Galera #99

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#99 · DOSMILES






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DIRECTOR EDITORIAL Esteban Feune de Colombi esteban@intelectualyfrivola.com

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COLABORAN Wally Diamante, Facundo Garayalde, Hugo Horita (ilustración Columna), Mencía Zagarella (ilustración Visionario), Agustín Ibarlucía (fotos Oficios), Antolín Olgiatti (ilustraciones Top 5 visitante) y Javier Velasco (ilustración Curiosidades).

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Jazmín Chebar, Claudio Drescher, Guillermina Ocampo, Pampa García Peña, Agustina Córdova, Pedro Segni, Dolores Fonzi, Valeria Mazza, Leticia Brédice, Dolores Navarro Ocampo, Carla Rodríguez, Diego del Río, Milagros Amuchástegui, Muchnik.Co, ConAmor.org, Verónica Stewart, Alexander Brunswig, María Montalembert, Sofía Menditeguy, Marcela Peduto, Cora Genusso, Gustavo Castagnino, María Clara Lindstroem, Gabriel Safirsztein, Natalia Avellaneda, Ivana Della Mattia, Brian Bigio, Gastón Pinto, Diego Romero, Pablo Bernard, Josefina Hassan, Diego Finkelstein, Iván Finkelstein, Barbie Bertani, Gabriel Di Martino, Carolina D’Elio y Rocío Estévez.


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18 LA NUBE #POSTMILENIO

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20 EDITORIAL TECHIE

Y2K En los 90, el lugar de almacenamiento en las computadoras era tan caro, que los años del calendario estaban programados con sus dos últimos dígitos para ahorrar espacio. Al llegar el 2000, los dígitos 00 podían ser interpretados como 1900, desconfigurando así todas las computadoras del mundo. Este potencial e incierto apocalipsis de unos y ceros fue llamado Y2K y generó una moderada ola de pánico global: la falla implicaría la caída de un sinfín de dispositivos, desde ascensores hasta equipos médicos. La respuesta del Y2K no tiene precedentes. La empresa Best Buy, por dar un ejemplo, regalaba stickers a sus clientes recordándoles apagar sus computadoras antes de la medianoche del 31 de diciembre, y la revista Time instaló un generador para ser publicada cuando todo lo demás fallara. Se gastaron, finalmente, unos 300.000 millones de dólares en programas para que las computadoras fueran compatibles con la llegada del milenio. Pero el 00:00:00 del 01/01/00 llegó y se fue y, a excepción de unas poquísimas fallas, nada sucedió. Por unos breves segundos, en las fiestas de año nuevo, reinó una leve sensación de decepción.


VOLVER 21

¡Ah, las maravillas televisivas a las que fueron sometidos los millenials! En esta foto de 2004, los cuatro protagonistas de Rebelde Way posan para la cámara con caras difíciles de descifrar. Son, en el orden de las agujas del reloj, Luisana Lopilato, Benjamín Rojas, Camila Bordonaba y Felipe Colombo.


Carla Moure, Mía Flores Pirán, Lucía Pedraza, Cala Zavaleta y Belén Chavanne conocieron el nuevo espacio de UMA en Alcorta. En el evento de presentación del Samsung QLED, le preguntamos a Dolores Fonzi “¿Qué es lo que más te ilumina?”. Contestó: “El tiempo, porque puedo pensar, imaginar y crear cosas nuevas”.

Griselda Siciliani lució unas cancheras gafas en el estreno de la nueva temporada de Clara Ibarguren.

Diego Alexandre y Flor Torrente hicieron chin-chin en la inauguración de Microteatro.

En el evento de Samsung QLED le preguntamos a Mariana Fabbiani qué es lo que más la ilumina y dijo: “La sonrisa de mis hijos”.

Luisana Lopilato es la radiante protagonista de la nueva campaña de Vitamina.

Florencia Raggi, resplandeciente en la Gala del Hospital Rivadavia.


CIENCIAS SOCIALES 23 Justina Bustos aplaudió en varias de las obras de 15 minutos de Microteatro.

Mirtha Legrand llegó elegantísima a la Gala del Hospital Rivadavia.

Julieta Novarro estuvo hablando con todo el mundo en la apertura de Microteatro Buenos Aires.

Oriana Sabatini sonrió para las cámaras en la presentación de la nueva colección de Ginebra.

Pampita no quiso perderse la apertura de Microteatro Buenos Aires.

Ricardo Darín y Florencia Bas se dieron una vuelta por Microteatro. Juliana Awada y Sofía Sánchez de Betak, a.k.a. Chufy, en la presentación de Travels with Chufy.

Guillermina Valdes presentó la temporada primaveraverano 2018 de su marca. Fernando Dente y Josefina Scaglione se sacaron una selfie solidaria en la Gala de ALPI.


24 MERCI BEAUCOUP: SAM SHEPARD

ยกGracias, Sam!



26 EL RELATO #ELECTRODEMOCRACIA

En el futuro imaginado por el ruso-yanqui Isaac Asimov para su cuento Sufragio universal, de 1955, las elecciones presidenciales de 2008 son definidas por la interacción entre una máquina y un único ciudadano que representa a todo el país, en libre ejercicio de la felizmente establecida “democracia electrónica”. Linda, de diez años, era la única de la familia que parecía contenta de estar despierta. Norman Muller la oyó a través del coma provocado por los somníferos (había logrado dormirse hacía apenas una hora, más por agotamiento que por el sueño en sí). Linda estaba junto a la cama, sacudiéndolo.

Matthew torció la cara en una mueca amenazante y lo interrumpió ásperamente:

secretario de un miembro de la asamblea, decía que todas las «apuestas sensatas» apuntaban hacia Indiana.

–Nadie menciona Bloomington ni el condado de Monroe, ¿verdad? –Bien... –empezó Norman.

–Dice que el presidente Villers dará un discurso en Indianápolis.

–Papi, papi, despierta. ¡Despierta!

Linda, que volvía su carita de barbilla afilada de uno a otro según hablaban, preguntó con voz chillona:

Norman Muller ahogó un gruñido.

Norman Muller, que había tenido un día difícil en la tienda, enarcó las cejas y guardó silencio. Matthew Hortenweiler, siempre insatisfecho con los políticos de Washington, declaró:

–¿Votarás este año, papi? –De acuerdo, Linda. –¡Pero, papi, hay más policías que nunca! ¡Con coches patrulla y todo!

Norman sonrió dulcemente.

–Si Villers da un discurso en Indiana, es porque piensa que Multivac escogerá Arizona. Ese zoquete no tendría agallas para acercarse más.

–No creo, querida. Norman Muller se dio por vencido y se incorporó sobre los codos. Comenzaba el día. Fuera despuntaba el alba, una pincelada gris que no contribuía a levantarle el ánimo. Su esposa preparaba el desayuno en la cocina. Su suegro, Matthew, carraspeaba con estruendo en el cuarto de baño. Sin duda el agente Handley ya lo estaba esperando. Era el día. ¡El día de las elecciones!

Pero esto ocurría en la atmósfera cada vez más acalorada de un mes de octubre en un año de elección presidencial, y en su vida apacible Sarah soñaba con grandes cosas para su familia. –¿No sería maravilloso? –suspiró– ¿Que yo votara?

Sarah, que ignoraba a su padre cada vez que era posible hacerlo con cortesía, dijo: –No sé por qué no anuncian el Estado en cuanto pueden y, luego, el condado y demás. Así las personas eliminadas podrían relajarse. –Si hicieran semejante cosa –observó Norman–, los políticos seguirían los anuncios como buitres. En cuanto se supiera el municipio, tendrías un par de diputados en cada esquina.

Había sido como todos los años. Tal vez un poco peor, porque era año de elección presidencial, pero, en todo caso, no peor que los demás años de elección presidencial. Los políticos peroraban sobre el grandioso electorado y la vasta inteligencia electrónica a su servicio. La prensa analizaba la situación con ordenadores industriales (el Times de Nueva York y el Post-Dispatch de St. Louis tenían sus propios ordenadores) y publicaba indicaciones de los resultados. Comentaristas y columnistas señalaban el Estado y el condado decisivos en feliz contradicción el uno con el otro.

Norman Muller tuvo un pequeño bigote rubio que le daba un aire seductor a ojos de Sarah, pero que al encanecer se había convertido en simplemente insípido. Lucía en la frente arrugas profundas nacidas de la incertidumbre, y jamás albergó la pretensión de haber nacido grande ni la de alcanzar la grandeza en ninguna circunstancia. Tenía a su esposa, su empleo y su hijita y, excepto en extraordinarias circunstancias de euforia o depresión, consideraba que había cerrado un buen trato con la vida. Así que sintió un poco de embarazo y mucha inquietud ante el rumbo que seguían los pensamientos de su esposa.

El primer indicio de que no sería como todos los años apareció cuando Sarah Muller le dijo a su esposo, la noche del 4 de octubre (cuando faltaba exactamente un mes para las elecciones):

–Hay doscientos millones de personas en el país, querida, y, con esas probabilidades, no creo que debamos perder el tiempo pensando en ello. –Pero, Norman –objetó su esposa–, no son doscientos millones, y lo sabes. Ante todo, sólo son elegibles las personas de veinte a sesenta años de edad, y siempre son hombres, así que eso nos deja unos cincuenta millones contra uno. Luego, si es Indiana... –Entonces significa un millón doscientos cincuenta mil contra uno. No aceptarías semejante apuesta en una carrera de caballos, ¿verdad? Cenemos en paz. –Una maldita tontería –masculló Matthew desde detrás del periódico. –¿Votarás este año, papi? –repitió Linda.

–Escucha, yo ya vivía cuando instalaron Multivac. Dijeron que terminaría con las políticas de facción. No se gastaría más dinero de los votantes en campañas. Ya no habría mequetrefes sonrientes que alcanzaran el Congreso o la Casa Blanca bajo inmensa presión e impulsados por una campaña publicitaria. El resultado fue que hubo más campañas que nunca, sólo que a ciegas. Envían tíos a Indiana por la ley Hawkins-Smith y otros a California, por si el caso Joe Hammer se vuelve crucial. Yo digo que habría que terminar con estas gansadas. Regresar al viejo… –¿No quieres que papi vote este año, abuelo? –preguntó Linda.

Norman meneó la cabeza y todos pasaron al comedor.

–Pues no te importa –se volvió hacia Norman y Sarah–. En un tiempo yo votaba. Iba a la cabina, manipulaba las palancas y votaba. Era sencillo. Simplemente decía: este sujeto es mi hombre y voto por él. Así debería ser.

–Cantwell Johnson dice que Indiana será el Estado este año. Es la cuarta persona que me lo dice. Imagínate que sea nuestro Estado esta vez. Matthew Hortenweiler apartó su rostro fofo del periódico y miró con severidad a su hija. –A esos tíos les pagan por mentir –gruñó–. No les escuches. –Cuatro personas, padre –replicó suavemente Sarah–. Todos dicen Indiana. –Indiana es un Estado clave, Matthew –intervino Norman, con igual suavidad– a causa de la Ley Hawkins-Smith y ese desbarajuste en Indianápolis. Es...

