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Medalla Presidencial al Mérito Ganadero

Medalla Presidencial al Mérito Ganadero

Un esquema que debe evolucionar

La recompensa concedida al mérito, es una deuda...
En caso contrario, es una limosna o un robo...

Nunca he comprendido por qué se debe premiar a alguien simplemente por cumplir con sus responsabilidades y trabajar en su negocio sin tener méritos relevantes o sobresalientes.

Ser un eficiente criador de cualquier raza o especie es una decisión personal motivada por diversas circunstancias y francamente, es un despropósito que por el solo hecho de ser ganadero y compadre del presidente de cualquier asociación, lo tenga que premiar el presidente de la república sin que se revisen otros atributos que lo hagan merecedor de un reconocimiento especial, empezando por su integridad, honorabilidad, servicio al país o a su comunidad, que haya descubierto algo en beneficio de la humanidad o desarrollado un programa que mejore la productividad, haya impartido clases en la Universidad durante años formado a miles de profesionistas que hoy trabajan en el campo, la investigación o la academia y miles de cosas más, sin que, el que premia, se tome la molestia de realizar una investigación previa como se hace en otras áreas de la vida nacional antes de otorgar preseas. Quiero ser cuidadoso con las palabras y de ninguna manera ofender a los cientos de personas que la han recibido a lo largo de décadas, algunos de manera muy merecida, pero las circunstancias han cambiado.

El origen del concepto se entiende y estaba bien, eran otros tiempos que datan del año 1940 cuando la Confederación se llevaba con el gobierno del PRI y siguió entendiéndose con el del PAN, se tenía una sana convivencia con el presidente de la república, el día de la asamblea se esperaba y se convertía en una gran fiesta, se hacían acuerdos en beneficio del gremio, el trato era civilizado y los objetivos, necesidades y visión de los merecimientos para recibir una presea eran muy distintos a las de hoy.

En este momento las cosas han cambiado, la ganadería ha evolucionado y por si fuera poco, no existe una relación con el presidente, lo cual es comprensible y no vale la pena perder tiempo tratando de sostener lo contrario, al presidente no le interesa ni la ganadería ni los ganaderos y está en su derecho, y si gana el representante de MORENA, que es una copia en femenino de AMLO, será lo mismo, ellos no son igual a quienes los antecedieron y sus razones tendrán, por eso, hay que acabar con la farsa de la entrega de una medalla presidencial y renovar completamente el concepto, porque desde luego, la esencia del premio no debe perderse de ninguna manera, hay que seguirlo y hacerlo en grande.

Nada más kafkiano que cuando el gobernador García Cabeza de Vaca de Tamaulipas estaba en funciones, amparado, enemistado a muerte con AMLO y todo su gabinete, entregó, en esas condiciones, las medallas presidenciales al mérito ganadero en una asamblea de la CNOG, eso solo pasa en México, es para desquiciar a cualquier psiquiatra.

Es importante reconocer a nuestros pares, pero hay que hacerlo con sensatez y entregar premios a quienes los merecen con preseas personalizadas, de acuerdo a lo que cada uno ha logrado para merecer el premio, y si esta propuesta suena reaccionaria, se puede diseñar una estrategia para entregar cierto tipo de “reconocimiento genérico” para “Don Jesús que lleva 63 años ordeñando a mano” Y otro distinto para quienes inciden en la ganadería de otras formas, todas válidas y respetables.

La propuesta:

De inicio, cambiar el nombre del premio por el de alguien que no pierde vigencia en el tiempo, un ícono que es ejemplo de tenacidad, humildad y persistencia, el más grande, en todos sentidos, ganadero que ha tenido nuestro país sin menospreciar a otros que también han hecho su parte.

Creo que proponer su nombre es justo, independientemente de que surjan más propuestas que se tendrían que analizar.

Propongo que el reconocimiento se llame: Presea Reyes García Olivares

En estos tiempos con falta de liderazgos, la CNOG puede convertirse en una institución formidable si evoluciona, amplía su horizonte y reconoce a los líderes en agronegocios, en innovación y transferencia de tecnología, investigación, educación universitaria y técnica, medio ambiente, ecología, a los productores jóvenes, a los empleados de excelencia y muchos otros que por ahorro de espacio no anoto.

Si, el reto es grande, se puede seccionar y hacerlo para diferentes especies y categorías en distintas fechas y sedes para darle realce a los eventos de quienes no crían ganado bovino y dar a cada especie su lugar y su día de fiesta.

La NCBA (National Cattlemen´s Beef Association) en los Estados Unidos, el equivalente a la CNOG, tiene una fortaleza importantísima en la vida política de ese país, interviene en todos los segmentos del sector, opina, propone secretarios, promueve candidaturas al congreso y al senado y se hace escuchar, esto sería un valor agregado para la CNOG, contar con la fuerza de todas las instituciones que reconoce y de las que podría ser su voz.

La Confederación es un ente político que no ha reclamado sus espacios, cambiar los modelos anacrónicos es el primer paso para hacerlo, está a tiempo de proponer a quien resulte presidente de México, quienes pueden servir en las carteras de la Secretaría de Agricultura, en CONAGUA y otras del sector.

Al agro mexicano le urge tener representantes con peso político en las cámaras no artistas de TikTok.

Solo así la yunta seguirá andando.

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