Lee+ 157 Realidades

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AÑO 13 • NÚMERO 157 • JUNIO 2022

PRECIO AL PÚBLICO 25 PESOS

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Editorial

Índice

P

or maravillosa o terrible que sea, la realidad se puede transformar en monotonía. Aunque parezca increíble, los seres humanos somos capaces de acostumbrarnos a los hechos cotidianos y, en muchas ocasiones, hacemos todo lo posible para repetirlos: vamos de antro en antro, de relación en relación, escuchamos casi la misma música, incluso repetimos dinámicas generacionales. Creamos vidas monótonas: hay personas que pueden ver una y otra vez la misma historia, la viven y prolongan, justo como los niños cuando les gusta una película o quieren que se les relea el mismo libro mil veces. Tal vez lo que nos atrae es que lo verdaderamente extraordinario parece imposible en el día a día. Debido a esta extraña peculiaridad, los seres humanos somos los únicos que nos contamos y contamos historias. Éstas nos permiten experimentar las vidas que tal vez jamás viviremos; afrontar las aventuras que nunca nos tocarán, y, por supuesto, nos dan la oportunidad de adentrarnos en mundos lejanos a los nuestros. Los relatos —da igual si tienen la forma de un libro o si los miramos en una pantalla— nos enamoran; volvemos de ellos inspirados para cambiar lo que no nos gusta de la vida real, aunque a veces los seres humanos son más humanos en la literatura, y lo mismo sucede con el resto de los habitantes del planeta: la rosa de Rilke siempre derrotará a las rosas reales. Debemos cambiar nuestra realidad a través de la inspiración. A 21 años del estreno de la película de Amélie Poulain, platicamos con Yann Tiersen, quien la musicaliza; tomamos la mágica energía de esta heroína encantadora, vivaz e imaginativa, con el superpoder de ser feliz al ayudar a los demás, cuyo peculiar corazón de naturaleza libre y caprichosa es capaz de generar risas amables. Amélie nos obliga a una reflexión acerca de qué están hechos los sueños y cómo hacerlos realidad, superando la tristeza o la melancolía de la vida a través de los ojos de una generosa inocencia que aún podemos crear.+

6 Premio Mauricio Achar 2021 entrevista con Ximena Santaolalla

Yara Sánchez De La Barquera

8 Entrevista con Yann Tiersen

yara@revistaleemas.mx

Juan Cárdenas

Coeditor

11 Frase napalm

José Luis Trueba Lara

Rodrigo Rojas

jtrueba@revistaleemas.mx

12 Ulises y yo

Director de arte y

Jordi Soler

editor audiovisual

14 El ojo que distorsiona realidades

Edwin Reyes Maya

Gilberto Díaz

16 Póster: Creadores de múltiples realidades Juan José Huitrón

18 Elena Poniatowska, la inmortal inmortalizadora Irma Gallo

20 La realidad estorba José Luis Trueba Lara

22 Cincuenta: autobibliografía precoz Bernardo Fernández, Bef

24 Entrevista con Don Winslow

edwin@revistaleemas.mx Difusión Cultural Beatriz Vidal De Alba beatriz@revistaleemas.mx Marketing Fabián Vásquez Escalante fabian@revistaleemas.mx Correctora de estilo Mariana Aguilar Mejía Consejo editorial Alberto Achar

Irma Gallo En portada : Amélie Poulain (Audrey Tautou) Director Jean-Pierre Jeunet Año: 2001

Yara Sánchez De La Barquera Directora General Revista Lee+ de Librerías Gandhi

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Directora General y editora

Diseño: Edwin Maya

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El material de las pesadillas

Premio Mauricio Achar

X

imena Santaolalla ganó el Premio Mauricio Achar 2021 con A veces despierto temblando (Literatura Random House, 2022). El acta del jurado —integrado por Cristina Rivera Garza, Julián Herbert, Andrés Ramírez, Francisco Goñi y Alaíde Ventura— describe con precisión las cualidades de la novela: “Una historia poderosa que se vale de los registros documentales para construir puntos de vista distintos y complejos, evadiendo estereotipos, y ofrece una mirada contemporánea sobre [la] migración y la violencia en Centroamérica”. Conversar con Ximena era urgente: el material de las pesadillas que se revela en sus páginas tenía que ser desentrañado. Lee+: Te lo confieso sin miramientos: cuando leí tu novela, sólo pude ser presa del horror. No te miento si digo que A veces despierto temblando le hace honor a su título. Nos adentras en el genocidio que perpetró el gobierno guatemalteco y revelas que en el mundo de los kaibiles no hay más remedio que encontrarse con el espanto. ¿Cómo fue que llegaste a este tema? Ximena: Todo comenzó cuando leí por primera vez la sentencia de genocidio que se decretó en contra del dictador Efraín Ríos Montt, quien gobernó Guatemala de 1982 a 1983. Sus crímenes en contra los ixiles no podían quedar impunes. Esto ocurrió hace unos seis años y cada una de las palabras de aquel documento me obligó a pensar que había que hablar más sobre ese crimen. Tengo la impresión de que este caso no se parece a lo ocurrido con otras dictaduras —como la argentina o la chilena—, en las cuales el conocimiento público es más que notorio. Lo que leí me impactó muchísimo y quise escribir un cuento que poco a poco se fue volviendo tan largo que se transformó en una novela: A veces despierto temblando. Lee+: ¿Cómo encontraste la documentación sobre el genocidio, el dictador y los kaibiles?, ¿cómo fuiste urdiendo estos materiales en tu novela? Ximena: Mi novela se nutrió de muchos informes, justo como sucedió con Guatemala nunca más, escrito por la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala; con Guatemala, memoria del silencio, que fue preparado por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, con el apoyo de la onu, y, por supuesto, con los documentos judiciales del genocidio, en los que se encuentran los testimonios de testigos, sobrevivientes y personas cuyos familiares fueron asesinados en tiempos de Ríos Montt. Lo mismo ocurrió con algunos libros muy impresionantes, como Masacres de la selva, de Ricardo Falla. Incluso tuve algunas entrevistas con guatemaltecos relacionados con las víctimas o cuyos padres se enfrentaron a la dictadura. Estos trabajos duraron cerca de cinco años. Como soy abogada y también trabajaba en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (cide) como ayudante de investigación, tengo algo de práctica, y te confieso que siempre me ha gustado leer documentos judiciales. Lee+: ¿Cómo ocurrió el paso a la ficción? ¿Acaso existe la posibilidad de que no hayas dado ese paso en un sentido estricto del término y estemos delante de una novela testimonial? Ximena: Sí hubo un paso a la ficción. A veces despierto temblando es una novela, aunque está basada en hechos y personajes reales. La historia de mis palabras refleja la historia de sus cambios: primero quise escribir un ensayo o un artículo, pero después pensé que una buena parte de la documentación que había revisado se difundía de manera pública y yo apenas podría aportar unas cuantas novedades. Ante este hecho, nació la idea de escribir un cuento: estaba segura de Una de sus amigas le recomendó participar en un que muchas más concurso literario. Así fue como A veces despierto personas leerían un texto literario temblando llegó al Premio Mauricio Achar”. antes que un artículo o un ensayo publicado en una revista especializada. Así comenzó todo; el cuento comenzó a transformarse en un libro de cuentos, y el libro de cuentos desembocó en una novela. Lee+: ¿Duele escribir sobre Guatemala? Ximena: Duele muchísimo. Me sentí muy deprimida a lo largo de los últimos seis años: el enojo, la indignación y la tristeza eran mis compañeros. Lee+: Ganaste un premio. ¿Esto a qué te compromete?, ¿te cortarás la coleta de abogada para dejarte crecer la de narradora? Ximena: Cuando inicié este proyecto, no tenía más planes que terminarlo; es más, me ayudó muchísimo que el concurso tuviera una fecha precisa para entregar los manuscritos. Resultó doloroso dejar de trabajar en algo que corregía y corregía. Tenía miedo de sentir que me quedaba sin nada. No es lo mismo escribir contratos que literatura. Pero, ahora que lo gané, tengo una nueva motivación, una nueva pregunta: ¿y si sigo escribiendo? Ahora quiero escribir otra cosa sobre Centroamérica, y ya veremos qué pasa. +

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Música


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11 5 18 2 5 18 de Yann Tiersen La realidad siempre abierta

Juan Cárdenas

S

i definimos realidad como aquello que es verdadero, lo que de verdad ocurre o lo que tiene valor práctico, entenderemos inmediatamente que existen infinidad de realidades en el mundo que habitamos. La subjetividad así lo produce y lo permite. El célebre compositor e intérprete francés Yann Tiersen es un alumno más de esa multirrealidad. El músico viene de estrenar el disco Kerber (2021), y en junio de 2022 arrancará gira con un álbum más, llamado 11 5 18 2 5 18. Dentro del itinerario, México está presente con varias fechas y ciudades. Aprovechamos para hablar con él sobre el Yann Tiersen que podemos esperar. Estoy realmente feliz, porque ha pasado un tiempo debido a la pandemia, así que es bueno estar de vuelta en la gira. Ha sido una larga espera. Me alegra poder trabajar más profundamente, ¿sabes?, especialmente en los conciertos. Durante los últimos tres años, sólo hice tres conciertos, y yo no estoy acostumbrado a eso. Pasé tanto tiempo trabajando en la versión en vivo que se convirtió en un nuevo álbum; me fui muy muy lejos del álbum anterior y terminé creando otro. Tiersen nos recibe la llamada desde su estudio, en donde lo encontramos relajado, amigable y emocionado por hablar de música, de su realidad actual, de aquella que la pandemia le trajo y las consecuencias positivas que esto produjo: Ha sido muy difícil en cierto modo, porque me encanta hacer giras. Incluso viviendo en este lugar hermoso, en una isla pequeña, me resulta difícil no ir de gira, pero, como sabes, se trata de una buena oportunidad para profundizar en las cosas y tomar decisiones. Por ejemplo, ahora la gira es un espectáculo electrónico completo; era lo que quería hacer. Tener tanto tiempo para trabajar en la versión en vivo me hizo darme cuenta de eso.