El 20 de octubre, Sarah estaba cada vez más excitada. Mientras tomaban café anunció que la señora Schultz, cuyo primo era

Matthew entornó los ojos y se acarició airadamente el pelo canoso y ralo. –Son buitres, de cualquier modo. Escucha… –Papi... –murmuró Sarah. Pero Matthew continuó con voz resonante:

Matthew clavó en la niña una mirada fulminante.


–¿Tú votaste, abuelo? –exclamó Linda–. ¿De veras? Sarah se inclinó hacia delante para detener lo que fácilmente podría transformarse en una anécdota incongruente circulando por el vecindario. –No es nada, Linda. El abuelo no quiere decir que votara de verdad. Todos votaban de esa manera, entre ellos tu abuelo, pero no era votar de veras. –No fue cuando yo era niño –rugió Matthew–. Tenía veintidós años y voté por Langley y era votar de veras. Mi voto no valía mucho, tal vez, pero valía tanto como el de cualquiera, igual que el de cualquier otro. Y no había Multivac que te... –Bien, Linda –intervino Norman–. Es hora de acostarse. Y deja de hacer preguntas sobre el voto. Cuando crezcas, comprenderás. La besó con aséptica dulzura y Linda se alejó a regañadientes, impulsada por los empellones de la madre y por la promesa de que podría poner el vídeo hasta las nueve y cuarto si se daba prisa con el ritual del baño. Llegó el viernes 31 de octubre. –Abuelo –dijo Linda, y se quedó con la cabeza gacha y las manos a la espalda hasta que el abuelo bajó el periódico y mostró las cejas hirsutas y los ojos rodeados por arrugas. –¿Sí? Linda se acercó y apoyó ambos brazos en una de las rodillas del hombre, obligándolo a dejar el periódico...

–Los primeros ordenadores eran mucho más pequeños que Multivac. Pero las máquinas crecieron y pudieron deducir el resultado de los comicios a partir de menos votos cada vez. Al fin, construyeron Multivac, que puede deducirlo a partir de un solo votante. Linda se alegró de haber llegado a un tramo conocido de la historia. –Esto está bien –dijo. Matthew frunció el ceño. –No, no está bien. No quiero que una máquina me diga cómo habría votado yo, sólo porque un bromista de Milwaukee dice que está contra el aumento de tarifas. Tal vez yo quiera votar caprichosamente porque me apetece. Tal vez no quiera votar. Tal vez... Pero Linda se había bajado de la rodilla y se batía en retirada. Encontró a su madre en la puerta, quien, aún con el abrigo puesto y sin ni siquiera haber tenido tiempo de quitarse el sombrero, jadeó: –Quita del medio, Linda. ¡No andes estorbando! –Y, mientras se quitaba el sombrero y se ahuecaba el cabello, le dijo a Matthew–: He estado con Agatha. Matthew la miró severamente y ni se dignó a gruñir mientras cogía el periódico. Sarah se desabotonó el abrigo. –Adivina qué me ha dicho.

–Abuelo, ¿de veras votaste una vez? –Eso me oíste decir, ¿no? ¿Crees que miento? –No, pero mamá dice que entonces votaban todos. –Así es. –Pero ¿cómo? ¿Cómo podían votar todos? Matthew la miró solemnemente, la alzó y la sentó sobre su rodilla. Incluso moderó su vozarrón: –Verás, Linda, hasta hace cuarenta años todos votaban siempre. Supongamos que queríamos decidir quién debía ser el nuevo presidente de Estados Unidos. Los demócratas y los republicanos nominaban a alguien, y todos decían a quién querían. Cuando terminaba el día de elecciones, se contaba cuántas personas querían al demócrata y cuántas al republicano. Quien obtenía más votos resultaba electo. ¿Entiendes?

Sucedió que hubo muy poco tiempo de espera, pues la campanilla sonó con insistencia y, cuando Norman Muller fue a atender, un hombre alto y de rostro grave preguntó: –¿Es usted Norman Muller? –Sí –gimió Norman. Por el porte del desconocido, era obvio que gozaba de cierta autoridad, y la índole de su misión resultó tan obvia como imposible había parecido un instante atrás. El hombre presentó sus credenciales, entró en la casa, cerró la puerta y manifestó ritualmente: –Señor Norman Muller, debo informarle, en nombre del presidente de Estados Unidos, que le han escogido para representar al electorado norteamericano el martes 4 de noviembre de 2008. Norman Muller caminó tambaleándose hasta una silla. Pálido y aturdido, se quedó sentado mientras Sarah le llevaba agua, le palmeaba las manos con alarma y suplicaba, apretando los dientes: –No te descompongas, Norman. No te descompongas o escogerán a otro. Cuando Norman atinó a hablar, susurró: –Lo lamento, señor. El agente del servicio secreto se quitó el abrigo, se desabotonó la chaqueta y se repantigó en el sofá.

–No me interesa. –Papá... –objetó Sarah. Pero no tenía tiempo para enfadarse. Necesitaba contar la noticia y Matthew era el único interlocutor disponible, así que continuó–: El marido de Agatha es policía, y dice que un camión entero de agentes secretos llegó anoche a Bloomington. –Pues no me buscan a mí. –¿No entiendes, papá? Agentes secretos, y es casi día de elecciones. En Bloomington. –Tal vez buscan a un atracador de bancos. –Hace años que no asaltan un banco en esta ciudad... Papá, eres incorregible –Y salió de la habitación.

–No se preocupe –dijo. Su cara oficial parecía haberse disipado con el anuncio oficial, dejando sólo a un hombre corpulento y campechano–. Es la sexta vez que hago el anuncio y he visto toda clase de reacciones. Ninguna fue como las que se ven en el video. ¿Entiende a qué me refiero? Un semblante santurrón y un personaje que declama: “Será un gran privilegio servir a mi país” –Se rió tranquilizadoramente. La risa simultánea de Sarah denotó un grado de histeria–. Ahora, ustedes contarán con mi compañía por un tiempo. Me llamo Phil Handley, aunque pueden llamarme Phil. El señor Muller ya no puede salir de la casa hasta el día de las elecciones. Tendrá que comunicar a la tienda que él está enfermo, señora Muller. Usted puede continuar con sus quehaceres, pero deberá prometer que no dirá una palabra sobre esto. ¿De acuerdo, señora Muller?

Norman Muller tampoco recibió la noticia con gran entusiasmo.

Sarah movió la cabeza vigorosamente.

–Bien, Sarah, ¿cómo supo el marido de Agatha que eran agentes secretos? –preguntó con calma–. No llevan tarjetas de identificación pegadas en la frente.

–No, señor. Ni una palabra. –De acuerdo. Pero, señora Muller –agregó Handley asumiendo una expresión grave–, esto no es broma. Salga sólo si es necesario, y alguien la seguirá. Lo lamento, pero así debemos operar. –¿Me seguirán? –No será evidente. No se preocupe. Y sólo durante dos días, hasta que se haga el anuncio formal a la nación. Su hija... –Está acostada –se apresuró a decir Sarah. –Bien. Tendrá que decirle que soy un pariente o un amigo que se aloja con la familia. Si averigua la verdad, habrá que retenerla en casa. El padre de usted deberá quedarse dentro, de todos modos. –No le gustará –observó Sarah. –Qué remedio. Ahora bien, como aquí no vive nadie más... –Parece que lo saben todo sobre nosotros –jadeó Norman. –Bastante –convino Handley–. En todo caso, esas son mis instrucciones por el momento. Trataré de colaborar y de no molestar. El gobierno pagará mi mantenimiento, así que no representaré ningún gasto para ustedes. De noche me relevará

Matthew desplegó el periódico con un ruido crujiente.

Linda asintió con la cabeza y dijo: –¿Cómo sabía la gente a quién votar? ¿Multivac se lo decía? Matthew frunció las cejas con severidad. –Simplemente, usaban su buen juicio, niña. Ella se apartó un poco, y él volvió a bajar la voz: –No estoy enfadado contigo, Linda. Verás, a veces se tardaba toda la noche en hacer el recuento y la gente se impacientaba. Así que inventaron máquinas especiales para escrutar los primeros votos y compararlos con los votos de los mismos lugares en años anteriores. Así la máquina podría computar cómo sería la votación total y quién resultaría electo. ¿Entiendes? Linda asintió con la cabeza. –Como Multivac.

Pero a la noche siguiente, el primero de noviembre, Sarah pudo exclamar triunfalmente: –En Bloomington todos esperan que un lugareño sea el votante. El News de Bloomington lo dijo por vídeo. Norman se inquietó. No podía negarlo, y se le encogía el corazón. Si el rayo de Multivac caía en BIoomington, eso significaría reporteros, espectáculos de vídeo, turistas, toda clase de contrariedades. Norman gustaba de su rutina apacible, y el distante rumor de la política se aproximaba en forma alarmante. –Son meros rumores –dijo. –Espera y verás. Sólo espera y verás.


28 EL RELATO alguien que se instalará en este cuarto, de modo que no habrá problemas para dormir. Ahora bien, señor Muller... –¿Sí? –Llámeme Phil –insistió el agente–. El propósito de este preliminar de dos días antes del anuncio formal consiste en que usted se acostumbre a su posición. Preferimos que se enfrente a Multivac como una cosa normal. Relájese y trate de pensar que esto forma parte de un día de trabajo. ¿De acuerdo? –De acuerdo –dijo Norman, y luego sacudió la cabeza–. Pero yo no quiero esta responsabilidad. ¿Por qué yo? –Bien, aclaremos eso. Multivac sopesa toda clase de factores conocidos, miles de millones. Pero hay un factor que constituye una incógnita y que lo será por mucho tiempo. Es el patrón reactivo de la mente humana. Todos los estadounidenses están sujetos a la presión moldeadora de lo que hacen y dicen otros compatriotas suyos, a lo que les hacen a ellos y a lo que ellos hacen a otros. Cualquier norteamericano puede comparecer ante Multivac para que le examinen sus tendencias mentales. Eso permite estimar la tendencia de todas las mentes del país. Unos ciudadanos son mejores que otros para tal propósito en un momento dado, según los acontecimientos de ese año. Multivac le ha escogido a usted como el más representativo del presente año. No el más listo ni el más fuerte ni el más afortunado, sólo el más representativo. Ahora bien, nadie pone en tela de juicio a Multivac, ¿cierto? –¿No podría cometer un error? –No le haga caso, agente –interrumpió Sarah, que escuchaba con impaciencia–. Está nervioso. De hecho, es una persona muy instruida y siempre sigue la actualidad política. –Multivac toma las decisiones, señora Muller –sentenció Handley–. Y escogió a su esposo. –¿Pero Multivac lo sabe todo? –insistió Norman–. ¿No podría cometer un error? –Sí, podría. No hay por qué no ser franco. En 1993, el votante seleccionado murió de apoplejía dos horas antes de la notificación. Multivac no lo previó, no podía preverlo. Un votante podría ser mentalmente inestable, moralmente inepto o simplemente desleal. Multivac no puede saber todo sobre todos si no se le suministran todos los datos existentes. Por eso, siempre tenemos candidatos de reserva. No creo que esta vez sean necesarios. Usted goza de buena salud, señor Muller, y ha sido cuidadosamente investigado. Reúne las condiciones necesarias. Norman hundió la cara en las manos y se quedó inmóvil. –Estará perfectamente bien mañana por la mañana, señor agente –aseguró Sarah–. Sólo tiene que acostumbrarse. –Por supuesto –dijo Handley. En la intimidad de la alcoba, Sarah Muller se expresó con un tono mucho más enérgico. Su filípica culminó así: –Así que recobra la compostura, Norman. Quieres desperdiciar una oportunidad irrepetible. –Me asusta, Sarah –susurró Norman–. Todo el asunto. –¿Por qué, por amor de Dios? Sólo tienes que responder a un par de preguntas. –La responsabilidad es demasiado grande. No podría hacerle frente. –¿Qué responsabilidad? No hay tal cosa. Multivac te escogió. Es responsabilidad de Multivac. Todos lo saben. Norman se irguió en la cama, con un súbito acceso de rebeldía y angustia. –Se supone que todos lo saben. Pero no es así. Todos... –Baja la voz –chistó Sarah–. Te oirán hasta en el centro. –Todos piensan de otro modo –murmuró Norman–. Cuando hablan del gobierno de Ridgely de 1988, ¿dicen que los conquis-

