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K A R E N
C H AC E K
Una cosa es tener
S
fortuna y otra saberse afortunad@ que el autor del libro lo explique. Nadie como Etgar Keret para relatar un cuento lleno de sorpresas, inventar mundos alternos y dejar a sus pequeños y grandes lectores reflexionando con una sonrisa en la cara. Las ilustraciones de Aviel Basil juegan su parte y complementan la historia con unos ricos caramelos de humor inteligente.
egún el diccionario más consultado de la lengua española, sobrenatural es todo aquello que excede los términos de la naturaleza; que no puede explicarse por sus leyes o que supera sus límites. Bien podríamos llamar sobrenaturales al amor, la imaginación y los sueños. Los tres escapan a los alcances de la razón y a cada uno lo vivimos e interpretamos con el prisma de lo maravilloso. ¿Es necesario parecerse para quererse? Con esa interrogación nos saluda la contraportada del libro La llamada de la ciénega (Takatuka), cuando lo tomamos del estante queriendo adivinar de qué trata. Así las cosas, no queda más que leer las primeras páginas y enterarse de que el libro narra la historia de Boris, el regalo inesperado que halló una pareja en la orilla de un pantano. Boris jugaba, comía y se reía igual que los otros niños, poco importaba que tuviera ojos más grandes o branquias. Incluso aprendió a andar en bicicleta, a trepar árboles y hacer las tareas escolares. Pasaron los años y un día de viento con olor salobre, Boris se preguntó cómo habría sido su vida si nunca hubiera dejado la ciénega; ¿tendría otra familia y una forma de vida muy distinta? Esas y un montón de otras preguntas empezaron a rondarle por la cabeza. Regresó al pantano deseoso de poder responder alguna. Sus padres no lo detuvieron, tampoco le ordenaron que regresara a casa: "Si tú eres feliz donde estás, nosotros también somos felices". Lo que descubrió Boris en la ciénega no puede explicarse del todo con la razón, pero sí con esa facultad humana que nos confiere el título de seres especiales: la posibilidad de querer al otro. He aquí un relato más que añadir a la lista de
cuentos entrañables de Davide Cali, con ilustraciones fabulosas de Marco Somà que le hacen justicia. En Cachorro peludo de niño-gato (Alfaguara Infantil), un papá que pasea con su hijo en el zoológico, recibe la llamada de un japonés interesado en comprarle dos aviones y un edificio. ¡El sujeto está de suerte!, salvo por un detalle: cerrar tan magnífico negocio ese mismo día, implica dejar solo a su hijo en el
zoológico. Claro, con dinero suficiente en los bolsillos para comprar comida y pagarse un taxi de regreso a casa. El hombre se marcha tranquilo, en cuanto el niño le promete que se divertirá solo. El niño, por supuesto, quiere cumplir su promesa, le falta nada más una cosa: averiguar cómo hacerlo. Prueba con una y otra distracción, finalmente acude a sus poderes sobrenaturales para arreglárselas y, eventualmente, conseguir que su padre tome a consideración algunos otros detalles la siguiente vez que les toque pasar un día juntos. Habakkuk, el que vive "Aquí", puede dar cuenta de todo ello. ¿Que quién es Habakkuk y dónde es "Aquí"? Dejemos
Chris Van Allsburg es un autor particular, un experto en crear cuentos que albergan en su interior las semillas de otros cuentos, que germinan durante la lectura. El higo más dulce (FCE) cobija entre sus páginas la historia de Monsieur Bibot, un antipático dentista francés, obsesivo del orden y del buen comportamiento de su perro Marcel, quien cierto día desprecia con malos modos el obsequio con el que una anciana singular le paga la consulta. De ese giro en el relato brota una situación aún más extraña y Bibot se descubre protagonizando en la vida real un sueño. Germina la siguiente semilla y Bibot se ve a sí mismo actuando el sueño de alguien más. Un libro perfecto para quienes se preguntan si también los animales sueñan. Mejor aún, para quienes suponen que los sueños son únicamente películas fugaces que no tienen efecto alguno en la realidad. Después de leer el libro, te la pensarás dos veces antes de enojarte, cuando alguien ofrezca pagarte una deuda con un higo. Las ilustraciones del libro son tan exquisitas como inquietantes, confirman la tesis de que las habilidades se aprenden y el talento se pule, pero el arte es una manifestación de lo sublime, algo para lo que el artista se transforma en un afortunado y caprichoso vehículo sobrenatural. + @malkatika