Música Kerber es un álbum tan fluido como el agua oceánica de su isla. El piano en todo el disco se experimenta incontrolable y poderoso, pero suave y tranquilo, algo que en 11 5 18 2 5 18 cambia completamente. Al escuchar este último, se entienden las palabras del compositor sobre el camino opuesto: se trata de un álbum volcado hacia la electrónica. He aquí dos realidades opuestas, amigas, de cadencias diferentes, conocidas, pero distintas. En 11 5 18 2 5 18 escuchamos el piano de fondo, sin embargo, se integra de manera natural con los elementos electrónicos y las voces que empiezan a rodearlo. Además, quien conozca al músico sabe que este disco resultará mejor e inesperado en vivo, pues el artista ha desarrollado su estilo a través de las interpretaciones en concierto. Muchas veces su música se complementa o se detalla y pule una vez que la interpreta ante el público. En el contexto reciente, esta dinámica se detuvo, por lo que le preguntamos sobre las reacciones que espera. Este concierto en especial es muy cercano a la versión del álbum, porque está muy abierto a la improvisación. Compartiré el escenario con mi esposa y con Jens Thomsen. Comenzaremos a ensayar la próxima semana. Y realmente quiero que los espectáculos sean abiertos; hay un poco más de orientación hacia los lados y hacia las puertas. También nos encontramos trabajando en el aspecto ambiental: en algunos momentos podemos cambiar a la improvisación total y, de pronto, estar en un club estilo after party, o en un ambiente de meditación; esto resultará bastante amplio. También tenemos los videos. Quería ser abierto, flexible, y compartir esto con la audiencia. Sin duda, el espectáculo suena como un encuentro y una trasmutación de realidades, una preparación aleatoria y flexible que Tiersen, junto con la audiencia, determinará. “Quiero decir que también fue una especie de lección de la pandemia, ya sabes: estás tanto tiempo en casa que salir de gira se vuelve más especial y quieres divertirte con eso y probar cosas, porque si no, no tiene sentido. Entonces haces que todo suene más bailable y más como una fiesta...”, cuenta el músico. La decisión de Tiersen sobre mudarse a una isla quizá adquiere sentido para quienes conocen su música y su ritmo, así como su fascinación por la tecnología y la naturaleza, como un equilibrio perfecto. Pero ¿podría ser que la isla lo preparó para el encierro, para restringirse del viaje y de la convivencia? ¿Vivir aislado durante los últimos años en una comunidad pequeña, en un territorio minúsculo, funcionó como un entrenamiento para lo que vino con la pandemia? Sí y no, como explica él mismo:

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Yo no veo las islas como algo incomunicado. Para mí, lo importante en una isla es aquello que la rodea: el mar, el agua, el elemento de la vida, algo que conecta todo y lo puedes sentir, ¿sabes? El mar se está moviendo, es peligroso, puede ser cálido, frío, y se trata de un enlace directo entre un lugar y otro. Creo que eso fue una gran ventaja... Yo me sentía conectado durante la pandemia debido a este enlace, por el mar. Además, aunque no lo hagas o no puedas hacerlo, el mar se convierte en una llamada a viajar. Sólo tienes que subirte al bote y puedes dar la vuelta al mundo. Quiero decir, requiere entrenamiento y resulta un poco arriesgado, pero puedes hacerlo, lo digo en serio. Siempre está ahí. A la gente le gusta arriesgar su vida para viajar por el mundo por mar. Así que creo que no se trata de un aislamiento, sino de una puerta abierta a todo. Al ver a Yann Tiersen hablar desde su silla, con infinidad de equipo de grabación detrás de él, recordamos que se convierte en un Jens Thomsen cuando se trata de juguetes, instrumentos, aparatos y sintetizadores; en un explorador constante de nuevos sonidos y nueva tecnología: En este momento estoy realmente interesado en la electrónica y los modulares, en particular porque me acabo de dar cuenta de que siempre estoy pensando en la inspiración. En gran parte de la ingeniería humana y en la música —el piano, por ejemplo, resulta perfecto para explicar esto—, hay fuerzas que doblan un trozo de madera y ponen cuerdas extremadamente restringidas, ¡sólo para hacer que algo toque escalas musicales! Lo artificial de la electrónica me encanta. La electricidad, incluso si hay mucha participación humana de por medio, es algo amplio y cercano a la naturaleza, porque realmente no puedes dominarlo, ¿sabes?, está vivo. La electricidad es algo vivo. Estas palabras pertenecen a un artista que se deja llevar y no intenta dominar fuerzas como la de la electricidad, sino crear a partir de ellas. Ante la pregunta acerca de sus lecturas más recientes, el músico no puede ocultar su inclinación por aprender constantemente: “Estoy aprendiendo mecánica y he estado leyendo libros o manuales de modulares; puede parecer un poco aburrido. También estoy leyendo acerca de viajes. Me encanta viajar lento, andar en bicicleta, cantar y esas cosas. Me apasiona la literatura sobre viajes”. El compositor concuerda con que la literatura de viajes se convirtió en su manera de estar en contacto con el mundo durante la pandemia. Entre su predilección por la naturaleza y la atracción que las ciudades ejercen sobre él, comenta: “Necesito y amo estar en la naturaleza, pero, como vivo en una especie de lugar natural, estoy muy emocionado por otras pequeñas dosis de la vida de la ciudad”. “Supongo que te sucede lo opuesto a las personas de la ciudad cuando viajan a una isla o a la playa. Tú dices: ‘no puedo esperar a ver el tráfico y el caos’”, le preguntamos antes de despedirnos. Tiersen responde lleno de complicidad: “Sí, y una vez que haces conciertos, sabes que te gusta ver gente. Hice uno en TransMusicales en diciembre y ¡se siente tan bien! La energía era realmente alta de ambos lados. Así que sí: espero con ansias la interacción con la gente”. +

Juan Cárdenas. Escritor y fotógrafo mexicano radicado en Las Vegas. Ha expuesto su trabajo desde hace más de 20 años y bajo el seudónimo Desautómatas busca en su arte la reinterpretación y replanteamiento de todo discurso e idea. Síguelo en @Desautomatas.


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Frase napalm


Centenario de Ulises

L

eí Ulises por primera vez a los dieciséis años, en la edición de dos tomos de Bruguera, que tradujo José María Valverde. Aquella versión —como descubriría años más tarde— no es tan buena como la que hizo José Salas Subirat para la editorial Planeta. En todo caso, mi primera lectura de Ulises resultó arruinada por el escritor Salvador Elizondo, que al verme sentado en un café decodificando la prosa de Joyce me dijo: “Ese libro hay que leerlo en inglés, leerlo en español es perder el tiempo”. Yo entonces no leía en inglés, y el despiadado comentario me pareció una pedantería. Nunca se pierde el tiempo leyendo Ulises, en cualquier lengua. Leí la obra en inglés cuando llegué a Dublín a ocupar mi oficina de agregado cultural en la Embajada de México. Aquella circunstancia me permitía vivir dentro del mapa de la novela; por otra parte, acababa de ser padre, y esto me orilló a reparar —cosa que no me había pasado en la primera lectura— en los sabios y conmovedores exabruptos sobre la paternidad que aparecen en el capítulo 9 y que se disparan por toda la obra, gravitando alrededor de esta línea malintencionada y cargada de escepticismo: “La paternidad quizá sea una ficción legal”. Lo primero que hice al llegar a la ciudad, en 2001, fue irme a plantar a la Martello Tower (primer capítulo de Ulises) y caminar por Sandymount Strand (segundo capítulo) mientras iba leyendo la obra en su lengua original. Quedé deslumbrado. Cuando empecé a leerla en inglés, percibí inmediatamente otra música, un swing florido y sonoro que me recordó la prosa potente y tropical de Guillermo Cabrera Infante, escritor cubano que, por cierto, tradujo al español el libro Dubliners, también de Joyce. Entonces pensé que algo de razón tenía Elizondo, y que le hubiera quedado muy agradecido si, en lugar de soltar su pedantería, me hubiera explicado brevemente su punto de vista. La experiencia de leer a Joyce en su ciudad me dejó tan entusiasmado que me mudé con mi familia a un piso alto del barrio de Dun Laoghaire, desde donde podía verse la Martello Tower.