tó con promesas quiméricas y pamplinas racistas? ¡No!, hablan del «maldito voto de MacComber», como si Humphrey MacComber fuera el único hombre que tuvo que ver con eso, porque le tocó enfrentarse a Multivac. Yo mismo lo he dicho; sólo ahora pienso que ese pobre tío era un granjero que no pidió que lo escogieran. ¿Por qué fue más culpable que los demás? Ahora su nombre es una maldición.

–Mantendremos la casa aislada hasta el regreso del señor Muller –les informó Handley–, pero luego les dejaremos en paz. El agente secreto iba vestido con el uniforme al completo, incluidas las armas cortas en fundas con tachas de bronce. –No han sido ustedes ninguna molestia, señor Handley –dijo Sarah, con voz meliflua.

–No seas pueril. –Soy sensato. Te digo que no aceptaré, Sarah. No pueden obligarme a votar si no quiero. Diré que estoy enfermo. Diré...

Norman bebió dos tazas de café solo, se limpió los labios con una servilleta y se levantó.

Sarah se hartó.

–Estoy preparado –anunció con un hilo de voz.

–Escúchame –susurró con furia glacial–. No tienes que pensar sólo en ti. Sabes bien lo que significa ser el votante del año. Y un año de elección presidencial, nada menos. Significa publicidad y fama, y tal vez mucho dinero... –Y luego volveré a ser un empleado. –De ningún modo. Serás directivo de una sucursal si tienes algo de sesos, y los tendrás, porque yo te diré qué tienes que hacer. Tú controlarás la publicidad si sabes jugar tus bazas, y puedes obligar a la tienda a firmar un contrato estricto, con cláusula de ajuste proporcional y un plan de jubilación decente. –Ese no es el propósito de ser votante, Sarah. –Pues será tu propósito. Si tú no te mereces nada, si yo no me merezco nada, y que conste que no estoy pidiendo nada para mí, Linda sí se lo merece.

Handley también se levantó.

Norman gruñó. –¿O no? –rezongó Sarah. –Sí, querida –murmuró Norman. El 3 de noviembre se hizo el anuncio oficial y era ya demasiado tarde para que Norman se retractara aunque se hubiera armado del coraje suficiente. La casa fue acordonada. Los agentes secretos dejaron de ocultarse y cerraron el paso a todo el mundo. Al principio, el teléfono sonaba sin cesar, pero luego Philip Handley atendía todas las llamadas disculpando a la familia con una sonrisa conmovedora. Después, la central desvió todas las llamadas a la jefatura de policía. Norman suponía que así no sólo le evitaban las efusivas (¿y envidiosas?) felicitaciones de los amigos, sino la tremenda presión de vendedores que olfateaban un negocio y las intrigas de políticos de todo el país. Incluso las amenazas de muerte de los inevitables chiflados. Se prohibió la entrada de periódicos en la casa, para evitar presiones, y la televisión fue desconectada con cordialidad, pero con firmeza, a pesar de las estentóreas protestas de Linda. Matthew se encerró gruñendo en su habitación; Linda, después del primer revuelo de excitación, puso cara larga y se quejó por no poder salir de la casa; Sarah dividía el tiempo entre las comidas que preparaba para el presente y los planes que trazaba para el futuro; y la depresión de Norman se alimentaba de sí misma. Y al fin llegó la mañana del martes 4 de noviembre de 2008, el día de las elecciones. Sarah sirvió el desayuno temprano, pero el único que comió fue Norman Muller, y de un modo maquinal. Ni siquiera la ducha y el afeitado lo devolvieron a la realidad ni le eliminaron la convicción de que tenía tan mal aspecto por fuera como por dentro. La cordial voz de Handley se esmeró para arrojar un velo de normalidad sobre ese amanecer gris e inhóspito (el pronóstico anunciaba un día nublado, con perspectivas de lluvia antes del mediodía):

–Muy bien. Gracias, señora Muller, por su amabilísima hospitalidad. El vehículo blindado avanzaba por calles desiertas. Estaban desiertas aun siendo ya aquella hora de la mañana. Handley señaló ese detalle y comentó: –Siempre desvían el tráfico de nuestra ruta, desde el intento terrorista que casi arruinó la elección Leverett en el 92. Cuando el coche se detuvo, el cortés Handley guió a Norman hacia una calzada subterránea, cuyas paredes estaban bordeadas por soldados en posición de firmes. Lo condujeron a una sala iluminada donde tres hombres de uniforme blanco lo saludaron con una sonrisa. –Pero esto es el hospital –observó Norman, con extrañeza. –Eso no tiene importancia –le explicó Handley–. El hospital tiene el equipo necesario. –Bien, ¿qué hago ahora? Handley hizo un gesto con la cabeza. Uno de los tres hombres de blanco se aproximó. –Yo me haré cargo, agente. Handley saludó informalmente y se marchó. –Siéntese, por favor, señor Muller –dijo el hombre de blanco–. Soy John Paulson, jefe de informática. Estos son mis ayudantes, Samson Levine y Peter Dorogobuzh. Norman les dio la mano. Paulson era un hombre de talla mediana, con un rostro blando, que parecía habituado a sonreír, y un peluquín muy evidente. Llevaba gafas de plástico, de estilo anticuado, y encendió un cigarrillo mientras hablaba (Norman rechazó el que le ofreció). –En primer lugar, señor Muller –empezó Paulson–, quiero que sepa que no tenemos prisa. Queremos que se quede todo el día con nosotros si es necesario, para que usted se habitúe al entorno y supere toda sensación de que hay algo inusitado en esto, algo analítico, si entiende a qué me refiero. –Está bien –dijo Norman–. Cuanto antes terminemos, mejor. –Comprendo cómo se siente. Aun así, queremos que sepa bien de qué se trata. Ante todo, Multivac no está aquí. –¿No? Aun en medio de su depresión, Norman ansiaba ver el Multivac. Decían que tenía más de un kilómetro de longitud y tres pisos de altura, y que cincuenta técnicos recorrían continuamente los pasillos de la estructura. Era una de las maravillas del mundo.


Paulson sonrió. –No. No es portátil. Está situada bajo tierra, y muy pocas personas saben exactamente dónde. Supongo que entiende por qué, pues es nuestro recurso natural más importante. Créame, no se usa sólo para las elecciones. Norman pensó que el hombre sólo parloteaba para tranquilizarlo pero, de todos modos, sentía curiosidad. –Creí que lo vería. Me gustaría verlo. –Sin duda. Pero se requiere una orden presidencial y, aun así, Seguridad debe confirmarla. No obstante, estamos conectados con Multivac mediante transmisión por haces. Lo que dice Multivac se puede descifrar aquí, y lo que decimos se transmite directamente a Multivac, así que en cierto modo estamos en su presencia. Norman miró en tomo. Las máquinas de la habitación le resultaban ininteligibles. –Me explicaré, señor Muller –continuó Paulson–. Multivac ya tiene toda la información que necesita para decidir todas las elecciones nacionales, estatales y locales. Sólo necesita verificar ciertas actitudes mentales imponderables, y lo utilizará a usted para eso. No podemos predecir qué preguntas le hará, pero quizá no tengan mucho sentido para usted y ni siquiera para nosotros. Tal vez le pregunte qué opina de las trituradoras de basuras de la ciudad, o si le interesan los incineradores centrales. Quizá le pregunte si tiene médico de cabecera o si usa los servicios de Medicina Nacional. ¿Comprende? –Sí, señor. –Sea cual sea la pregunta, responda lo que usted piensa y como le plazca. Si cree que debe dar explicaciones, hágalo. Hable durante una hora, si es necesario. –Sí, señor. –Una cosa más. Tendremos que usar algunos aparatos sencillos, que registrarán automáticamente la presión sanguínea, el pulso cardíaco, la conductividad cutánea y el patrón de ondas cerebrales mientras habla. La maquinaria lo intimidará, pero es totalmente indolora. Ni siquiera sabrá qué está ocurriendo. Los otros dos técnicos ya estaban trabajando con aparatos relucientes, montados sobre ruedecillas aceitadas. –¿Es para saber si miento o no? –preguntó Norman. –En absoluto, señor Muller. No nos importan las mentiras, sólo la intensidad emocional. Si la máquina le pregunta su opinión sobre la escuela de su hija, usted puede decir: “Creo que hay un exceso de alumnos”. Son sólo palabras. Por el modo en que funcionan el cerebro, el corazón y las glándulas hormonales y sudoríparas, Multivac puede juzgar la intensidad de sus sentimientos sobre el tema. Comprenderá sus sentimientos mejor que usted mismo. –Nunca había oído hablar de eso. –No, claro que no. Los detalles concernientes al funcionamiento de Multivac son en su mayoría absolutamente secretos. Por ejemplo, cuando usted se marche, le pedirán que firme un papel jurando que nunca revelará el tipo de preguntas que le hicieron, la índole de sus respuestas, qué se ha hecho, cómo se hizo. Cuanto menos se sepa sobre Multivac, menos probabilidades habrá de que los técnicos sufran presiones externas –sonrió de un modo siniestro–. Nuestra vida ya es bastante difícil de por sí. Norman asintió con la cabeza. –Entiendo. –Y ahora ¿desea comer o beber algo?

