, haber exhalado un falso último aliento bajo el peso de su feroz inventiva. Pero desde el 7 de febrero de 2017 no ha vuelto a matar a nadie. Esa vez fue Eusebio quien dejó de existir por capricho del más guasón de los escritores: el destino. LOS QUE ESCRIBIMOS SOMOS AMIGOS Hace un par de semanas platiqué con Guillermo Fadanelli acerca de su más reciente novela, Al final del Periférico. Le es imposible evitar que su charla se vea salpicada con el aderezo de múltiples frases ajenas que ha leído por ahí. Porque ante todo, Guillermo es un incorregible consumidor de libros. Por eso dijo: “todos los escritores somos amigos, nos hayamos conocido o no”. Hablamos de Eusebio y de lo mucho que le dolió saberlo perdido. Su sentencia me ayudó a resolver un dilema que llevaba mucho tiempo revoloteando en mi cabeza. ¿Por qué Eusebio Ruvalcaba fue, pese a sí mismo, un escritor muy popular entre los jóvenes? Y digo pese a sí mismo, porque su adorable personalidad en apariencia nada tenía que ver con los usos y costumbres de aquellos mancebos lectores que con entusiasmo engullían sus historias. Aunque nunca lo hubieran visto en su vida, aquellos adolescentes sabían que en Ruvalcaba tenían un amigo que les hablaba desde el futuro, advirtiéndoles que la vida era una mierda pero bien valía la pena vivirla. Muchos de nosotros lo conocimos por sus columnas en La Mosca en la Pared, que dirigía su amigo de mucho tiempo Hugo García Michel. ¿Cómo hizo Eusebio, que no escuchaba rock, para volverse la pluma más popular de una revista de rock? A él quien de verdad le gustaba era Brahms. ¿De qué forma conectó con una juventud, hablando ya de los millennials, dependiente de la tecnología, cuando Eusebio ni siquiera sabía utilizar el Whatsapp? No usaba Twitter ni Instagram. Los alumnos de su taller hicimos un grupo en Facebook en el que el único ausente fue siempre el Maestro, porque no poseía un perfil. Mucho tiempo su estudio en Tlalpan no contó con Internet. Inclusive contrató a una persona que le ayudaba a publicar sus cuentos, cartas, amigos muertos, reflexiones y

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aforismos en Wordpress. Los mismos que Eusebio, hasta el último de sus días, escribió siempre con pluma en una libreta. Porque, me confesó una vez, “mi libreta nunca nadie me la va a querer robar”. Haciendo alusión a la cantidad de tablets, celulares y laptops que otros escribas pierden a diario en el transporte público, extraviando también los borradores de sus novelas. Eusebio escribía en aquella depravada y magistral columna en La Mosca acerca de los mismos temas que le obsesionaban como hombre. Exploraba en sus cuentos, poemas, novelas, ensayos y aforismos: el desamor, la soledad, el abandono, la traición y la inevitable fatalidad que acompaña el enamoramiento. Recuerdo particularmente una en la que –mucho antes de que llegaran los días en los que todos cargamos con el lastre de un celular del que encontramos imposible separarnos so pena de experimentar un horrible síndrome de abstinencia– Eusebio ya lo advertía: el teléfono es el peor enemigo de un borracho. Porque él, bajo los influjos de un buen whisky (JB era su favorito, por las siglas de Johannes Brahms), también le había marcado a una mujer prohibida para decirle que la amaba. Él, bebedor insaciable hasta su muerte, nunca tuvo reparo en exhibirse en sus textos. Paradójicamente guardaba detalles de su vida privada a piedra y lodo en las conversaciones que no tuvieran lugar con sus (muchos) amigos, pero sin pudor alguno era capaz de revelarse en un aforismo como ser humano, con debilidades, apetitos, pasiones, dolores y fatigas. —¿Por qué crees que los jóvenes conectan con lo que escribes, si hablas de divorcios, de empleos, de enfermedades físicas que aún, en teoría, ellos no enfrentan? —le pregunté alguna vez. Quizá en el Rayuela, su restaurante favorito, porque ante todo fue siempre un animal de hábitos. —No lo sé, quizá porque tienen ganas de que alguien les cuente de qué se trata la vida. A qué huele una mujer, por ejemplo. NUNCA LOS DÉBILES DE ESTÓMAGO En cada una de sus novelas Eusebio se desmarcó de los “grandes temas” y se dedicó a describir al ser humano en su más primitiva condición. Ya fuera la pareja noctámbula de Bajo la tersa noche, el adolescente encantador de Un hilito de sangre o el atormentado protagonista de Todos tenemos pensamientos asesinos, que tiene que lidiar con la realidad de que a su hijo retrasado mental lo violan brutal y recurrentemente en el Reclusorio, todos y cada uno de sus personajes están hechos de carne y hueso. Ruvalcaba además era directo e implacable, prestidigitador del lenguaje que no se perdía en incomprensibles giros poéticos, siempre privilegió la acción y la contundencia de las escenas. Leerlo nunca será propio para los débiles de estómago. Nació en Guadalajara el 4 de septiembre de 1955. Se volvió escritor –me confesó– cuando murió su padre, el violinista Higinio Ruvalcaba. El dolor le animó a llevar a cabo una idea que se le metió en la cabeza desde la primera vez que escuchó una lectura de poesía en vivo. La de producir con palabras escritas una conmoción similar a la que él había experimentado en los oídos. Se volvió un asiduo de Dostoyevski –y no de Bukowski, como se piensa– y de la mano de una infaltable copa de