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y yo y yo y yo

Jordi Soler

lilises lises ses ***

En Dun Laoghaire está el puerto de donde zarparon Jonathan Swift y Gulliver hacia la isla de Lilliput. Se cuenta que, algunos días de borrasca, llegan hasta los muelles del puerto, arrastrados por la corriente, caballos y vacas del tamaño de un pulgar. Junto al puerto hay una bahía hermosísima, pequeña, casi oculta; su nombre gaélico, Rinn na Mara, es un misterio. La traducción oficial dice que se llama Sea Point (punta marina), pero rinn en gaélico quiere decir “parte elevada” o, la acepción que prefiero, “cuerpo celeste”. Dos o tres tardes por semana, mi hijo y yo recolectábamos nuestra cena en esta bahía. Más de una vez, en el momento de estar arrancando un mejillón de una piedra lamosa, con las botas metidas en el mar y el mundo contagiado por el último sol de la tarde, tuve la sensación de estar en otro planeta.


*** En la playa de Sandymount Strand, que frecuentaba el joven Stephen Dedalus, hay un juego de mareas magnífico. El mar se retira cientos de metros, quizá mil. Si se camina por el malecón a la hora de la marea baja, puede surgir una visión fugaz y desasosegante: la de media docena de barcos navegando sobre la arena. Cuando el agua se ha apartado, hay que caminar por la arena húmeda, sorteando los charcos y bebiendo sorbos de vino, de acuerdo con la receta de Joyce: “El vino blanco es electricidad”. Hay que meter el cuerpo completo en esa extensión enorme de arena que el mar ha dejado descubierta, exactamente como Dedalus al principio de Ulises: pisando conchas y navajas; haciendo ¡crush, crash!, ¡crick, crick!, dejando su rastro en una huella o en una ostra fracturada. Una incursión ahí no es un paseo por la playa, sino una caminata por el fondo del mar, que ha quedado expuesto mientras la marea regresa. A cada paso pueden verse criaturas vivas —algas, percebes, cangrejos, peces— donde el mar no ha querido irse, en una hondonada donde quedó agua con todo y vida. Las mareas son como los amaneceres: se puede prever el momento de su llegada, pero no su forma; siempre llegan con un desplante distinto. Por eso el joven Dedalus y Joyce, su escritor, caminaban por este fondo del mar Céltico, asombrados por el desplante de la nueva marea, descifrando la vida que había quedado descubierta, masticando la fórmula: “Para leer los signos de todas las cosas estoy aquí”. *** —¿Qué representa Ulises para usted?— me preguntó un periodista. —Es una novela que me ha dado horas apasionantes de lectura; la he leído varias veces y en varias lenguas: en inglés, que es lo suyo, y también en sus traducciones al español, al francés y al catalán. Debo decir que es una obra de la que aprendo algo nuevo cada vez; tiene una hondura imposible de calibrar; es literatura que hunde sus raíces en la mitología —la griega y la celta— y ahí lo único que nos queda es seguirla, asombrarnos. —¿Qué es lo que más admira de Joyce? —indagó más tarde. —Me conmueven mucho su inmenso talento, su genio, su locura y su valor para interpretarla, sobre todo en Finnegans Wake; pero también me apasionan sus obras más comedidas, como Dubliners, que termina con “The dead”, el cuento más hermoso del mundo. Y de Ulises me emociona su dimensión poética. Si el escritor hubiera ido un poquito más allá, la novela se le habría desmadejado y se habría convertido en poema. *** James Joyce tenía severos problemas de visión. Además de las gruesas gafas que usaba, escribía con tinta de diversos colores para poder distinguir después lo que había redactado en su cuaderno; las hojas recibían la luz de un par de lámparas y, para aumentar el reflejo, Joyce usaba, siempre que escribía, una camisa blanca. En una carta que escribió el 24 de junio de 1921, James Joyce cuenta a Harriet Shaw Weaver una serie de leyendas sobre su persona que circulaban en esa época, sobre todo en Dublín, la ciudad en la que nació y que pronto abandonó, convencido de que la mojigatería, el catolicismo hermético y el provincianismo rampante de sus familiares y vecinos acabarían hundiendo su proyecto literario,

cuyo vector era, precisamente, el examen de esa sociedad. Harriet Shaw Weaver, célebre feminista y activista política inglesa, editaba la revista The Egoist, y también era la mecenas del escritor. En aquella revista, por cierto, se publicaron algunos capítulos de Ulises años antes de que la novela se editara. El autor irlandés más emblemático vivía y escribía contra Irlanda desde Trieste, Zúrich y París. Escribir contra un país —ya se sabe— es inventarlo de otra forma y, en el caso de Ulises y de Dubliners, contagiarlo al grado de que cuando se camina por las calles de Dublín se confunde lo que vemos con lo que Joyce, a través de sus páginas, nos ha hecho ver. “El rumor general en Dublín —relata Joyce a su amiga y mecenas— es que no puedo escribir más, que estoy acabado y que me estoy muriendo en Nueva York”. Un rumor absurdo, pues acababa de escribir Ulises, la novela que cambiaría el rumbo de la literatura, y estaba a punto de acometer Finnegans Wake, esa historia imposible, claustrofóbica y genial que hay que ir leyendo a trozos, a diferencia de la primera, que hay que leer sin parar a lo largo de un solo día. *** James Joyce, además de revolucionar el arte de la novela, era un notable cantante. Su voz de tenor, durante muchos años, significó tanto para él como su voz narrativa. Antes de ser escritor, Joyce quería ser cantante de ópera. Ya se ha dicho que tenía muy mala vista: escuchaba más de lo que veía, tenía un oído absoluto que le permitía reproducir perfectamente cualquier pieza después de escucharla una sola vez. La contundente sonoridad de Ulises se debe al sofisticado oído musical de su autor. John Joyce, su padre, era el mejor tenor de Irlanda, según el famoso cantante Barton McGuckin. También Giorgio, el hijo del novelista, era cantante. El propio James ganó, en 1904, el premio más prestigioso que entonces podía obtener un tenor irlandés, pero fue descalificado por negarse a hacer una improvisación final. Gracias a aquel arrebato tenemos Ulises, porque su amigo John McCormack —galardonado un año antes con ese mismo premio— fue un cantante muy famoso y rico, estrella del Carnegie Hall, que hacía rabiar con su fama y su dinero a James Joyce. Éste subsistía precariamente dando clases de inglés mientras escribía su obra fabulosa. En 1907 Giuseppe Sinico comenzó a prepararlo en Trieste para que se convirtiera, en dos años, en cantante profesional de ópera. Tiempo después, por consejo de Romeo Bartoli, Joyce estuvo a punto de mudarse a Milán para probar suerte en La Scala. En esa época, publicó un poemario cuyo título resulta significativo: Chamber Music. Faltaban todavía unos años para que se imprimiera Dubliners (1914), ese libro extraordinario que quince editores rechazaron, hasta que al final se publicó el día que estalló la Primera Guerra Mundial. En 1918 Joyce cantó, en un teatro de Zúrich, la pieza “Amante tradito”. El éxito de aquella interpretación le abrió la posibilidad de hacer una temporada y de convertirse, por fin, en el tenor que quería ser. Para fortuna nuestra, rechazó la oferta: ya estaba escribiendo Ulises y veía, con toda claridad, cuál era su verdadera voz.+

Jordi Soler. Novelista y Caballero de la irlandesa orden del Finnegans <www. jordisolerescritor.com>.