–No. Nada de momento. –¿Tiene alguna pregunta? Norman sacudió la cabeza. –Entonces, avísenos cuando esté preparado. –Estoy listo ya. –¿Seguro? –Seguro. Paulson llamó a los demás con un gesto. Se acercaron con su temible equipo, y Norman Muller sintió que se le aceleraba la respiración. El suplicio duró casi tres horas, con una breve interrupción para el café y una embarazosa sesión con un orinal. Durante todo ese tiempo, Norman Muller permaneció cubierto de maquinaria. Al final estaba agotado. Pensó sardónicamente que su promesa de no revelar nada de lo ocurrido sería fácil de mantener. Las preguntas ya se diluían en un revoltijo mental.

temblaran los dedos. Tal vez no hubiera más preguntas. Tal vez hubiera terminado. Y, si había terminado, a continuación vendrían las procesiones de aduladores y las invitaciones para hablar en toda clase de actos. ¡El votante del año! Él, Norman Muller, un simple empleado de unos grandes almacenes de Bloomington, Indiana, que no había nacido grande ni había alcanzado la grandeza, se hallaría en la extraña situación de alguien a quien la grandeza le hubiera caído del cielo. Los historiadores hablarían con aire circunspecto de la elección Muller de 2008. Así se llamaría, elección Muller. La publicidad, el mejor empleo y el torrente de dinero, que tanto interesaban a Sarah, ocupaban sólo un rincón de su mente. Eso vendría bien, desde luego. No podía rechazarlo. Pero en ese momento había algo más. Una agitación de patriotismo latente. A fin de cuentas, él representaba a todo el electorado. Para ellos, era el foco de atención. ¡Él era, en su propia persona, durante ese solo día, todo el país!

Había supuesto que Multivac hablaría con voz sepulcral, sobrehumana y resonante, pero, a fin de cuentas, era sólo una idea que se había formado al ver muchos programas de televisión. La realidad fue desconsoladoramente prosaica. Las preguntas eran tarjetas de papel metálico con muchas perforaciones. Una segunda máquina convertía las perforaciones en palabras, y Paulson leía esas palabras, le entregaba la pregunta a Norman y permitía que la leyera él. Las respuestas se recogían en un magnetófono y las repetían para que Norman las confirmara, y también se grababan las enmiendas y los añadidos. Todo eso se introducía en la máquina perforadora y, a su vez se transmitía a Multivac. La única pregunta que Norman recordaba era incongruentemente chismosa: “¿Qué opina del precio de los huevos?”.

La puerta se abrió, arrancándolo de sus ensoñaciones. Por un instante se le encogió el estómago. ¡Ojalá no hubiera más preguntas! Pero Paulson sonreía.

Ya había terminado, y suavemente le quitaron los electrodos, le desabrocharon la banda pulsátil del brazo y se llevaron la maquinaria. Norman se levantó y soltó un suspiro trémulo y profundo.

–Tendrá que esperar al anuncio oficial. Las reglas son muy estrictas. Ni siquiera podemos decírselo a usted. Lo comprende, ¿no? –Claro. Sí.

–¿Es todo? ¿He terminado? –Aún no –Paulson se le acercó con una sonrisa tranquilizadora–. Tendremos que pedirle que se quede una hora más. –¿Por qué? –preguntó Norman ásperamente. –Nos llevará ese tiempo que Multivac distribuya los nuevos datos en los billones de apartados que posee. Esto atañe a miles de elecciones. Es muy complicado. Y quizás haya alguna competencia reñida, aquí y allá, por un puesto de interventor en Phoenix, Arizona, o por una concejalía en Wilkesboro, Carolina del Norte. En ese caso, tal vez Multivac deba hacerle un par de preguntas para zanjar la cuestión. –No –protestó Norman–. No soportaré esto nuevamente. –Tal vez no sea necesario –lo aplacó Paulson–. Rara vez ocurre. Pero, por si acaso, debe quedarse –la voz se volvió ligeramente acerada–: No tiene usted opción. Debe quedarse.

Norman se sintió avergonzado.

Norman se sentó fatigosamente. Se encogió de hombros. –Ahora no podemos permitirle leer ningún periódico –añadió Paulson–, pero si quiere una novela policíaca o jugar al ajedrez o cualquier otra cosa para ayudarle a pasar el tiempo, por favor, dígalo. –Está bien. Simplemente esperaré. Lo condujeron a una habitación pequeña contigua a la sala donde lo habían interrogado. Se desplomó en un sillón con funda de plástico y cerró los ojos. Debía pasar esa última hora tan bien como pudiera. Se quedó quieto y, poco a poco, se distendió. Respiró con más calma y pudo cerrar las manos sin que le

–Es todo, señor Muller. –¿No hay más preguntas? –No será necesario. Todo estaba muy claro. Lo acompañarán hasta su casa y usted volverá a gozar de su vida privada. En la medida en que el público se lo permita. –Gracias, gracias –Norman se sonrojó y agregó–: Me pregunto quién salió elegido. Paulson sacudió la cabeza.

–El servicio secreto tendrá todos los papeles que usted debe firmar. –Sí. De pronto, Norman Muller sintió orgullo. Un orgullo desbordante. En ese mundo imperfecto, los ciudadanos soberanos de la primera y más grande democracia electrónica habían ejercido una vez más, a través de Norman Muller (¡sí, de él, precisamente!), su libre derecho al voto.



LA COLUMNA 31

ÉTICA & ESTÉTICA Con toda la experiencia que tiene, Claudio Drescher sigue definiéndose no como empresario sino como emprendedor. En esta columna habla, entre otras cosas, del entusiasmo que le generan las posibilidades que Jazmín Chebar, marca que conduce junto con su diseñadora y fundadora, presenta para los próximos 100 años. Siempre me identifiqué con la palabra “emprendedor” porque lo que me gusta es asumir desafíos: desarrollar, crear y constituir algo de la nada hasta darle solidez. Eso tiene que ver con una noción del tiempo, de buscar que algo tenga una fuerza tan profunda que pueda ser eterno. Esa suerte de filosofía hizo que todo lo encarase de la misma manera.

ILUSTRACIÓN: HUGO HORITA.

Trabajar en esta industria no tiene nada de rutinario; hay cosas para resolver todo el tiempo y cada día, cada semana y cada colección son diferentes. El cambio constante de ritmo se sostiene gracias a otra característica de mi trabajo: todo se hace en equipo y se desarrolla en organizaciones horizontales. No me gustan las empresas donde hay personas dóciles, que siguen los parámetros establecidos. Me gusta trabajar con gente que se desafíe permanentemente y cuestione lo que estamos haciendo para mejorarlo. Hay dos palabras que uso mucho: ética y estética. Creo que Jazmín las simboliza perfectamente. Desde el punto de vista ético, tengo con ella una sociedad en la que los acuerdos son tan profundos que trascienden lo empresarial; son acuerdos de vida, que tienen que ver con la humanidad, con la forma en la que pensamos que debería ser el mundo. Esa ética se relaciona con el respeto al producto y con el orgullo de hacer cosas. Amamos lo que hacemos y el desafío nuestro es que todas las personas involucradas en el proceso se desarrollen en un contexto en el que lo humano sea primordial. Nos importa visitar los lugares donde se fabrica la ropa, conocer personalmente a los familiares, saludarlos, hacer que vengan a nuestras fiestas. Todo eso se transmite a los clientes; nos encanta que la clienta esté feliz con lo que lleva.

A eso llamo ética. Lo que nos moviliza no es ver un número en un balance sino ser coherentes con la ética que planteamos. La estética es el respeto a un estilo y eso es plenamente de Jazmín. Ella inventó un concepto, una identidad. Lo que me enamoró del proyecto, y lo que hace que cada día sea mejor y se disfrute más, es la sensación de que hacemos algo diferente del resto. Hay por lo menos 3.000 marcas de primer nivel en el mundo y que nosotros tengamos un producto con una estética diferente, con un diseño propio y reconocible, nos da mucho orgullo y nos aleja de seguir a los demás, copiar, tomar elementos que no sean propios. Nos inspiramos en todo lo que pasa en el mundo, pero en esa inspiración hay un estilo y una identidad, y hay un respeto por esa identidad. Con Jazmín nos conocemos desde hace más de 20 años y nos llevamos magnífico. Las coincidencias son absolutas. Hay un gran respeto porque cada uno cumple un rol dentro de la compañía, dentro de la empresa y la estrategia. Nos equilibramos, nos ponemos de acuerdo y desarrollamos cosas entre los dos sabiendo que después cada uno asumirá una responsabilidad y será coherente con lo que hemos acordado. Es una relación integral que va más allá de la razón y tiene que ver con instintos, con reacciones. Decir que esta es una marca para 100 años es saber que lo que estamos haciendo debe trascender y tener tal fortaleza, que de ninguna manera sea aleatoria, provisoria o agarrada con alfileres. Sueño con que esta marca que nace en Buenos Aires, en Argentina, deje algo y sea conocida por el resto del mundo.


32 LA FRASE: CUMBIO


ÁRBOL GENEALÓGICO 33

EXPEDICIÓN ROBINSON (2000-2001)

El primer reality del país: ocho mujeres y ocho hombres sobreviviendo con lo básico y superando pruebas. Podían llevar un objeto. Uno llevó una piedra.

GRAN HERMANO (2001-2016)

Este canónico formato producido por Endemol desembarcó en Argentina en 2001. Surgieron de él luminarias como Silvina Luna, Andrea Rincón y Ximena Capristo.

REALITY REALITY (2001)

Tipo Gran hermano, pero con famosos. Estaban Emilia Mazer, Edda Bustamante y Gonzalo Heredia, entre otros. Programa difícil de entender y difícil de explicar.

EL BAR (2001-2002)

El formato que nos dio a Pamela David se basaba en un grupo de jóvenes que intentaban manejar exitosamente un bar. Fue creado por Mario Pergolini.

CONFIANZA CIEGA (2001)

En este siniestro y replicado reality, distintas parejas entraban en una casa para ser divididas, seducidas y expuestas a videos de las infidelidades del otro.

SUPER M (2001-2003)

Un montón de chicas competían para ser la nueva modelo de Piñeiro. De acá salieron Jazmín de Grazia, Agustina Córdova, Paula Chaves y Soledad Fandiño.

CAMINO A LA GLORIA (2002)

Poco recordado programa, también comandado por Pergolini, en el que muchachos futboleros competían por la posibilidad de entrar en las grandes ligas.

POPSTAR (2001-2002)

Imposible olvidar al semillero del que surgieron nada menos que Bandana (nuestras Spice Girls, dicen) y Mambrú (“a veces gaaaaano, a veces noooo”).

OPERACIÓN TRIUNFO (2003-2013)

9 REALITIES DOSMILEROS

Otro de cantantes, que tuvo varias temporadas y era conducido por Marley. Vio nacer las carreras discográficas de… de… eh… Iba por Telefé.