alcohol, se persignó y comenzó a llenar páginas en blanco. El destino apuntó a la cabeza. Murió por culpa de un hematoma cerebral; el cerebro después de su corazón como el más privilegiado de sus órganos. Y no lo mató la diabetes, como él pensaba que lo haría. Porque los que junto a él convivimos sabemos que Eusebio era un epicúreo que jamás se privó ningún tipo de placer. Vinos, comida, libros, discos y mujeres las tuvo cuando quiso en las cantidades que deseó. Pero nunca escribió de la felicidad porque no le parecía un tema interesante. Recuerdo aquella vez que en medio de la presentación de uno de sus libros, respondió así a la pregunta sesuda de alguno de sus compañeros de mesa: “¿Cree usted que me importa lo que me dice cuando mejor me puedo poner de pie e ir a acariciar las piernas de esta hermosa mujer?”. Y así lo hizo. Se paró para ir a tocar a su musa. Después volvió a la mesa y educadamente dio respuesta a la pregunta. Porque aunque haya quienes lo tildaran de macho, y él mismo se dijera así en tono de broma, Ruvalcaba era un caballero que besaba la mano de las mujeres y creía en los talentos de las jóvenes escritoras –pocas, eso sí– que se acercaban a su taller. Siempre respondió a todos los correos electrónicos que le enviaban sus fans, hombres y mujeres, y aceptaba sus invitaciones a comer. Lo recuerdo como a alguien con cantidades inconmensurables de humanidad dentro de sí, que en la pluma se tornaba en un maldito. Mientras escribo desde el dolor de su partida, vuelvo a revisar su blog. Él, que de acuerdo con lo expresado se volvió mi amigo desde el momento en que lo leí, aunque faltaran muchos años para que lo conociera en persona, redactó una entrada titulada: “Consejos para chavos”. El primero es muy Eusebio: “Nunca aceptes consejos de nadie”. Pero es la octava advertencia la que quiero traer a colación: “No te des más importancia de la que te imaginas. Nunca la vas a tener. Mejor disfruta lo poco que eres”. Lo releo y parece que lo escucho pronunciado la frase. El mismo hombre a quien le chocaba que sus amigos lo adularan, a quien nunca le gustó la versión fílmica de Un hilito de sangre que protagonizó Diego Luna, por más famoso que se volvió el actor. A quien se la pasaba despotricando contra el mismo Presidente que no ha leído tres libros y que (inexplicablemente) tuiteó en honor de Eusebio el día de su muerte. Un Presidente que jamás podrá presumir que el escritor lo “matara” simbólicamente en uno de sus textos. Eso fue un privilegio que reservó sólo a sus amigos.