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Cine

distorsiona El ojo que distorsiona

H

Esto sucedió desde el comienzo del arte de las imágenes en movimiento. Cuando la novedad del cinematógrafo comenzaba a menguar, no faltaron los magos que decidieron darle nueva vida a aquella atracción carnavalesca, y trasmutaron la exhibición de tomas de la vida cotidiana en verdaderos espectáculos capaces de llevarnos a otros mundos. Tal como lo vimos en Hugo (2011), de Martin Scorsese, el cine cambió su rostro para volverse más extravagante, capaz de contener en sí mismo las fantasías y los mundos que hasta ese momento sólo podían alojarse entre las páginas de los libros o los pigmentos del óleo. He ahí la clave, porque nadie pensó que de verdad las pinturas podían tener movimiento o, mejor aún, cobrar vida y contarnos una historia con mayor detalle. Pero el mérito no pertenece sólo a los impresionistas franceses; los alemanes encontraron en la distorsión de las imágenes una oportunidad para desdoblar las emociones y expresarlas con mayor contundencia, con el objetivo de mostrarnos el terror humano más profundo (y, al mismo tiempo, provocar que nos enamoráramos de un frío e inexpresivo androide llamado María). Pero ¿qué hay de los sueños? Éstos también encontraron su cauce. Los culpables de liberarlos y llevarlos de paseo en bicicleta fueron dos españoles excéntricos: uno, pintor, de fino bigote engomado; el otro, un bonachón sarcástico de mirada extraviada. Este último fue el artífice principal de tan loable proeza: Luis hizo posible en el cine lo que Breton predicaba desde su tintero. Sin embargo, aquel movimiento no fue inmediato, como a muchos les gusta creer. Si bien construir secuencias oníricas puede considerarse surrealista, no catalogaríamos Los olvidados como una película surrealista, como sí son Belle de Jour o Cet Obscur Objet du Désir. El paso de Buñuel por México consistió, sobre todo, en una escuela vivencial de surrealismo para estos fines. Ya que mencionamos a Antonioni al inicio de este escrito, no olvidemos que contar con recursos limitados en el cine se convierte en la oportunidad perfecta para jugar una partida de tenis sin raquetas ni pelota con la realidad, o para esperar la conclusión de la historia de amor entre Monica Vitti y Alain Delon, mientras el vacío del exterior cotidiano nos absorbe, en la tarde de un domingo 10 de septiembre de 1961, en el lugar acostumbrado. Fellini lo haría distinto. Obsesionado por la simbología de Carl Jung, el director decide hurgar en lo más profundo de la psique, no sólo para contar sueños, sino para verse a sí mismo reflejado en su avatar Mastroianni durante un bloqueo creativo. A Fellini poco le importa ya retratar la realidad: su cine busca ser una cartografía de las emociones, los deseos y los recuerdos que se congelan con la distorsión de la nostalgia, hasta ser más memorables, estrafalarios y auténticos que el pasado mismo… y eso que la psicodelia aún no tomaba fuerza para hacernos notar que el cine bajo la Era de Acuario nos regalaría imágenes que cuestionan la realidad misma. Pero no fue desde Hollywood que el cine lisérgico nos mostraría una realidad alucinante. Por un lado, los países del Pacto de Varsovia asumieron la experimentación cinematográfica como un desafío para desmarcarse del dictado cultural de Moscú. Hacían arte y configuraban su propio lenguaje identitario. Las margaritas, de Vera Chytilová, convertía la sinrazón en un manifiesto cargado de feminismo, mientras se burlaba de los estereotipos y la decadencia del establishment. Al mismo tiempo, Milos Forman convertía un documental sobre el baile anual de una estación de bomberos en una burla sobre los absurdos del poder. 14

realidades realidades realidades realidades realidades

Gilberto Díaz

ace uno o dos años, en este mismo espacio, se abordó el tema de la realidad en el cine (realidad real y realidad cinematográfica) desde una perspectiva teórica y el análisis más sobrio posible. Si bien en esa ocasión se mencionaron las aportaciones visuales, narrativas y experimentales de personajes como Michelangelo Antonioni o Francis Ford Coppola, entre otros, existen muchos más directores que se atrevieron a jugar con la experimentación cinematográfica a niveles de delirio estético.


una quijotesca carrera cinematográfica buscando escapar de tan inevitable destino, primero con Time Bandits, luego con Brazil, hasta desprenderse del campo material en The Imaginarium of Doctor Parnassus. Para un estudiante de artes visuales, el mundo del cine parece cosa fácil, y crear mundos irreales, cuestión de estudiar la estética de Dalí y plantear cosas “bien locas”. Pero preguntémosle a David Lynch, quien buscando plasmar la métrica de los sueños terminó por hacer palpables las estructuras de aquellos que sólo rara vez recordamos: los viajes interminables y recortados por la incongruencia de un cambio de escena, desde la pesadilla de Eraserhead hasta la ambivalencia y la angustia del sueño que se siente real de Mulholland Drive. Las emociones, los anhelos y las aspiraciones yacen en nosotros y podemos darles la forma que queramos. Podemos viajar y desdoblarnos como aquello que imaginamos; continuar una historia que pareciera concluida y transformarla en otra cosa. Antes de morir, Satoshi Kon nos regaló ese planteamiento en Paprika: ¿qué tal si pudiéramos sanar nuestros traumas y emociones con tan sólo una inmersión en nuestros sueños? ¿Qué tal si la solución es igual de complicada que aquello que lo desencadenó en primer lugar y, como en Donnie Darko, la realidad que percibíamos ya no resulta igual? Si tan sólo fuéramos como Amélie Poulain, afianzados a nuestra inocencia primigenia, dejándonos sorprender por maravillas imperceptibles de la vida, de la misma forma que la primera vez que estuvimos en una butaca ante una pantalla, con esa luz transmutadora de vidas, de sueños, sólo para darnos cuenta de que el ojo del cineasta es capaz de distorsionar realidades. +

Para desdoblar la realidad necesitamos lápiz y papel. Si es con tonos de color, entonces podemos crear mundos enteros. Al menos así se entendió en un país donde (dicen) nace el sol, donde la disciplina guía la aspiración a la perfección que representa La gran ola de Kanagawa. En lugar de seguir los pasos de Akira Kurosawa, el cine japonés abrazó la animación como una expresión amplia y maleable de la realidad. A través de esta técnica, rompieron los límites de su narrativa más fantástica para poder contar historias fuera de su folclor y sumergirse en la transfiguración erótica y psicodélica de Belladonna of Sadness, con una tradición de trazos que fluyen tan dóciles como violentos, hasta llevarnos a lo más profundo de las emociones femeninas. En Estados Unidos, la psicodelia poco tenía que ver con el existencialismo y mucho con lo contestatario. Estudiantes universitarios se abren paso en la experimentación más abstracta, retratando con burdos trazos la poco refinada pero atractiva decadencia nocturna de Nueva York. Un joven Ralph Bakshi (o, mejor dicho, Fritz the Cat) cuenta su historia de sexo, drogas y rock and roll, en la que animales antropomórficos le hacen la vida un poco más interesante a un aburrido gato universitario, gestando una narrativa épica muy alternativa sobre la identidad estadounidense, muy American cool. Mientras tanto, otros se acercaban a la narrativa infantil de Roald Dahl, llevando el género musical mucho más cerca de Willy Wonka que del Grinch. El resultado: una hermosa película para el niño interior, una memorable analogía del infierno de Dante, con dulces, colores y oompa loompas. Del otro lado del Atlántico, otro universitario estadounidense loco se sintió afianzado con la irreverencia de una compañía de teatro, y construyó para ellos unas burdas animaciones en proporciones exageradas con litografías prestadas, para vestir las transiciones de un humilde show de comedia de la BBC. Por supuesto, Terry Gilliam no sabía en lo que se metía, y construyó Gilberto Díaz. Comunicólogo, productor de radio cultural. Actualmente se encuentra desarrollando un proyecto de análisis y divulgación histórica de cine mexicano.

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Lydia Wonka Johnny Depp Wonka 70s Naomi Watts Remedios Varo Marx Ernst Gertrude Stein Elena Garro Emilio Pacheco Jorge Ibargüengoitia Carlos Monsiváis Mariano Azuela Sergio Galindo José Vasconcelos Carlos Fuentes Juan Soriano

Pita Amor Tina Modotti Las Daisies Amelie Poulin John Malkovich The Dude Paprika (Agente vestido de Kurosawa) Paprika psicóloga Tilda Swinton (Budapest) Soirse (Budapest) Pizarnok Parnasus Heath Parnasus Colin Salvador Dalí Inés Arredondo

Lista de personajes: Elena Poniatowska



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Elena Poniatowska,

es que a Elena siempre le ha interesado contar las historias de las mujeres, y parte importante de su trabajo ha sido visibilizar a las olvidadas, a las repudiadas, a esas rebeldes que, como ella misma, han poblado con su talento las letras, la danza y las artes plásticas mexicanas”