34 CAPTURAS

Subimos a la máquina del tiempo que ofrecen las profundidades de la web y nos hicimos un viajecito a los dosmiles para traerles estas capturas vintage llenas de melancolía.

Seguramente tengan sus celulares último modelo repletos de juegos, con algunos juntando polvo como el Angry Birds o el Preguntados. Sabemos que, en el fondo, todo esto es un intento desesperado por llenar el vacío que les dejó el que es indiscutiblemente el mejor juego de celular de todos los tiempos: se nos pianta un lagrimón recordando al Snake e imaginando a la serpiente de píxeles recorriendo torpemente la pantalla del Nokia 1100. ¡Albricias! Dimos con un tesoro: he aquí la viborita en versión smartphone, con la interfaz emulando al Nokia, tal y como la recordamos. Incluso hay que jugar con teclas de flechas: nada de tocar y arrastrar la pantalla. Eso es para los modernos. Nosotros somos de la vieja escuela. Y a mucha honra. Descargar: Snake

Paris y Nicky Hilton. Christina Aguilera y Drew Barrymore. Legalmente rubia y Chicas pesadas. That 70’s Show y The OC. Ciertamente los dosmiles fueron una época muy fructífera para Hollywood y la industria de música estadounidense; en una prosperidad sin igual, el mundo pop escupió ícono tras ícono inolvidable, nos regaló miles de citas que aún hoy repetimos como mantras para recordar lo que alguna vez fuimos y nos dio modas cuanto menos cuestionables. Todo eso se ve reunido en esta cuenta de Instagram. Bosh Babe, como figura en la descripción, es una bomba de memorabilia esperando para hacernos reflexionar sobre una de las épocas más llenas de brillantina y bizarreadas que hayamos tenido la suerte de vivir. Seguir: @boshbabexoxo


No existe lugar como internet para alimentar la agridulce melancolía; basta con revolver un poco en el cajón de los recuerdos de Facebook o en los posteos viejos de Twitter para volver a un estado anterior de las cosas donde los contenidos cargaban más lento y las redes sociales no cabían en la palma de la mano. Tenemos el sitio perfecto para ustedes: pasen por Wayback Machine y gocen con las versiones retro de todas sus páginas preferidas. Una vez en el buscador, entren en el sitio deseado y verán cómo lució a lo largo de su historia. Encontrarán todo, desde la primera versión de Google hasta los inicios de Facebook. Buscar: archive.org/web

En los 12 años desde que YouTube existe, millones de cosas fueron subidas a la plataforma; la década de los dosmiles nos bendijo con una hermosa plaga de videos virales. ¿Cómo olvidar al confundidísimo David, todavía drogado tras su visita al dentista, preguntándose si esto era la vida real? Después de tanto autotune, ¿quién no recuerda a la muchacha acongojada por no poder abrazar a todos los gatos o al hombre emocionadísimo ante un doble arco iris? Tras mucha indecisión, optamos por un clásico. Miren este video una y otra vez –¡tiene más de 800 millones de reproducciones!– y dejen que las quejas con acento inglés de este niño mordido por su hermano los devuelvan a aquellas viejas épocas. Mirar: “Charlie bit my finger - again!”


¿Cuál es vuestro estado mental más frecuente? L: Contemplativo. F: Ansioso. ¿Qué los inspira? L: La naturaleza, detalles del día a día, la expresión artística. F: Las sombras cotidianas, reflejos de ventanas… ¿Cuál es la foto que les sacaron que más les gusta? L: No hay una foto específica; eso va cambiando todo el tiempo. Diría que en general es la última. F: Elijo la misma respuesta. ¿Qué idioma les gustaría saber hablar? L: Japonés. F: Alemán. ¿Cuál es el peor error que puede cometer un fotógrafo? L: No ser auténtico. F: No estar en todos los detalles. ¿Dónde les gustaría perderse? L: En el bosque. F: En el Italpark. ¿Quién los hace desternillarse de risa? L: Gastón Laisse. F: ¡Gastón Laisse!

&

FRANCO MUSSO


DE LA GALERA 37

¿Qué fue lo mejor y lo peor que les pasó en los 2000? L: Lo mejor fue mudarme a París; lo peor fue dejar Buenos Aires. F: Emigrar, tener que irme fue lo peor; haber pasado años en París aprendiendo y perfeccionando fue lo mejor. ¿Con qué palabra se describirían entre ustedes? L: “Rayo”. F: “Amanecer”. ¿Qué prenda de vestir no volverían a usar jamás de los jamases? L: Piel. F: Una camisa hawaiana.

&

LUCIANA VAL

¿A qué personaje histórico les gustaría fotografiar? L: A Jean Cocteau. F: A Lisa Fonssagrives Penn. ¿En qué reencarnarían? L: En un gato… o un árbol. F: En un dinosaurio. Si fueran magos, ¿qué sacarían de la galera? L: Un trueno. F: Un teletransportador al estilo Star Trek.


38 PRODE

GALERAGALERA

¡ESCANEÁ LA PÁGINA PARA VER EL PRODE DE AGUSTINA!

AGUSTINA CÓRDOVA PRODE GALERA #99 L

E

V

LACIO

RULOS

DE FUEGO

DE AIRE

FOOD TRUCK

RESTAURANT

OÍR

VER

EN POSE

ESPONTÁNEA

LLUVIA

SOL

PELADO

PELUDO

PANTALÓN

POLLERA

VEGETARIANO

VEGANO

AUDIO

TEXTO


TOP CINCO RESIDENTE 39

1

NOCHE DE DISEÑO

El 7 de septiembre, Alcorta Shopping y American Express unirán fuerzas para una segunda edición del Alcorta Designers Edition by Amex. Más de 140 locales serán intervenidos y estarán atendidos por sus dueños; además habrá música en vivo, una enorme pasarela y descuentos para tirar al techo.

4

2

3

LA FAMILIA LUNGO

Nespresso ofrece seis Grand Crus Lungo especialmente ideados para tomar a la mañana. Cada opción varía en sabores e intensidad y puede disfrutarse en medida Lungo (110 ml) o combinarse con leche. Los cafés son el Envivo, el Fortissio, el Linizio, el Vivalto, el Vivalto Decaffeinato y el Bukeela ka Ethiopia.

TEMPRANEROS

Llegó el esperado momento del año en que salen a la venta las entradas Early Bird para el Lollapalooza Argentina, y se compraron ya más de 100.000 tickets. El festival, que por primera vez se extiende a tres días de pura música, tendrá lugar del 16 al 18 de marzo de 2018 en el Hipódromo de San Isidro. Se anunció que vendrán más de 100 bandas.

5

LLEGA CASA FOA

Desde el 15 de septiembre y hasta el 16 de octubre estarán abiertas las puertas de Casa FOA, la tradicional exposición nacional de arquitectura, industria, diseño interior y paisajismo. La nueve sede, ubicada en Luis María Campos 1336, abrirá todos los días de 12 a 20 horas y los viernes hasta las 23.

BUON APPETITO

Llega la quinta edición de Festival Al Dente, encuentro cultural y gastronómico que celebra la italianidad en nuestro país. Además de muchísimos platos y postres tanos, va a haber actividades y charlas. La cita es el 23 y 24 de septiembre en el Mercado de Pulgas de Palermo y la entrada es libre y gratuita.



VISIONARIO 41

Mark Elliot Zuckerberg nació el 14 de mayo del 84 en una familia judía acomodada de White Plains, Estados Unidos. Hijo de una psiquiatra y un dentista y hermano de tres mujeres, fue criado en Dobbs Ferry, una minúscula aldea cerca de Nueva York. Desde muy niño y con facha de ñoño evidenció una fuerte pasión por la informática; tan fuerte, de hecho, que a los 12 empezó a programar. Paseó por los pasillos del Ardsley High School y de la Phillips Exeter Academy para llegar en 2003 a Harvard, en Massachusetts. Dedicó gran parte de su primer año como universitario a cranear, junto con sus compañeros de cuarto, una idea que facilitase la conexión entre los estudiantes. Lo que comenzó como algo lúdico superó cualquier expectativa y en poco menos de un año se materializó cambiando la forma de interacción entre los individuos a nivel mundial: hablamos, claro, de Facebook. Zuckerberg es daltónico al rojo y amarillo, pero ve perfectamente bien el azul. Políglota, ateo, vegetariano y padre de Maxima Chan, es la persona más joven en la lista de multimillonarios que elabora la revista Forbes.



@PEDROSEGNI OFICIOS: ACTOR Y DIRECTOR 43

Diversidad es diversión Pedro Segni es actor, DJ amateur y desde hace casi dos décadas dirige el mítico Club 69. Suena house en altos decibeles y el ambiente es distendido en el lugar donde empezó la magia: su antigua casa, hoy devenida punto de reunión, de ensayo y de hogar para esta charla incansable sobre su vida y la noche. Texto: Valentina Sarsur. Fotos: Agustín Ibarlucía.


¿Cómo empezó Club 69?

Hicimos el primer show en mi casa, usando la mesa del living como escenario. Nos habíamos disfrazado y vendíamos unos helados extraños; no había gente contratada, solo nuestra banda de actores y algunos productores. Nos divertíamos muchísimo. Se fue corriendo la bola y como cada vez éramos más personas, mi casa empezó a quedar chica.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Pasaron de tu casa al Teatro Concert.

¿Y lo que menos te gusta?

Claro. Surgió como algo espontáneo: yo trabajaba en Son o se hacen, un programa emblemático en canal Azul, con un elencazo: Rodrigo de la Serna, Walter Quiroz, Julieta Ortega, Carolina Fal e Iván González, entre otros. Al entrar en la televisión empecé a ganar más plata y cuando arrancó el emprendimiento del teatrito (así lo llamaban) hice una inversión para llevar a cabo la primera fiesta de Club 69. Pasaron dos o tres meses, se sumaron algunas personas… llegó a ayudarnos con la convocatoria Carla Peterson, que era súper encantadora y tenía muchas amistades. El teatro quedaba en Corrientes y Libertad y bromeábamos con la idea de que venían a bailar a pasitos del Obelisco. Era toda una movida retro; se venía el 2000 y podía ser el fin del mundo, así que había que divertirse mucho por las dudas. En 2001, en plena crisis, nos clausuraron el Concert porque era una movida que se hacía en un lugar que no estaba preparado para eso. Ahí todo explotó y pasamos a Niceto.

¿Quiénes quedaron de esa banda?

Rubén Cuesta y yo, que seríamos como el 6 y el 9. También nos siguen acompañando Paula Kleiman, que es la VJ, y Ramiro Coll, que se ocupa del vestuario y la actuación.

¿Cómo te definís?