Cómic y narrativa dibujada

TXT:: Oscar G. Hernández

Johnny Cash He visto la oscuridad

DE ENTRE LAS FASCINACIONES que producen las llamadas estrellas de la cultura pop, su lado oscuro normalmente suele ser el más atractivo, por lo menos para aquellos que gustan de las transformaciones. Y es que la rutina y la repetición tienden a producir tedio y aburrimiento. Aunque los conservadores prefieren mantener las cosas como son o como fueron, todo cambia. Es cierto que muchos prefieren no hacerlo y mantener una idea y estilo, pero hay otros que mutan para lucir aún más, o mutan y caen. La caída de los ídolos es un morbo que nos despierta atracción, ver a alguien capaz de transformarse sea para bien o para mal, genera identidad. Es esa identificación la que produce el gusto y el interés por la manera de vivir. Más si esa persona ha sido amada por muchos. Johnny Cash I See a Darkness se une a la serie de biografías dedicadas a uno de los iconos más grandes de la música estadounidense. Cuando nos encontramos con una biografía siempre nos surge una especie de duda y recelo. Muchas veces no entendemos el porqué es tan importante hablar de los llamados ídolos. Cuando se trata de una personalidad ligada a la farándula, las historias suelen ser repetitivas, sobre todo en los problemas de adicción y las célebres cinderella stories. Sin embargo, son fórmulas que inspiran a las masas, la cual gusta de ver e identificarse con alguien que viene desde abajo para subir a lo más alto. Ése es el caso de Johnny Cash, pero no es suficiente con la escalada, Cash se hunde en la oscuridad y sale de ella para convertirse en leyenda. El alemán Reinhard Kleist se ha convertido en uno de los narradores gráficos especializados en contar biografías. Podríamos pensar que su I See a Darkness es un tanto oportunista, más cuando la película I Walk the Line fue un éxito rotundo a uno de los pocos casos donde el film se adelanta a la novela gráfica. La pregunta es ineludible; ¿qué se puede decir de alguien de quien tanto se ha dicho? Los datos, la información y las anécdotas son numerosas, incluso el mismo Cash escribió una autobiografía. Entonces ¿cómo no hacer un libro aburrido y repetitivo? Kleist lo logra; consigue la magia y aunque es verdad que muchos conocen la vida del ídolo, el autor busca perspectivas que envuelven al lector. Aprovecha y explota las ventajas del lenguaje del comic y de la narrativa gráfica, los cuales pueden abordar temáticas como ningún otro medio. La mezcla de imágenes y textos hacen que el lector no sólo no se aburra, sino que se intrigue. La apertura de su novela es fenomenal, toda una estructura del thriller clásico para después salirse e introducirnos en la vida del ídolo. Kleist construye diversas subtramas en la novela que juegan y conviven en paralelo a la biografia de Cash. Observamos no sólo los momentos claves de la vida del cantautor, sino momentos de ficción alucinantes, como las drogas de las que depende; los traumas y el amor, por supuesto. El narrador gráfico busca profundizar con aquello en lo que todos coinciden. La

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grandeza de Johnny Cash es cantar y escribir para el hombre común. Pero sobre todo, ser parte de un sentimiento oscuro que sólo los criminales que se han hundido pueden identificar. Ese sentimiento es lo que lo hace ir a la prisión, para representar uno de los recitales más míticos y soberbios en la historia de la música contemporánea. El escritor y dibujante renueva la fascinación por la vida de Johnny Cash en viñetas bellamente realizadas. El ambiente que recrea en sus páginas nos remite de inmediato a referencias del arte pop cimentado en la cinematografía, resulta difícil no pensar en Tarantino, Scorsese o Eastwood. El tejido del dibujo y el relato apuntan a esos grandes pilares. Con las ventajas de tener un libro; que se hace verdadero, y a pesar de conocer la historia del ídolo, nos descubre y redescubre variantes que despiertan el placer de leer y mirar. Pero a eso le suma el querer escuchar las canciones de Cash. Si no somos adeptos a esos géneros musicales, I See a Darkness nos hace curiosos, por descubrir el gusto por los acordes y cantos de Cash. De querer entender cómo logró seducir a tantos,

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o por qué su canto tuvo tanta resonancia. Kleist relata lo que considera la fuerza del ídolo, sabe que recrea la historia de una leyenda. Encuentra el mito en la oscuridad, pero no la de las drogas, sino en la prisión. En el sentimiento de estar encerrado, de no poder ser libre. La fuerza de su novela gráfica la centra en ese punto que brota para enamorar al lector, para hacerle comprender de dónde nace ese canto y de por qué Cash estaba tan ligado a ese sentimiento gospel, que sin duda fue lo que hizo despegar el concierto de la prisión. “ I wanna capture the truth. An’ I hear the truth in every word Johnny sings… He knows all too well that you don’t have to be in prisión, to be a prisoner. An’ he sings about freedom, it lifts me out over these walls”. Reinhard Kleist se ha convertido por fuerza propia en uno de los novelistas gráficos más importantes de la Alemania de hoy día. La obra es poco conocida en nuestro país. Su biografia de Cash por mucho no es su obra máxima y si este gran libro no es el mayor, imaginemos los que sí lo son, para imaginar una idea de lo que es la narrativa gráfica alemana contemporánea.


