Revista del ICP, Tercera Serie, Núm. 1

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acuso de ser un romántico decadente... ¿Y eras tú el que ibas a cambiar la página de la Poesía americana? Pues date cuenta de que no llegas ni a cambiar el culero del más cursi modernismo de barricada.3 En la trama, Luis quiere posponer la lectura del poemario de Julia, ya que su opinión es que los poemas de ese libro son “pura pornografía de la más baja calaña”, pero no puede evitar reconocer en ellos algo distinto.4 Julia atribuye esta particularidad de sus poemas a que han sido escritos por una mujer. Julia

La objeción de Luis se centra principalmente en la forma en que Julia trabaja el erotismo y le comenta que sus versos no pasan de ser “la historia de tus calenturas”.6 Los comentarios del personaje de Luis acerca del erotismo contrastan marcadamente con

La obra plantea el conflicto generacional en el ámbito de la creación literaria. Luis representa lo establecido, lo canónico; Julia es la nueva voz, la disidencia. En este caso, esa nueva voz pertenece a una mujer. Ramos-Perea aprovecha esta circunstancia para plantear el eterno conflicto hombre-mujer. A pesar de lo controversial de su primer encuentro, se establece entre ellos una relación secreta, [y/pero] tormentosa. Ana María Rodríguez sostiene que esta relación está “marcada por la creciente independencia de ella, quien va en búsqueda de su propio camino motivada por sus propios demonios.”9

Manrique Cabrera afirma que Lloréns, al teorizar sobre la poesía, “demuestra que sentía la íntima necesidad de aventurarse por caminos propios, los cuales en el fondo no irían mucho más lejos que a desarrollar postulados poéticos ya presentes en la revolución lírica de Rubén”. Parece que este crítico es una de las fuentes que utiliza Ramos-Perea para crear algunos rasgos en el personaje de Luis. Ver: Manrique Cabrera, Francisco, Historia de la literatura puertorriqueña (Río Piedras: Editorial Cultural, 1973), 245. 4, 5 y 6 Ramos-Perea, “Tuya siempre, Julita”, 157. 7 Ramos-Perea, “Tuya siempre, Julita”, 158. 8 Ramos-Perea, “Tuya siempre, Julita”, 158. 9 Ana María, Rodríguez Vivaldi, “De todas las voces una: el discurso revisionario en Tuya siempre, Julita”, Revista del Ateneo Puertorriqueño, (1992): 117. 3

Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña|Tercera Serie|Número 1

Son poemas de mujer. ¡De mujer, Luis! Tienen otro color, otra voz, se escriben con otra fuerza más atronadora y viril que la tuya. Hablan de rabia callada, de corazón en armas... ¿Qué sabe un hombre de eso?5

lo que se expresa en los poemas eróticos del propio Lloréns. Desde ese momento, Luis se preocupa por la opinión de los otros escritores, mientras que a Julia le interesa la manifestación genuina de sus vivencias. Más adelante en la obra, Luis admite que los versos de esta joven poeta representan una especie de amenaza: “Y veo en tus versos el más claro presagio de mi decadencia”.7 Lloréns no es el único que se encuentra en decadencia. Lo mismo puede decirse de los otros poetas. Julia comenta: “esos afamados poetas nacionales que están borrachos y desnudos allá adentro [...].”8

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