Como actor y director. Ahora me gusta más dirigir; empecé a estudiar más y ver todo el contexto y realmente disfruto mucho el hecho de imaginar, plasmar y concretar. Elijo la música, a veces la edito y mezclo elementos para crear mi marca. En Club 69, cada jueves cambiamos la temática, el vestuario y el show, y ese pequeño estreno me mantiene ocupado todas las semanas. Otra característica que me describe es la independencia, manejar mi tiempo y a la vez ser feliz con lo que consigo. Me interesa bajar una idea y realizarla con la mayor energía posible dentro de lo que es comercialmente viable.

La música que lo acompaña y todos los estados que me provoca, entre los que se encuentra la felicidad. No sé qué pasará en unos años, pero pienso que seremos todos viejitos bailando house: la primera generación de música electrónica que llega a grande.

Los trámites, el papelerío y la burocracia necesarios para mantener las cosas en funcionamiento y en estado de regularidad; los pesados de la noche tampoco me gustan.

grupo de chicos malos. La obra era violenta, tenía rock en vivo, nos colgábamos del techo y tomábamos el colegio, era el sueño del pibe.

Volviendo al club, ¿cuánta gente trabaja con ustedes? La Compañía Inestable está formada por 13 personas, entre bailarines, actores y performers. Al principio iba variando: un día teníamos a un solo integrante, otro día a siete, al día siguiente venía Radano a hacer su show...; también estaba Alfredo Casero haciendo su unipersonal temprano. Nunca faltaba el rock y pasaba de todo.

¿Cómo te sentís trabajando de noche?

Me encanta, creo que va conmigo. A veces tiendo a pensar que tiene que ver con el horario en que nací, las 18:30, porque a partir de ese momento empiezo a sentirme bien. Hay un tema que dice “lo mires como lo mires, me siento mejor de noche”. A mí me pasa eso.

Decías que hoy te interesa más la dirección. ¿Qué te llevó a dejar de actuar?

Tuve mucha suerte y caí en equipos extraordinarios con directores maravillosos. Lo último que hice fue La tempestad en el teatro San Martín con Alfredo Alcón, dirigido por Luis Pascual, que es uno de los directores españoles más grosos que existen. Todo lo que imaginé, lo logré. Entré en el teatro admirando a Alfredo porque a los 15 años había ido a ver una obra en la que él estaba y quedé deslumbrado; llegar a trabajar con él y en esa obra fue fantástico. Sucedían dos cosas en La tempestad: yo tenía el papel de Ariel, un espíritu que por lo general es interpretado por bailarinas muy flaquitas. Físicamente, soy todo lo contrario, y el director quería que fuera como los maquinistas del teatro. En la última escena Próspero me liberó y algo así pasó en mi vida real: la obra terminó y como esas cosas donde el texto y la vida se juntan, se cumplió un ciclo. No descarto volver a actuar; si algo me conmoviera, volvería.

¿Cuál es la obra que más te marcó?

La primera: Class Enemy. Fue un emprendimiento de gente joven y mi primer protagónico. Era el líder de la banda del colegio, me encantaba. Era una época muy punk y éramos un

Nos enamoramos de los grupos que armamos, nos divertimos y los queremos. Tratamos de reproducir esa sensación de ‘familia de artistas’ que tenemos desde el principio, respetando las sensibilidades de cada uno y viendo qué les conviene.


¿Qué perfil tienen los integrantes de la compañía? Me gusta descubrir talentos; de hecho hay gente que saqué de la pista. Suelen tener una personalidad rara, en la que algo no encaja del todo, y a la vez mucho entusiasmo porque eso se trae y no se aprende. Deben estar siempre abiertos al juego que se propone en la noche.

¿Cómo fue mutando Club 69 con el paso de los años?

Cambió bastante la regulación de la noche con respecto a la venta de bebidas, al horario de cierre y a la prohibición del cigarrillo en lugares cerrados, entre otras cosas. Musicalmente también mutó: al principio era más retro por esta cosa revisionista del fin de siglo y después viró hacia la electrónica, entró Zuker y toda esa movida que llevó la fiesta a la locura y el porte de Niceto nos obligó a hacer algo más grande en cuanto a producción y sonido. Aprendimos un montón. Diego Reinhold tuvo mucho que ver con la estructura del show y nos ayudó a montar coreografías con humor, que era lo que estábamos buscando; hacíamos cosas performáticas y bastante improvisadas y él le dio el carácter que le faltaba. Después vino Valeria Narváez, que es coreógrafa y también aportó su toque.

¿El público también cambió?

Sí. Al principio era un grupete de artistas y de pronto empezó a aparecer más y más gente de diferentes rubros y mutó mucho hacia la inclusión: es un lugar totalmente gay friendly. Siempre tuvimos el lema “la diversidad es diversión”; no queríamos un lugar sectorizado, queríamos que estuvieran el chico de traje que venía de la facultad, el rockero y el gay. Esa mezcla milagrosamente se mantiene y tiene mucho que ver con la representación física en el teatro, con la diversidad de los tipos físicos de los actores, y todo eso libera desde la imaginación, desde la puesta en escena.

¿Qué características tiene la gente que va a Club 69? Hay gente que va a bailar, otra a levantar y otra que se va a drogar, pero lo fundamental es el sentido del humor. Desde nuestro lado tratamos de romper con la seriedad y eso se ve en el público.

¿Cómo es tu relación con los artistas?

Nosotros nos enamoramos de los grupos que armamos, nos divertimos y los queremos. Los ensayos son un momento de distensión y recreo. Tratamos de reproducir esa sensación de “familia de artistas” que tenemos desde el principio, respetando las sensibilidades de cada uno y viendo qué les conviene. Trabajamos mucho sobre ellos y siento que cada vez que viene alguien nuevo, se va mejor.

Si tuvieras que elegir una edición de la fiesta, ¿cuál sería? Las de aniversarios, que son siempre extraordinarias. La que más recuerdo es una en Porto Alegre, Brasil, en la que metimos 3.000 personas. Viajamos 24 horas en dos colectivos. Fue increíble.

¿Cómo se preparan para los 20 años?

La idea es hacer un documental: hay muchas cosas filmadas desde el principio, cuando habíamos comprado una cámara y nos juntábamos a improvisar. 20 años es un montón de tiempo, sobre todo para lograr mantenerse en un ámbito marginal. El hecho de que sea una fiesta y no un lugar creo que hizo que se sostenga; si hubiéramos tenido que trabajar todo el fin de semana tal vez habría sido distinto y no habríamos aguantado.

¿De qué manera te describirías en tu trabajo?

Me involucro muchísimo y soy muy pesado: pongo la música y las luces, me meto en el vestuario y estoy todo el tiempo buscando cosas nuevas, modas y tendencias. Es algo que me mantiene completamente vivo y curioso. Esta es un área del entretenimiento que me parece muy juguetona. No hay críticos y hay un permiso acompañado por una exigencia. Trato de que cada vez se perfeccione más el instrumento.



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99 ediciones 9 AĂ‘OS 414 entrevistas

2.799 fotos 3 erratas (je)

266 ilustraciones

1.088.900 palabras 5.535 pĂĄginas 1.677 PUBLICIDADES 990.000 ejemplares

1.050 dicen los que saben


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DOSSIER 51

#JazmínChebar Un día de 1997, una veinteañera con parvas de criterio artístico y un gran placer por el diseño dio a luz a una de las marcas más genuinas del país. Dos décadas después, festeja el recorrido que forjó una exitosísima carrera en el mundo de la moda.


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JAZMÍN:“De chica mi nombre no me gustaba; de hecho, me quería llamar Carolina. Sentía que era un nombre mucho más familiar. Hoy mi nombre me encanta: me parece especial y dulce, pero con carácter”.

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AZMÍN

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1 año

de producción por cada colección

El primer premio La puntada inicial Jazmín había crecido entre las telas y los diseños de La Clocharde, legendaria boutique fundada por sus padres, y tras terminar el colegio había estudiado en la Parsons School of Design de Nueva York, de donde egresó como Fashion Designer. Después de pasar por los equipos de diseño de Valentino y DKNY, volvió a Buenos Aires, donde un tiempo después fundó la marca que llevaría su nombre y abrió el mítico local sobre la calle República de la India. El espíritu despreocupado, espontáneo y libre de las presiones típicas de la industria se reflejaba tanto en la ropa como en el espacio de venta. La primera colección se colgó el 13 de marzo de 1997. El público enloqueció por las estampas, los cortes, los detalles y el estilo en general, y el despunte fue inmediato. Jazmín tenía 23 años.

En 1997, al poco tiempo de haber inaugurado su marca, Jazmín Chebar fue premiada como Mejor Diseñadora Joven en los Marbo Awards. Amigas y clientas: Leticia Brédice “Conocí a Jazmín y a su mamá un poco antes de que empezara JCh, en la peluquería de Sergio Lamensa; un tiempo después, supe que ella estaría como vestuarista en Cenizas del paraíso, una película de Marcelo Piñeyro de la que yo era parte. Tengo un amor muy especial por ella y su familia porque inspiraron la ropa de Ana Muro, una mujer que interpreté y que como actriz me marcó muchísimo. Hace poco hablábamos con mi mamá de aquella fabulosa película y la verdad es que en gran parte la hizo Jazmín, que luego empezó ese imperio que todos conocemos. Creo que podría ser vestuarista de cine; ahora es la de todas las casas”.


DOSSIER 53

J ZMÍN ATELIER:“Mi espacio de trabajo es en conjunto. Es con el equipo de gente con el que trabajo todos los días, que me da mucho placer”.

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locales

El Carrousel

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730 días después de abrir el primer local, Jazmín Chebar fue elegida por el gobierno argentino para representar al país con otros seis diseñadores nacionales que mostraron sus colecciones en un desfile en el Carrousel du Louvre, en París.

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El encuentro disparador En 2002, en un lapso de siete meses y ya acompañada por su socio Claudio Drescher, Jazmín abrió los locales de Paseo Alcorta, El Salvador, Patio Bullrich y Unicenter. En los cinco años que habían pasado desde su fundación, la marca había aumentado en casi 20 veces su tamaño original.

“Creo que la gente está buscando cada vez más su estilo personal. Uno se aburre de la última moda, del color de moda y de los zapatos de moda... Para el 2000 la personalidad va a ser lo más importante y no la masificación”. Jazmín Chebar, La Prensa [04.06.99]


JA MÍN ZAPATOS:“Me encantan mis zapatos. Siempre digo que tendría que hablar del tema con mi psicólogo, pero voy tocando otras cuestiones y nunca llego al zapato”.

Bolsas

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Trasandina

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En 2008 Jazmín Chebar inauguró su primer local fuera del país. El lugar elegido fue el shopping Parque Arauco, en Santiago de Chile. Las chilenas quedaron inmediatamente enamoradas de la marca.

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horas dedicadas a pensar en nuevas campañas y prendas

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Temporada tras temporada, año tras año y para cada época navideña, JCh sorprende al revelar una nueva bolsa con un diseño y materialidad completamente impredecible. Esta costumbre se ha vuelto parte intrínseca de la identidad de la marca y es algo que las clientas siempre esperan con intriga.