Cuando llegó a México, la tierra de Paula Amor, su madre, Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor era una niña de nueve —casi diez— años, y quizá no imaginó que éste se convertiría en su país para siempre; que sus héroes —como la soldadera oaxaqueña Josefina Bórquez; el líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo; Paulina Ramírez, la niña de 13 años víctima de violación a quien le impidieron abortar, o el astrónomo Guillermo Haro, quien se convertiría en compañero de la escritora por el resto de su vida y padre de sus hijos— inspirarían algunas de sus obras más importantes; que el habla de los habitantes más pobres, los de las periferias, los marginales, la lengua que no enseñan en las escuelas ni está en los diccionarios, le daría una musicalidad única a los personajes de sus narraciones. Respecto de este uso de la oralidad, Octavio Paz dijo al periodista cultural Braulio Peralta: Me sorprende el lenguaje de Elena Poniatowska. No es un lenguaje puramente coloquial. El coloquialismo por el coloquialismo es un error literario. Pero cuando el escritor logra transformar el idioma de todos los días en literatura, entonces se logra esa especie de musicalidad, que lleva esa cosa alada, cierta, como poética, que observamos en el lenguaje de Elena Poniatowska. Tampoco imaginaba la princesa Hélène que los hechos más atroces, como la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco o el terremoto de 1985, se volverían libros indispensables para entender la historia de este/su país. Porque México pertenece a Elena Poniatowska como Elena Poniatowska a México. Sobrina de la atormentada y talentosa poeta Pita Amor (1918-2000), después de una breve estancia de formación en Estados Unidos durante la adolescencia, Elena Poniatowska regresó a México y se convirtió en una joven e inquieta reportera cuando las mujeres periodistas de este país sólo escribían en la sección de sociales, como lo haría también en sus inicios Clarice Lispector, en Brasil. A Poniatowska le quedaba chico escribir sólo acerca de bodas y eventos de la socialité, así que empezó a hacer entrevistas a personajes de la cultura, como María Izquierdo, Manuelita Reyes, Dolores del Río, Octavio Paz y Juan Rulfo. Décadas después, la autora disfruta contar esa anécdota: “Cuando tú no habías nacido y había muy pocas mujeres en el periodismo, yo empecé a entrevistar a otras mujeres”, dijo en 2014 a quien esto escribe, en Mérida, cuando la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) le entregó la Medalla José Emilio Pacheco. Aunque su célebre tía se burlaba de ella por haber elegido este oficio, ahí se encontraban los cimientos de la Elena escritora de ficción que ha merecido importantes galardones a lo largo de su vida, entre éstos, el más relevante de la literatura en lengua española, el Premio Miguel de Cervantes (2013), que recibió en la Universidad de Alcalá de Henares y al que ella consideró un reconocimiento al ejercicio del periodismo. Durante una entrevista que concedió a Carlos Pérez Salazar para BBC en octubre de 2015, admitió que el periodismo suele ser ninguneado, y que ella es periodista y va a morir siéndolo. Además, gracias a este oficio, Elena Poniatowska comenzó a formar parte del círculo de escritores como Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco y Álvaro Mutis, y lo dio a conocer. En la obra de Elena, la ficción y el ejercicio periodístico testimonial van siempre de la mano. En 1954, Poniatowska publicó su primer trabajo de narrativa, Lilus Kikus, un libro de cuentos acerca de una niña curiosa como protagonista, que ilustró la pintora surrealista Leonora Carrington. La propia Carrington sería, años después, su inspiración para escribir la biografía novelada Leonora (2012), aunque incluso Elena asegura que la pintora y escultora odiaba las entrevistas y que por ello su libro es, antes que nada, una obra de ficción. Después siguió Hasta no verte Jesús mío (1969), la historia de Jesusa Palancares, soldadera, obrera y trabajadora del hogar, quien hablaba con los muertos y se convirtió en un personaje fundamental en la historia de la narrativa mexicana. En el origen de esta novela se encuentran las múltiples entrevistas que le hizo a Josefina Bórquez, la mujer de carne y hueso que inspiró a Jesusa. Esta obra le valió el Premio Mazatlán de Literatura (1971), uno de los más prestigiosos galardones literarios nacionales. Elena Poniatowska no cumplía todavía 40 años de edad y ya contaba con un amplio reconocimiento como escritora en el medio cultural e intelectual mexicano, tradicionalmente dominado por hombres. “En México, las mujeres que se salían del camino establecido eran satanizadas”, dijo la escritora a Carlos Pérez Salazar en la entrevista citada anteriormente, refiriéndose a las mujeres de la generación de Frida Kahlo y Tina Modotti, de quien también escribió una novela biográfica, Tinísima (1992). Y es que a Elena siempre le ha interesado contar las historias de las mujeres, y parte importante de su trabajo ha sido visibilizar a las olvidadas, a las repudiadas, a esas rebeldes que, como ella misma, han poblado con su talento las letras, la danza y las artes plásticas mexicanas. En Las siete cabritas (2000), traza singulares retratos literarios de Nellie Campobello, María Izquierdo, Rosario Castellanos, Frida Kahlo (antes de

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la inmortal inmortalizadora

¡Felices 90 años!

Irma Gallo


que se convirtiera en el ícono mundial que representa hoy), Nahui Olin, Elena Garro y su tía Pita Amor. Elena Poniatowska dedicó una novela, Querido Diego, te abraza Quiela (1978), a otra mujer igualmente talentosa y olvidada, Angelina Beloff: pintora y titiritera rusa, madre de un hijo de Diego Rivera que murió a los pocos meses de nacido y abandonada después por el que se convertiría en uno de los tres grandes muralistas mexicanos (los tres varones, por cierto). Con la publicación de La noche de Tlatelolco, 1971 se convirtió en un año clave en la trayectoria de Poniatowska, pues además de haber ganado el Premio Mazatlán, su crónica de la matanza de estudiantes por órdenes de Gustavo Díaz Ordaz en 1968 se volvió un hito. Este documento narrativo literario utiliza los testimonios de sobrevivientes como un conjunto de voces aparentemente sin un entramado cronológico y dramático, pero que lo convierten en lo que Julio RodríguezLuis llama narrativas documentales, pero que yo llamaría, inspirada en Cristina Rivera Garza, escritura documental: A los libros que he escrito con base en noriginales, incluido y sobre todo El invencible verano de Liliana, los denomino escritura documental, y no literatura testimonial: artefactos que quieren cuestionar y producir (producir porque cuestionan) el presente contra el cerco individualista de la imaginación neoliberal.

Elena, la reportera, no ha dejado de lado la escritura documental. En Fuerte es el silencio (1980) se ocupa de los cuidacoches, los aboneros, las trabajadoras del hogar y las prostitutas en la crónica “Ángeles de la ciudad”; del 68 (una vez más) en “El movimiento estudiantil de 1968”; del movimiento de madres de desaparecidos encabezado por Rosario Ibarra de Piedra en “Diario de una huelga de hambre”; de las luchas de Florencio, el Güero, Medrano y su gente en “La colonia Rubén Jaramillo”. En 1988, publicó Nada, nadie: las voces del temblor, y en 2007, Amanecer en el zócalo: los 50 días que confrontaron a México, crónica del plantón que el entonces candidato a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, montó en Paseo de la Reforma. Elena tampoco ha abandonado la biografía novelada y los reconocimientos a su calidad literaria no han parado de llegar. En 2001, El universo o nada. Biografía del estrellero Guillermo Haro, inspirada en la historia de su compañero de vida, obtuvo el Premio Alfaguara de Novela. Basada en la vida del líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo, su obra El tren pasa primero ganó el Premio Rómulo Gallegos (2007). En su más reciente novela en dos tomos, El amante polaco, rastrea la historia de su antepasado Stanislaw II August Poniatowski, rey de Polonia, así como su propia trayectoria como escritora, pero sobre todo como periodista y, por lo tanto, testigo de primera mano de un México que anhelaba formar parte de la modernidad. Este 2022 celebramos el 90 aniversario de Elena Poniatowska, la inmortal, cuyas letras, desde el periodismo, la escritura documental y la narrativa de ficción, han inmortalizado a tantos otros. +

Irma Gallo. Escribe, hace pódcast y videos. Último libro: Cuando el cielo se pinta de anaranjado. Twitter: @irmagallo

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se día, Óscar de la Borbolla y yo teníamos que batirnos en un duelo a muerte. Nos habían invitado a un programa de tele para discutir si la realidad existía y, tantito antes de que comenzaran a grabar, nos dimos cuenta de que el debate jamás ocurriría: los dos estábamos convencidos de que la realidad sí existe, y que si la entendíamos o no era otro asunto. Ante tamaño problema, decidimos lo obvio con tal de no decepcionar a la audiencia: a como diera lugar, debíamos enfrentarnos. A mí me tocaría la peor parte: defender la idea de que la realidad no existe. Como el tiempo para preparar un argumento medianamente razonable sobre la inexistencia de la realidad parecía mínimo, opté por lo primero que me vino a la cabeza: un cuento taoísta que tal vez pondría en jaque a Óscar y convencería al público de que yo tenía razón. “Sueño de la mariposa” —así lo bautizaron Borges, Bioy y Silvina Ocampo en su Antología de la literatura fantástica— es una pequeña maravilla: “Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa que estaba soñando que era Tzu”. Gracias a estas líneas, podría argumentar que nosotros mismos y todo lo que nos rodeaba sólo éramos el sueño de una mariposa. Tan buena resultaba la falacia que, en el momento en que Óscar me preguntó sobre la inmaterialidad de los camiones que atropellan a la gente, le pude responder con un desparpajo olímpico: —Por supuesto, ¿a poco no has soñado que te mueres? Al terminar la grabación, nos aplaudieron tantito. El conductor del programa nos agradeció todo sonrisas y, antes de que nos fuéramos a tomar un café absolutamente real, me preguntó si de verdad creía que todo era un sueño. —Por supuesto, cuando la mariposa despierte todo esto habrá desaparecido —le contesté y nos fuimos casi cubiertos de gloria. 2 No podría decir con precisión cuántos años han pasado desde ese debate; sin embargo, hoy creo que algo de lo que dije podría ser cierto: hay veces que la realidad nos estorba y la ignoramos al grado de apagarla por completo

