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Dios por encima del estado

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El gobierno es una institución política formada por humanos que regula y modera la convivencia en la sociedad, pero cuando no hay un buen gobierno deriva en consecuencias negativas y devastadoras para los pueblos. Una de estas es la persecución contra opositores, líderes religiosos, así como de hombres y mujeres que buscan hacer el bien.

El Museo Nacional Smithsonian de Historia y Cultura Afroamericana define la opresión como “una combinación de prejuicio y poder institucional que crea un sistema que discrimina de manera regular y severa a algunos grupos y beneficia a otros grupos. Una persona del grupo no dominante puede experimentar opresión en forma de limitaciones, desventajas o desaprobación. Incluso puede sufrir abuso por parte de individuos, instituciones o prácticas culturales”.

Mateo 5:10 -12 dice Dichososseránustedescuandopormicausalagentelosinsulte,lospersigay levantecontraustedestodaclasedecalumnias.Alégrenseyllénensedejúbilo,porquelesesperauna granrecompensaenelcielo.Asítambiénpersiguieronalosprofetasquelosprecedieronaustedes.

Y precisamente, la Biblia cuenta diversas historias de sacerdotes, profetas y hombres de Dios que se enfrentaron a su gobierno y/o rey por estar haciendo lo malo y sufrieron la persecución de todo el aparato “estatal y/o monárquico”, pero estas mismas páginas y personajes demuestran que Dios es todopoderoso y está por encima de las instituciones y las personas. Estas son algunas de sus historias….

Rey Saúl y David

El primer rey de Israel fue Saúl pero durante su reinado desvió su camino y perdió el respaldo de Dios. En su afán de consolidar un linaje, Saúl inició una persecución a muerte contra David, el pastor de ovejas que sería el sucesor al trono por designio de Dios.

1 Samuel 19:1-2 cuenta que: Saúl ordenó a su hijo Jonatány a todos sus funcionarios que mataran a David. Pero, como Jonatán le tenía tanto afecto a David, le advirtió: Mi padre Saúl está buscando una oportunidad para matarte.Así que ten mucho cuidado mañana; escóndete en algún sitio seguroy quédate allí”.

El rey dispuso de todo el poder de su gobierno para matar al ungido de Dios que lo iba a reemplazar. Saúl movió tropas, armas y recorrió miles de kilómetros para asesinar al sucesor pero El Señor salvó a David advirtiéndolo a través de su amigo Jonatán, hijo de Saúl.

En una nueva ocasión donde el rey volvió a intentar matar al pastor de ovejas, El rey Saúl volvió a movilizar a su ejército: Cuando contaron a Saúl que David había ido a Queilá, exclamó: «¡Dios me lo ha entregado! David se ha metido en una ciudad con puertas y cerrojos; no tiene escapatoria». Entonces convocó a todo su ejército para ir a combatir a David y a sus hombres,y sitiar la ciudad de Queilá, se puede leer en 1 Samuel 23.7-8. En esta oportunidad, Dios salvó la vida de David utilizando una crisis militar con los filisteos que le tocó al rey solucionar.

Al contrario de lo que pensaba Saúl, David no solo logró escapar de varios intentos de matarlo sino que él tuvo en sus manos la vida del rey en varias oportunidades, desistiendo por respeto a sus autoridades y por obediencia al Señor. La historia de estos dos personajes culmina con la muerte de Saúl y la coronación de David como el nuevo rey de Israel.

José, el soñador

El hijo de Jacob vivió en carne propia lo que es tener el peso del estado en su contra siendo inocente. Al llegar a Egipto vendido como esclavo y tras negarse a sostener relaciones sexuales con la esposa de Potifar, capitán poderoso de la guardia del Faraón, fue acusado injustamente y encarcelado a pasar su vida en la cárcel.

Cuando el amo de José escuchó de labios de su mujer cómo la había tratado el esclavo, se enfurecióy mandó que echaran a José en la cárcel donde estaban los presos del rey, sostiene Génesis 39:19-20.

Tras pasar varios años en prisión y sufriendo por un crimen que no cometió, la fe de José no desmayaba y esta fue recompensada: “Aun estando en la cárcel, el Señor estaba con ély no dejo de mostrarle su amor”.

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