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DOSSIER 55

JAZ ÍN MARCA: “Siempre supe que quería tener mi marca. Es mi pasión. Cuando tenés la suerte de divertirte con lo que hacés, no lo vivís como un sacrificio. Lo disfruto cada día”.

420.699 kilómetros de hilo

Amigas y clientas: Valeria Mazza “Jazmín y yo nos conocimos en un desfile de su mamá y nos reencontramos a principios de los 90 en Nueva York. Ella estudiaba Diseño en Parsons; la ciudad era mi base, con lo cual pasaba mucho tiempo allá, y durante unos años fuimos roommates. Jazmín tiene pasión por lo que hace y es por eso que logró crear una marca con identidad propia. Para mí, JCh es sinónimo de diseño, calidad y femineidad. Pone el acento en los detalles y eso hace que cada prenda sea única. Como amiga estoy muy orgullosa de lo que ha logrado como profesional y como persona. Nuestros hijos son compañeros de colegio, así que las charlas en compañía de unos buenos mates se han transformado en reuniones familiares”.

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Dolores Navarro Ocampo - Estilista y decoradora

modelos por temporada

Premio

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En 2012 Jazmín fue reconocida con el premio APSA de Oro al Mejor Diseño de Local del año.

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“Lo primero que se me ocurre es que esta marca creada hace tantos años es el fiel reflejo de Jazmín. Si bien parece una frase común, cuando se trata de una marca tal vez sea una de las cosas más difíciles de lograr. Poder identificar una imagen y definir en una palabra el estilo de una marca representa un enorme desafío. En este mundo lleno de todo, en el que la moda se mezcla con el arte y el diseño, en el que los límites se cruzan, que detectes que esa prenda que cuelga de una percha tiene el sello de JCh es lo más rescatable. Si, además, la asociación es automática, después de 20 años el mérito es aun mayor: demuestra un trabajo gigante y una forma de ser. Jazmín es natural, basta con verla caminar o hablar, con esa tranquilidad y ese amor por lo que hace, con esa pasión calma. Recuerdo el año 1999, cuando viajamos con un grupo de diseñadores argentinos a participar por primera vez del Carrousel du Louvre, en París. La colección que presentó era fresca, distinta, colorida, alegre. Incluso la manera de hacer desfilar a sus modelos y de ‘accesorizarlas’ iba por ese camino. Verla era inspirador y se adivinaba que ocuparía un lugar especial en la moda del país”.

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JAZM N

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“En general, las prendas las pensamos como únicas. Un día nos sentamos y hacemos remeras. Después nos concentramos en cuatro tapados. O simplemente diseñamos y surgen cosas”.

Carla Rodríguez - Periodista de moda

Jazmín Chebar, La Nación [30.07.07]

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INSPIRACIÓN: “Me inspiran momentos y me inspira la vida en general, la gente que tiene buena onda, mi equipo de trabajo. También me inspiran las cosas que me traen buenos recuerdos, que me hacen bien o que me generan algo lindo cuando las veo”.

“Jazmín siempre tuvo algo que la hace diferente y ese algo lo llevó a su marca, que se convirtió en un éxito. Tenemos muchos amigos en común, como Valeria Mazza, Benito Fernández o Sergio Lamensa, y siempre es un placer compartir buenos momentos con ella. La vi crecer y hoy celebro su 20° aniversario”.

Fantasy Island Jazmín Chebar dejó a todos boquiabiertos con Fantasy Island, fiesta temática con la que se inauguró la edición 2013 del Buenos Aires BAFWeek. El evento, fiel al espíritu lúdico y relajado de JCh, estuvo inspirado en las islas tropicales; hubo espectáculos de baile, muchísimas islas con tragos, comida y dulces, y cualquier cantidad de flores, frutas y maquillaje estridente.

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colecciones

Amigas y clientas: Dolores Fonzi “Jazmín representa la libertad y una irreverencia en el diseño que es puro juego y que está sostenida por telas nobles que te hacen sentir cómoda, pero vibrante. Sus cortes clásicos me dan seguridad. Es una marca que me acompaña en todo momento y me seguirá acompañando porque representa a la mujer en todas sus etapas. Felices 20 años... ¡y por muchos años más!”.

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DOSSIER 57

JAZMÍ NATURALEZA: “Soy curiosa por naturaleza y fanática del arte en todas sus expresiones”.

A lo largo de su historia, la identidad de Jazmín Chebar fue signada por diferentes íconos que hicieron y hacen a las prendas reconocibles e identificables. En sus variantes, el beso, el Cupido, el Buda, el cohete, los animales y el corazón forman parte del ADN de la marca desde sus inicios y están presentes en carteras, sacos, remeras, pantalones, avíos y accesorios.

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Íconos

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personas trabajando

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Jazmín Chebar, Galera #87 [julio de 2016]

Jazmín y Claudio retratados por Val&Musso

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“Creamos una colección de aproximadamente 600 productos que están en armonía entre ellos. La idea es ponerle un look Jazmín a lo que nos parece nuevo”.

El 24 de agosto, la fiesta Voyage celebró los 20 años de la marca.

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58 PATADAS DE CHANCHO

¡AHRE! 2

2 años tenía Dennis Tito cuando se graduó en Ingeniería Astronáutica y Aeronáutica. Apenas cinco años antes, maravillado ante el lanzamiento del Sputnik, este magnate yanqui había decidido que su sueño, algo excéntrico, algo pretencioso, era viajar al espacio. Después de recibirse hizo un Máster en Ingeniería Científica; así llegó a la NASA, donde trabajó durante un buen tiempo. Finalmente, el 28 de abril de 2001, con 60 años y tras una seguidilla de intentos fallidos, logró su cometido y pasó una semana entera en la Estación Espacial Internacional, convirtiéndose así en el primer turista espacial de la historia. Para lograrlo pagó la módica suma de 20 millones de dólares a la Agencia Federal Rusa. Al llegar, desbordado de emoción, no pudo más que decir: “¡Vengo del paraíso!”.

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otivados por la vasta exploración que hicimos de la década pasada, fuimos a las redes para hacerles a nuestros seguidores la pregunta “¿qué cosa de los dosmiles no debería volver nunca?”. Estas fueron sus respuestas: 1) El pantalón tiro ultra bajo; 2) Laura Pausini; 3) Perder los mundiales de 2002, 2006 y 2010; 4) Los floggers; 5) Los emos; 6) Shakira-Antonito; 7) “Que te clavo que te clavo la sombrilla”; 8) El exceso de gel en los peinados masculinos; 9) Las zapatillas de Floricienta; 10) El blazer turquesa de pana; 11) El Unplugged de Diego Torres; 12) Los mails en cadena con power points; 13) El año de la ropa marrón con celeste y marrón con rosa; 14) Bajar temas en el Ares; 16) ¡Nextel!

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nteresantes son las reflexiones sobre la moda que Eduardo Mendoza compartió con los lectores del diario El País: “El invierno en Viena puede ser glacial. Abrigados y trémulos, unos 20 turistas orientales se detienen en la esquina de un parque de árboles negros y parterres escarchados, ante el monumento que representa a un hombre de mediana edad, francamente feo, sentado, en actitud más absorta que pensativa. La guía que les ha obligado a hacer un alto señala la escultura y la identifica: Goethe. El grupo espera respetuoso a que la guía complete la información. Breve pausa. Un filósofo. Ah. Unas fotos rituales y el grupo reanuda su marcha hacia la zona de tiendas, mucho más prometedora. Al contemplar la escena pienso que la filosofía casa bien con el invierno, que invita al recogimiento y la reflexión pausada, y mal con el trasiego atolondrado de las tiendas y su oferta heterogénea y cambiante. La filosofía busca la certeza y la moda es, por definición, el reino de lo transitorio. No obstante, Heráclito dejó dicho que todo fluye y nada permanece. Lo dijo hace 2.500 años y la idea perdura, como si quisiera refutarse a sí misma. Quizá ese fluir sea una forma de permanencia o quizá lo que permanece es el asombre ante el fluir de las cosas”.

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as predicciones absurdas de autores futuristas son harto conocidas, pero en algunos casos hubo notables aciertos. Un ejemplo: en 1968, el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke colaboró extensamente con el director Stanley Kubrick en la concreción de la película y la novela de 2001: Odisea en el espacio. Escritor y director se la pasaron intercambiando notas, al punto de que el libro tiene mucho de Kubrick y el film tiene mucho de Clarke. Entre las varias predicciones de esta obra futurista se encuentra el Newspad, curiosa y certera anticipación del iPad que puede verse en una de las escenas del film. El parecido a la famosa tableta de Apple es tan exacto, que la empresa Samsung lo utilizó como argumento en la defensa de su Galaxy tablet cuando la compañía de Steve Jobs decidió demandarla por infracción de patente.


DICEN LOS QUE SABEN QUE NO DEBEMOS OLVIDAR LOS OUTFITS EN MODO “JEAN CON JEAN” DE BRITNEY Y JUSTIN. DICEN LOS QUE SABEN QUE SI EL FIN DEL MUNDO SE ANUNCIA, NO TIENE GRACIA. DICEN LOS QUE SABEN QUE EL NÚMERO DE ICQ SE GRABA EN LA MEMORIA. DICEN LOS QUE SABEN QUE TODOS TENEMOS UN FOTOLOG EN EL PLACARD. DICEN LOS QUE SABEN QUE DEL KAZAA, EL EMULE Y EL NAPSTER NO SE SALVÓ NADIE. DICEN LOS QUE SABEN QUE TODO MILENIO PASADO FUE MEJOR. DICEN LOS QUE SABEN QUE YA PAREN CON LAS REMAKES. DICEN LOS QUE SABEN QUE LO QUE PASABA EN LA CASA DE OZZY OSBOURNE ESTABA TODO, ABSOLUTAMENTE TODO GUIONADO. DICEN LOS QUE SABEN QUE NO HUBO, NO HAY Y NO HABRÁ SONIDO COMO EL CLICK-CLICK-CLICK DE LA RUEDITA DEL IPOD. DICEN LOS QUE SABEN QUE CUANDO SUENA “LADY MARMALADE” NADIE SE RESISTE A CANTARLA. DICEN LOS QUE SABEN QUE LOS POLÍTICOS DE HOY SON LOS MISMOS DE AYER. DICEN LOS QUE SABEN QUE LOS CHICOS ACTUALES DESCONOCEN LA EMOCIÓN DE GRABAR UN COMPILADO EN CD. DICEN LOS QUE SABEN QUE CON LOS BUZOS DE POLAR LA PIFIAMOS.

MANTÉNGANSE ATENTOS A LO QUE DICEN LOS QUE SABEN.