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La realidad estorba

Tema del mes

José Luis Trueba Lara


durante algunos ratos. Es más, supongo que a todas las personas en su sano juicio les pasa esto, aun bajo circunstancias de vida distintas. Sé bien que esto que acabo de escribir se lee rarísimo, por eso vale la pena ejemplificarlo con un hecho común y corriente: cuando éramos niños y veíamos una película de terror, nos enfrentábamos al miedo y, al llegar a la casa, intentábamos dormirnos tapados por completo con una sábana invisibilizadora. Si lo pensamos un poco, no nos queda más remedio que reconocer que nuestra estrategia de avestruz era bastante tonta: si un monstruo entraba a la recámara nada se tardaría en descubrirnos y, para colmo de nuestra estulticia, todo indica que esos seres no existen, da lo mismo si son vampiros, hombres lobos, zombis o cualquier otra criatura de este tipo. ¿Qué quiere decir esto? Algo muy simple: en algunos momentos, apagamos nuestro sentido de la realidad y nos sumergimos en la irrealidad al grado de que nos persigue hasta provocarnos un insomnio o hacernos pasar la vergüenza de la enuresis. Aún más, gracias a la posibilidad de que nuestro sentido de la realidad se apague a ratos, podemos vivir la maravilla de las historias: mientras leemos o cuando vamos al cine, le cortamos la corriente y nos dejamos llevar por la mariposa que soñaba que era Tzu. Entre el lector —o el espectador— y el autor —o el director— existe un romance que tiene acuerdos precisos: sólo funcionará si suspendemos la incredulidad, si apagamos el sentido de la realidad y si nos dejamos llevar por la historia sin oponer resistencia. Desgraciadamente, cuando el romance se acaba, no nos queda más remedio que volver a la realidad, aunque haya perdido su brillo. En sus memorias, Sartre confesaba que los monos del zoológico eran menos monos que los que aparecían en las enciclopedias, y que las personas reales lo eran menos que los personajes de las novelas. Algo parecido a lo que sostenía Emilio García Riera cuando afirmaba que el cine era mejor que la vida. En este caso, nos queda una certeza: hay veces que la realidad estorba y, si en verdad queremos disfrutar las historias, no nos queda más remedio que mandarla a pasear hasta que nos alcance el final. Y, cuando volvemos a ella, debemos aceptar nuestra condena: admitir que el Quijote sólo es un conjunto de letras, que el actor que fue acribillado sobrevivió sin rasguños o, con tal de no salir tan lastimados, nos convencemos de que resulta más seguro ser un aventurero de sillón. No por casualidad Pierre Mac Orlan sostenía que “instalado en una casa cómoda cual hueso dentro del fruto, el aventurero pasivo dejará que vengan a él las gestas anónimas de quienes, guiados por una mala estrella, se entregan a las fatigas de la aventura”. Ciertamente, la lectura de un libro de guerra se vuelve muchísimo menos fatigosa y peligrosa que las batallas que ahí se cuentan. 3 La pérdida de la realidad es muy peligrosa y Sartre tiene razón: cuando salimos del ensueño, los monos parecen menos monos y las personas, menos personas. En ese preciso instante

quedamos malditos y comenzamos a juzgar la realidad con las leyes de la fantasía. Como resultado, asumimos que debemos transformarla para que se ajuste a nuestros sueños y, justo por eso, la búsqueda de la utopía comienza a guiar nuestros pasos. Ir en pos de la utopía tiene sus riesgos y, si alguien lo duda, basta recordar la tragedia de don Quijote cuando decidió que sus lecturas eran mucho más reales que la chata cotidianidad en la que vivía. Sin embargo, las lanzas en ristre y el Caballero de los Espejos no representan los únicos problemas: ir en pos de la utopía nos permite desafiar al poder y apostarlo todo a maneras de vivir que van a contracorriente; aún más, la certeza de que la realidad es profundamente insoportable nos obliga a volver a los libros y las películas, a soñar con los ojos abiertos y a apostarlo todo en favor de un sueño que tal vez jamás se cumplirá. No importa si en este camino terminamos derrotados: la necesidad de transformar la realidad nos mantiene mucho más vivos de lo que estamos cotidianamente. Si esto es o no una locura, no me importa: desde que tomé mi primer libro de a de veras y desde que vi la primera película que me conmovió, descubrí que la realidad me estorbaba y, aunque no me crean, desde ese día hago todo lo posible por no acercarme a ella más allá de lo indispensable. Prefiero el universo de mi recámara con Paty a mi lado; sé que mi estudio con todos sus libros es mucho mejor que las calles, y las pelis que me acompañan para refrendar mi pésimo gusto, mucho más reales que lo que sucede afuera de mi casa. +

José Luis Trueba Lara. Escritor, editor y profe. Colabora en la radio y de pilón sale en la tele. Duerme la siesta con su esposa y ha publicado varios libros. Es un lector que ha llegado al extremo de trabajar para pagarse el vicio. Twitter: @TruebaLara

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precoz precoz precoz Cincuenta: precoz precoz autobibliografía precoz Bernardo Fernández, Bef 1. Antes de la pandemia (ahora medimos nuestra vida antes y después de ella), el escritor canadiense David Morrell, autor de First Blood, novela protagonizada por el inefable John James Rambo, publicó en Twitter que su personaje estaba por cumplir cincuenta años. Cuando vi que el libro es de 1972 me cayó el veinte —expresión de anciano— de que yo también. 2. Incidentalmente, Morrell bautizó así a su protagonista en honor a Arthur Rimbaud, que junto con Charles Baudelaire fueron mis poetas favoritos de la adolescencia. 3. Rimbaud escribió las Iluminaciones en 1872 (y publicó —chin— Una temporada en el Infierno un año después; por poquito coincidimos). 4. Fue mi profe de biología de la prepa el que me presentó a los poetas malditos a los quince años. Es lo único bueno que me llevé de las escuelas de los maristas. Gracias, Oswalth. 5. La leyenda urbana cuenta que Baudelaire se tiñó el cabello de azul en el París decimonónico, nomás por fastidiar. 6. Baudelaire fue traductor y gran popularizador de Edgar Allan Poe en Francia. 7. En 1984, mi papá me regaló los cuentos completos de Poe en una edición de Rafael Llopis que me enamoró del gran Loco de Baltimore. 8. También leí 1984 en 1984. 9. En mis años punk me pinté el cabello de azul en honor a Baudelaire. 10. En 1987, The Cure, que debió ser mi banda favorita de la adolescencia, grabó “How Beautiful You Are”, cuya letra está basada en un poema de Baudelaire. 11. Robert Smith no refirió su fuente. 12. Mi banda favorita de la adolescencia fue Mecano. 13. Sigo enamorado de Ana Torroja. 14. Radio Futura, contemporáneos de Mecano, grabaron “Annabel Lee”, de Poe, en una versión hermosa con traducción impecable. 15. Santiago Auserón sí dio crédito a Poe. 16. Nunca he leído las traducciones de Poe que hizo Julio Cortázar. 17. A cambio, las de Raquel Castro y Alberto Chimal me parecen espléndidas. 18. Llegué a Cortázar buscando sus cuentos fantásticos. 19. Me acabé enamorando más de Historias de cronopios y de famas. 20. El propio Chimal dice que no hay quien lea ese libro que no se declare cronopio. 21. Entre más envejezco, más fama me siento y menos cronopio. 22. Cortázar nació el mismo año que William Burroughs. 23. Y que mi abuelo. 24. Alguna vez leí que sólo hay tres escritores punk: Burroughs, J. G. Ballard y Jean Genet. 25. Nunca he podido acabar un libro de Jean Genet. 26. Leí profusamente a Burroughs y Ballard en la universidad. 27. Pero mi escritor favorito de aquellos años y de todos los tiempos es Kurt Vonnegut. 28. Y mujer, Mary W. Shelley. 29. Mi hija mayor se llama María en honor a la mamá de Frankenstein. 30. Yo quería bautizarla Alana en honor a Alan Moore. Su mamá no lo permitió. 31. Cuando leí Watchmen, a los 15 años, decidí que quería ser escritor. 32. “Si esto se puede hacer con las palabras, yo quiero hacerlo”, pensé. 33. Alan Moore quedó tan decepcionado de sus adaptaciones al cine que renegó de ellas y renunció a cualquier regalía producida por versiones audiovisuales de sus cómics. 34. David Cronenberg adaptó tanto a Burroughs como a Ballard al cine. 35. Los dos quedaron encantados, ¿cómo le hubiera ido a Moore en manos del cineasta canadiense? 36. Crash es una de mis novelas favoritas. 37. El almuerzo desnudo no lo es tanto. 38. Dibujé una novela gráfica sobre William Burroughs en México, Uncle Bill. 39. En Shanghái quise visitar la casa natal de Ballard, pero no la encontré. 40. En cambio, di con la calle Qibao, que aparece en la aventura de Tintín El Loto Azul, de Hergé. 41. Y me tomé una foto. 42. Lo que me llevó a China fue escribir Ojos de lagarto, una novela sobre un anciano chino que tiene escondido un dragón que escupe fuego en un sótano de Mexicali, y que se tradujo al mandarín. 43. Lo anterior representa uno de muchos ejemplos de lo afortunado que he sido en estos cincuenta años. 44. Me dedico a lo que quería hacer cuando tenía ocho años: dibujar cómics. 45. Y, además, escribo novelas. 46. Varias de ellas, de ciencia ficción. 47. A mi hija menor la quise bautizar como Harlana, en honor a Harlan Ellison, decano de la ciencia ficción, pero su mamá no me dejó y se llama Sofía en honor de Sofya Kovalevskaya, una matemática polaca. 48. La protagonista de mi próxima novela gráfica será una niña llamada Harlana, basada en mi hija menor, a la que un hada punk le concede tres deseos; por supuesto, todo sale mal. 49. Tengo cincuenta años, igual que El Padrino, de Coppola, pero apenas la vi hace dos meses. 50. ¿Pintarse el cabello de azul como Baudelaire a los cincuenta años será señal de una crisis de la edad? + 22

