A
lgo cambió cuando Sex Pistols aparecieron, sudando e incontrolables, tocando en vivo “Anarchy In The UK” en la televisión británica. Era diciembre de 1976. El punk llegó a desafiarlo todo en un momento en el que la música se había vuelto complaciente y segura para muchos de sus intérpretes; pero, sobre todo, el punk llegó a influir muchos aspectos de la cultura popular como no había sucedido en diez años. Aunque el punk detonó las bases sobre las que se construía el rock en ese momento, su propia evolución autodestructiva lo llevó en un par de años a un declive como movimiento, aunque no como ideología. Centrado en la música, el punk abarcaba distintos puntos de vista ideológicos y políticos en contra del establishment, promovía la libertad individual —antiautoritarismo, la no conformidad, la acción directa, etcétera—, e influyó múltiples formas de expresión incluyendo la moda, la danza, la literatura, el cine y las artes visuales. Además de la pléyade de bandas como The Damned, X-Ray Spex, The Buzzcocks, Ultravox y los ya mencionados Pistols, surgieron en el Reino Unido varios personajes que dieron forma al punk desde la música hasta la concepción estética, como Malcom McLaren, quien junto con la diseñadora Vivienne Westwood, abrió una boutique de la que emergió el punk hacia el mundo de la moda. Otro caso fue el del periodista, conductor de televisión, mánager y empresario Tony Wilson. Al otro lado del océano Atlántico la ideología del movimiento punk floreció en el Bowery, en el Lower East Side de Manhattan, y la estruendosa escena musical encontró cuartel en clubes como CBGB’s y el Max’s Kansas City, en los que bandas como Television, The Ramones, Blondie, Suicide, New York Dolls y Patti Smith fueron sus principales protagonistas. En lo que a literatura se refiere, el punk ha generado una considerable cantidad de prosa y poesía. Del punk surgió una fuerte prensa subterránea en forma de fanzines: publicaciones producto del copia y pega, orgullosamente hechos a mano y siempre independientes, que comenzaron a ser partícipes y testigos de las escenas locales. Fanzines como Maximum RocknRoll, Punk Planet, No Cure, Cometbus, Flipside y Search & Destroy, permitiendo a sus lectores conocer además de bandas y sellos discográficos, acerca de noticias, críticas culturales, entrevistas y la visión de escritores y poetas de su propio círculo. La literatura punk dio origen a nuevos estilos de escritura, técnicas y arquetipos; ha inspirado a los géneros literarios cyberpunk y steampunk, es fuente de inspiración también para varias novelas, biografías, autobiografías y hasta cómics como Love and Rockets, uno de los primeros en el movimiento de cómics alternativos de los años ochenta que involucra a la escena de Los Ángeles. Muchos de los escritores y poetas punk destacaron y trascendieron el movimiento a la cultura de masas, debido a su trabajo literario y a su interacción con otros artistas y expresiones artísticas, como Richard Hell, Jim Carroll, Patti Smith, John Cooper Clarke, Seething Wells, Raegan Butcher y Attila the Stockbroker.
Las obras autobiográficas de Jim Carroll, como Basketball Diaries, figuran entre los primeros ejemplos conocidos de la literatura punk y la participación del músico Billy Childish con The Medway Poets, un grupo de interpretación de poesía alternativa, influyó fuertemente el trabajo futuro de la artista Tracey Emin en una variedad de medios que incluyen dibujo, pintura, escultura y fotografía. Entre los poetas que se volvieron famosos durante el auge del movimiento punk, Patti Smith es considerada su diosa y “poetisa laureada” gracias a su influyente trabajo como música, cantante, escritora y artista visual en solitario o en colaboración con otros artistas como Bruce Springsteen o su eterno amigo y socio, el fotógrafo Robert Mapplethorpe; pero de todos, el británico John Cooper Clarke es lo más parecido a una estrella de rock y el primero en ser considerado punk poet. De alguna manera, Clarke es un tradicionalista: su poesía está formada por rimas directas pensadas para ser pronunciadas en voz alta y constantemente reelaboradas, mostrando de manera ingeniosa la vida cotidiana de la clase trabajadora, incorporando ritmos y musicalizando sus poemas sin llegar a considerarlos canciones por sí mismos. Las presentaciones de Clarke —quien atribuye su visión a la influencia de la poeta inglesa Pam Ayres—, se caracterizan por interpretaciones escénicas con versiones rápidas y encendidas de sus poemas recitados a cappella, que ha presentado en los mismos escenarios que legendarias bandas de Manchester como The Fall, Buzzcocks y Joy Division, entre muchas otras. La aceptación y difusión de su obra lo llevaron con el paso de los años a ser parte del establishment al que criticaba: logró que su álbum Snap, Crackle & Bop, con arreglos musicales de sus versos, llegara al número veintiséis en las listas de éxitos británicas en 1980, popularidad que lo llevó a dejar su huella también en el cine y la televisión, aun sin su total agrado. Clarke aparece en varios documentales entre los que destacan Urgh! A Music War y Control —sobre la vida de Ian Curtis, cantante de Joy Division—, en el que recita su poema más conocido, “Evidently Chickentown”. El crudo realismo de su letra transmite una sensación de insignificancia y desesperación, pero con un ritmo contrastante que le ha hecho aparecer en una película de Dany Boyle, Strumpet, y hasta en un episodio de la serie Los Sopranos. + *El título es un juego de palabras que mezcla las frases Éramos unos niños (título en español del libro Just kids, de Patti Smith y “No eres nada más que un erizo”, traducción libre del título del poema “(You Ain’t Nothing But A) Hedgehog”, de John Cooper Clarke.
Por Diego Herrera @diegoherrera