60 TRASTIENDA DOSMILARIO

En modo zapping, un brevísimo, rapidísimo y variadísimo repaso por algunas de las muchas cosas que pasaron entre 2000 y 2010 para vuestro goce y refrescada de memoria. 2000 /////////////////////////// • Juegos Olímpicos en Sidney: 10.651 atletas, 199 países, 28 deportes, y 300 especialidades. • Nace la cumbia villera, descubrimos el verdadero uso del rallador. • Aparece el wifi. A partir de este momento, nuestra pregunta de cabecera al entrar en un lugar nuevo será “¿la contraseña?”. • “Oops, I Did it Again!” de Britney Spears: los dosmiles encarnados en un disco. • Muere el potro Rodrigo Bueno. Lloramos y brindamos con Fernet.

2001

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• Explota el corralito en Argentina. Pedimos que se vayan todos. Eso hacen: tenemos cinco presidentes en una semana. • Descifran el genoma humano en Estados Unidos. Nadie entiende bien qué significa eso, pero es importante. • Un supuesto atentado terrorista derriba las Torres Gemelas. • Nace Bandana, grupo femenino surgido del concurso televisivo Popstars: tu show está por empezar. • Ve la luz el famoso reproductor de audio portátil de Apple: el iPod. Amor eterno al ruidito que hace su rueda.

• Empieza a funcionar Wikipedia, la enciclopedia libre, políglota y editada de manera colaborativa. • The Strokes hacen su primera aparición con el LP Is This It. • Capturan y encarcelan al Chapo Guzmán.

2002

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• Le damos la bienvenida al fotolog, a Cumbio y a los floggers. El flúo nunca será lo mismo. • Nace Mambrú. El muelle de San Blás nunca será lo mismo. • Muere la Reina Isabel. Inglaterra nunca será la misma. • Mundial de fútbol en Corea y Japón. Gana Brasil. • Sale Audioslave, de Audioslave. Hoy, una de las mejores maneras de recordar a Chris Cornell. • Se descubre la Cueva de Cristales en México. Es un flash. • Inventan un guante para aprender a leer y escribir en Braille. Esos no te los puede tejer tu abuela.

2003

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• Elecciones en Argentina. Los candidatos se postulan sin partido; por la crisis, no se organizan. Un panorama alentador.

• Muere Copito de Nieve, el único gorila albino del mundo. Muere, también, la fe en la humanidad. • Nace el auto híbrido, que utiliza sistemas de propulsión de distintos tipos de vehículos. Es una especie de Transformer. Furor.

2004 /////////////////////////// • Juegos Olímpicos de Atenas: aniversario de cien años de los Juegos Olímpicos modernos. • Argentina gana la medalla de oro en básquet. Empieza el romance con la Generación Dorada. • Nace Facebook. Meta like y comentario. • Termina Friends. Los extrañamos desde entonces y lo haremos siempre. • Un tsunami generado por un terremoto de 9.3 puntos en la escala de Richter arrasa con el sudeste asiático. • El incendio de Cromañón durante el recital de Callejeros deja una huella en la historia de nuestro país. • Muere Christopher Reeve. El mundo se queda sin un superhéroe. • Muere Marlon Brando. El mundo se queda sin un actorazo. • Empieza Lost. La gente está confundida, pero encantada.


2005

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• Nace YouTube. Larga vida a sus tutoriales y videos virales con autotune. • Muere el Papa Juan Pablo II. Asume un villano de Star Wars. • Sale Fijación oral, de Shakira. Todos bailamos panza arriba. • Se crean los televisores LCD. Nos pegamos a la pantalla (de nuevo). • El huracán Katrina llega a la costa sureña de Estados Unidos.

2006 /////////////////////////// • Mundial de Fútbol en Alemania. Gana Italia. No nos llevamos bien con Alemania. • Muere Augusto Pinochet, parte central de la dictadura militar chilena. • Se descubre agua en Marte. Empezamos a armar las valijas. • Nace Twitter. Todo empieza a suceder en 140 caracteres. • Aparece la PlayStation 3. Horas y horas de torneos de PES. • Aparece la Nintendo Wii. Nos vemos como unos tarados boxeando en el aire. • Saddam Hussein es colgado públicamente. • Se ejecuta el “robo del siglo” en el Banco Río de Acassuso. Alta película de acción suburbana. • Tras más de 60 horas de trabajo, realizan en España el primer implante de corazón artificial.

2007

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• Britney tiene su famoso breakdown. Chris Crocker ruega que la dejemos en paz.

• Asume Cristina Fernández de Kirchner, la primera presidenta elegida por el pueblo argentino. • Muere Luciano Pavarotti. Cantamos un aria en su nombre. • Sale el primer iPhone. Todos enamorados.

2008

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• Renuncia Fidel Castro tras 49 años de mandato. • Muere Heath Ledger, el mejor villano cinematográfico de Batman. • Nace la alta definición en los videos. No podemos creer lo mal que veníamos viendo todo. • Juegos Olímpicos de Beijing. Los horarios nos matan, los spoilers son inevitables. • Barack Obama es el primer hombre negro en ser elegido presidente de Estados Unidos.

2009 /////////////////////////// • Muere Michael Jackson. No lo podemos creer. • Muere Farrah Fawcett. No lo podemos creer. • Muere Mercedes Sosa. Dale, ¿posta? (siete años más tarde vendría otro año de muertes famosas a rolete). • Se crean los implantes de retina, gracias a los cuales miles de personas recuperan su visión. • Hay una epidemia de gripe porcina en el país. Las compañías que venden alcohol en gel la levantan en pala. • Se aprueba la Ley de Medios. La guerra comienza.

2010

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• Blockbuster se declara en bancarrota. Mueren miles de infancias noventosas. • Nace Instagram y explota de fotos simétricas y sobreeditadas. • Se hace el primer trasplante total de cara en Barcelona. • Mundial de Fútbol en Sudáfrica. España se corona campeón, Iker Casillas le da un beso a su novia periodista en pleno reportaje. Seguimos sin llevarnos bien con Alemania. • Sale el iPad. Es como el iPhone, pero más grande. La gente se vuelve loca. • Un terremoto con una magnitud de 7 puntos en la escala de Ritcher sacude a Haití. • Son rescatados 33 mineros chilenos del derrumbe de la mina de San José. Estaban bien, los 33.


62 DECÍ WHISKY #CANDIDAHOFER

Anticipando la edición 2017 de BAphoto, que tendrá lugar del 7 al 10 de septiembre en La Rural, les traemos una selección de fotos de la invitada de honor del evento. Candida –alemana, nacida en 1944– saca a relucir las capas del cambio histórico explorando con su obturador las formas, las estructuras y los detalles de los espacios, estudiando al mismo tiempo nuestra relación con ellos.

EDIFICIO BASURTO, CIUDAD DE MÉXICO II, 2015. © CANDIDA HÖFER, KÖLN / VG BILD-KUNST, BONN

Candida Höfer



CASA ROSADA, BUENOS AIRES, 2016. © CANDIDA HÖFER, KÖLN / VG BILD-KUNST, BONN.


CANDIDA HÖFER RETRATADA POR RALPH MÜLLER.

“Los espacios me confrontan a la manera de las personas: tienen carácter, historia y personalidad. Muchos son similares y a pesar de ellos tienen diferencias”.


ELBPHILHARMONIE HAMBURG HERZOG & MEURON, HAMBURG VIII, 2016. © CANDIDA HÖFER, KÖLN / VG BILD-KUNST, BONN.


BLIBLIOTHÈQUE MAZARINE, PARIS, 2007. © CANDIDA HÖFER, KÖLN / VG BILD-KUNST, BONN.


VILLA BORGHESE ROMA XIII, 2012. © CANDIDA HÖFER, KÖLN / VG BILD-KUNST, BONN.


nevadabsas.com.ar / @nevadabsas


70 TOP 5 VISITANTE

@DEDRIO1998

UN GRAN REGALO RECIBIDO Para mis 40 me regalaron una campera azul Moncler, comprada en el Soho de Nueva York. Creo que a los 80 la voy a seguir usando.

UN JUEGO DE MESA

Del Río Para esta edición pedimos al Gerente de Marketing de IRSA Propiedades Comerciales que compartiera con nosotros cinco gustos y recomendaciones de su vida.

Elijo el Scrabble. Se trata de un juego terriblemente frustrante, dado que siempre tenés la mejor palabra en la punta de la lengua y no sale. Más allá de eso, me divierte mucho.


UNA PROFESIÓN DESEADA EN LA INFANCIA No tengo idea por qué, pero quería ser químico. Mi padre no me alentó demasiado.

UN BAR INOLVIDABLE

UN DISCO DE LOS DOSMILES

El Soul Café en sus primeras épocas. El barrio de Cañitas era la zona más cool de la ciudad y eso se debía en gran medida al Soul. La combinación de música, comida y groove era inigualable.

Funeral, de Arcade Fire. Es el primer disco de esa banda canadiense que me gustó desde el primer momento en que la escuché. Tiene una energía que hoy cuesta encontrar en otros artistas.


72 EL MANIFIESTO

En 1998, dos años antes de la llegada del nuevo milenio y con motivo del 50° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un grupo de premios Nobel de la Paz se reunieron en París y confeccionaron este manifiesto-compromiso para transmitir las resoluciones de las Naciones Unidas en términos simples y cotidianos, de manera tal que fueran relevantes para todos los habitantes del planeta. Dentro del marco de este encuentro se proclamó además al año 2000 como el Año Internacional de la Cultura de la Paz, y a la década 2001-2010 como Decenio Internacional de una Cultura de Paz y No Violencia para los Niños del Mundo.


RECONOCIENDO MI PARTE DE RESPONSABILIDAD ANTE EL FUTURO DE LA HUMANIDAD, ESPECIALMENTE PARA LOS NIÑOS DE HOY Y DE MAÑANA, ME COMPROMETO EN MI VIDA DIARIA, EN MI FAMILIA, MI TRABAJO, MI COMUNIDAD, MI PAÍS Y MI REGIÓN A:

• Respetar

la vida y la dignidad de cada persona, sin discriminación ni prejuicios;

vilegiando siempre la escucha y el diálogo, sin ceder al fanatismo, ni a la maledicencia y el rechazo del prójimo;

• Practicar

la no violencia activa, rechazando la violencia en todas sus formas: física, sexual, psicológica, económica y social, en particular hacia los más débiles y vulnerables, como los niños y los adolescentes;

un consumo responsable y un modo de desarrollo que tenga en cuenta la importancia de todas las formas de vida y el equilibrio de los recursos naturales del planeta;

• Compartir

• Contribuir

mi tiempo y mis recursos materiales cultivando la generosidad a fin de terminar con la exclusión, la injusticia y la opresión política y económica; • Defender

la libertad de expresión y la diversidad cultural pri-

• Promover

al desarrollo de mi comunidad, propiciando la plena participación de las mujeres y el respeto de los principios democráticos, con el fin de crear juntos nuevas formas de solidaridad.


74 CURIOSIDADES




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