Bef. Novelista gráfico y no gráfico. Instagram: @beforama



Entrevista

novelista novelista Un novelista puede ir más allá de los encabezados, Irma Gallo

ése es el poder de la ficción: Don Winslow Winslow espués de terminar su trilogía El poder del perro (que incluye la novela homónima, El cártel y La frontera), centraWinslow da en los cárteles mexicanos, el escritor estadounidense Winslow Don Winslow regresa a sus orígenes con Ciudad en llamas (HarWinslow perCollins, 2022). Inspirada en la Ilíada, la Odisea y las tragedias Winslow griegas, esta novela inaugura una nueva trilogía, que comienza Winslow en 1986, en el barrio natal del autor, en Rhode Island. La obra Winslow retrata un ambiente marcado por el declive de la mafia estadou-

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nidense y las disputas entre las mafias italiana e irlandesa. En entrevista con Lee+, Winslow habla de su nueva novela, así como de la responsabilidad de Estados Unidos en la llamada guerra contra el narco y del poder de la literatura para ir más allá de los encabezados de los diarios. A diferencia de algunas de tus novelas anteriores, en las que los latinos son los protagonistas, gracias a Ciudad en llamas vuelves a tus orígenes, a una especie de autobiografía o de memorias. Tus antepasados son irlandeses, ¿cuánto de lo que cuentas en la novela pertenece a tus recuerdos? ¿En el barrio en donde creciste también había italianos y mafias? Sí. El libro se basa un poco en recuerdos, porque sí crecí en esas áreas. Soy inglés e irlandés, técnicamente. Por parte de mi padre, todos pertenecen a la alta burguesía de Nueva Inglaterra; por el lado materno, soy irlandés. Pero cuando era un niño pequeño vivíamos en barrios mayoritariamente italianos, así que conozco ambos lados de la historia. Y fíjate que no se percibía que hubiera una gran separación: los irlandeses y los italianos se llevaban como amigos. Este libro trata un poco eso: se convirtieron en amigos y en aliados, pero entonces algo sucede… En efecto, en gran parte es un libro de memorias. Las indagaciones que realizaste para tus novelas de cárteles fueron duras, agotadoras. En el caso de Ciudad en llamas, ¿cómo hiciste esta investigación? Salí por la puerta. El libro sucede en la ciudad donde nací, en donde mi esposa y yo vivimos la mitad del año (la otra mitad estamos en California). Nos encontrábamos, de alguna manera, varados ahí, en el estado de Rhode Island, por la pandemia, así que para mí investigar las locaciones de esta novela fue un asunto de salir a caminar o dar un paseo en el carro durante cinco o diez minutos. La playa en la que empieza el libro es una en la que estoy todas las tardes; te puedo mostrar exactamente en dónde se situó la fiesta con la que comienza la narración, en dónde sale del agua la mujer. Se trata de lugares reales, aunque les di nombres de ficción. Me resultan muy muy familiares. Por otra parte, la investigación fue académica, especialmente sobre los clásicos, porque el libro consiste, en muchos sentidos, en una reinterpretación de la Ilíada, de Homero. Lo escribí como el primero de una trilogía, así que algunas partes de esta historia están tomadas de la Eneida, de la Odisea y de las tragedias griegas. Tuve que aprender

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sobre esos libros, no sólo releerlos, sino consultar muchos artículos académicos acerca de ellos, asistir a conferencias… ese tipo de cosas.

Los hechos criminales que narras en Ciudad en llamas tuvieron lugar en un momento preciso, pero ¿en qué medida nos muestran un pasado que se repite: una mafia que dio lugar a otro tipo de organizaciones criminales? ¿Cómo ves las organizaciones criminales de hoy en día en comparación con aquellas sobre las que escribiste? La novela y sus dos secuelas ocurren en una época en la que la mafia estadounidense comenzó su declive. Hay muchas razones para ello, y quizá esta entrevista resulte breve como para profundizar en esto, pero una persecución federal muy dura de la mafia y todo tipo de factores contribuyeron. Así que es interesante para mí escribir un libro acerca de la sociedad en decadencia. Había menos por qué luchar; la gente estaba peleando por cosas más y más pequeñas y, de alguna manera, esto hizo que la disputa se volviera aún más cruel, porque la gente estaba desesperada. El crimen organizado en Estados Unidos tradicionalmente se ha basado en cuestiones étnicas. Sin embargo, hay cabos sueltos alrededor de este estigma, porque encontramos que los grupos de inmigrantes persiguen, en su mayoría, un tipo de vida legal: trabajar duro e intentar tener éxito de manera legítima. Una minoría elige el camino criminal, y eso sucedió con la mafia irlandesa, con la mafia italiana y más tarde con los rusos. Pero quiero señalar que hay criminalidad entre el establishment inicial también: si observamos la estructura del poder en Estados Unidos, podemos argumentar que algo de ésta resulta criminal, en el sentido en que las cosas son manipuladas, las inversiones son manipuladas. El gobierno manipula por su propio bien. Así que, aunque históricamente se base en cuestiones étnicas, creo que se trata de un problema más grande. Y la violencia ha escalado con estos nuevos grupos criminales, ¿no es así? Sí, y creo que resulta un fenómeno mundial. Creo que en todos los ámbitos nos hemos acostumbrado a la violencia. El tipo de reglas que solían aplicarse parecen estar fuera de control. Considero que Estados Unidos tiene un problema muy específico con la violencia en términos de armas, pero la escalada denota, desafortunadamente, un fenómeno global.


Ve la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi

¿Crees que tienes algún tipo de responsabilidad como escritor con la gente que lee tus libros? Estoy pensando en tus lectores más jóvenes. No creo que la responsabilidad del escritor sea ésa necesariamente. Me parece legítimo sólo escribir un libro entretenido, y escribirlo bien. Habiendo dicho esto, dados los temas sobre los que trabajo y su cercanía con la realidad, sí siento una responsabilidad de informar y mostrarle a la gente estos mundos de un modo en el que quizá nunca los pensaron. Creo que un novelista puede ir más allá de los encabezados. Así que una cosa es hablar de inmigración ilegal en un encabezado, y otra, concebir si puedo llevar al lector en un viaje con un niño de diez años que viene de Centroamérica. Una cosa es presentar la crisis de los opioides como encabezado, y otra, si puedo llevar al lector del lado de una mujer en sus veinte años de edad adicta a la heroína. Porque, después de eso, el lector no puede evitar mirar estas situaciones de una manera diferente. Creo que ése es el poder de la ficción: tenemos permitido inventar una vida interior para los personajes; pensamientos y emociones con los cuales el lector se puede identificar. Durante varios años has mantenido una postura profundamente crítica respecto de la lucha contra los cárteles y, por supuesto, también lo has reflejado en algunas de tus novelas. ¿Sigues pensando que la posición del gobierno de Estados Unidos acerca de la lucha contra los cárteles mexicanos es muy similar a la que tuvo con Vietnam? ¿Ha cambiado tu percepción sobre este asunto? He escrito sobre los cárteles durante 23 años, un tercio de mi vida. Escucha: una vez que le has llamado guerra contra las drogas, ya perdiste. Porque no se trata de un problema militar, ni de la fuerza de la ley, sino de un problema de salud pública. Hemos estado tan concentrados en el extremo de la producción y el suministro, tratando de prohibir las drogas que vienen de México, intentado atacar los lugares de producción, que no hemos atendido la raíz del problema, que está del lado de la demanda. Nosotros, en Estados Unidos, nos referimos —y cito— al “problema mexicano de la droga”. Y por supuesto que no es así: es el problema estadounidense de la droga, que ha sido infligido a México, en el sentido de que nosotros lo provocamos y ustedes pagan por ello con sangre, con caos, con duelo. Estados Unidos envía cerca de seis billones de dólares al año a México para comprar drogas, lo que vuelve a estos cárteles extremadamente poderosos e influyentes. Así que… probablemente no me pediste pronunciar un discurso, y lamento si lo estoy haciendo, pero hasta que no consideremos las motivaciones detrás de la demanda (¿por qué la gente quiere drogas?, ¿por qué la gente necesita matar el dolor?), nunca vamos a resolver este problema. Y mientras lo llamemos una guerra contra las drogas, nunca tendremos paz. No cabe duda de que Don Winslow sabe de lo que habla. +

“Una vez que le has llamado guerra contra las drogas, ya perdiste”.




LOS LEÍDOS NO FICCIÓN

FICCIÓN BOULEVARD Flor M. Salvador MONTENA

Luke y Hasley no eran el prototipo de la pareja perfecta. Sin embargo, ambos definieron lo que crearon: una historia en la que dos adolescentes inventan su propio boulevard ante la llovizna que hay en sus corazones, con un cielo pintado de azul cálido en una parte, y otra de un azul eléctrico que se tiñe con un grisáceo nostálgico.