Cómic y narrativa dibujada

María Magaña

Sin duda, una de las narradoras gráficas que disfruta de explorar y deshacer temas considerados como tabúes sociales con el único objetivo de naturalizarlos, haciéndolos irónicos o graciosos. Su trabajo ha aparecido en Editorial Paraíso Perdido, Editorial Universitaria Latinoamericanos Ilustrados, varios fanzines y autopublicaciones. www.mariamagana.com www.zipperipper.com

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El pilón

Nach

El hambre de cambiar de piel TXT:: Aarón Enríquez FOT:: Cortesía del artista

IGNACIO FORNES ES ya una verdadera leyenda del rap, influencia para varias generaciones de MCs y referente de una era muy importante para el hip hop español y por consecuencia, para el iberoamericano. Sociólogo de profesión, Nach es conocido en el mundo del rap por el buen trato que le da a su métrica y la forma elevada en la que acomoda sus barras, que resuenan poderosas en cada una de sus canciones; por lo tanto, no era tan descabellado que tarde o temprano la piel de MC le mutara a la de poeta. Es la misma piel que en otras ocasiones ha pasado a ser la de un actor o la de la voz que lleva la batuta en sesiones trasnochadas de spoken word, así como la de la segunda voz en un ensamble de trova y rap que hace con su amigo Ismael Serrano. Hoy Nach lleva la piel de un poeta hambriento de nuevas experiencias con las que llenar su pasión por la vida, pero que no duda en dejar para montarse en la que se siente más cómodo, que es la de MC, para deleitar a sus seguidores con un templete lleno de sus mejores amigos, en algún concierto inolvidable en la Ciudad de México.

¿El nombre de tu libro de poemas es Hambriento, te consideras a ti mismo un ser hambriento? Supongo que después de un proceso tan vital como el que atravesé los últimos 4 años, uno sale de casa con hambre de vivir experiencias, hambre de amar, de que le amen, de seguir abarcando cosas… hambre de vivir. ¿Qué tan distinto fue hacer poesía en lugar de hip hop? La energía de cada uno de los conceptos. El rap para mi es estar en un bar con copas y amigos con los que compartes cosas interesantes pero que tal vez no pueden llegar a ser tan íntimas. En la poesía tú te vas al baño, te vas solo en silencio, te miras al espejo, respiras profundo y te dices cosas a ti mismo. Eso fue el libro. Estar en el bar era el hip hop, el mirarme al espejo era hacer poesía. Con el Nobel de Dylan, ¿ves posible que en 20 o 30 años, lo pueda ganar un raper? Lo que hizo Dylan a nivel poético tenía mucho peso. Ha marcado a generaciones y generaciones a través de su música y a través de las

imágenes que logra con la fuerza de sus letras. En ese sentido tiene todo el sentido que un raper pueda ganar el premio Nobel; es algo que no había pensado, pero no me parecería mal siempre y cuando este raper hubiera hecho, como Dylan, una trayectoria lo suficientemente amplia y llegue a tener la envergadura que tiene Dylan a nivel artístico. Sé que estás preparando material nuevo, ¿estás abierto a expresiones relativamente nuevas como el trap para incluirlas? El trap me interesa en algunos aspectos, me gusta como está utilizada la tecnología a nivel musical. He escuchado beats con rapeos muy “al uso”, más “encima”, que me gustan mucho, pero también he escuchado letras demasiado simples que no me terminan de llenar, porque yo vengo de un rap muy condensado en donde hay mucho juego de palabras y mucho ingenio. Viniendo de ahí es que no me termina de gustar algo tan simple, pero claro que escucho y me gustan muchas cosas nuevas.

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El pilรณn

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