En unos pocos meses, este ensayo se ha convertido en uno de los más influyentes. Su recorrido por la historia del libro en los tiempos de Grecia y Roma —que también se interna en otras épocas— nos revela la señas de identidad de una de las creaciones más importantes de la humanidad, así como su impacto en la vida cotidiana.

EL PODER DEL AHORA UN CAMINO HACIA LA REALIZACIÓN ESPIRITUAL Eckhart Tolle GRIJALBO

LA BIBLIOTECA DE LA MEDIANOCHE Matt Haig ALIANZA DE NOVELA

Sin saber cómo, Nora Seed aparece en la Biblioteca de la Medianoche, donde se le ofrece una nueva oportunidad para hacer las cosas bien. Hasta ese momento, su vida ha estado marcada por la infelicidad y el arrepentimiento. Nora siente que ha defraudado a todos, y también a ella misma. Pero, ¿esto está a punto de cambiar?

El poder del ahora es un libro único. Tiene la capacidad de crear una experiencia en los lectores y cambiar su vida. Hoy es considerado una obra maestra. Para lograr la iluminación sólo tenemos que comprender nuestro papel como creadores de nuestro dolor. Es nuestra mente la que causa los problemas con su corriente de pensamientos, atándose al pasado, preocupándose por el futuro.

LA CANCIÓN DE AQUILES Madeline Miller ALIANZA DE NOVELAS

EMMA Y LAS OTRAS SEÑORAS DEL NARCO Anabel Hernández GRIJALBO

De la autora de Circe, una epopeya inolvidable: Grecia en la era de los héroes. Patroclo, un príncipe joven y torpe, ha sido exiliado al reino de Ftía, donde vive a la sombra del rey Peleo y de su hijo, Aquiles. Aquiles, el mejor de los griegos, es todo lo que Patroclo no: fuerte, apuesto, hijo de una diosa. Él lo toma bajo su protección y ambos se adentran en las artes de la guerra.

Este libro forma parte del largo recorrido periodístico de Anabel Hernández dentro del complejo mundo del crimen organizado en México. En estas páginas desfilan personajes como Emma Coronel y otras esposas de importantes narcotraficantes, una ex-Miss Universo, y algunas de las actrices, cantantes y conductoras de televisión más reconocidas y aplaudidas.

NOSOTROS EN LA LUNA Alice Kellen PLANETA MÉXICO

LAS 48 LEYES DEL PODER Robert Greene OCÉANO

Tras el éxito de Deja que ocurra vuelve Alice Kellen con una novela que te enamorará. No hay nada más eterno que un encuentro fugaz. Cuando Rhys y Ginger se conocen en las calles de París, no imaginan que sus vidas se unirán para siempre, a pesar de la distancia y de que no puedan ser más diferentes. Una historia sobre el amor, el destino y la búsqueda de uno mismo.

Este libro es el best seller mundial para los que quieren obtener, estudiar o combatir el poder absoluto. Amoral, inmisericorde, despiadada y, sobre todo, muy instructiva, esta incisiva obra concentra tres mil años de historia del poder en 48 leyes claras y concisas.

VIOLETA Isabel Allende PLAZA JANÉS

CÓMO HACER QUE TE PASEN COSAS BUENAS Marian Rojas Estapé DIANA MÉXICO

La épica y emocionante historia de una mujer cuya vida abarca los momentos históricos más relevantes del siglo xx. Violeta viene al mundo un tormentoso día de 1920, es la primera niña de una familia de cinco bulliciosos hermanos. Su vida estará marcada por acontecimientos extraordinarios: todavía se sienten las ondas expansivas de la Gran Guerra cuando la gripe española llega a su país.

JÓVENES

EL INFINITO EN UN JUNCO Irene Vallejo DEBOLSILLO

ANTES DE DICIEMBRE Joana Marcús MONTENA

TRILOGÍA FUEGO 1 CIUDADES DE HUMO Joana Marcús CROSSBOOKS MÉXICO

FLEUR Ariana Godoy MONTENA

Uniendo los puntos de vista científico, psicológico y humano, Marian nos ofrece una reflexión profunda, salpicada de útiles consejos y con vocación eminentemente didáctica, acerca de la aplicación de nuestras capacidades al empeño de procurarnos una existencia plena y feliz y reivindicar el papel del optimismo.

ALMENDRA Won-pyung Sohn OCÉANO GRAN TRAVESÍA

CUANDO NO QUEDEN MÁS ESTRELLAS QUE CONTAR María Martínez CROSSBOOKS MEXICO


ELECTRÓNICOS

ARTE Y RECREACIÓN

LASCIVIA LIBRO 2 Eva Muñoz MONTENA

MANDALAS NUEVA IMAGEN

LA REVOLUCIÓN DE LA GLUCOSA Jessie Inchauspé DIANA

MANDALAS. NATURALEZA Y ANIMALES NUEVA IMAGEN

Tras las vacaciones, Rachel James debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la femf y se encuentra con que la central de Londres no es la misma, ya que los cimientos de su vida perfecta tiemblan con la llegada de un nuevo coronel, soberbio y con una belleza inhumana, que ha tomado el comando.

Basándose en ciencia de vanguardia y en su propia investigación pionera, la bioquímica Jessie Inchauspé ofrece diez trucos simples y sorprendentes para ayudarnos a equilibrar nuestros niveles de glucosa y revertir sus síntomas, sin ponernos a dieta y sin renunciar a los alimentos que amamos.

¡Más de 60 mandalas de la naturaleza y los animales, listos para ser coloreados! La carga de sabiduría contenida en los mandalas es tal, que hoy en día podemos disfrutar no sólo de su belleza, sino también de la ayuda terapéutica para el bienestar y equilibrio de la mente y, por lo tanto, del cuerpo.

MARAVILLOSAS MANDALAS DEL REINO ANIMAL Magdalena Servín ÉPOCA

CENIZA EN LA BOCA BRENDA NAVARRO SEXTO PISO

Esta novela narra el viaje emocional de una joven que intuye las razones del suicidio de su hermano adolescente y protagoniza su propio síndrome de Ulises. Una historia de separaciones y abandonos, de anhelo y de rabia, de pérdida e iniciación a la vida, en la que Brenda Navarro aborda con enorme valentía cuestiones esquivas, y la confirma como una de las narradoras más potentes y audaces.

Dibujar o pintar mándalas es algo más que un pasatiempo: mientras nuestros colores los iluminan tenemos la posibilidad de hacer un alto, de asomarnos a nuestro interior, de concentrarnos en aquello que nos importa y, por supuesto, de crear maravillas que nos reconcilian con el reino animal, ésta es la apuesta de esta obra.

MI LIBRO DE MANDALAS Magdalena Servín ÉPOCA

HEARTSTOPPER #1: A GRAPHIC NOVEL Alice Oseman GRAPHIX

Un chico conoce a otro chico. Los chicos se hacen amigos. Los chicos se enamoran. Una dulce y encantadora historia sobre la mayoría de edad que explora la amistad, el amor y la valentía que se necesita para salir del clóset. La crítica la ha calificado como “absolutamente delicioso”; “dulce, romántico, amable y bellamente rítmica”.

Dibujar o pintar mándalas es algo más que un pasatiempo: mientras nuestros colores los iluminan tenemos la posibilidad de hacer un alto, de asomarnos a nuestro interior, de concentrarnos en aquello que nos importa y, por supuesto, de crear maravillas que nos reconcilian con la naturaleza, con nosotros mismos y con el cosmos, ésta es la apuesta de esta obra.

LA DISPUTA POR MÉXICO Alejandro Paéz Varela / Álvaro Delgado HarperCollins

MANDALAS PARA LA ABUNDANCIA Y PROSPERIDAD Patricia López Caballero DIANA

México vive una guerra interna por el control de la nación. Dos bandos buscan controlar su destino. Durante 40 años, el país estuvo montado sobre los rieles del neoliberalismo que acentuó la pobreza y la desigualdad. La élite, sin embargo, perdió el poder hegemónico. Una fuerza surgida de la izquierda, abiertamente opositora al neoliberalismo —pero aún metida en esos zapatos—, tomó el control federal en 2018.

LAS PERRERÍAS DE MIKE 1 MIKECRACK Y LA ESTRELLA MALDITA Mikecrack MARTÍNEZ ROCA

NIÑOS

¡Más de 60 mandalas, figuras concéntricas inspiradas en las culturas hindú y tibetana, listos para ser coloreados!

BOBICRAFT Y EL TESORO PODEROSO BOBICRAFT ALTEA

LOS COMPAS Y LA ENTIDAD.EXE Mikecrack, El Trollino Y Timba VK MARTÍNEZ ROCA

El mandala o “círculo sagrado” es una poderosa y antigua herramienta de meditación que nos recuerda que el orden natural del universo está siempre presente en nuestra realidad. Su coloreado consciente acalla el ruido mental diario, nos devuelve el equilibrio interior y nos conecta con la sabiduría del alma. Este libro ha sido creado para ayudarte a manifestar abundancia en todas las áreas de tu vida.

LOS COMPAS Y EL DIAMANTITO LEGENDARIO Mikecrack, El Trollino Y Timba VK MARTÍNEZ ROCA

HARRY POTTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL J. K. Rowling SALAMANDRA





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